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Capítulo 10

«Hay heridas que en vez
de abrirnos la piel,
nos abre los ojos»

Pablo Neruda.

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Amelia

Escucho gritos bastante lejanos, miro a mi alrededor con confusión y noto a una mujer arrodillada ante varios hambres de traje.

¡No se la lleven! —suplica esta.

Uno de los hombres le quita a una niña que tiene en sus brazos.

¡Mamá! —los gritos de la niña son desgarradores y los de su madre también.

No distingo nada a mi alrededor solo veo sombras y humo.

Trato de acercarme, pero mi cuerpo no se mueve, siento mucho dolor y lágrimas caen por mi rostro.

¿Dónde estoy?

Más gritos y me duele más el pecho al punto de caer al suelo por el dolor. Siento que no puedo respirar y el dolor se intensifica.

Observo como los hombres se llevan a la pequeña y una puerta se alcanza a distinguir.

—Lo sentimos señora Dubois.

La mujer grita de una forma tan desgarradora que hace que me estremezca de terror en el suelo.

El piso empieza a arrastrarme hacia abajo, y cuando me doy cuenta me hundo en agua. Observo el lugar que parece un gran océano, con miedo; mi cuerpo cae lentamente y siento como mi respiración se acaba poco a poco mientras el agua me consume.
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Me levanto con un dolor fuerte en mi pecho, trato de calmar mi respiración agarrando las sábanas de la cama con fuerza. Siempre he tenido esta clase de pesadillas, pero nunca había visto rostros.

Observó la hora y el reloj marca las cuatro de la mañana.

Decido ir a la cocina por un vaso de agua al sentir mi boca seca, cuando estoy bajando por las escaleras encuentro a Antoine en el mueble leyendo un libro.

Se ve terrible.

Tiene aspecto de recién levantado, su cabello negro está peinado hacia atrás y sus ojos azules están concentrados en el libro, se está mordiendo el labio haciendo pequeños pucheros. Observó un poco más sus facciones y me preguntó de quién habrá sacado esos genes, Cely se tomó el tiempo de tinturar también sus cejas y eso hizo que su aspecto se viera bastante diferente.

—¿Qué haces despierto? —pregunto acercándome hacia él y salta en el mueble cayendo al piso pegando un pequeño grito.

¡Merde! —se levanta del suelo y se me queda mirando de una manera extraña—. Me asustaste...

Me dirijo a la cocina por el vaso de agua, y me siento en el mueble mientras lo observo como se levanta y me mira con nerviosismo.

Siempre que estoy cerca de él, se nota incómodo o con ganas de salir corriendo.

¿Cómo salió de su habitación?

Me tomo el vaso de agua con rapidez ya que mi garganta se encontraba demasiado seca. Miro al niño con cautela y él se agarra las manos nervioso.

—Un libro que me prestó Shaira, me pareció interesante... —dice recogiendo el libro del piso.

Observó el título y me extraño.

"Enfermedad mental y psicológica"

Me muerdo el labio inferior para evitar la sonrisa.

¿Aún quedaste con dudas sobre Jake? —le pregunto quitándole el libro.

—La verdad tengo dudas sobre ti, me dijeron que tenías indicios de un trastorno... Y según como actúas quise investigar —se agarra las manos nervioso.

Shaira le contó mucho.

—Es cierto, pero no es nada gra...

—¿Eres una psicópata? —me interrumpe y su pregunta me deja desconcertada.

«¿Actuó como una?»

—¿Qué te hace pensar eso? —me acerco más y lo miro confundida.

—Bueno... eh... creo que lo mejor es que cierre la boca —voltea a mirar hacia a otro lado.

—Por primera vez en la vida, estoy muy de acuerdo contigo...

Me viene a la mente el sueño y arrugó mi  nariz con molestia.

¿Esa niña era yo?

Lo dudo, pero... Esa pregunta ha rondado mi cabeza todo el rato y siento que me va a estallar de tanto pensar en eso.

Nunca supe nada de mi familia, no los conocí, ni supe quienes eran.

Pero cuando ví a esa mujer...

—¿Te suena el nombre Dubois? —pregunto temiendo cuál sea la respuesta.

—¿Dubois? Bueno... —se acomoda mirándome y parece que su cabeza estuviera en otro lado —. Ah, es una familia de médicos muy importante de Italia, ellos tienen algunos contratos con mi padre. Creo que te refieres a ellos.

—¿Los conoces?

—Si, conozco a los hijos del socio de mi padre, dicen que alguno heredará la fortuna. Los tres son varones y esa es una gran ventaja para ellos... —se ríe—. El mayor me cae horrible, es un maldito arrogante.

Me relajo en mi puesto y supongo que fue un sueño cualquiera, no debería creer tanto en mis sueños, me puedo volver loca.

—Aunque hay un rumor de esa familia que no es agradable —cuando él dice eso mi corazón se acelera.

—¿Qué rumor? —me tiembla un poco la voz, pero trato de ocultarlo.

—Bueno, hay un rumor en que Alexander Dubois tuvo una amante o algo así, dicen que tuvo dos hijos con esa mujer, pero después los abandonó —se ríe de nuevo y se agarra las mano —. ¿Por qué preguntas sobre ellos?

Siento el dolor fuertísimo en el pecho de nuevo y me dan náuseas.

Me levanto y subo con rapidez las escaleras y me dirijo hacia la habitación de Jake, él se asusta al ver la expresión de mi rostro.

Lo veo con sorpresa al percatarme que está despierto.

—¿Alguna vez dijeron algo de nuestras familias?

Jake está en su cama sentado con un portátil en sus piernas, trata de decir algo pero cierra la boca.

—¡Di algo maldición! —le grito y me acerco a él.

—Nunca los mencionaban... Recuerda que ninguno de nosotros teníamos familia. Y si no estoy mal tu perdiste la memoria por...

Dejo de escuchar y varias imágenes pasan por mi cabeza al escuchar a Jake siento un fuerte mareo y un pequeño pitido empieza a sonar en mis oídos.

Recuerdo que no tuve mi dosis diaria y maldigo internamente.

Salgo de ahí y la primera puerta que cruzo con rapidez es la del baño.

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Jake

Escucho arcadas a lo lejos y me levanto corriendo encontrando a Amelia en el baño vomitando.

Está vomitando sangre de nuevo.

—¡Mierda! —sostengo su cabello y trato de calmarla pero sus vomitos son más fuertes.

«¿Qué hago?»

—¡Cely! —grito—. ¡Shaira!

—¡Cierra la boca! —la chica que tengo en mis brazos me grita y me confundo—. L-la puerta...

Cierro la puerta y trato de hacer silencio, a ella no le gustan cuando la ven en momentos de debilidad, solo a mi me ha permitido eso y a...

Suspiro con pesadez.

Diablos, no sé que hacer.

Acaricio su espalda lentamente sosteniendo aún su cabello. Ella se detiene aún con la respiración agitada.

Levanta su rostro y cierra los ojos tratando de calmarse.

No le digo nada y salgo de ahí dándole privacidad. Recuesto la cabeza en la puerta suspirando de nuevo.

No debería estar pasando esto, creo que deberíamos detener el plan que ella tiene pensado, no es sano.

Es toda mi culpa... Si no la hubiera buscado ese día...

Volteo mi mirada y encuentro a Antoine.

«Maldito niño»

Escucho una risa lejana en mi cabeza y la reprimo alejándome de la puerta.

—¿Ella está bien? —pregunta y su rostro denota preocupación.

—Nunca lo ha estado... —susurro para mí estirándome un poco.

—¿Qué?

—Nada, ella está bien solo le cayó mal algo de la comida de ayer.

Que mal mentiroso soy.

—¿Estás seguro? —trata de abrir la puerta del baño, pero agarro su mano con fuerza.

Él no debería recorrer está casa como si nada.

—Te dije que estaba bien. Lárgate, no es de tu incumbencia —lo empujó un poco y la puerta del baño se abre, sale Amelia con un rostro bastante agotado.

—¿Qué diablos quieres? —le pregunta a Antoine mirándolo con frialdad.

Él no le dice nada y se va dejándonos solos.

Me dirijo a mi habitación y busco debajo de la cama, una pequeña caja donde se encuentran varias jeringas con un líquido azul.

Se están acabando...

La llamo y ella entra sentándose en la cama.

Le inyectó el pequeño líquido en su brazo y ella hace pequeñas muecas, pero trata de ocultarlas.

—Quien diría que necesitamos esto para seguir vivos... —susurra.

—Se están acabando —se levanta de la cama—. Iré a buscar en estos días. Tienes que tener más cuidado y estar más pendiente de tus dosis...

—Lo sé.

Sale de la habitación y no la veo más por el resto del día. Supongo que quería estar sola después de lo que pasó.

Aun no entiendo porque me habrá hecho esa pregunta, nunca mencionaron a nuestras familias, y si lo hicieron decían que estaban muertos o no nos necesitaban.

Pero en el fondo sabíamos que faltaba una parte de esa historia. Ella extrañamente perdió la memoria; pero nunca creí que olvidaría a su familia.

Los míos están muertos; pero la razón de eso es porque yo los mate con mis propias manos.

Me gustaría recordarlo al menos.

~~~~~~•~~~~~~

Glosario:

Merde!: Mierda en francés.





_Nath_

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