TRAICIÓN, SOLEDAD y BIEN
El suave cantar de las gaviotas y cuculíes anunciaban una mañana muy nublada y lúgubre; que, para él, sería el día más triste de su anti - vida.
La sombría luz de la ventana le oscurecía la visión y a pesar de toda la fuerza interna que había podido desarrollar en situaciones adversas, le había tocado caer en el abismo mas profundo del mundo, la llamada depresión.
Bajaba las escaleras mientras todo a su alrededor se convertía en simples entes que contenían espacios vacíos, algo que le recordaban los segundos, centímetros, gramos, volumen y cualquier tipo de dimensión más que le quedaba por seguir aún. El ambiente rogaba que la muerte sucediera pronto, pero sabia que no vendría, así de fácil e indolora, nunca.
Gente extraña, que caminaba por los vacíos tristes de la calzada, había declarado toque de queda y una neblina nocturna sangró en las calles, mientras él sentía que era en vano, que no valía la pena siquiera pensar en ello.
Su aura era densa, contenía mucho pesar , tantos problemas que lo atacaban y que su mente creaba estaban destrozando lentamente su alma. Sentía que todo el universo le daba la espalda y que por su maldita gana de confiar en la gente, filosofía de vida que hizo que fuera apuñalado ya muchas veces, para intentar sonreír después, del error se aprende, pero la gente que te lastima no tiene conciencia de esto. Luego el maldito optimismo, la misma forma de sentir que lo había sepultado en un conformismo profundo, el sucumbir antes de haberte defendido. Y por ultimo, la muerte tan repentina del orgullo, el autoestima que de supervivencia en un mundo sin empatía, que solo busca pisotearte aun después de haberte tropezado.
Tanta destrucción, tantas explosiones e implosiones dentro de su personalidad, justo cuando estaba en la parte mas importante de su juventud; esto trajo una reacción en cadena tan fuerte que no llego a matarlo pero estuvo tan cerca de hacerlo que solamente quedaba los restos de lo que ya había destruido..
El gris amanecer se acortaba cada vez más y sus propias lagrimas se habían convertido en un agujero negro que succionaba la felicidad tan rápido que ,aun su desesperación tratase de detenerlo, seguía avanzando. El movimiento se detuvo como se detienen los seres cuando dejan de tener vida. Las manos estaban atadas a su cara, una posición nada favorable para siquiera pensar en levantarse, solo en contemplar el miedo vacío de la calle y lo triste de su lenta caída. Lo último que esperaba de una persona tan bondadosa, sencilla, optimista y tierna, era esta situación.
La gota final de aquella maldita confianza ciega había sido reducida a una molécula que ya ni siquiera era vista al microscopio de la vida, pero era tan crucial que a penas desaparece toda la demás materia se destruye. Su resignación lo había enterrado vivo, pero esto se tenía que terminar y el día de hoy estaba más resignado que nunca.
El amor había sangrado tanto, que ya tenía que morir de una buena vez, unirse a los que ya habían caído en la puerta de su casa, bajo balas de diferente calibre, gritos de desesperanza que rompían el silencio y motivos muy distintos a los que el estaba siguiendo. Tal vez todo esta relacionado, o tal vez era lo único que lo mantenía en pie.
Aquella mañana nublada de Octubre, su mente dedujo que el suicidio cicatrizaría la hemorragia o al menos terminaría el dolor de ver como te carcome una herida infectada en carne viva y rodeada de polvo, excremento y superficialidad. Además esta decisión ya lo esperaba debajo de sus pies y a más de veinte metros de caída libre y a un movimiento terminar los crueles pensamientos de confusión, tristeza y pesar en el piso.
Allí estaría tirado, sin moverse, reducido a un charco de sangre y algunas lágrimas derramadas por personas que ni siquiera había llegado a conocer, pero ya no había ser humano confiable para él y eso era todo. El seguía con las manos en la cara como cubriendo su realidad, las aves ya habían dejado de cantar hacia bastante tiempo y el medio día se asomaba de la misma forma que la mañana, con más viento y gris con que deprimirse.
"... ¿Que sucederá después de la muerte?, siempre tuve curiosidad. Era el misterio que jure seria el ultimo en descubrir, pero lastimosamente el día de hoy termino mi búsqueda; la vida es muy cruel y lastima. No hay escapatoria, aunque hice todo lo posible para salir adelante pero como veo las cosas nadie quiere que lo haga, el hecho de amarme es aceptarme como soy y yo soy de los que siempre ven como se sienten los demás conmigo y esta esencia me ha sido contraproducente, demonios... Creo que mejor salto, así tal vez las personas se den cuenta que siempre busque que las cosas se hagan bien, que la lucha por tener algo mejor y por ser mejor es lo que vale mas, me marcho para que tal vez aprendan a valorar a la gente que realmente se preocupa por ellos... Si el mundo va a ser mejor sin mi porque ser tan egoísta y seguir deteniendo a los demás, muchas personas se darán cuenta de las mejores cosas del mundo y nadie sabrá que me suicidé, solo desapareceré para que también aprendan a buscar a la gente que quieran y aprendan que si no la valoran terminaran peor, mi partida hará mucho más bien que si me quedo..."
Pensaba mientras en silencio yacía sentado al borde de la ventana que vería los últimos recuerdos de su vida. De pronto cerró los ojos y tan suave como si se dejara una pluma al viento, el se dejo caer.
No sentía nada más que el aire agitando su pelo con fuerza más una extraña y nerviosa sensación en el pecho que le indicaba cada vez más claro que todo acabaría pronto, su corazón latía tan fuerte que le dolía el pecho. Aun no sentía ningún golpe, solamente abrió los ojos y vio que su vida pasaba muy rápido por sus recuerdos, tal y como había escuchado que sucedería; desde que nació y tuvo su primer beso hasta la ultima vez que esos labios fueron traicionados. Tal vez era estúpido o a lo mejor un lujo suicidarse entre la gente que constantemente cae por motivos mucho más importantes. Aunque eso ahora ya no importaba.
Una voz interior le decía y repetía por dentro, "...aun tienes mucho que hacer... ". Pero el sentir al viento acariciaba su cabello como insinuando que se calmase que todo ya no importa, que estará bien, que su muerte gris será una mas de las tantas rojas que estaban sucediendo en estos últimos años.
Despertó velozmente y comprendió, la misión que tenia designada ya no era en la tierra, era mucho más allá, el universo. De inmediato pensó en cómo sería la vida de la gente que lo quería. La mente se le ilumino con imágenes de amistades y familiares, que al extrañarlo tanto comenzarían a cambiar y empezarán a hacer cosas bien para al menos honrar su recuerdo y tal vez su muerte se mal entienda y sea algún tipo de razón de lucha contra aquellos extraños que aislaban su localidad por las tardes.
La luz se apagó, inexplicablemente sintió frío y comenzó a olvidar. La desesperación lo poseyó al comienzo, pero luego, antes de olvidar quien lo había traicionado y como están las personas que lo rodeaban antes de morir, sintió alivio ya que su misión ya estaba cumplida. Su muerte había pasado desapercibida en el mundo, una estadística mas, sin embargo , lo había hecho girar un poquito, o al menos a las personas que el había querido alguna vez.
Cerró los ojos y desapareció en vacío y olvido.
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