En el pasado, los seres humanos procuraban mantenerse alejados del bosque durante la noche. Pues se sabía perfectamente que muchos de esos territorios podían llegar a ser peligrosos y traicioneros. Las personas lo suficientemente valientes como para atreverse a entrar durante la noche, a veces no regresaban y eso causaba qué mitos y leyendas se formaran alrededor de esas enormes tierras inexploradas.

Las personas solían hablar de criaturas extrañas acechando desde los rincones oscuros de los bosques. Desde extraños seres humanoides tan altos como robles, hasta monstruosos lobos sedientos de sangre que aterrorizarían hasta a los más valientes guerreros.

Pero después de mucho tiempo, llegaron los científicos, los cuales comenzaron a dar explicaciones lógicas a distintos fenómenos de la naturaleza. En el pasado se solía creer que los eclipses eran causados por la ira de algún Dios, pero finalmente con la llegada de la ciencia se concluyó que solamente era un fenómeno natural completamente normal.

Conforme pasó el tiempo y muchísimos descubrimientos comenzaron a surgir, la gente comenzó a perder el miedo a las antiguas leyendas de los ancestros y comenzó a temerle a temas mucho más racionales y comunes. Hasta que finalmente llegó la época en la que las personas tenían más miedo a ser asaltadas o secuestradas que a ser atacadas por alguna criatura con cuernos y cabeza de perro.

Sin embargo, a pesar de todo, incluso en la actualidad el mundo aún es un lugar que no se ha explorado por completo y el cual aún guarda muchos misterios que aún no tienen respuesta o explicación.

Y lamentablemente, una joven chica terminaría aprendiendo de la peor manera que a pesar de que los bosques de Red Gate ya habían sido explorados casi en su totalidad, aún había bestias acechando en los rincones más oscuros, inexplorados y alejados de la civilización.

La oscuridad de la noche había cubierto en su totalidad toda él área boscosa que rodeaba el pequeño pueblo suburbano de Red Gate, Ohio. El sol se había ocultado y las únicas fuentes de luz ahora eran la luz de la luna llena y las bioluminiscencia de las luciérnagas revoloteando en el aire.

Los sonidos de la naturaleza estaban presentes en casi toda el área. Los lagos se habían llenado con el croar de las ranas, pequeños cantos de búhos se podían escuchar a la distancia y el fuerte viento que sacudía los árboles provocaba una ruidosa ventisca.

Y en medio del paisaje nocturno, en un pequeño claro rodeado de altos y oscuros árboles, una joven de 19 años había instalado un pequeño campamento, el cual consistía en una pequeña carpa verde y una fogata, la cual ya había sido apagada.

Dentro de la carpa, la joven Sharon Clayton se había quedado dormida dentro de su saco de dormir. Su cabeza reposaba con tranquilidad en una almohada y su melena rubia despeinada cubría su rostro blanquecino.

Habían pasado un par de horas desde que ella había caído en los brazos de Morfeo. Ella había planeado quedarse una noche en el bosque en un intento de distraerse de la presión que le ejercía la escuela, y pensó que quizás una noche de Viernes de campamento en el solitario bosque con solamente los ruidos pacíficos de la naturaleza cómo única compañía, quizás le ayudarían a relajarse un poco.

Y notablemente, ella había tenido razón. Lo demostraba el haber quedado dormida tan tranquilamente dentro de su carpa y que durante todo el resto del día que estuvo en el bosque, las ideas de los exámenes no habían pasado ni por un instante por su mente.

Sin embargo, Sharon despertó abruptamente al escuchar un extraño sonido fuera de su carpa. Era como si algo grande y pesado estuviera caminando encima de las hojas y ramas caídas de los árboles a causa de la ventisca.

En un principio, la chica no se inmutó. Pensó que quizás no había sido nada grave y que probablemente solo había sido una rama que había sido derribada de un árbol a causa de los fuertes vientos de la noche.

Pero ese pensamiento se derrumbó al ver cómo una garra gigantesca acaricio suavemente la tela de la carpa desde afuera. No había duda alguna de que había un animal afuera y había encontrado su campamento.

Asustada, Sharon se quedó quieta en su saco de dormir, tratando de no hacer ruido y esperando a que lo que fuera que había acariciado la carpa simplemente se fuera. El miedo corría por sus venas, pues la sola idea de pensar que algún animal salvaje la había detectado y ahora estaba afuera tratando de entrar a su carpa simplemente la aterraba.

No podía ser un zorro o un coyote. Pues a pesar de que su presencia solo había sido por un leve momento, la garra era demasiado grande como para tratarse de alguno de esos animales. El corazón de Sharon se aceleró aún más al pensar que quizás se trataba de un oso o un lobo curioso. Ella no había traído un arma, y en ese instante se arrepentía de no haberse llevado el rifle de caza que su padre le había ofrecido como protección antes de irse.

Antes de que ella pudiera decidir qué hacer ante la situación, la criatura afuera de la carpa lanzó un rugido feroz. El monstruoso sonido producido resonó por todo el bosque en medio de la noche.

Sharon aterrorizada salió de su costal y trató de ponerse de pie dentro de la estrecha tienda de campaña. Ella era una mujer bastante alta a pesar de su edad, su cabello rubio cubría su rostro pálido por el miedo y sus ojos verdes buscaban con desesperación la linterna negra que ella había puesto a su lado antes de dormir. La oscuridad de la noche dificultó bastante esta tarea, pero finalmente logró divisarla y la tomó con sus temblorosas manos.

En ese preciso instante, cuando ella ya tenía la linterna entre sus manos y buscaba desesperadamente con sus dedos el interruptor, una monstruosa garra lanzó un zarpazo con furia contra la carpa, rasgando la tela y haciendo un gigantesco agujero, dejando entrar un gran soplo de viento al interior de la tienda.

Sharon dejó salir un sorpresivo grito por el susto y encendió la linterna. Con sus brazos temblando por el miedo, dirigió el potente rayo de luz hacia el agujero y observó con horror como un enorme ojo blanco lechoso la observaba desde fuera.

Su rostro se transformó en una expresión de pánico completo, y dejó salir otro grito de miedo al ver cómo la criatura utilizó sus poderosas y fuertes garras para hacer más grande el agujero, dejando entrar al terrorifico intruso al interior.

Sharon cayó al suelo sin dejar de gritar al observar cómo el monstruo se arrastró dentro de su carpa, la linterna cayó al suelo y el rayo de luz dejó una vista completa del animal, dejando que Sharon admirara con horror a la criatura. No era un oso o un lobo, era algo que solamente podría haber sido fruto de alguna de las pesadillas de Sharon.

La criatura era enorme, Sharon calculaba que media al menos 2 o 3 metros de alto y eso solamente al verla caminar en sus cuatro patas. El monstruo estaba cubierto de pelo marrón y pequeños pedazos de piel al descubierto mostraban unas marcadas cicatrices en su pecho y espalda. Sus piernas eran grandes y parecían una extraña combinación de las piernas de un ciervo y un lobo. Los brazos de la criatura también estaban cubiertos de pelo, eran notablemente mucho largos que sus piernas y ambos terminaban en unas gigantescas, afiladas y largas garras negras.

Pero lo que más aterrorizaba a Sharon, era el rostro de la criatura, iluminado por la luz de la linterna en el suelo.

Los ojos del monstruo eran blancos y lechosos. Su rostro se parecía mucho al cráneo de un ciervo o antílope, con la diferencia de que este tenía unos enormes dientes afilados. La criatura también poseía unas largas orejas similares a las de un ciervo y había unas prominentes astas afiladas en su cabeza.

Antes de que Sharon pudiera gritar horrorizada por el aspecto del extraño ser, el monstruo se lanzó encima de ella y con sus fuertes mandíbulas, mordió con furia su cuello y desgarró la garganta de la chica, arrancando un enorme trozo de carne, sus garras se hundieron en el suave vientre de la chica y violentamente desgarraron sus órganos internos. Manchas de sangre salpicaron lo poco que quedaba de la tienda de la campaña y un río carmesí comenzó a correr por el suelo del lugar.

Lamentablemente, la muerte de Sharon no fue rápida. Incluso con su garganta desgarrada, sus órganos perforados y desangrándose, ella aún vivió para ver cómo el monstruo acercó sus mandíbulas y comenzó a arrancar la carne de su vientre y a extraer sus intestinos con sus garras. El dolor era totalmente insoportable, pero la sangre acumulada en su boca le impedía gritar, y tampoco podía moverse debido al dolor, todo lo que podía hacer era observar cómo su cuerpo era utilizado como alimento y cómo su tranquilo campamento ahora se había convertido en su propia tumba.

Finalmente, al cabo de unos minutos, Sharon murió cuando el monstruo tomó su corazón latente y lo arrancó con violencia, matándola al instante.

La criatura comió y comió hasta saciarse totalmente, todo lo que quedó de Sharon fue los restos devorados de un cuerpo de lo que alguna vez había sido una chica joven con toda una vida por delante. Su vientre estaba abierto y le faltaban varios de sus órganos y sus ropas ahora estaban empapadas con su propia sangre.

La criatura salió de la carpa y alzó su vista al cielo, el brillo de la luna se reflejó en sus ojos blancos y en la sangre en su rostro. El animal se levantó en sus patas traseras y dejó salir un rugió monstruoso, el cual retumbó en todo el bosque, anunciando su presencia a todas las criaturas y animales presentes en el lugar.

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Bueno, soy yo Jorge. Y si, finalmente después de años me he animado a intentar escribir un fanfic otra vez.

Y si, esto tratará de Creepypastas. No puedo darles una fecha exacta de cada cuanto estaré publicando, pues actualmente estoy lidiando con varios temas personales. Además quiero que esta obra esté lo mejor hecha posible.

No daré spoilers pero solo dire, saldrán tanto Creepypastas clásicos y conocidos como nuevos y no tan conocidos.

Sin nada más que decir. Ojalá les guste y no olviden comentar y votar.