"La travesía: Lacock"
Se ha oído decir que el tiempo es limitado, y hay que aprovechar cada minuto sin desperdiciar ninguno, vivir tu propia vida y no la de otro. Sin embargo, a veces el destino baraja cartas de las cuales nos condenan de tal manera, sin permitirnos vivir la nuestra, aferrándonos a la de otros.
Único 25 de diciembre de 1995, casi todas las familias celebraban la gran navidad, abrían sus regalos, compartían momentos, recordaban recuerdos, mientras que Ethan debía empacar para su odisea. Comprendiéndolo desde una postura, pero no aceptándolo desde su posición, Francesca no quería que ocurriese mencionado viaje, soltando unas lágrimas de tristeza, su sufrimiento fue inevitable. Ethan trató de contenerla, no era una virtud, aunque lo intentó, arrojó unas palabras de consuelo
- "No debes llorar, muestra debilidad, y tú no tienes eso"
Sin embargo, ella lo observó permanentemente con sus ojos cristalinos de agua
- "¿tú tampoco tienes?"-
Él giró la cabeza señalando con su mirada nostálgica una botella
- "esa es mi debilidad, y mi refugio"
De repente, un timbre sonó interrumpiendo el momento, sí, el viejo Clifford intranquilo por perder el pasaje, apresuró al muchacho. Ethan agarró su maleta y observó a Francesca, quien limpiaba sus mejillas humedecidas. Él la besó, sin más, reflejando una emoción nunca antes expuesta en él, dando respuesta a una incógnita; si sabía a amar o lo que significaba, sus labios acariciaban delicadamente los de ella, sus dedos rozaban la piel de ella, sus ojos cerrados profundizando sentimientos. Paró. Sus ojos despertaron perdidos, sin entender el por qué, se disculpó, y se fue. Ella quedó atónita, de más está decir, que soltó un tímido rasgo de felicidad el cual quedó inmóvil por unos minutos.
Daniel barbullando por la tardanza
- "Tranquilo padre, ¿tantas ganas tienes de ir?" – contestó Ethan.
Casi a los trotes, él le manifestaba en aquellos lugares había muchos bares, desafortunadamente, desconocía las personalidades de las mujeres inglesas, pese a ello intentará aventurarse. Ethan sin creer que un párroco hablase de esa manera, rio de sarcasmo.
Presentaron los boletos, ambos subieron al barco. Daniel tomó un mapa, para apreciar el recorrido. El nerviosismo recorría su cuerpo, la intranquilidad inquietaba al joven, sin más, su compañero de aventura le ofreció ir por unas degustaciones y experimentar esas delicias que preparaba el mozo. Ethan con un desasosiego inmenso por el caso que le esperaba, no podía ni beber, sin embargo, sabía que lo tranquilizaría. Daniel encargó dos fuertes, en la espera, miraba el mapa, curioseando el recorrido, al notar, el fin de la travesía marina al puerto de Portland, un destino no deseado y comentándoselo al muchacho, quien reclamó una explicación dirigiéndose a algún oficial del navío. Allí obtuvo una respuesta, la cual negativamente debieron cambiar de rumbo por problemas en el puerto, de igual modo, llegarían a Inglaterra y habían sido avisados antes de ingresar al buque. Resonando esa última frase, el joven decidió ir a por él.
- "¡Sabías que no iríamos a Brístol! ¿¡Por qué!?, ¿¡¡quién te crees que eres!!?" –
Bebiendo de a sorbos su licor, Clifford respondió
- "No me hables en ese tono jovencito. Estas delante de un mediador con el Señor" – finalizando con un último sorbo.
A punto de decapitarlo, prefirió replicar de nuevo.
- "Jovencito, me avisaron de manera imprevista, me olvidé, unos kilómetros más menos, que más da. Estaremos en tierras inglesas. Piensa, ¿cuándo volverás a viajar, conocer nuevas culturas?" – se justificaba el ex párroco.
Continuar algo que no tenía retroceso, no valdría la pena, pese a ello, si había de sobra para estar enfadado. Su mal humor se expresó en todas sus formas. Unas horas siguientes, Daniel no soportaba esa incomodidad, y se arrepintió. Sin inmutación alguna, lo ignoró.
- "Reflexiona esto; uno mismo no puede anticiparse – interrumpido por el joven – puedes evitar el retraso – continuó Clifford – pero vives en el hoy, este no tiene después. Iremos a Bristol, tardaremos un poco más, no obstante, iremos".
- "De allí radica el problema. 'Tardaremos', es suficiente tiempo para desperdiciar" – estableció Ethan.
Se retiró, de modo el cual, la soledad acompañó al ex párroco.
El buque llegó a tierra firme. La travesía solo recién comenzaba, pies en suelo inglés listos emprendieron viaje hacia Bristol. El dinero en esa situación era importante para ir, con poco se subieron a un micro hasta arrimarlos a un pueblo. No parecía Bristol, era más bien un lugar tranquilo, con poca aglomeración. Por el diseño de las casas hablaba idioma antiguo. Bello sin duda, una especie de pasaje del tiempo al anterior siglo. Daniel observaba todo muy curioso y extrañamente, a su vez comparaba el mapa, de un momento a otro, una sombra le ocultó el mismo. Un hombre se presentó, su calvicie pronunciada relucía, su barba blanca recientemente afeitada con un vestido de traje azul marino, con chaqueta gris estirada por un vientre exuberante y zapatos lustrados modelo Oxford marcaba su clase social y su personalidad casi se evidenciaba. Comenzó:
- "¡Bienvenidos!, soy el alcalde Howard – estrechando su mano con una sonrisa insostenible – les presento un sitio maravilloso, para conocer un montón de sitios, de pubs hasta restaurantes, casas de vestido, de todo. ¡Bienvenidos a Villa Lacock, un lugar para viajar al pasado!"
Clifford susurró a los oídos del joven, comentándole que este parecía más un presentador de circo que un alcalde. Howard comenzó su guía. Recorrieron los lugares, revelando diferentes pubs (bares), con mucha historia, exquisiteces para degustar, y de más esta decir, The George Inn, el bar más antiguo de Lacock se contemplaba. También las casas tenían una arquitectura neogótica del siglo XVIII, vírgenes de la modernidad, como dato relevante esta maravilla de pueblo se fundó en 1232, por una Condesa llamada Salisbury, la mujer más poderosa del medioevo. Su recorrido continuaba. Mostró casas de ropa, con un estilo muy de época. Luego, sin insertarse dentro del museo, Howard explicó la importancia de esta reliquia, donde vivió William Fox Talbot, quien capturó el primer negativo fotográfico.
Ethan no podía disimular su desinterés, mientras Clifford ni le prestaba atención. El alcalde con su sonrisa insostenible vendiendo el lugar los llevó a la iglesia la cual era la más histórica del sitio, con la particularidad de tener un cementerio. Daniel preguntó
- "¿Qué párroco habita?"-
Desafortunadamente, se marchó recientemente, puesto que buscaban a alguien para el puesto.
- "Puedo ser yo" – presentándose Daniel
Soltando una irónica risa, el alcalde lo tomó a broma. Daniel empezó explayar sus conocimientos devotos, (¿quién le creería?). Ethan por otra parte, decidió alejarse. Se dirigió hacia el cementerio, comenzó a observar las tumbas, en detalle, las fechas, los nombres. Cuantas personas ya no habitaban en este mundo, y algún día él estaría en una de ellas, en eso.
- "¿Has perdido algo?"- preguntó un hombre medianamente mayor, se aproximaba a los sesenta años.
- "La pregunta sería, ¿si alguna vez he tenido algo?" – Ethan respondió.
Un pensamiento pesimista para ser joven, comentaba el hombre, por su aspecto trabajaba aquí. Vestía una prenda desgastada, sucia y con manchas de tierra. Arrugas y colgajos marcaban su vejez, un vello degradado color ceniza, preponderando el blanco en su escasa barba.
- "No soy pesimista, mi realidad me obliga a ver la vida de tal manera – sus ojos se enfocaban en aquel extraño hombre – Venimos al mundo con un propósito, sin saber cuál, nos esforzamos por sobrevivir en esta salvaje realidad, trabajamos duramente y para qué; para luego terminar aquí, bajo tierra, solos en esta fosa, sin ser recordados, sin ser amados".
- "En este mundo vienes a amar de la forma más profunda, eliges a alguien y ese amor abstracto lo reflejamos en un fruto tangible de belleza, no como legado. Sin embargo, a veces nos condenan a recordar y no a vivir. Esa es la realidad en la que tú vives" – estableció el hombre.
Ethan se marchó, arrimándose donde se situaba Daniel, quien seguía justificándose. El muchacho preguntó al alcalde, quién era aquel hombre de lejos; dando como respuesta Seth, el sepulturero, el cual trabajaba allí, en la soledad de la villa. Clifford intervino demostrando sus ansias de beber algo, Ethan para librarse del alcalde aceptó. Partieron al famoso bar, sin más, se sirvieron una cerveza extremadamente fría, sentados junto al mozo, Clifford le pidió si por ser turistas, había alguna cortesía de la casa, el mozo le asignó una bebida un tanto antigua, y comentó:
- "Mientras más tiempo, más rica"
Entre risas, la bebió. Se divirtieron un rato, hasta que el mozo también se agregó con una copa. El local era bastante antiguo, aunque agradable. La gente en rondas tomaba mucho. En él, había un escenario y con muchas mujeres bailando y cantando, formando parte del entretenimiento del bar. Jack siguió degustando distintas variedades de alcohol con Ethan y Daniel. El mismo hombre, mozo y dueño a su vez, le ofreció una estadía en el lugar.
Clifford acotó:
- "¿Gentileza de la casa?"-
- "Solo una noche, y la cena no se permite"
Clifford con mucha alegría y ebriedad, mostró rostro de despreocupación, ya sabía lo que iba a cenar.
Al día siguiente, el diario parecía tener una noticia relevante y del momento. Un repartidor repartía y divulgaba. Ethan con una jaqueca despreciable asió el diario tan publicitado, en los titulares:
"Apareció George en la Iglesia sin vida"
Ante la sorpresa, aunque sin saber de quién se trataba decidió investigar, partiendo rumbo a la escena.
Allí, cerca del ambón, se presenciaba el cuerpo, extremadamente destrozado, la violencia que ejerció o ejercieron fue letal. La cara desfigurada, con la mejilla, parte del labio y el ojo izquierdo arrancado de manera feroz, envuelto en una sumersión de sangre, afortunadamente encubría esa imagen escalofriante. El cuerpo presentaba distintos cortes, el muchacho lo analizaba minuciosamente, mientras el único oficial protegía la escena ante cualquier individuo para no entorpecer la investigación. Ethan deducía; parecía ser una muerte dolorosa, es decir, tardó en fallecer, su piel adquiría un color púrpura, sus labios se palidecieron debido a la ausencia de sangre, su cuerpo entró en rigor mortis, la tensión muscular constataba un transcurso de doce horas, desde su fallecimiento, la carencia de olor resultaba crucial, eso demostraba que el acontecimiento ocurrió en menos de veinticuatro horas, aproximadamente entre la tarde de ayer y esta noche. Observó sus manos, no exhibía ninguna alianza, conjeturando no tener esposa, un hombre adulto aproximadamente cuarenta y cincuenta años, con una vestimenta bastante dispendiosa. El alrededor presentaba un escenario combativo, se podría sugerir que hubo un enfrentamiento entre ambos. El joven salió, y percibió a una mujer llorando desconsoladamente, sin duda podría tratarse de algún familiar. En eso, decidió dialogar. Ella deslumbró su mano comprometida, y él dedujo que era su esposa, sin embargo, no comprendió por qué George no lo poseía. ¿Se lo habrán robado? Omitió el comentario. Si era de esperar, como iba a faltar Howard, presente en la escena, se disculpó con Ethan por el desagradable acontecimiento y brindó las condolencias a Isabelle, la viuda de George. El alcalde divisó a una persona, se trataba de Seth, que con el dedo acusador lo culpó del hecho.
- "Fue usted, mal nacido. ¿Quién iba a ser sino en este pueblo?".
Levantándose de la fosa, la cual preparaba, sacudió su ropa impregnada de tierra;
- "¿Y por qué debo ser yo?, ¿acaso hay pruebas?"-
El alcalde muy descontento señaló el lugar del hecho, indicando como evidente su culpabilidad
- "Sabe que la puerta está abierta, y cualquiera puede entrar, así que no me juzgue"
- "¡Por casualidad, no escuchó nada, no vio nada, no notó nada extraño!" – con mayor exaltación la autoridad.
- "¡No!, lo repito nuevamente, pudo haber sido cualquiera. Todos tienen acceso a este sitio; por cierto, de noche no trabajo. Quizás pudo haber ocurrido en ese momento"
El forense llegó, examinó el cuerpo y como análisis preliminar concluyo que se trataba de un violento asesinato. El arma homicida no se encontraba en el acto, si bien, no podría determinar con precisión, las heridas eran demasiado grandes y profundas, y podría tratarse de una herramienta, una pala. Howard decidió acusar otra vez a Seth, con esa prueba.
- "Me mintió en la cara, sucio panteonero, usted fue. ¿Dónde se encuentra la pala? Me va a contar que no la vio manchada de sangre"
- "Por ser mi pala no quiere decir que yo mismo lo haya hecho" – defendiéndose se la enseñó.
- "Sí, sí, muéstremela después de haberla limpiado"
- "La he encontrado como todas las mañanas, apoyada limpia en la pared"
El forense exigió esa pala como evidencia, sin embargo, Seth saltó, explicando que era su herramienta de trabajo.
- "Tienes miedo de que salte tu culpabilidad"
- "No, porque es absurdo. Esa pala tiene todas mis huellas, además, no podría trabajar".
- "Es muy evidente que fue usted, el lugar, el arma, justo usted no oyó nada"
- "Mire, ¡se lo diré por última vez, yo no fui! Si quiere un culpable aquí me tiene. Eso sí, recuerde el mundo es pequeño, imagínese un pueblo".
Por otra parte, Ethan volvió al bar donde estaba Clifford. Junto con él, conversaron sobre el acontecimiento sucedido. El muchacho percibió que la mujer estaba muy dolida, aunque no exponía su lado sentimental. Clifford le aconsejó investigar, no debe ser muy complejo tratándose de este pueblo. De repente, apareció Jack, quien les brindó unas cervezas. Ethan aprovechó la oportunidad
- "¿Sabes cuando se fue el párroco?"
Respondiendo, ayer por la mañana, se despidió de él en el bar.
- "Y usted fue el que encontró el cadáver, ¿verdad?"
Afirmándolo, y confesando que debió asistir a la iglesia por pedido del párroco, quien le pidió exclusivamente cerrar y acomodar ciertas pertenencias. Agregó no haber visto a nadie, ni nada extraño.
- "¿Seguro estas diciendo toda la verdad y no oculta nada?" -interrumpió Clifford.
- "Daniel, por favor, no oculto absolutamente nada. Como voy a cometer tal delito" – y el ex párroco volteó los ojos.
El muchacho marchó hacia la casa de Isabelle, luego de solicitarle la dirección a Jack. Allí, una casa muy distintiva al resto, permaneciendo la misma esencia de la época, a pesar, de ser tres veces el tamaño de las demás. Isabelle le abrió. En una sala muy espaciosa conversaron. El joven admiró la casa y ella asintió ser la propietaria, posteriormente, él preguntó primero por su estado anímico, intentó ser amable, para luego poder interrogar lo importante.
- "¿Usted advirtió algo extraño en su esposo?, ¿un comportamiento poco usual?"
Sin comprensión alguna, ella se sujetaba la cabeza y comenzó a llorar, no entendía como pudo haber ocurrido hecho tan semejante. ¿Por qué? Ethan lo lamentaba, no obstante, debía seguir y optó por conocer más de George. Ella relataba que no habitaban mucho en el pueblo, él tenía sus negocios al igual que ella, de todas formas, conocían algunos de por aquí. Ethan cuestionó nuevamente la relación que mantenían, puesto que él no contenía su alianza, por el contrario, Isabelle le informó que estaban comprometidos, incluso, se iban a casar en esa misma iglesia, por tal motivo, fue George, y desgraciadamente acabo así, quebrando en llanto desconsolador, Ethan dio por concluida la visita y se dirigió al forense, posiblemente tuviera novedades. En la morgue, se veía demasiada tétrica, con precariedad para trabajar, la suciedad se reflejaba en el olor. Sin más, el cuerpo estaba en el medio sobre una camilla cubierto por una bolsa mortuoria, el forense ya había dado por finalizado la labor, y detalló que el arma coincidía con las heridas presentadas, esta herramienta tenía una particularidad en la punta con respecto a las demás y por esa razón, esta era el arma homicida. Las huellas únicamente evidenciaban a Seth, estaba claro, la pala estaba contaminada o era él. Ethan interrogó si debajo de las uñas había algún resto, lamentablemente no. Dedujo; entonces George tuvo que ser atacado por la espalda, o recibió de manera imprevista un golpe suficientemente feroz para tumbarlo en el suelo y salvajemente a sangre fría acechó con mucho ímpetu; Ethan observaba el informe con los traumatismos, era inevitable no imaginarse a Seth destrozarlo, clavando la pala sobre él una y otra vez. No pudo continuar conjeturando y fue a verlo.
Seth no se hallaba en el cementerio, probablemente este en su hogar, y ese dato era incierto para Peterson, en consecuencia, consultó a un vecino cerca del lugar y por fortuna, lo obtuvo, a unas pocas cuadras del cementerio vivía y la suerte acompañó al joven. Le abrió.
- "¿Lo asesinaste sí o no?" –sin escrúpulos Ethan.
- "Otra vez con lo mismo".
- "Sabes que la pala estaba contaminada, aun así, existía la posibilidad mínima de una huella y no la hay"
- "¿Quieres que te diga que fui, y todo resuelto?"- sonando irónico Seth.
Ethan le dio la razón, es difícil probarlo, aunque todo apunte a él. Entonces, si él no llegará a ser, alguien del entorno. Inquirió con preguntas rutinarias, y el sepulturero daba respuestas poco fructuosas para la causa, salvo en una, la cual, nombró a Jack, el dueño del bar, quien recibía muy a menudo a George. Este bebía solo, a veces acompañado, y luego desaparecía junto con él por un pasillo, que desconocía su paradero, por las noches efectivamente, y la anterior al suceso, también, a diferencia de otras ocasiones, atendió a unos ruidos, aparentaban estar discutiendo. Seth relató no comprender en absoluto lo acontecido, aunque sí atisbó salir a George sumamente airado. Peterson quería tener conocimiento de que hacia allí; sin merodeos, justificó su presencia en el bar, por el hecho de ir a beber algo, luego del trabajo, era costumbre ya. Adquiriendo provecho de sus reiteradas asistencias, Seth le confirmó que nunca habían discutido de tal manera. La noche cayó en Lacock, obligando a Ethan marcharse. Caminó por las veredas tortuosas y angostas, de repente se cortó la luz del farol que alumbraba la calle, como consecuencia, la oscuridad no era total por la gran Luna que brillaba en su mayor esplendor y las luces de las casas que se mantenían. Probablemente se haya quemado el farol. Sin más, siguió hasta el bar, donde se hallaba Daniel. Ethan arrancó conversando con un tono irónico – "Parece que no te despegas del bar, ¿qué te atrae tanto de aquí?" – encogió los hombros el viejo Clifford, soltando una sonrisa y bebiendo lo que contenía en el vaso. Tomó asiento y cenaron, mientras tanto, hablaban y en un momento, Ethan le confesó que besó a Francesca, el padre de ella quedó atónito, parpadeó un par de veces, no sabía si dar respuesta, entonces, el muchacho siguió abriéndose, diciendo que lo hizo para que no sufriera, como una especie de consuelo o despedida.
- "No sabes lo que has hecho. Mi hija te ama y no sé por qué, no eres el referente que quiero para ella. Has hecho..., les has tirado leña al fuego, para ti no, pero para ella.... Eres muy egoísta" -declaró el padre de la muchacha.
- "¿Egoísta? – fingió una risa – comprendes por qué estamos aquí, por Connor; cómo obtuvo su título, por mí; Abbie está viva, conoces el por qué; tú estás aquí porque yo mismo te invité. Si soy egoísta; el mundo es egoísta conmigo, me han tirado en una caja de manzanas, mis padres se suicidaron, conoces el orfanato, seguramente no. Ve y verás que este huérfano alcohólico está decente después de salir de allí".
Clifford siguió discutiendo en defensa del acto que cometió. Cuando se levantó para retirarse, Jack lo detuvo para abonar la cuenta, y en una expresión tal como, 'y ahora nos das la cuenta', el dueño debió obligarlos a pagar por la estadía y el servicio, los impuestos son muy elevados. Ethan señaló a su compañero, quien iba a cerrar cuentas, y así se fue.
Al día siguiente, temprano por la mañana, se levantó conduciéndose hacia la alcaldía. Exponía un aspecto mucho más moderno al clima que ofrecía el pueblo. Cuando ingresó, Howard rápidamente guardó el papelerío en un cajón del escritorio sobre el cual se desempeñaba, en seguida, lo regañó por su falta de aviso ante su llegada. El joven simplemente quería conocer a George, y su relación. El alcalde soltando su risa vendedora, le comentó, que era un hombre reservado, competitivo, especificó nombrando una situación de la cual trataba sobre George anhelaba comprar una propiedad y remodelarla, algo imposible, por motivo que el pueblo estaba bajo una jurisdicción que prohibía alterar la arquitectura dentro del Condado. El joven, con viveza, hizo hincapié en este establecimiento el cual se observaba remodelado, ciertamente el alcalde verificó eso mencionado, como una refacción necesaria. Seguidamente, se quejó y echó culpas a Seth por todo lo acontecido. Ethan decidió continuar su investigación en el bar, con su próximo sospechoso.
En una mesa del sitio, junto con el dueño, el muchacho empezó su interrogatorio, la misma pregunta que al precedente sospechoso. Principió el testimonio; George era muy ambicioso, siempre aspiraba más, y si debía elegir, optaba por lo más beneficioso. Se había postulado para las anteriores elecciones como candidato a la alcaldía, sin embargo, no ingresó por asuntos de negocios. Este año volvería a intentarlo, y con el casamiento con Isabelle, daría buena imagen y contaría con un capital cuantioso. El triunfo era visible, sería el próximo alcalde. Desdichadamente, no ocurrirá. El alcalde seguramente estaba involucrado en todo esto. Ethan le llamó la atención el comentario, y profundizó. La declaración siguió; su derrota estaba clara como el agua y lo quitó del medio para mantener el poder, Howard no iba a apartarse. Era más, sabía lo de la salida del sacerdote. Peterson interrumpió:
- "Tú también"
- "Pero él tenía motivos" – replicó
- "¿Y tú no?"-
Confundido Jack, su rostro transformado en rareza desafiante
- "¿Qué insinúas?"-
- "Mi labor no requiere insinuar, solamente me baso en hechos – profundiza su mirada Ethan – poseo evidencia de un testigo ha confesado en su contra; ¿qué ocurrió la noche anterior antes de morir George? Es el momento de hablar" – convincente
Jack expresó su nerviosismo en el sudor y con temblores en sus manos, fulguraba de su frente transpirada; sus ojos desenfocados, cualquier palabra o acción podría complicarlo, simplemente reaccionó; ¿quién confesó?, ¿qué dijo? Peterson ordenó que hablara. Jack tartamudeaba al hablar; él había venido al bar como de costumbre, tenía unos problemas personales los cuales no detalló, se quejaba de su esposa, Isabelle, lo perseguía constantemente, lo amenazaba con separarse, y eso destruiría su candidatura. Ella sufría bastante e ingería pastillas por la depresión. Ethan no entendía a donde quería llegar, definitivamente evitaba la pregunta y objetó. Nuevamente el sospechoso prosiguió; en resumen, le aconsejé que se separara, ella no estaba en sano juicio, y se enojó. Ethan incrédulamente le creyó, asimismo presentía algo más y decidió aceptar su declaración, en eso se retiró en dirección a la casa de la viuda. Al arrimarse, vislumbró vidrios esparcidos por el suelo y por el marco de la ventana frontal. Apresuradamente, se acercó a la puerta, golpeó fuertemente, no atendía. Aprovechó la ventana medianamente averiada para ingresar. La soledad vistió la sala, en el suelo una especie de camino dado por un goteo rojo derivaba a las escaleras. Subió rápidamente, las marcas indicaban la habitación; allí estaba, posada en el alféizar de la ventana. Sollozaba, no de los ojos, sino del corazón propio, se sentía como se deshacía en lágrimas, un estado deplorable, cortes en sus manos, en sus brazos, no tan profundos como su gran dolor. Ethan se asomó delicadamente, interactuó con ella. No quería suicidarse, solamente entender el por qué. Como al prender una luz, él relacionó aquello con la posible culpable del asesinato.
- "¿A qué te refieres con por qué?"-
No lo iba a entender el muchacho, replicaba el alma sin consuelo. Él no se dio por vencido y se arrimó aún más. Ella no quería, inevitablemente como un impulso se alejaba cada vez menor a la distancia al precipicio. Ethan desasosegado; no era solución, contar el por qué, sí, podría ayudarte. Lo negaba con la cabeza, él persistía
- "Somos almas perdidas en este mundo que no encuentran rumbo, y vemos una realidad ciertamente no muy agradable y existen otras; existen y las puedes ver. ¿Por qué tanto dolor, tanto valió George para acabar así?"
Con sus labios empapados de tristeza, con su nariz congestionada y sus ojos cristalinos; porque estaba con otra; otra tilinga prostituta. Un día olí la camisa de mi marido a la altura del cuello, aroma a mujer, desde luego era otra. Lo comencé a seguir. Una tarde lo descubrí con ella acariciándole su mejilla, sus labios, su pelo sonriéndole, besándola apasionadamente. A partir de allí, me pregunté ¿por qué?, ¿por qué a mí?, ¿por qué los odio si nunca detesté a nadie? Esa noche antes de lo ocurrido, se acostó y durmió dándome la espalda sin un 'hasta mañana' como una completa desconocida.
Ella consternada, con una mirada pérdida y a su vez, de pensamiento, sin parpadear caían lágrimas mojando sus mejillas ya humedecidas, luego levantó la vista a los ojos de él, volviendo en sí. Ethan preguntó; quién era aquella. Una referencia fue suficiente para entender quién. Y sin perder la mirada en ella manifestando pacificación, avanzó, y sujetó su brazo aferrándose de él para luego brindarle un sentimental consuelo y permitirle llorar en su hombro. El muchacho acaba de realizar un acto memorable, encima ante alguien casi extraño, solo su instinto lo obligó. Su frialdad parecía suavizarse, de repente recordó la referencia desprendiéndose de ella con el fin de proseguir la investigación.
En el lugar indicado, en el momento oportuno, Ethan se plantó firme
- "Entonces, ¿tienes una esposa y no ibas a contarlo?"-
Seth sin rostro de preocupación alguna relató:
- "Tuve. Tuve una esposa y tuve a una hija. Desgraciadamente, fallecieron y yo mismo las enterré, con mis propias manos, las sepulté bajo tierra a los amores de mi vida"- humedeciéndose los ojos.
Peterson indagó en mayor medida sobre el trasfondo; ¿qué les ocurrió?
- "Las asesinaron"- con bronca
Ethan dedujo internamente y le respondió
- "Tú asesinaste George, ¿por qué?"
Seth intentó nuevamente objetar su inocencia, en defecto, Ethan lo repitió con mayor ímpetu y agregando; porque él lo hizo.
El sepulturero confesó; después de un duro trabajo llegué a casa y encontré a mi esposa y mi niña, tendidas en el suelo, muertas. Lloré hasta el cansancio, era lo único que tenía. Me condenaron a recordar, no a vivir. Obcecadamente cerca de ellas, vi un anillo con las iniciales, inferí quien era. Sin más, las enterré y luego en la tarde, George fue a la Iglesia para hablar del casamiento, no sabía que el sacerdote había abandonado el cargo, entonces aparecí. Lo observé con inmutable, sin pestañear. Me acerqué, le comenté lo sucedido, al darse vuelta, levanté mi pala, la afiancé con mis manos fuertemente y le dije 'tú mataste a mi esposa e hija, malnacido', rápidamente se volteó y ejecuté el golpe. Cayó desplomado, mi rabia incontenible me superó. Apuñale una y otra vez sin cansancio. Hice justicia por mi familia.
Ethan reprochó el comentario; eso es venganza, no justicia. Seth alterado lo cuestionó; ese hombre asesinó y nadie iba a hacer nada. Hice justicia, y ahora el que paga soy yo. La única razón por la que hubiese cometido tal atrocidad acaba de ocurrir. Ethan convincente le respondió; la única razón y los has hecho, eso es lo que importa y te hace igual o peor que él. Su conciencia lo hubiera condenado, pero ahora te condenará a ti.
Seth intentó escapar, aunque prontamente el muchacho lo alcanzó y arrojó al suelo, percutió varias veces. Tumbado en la tierra, después Seth fue atado.
En las horas transcurridas, el procedimiento legal llegó a su fin, el caso cerrado. Ethan solo, sin nadie, acaba de resolver el primer caso en su vida. Sin ayuda y con la suficientemente madurez para afrontarlo. Luego, Clifford le relató al muchacho, pues logró comprobar la personalidad de las mujeres, sencillamente se expresó conforme y a gusto, aunque prefería las nativas de su país. La curiosidad del joven se manifestó, en tanto, Daniel confesó; el dueño del bar mantenía una red de prostitución. Voluntariamente las mujeres accedían, negativamente para él, no poseía declaración certificada para llevar a cabo, ellas sufrían unos abusos en sentido legal, no físico cabe aclarar y la joven me ha otorgado unas pruebas. Ethan sin vueltas, actuó estableciendo fin al asunto. En cuanto al alcalde era evidente su corrupción, sin embargo, no contenían las pruebas necesarias.
Ethan en la soledad de Lacock, decidió beber, sin saber en qué pensaba, bastaba para comprender su sufrimiento interno. En el proceso de ebriedad, llegó Isabelle, quien lo acompañó en su despedida del pueblo. El verdadero caso estaría por empezar.
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Este capitulo tiene algo particular con respecto a otros, fue escrito desde emoción que atravesaba dedicado para alguien anónimo.
Me encantaría si dejarán criticas u opiniones para mejorar tanto en la escritura como en la trama. Y si les gusto el cap. Gracias!!!
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