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Capítulo 3

—Las lluvias torrenciales de ayer a las seis y treinta aun persisten, causando inundaciones en toda la provincia. —dijo la reportera en la televisión mientras leía unos papeles—. Se les recomienda no salir de sus casas hasta que las lluvias paren y las calles se despejen del agua, por favor tengan a la mano comida enlatada linternas y...

Cambié el canal de noticias al canal de música que me gusta, ahí siempre pasan canciones agradables a mi oído, como lo es la musica de Billie Eilish, Olivia Rodrigo, Harry Styles o musica electrónica.

Estoy en la cocina preparando la cena con el teléfono recostado en una de las paredes, dando así un buen panorama de mi mientras me muevo por la cocina. Mientras estoy en videollamada con mi padre desde hace ya unos minutos.

El vive lejos puesto que tuve que mudarme a otra ciudad para poder estar en esta universidad en la que estudio.

—¿Por qué lo cambiaste? —me pregunta el al otro lado de la pantalla.

—Esas noticias me abruman, pa'. Prefiero escuchar música, lo menos que quiero ahora es asustarme por cosas que puedan pasar. —expliqué mientras cortaba unas papas para después remojarlas en agua y que no se pongan feas, mientras reviso como va el arroz.

—Entiendo eso, la abuela es así. —lo escuché suspirar así que presté atención de nuevo a la pantalla—. ¿Cómo vas con la psicóloga?

—Mmm... por ahora todo va bien, aunque no puedo decir mucho al respecto, aún las pastillas están en ese bajón antes de tener algún tipo de efecto positivo en mi.

—Y... no has... hecho nada, ¿verdad?

—No, papá, no me he cortado los brazos con una ojilla ni he intentado lanzarme desde mi ventana. —le doy una sonrisa de medio lado y el me da una mirada de reproche. No le gusta que diga las cosas de esa forma, pero a mi me causa gracia como cuida sus palabras conmigo.

—Ashley. —me regaña—. No seas así.

—Así me amas, admitelo. —me cruzo de brazos al mirarlo mientras mi sonrisa se ensancha.

—¿El arroz ya esta listo? —pregunta, yo volteo y vuelvo a revisar si esta listo.

Efectivamente ya estaba, poco más y comería arroz quemado. Apagué la cocina yendo de nuevo hasta mi teléfono.

—Te salvas de esta. —le di una mirada de pocos amigos antes de volver a sonreír—. Gracias por recordarme.

—De nada hija. —por el rabillo del ojo veo que observa hacia su muñeca, viendo la hora, por su suspiro logro entender lo que quiere decir—. Ya mi descanso va a terminar, hablamos en otro momento hija.

Suspiro igualmente cerrando los ojos un momento. Al final me decido por responder:

—Está bien pa', suerte y por favor, duerme.

—Y tú no olvides que nunca debes sentirte sola, la Virgen María y los Ángeles siempre van a estar contigo, cuidándote.

Mi padre es muy religioso, así como toda mi familia paterna, por mi parte soy abierta a esas cosas, no soy de religión, pero tampoco me cierro a nada.

—De acuerdo pa'... la bendición.

—Dios te bendiga hija, te amo.

Le sonrío como respuesta.

—Saludame a mi abuela y a mis tías cuando regreses de trabajar ¿si?

—Lo haré.

Y con eso mi sonrisa se desvanece, vuelvo a la cocina y están pasando una canción de Demi Lovato, Stone cold.

Happy for you...

Know that I am, even if I

Can't understand, i'll take the pain....

Give me the truth, me and my heart. We'll make it through.

If happy is her, i'm happy for you...

Sin darme cuenta, estaba cantando por lo bajo mientras las papitas se freían lentamente, el olor comenzando a llenar la cocina. La música y el sonido de la lluvia afuera eran una buena combinación.

Al fijarme de mi canto me detuve abruptamente, quedándome paralizada sin recordar exactamente qué iba a hacer ya que me había movido de donde estaba. Dejé a la televisión seguir con la canción y me quedé en silencio.

No debo cantar, no debo cantar, no debo hacerlo...

Respiré profundamente como me indicaron en terapia, retengo el aire por cinco segundos y lo suelto en cinco más.

Al recobrar conciencia de la situación soplo para evitar más lágrimas, hoy no quiero llorar, hoy no quiero dolor...

Terminé comiendo un plato de arroz con un huevo frito y papas fritas, eso no ayudará con mis granos pero quería darme un gusto, es una comida simple, quizás hasta mediocre para algunos, pero a mi me gusta.

Fui al mueble y cambié el canal hasta encontrar una película de mi agrado; llamenme infantil pero estoy viendo Tinkerbell, la película cuando conoce a su hermana. Es una de las que mas me gustan además de la de cuando conoce a Lisy y la de la Bestia de Nunca Jamás. Todas me han hecho llorar, soy sentimental.

No comí todo lo que me había servido, subestimo mi falta de apetito a veces, no estoy comiendo bien y hago lo posible por aunque sea comer un bocado. Mamá debe estar triste de que yo me encuentre en este estado, y no es su culpa, es mía, por no haber sabido aceptar que ella ya no estaba.

No, Ashley, hoy no vamos a llorar ¿recuerdas?

El día pasó lento a mis ojos, la lluvia no para todavía, a veces es más tranquila pero se vuelve violenta de nuevo. Ya las luces han parpadeado un par de veces así que tengo las velas en el mesón de la cocina y los fósforos al lado por si acaso, también puse a cargar mi celular.

Estoy dándome un baño para ver si mi mente se despeja un poco y puedo sentirme más liviana. El agua cae sin contemplaciones por mi cuerpo desnudo, mi cabello, mis hombros y mis manos entibiandolos dando una sensación agradable. Estoy tratando de no pensar en nada, pero fallé rotundamente ya que una imagen mía, mejor dicho, un recuerdo de mi estando tirada en esta regadera, con la espalda pegada a la pared y mis brazos a los lado de mi cuerpo. Mi piel pálida y labios morados, el agua cristalina contaminandose de mi sangre la cual corría libremente desde las heridas abiertas de mis brazos, piernas y abdomen. La hojilla con la que hice todo esto descansa cerca de mi mano derecha, siendo limpiada por el agua que seguía cayendo de la regadera.

Ese día hubiera muerto de no ser por papá...

Y mi intención de no llorar hoy se va por la borda igual que todos los días, mis lágrimas se confunden con el agua tibia que cae en mi cara, estoy soltando sollozos y esa sensación de culpa carcome mis emociones.

He causado tantos problemas, soy un completo desastre y aun así el me salvó. Sigo viva por su sacrificio, mientras yo se lo pago comiendo poco y llorando a diario.

Paso mis cortas uñas por mi piel: brazos, piernas, estomago, cara. Sintiendo un odio hacia mi misma incomparable. Termino de nuevo sentada contra una pared, llorando de manera descontrolada pero esta vez con rasguños que marcaban con líneas rojizas mi piel.

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