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Capítulo 11

Las risas de niños resuenan por el lugar, el sol de la tarde toca mi piel, corro desesperada persiguiendo a un pequeño niño. Jugábamos a las traes, pero ya hace rato lo perdí de vista.

Comienzo a asustarme, no lo veo en ningún lugar. Decido recostarme en el barandal de los columpios, ¿Por qué no estás cerca?

Mis pequeños ojos comienzan a llenarse de lágrimas, ¿Y si no regresa? ¿Y si se olvidó de mi?

-¿Hola? -mi voz sale más ronca de lo normal.

-¡Por fin contestas niña!.

La voz aguda de Anna ya no me resulta adorable, es irritante a estas horas de la mañana.

Estrujo mis ojos con mi mano derecha.

-¿Para qué carajo me llamas a estás horas de la mañana?

-Pero que humor, -se queja-, quería avisarte señorita amargada, que no llegarás temprano hoy.

-Así que me llamas a las... ¿qué hora es?

-Siete y media. -responde y yo abro los ojos cual platos.

-Menos mal y no toca clase temprano. -Digo con alivio-. Por cierto ¿Por qué no hay clases?

Le pregunto sentandome de piernas cruzadas, estirando mi brazo libre mientras doy un bostezo.

-No lo sé. -responde simple.

-¿Cómo demonios supiste que no habían clases entonces? -resoplo.

-Cuida esa boca, -me dice Anna-, simplemente no lo sé, el lugar estaba vacío cuando llegué.

-Ya veo... -un bostezo se escapa de mis labios- entonces, déjame dormir.

La escucho reír a través de la línea, no es una burla, está nerviosa. Pero lo dejo pasar, ya le preguntaré.

-Está bien, nos vemos en un rato niña.

-Espera, -le digo antes de que cuelgue- ¿A qué hora debo ir?

-No te desesperes, a las nueve está bien.

-De acuerdo, pero si pierdo una clase cargarás con la culpa.

9:10 am.

Mi alarma me despierta, al menos no hace tanto frío, me acerco a la ventana, para acogerme con el tibio sol de la mañana, según mi abuela, es bueno recibirlo.

Una pequeña sonrisa se forma en mis labios, es agradable.

Una vez vuelvo a la consciencia, comienzo con mi rutina de siempre, hoy probando con algo nuevo. Hace un año, me regalaron una camisa rosa claro de mangas largas, dudo en si usarla, extraño colocarme el suéter de mi mejor amigo.

Al final termino colocándomela, trae un mensaje inscripto en ella, nunca dejes de soñar.

Además de eso tengo puesto un jean de talle alto color blanco, no es tan ajustado al cuerpo, solo en la zona de la cintura. Al mirarme al espejo no me siento yo misma; creo que este asunto de "probar cosas nuevas", no aplica para todas las cosas.

Decido cambiarme nuevamente, teniendo esta vez una blusa manga corta lila, un suéter negro de cremallera, un jean azul claro ceñido al cuerpo, rasgado en las rodillas. Ahora sí soy yo.

El camino a la universidad no se me hace tan largo, como siempre, la tienda de música capta mi atención, he mejorado, ¿Será que ya puedo ir?

Me bajo unas dos paradas antes de la universidad, quiero un poco de café del lugar especial de Nath. Entro a la cafetería, no hay casi nadie, un par de personas dispersadas por todo el lugar, supongo que la mayoría viene más tarde.

Ordeno un café con leche, más un sándwich de jamón y queso, no tardan mucho en entregar mi pedido, agradezco con una sonrisa y comienzo a salir del lugar, busque con la vista a Nora, no la veo por el lugar, ¿Trabajará solo en el turno de la tarde?

The Neighbourhood resuena en mis audífonos, voy caminando mientras doy sorbos a mi café, me da vida. Todo bien hasta que alguien me abraza por detrás y yo casi me ahogo con el café.

Me volteo con los ojos llorosos, entonces la veo; Anna.

La veo articular palabras, pero no logro oírla, se cruza de brazos molesta, ¿Que le pasa?

-Oh, -saco mi celular y pauso la música-, lo siento.

-¿Estás bien? -pregunta y yo asiento- te ves linda hoy.

-¿No que siempre me veo linda? -digo con una sonrisa burlona.

-Si, pero me gusta esa camisa. -Explica-. ¿Sin delineado hoy?

Niego con la cabeza, doy otro sorbo a mi café.

-Prefiero ir al natural, -comienzo a caminar-, el maquillaje no es lo mío.

-Entiendo, -se queda en silencio por unos segundos-, por cierto, ya descubrí por qué no habían clases en la mañana.

-¿En serio? -volteo a verla con curiosidad- ¿Cómo lo averiguaste?

-Uno: al parecer, hay un grupo de la universidad del que no estábamos enteradas, -suelto una risa sarcástica, esperando las demás razones-, dos: hoy teníamos clase con Alessia, ya sabes que está de reposo. -Asiento-. Tres: hay reunión de maestros.

-Ya veo, en ese caso, ¿A qué hora entramos a clases?

Las mejillas de Anna comienzan a enrojecerse, ante eso me echo a reír.

-¿Te he dicho que eres adorable? -menciono entre risas, ella infla los cachetes volviendo a cruzarse de brazos- bueno ya, lo siento.

-Pues, si mis cálculos no están mal, -hace una pequeña pausa-, después del almuerzo.

Abro los ojos en obvia sorpresa y le digo: -¿Entonces por qué me hiciste venir a las diez?

-No quería quedarme más tiempo sola.

Le doy una sonrisa, es ahí cuando comienza mi desgracia, ya que Nathalia llega con nosotras.

-¡Chicas! -exclama con alegría-¿que hacen aquí tan temprano?

-Pregúntale a Anna -le soy una mirada burlona a la mencionada y ella responde resoplando, mientras rueda los ojos.

-No sabía que no habían clases, -menciona apenada.

-Ya veo, -Nathi ríe-, pues en ese caso, ¿Por qué no vamos juntas al partido?

-¿Partido? -menciono con algo de confucion, volteo a ver a mi gordita, la cual muerde su labio con ansiedad.

Oh, Anna, con que esto planeabas, ¿Eh?

-¿No sabían? Lo han estado anunciando, es para clasificar a las estatales. -trago grueso, por lo personal no me gusta ir a esas cosas, muchas personas.

Anna me da una sonrisa nerviosa, se lo que está pensando. Nathi carraspea y menciona; -Si no quieren ir, está bien.

Tomo una respiración profunda, el solo imaginar el mar de feromonas, sudor, y jóvenes gritando me da escalofríos.

Pero también la diversión, y las posibles cosas que podremos hacer después... no quiero defraudar a Nathalia. Quizá sea divertido. Siempre he soñado con una salida de amigas.

A tu madre le hubiera gustado; es solo un juego, además, si te abrumas, puedes salir de ahí.

A veces odio a mi conciencia.

-Bien, lo haré. -finalizo la conversación, mientras los nervios comienzan a invadirme.

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