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Ned Branthley

Todo el equipo que me acompaña va bien preparado, no quise esperar mucho para ir en busca de esa casa, así que dejé el interrogatorio con Hillary para más tarde. Voy a toda velocidad en el auto, Aileen me pidió dejarla acompañarme, más no pensé que fuera lo correcto, no sé con que pueda encontrarme. Mi pecho se aprieta cuando salimos a la autopista más alejada de la ciudad, ciento de hectáreas de áreas verdes cierran la carretera a ambos lados. Detrás vienen tres autos de policía con sus respectivos oficiales.

No voy a negarlo. Tengo miedo. Me tiemblan las manos y siento que en cualquier momento me voy a derrumbar, deseo mantenerme positivo, pero hay algo que me dice que espere lo peor.

Malditos pensamientos negativos.

Maldita mujer.

Observo la casa a la distancia, es enorme, esas casas victorianas antiguas con un estilo tan acabado que da miedo. Inicia el protocolo,  todos encienden sus luces y sonidos, estaciono el auto, bajándome a toda prisa, saco mi arma quito el seguro y me dirijo a la puerta, siento a los oficiales detrás de mí. Cuento tres y derrumbo la puerta, el lugar se ilumina un poco con la luz que esta deja entrar, porque todas las ventanas están cerradas. Lo primero que observo y puedo ver es un sofá, lleno de sangre.

Hago señas para que los oficiales avancen, dos van a la derecha y dos a la izquierda, yo avanzo con dos más a mis espaldas directo a las escaleras que van arriba.

El segundo piso está igual de oscuro, la mayoría de las puertas están cerradas, excepto una, al fondo. Incluso está iluminada, pues la luz del día recorre gran parte del pasillo. No puedo escuchar más nada que los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos. 

Escucho de pronto en mis oídos las voces de los oficiales abajo:

Primer piso despejado, la sangre es fresca.

Al entrar en la habitación mis ojos dan directo al lugar donde se encuentra una cama, me detengo de golpe al ver el cuerpo de quien buscaba allí, bajo mis manos a un costado y siento como mi corazón se rompe.

Sin pensarlo dos veces corro a su lado, los oficiales intentan apartarme y detenerme, pero no dejo que me aparten, su rostro se encuentra turbado, a diferencia de los otros chicos encontrados se nota como si él  hubiese sufrido más; grito, lloro y me desespero. Está desnudo, con todo su miembro mutilado.

¿Qué fue lo que pasó? ¿en qué momento se dejó engañar de ese modo?

¿Por qué?

¡¿Por qué?!

Como pueden me apartan del cuerpo, no sé cuantos minutos han pasado, más me encuentro allí a su lado, le tomo la mano que está cerca de la mía, empuñada, y noto que tiene un papel en ella. Al abrirla puedo ver que tiene una frase escrita que dice:

«Nada es lo que parece detective, él murió feliz»

Mi grito siento que se escucha muy lejos a la distancia, John era como un hermano para mí, desde que fue puesto bajo mi cargo nos caímos muy bien, me gustaba estar con él, me gustaba enseñarle; su padre fue mi compañero y superior hace unos años atrás, cuando yo apenas y iniciaba mi profesión.

Siento manos aferrarse a mí nuevamente, pero no quiero dejarlo allí, no quiero soltarlo, él no está feliz, no está feliz. Mi mente evoca a Hillary, no me creo que haya sido capaz de nada de esto, más las pruebas están claras. Al cabo de unos minutos observo que entran los de criminalistica, el médico forense me estrecha en un abrazo, ahí mismo en el piso donde me encuentro.

—Lo siento un montón mi amigo.

Pero sus palabras se van así como llegaron, Carl también está aquí, me ayudan a levantarme y me sacan de la habitación, todo está repleto de oficiales que toman todas las pistas posibles. Siento que mis pies caminan solos, con la mano de Carl a mi espalda.

—Ahora mismo Hillary Duff está siendo interrogada, los cargos han sido puestos. Han encontrado las identificaciones de los chicos en su departamento. Ya pasó, ya la tenemos Ned.

No digo nada, no tengo nada que decir la verdad. Bufo internamente, ¿todo está bien? Que se lo diga a la mamá de John cuando le lleguemos con la noticia. Es que pensar en ella rompe mucho más mi corazón. La muerte de su esposo le ha tocado durísimo, tener que criar a su hijo sola ha sido bastante y ahora...

Ahora él se ha ido, no, se lo han llevado.

Ella lo ha matado.


No he podido hablar con Hillary, al parecer todo lo que encontraron en el baúl la encrimina más, incluso una nota que dictaba cosas como lo mal que se sentía al enterarse de la relación de su padre con Alice Franz. Todo ello llevó a que ella tomara este tipo de decisiones.

Estoy fuera de la habitación de la madre de John, sus gritos desgarradores se pueden oír muy fuertes, le di la noticia, la abracé más no me pude mantener por mucho más tiempo con ella. Allí adentro está Carl y otros oficiales.

—Es muy triste todo esto compañero —Dice un oficial acercándose poco a poco—. Al menos ya ha terminado, quién diría que la teníamos tan adentro.

Asiento con un suspiro, no obstante no pude decir nada, el oficial al darse cuenta de ello palmeó mi hombro y se marchó afuera de la casa, luego veo que la puerta de la habitación se abre, sale Carl, la madre de John agarrada de su mano, y los otros oficiales.

—¿Qué haré yo sola ahora? —Expresa en mi dirección, sus ojos cristalizados por las lágrimas me hacen sentir verdaderamente mal, mucho más de lo que ya me sentía.

Volvemos a abrazarnos, después de un buen rato así decido llevarla a su habitación, la recuesto en su cama, hago para levantarm, pero ella me toma de la mano impidiendo que lo haga. Sé que no quiere quedarse sola, así que decido quedarme con ella. Al menos hasta que se quede dormida; Carl entra y se despide de ambos cuando le comunico mi decisión.

No pasa más de una hora cuando por fin logra conciliar el sueño, suspiro profundamente y emprendo mi camino a casa, mañana hablaré con Hillary si o si.

Cuando llego a mi departamento, veo en toda la puerta a Aileen esperando, si sonrisa se muestra cuando me ve bajar del auto, aunque es una sonrisa bastante triste.

—Buenas noches Ned —Me dice cuando me acerco.

—¿Llevas rato allí? —No me desagrada la idea de verla, de hecho me siento bien al saber que ella está aquí.

—Un par de horas, sí —baja su cabeza un tanto apenada—. Pero tranquilo, imaginé que querría estar solo un rato.

—Estaba acompañando a la mamá de John —No terminé de decir las palabras cuando me fui en llanto de nuevo.

Aileen me abrazó, acariciaba mi cabeza suavemente; pasaron varios minutos así cuando agregó:

—Vayamos adentro, le preparo algo de comer...

—No tengo ánimos de comer —Le digo mientras saco las llaves de mi bolsillo para abrir la puerta.

—Tienes que comer algo. Lo que sea, necesitas fuerzas.

Una vez adentro me dejo caer en el único sofá que tengo en la sala, el olor a moho es tan perceptible que me hace arrugar la nariz. Ella deja su bolso a un lado de donde estoy y se dirige a la nevera, allí solo hay sopas instantáneas, que hace uno días surtí, no digo nada, pues me da igual si como o no.

Ella no me dice nada tampoco, escucho como mueve algunas cosas en la cocina y por un momento me quedé dormido.

Me despierto por un olor agradable, mis ojos ven borroso mientras se adaptan de nuevo a la luz, Aileen está moviendo más cosas en la cocina, se ve bastante concentrada.

—Tomé el atrevimiento de pedir comida para hacer a domicilio, es que esas sopas no me gustan —La sonrisa en los labios le queda hermosa.

—Gracias pero...

—Nada de peros, ya le dije, debe comer algo.

Asiento, una vez todo está listo nos disponemos a comer, el silencio me agrada, pues no quiero estar hablando de como me siento. Así que llevo la comida a mi boca aún en contra de mi voluntad. Ella también la veo comer, se mira tranquila, aunque con un deje de tristeza. Después de comer, no le pregunto si se quedará, porque la verdad quiero que lo haga, así que solo entró al baño, me doy una ducha larga y luego voy a mi cama. Ella me dice que va a bañarse, al regresar trae un puesto una de esas pijamas femeninas para dormir. Le hago un espacio en mi cama, se acomoda entre mi brazo y mi pecho, así nos quedamos un buen rato hasta que ella rompe el silencio.

—Si quiere hablar, puede hacerlo. Es bueno desahogarse, hace que el alma se libere.

—¿Lo dice tu ciencia?

—No. Lo decía mi papá.

Quedamos en silencio nuevamente, ella parece entenderme así que no me presiona.

—No creo aún esto —Digo al cabo de varios minutos—, pienso que pronto abriré los ojos y terminará la pesadilla. Que John... —Suspiro antes de poder seguir hablando, ella no dice nada, me espera paciente—. ¿Cómo pasó? ¿por qué lo hizo? Le juré a él que la atraparía y mira.

—Pero lo hicieron, ya está tras las rejas, no podrá hacerlo eso a nadie más.

—Muy tarde... muchas víctimas y ahora... —Lágrimas ruedan hacia mis oídos, la visión se me nubla, trago grueso.

—Mejor ahora que nunca. No es cuando, es que se logró; comprendo perfectamente como se encuentra, y créame, también estoy en shock porque jamás pensé o tuve como sospechosa a la agente...

Me remuevo un poco en la cama, ella parece notar mi incomodidad. Levanta un poco su rostro hacia el mío.

—¿No crees que ha sido ella? —Su tono es de confusión—. Las pruebas están claras.

—No es eso, solo que... —¿Qué? ¿Qué es lo que no me deja ver a Hillary como asesina?—, no sé la verdad, siento que aquí falta algo. Ella decidió decirme todo con respecto a su familia, por eso fue sacada del caso si fuese la asesina por qué...

—No pensó que se descubriría tan rápido todo. Trató de llevar esto hasta donde ella quería, jugó con ustedes, conmigo, incluso con John. No puedes darle el beneficio de la duda. Ella es...

—Sí, mañana hablo con ella bien.

Aileen no dijo más nada, se limitó a pasar su dedo por mi pecho en forma circular, varias lágrimas salieron de nuevo en cuanto cerraba mis ojos y la imagen de John aparecía; a los pocos minutos sentí como ella se quedaba dormida tranquilamente a mi lado, traté de hacer lo mismo así que con toda fuerza de voluntad cerré mis ojos para poder dormir, considerando el hecho de que mañana, tendría en frente a la presunta asesina de esos chicos y de John.


N/A

Realmente es muy triste lo de John, ¿les gusta? Estos son los capítulos finales, ¿a cuantos se les cumplió la teoría?

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