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23

Asesina

Todo le ha salido muy bien. Tanto que el baño en la piscina mientras bebe un champán le sabe a gloria. Poco a poco va trazando sus hilos, y cada uno de los que le hicieron daño pagarán.

Su madre ya lo ha hecho, ese policía bastardo también. La idea de guardar las pocas cenizas de lo que quedó del cuerpo de su madre le ha servido para mucho. Los policías estarán donde ella quiere, y justo cuando lo quiere.

Sonríe mientras toma otro trago. La victoria sabe dulce, sabe a sangre.

Tiene incluso el pensamiento de escribir un libro, colocando a cada una de sus víctimas como trofeo. Mientras ellos están buscando en ese pueblo, ella les preparó otro regalito. Aunque este no había sido nada fácil, era un chico serio, muy bien portado. Pero desde que lo vio había tenido la necesidad de poseerlo, atraerlo y claro, matarlo.

Era difícil, más porque el chico era de la ciudad y con todo el cuento que la farándula y las noticias tenían montadas sobre ella, hacía que los chicos estuvieran más alerta. Tuvo que ganárselo, tuvo que convencerlo de que ella, era buena. Hasta que lo consiguió. Ver brotar la sangre de su miembro viril había recompensado el tan absurdo de la muerte de Marcos, allí no sintió ningún placer. Los hombres debían morir por su miembro más amado y asqueroso que tenían, ese que usaban para ultrajar a las mujeres; ella sentía verdadero asco de tan sólo pensarlo, pero adoraba cuando podía enterrar allí su cuchillo.

Salió de la piscina y se colocó una toalla, el lugar estaba vacío, en la azotea de su edificio no entraban muchos, por eso le pareció bien relajarse e ir allí.

En dos días la policía encontraría el cuerpo.

Y ella disfrutaría tenerlos de un lado para otro.




Ned Branthley

No creo que pudiera ir más rápido. El auto chirraba con cada movimiento, estaba aturdido.

Ella hizo muy bien su jugada. Y nosotros caímos en ello. Agradezco que nadie se queje de la velocidad que llevo, aunque bueno también ayuda el hecho de que la carretera por este lugar es vacía.

Llegamos a la estación de policía.

Varios se acercaron y nos entregaron unos papeles.

—Lo han encontrado en su departamento —Dice la oficial Ana.

—¿No en el bosque? —Entramos todos en la oficina, abro la carpeta y veo las fotos. Es un chico joven, con la expresión serena.

—No. Tampoco es extranjero.

—¿Es de Aqui? —Hillary pregunta parándose detrás de mí y observando también las evidencias.

—Sí, su nombre es Julián Benedic, ni es estudiante, trabaja como repartidor de pizzas.

—Ha cambiado todo su método.

Mi voz está apagada. El bosque está cubierto de oficiales, sería lógico que no utilice ese lugar como su destripadero.

—Pero el patrón de las puñaladas es la misma, por eso les hemos llamado.

—Sí, gracias Ana. Puede retirarse.

Ella asiente y busca la salida. Nosotros nos quedamos en silencio. Hillary toma la carpeta y ojea todo. Luego de unos minutos decido levantarme.

—Tenemos que apresurarnos. No pueden haber más víctimas. Hagan que la prensa publique el auto cuidado a los jóvenes, que no le acepten cita a ninguna chica nueva.

Debemos prevenirlos.

John asiente y sale de la oficina, sé que irá a pasar el comunicado. Mi telefono fijo suena. Sé quien es, no debo ni pensarlo.

—Sí.

—Por Dios Ned. Dime que conseguiste algo en ese pueblo.

Carl se escucha molesto. Respiro profundo.

—Nos llevó a una distracción, que tiene que ver más con un pasado. Creo que quiere desviar nuestra atención.

—¡Por amor a Dios Ned! Se ha metido con un chico de la ciudad. Las personas están aterradas. El gobernador me ha llamado, dice que recibe llamadas de queja todo el tiempo. Me tiene harto.

—Carl, yo más que nadie quiere atrapar a esta mujer, pero ha hecho las cosas muy sigilosamente. Déjame espacio, deja que mi equipo y yo trazemos bien las cosas. Tú, calma a la prensa.

Su respiración es rápida. El silencio se hace más largo, me lo imagino pasando su mano con desesperación por su rostro limpiando el sudor. Algo que siempre hace cuando está presionado.

No espero a que responda. Le cuelgo.

—Necesito a Jessica Barry así sea por telefono lo más rápido posible.

Hillary me mira, deja los papeles en el escritorio y suspira.

—Yo me haré cargo de ese asunto.

Sale con paso firme, no sin antes darme una mirada como de compasión. Me extrañó, ya que ella siempre suele mirarme con superioridad. Esta vez, lo hizo como si me comprendiera.

Aileen se acerca a mí cuando Hillary cierra la puerta. No me lo esperaba pero me ha dado un beso en la mejilla.

Antes de poder reaccionar. Se va.

💋

Hillary Duff

¿Qué voy hacer? Y mi mamá que viene en camino. El apellido de soltera de mamá me ha servido de mucho. Camino con pasos firmes, pensé en ir a mí pequeña oficina, pero me desvío, mejor voy a mi departamento y pienso bien las cosas. No puedo dejar que mi mamá pase por eso, aunque si sé, que me debe algunas explicaciones.

—Agente —Escucho la voz de Aileen llamarme antes de subirme al auto.

Me doy vuelta y la observo.

—¿Sí, pasó algo? —Muevo las llaves del auto en mi mano.

—Quería preguntarle algo, si no es mucha molestia.

—Aileen, realmente estoy algo apurada. Sabes que esto está de cabeza. Ahora mismo iré a buscar algunos amigos del FBI para que me ayuden con el paradero de esa tal Jessica. No tengo tiempo.

—Perdón —Se acerca más, ignorando mis palabras—. Usted conoce ese pueblo ¿verdad?

Su pregunta me desestabiliza. Siento como retrocedo un poco, me maldigo por ello. Recomponte, me autoregaño y la encaro.

—¿A qué viene eso? Jamás he ido a ese lugar hasta ahora.

—Solo quiero entender que está pasando. Noté lo nerviosa que estuvo en todo el camino antes de llagar; luego la vi hablando con esa mujer, y era como si se conocieran, no como que le estuviese preguntando algo. Disculpe si soy directa, pero mi estudio se basa en la mente humana y déjeme decirle, que aunque quiera esconderse en esa armadura de mujer fría, deja ver muchas cosas —Me mira como un buitre a su presa—, Luego toda esa historia sobre la familia Franz, ¿Conoce usted a Jessica Barry?

Tiene esa mirada de seguridad en su rostro, cree que lo sabe todo, cree que me tiene acorralada. El paso que retrocedí vuelvo a retomarlo, quedando un poco más cerca de ella. Relajo mis hombros y sonrío tranquila.

—Nunca había ido al pueblo. Esa mujer, me confundió con alguien más y la corregí. No tengo el corazón de hierro para que una historia como esa no me afecte. Te recuerdo Aileen, que estoy en este caso para atrapar a esta asesina. No para hurgar en pasados de puebluchos; pero si tengo que hacerlo, para atrapar a esta mujer lo haré. No vengas a quererme confundir y hacerme ver como una sospecha, porque no lo soy.

Levanta sus manos en modo paz. Sé encoge de hombros y suspira.

—Jamás he dicho o insinuado que usted sea una sospechosa. Mis palabras han sido malinterpretadas. Solo le digo algo, le guste o no, también estoy en el caso y también me interesa atrapar a esta mujer; si tengo que sacar otros secretos turbios para dar con ella, lo haré. Porque mi carrera es muy importante. Adiós.

Me deja allí parada, con mi cabeza hecha un remolino. Eran tantas las cosas que quería gritarle, pero me contuve. Solo me quedé viendo como agarraba un taxi y se marchaba.

N/A

Pelea de gatas!!!! Jaja.

Esto está color de hormiga. Pobre Ned, no le dan descanso.

Me gustó el gesto de Aileen, ese beso tierno para darle fuerzas.

Me.mató 😊

Hasta la próxima 👋

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