14
Asesina
Pasado II 💋
Desde la muerte de mi padre he estado algo apagada, mamá no deja de decirme que salga de mi habitación, que debo superarlo. Pero es que lo extraño demasiado, él era mi todo, mi héroe, mi amigo, mi confidente y además un súper esposo. Desde ahora esta habitación será mi refugio, es aquí donde ambos soñábamos juntos, es aquí donde papá sigue conmigo. Aún recuerdo todas las cosas que hacíamos cuando estába conmigo, los cuentos de terror que solía contarme en días lluviosos y, como cuando enfermaba me complacía en todo.
Entonces papá puso su voz gruesa, misteriosa.
—El hombre saltó sobre la chica y enterró su cuchillo en su garganta, hasta que la pobre con la mirada brillosa y opaca perdía su último aliento de vida.
—¡No! —exclamé incrédula —ella lo amaba, era... era su amigo.
Mi voz se quebró un poco al final, las historias de papá solían hacerme sentir miles de emociones.
—Pues eso fue lo que le hizo creer —dijo papá —Pero nunca fue su amigo.
—Ella se enamoró de él, es injusto —contesté.
—Así es la vida —se encogió de hombros mi padre—. Repleta de momentos injustos.
Un trueno y un relámpago retumbaron en la habitación. Ambos observamos la ventana, por unos minutos habíamos olvidado la fuerte tormenta que había afuera.
—Cuéntame otra —pedí impaciente—. Esta vez más tenebrosa ¿sí?
—¡No! —Bramó mamá desde la puerta —Ya es hora de dormir y yo... —se acercó a papá y lo abrazó—. También necesito tiempo con tu padre.
—Pero mamá...
—Que no, he dicho, ya son las 11:00 por favor Mike.
Mi padre obedeció a su ruego, él hacía todo lo que mamá le dijera; era su musa solía decir él, me hizo pucheros y se levantó de la silla.
—Tu madre tiene razón —"siempre la tiene" pensé—, es hora de descansar.
Con un beso en la frente, un buenas noches ambos salieron de la habitación dejándome sola, cualquiera creería que una niña de 9 años tendría pesadillas al haber escuchado historias de terror, lo que no sabían era que justo así dormía mejor.
El recuerdo me hizo levantarme sobre exaltada, lágrimas caían por mis mejillas y la tarde estaba gris, finas gotas caían del cielo, me parecía extraño que mamá no entrara a ver si quería comer. Así que tomé mis pantuflas, decidí bajar, quería un abrazo de ella, quería sentir a papá en ella.
Al abrir su habitación, noté que no estaba, tal vez estaría en la cocina. Bajé las escaleras, en la mesa de estar de la sala, había un periódico a medio leer y una taza de café frío; en la cocina tampoco estaba, así que decidí llamarla, pero nada, no aparecía, fui al patio, no obstante me resultó extraño que el granero estuviera abierto, ella nunca iba ahí, sólo mi padre y yo íbamos. Tal vez eran los constantes cuentos de mi padre, pero sentí una punzada en el pecho, podría ser un ladrón o un asesino; volví a la cocina, tomé uno de los cuchillos más pequeños "son más fáciles de usar y mucho más letales a la hora de defenderse" me dijo papá una vez.
Tomé el abrigo para la lluvia, salí dispuesta a defender a mamá si algo malo pasaba, las gotas de la lluvia iban en aumento, el abrigo se había empapado todo; antes de ingresar al granero escuché voces, eran como murmullos, parecían varias personas. ¡Oh no! Mi mente se puso en alerta. Tal vez debía llamar a la policía, porque ¿qué podría hacer una pequeña de 13 años? Pero la voz de mi madre detuvo mis pasos, no se escuchaba sufriendo, la lluvia menguó así que fue más fácil de escuchar.
—Lo sé, pero es muy difícil Leider, ella no quiere salir de la habitación —Sí, era la voz de mi madre.
—No aguanto las ganas de ya tenerte como mi esposa.
Esas palabras frenaron mi respiración.
—¡Oh Leider! sabes que yo también, pero debes entender, ella ama a su padre y...
—También me amará. Solo debe conocerme.
Ambos rieron, fue tan asqueroso escucharlos reír que casi vómito. Eché un poco mi cabeza hacia adelante para ver mejor, tuve que volver a detener el vómito por lo que vi, ella, mi madre, toda desnuda, encima del capó del carro de papá, con ese hombre desnudo entre sus piernas.
—Te amo Leider.
—Y yo a ti Alice.
El sonido de sus cuerpos y sus gemidos asquerosos por fin hicieron que lo que no tenía en el estómago saliera; el cuchillo cayó al piso, sus labios diciendo mi nombre poco me importaron, corrí, corrí de vuelta a casa, a mi habitación, a mi lugar seguro, con...
Con mi papá.
No he hablado con mamá en dos días creo, cuando entré a la habitación cerré con llave e incluso coloqué una mesa en la puerta, me siento muy débil, no he comido nada en días; mamá no ha dejado de tocar a la puerta y decir que la deje explicarme todo. Sin ningún sentido alguno me dieron ganas de vomitar de nuevo, Así que fui al baño, pero solo vomité espuma, baba; el sonido de la puerta al ser tocada me asustó un poco.
—Ainara si no sales en este momento derrumbaré la puerta —Admito que tiene una voz demandante, pero no soy mi padre—. Déjame que te explique todo por favor ¡Por favor!
Salí del baño, me detuve frente a la puerta, varios minutos pasaron, luego sus pasos se marcharon; sé que es cuestión de minutos para que vuelva, esta vez derrumbará la puerta. Son las 11:45 pm según mi reloj de mesa, me senté un momento en la cama e infinidades de recuerdos surcaron mi mente como torbellino: papá riendo, papá besando a mamá, papá diciendo que amaba esta familia, papá diciendo que me amaba, papá y sus historias de terror.
Me levanté, quité la mesa de la puerta y la abrí, bajé a la cocina, tomé un cuchillo; sentía como hormigueaba en mi mano, el pensamiento no abandonaba mi cabeza. Antes de entrar a la habitación de mamá la escuché llorar, conversar.
—Yo no sé qué hacer y si se hizo algo malo —llanto, pero no escuché respuesta alguna, hablaba por teléfono—. Sí, claro que es mi culpa. Ella está sufriendo la muerte de su padre y... claro que van nueve meses de eso pero igual es pronto, ella creía que su padre murió en buenos términos conmigo. No Leider, no le diré eso, es mejor que dejemos esto por un tiempo —más quejidos—. Lo lamento, lo lamento, te amo.
Escuché la puerta del baño cerrarse. Entré en la habitación, el teléfono estaba sobre la cama, el anuncio de un nuevo mensaje titilaba en la pantalla; metí el cuchillo entre mis pantalones y mi suéter, el mensaje decía: "no hagas esto cariño, ella debe entender que me amas y que lo de tu esposo estaba acabado. Mejor hablamos mañana donde siempre, siempre tuyo Leider".
El sonido de la regadera cesó, dejé el celular sobre la cama de nuevo, mamá salió, al verme abrió sus ojos, sin disimulo miró el teléfono.
—He venido a que me expliques —dije, traía puesta su bata de dormir blanca y flores celestes, su cabello castaño oscuro caía suelto sobre sus hombros hasta la cintura—. Quiero entenderte mamá.
Su expresión se suavizó. Mi madre es una mujer hermosa, su piel es blanca como la leche, sus manos delicadas, es de tamaño normal, sus ojos son café.
—Cariño, yo... lo siento —y ahí van sus lágrimas de nuevo—. Tu padre y yo íbamos a divorciarnos—Otro golpe en el pecho—, no habíamos dicho nada por tu integridad, pero lo nuestro término hace un tiempo.
—¿Cuánto? —pregunté.
—Dos años antes de su muerte.
"Mentira" gritó mi mente, ellos se miraban iguales siempre; papá besando a mamá, papá diciendo que era su musa.
—¿Por qué? —Odié que mi voz se quebrara, me escupí mentalmente.
—Verás —Se sentó a mi lado y yo me levanté, ella entristeció—. A veces, muchas veces, el amor entre parejas puede acabarse...
—Y dejaste de amarlo.
—Sí, como pareja sí, pero yo siempre...
—Él siempre iba amarte.
—No podías saberlo nena, no sabías lo que ambos pensábamos, ambos dejamos de sentir amor hace mucho.
—¿Desde cuándo estás con él?
Entendió a quién me refería porque bajó su cabeza.
—Oficialmente desde hace unos meses.
—¿Oficialmente? ¿Cómo?
—Tu padre y yo no éramos pareja hace mucho, la decisión del divorcio viene desde hace dos años y mientras ordenabamos todo conocí a Leider.
—¿Le fuiste infiel?
—No, no porque ya no éramos pareja, solo compartíamos una casa, una familia y...
—Una cama. Te enamoraste de otro durmiendo aún con mi padre, ¿Cómo explicas eso mamá? mi papá daba la vida por ti y tú..
—Tampoco me amaba —Se levantó y quedó un poco más alta que yo—, ambos ya no nos amábamos, tal vez él también se enamoró de alguien más.
—¡Mentira! ¡Basta! ¡Mentirosa! —me levanté furiosa de nuevo, no le iba a permitir hablar mal de mi padre—. ¿Cómo puedes? ¿Cómo me miras a los ojos y me dices que mi padre no te amaba? ¿Cómo?
—Cariño eres muy joven aún —trató de colocar sus manos en mis hombros pero me aparte—. No lo entiendes.
—Mentirosa, tengo 13 años claro que lo entiendo mi... ¿mi padre supo?
Asintió lentamente con su cabeza.
—Sí —se fue en llanto—. No había pasado más que un beso lo juro y luego él lo supo y amenazó con llevarte, lo dejé, dejé a Leider por ti, porque te amo...
—¿Y porqué ibas a quedarte conmigo? ¿en tu cabeza cabe que yo querría otro padre?
—Sé que si conoces a Leider, si lo conoces lo querrías, él es buena gente, amable, cariñoso...
Verla y escucharla hablar así de otro que no fuera papá me provocaba tanto asco; sus ojos brillaban, estaba enamorada de ese tipo, pero ese tipo...
—Pero no es mi padre —la frialdad en mi voz me sorprendió, ella se miraba asustada, destrozada, pero enamorada.
—Yo lo amo —sorbió por su asquerosa nariz, secó sus lágrimas—. Quieras o no formaremos una familia, porque aunque tu padre murió ibamos a divorciarnos.
—Mi padre te amaba a ti, eres una puta mamá.
—¿Qué es una puta mamá?
—¿De dónde escuhaste esa palabra?
—La leí.
—Le he dicho a tu padre que no te deje leer esas cosas.
—Sólo dime qué es y ya mamá, tengo derecho a saberlo.
Me miró unos segundos y suspiró —. Es... ¡Dios! es una mujer que está con varios hombres algo así.
—¿O sea si tú tienes a otro que no es papá eres una puta? —Ella abrió sus ojos—. Suponiendo mamá.
—Sí, Exacto.
—Entiendo.
La bofetada retumbó en la habitación, el ardor abarcó todo mi rostro, sus manos fueron a su boca pero no me arrepiento de lo que dije porque es cierto.
—Pégame en la otra mejilla si quieres madre, porque ambas sabemos que lo eres.
—No te permito que me insultes, tú no entiendes nada, aquí no soy la mala; tu padre también cometió errores, él también...
Las palabras quedaron atrapadas en su boca, en mi mano hormigueaba el cuchillo. Ella me tomó de los hombros y poco a poco las lágrimas cesaron.
—Eres una asquerosa y mentirosa, no te permito hablar mal de mi padre puta.
1 2 3 4 5... perdí la cuenta de cuántas puñaladas inserté en su estómago, vi sus ojos perder el brillo de la vida. Su mano aferraba mi brazo, pero no sentí remordimiento alguno, ella lo merecía, ella no era mi madre, era sólo una puta.
N/A
Holaaaaa, mis queridos lectores, de aquí en adelante todo es nuevo, así que espero su apoyo y sus comentarios e igual que sus votos si les gusta el cap. También acepto sugerencias. Espero lo disfruten. Trataré de traerles un capítulo diario, besos 💋 de mi sexy asesina.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro