Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11

Asesina 💋

En el apartamento cinco, del edificio, se encuentra ella sin ningún remordimiento por lo que está a punto de hacer. Tiene todo bien calculado, muy bien planeado. Está algo animada, y porqué no, excitada; todo esto la llena de adrenalina y la hace sentir muy viva. Lleva puesto un vestido rojo, con encaje en la parte de arriba, la falda es abombada, de ese estilo de princesa que tanto le encanta. ¡Y cómo no! Si su padre siempre le dijo que lo era. El vestido llega hasta sus rodillas, ella es alta, de un tamaño normal. Maquilla su rostro con unas bases tenues, ya que su piel es extremadamente blanca y recargarla de maquillaje sería exagerado. Pinta sus labios —eso sí— de un tono rojo intenso. Se gira para verse mejor, la V que deja descubierta su espalda la hace sentir sensual. No recoge su cabello. Odia recogerlo. Aunque en muchas ocasiones deba hacerlo, para eso de mantener las apariencias.

Todo lo que hizo el día de hoy le salió excelente y por ello tiene su corazón acelerado por la adrenalina que corre por su cuerpo. Ese chico hizo muy bien su trabajo, sin saber -claro está- que ella lo estaba usando.

Fue una buena distracción, mientras ella tenía lo mejor ya listo.

Eran pasadas las doce de la noche, su cita la esperaba ansioso en el lugar que ella misma le indicó. El chico, miraba su reloj a cada rato, al parecer eso de que lo bueno se hace esperar era totalmente cierto. Pues ya casi se cumplía una hora de estar allí parado.

Pero si lo que las fotos mostraban era real, entonces valía la pena la espera. Este chico llevaba un traje negro forjado a la medida, exclusivamente para él, gracias a su tía la modista. Ella se encargaba de hacer todo lo relacionado con sus trajes de gala. Y este no había sido la excepción. De toda su familia, ella era la única que sabía que el chico no estaba donde todos creían.

Decide recostarse en la pared para esperar más relajado. Al principio le pareció extraño cuando el taxi lo dejó en esa calle tan sola.

—¿Está seguro que esta es la dirección? —le preguntó este al taxista.

—Sí, joven. Esta es la calle y el lugar indicado en esa hoja.

—Bueno gracias.

Al marcharse el del taxi, él quedó mirando el lugar tan solo en el que estaba, a esa hora de la noche. Ella le había dicho que no la llamara, que ella llegaría y aunque tratara de hacerlo, ese teléfono estaba apagado.

Casi al extremo del aburrimiento y de pensar que tal vez ella lo dejó plantado o que él se había equivocado de dirección, decidió esperar un taxi para volver al hotel donde estaba hospedado; cuando ve un taxi detenerse, ve bajar de él a la mujer más hermosa que hayan visto sus ojos. Sin poder detenerlo, su corazón se aceleró mucho más, algo en su interior comenzó a arder.

—Buenas noches —le dice la joven brindándole una sonrisa gigante, con esos labios pintandos de rojo.

—Buenas noches —contesta él, aún en estado de shock.

—Perdón la demora. No encontraba un taxi que pudiese traerme.

—Eres hermosa —dice aún atónito, ni siquiera escuchó la excusa que ella le dio—. Eres mucho más hermosa que en fotos.

—¡Ay gracias! —chilla ella, enganchándose en el brazo del chico—, verás te cité aquí porque al doblar la esquina está uno de los restaurantes más ricos de la ciudad, y pues, a esta hora es que puedo, ya que mi trabajo no me deja salir más temprano.

—Está bien. No pasa nada —no sabía porqué estaba tan embobado, ella parecía un Ángel, un Ángel caído del cielo—. Si me había impacientado un poco, pero créeme, ha valido la espera.

—¡Qué lindo! Bueno, vamos. Tengo mucha hambre.

Enfatizó la palabra hambre. Al chico le pareció gracioso, que una chica hablara de ese modo para comer, era raro, la mayoría de sus amistades femeninas, casi ni se les veía comer. Y ni estaban ni por mucho, hermosas como esta chica. Cuando ella le escribió por privado la primera vez al chat, creyó que la cuenta era fake. Normalmente muchas chicas hacían eso para que él hablara con ellas, ya que el chico no es feo, es un joven atractivo de facciones rudas y semblante serio, de ese tipo de chicos que te comes con la mirada cuando los ves en la calle.

Aunque se mostró renuente a contestarle, ella continuó cada día escribiéndole. Incluso le dijo que podían hacer una videollamada y así él se daría cuenta que ella era real. Lo hicieron claro, y luego de eso siguieron charlando súper bien y normal, hasta que ella lo invitó a venir a esta ciudad.

—Muy buenas noches jóvenes. ¿Tienen alguna reserva?

Un joven, de unos 23 años los recibió a la entrada del restaurante. Ella mostró su identificación, sin decir palabras el chico los dejó pasar.

Otro muchacho los guió hacia una mesa para dos. El lugar era acogedor, no habían tantas personas, era muy íntimo, eso le agradaba a él.

—¿Ya desean pedir algo? —esta vez la mesera era una chica. Se miraba cansada, ojerosa—. ¿O desean esperar?

—No. Ya sé lo que pediré. Quiero un vino blanco, de una buena cosecha, ah, y una empanadilla de Vieira con ajo negro. ¿Tú qué quieres cariño?

Al chico le tomó por sorpresa que le dijera cariño, pero no lo demostró, miró de nuevo el menú, decidió elegir caviar.

La mesera se marchó con la orden y no regresó hasta pasados treinta minutos.

—¿Y qué te ha parecido la ciudad? Lamento tanto no haber estado contigo desde que llegaste, pero es que, entre la uni y mi trabajo, todo mi tiempo se agota.

—Me ha parecido chévere la verdad. Hace mucho que vivo en estado unidos por mi universidad, pero pues, me ha gustado esta ciudad.

—Me alegro mucho. Es la ciudad donde me he criado prácticamente. Aquí me he hecho mujer.

Al pasar el rato, y terminar de cenar, ambos deciden salir del restaurante, van tomados de la mano, como si fuesen una pareja.

Llegan a la calle solitaria de nuevo, aunque a él le hubiese gustado caminar mucho más, los planes de la chica eran otros. Sin aviso y sin contemplaciones ella se lanzó a sus brazos, dándole besos furtivos, los cuales él no dudó en corresponder. Sin darse cuenta su espalda chocó con la pared que daba fin a esa pequeña calle, sola, oscura. Nada mas se veía la luz de la farola, que estaba en la calle principal. Ambos tocaban en todas partes; las manos de la chica estaban frías, tanto que parecían pedazos de hielo.

Él la levantó, ella envolvió sus piernas en la cintura del chico. Los besos eran cada vez más intensos, llenos de deseo, de lujuria, él se sentía en las nubes, lleno de adrenalina y muchas ganas. Susurró el nombre de la chica entre jadeos y succiones a su piel blanca. Nombre falso, pues ella no sería tonta en decirle su verdadero nombre. Ese nombre, solo su padre y madre lo sabían y como todos sabemos, ellos están en la tumba.

Justo es ese el lugar donde este chico iría.

Al término del acto sexual, estando ella arriba y él abajo, tirados sin pudor en el frío pavimento, el chico le sonrió con alegría a la chica. Estaba feliz, satisfecho, tranquilo. Sin duda alguna para él, ir a verla había sido lo mejor que le había pasado... y, a ella también —claro que sí— como lo dijo en un principio, ella tenía hambre, pero no se refería al hambre normal como lo conocemos.

Ella sabía lo que iba a cenar esta noche.

Poco a poco el brillo en los ojos del chico iba menguando, la sonrisa aún se mantenía en sus labios, pero sus ojos estaban tan abiertos que parecían quererse salir de sus cuencas.

Todo estaba muy bien planeado, desde la distracción a la policía, hasta el terreno donde devoraría a su presa. Cosa que era imposible notar, por la soledad y la oscuridad del callejón, allí, estaba escondido el pequeño cuchillo con qué mutiló al pobre chico.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro