Final
Después de aquel emotivo momento el general Yanan se encargó de guiarlas a la propiedad que el rey le había concedido a Tzuyu.
Él estaba realmente molesto, no podía creer que Tzuyu ni siquiera lo había dejado terminar de hablar, y por si fuera poco a lo largo del camino no se despegó de Sana, prácticamente lo había rechazado indirectamente y él no podía sentirse más molesto por eso, no podía creer que Tzuyu se había atrevido a ignorarlo.
Así que al llegar intentó volver a llamar su atención.
—Es aquí— El general se detuvo frente al nuevo hogar de Tzuyu.
Y las chicas no pudieron evitar quedar absortas ante lo asombrosa que era aquella casa.
—Tzuyu, hay algo que quiero decirte— Yanan volvió a tratar de declararse a ella —Lamento haber sido tan duro contigo, eres una mujer realmente maravillosa y yo...— Él intentó sonar romántico.
—Gracias, Yanan— Pero Tzuyu lo cortó tomando la mano de Sana para guiarla al interior de la casa.
Y este asintió aún con la boca abierta, y algo frustrado se retiró de ahí.
Por otro lado, al ingresar al patio de la casa se encontraron con algunos sirvientes que las ayudaron a ubicarse dentro de aquella enorme vivienda, y al finalizar ellas decidieron simplemente quedarse en el comedor.
—Yo...— Ambas hablaron al mismo tiempo y rieron por eso.
—Tú primero— Sana cedió la palabra a Tzuyu.
—Quería disculparme por haberte mentido, perdón por aprovecharme de tí, realmente no sé porqué lo hice, pero ahora eres libre y espero que con eso puedas perdonarme, puedes regresar a Japón y empezar una nueva vida en tu país— Tzuyu habló sin poder mirar a los ojos de Sana debido a la culpa que sentía.
Y Sana sonrió con ternura al escuchar las palabras de Tzuyu.
—Y si no quiero irme?— Sana dió un paso hacia adelante.
—Entonces puedes quedarte con la casa, yo volveré a la mía— Tzuyu dió un paso atrás sin entender a lo que Sana se refería.
—Eso no es lo que quiero, tonta— La mayor soltó una risita y dió dos pasos hacia adelante para tomar a Tzuyu de los hombros.
—Y qué es lo que quieres?— Tzuyu seguía sin entender y a decir verdad tenía miedo de que Sana intentara matarla por el coraje que creía que le tenía, pues sus manos estaban demasiado cerca de su cuello.
—Te quiero a tí— Sana fue directa intentando mirar a los ojos de Tzuyu que seguía cabizbaja —Quiero estar contigo, realmente me gustas— Soltó sin más.
—Pero soy una chica— Tzuyu finalmente la miró a los ojos.
—Y qué? Eso no me impidió enamorarme de tí, te amo por quien realmente eres.
Entonces Tzuyu sintió su corazón latir desenfrenado cuando miró a Sana acercarse a su rostro y besarla.
Automáticamente sus manos se instalaron en la cintura de Sana y la apegó a su cuerpo antes de intensificar el beso.
Estaba lleno de pasión y deseo, pero al mismo tiempo el amor era tan perceptible que sin detenerse se las ingeniaron para subir las escaleras hasta la habitación principal.
Pero cuando Sana sentó a Tzuyu en la cama esta se levantó de inmediato.
—Espera, quiero darme una ducha— Tzuyu habló con algo de vergüenza por interrumpir el momento, pero desde esa misma mañana que había ido a la guerra no se había duchado y Sana estaba tan arreglada y bonita por la celebración que habían tenido en el pueblo.
—Déjame acompañarte, creo que ya no tienes nada qué esconder— Pidió la mayor acariciando la mano de Tzuyu.
Sana tenía un punto, entonces Tzuyu aceptó y en medio de más besos entraron al baño ayudándose mutuamente a deshacerse de sus ropas.
Sana estaba emocionada por finalmente poder mirar el cuerpo de Tzuyu, y mientras quitaba su armadura se encontró con esa venda que la menor solía usar para esconder sus pechos. Entonces comenzó a quitarla acariciando sus pechos cuando finalmente estuvieron desnudos y se dió cuenta de que estaba aún más enamorada de la versión femenina de Tzuyu.
Tzuyu también quitó el vestido de Sana y su sostén dejándola únicamente en bragas como lo estaba ella y volvió a besarla antes de entrar a la ducha.
Y cuando el agua comenzó a caer Sana pasó sus manos por el abdomen de Tzuyu con el cuidado suficiente para no lastimar su herida.
Entonces Tzuyu la acorraló contra la pared y bajó sus besos al cuello de Sana encontrándose con las marcas que ella misma había dejado unos días atrás.
—Mhg~ Tzuyu— Gimió la mayor enredando sus dedos en el cabello medianamente largo de la contraria para acercarla más a su cuello.
A decir verdad se sentía demasiado bien estar así, era cálido, como si así debiaran estar desde siempre.
Las manos de Tzuyu se paseaban con total libertad por el cuerpo de su compañera acariciando cada parte de ella y amando los suaves jadeos que salían de la boca de la mayor.
Pero Sana quería más, así que tomó una de las manos de Tzuyu y comenzó a frotarla en su intimidad por encima de sus bragas.
—Lamento no tener un miembro para satisfacerte— Tzuyu habló sin dejar de acariciar la intimidad de Sana.
—No hará falta en lo absoluto— Sana la tranquilizó volviendo a besarla.
Entonces la menor se deshizo de las bragas de Sana para poder acariciar su piel sintiendo los fluidos de Sana impregnarse en sus dedos, entonces presionó su clítoris y arrastró sus dedos por toda la extensión de la mayor sintiéndola gemir contra su boca.
Así que tomándola de la cintura la apegó aún más contra la pared antes de sumergir la punta de sus dedos entre los labios de Sana sintiéndola derretirse bajo su toque y gemir con más fuerza.
Con delicadeza empezó a hundir sus dedos en la intimidad de Sana hasta llenarla por completo y suavemente comenzó a embestir escuchado el sonido de su piel mojada inundar el baño.
Se mantuvo un rato jugando con su sexo hasta que sintió como sus paredes se apretaban y seguidamente un cálido líquido bañaba su mano.
Entonces sujetó a Sana con fuerza para evitar que cayera al piso a causa de los espasmos.
En esos momentos Sana se sentía tan amada y satisfecha como nadie nunca la había hecho sentir, totalmente opuesto al trato que recibía en el campamento que no pudo evitar llorar.
Así que Tzuyu preocupada sacó sus dedos del interior de Sana y la abrazó.
—Estás bien? Te lastimé?— Tzuyu preguntó acariciando la espalda de la mayor con temor de haberle hecho daño.
Pero Sana negó con la cabeza y se aferró con fuerza a los brazos de la contraria que a causa de todo el entrenamiento que recibió ahora lucían más fuertes.
Tzuyu esperó un rato más hasta que Sana estuviera tranquila para terminar por deshacerse de sus bragas y poder ducharse junto a la mayor.
Finalmente salieron desnudas a la habitación en donde volvieron a besarse hasta terminar en la cama con Sana a horcajadas en el regazo de Tzuyu.
Mientras la japonesa se frotaba contra el regazo de la menor esta última se dedicaba a lamer sus pezones sonriendo al verlos rojos y brillosos por tanto haber jugado con ellos.
Entonces los acarició con sus pulgares y pasó sus palmas por encima sintiendo lo duros que se encontraban, le gustaban demasiado así que volvió a acercar su boca a ellos pasando su lengua por encima para dejarles un poco más de saliva cuando sintió a Sana tirar de su cabello.
—Necesito tu atención abajo— Pidió la japonesa con una suave voz consiguiendo la mirada de Tzuyu en su intimidad.
Estaba tan hinchada y mojada, tan necesitada de atención, así que Tzuyu las volteó a ambas y comenzó a frotar su clítoris contra el de Sana sintiendo sus fluidos mezclarse.
Entonces volvió a jugar con su parte favorita del cuerpo de Sana acariciando los pezones de esta con su nariz antes de volver a pasarle la lengua hasta llegar a su cuello y finalmente subir a su boca.
Sus dedos se entretuvieron jugando con la intimidad de ambas hasta que sus orgasmos llegaron.
Al finalizar ambas acabaron rendidas en la cama con Sana descansando su cabeza sobre el pecho de Tzuyu mientras esta última acariciaba su cabello hasta finalmente caer dormidas.
Era bastante cómodo y reconfortante estar así, y finalmente, después de tantos años, Sana volvió a sentirse segura.
Los brazos de Tzuyu la hacían sentir así.
A/N
Hay un epílogo pendiente...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro