1
Taehyung
Jimin ha estado gritando en mi oído durante la última media hora y mis nervios están tan agotados por lo que
estamos presenciando que apenas soy capaz de oír algo. Sólo mi corazón. Latiendo cómo loco en mí cabeza mientras los dos peleadores están en el ring embistiéndose uno contra otro, ambos alfas iguales en altura y peso, ambos extremadamente musculosos mientras atacan la cara del oponente.
Cada vez que uno de ellos aterriza un golpe, gritos y aplausos estallan en el lugar, el cual está lleno de gente con al menos trescientos espectadores, todos sedientos de sangre. La peor parte de todo es que puedo escuchar el espantoso sonido de los huesos craqueando contra la carne, y los vellos de mis brazos se erizan del miedo. En cualquier momento espero que uno de ellos caiga y nunca, nunca, se levante de nuevo.
—¡Tae! —grita Jimin, mi mejor amigo, y me abraza—. Parece que estás a punto de vomitar, ¡no estás hecho para esto!
En serio, voy a matarlo.
Tan pronto como aparte los ojos de estos hombres y me asegure de sigan respirando cuando termine la ronda, voy a matar sin piedad a mi mejor amigo. Y luego a mí mismo por acceder a venir.
Pero mi pobre y querido Jimin tiene una nueva obsesión. Así que cuando se enteró de que el objeto de sus fantasías nocturnas estaría en la ciudad participando en este «privado» y muy «peligroso» club clandestinode lucha, me rogó venir con él y verlo. Es difícil decirle que no a Jimin.
Es efusiva e insistente, y ahora está saltando de alegría
—Es el siguiente —dice entre dientes, sin importarle quién ganó esta última ronda o si sobrevivieron. Que al parecer, gracias a Dios, los dos lo
hicieron—. ¡Prepárate para ver un verdadero hombre, Tae!
El público se queda en silencio, y el locutor dice—: Damas y caballeros, y ahoraaaaa… el momento que todos habían estado esperando, el hombre por el que todos están aquí. El más malo de los malos, les presento, al único, ¡Jeon “Riptide” Jungkook!
Un escalofrío recorre mi espina dorsal cuando la multitud enloquece
sólo por el nombre, especialmente los omegas , y sus gritos ansiosos caen
uno sobre el otro.
—¡Riptide! ¡Te amo, Riptide!
—¡Quiero chuparte la polla,Riptide!
—¡JUNGKOOK, APOREAME, RIPTIDE!
—¡Jungkook quiero tu Riptide!
Todas las cabezas se giran cuando una figura con capucha y capa roja trota hacia el ring. Los peleadores esta noche, aparentemente, no usan guantes de boxeo, y veo sus dedos flexionarse y cerrarse en puños a sus costados, sus manos enormes y bronceadas, sus dedos largos.
Al otro lado del ring, una mujer agita en el aire un cartel que dice:«PERRA #1 DE JUNGKOOK » con orgullo, y grita al tope de sus pulmones en su dirección—supongo que es en caso de que él no sepa leer o que no vea las letras rosa neón o el brillo.
Estoy sorprendido, comprendiendo que mi loco mejor amigo no es el único en Seattle qué aparentemente ha perdido la cabeza por este tipo, cuando siento que él aprieta mi brazo. —Te reto a que lo mires y me digas que no harías todo por ese hombre.
—No haría nada por ese hombre —repito instantáneamente, sólo para ganar.
—¡No estás mirando! —grita—. Míralo. Míralo.
Toma mi cara y balancea mi mirada en la dirección del ring, pero comienzo a reír en su lugar. Jimin ama a los hombres en especial a los alfa. Ama acostarse con ellos, acosarlos, babear por ellos, y cuando los atrapa, nunca puedequedarse demasiado tiempo a su lado. Yo, por otro lado, no estoy
interesado en involucrarme con nadie.
No cuando mi romántico hermano menor, Soobin, ha tenido suficientes novios y drama para los dos.
Miro hacia la plataforma cuando el tipo tira la bata de satén rojo con la palabra RIPTIDE en la espalda, y los espectadores de pie gritan y lo
animan mientras él lentamente se da la vuelta para reconocerlos a todos
Su cara está de pronto delante de mí, iluminada por las luces, y lo miro como un idiota desde mi lugar.
Mi Dios.
Mi.
Dios.
Hoyuelos.
Mandíbula oscura y desaliñada.
Sonrisa infantil. Cuerpo de hombre.
Bronceado asesino.
Un escalofrío se dispara por mi espina dorsal mientras bebo
impotentemente del paquete entero al que todos los demás parecen estar
mirando boquiabiertos.
Tiene el cabello oscuro, con las puntas hacia arriba como si una
mujer hubiera pasado sus dedos a través de él. Pómulos tan fuertes como
su mandíbula y frente. Labios rojos e hinchados, y como recuerdo de su
paseo por el ring, hay lápiz labial en su mandíbula. Miro su cuerpo largo y
delgado y algo caliente y salvaje se instala en mi interior.
Él es perfectamente cautivador e increíblemente duro. Todo, desde
sus hermosas caderas delgadas y cintura estrecha hasta sus anchos
hombros, es sólido. Y ese six-pack. No. Es un eight-pack. Esa sexy V de
sus oblicuos que se sumerge en sus pantaloncillos de satín azul marino, el
cual abraza suavemente sus poderosas piernas, gruesas con músculo.
Puedo ver sus muslos, trapecio, pectorales y bíceps, todo gloriosamente
ajustado y tallado. Tatuajes célticos circulan sus dos brazos, exactamente
donde sus abultados bíceps y los deltoides cuadrados y rígidos de sus
hombros se encuentran.
—¡Riptide! ¡Riptide! —grita Minnie histéricamente a mi lado, las manos
alrededor de su boca—. ¡Eres jodidamente caliente, Riptide!
Su cabeza se mueve con el sonido, un hoyuelo mostrándose con una
sexy sonrisa mientras nos mira. Un escalofrío de energía nerviosa pasa a
través de mí, no porque él es un alfa extremadamente hermoso desde esta perfecta
vista —porque lo es, definitivamente lo es, mi Dios, realmente lo es— pero
sobretodo porque está mirando directamente hacia mí.
Una ceja se levanta y hay un atisbo de diversión en sus fascinantes
ojos azules. También algo… cálido en su mirada. Como si pensara que yo
fui quien gritó. Oh, mierda.
Me guiña un ojo. Me sorprendo cuando su sonrisa se desvanece
lentamente, transformándose en una que es insoportablemente íntima.
Mi sangre hierve a fuego lento.
Mi sexo se aprieta firmemente, odio que él parezca saberlo
Puedo ver que piensa que es la última creación y parece creer que
cada omega aquí es su Eva, creada de su costilla para que él la disfrute.
Estoy igual de excitado que de furioso, y es el sentimiento más confuso
que he sentido en mi vida.
Sus labios se curvan, se da la vuelta cuando su oponente es
anunciado con las palabras—: Jung Yong-hwa, El Martillo, ¡aquí para todos
ustedes esta noche!
—¡Pequeña zorra! —grito a Minnie cuando me recupero, empujándolo
juguetonamente—. ¿Por qué gritaste así? Ahora piensa que yo soy el loco.
—¡OhDiosmío! No te guiño el ojo a ti —dice Minnie, visiblemente
aturdido.
Oh Dios mío, lo hizo. ¿Cierto? Lo hizo.
Estoy muy sorprendido reviviendo el guiño en mi cabeza, así que
decido torturar a Minnie porque se lo merece, es una pequeña perra.
—Lo hizo —admito finalmente, frunciéndole el ceño—. Nos
comunicamos telepáticamente y dice que quiere llevarme a casa para ser la
madre de sus sexys bebés.
—Como si tú fueras a tener sexo con alguien como él. ¡Tú y tu
trastorno obsesivo compulsivo! —dice, riéndose mientras el oponente de
Remington se quita la bata. El hombre es todo músculo fornido, pero ni un
gramo de él puede competir visualmente con la delicia de macho puro de
“Riptide”.
Jungkook flexiona sus brazos a los lados, estira sus dedos y forma
puños, luego comienza a saltar. Es un hombre grande y musculoso pero
sorprendentemente liviano sobre sus pies, que sé —porque solía competir
en pista— que significa que es increíblemente fuerte para ser capaz de
levantar su cuerpo en el aire con un impulso pequeño de sus pies.
El Martillo lanza el primer golpe. Jungkook lo evade y contraataca
con un golpe que conecta y noquea a Martillo a un lado de la cara. Me
estremezco interiormente ante el poder de su golpe; mi cuerpo se aprieta
ante la vista de sus músculos contrayéndose y tensándose, trabajando y
soltándose con cada golpe que da.
La multitud mira, extasiados, mientras la pelea continúa, los
horribles crujidos ponen mi piel de gallina. Sin embargo, hay algo más
molestándome. Gotas de sudor aparecen en mi frente y en mi escote.
Mientras la pelea avanza, mis pezones se endurecen, aún más levantados
y apretados contra mi blusa, empujando ansiosamente contra la seda de la
tela. De alguna manera, mirar a Jeon Jungkook golpear a un hombre al
que llaman “Martillo” me hace retorcerme en mi pantalón de una manera que
no me gusta, mucho menos que esperaba.
La manera en que golpea, se mueve, gruñe…
De pronto, un coro comienza—: RIPTIDE … RIPTIDE … RIPTIDE.
Me vuelvo y veo a Minnie saltando arriba y abajo diciendo. —
¡OhDiosmío, golpéalo, Riptide! ¡Sólo noquéalo y mátalo, bestia sexy! —grita
cuando su oponente cae al suelo con un fuerte golpe. Mis bragas están
mojadas y mi pulso se ha vuelto loco. Nunca he tolerado la violencia. Esté
no soy yo; parpadeo con estupefacción ante las sensaciones que azotan a
través de mi sistema. Lujuria pura, lujuria al rojo vivo, revolotea a través
de mis terminaciones nerviosas.
El maestro de ceremonias levanta el brazo de Jungkook en victoria,
y tan pronto como se endereza del golpe imponente que acaba de dar, su
mirada se mueve en mi dirección y choca contra mí. Ojos azules
penetrantes encuentran los míos, y algo se ata y hace un tirón dentro de
mi barriga. Su pecho sudoroso se eleva y cae en un jadeo profundo, y una
gota de sangre descansa en la comisura de sus labios. A pesar de todo, sus
ojos siguen pegados a los míos.
El calor se distribuye bajo mi piel, y las flamas me lamen por todas
partes. Nunca le admitiré esto a Jimin, ni siquiera a mí mismo en voz
alta, pero no creo haber visto a un hombre tan sexy en mi vida. La manera
en la que me mira es caliente. La manera en la que está de pie allí, con su
mano en el aire, sus músculos goteando sudor con ese aire de autoridad
que Minnie me contó en el taxi.
No hay disculpa en su mirada. En la forma en la que ignora a todos
los que gritan su nombre y me ve con una mirada que es tan sexual que
casi me siento tomada justo aquí. La conciencia terrible de la manera
exacta en la que yo lo estoy mirando cae sobre mí.
Mi cabello corto y lacio, de color caoba. Mi
blusa blanca de botones no tiene mangas, pero sube por mi garganta en
forma de cuello de tortuga de encaje, y el dobladillo está metido dentro de
un par de pantalones negros de talle alto, perfectamente presentables. Un
pequeño conjunto de lindos aros de oro complementan muy bien con mis
ojos color whiskey. A pesar de mi elección conservadora de ropa, me siento
completamente desnudo. Mis piernas tiemblan y me quedo con la impresión de que este hombre quiere atacarme. Con su polla. Por favor, Dios, no acabo de pensar
eso; Jimin lo haría. Otro apretón en mi vientre me embarga.
—¡RIPTIDE! ¡RIPTIDE! ¡RIPTIDE! ¡RIPTIDE! —Canta la gente, creciendo en
intensidad.
—¿Quieren más Riptide? —pregunta el hombre con el micrófono a la
multitud, y el ruido se acumula a nuestro alrededor—. ¡De acuerdo, gente!
¡Traeremos un oponente digno para Remington “Riptide” esta noche!
Otro alfa se sube al ring, ya no puedo soportarlo más. Mi sistema está sobrecargado. Está es probablemente la razón por la cual no es buena idea renunciar al sexo durante tantos años. Estoy tan excitado que apenas puedo hablar bien o incluso hacer que mis piernas se muevan cuando le digo a Minnie que voy a ir al baño.
Una voz resuena a través de los altavoces mientras me apresuro por
el amplio pasillo entre las gradas. —¡Y ahora, para desafiar a nuestro
campeón actual, damas y caballeros, está Park el “Terror” Hae-soo!
La multitud se llena de vida, y de pronto, escucho un inconfundible golpe fuerte.
Resistiendo la tentación de mirar hacia atrás ante lo que causa la conmoción, rodeo la esquina y me dirijo directamente hacia el pasillo del baño mientras los altavoces estallan de nuevo.
—¡Santo cielo, eso fue
rápido! ¡Tenemos un nocaut! ¡Sí, damas y caballeros! ¡Un nocaut! ¡Y en
tiempo récord, nuestro vencedor una vez más, les doy a Riptide! Riptide,
que ahora está saltando fuera del ring y…¿a dónde demonios vas?
La multitud enloquece, gritando su nombre todo el camino hasta el
vestíbulo—: ¡Riptide! ¡Riptide! —Y se quedan completamente en silencio, como si algo improvisado acabara de ocurrir. Me pregunto sobre el extraño silencio cuando pasos golpeando resuenan en mi espalda. Una mano cálida envuelve la mía, y el toque me estremece mientras me dan la vuelta con una fuerza sorprendente.
—¿Qué demo…? —respiro entrecortadamente, confundido, y luego
miro un pecho masculino sudoroso, subo hasta unos ojos azules. Mis
sentidos se tambalean fuera de control. Él está tan cerca que su olor tierra mojada y pino me rasga como una inyección de adrenalina.
—Tu nombre —gruñe, jadeando, sus ojos salvajes sobre mí.
—Uh, Taehyung.
—¿Taehyung, qué? —espeta, sus fosas nasales extendiéndose.
Su magnetismo animal es tan poderoso que creo que acaba de secuestrar mi voz. Está en mi espacio personal, por todas partes, absorbiéndolo, absorbiéndome, tomando mi oxígeno y no puedo entender
la manera en la que mi corazón esta latiendo, la manera en la que estoy de pie aquí, temblando de calor, mi cuerpo entero se enfoca en el lugar exacto en el que su mano está envuelta alrededor de la mía.
Con esfuerzos temblorosos, libero mi mano y miro espantosamente a Minnie, quien viene detrás de él con los ojos muy abiertos.
—Es Kim Taehyung —dice él, y luego felizmente lanza el número de mi teléfono
celular. Muy a mi pesar.
Sus labios se curvan y encuentra mi mirada. —Kim Taehyung. —Se
folló mi nombre en frente de mí. Y justo en frente de Minnie.
Y mientras siento su lengua moverse rudamente alrededor de esas dos palabras, su voz pecaminosamente oscura, como las cosas que deseas
comer pero que realmente no deberías, el deseo aumenta entre mis piernas.
Sus ojos son ardientes y casi posesivos cuando me mira. Nunca me han mirado de esa manera antes.
Da un paso hacia delante, y su mano húmeda se desliza por mi nuca. Mi pulso salta mientras baja su cabeza oscura para darme un pequeño y seco beso en los labios. Se siente como si estuviera marcándome. Como si estuviera preparándome para algo monumental.
Que podría tanto cambiar como arruinar mi vida.
—Taehyung —gruñe suavemente, de forma significativa, contra mis
labios, mientras se retira con una sonrisa
—. Soy Jungkook.
Aún siento sus manos en el viaje a casa. Siento sus labios en los míos. La suavidad de su beso. Dios, no puedo respirar bien, y estoy tan enrollado como una cobra en un rincón del asiento trasero del taxi, mirando sin prestar atención por la ventana hacia las luces de la ciudad que pasan, desesperado por desahogar las sensaciones que giran dentro de mi cuerpo. Desafortunadamente, no tengo a nadie con quien desahogarme más que con Minnie.
—Eso fue muy intenso —dice él sin aliento a mi lado.
Sacudo la cabeza. —¿Qué demonios pasó, Minnie? ¡El tipo me besó en
público! ¿Notaste que había gente con sus teléfonos sobre nosotros?
—Tae, él es muy sexy. Todos quieren una foto de él. Incluso mis entrañas están excitadas por la forma en que fue tras de ti y ni siquiera soy a quien besó. Nunca había visto a un alfa ir tras un omega así.
Mierda, es como pornografía con romance.
—Cállate, Minnie —gruño—. Hay una razón por la cual fue expulsado
de su deporte. Claramente es peligroso o loco o ambas.
Mi cuerpo se enrolla con la excitación. Sus ojos, puedo sentirlos en mí, tan salvajes y hambrientos. Me siento instantáneamente sucia. Mi cuello arde donde me tocó con su palma sudorosa. Me froto y no deja de
arder, eso no va a calmar mi cuerpo, no me calmará a mí.
—En serio, necesitas salir más. Jeon Jungkook puede tener una
mala reputación, pero es más sexy que el pecado, Tae. Sí, fue
expulsado por mala conducta porque es un chico travieso y malvado. Mira,
¿quién sabe qué mierda pasó en su vida personal? Todo lo que sé es que
fue horrible e hizo un par de titulares y ahora a nadie le importa. Es el
favorito de la Liga Underground, y en todo tipo de clubes de peleas lo adoran. Están llenos de omegas cuando él se presenta.
Una parte de mí ni siquiera puede creer la manera en qué me miró,
me identificó en una multitud gritando, me miró únicamente a mí, y me molesta aún más cuando lo pienso. Me miró con esa loca y sexy mirada, yo no quiero sobre mí ninguna mirada loca y sexy. No lo quiero a
él, ni a cualquier alfa, punto. Lo que quiero es un trabajo. Acabo de
terminar mi práctica en la escuela secundaria local y he sido entrevistado
por las mejores compañías de rehabilitación deportiva en la ciudad. Pero
han pasado dos semanas y nadie llama.
Estoy a punto de caer en un colapso mental en el que siento que nadie podrá sacarme.Estoy más allá de frustrada.
—Jimin, mírame —demando—. ¿Parezco una mujerzuela?
—No, cariño. Fácilmente serías el omega más elegante ahí afuera.
—Si usé un traje para este tipo de evento fue precisamente para evitar cualquier tipo de cosas como estás.
—Quizás deberías comenzar a usar vestir ropa más sensual y mezclarte.
—Sonríe e instantáneamente me enfurruño.
—Te odio. No volveré a ir a este tipo de evento contigo nunca más.
—No me odies. Ven y dame un abrazo. —Se apoya en mi hombro y
envuelvo mis brazos en él ligeramente antes de recordar su traición.
—¿Cómo pudiste darle mi número? ¿Siquiera sabes algo de ese
hombre, Minnie? ¿Quieres que acabe asesinado en algún lugar oscuro con
partes de mi cuerpo esparcidas en un bote de basura?
—Eso nunca le pasaría a alguien que ha tomado tantas clases de defensa personal como tú.
Suspiro y niego con la cabeza, pero me sonríe adorablemente. Nunca
puedo estar enojada con él por mucho tiempo.
—Vamos, Tae. Se supone que te estás reinventando —susurra, leyéndome perfectamente—. El nuevo y mejorado Taehyung tiene sexo de vez en cuando. Solía gustarte cuando competías.
La imagen de un Riptide desnudo aparece en mi cabeza, y es tan preocupantemente caliente que me retuerzo en mi asiento y miró con enojo por la ventana, sacudiendo la cabeza con mayor énfasis en esta ocasión. Lo que más me irrita es lo que siento con la simple idea de verlo. Me
siento... febril.
No, no estoy en contra de tener sexo, pero las relaciones son complicadas, y yo no tengo el equipamiento emocional para eso en este momento. Todavía estoy un poco roto por mi caída e intento encontrar mi
camino en una nueva carrera. Hay un vídeo horrible de mí en YouTube,
titulado: ¡Kim, su vida se ha acabado! fue grabado por algunos
aficionados durante mis primeras pruebas de las olimpíadas y ha tenido
bastante tráfico, como todos los vídeos de las personas humilladas.
Ese es el momento exacto donde mi vida se hizo añicos, estoy perfectamente
inmortalizada en un vídeo y ahora se reproduce una y otra vez para que el
mundo pueda disfrutarlo. Muestra el segundo en que se desgarran mis
cuádriceps y tropiezo, y en ese instante mi LCA —ligamento cruzado anterior— sólo hay lágrimas y yo sosteniendo mi rodilla.
Tiene una duración de más de cuatro minutos, un video muy encantador. De hecho, mi acosador anónimo mantuvo la cámara sólo en mí y en nadie más. Se podía escuchar su voz: “Mierda, su vida ha
terminado” en el fondo. Lo que obviamente inspiró el título.
Así que allí estoy, en esa película casera de la vida real, acurrucado miserablemente con dolor, llorando con mi corazón. No lloraba por el dolor en mi pierna, lloraba por el dolor de mi propio fracaso. Y sólo quería que el mundo me tragara y/o morir porque sé, sabía, supe es ese instante, que
todo mi entrenamiento había sido en vano. Pero en lugar de que la tierra se abriera y me tragara, me filmaron.
La gran cantidad de comentarios en el vídeo están aún fresco en mi
mente. Algunas personas me desearon lo mejor en otras actividades y dijeron que era una lástima. Pero otras se rieron y bromearon al respecto, pareciendo que de alguna manera rogaron para que eso me ocurriera.Esos mismos comentarios me han plagado de dudas día y noche,
durante años, reproduciendo en mi mente esos dos momentos y me preguntó qué salió mal. Y digo dos porque rompí mi LCA no sólo una vez,
la segunda vez fue cuando me negué a creer que "mi vida se había terminado”. Yo me rehusé a que me revisaran nuevamente. Ninguna de esas veces siquiera sé que hice mal, pero es obvio que ahora es físicamente imposible para mí hacerlo de nuevo.Así que intento seguir adelante con mi vida como si nunca tuviera la intención de competir en los Juegos Olímpicos, en primer lugar, y lo
último que necesitaba era a un hombre grabando mi humillación con su nueva profesión.
Mi hermano, Soobin, es el romántico, el más apasionado. A pesar de
que apenas tiene veintiún años y sólo es tres años más joven que yo, el
es el que vive en el mundo, envía tarjetas postales de diferentes lugares a
mamá, papá y a mí de sus "amantes".
¿Yo? Yo era el que pasó su vida entera entrenando, mi único deseo
era obtener una medalla de oro. Pero mi cuerpo se rindió mucho antes de que mi alma estuviera lista, y nunca participé en una competencia mundial.
Cuando necesitas aceptar el hecho de que tu cuerpo a veces no puede hacer lo que quieres, duele casi más que el dolor físico de ser herido.
Por eso me encanta la rehabilitación deportiva. Aún podría estar
deprimido y enojado si no hubiera recibido la ayuda que necesitaba. Es por eso que quiero tratar de ayudar a algunos atletas jóvenes, incluso si no quieren. Y porque quiero un trabajo en el que pueda sentir, quizás, al fin tener éxito en algo.
Pero, extrañamente, cuando me despierto en la noche, no es mi
hermano en quien pienso, o en mi nueva carrera, o incluso, el terrible día
en el que los Juegos Olímpicos se convirtieron en algo inalcanzable para
mí.La única cosa en mi mente está noche es el demonio de ojos azules
que puso sus labios sobre los míos.
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La mañana siguiente, Jimin yo vamos a correr en el parque de
nuestro barrio, como todos los días de la semana, llueva o truene. Cada
uno de nosotras lleva un brazalete con nuestro iPod, pero hoy, parece que
estamos escuchando nada más que a la otra.
—Lo hiciste, zorra. Se suponía que sería yo. —Presiona unas teclas
en su celular, frunzo el ceño cuando trato de ver lo que está leyendo.
—Entonces, debiste haberle dado tu número en lugar del mío.
—¿Te llamó?
—City Hall a las once. Deja a tu amigo loco en casa, eso fue todo lo
que dijo.
—¡Ja, ja! —dice, tomando mi teléfono, tecleando la contraseña y
entrando a mis mensajes.
Entrecierro mis ojos porque el retorcido gato sabe mi contraseña,
nunca podría esconder un secreto de él incluso si quisiera. Ruego porque no vea mi historial de google, o se enteraría que he estado acosándolo. Honestamente, no quiero aceptar el hecho de que
tecleé su nombre en la barra de búsqueda más veces de las necesarias.
Afortunadamente, Minnie sólo chequea mis llamadas perdidas, por supuesto,
no tengo llamadas de él.
A juzgar por los artículos que leí anoche, Jeon Jungkook es el dios de las fiestas, el dios del sexo, y, básicamente, un dios. Y un problema, para comenzar. En este instante probablemente está borracho en su cama
con omegas y betas desnudos a su alrededor y pensando—: ¿Taehyung?¿De quién hablas?
Jimin regresa el teléfono, se aclara la garganta, y lee un tweet—: De acuerdo, hay varias noticias que debes escuchar. “¡Sin
precedentes!” “¿Sabes que todos vieron a Riptide besando a un espectador?” “¡Mierda! Escuché que se produjo una pelea cuando trató de ir tras él y empujó a un hombre.” “Pelear fuera del ring es ilegal, Rip no podrá luchar por el resto de la temporada o por toda la eternidad.” “¡Sí, es
por eso que fue expulsado del pro! Bueno, no iré si Rip no está luchando.”
Todos estos son varios comentaristas —explica Jimin mientras baja su
teléfono y sonríe—. Me encanta que lo llamen Rip. Como si sus oponentes
descansen en paz. ¿Entiendes? De todos modos, si seguirá peleando, tiene
precisamente este sábado antes de viajar para luchar en otra ciudad ¿Vamos o vamos?
—Eso es lo que quería saber cuando llamó.
—¡Tae! ¿Te ha llamado o no?
—¿Qué crees, Minnie? ¿Cuántos seguidores tiene? ¿Un millón?
—En realidad tiene doce millones tres mil seguidores.
—Bueno, ahí está tu maldita respuesta. —Ahora, estoy enojado y ni siquiera sé por qué.
—Pero estaba seguro de que él quería algo contigo ayer.
—Ya hizo lo que quería, Minnie. Así trabajan esos chicos, solo llaman la
atención.
—Todavía tenemos que ir el sábado —decreta ek más bajo con un furioso
ceño que hace que su cara bonita luciera muy cómica. Él no es el tipo de
persona que se enoja con alguien
—. Y tienes que llevar algo que haga que
sus ojos salten y se arrepienta de no haberte llamado. Podrían haber
tenido una aventura, una noche de rock.
—¿Señorito Kim?
Nos dirigimos de nuevo a mi apartamento y miro a una alta mujer
cuarentona con cabello rubio de pie en las escaleras de mi edificio. Su sonrisa es cálida y estoy casi confundido cuando sostiene un sobre con mi nombre escrito en él.
—Jeon Jungkook quería que le entregara esto.
Escuchar el nombre de sus labios hace que mi corazón tropiece, y de
pronto, está latiendo más de lo que hizo durante toda mi carrera esa mañana. Mi mano tiembla mientras abro el sobre y saco un gran pase azul y amarillo. Es un pase al backstage con entradas para la pelea del sábado.
Son asientos centrales de primera fila, hay cuatro. Mis entrañas hacen cosas raras cuando me doy cuenta de que el pase tiene mi nombre escrito en él, en letra de hombre, sospecho que la suya.
En serio, no puedo respirar
—Guau —susurro, atónito. Una pequeña burbuja de emoción crece rápidamente en mi pecho, y casi siento que tengo que correr un par extra de kilómetros para hacerla estallar.
La sonrisa de la mujer se ensancha. —¿Debo decirle que ha dicho
“sí”?
—Sí. —La palabra sale antes de que pueda pensar en ello. Antes de que pueda contemplar todos los titulares de los artículos que leí sobre él ayer, la mayoría de ellos destacan las palabras “chico malo”, “borracho”, “peleas de bar” y “prostitutas”.
Porque es sólo una pelea, ¿no?
No estoy diciendo que sí a todo lo demás.
¿Cierto?
Miro con incredulidad las entradas otra vez, y Jimin boquiabierto
en mi perfil ve como la mujer se sube a la parte de atrás de un Escalade negro. Cuando el coche se aleja, juguetonamente me golpea el hombro. —
Zorra. Lo quieres, ¿verdad? Se suponía que era mi fantasía, ¡Ugh!
Me río mientras le entrego su entrada, mi cerebro tratando de hacer click con la realidad. —Creo que iremos, después de todo. Ayúdame a reclutar a la pandilla, ¿quieres?
Jimin agarra mis hombros y susurra en mi oído mientras me conduce por las escaleras hasta mi edificio
—: Dime que esto no te hace sentir un poco de cosquilleo.
—Esto no me hace sentir un poco de cosquilleo —digo de forma
automática, antes de deslizarme a mi apartamento agrego
—: Me hizo sentir uno muy grande.
Gritos y demandas vienen de Jimin para seleccionar la forma en la que me vestiría para el sábado y le digo que si quisiera lucir como una puta se lo haría saber. Finalmente, Minnie se da por vencido con mi armario,
diciendo que no hay nada ni remotamente sexy, entonces se va a trabajar,
así que me deja sola el resto del día. Pero el cosquilleo no se va tan fácil.
Lo siento cuando me estoy duchando, vistiéndome, y cuando estoy
revisando mis correos electrónicos para buscar más puestos de trabajo.
No puedo explicar por qué estoy tan nervioso ante la idea de volver a verlo.
Creo que me gusta, y no me gusta que me guste.
Creo que lo quiero, y no me gusta que lo quiera.
Creo que realmente es el material perfecto para una aventura de una noche, y no puedo creer que comience a cuestionarme sobre ello también.
Naturalmente, como cualquier hombre con hormonas, el sábado estoy
en un punto totalmente diferente en mi ciclo, y me he arrepentido más de una docena de veces de haber dicho que iría a la lucha. Me consuelo con el hecho de que la banda, por lo menos, está muy
entusiasmada con ir. Jimin llamó a Jin y Min-jae para que nos acompañaran. Jin
trabaja con Jimin en la firma de diseño de interiores. Él es el residente
en vanguardia Goth con quien todo hombre quiere decorar sus almohadillas de soltero. Min-jae todavía está estudiando para ser dentista y es
mi vecino, amigo de muchos años, y un amigo de Minnie desde la secundaria.
Es el hermano que nunca tuve, es tan dulce y tímido con los omegas que
tuvo que pagarle a un profesional para que tomara su virginidad a los veintiún años.
—Me alegra que nos lleves, Jae —dice Jimin mientras se monta en el asientos de atrás conmigo.
—Juro que eso es todo lo que ustedes quieren de mi —dice, pero se
ríe, claramente contento por la pelea.
La multitud en el Underground es el doble de la última vez que estuvimos aquí, esperamos unos veinte minutos para subir al ascensor que nos conduciría a la arena.
Mientras Minnie y sus amigos buscan nuestros asientos, deslizo el
pase al backstage alrededor de mi cuello y digo—: Dejaré algunas tarjetas
de presentación en un lugar donde los luchadores puedan verlas.
Tendría que estar loco para desperdiciar esta oportunidad. Estos atletas son tan fuertes que pueden destrozarse un órgano vital. Si alguna vez hay una oportunidad de hacer un trabajo de rehabilitación temporal, imagino que tiene que ser aquí.
Mientras espero en la fila para ser admitido a la parte de acceso restringido, el olor de la cerveza y sudor impregna el aire. Veo a Jae encontrar nuestros asientos al lado derecho del ring, y me impresiona lo cerca que los luchadores van a estar. Jae parece ser capaz de tocar el piso del ring si da un paso y extiende el brazo.
En realidad, se puede ver la pelea desde el fondo de la arena sin tener que pagar ni un centavo, excepto quizás una propina al portero, pero las entradas cerca del ring cuestan unos quinientos dólares, y Jeon Jungkook me regaló cinco entradas. Dado a que he estado sin trabajo durante dos semanas desde mi graduación y estoy estirando mis ahorros, nunca podría haberme pagado esas entradas. Mis amigos, todos graduados recientemente, tampoco podrían costearlas. Aceptarían prácticamente cualquier tipo de trabajo que pudieran conseguir en este jodido mercado de trabajo.
Repleto de gente, finalmente le echan una mirada a mi pase de backstage, camino con una pequeña sonrisa feliz, estoy autorizado para caminar por un largo pasillo con varias habitaciones abiertas a un lado.
Cada habitación tiene bancos y filas de casilleros, noto a varios combatientes en diferentes esquinas de la habitación, conversando con sus equipos. En la tercera habitación que miro, está él, y un escalofrío de nerviosismo se precipita a través de mí.
Está perfectamente relajado, sentado encorvado, en un banco largo
de color rojo, viendo como un hombre calvo venda una de sus manos. Su
otra mano ya vendada, toda cubierta con la cinta de color crema, con excepción de los nudillos. Tiene la cara pensativa y sorprendentemente juvenil, y me pregunto cuántos años tiene. Levanta la cabeza oscura, como si me detectara, y me descubre inmediatamente.
Un destello de algo extraño, poderosas chispas escapan de sus ojos,
se extienden por todo mi cuerpo como un rayo. Reprimo mi reacción y noto que su entrenador está ocupado diciéndole algo. Jungkook no puede quitarme los ojos de encima. Su mano aún está estirada, pero parece olvidar que su entrenador le sigue dando instrucciones.
—Bueno, bueno, bueno...
Me giro hacia la voz a mi derecha, y una astilla de temor se abre en mi estómago. Un enorme luchador se encuentra sólo a un metro de distancia, me mira con ojos que son pura intimidación, como si fuera un postre, y él tuviera la cucharilla perfecta.
Veo a Jungkook tomar la cinta de su entrenador y lanzarla a un
lado antes de que se levante y camine lentamente hasta situarse junto a
mí. Cuando lo siento detrás de mí y un poco hacia mi derecha, la conciencia de su cuerpo pegado al mío se filtra en cada uno de mis poros.
Su suave voz me hace temblar mientras se enfrenta a mi admirador.
—Sólo vete —Le dice al otro hombre en voz baja.
El hombre que reconozco como Kim Chul Won ya no me está mirando. En
cambio, mira por encima de mi cabeza y ligeramente a un lado. Creo que al lado de Jungkook no parece tan grande después de todo.
—¿Es tuyo? —pregunta con los ojos pequeños y brillantes entrecerrados.
Mis muslos son gelatina cuando su respuesta se desliza como una
cascada en mi oreja, tanto terciopelo como escalofriantemente duro.
—Puedo garantizar que no es tuyo.
Kim Chul Won se va, y por un largo momento, Jungkook se queda ahí,
una torre de fuerza muscular casi tocándome, su cuerpo, su calor me
envuelve. Escondo mi cabeza y murmuro—: Gracias. —Y huyo
rápidamente, me quiero morir porque te juro por Dios que él bajó la cabeza para olfatearme.
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