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Ꜥꜥֶָ֢🏰ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 29

La Casa Real era un auténtico desastre. Y si alguien le hubiera advertido a TaeHyung que esto pasaría, no habría forma de que lo hubiera creído.

Los reyes eran personas, él lo sabía bien. Y como personas, se enojaban y reaccionaban de diversas formas dependiendo en qué situación estuvieran. Eso lo comprendía también. Pero en su vida, se imaginó que escucharía a la reina gritar. Menos de esa forma tan desaforada, como si realmente hubiera perdido los estribos.

Irónicamente, le pedía a Mi-Sun explicaciones, respuestas por sus actitudes y qué demonios ocurría con ella, pero sin darle tiempo a expresarse. Profiriendo todo tipo de exclamaciones en el medio. No escuchándose la voz de nadie más que que la de ella.

Y si ahora se encontraba presenciando tan intenso y unilateral cruce, es porque JungKook no había podido conciliar el sueño. Eran poco más de las dos y el tipo consideró que hacer un poco de trabajo, estaría bien. A pesar de haber tomado su medicamento prescrito para sus problemas de sueño, no consiguió nada. Y una cosa llevó a la otra, por lo que terminó acompañándolo. A pesar de sus continuas negaciones. Ya estaba despierto y necesitaba hacer algo para volver a dormirse, así funcionaba él. Se lo hizo saber al hombre, y aunque éste no le creyó dejó de negarse a ser acompañado.

No llevaban más de diez minutos, o tal vez, trece, en su estudio cuando las fervientes exclamaciones cargadas de emociones contradictorias comenzaron a resonar por el amplio lugar. Sorprendiéndose de que llegaran hasta allí, la distancia entre la sala y el estudio del azabache era considerablemente lejana.

— ¿Qué piensas que sucedió?

Los ojos de TaeHyung seguían ampliados por la impresión, mientras que la expresión de JungKook era de completa indiferencia.

— ¿No se te enseñó que curiosear es descortés?

— Lo sé, pero estoy preocupado.

Su relación con la castaña había dejado de ser buena hacía mucho, lo sabía bien. Incluso sus interacciones se perdieron con el pasar del tiempo. Pero aún así, habían sido años compartidos y el afecto, perturbado y algo dañado, seguía estando. Además, él no era una persona que pasara de página rápidamente. Un defecto supuesto a corregir.

Y en sus años de amistad, nunca había escuchado a los reyes, o a la reina únicamente, gritarle o siquiera regañar a la princesa. Lo que en un principio llamó a su atención, sus padres no dudaban dos veces en regañarlo cuando actuaba de manera inadecuada. O cuando simplemente, merecía algún llamado de atención.

Por lo que, la preocupación cosquillaba, sutilmente sus entrañas. Cuestionándose si no había sucedido algo grave.

— Ven.

Levantándose de la alfombra, se acercó al hombre con rapidez. Quien giró su portátil en su dirección, mostrándole lo que se encontraba viendo.

«Promiscuidad real, una princesa con vicios inconcebibles y actitudes inapropiadas», rezaba el título de un artículo. Con agilidad, leyó cada palabra allí escrita. Sus ojos abriéndose a medida que la información llegaba a su cerebro y comprendía qué, se supone, Mi-Sun había hecho.

No pudiendo creer nada. Incluso cuando vio la foto al final del artículo, seguía en negación.

Sus ojos se movieron de la lumínica pantalla y aterrizaron en JungKook, quien se encontraba viéndole con atención y jugando, distraídamente con el lirio colgado en su cuello. Hace dos semanas el hombre expresó no ser alguien de collares o accesorios en general, pero hasta el momento, no existió una ocasión en la que su cuello no estuviera adornado por su obsequio.

— ¿Es verdad? — Consiguió preguntar luego de tanto balbuceo.

El hombre asintió, en calma a diferencia de él.

— Mi-Sun no conoció de qué son los límites con propiedad, puede ser un porqué de su comportamiento.

«Aún así, ¿drogas? ¿visitar prostíbulos?», TaeHyung estaba totalmente pasmado. Esa no era la chica que él había conocido y se jactaba de ser moderada. Era.... Dios, su mente se sentía una laguna de incomprensión.

— Pero... eso.... ¿cómo?

— Sigue siendo una persona — Respondió sin mucha emoción — Y como una, se equivocará o tomará malas decisiones. Es lo que compone nuestra naturaleza y nos hace humanos.

— Esto es... wow — Sentenció en un tono quedo.

No se esperaba una revelación de esa índole, siendo honesto. Y mucho menos que fuera a las dos de la madrugada y tuviera que ver, con una persona que creía conocer bien.

JungKook suspiró y se alejó unos centímetros de su escritorio. Acomodó su postura y sin un ápice de duda, sujetó su muñeca y lo acercó a su cuerpo, haciendo que tome asiento en sus piernas. En otro momento, se habría sonrojado o quizás, emocionado de más por el contacto y el gesto en sí. Pero su cerebro estaba en blanco y falto de reacciones.

— ¿Cómo no lo noté?

— ¿Cómo podrías? — Preguntó el alto en su lugar — De todos modos, estuvo un tiempo sin consumir.

— ¿Un tiempo? — Repitió asombrado — ¿Y cuánto...?

— La primera vez que la atrapé, tenía dieciséis — Murmuró con su voz escuchándose serena, desinteresada hasta cierto punto — Había llegado tarde de sus clases de mandarín y no eran más de las nueve, estaba demasiado eufórica. Y cuando le pregunté, simplemente dijo que tenía amigos divertidos. No hacía falta ser un genio para ver que estaba intoxicada.

— Pero tus padres...

— No estaban. En ese tiempo, eran más activos en sus labores.

— ¿Y no lo supieron? — Cuestionó incrédulo, sus ojos estando bien abiertos.

— Como dije, las personas tomamos malas decisiones. No estoy exento de ello — Expresó por lo bajo, reprobando su propia actitud por adelantado — Era joven y ella mi hermana, pensé que sería cosa de sola una vez. Un acto producido por la curiosidad y nada más. En lugar de contarle a nuestros padres, preferí ocultarlo.

— Vaya.

JungKook asintió.

— No era algo diario, según lo que observé. Cuando cumplió veinte, estaba limpia y hasta hace tres meses, también — Señaló en un bufido exhausto — Honestamente, todos tenemos un poco de culpa para con cómo terminó siendo Mi-Sun. Si en lugar de desarrollar una compulsión por encubrir sus desastres, hubiera comentado de ellos. La situación sería diferente.

— Tú lo dijiste, eras joven y estabas pensando y actuando como su hermano. ¿Por qué culparte?

— Sólo asumo parte de mi responsabilidad — Corrigió con simpleza — No puedo fingir que no tengo que ver con ello, porque de alguna forma, lo hago.

TaeHyung pronunció un sonido de comprensión pero no dijo más. Cuando exclamó que su mente estaba en blanco, no estaba exagerando. Sus funciones se habían detenido y no había un pensamiento allí dentro, todo estaba vacío. Esforzándose por asimilar la realidad de su amiga, recién descubierta.

Suspirando, llevó sus brazos hasta el cuello de JungKook y sin ejercer demasiada presión, se abrazó a él. Moviendo sus ojos a los papeles sobre su escritorio, curioso. El más alto regresó el gesto, envolviendo su cintura con sus extremidades, principalmente para que no se deslizara fuera de sus piernas.

— ¿Qué es eso?

— El rey de Corea sugirió que sería adecuado que viaje a verlo, para aclarar algunos supuestos malos entendidos — Respondió por lo bajo, reteniendo un bostezo — Estaba escribiendo mi respuesta.

— ¿Difícil? — Preguntó al ver los diversos papeles y textos sin terminar.

— No estaría hallando la forma correcta de rechazarlo.

— Podrías comentarle porqué no quieres acceder. Tus razones, aunque personales, siguen siendo válidas.

El hombre asintió a sus palabras, asegurando que lo consideraría. Después de todo, mientras más diplomático y excesivamente cortés lo fuera todo, mejor. Los malos entendidos, no surgirían de esa forma.

Lo que de alguna manera era beneficioso y de otra, simplemente apestaba.

— Deberíamos ir a dormir — Murmuró tiempo después. Sosteniendo la muñeca del más alto y percatándose de la hora: eran poco más de dos y media — Los gritos pararon.

Y en efecto, lo habían hecho. No tenía conocimiento de hace cuánto, pero al parecer, era zona segura.

— Puedes adelantarte.

Asintiendo enérgicamente, TaeHyung soltó al hombre y tan pronto éste lo hizo también, se levantó. Encaminándose fuera. Sigilosamente caminó por los pasillos, a pesar del silencio sepulcral, temía toparse con alguno de los reyes. Podrían tergiversar su andar por allí y teniendo en cuenta la situación actual, es lo que menos deseaba.

Y para su suerte o desgracia, en las escaleras se topó con una agotada y poco expresiva Mi-Sun. Quien no le otorgó una de sus miradas más cálidas.

— ¿Cómo estás?

Enarcando una ceja, la castaña respondió en un mascullo.

— Perfectamente, ¿por qué? ¿escuchando detrás de las puertas?

Totalmente aturdido por la rudeza contraria, sus orbes se abrieron a la par.

— No yo... estudio — Balbuceó señalando tras su persona. Queriendo dar a entender dónde había estado con anterioridad.

— No hay forma de que pudieras escuchar algo estando allí — Aseguró con seques, dándole una mirada entrecerrada. TaeHyung quiso explicar que los gritos habían sido realmente altos pero su lengua se enredó en sí misma, nerviosa y las palabras salieron atropelladas — De todos modos, no tenía idea de que estabas aquí.

— Lo estaba ayudando....

— Ah, cierto — Interrumpió sin ninguna emoción en particular. Asintiendo para sí misma — Me había olvidado de tu generosidad indiscutible.

«¿Qué es esto?», se preguntó desconcertado ante el repentino ataque indiscriminado que estaba recibiendo. Casi de la nada, se atrevía a pensar.

— Yo sólo estaba preguntándome si estabas bien.

— Eres molesto, ¿sabes?

— ¿Cómo?

Mi-Sun resopló, no fue fingido. Realmente parecía exasperada.

— Desde que pasas pegado a JungKook, pienso que te haz vuelto alguien molesto. A parte de estirado, claro — Agregó con el tono más despectivo posible — Ahora si me disculpas, tengo sueño.

Aturdido y sumamente confundido, TaeHyung vio a la castaña pasar por su lado y subir las escaleras. Escalón por escalón. Sin prisas y totalmente indiferente de su persona.

En algún pasado, hubiera buscado una explicación lógica y creíble, de porqué había tenido una actitud tan ruda para con él, teniendo en cuenta que eran amigos. O lo habían sido. Pero actualmente, no lo hizo. No pensó si tuvo que ver con el regaño y los gritos que recibió. Si fue totalmente consciente y las tomó contra él porque sí. Tampoco pensó en si tuvo que ver con su intoxicación sacada a la luz hace poco menos de una hora.

No pensó en nada.

— ¿Te sucedió algo?

Brincando en su sitio, TaeHyung viró su rostro hacia JungKook. Quien tenía su rostro inclinado, curioso por su presencia estática el principio de las escaleras, seguramente.

— Nada, sólo te estaba esperando.

Su voz fue muchas cosas, menos convincente. Incluso su sonrisa se percibió demasiado forzada y endeble. Incómodo, desvió su mirada. Estaba siendo escrutado intensamente y el alto podía ser calificado de diversas formas, eso sin dudas. Pero como alguien ingenuo o crédulo, no.

Y JungKook comprendió a qué se refería YoonGi cuando, tiempo atrás, bastante de hecho. Éste le informó que, con sus descuidadas palabras, había hecho llorar al príncipe. Viéndolo ahora, lo comprendía. Su semblante estaba entristecido y sus ojos habían perdido todo brillo, incluso las comisuras de estos estaban humedecidas.

Internamente, se cuestionó qué rayos había pasado.

— ¿Qué...?

— Como acordamos, es tiempo de dormir — Musitó con entusiasmo forzado, tomándolo por la muñeca, se apresuró en arrástralo escaleras arriba — Debemos cuidar de tu rutina de sueño.

— Pero...

— Estoy bien.

Exhalando profundamente, el alto desistió. Si no quería hablar de ello, no lo sonsacaría por información. Respetar su silencio, le parecía más adecuado.

Y si TaeHyung o JungKook creyeron que al día siguiente, la situación y el ambiente en general, sería propicio. O ligero siquiera. Se equivocaron. Mi-Sun era la única indiferente con respecto a su entorno. Los reyes en cambio, estaban enfurecidos. La reina para ser exactos.

Por un momento, el príncipe pensó que todo se mantendría de esa forma. Tensa, incómoda y ciertamente asfixiante. Pero al parecer, sus conjeturas el día de hoy, estaban programadas a fallar. Porque después de varios minutos, la reina comenzó a inquerir un sin fin de diversas cosas de las que, su cerebro apenas consiguió asimilar la mitad.

Mi-Sun se mantuvo inexpresiva, respondiendo en monosílabos y como si fuera más relevante la comida en su plato. Lo que inevitablemente, consiguió enfurecer a su madre por las escasas veces en la que había mirado en su dirección.

Y tras una pregunta en particular, todos contuvieron el aliento.

— JungKook tenía conocimiento de esto.

Honestamente, TaeHyung esperaba que de alguna forma, ellos fueran dejados de lado. Después de todo, ¿qué tenían que ver?

Pero al parecer, volvió a equivocarse.

— ¿Es eso cierto?

— Lo es — Murmuró el hombre con calma, bajando su taza de café y enfrentando la mirada de su madre sin vacilar en el proceso — Llevo ocupándome de ella cinco años.

— ¿Cinco años? — Repitió con asombro, volviéndose a fijar en la castaña.

Fugazmente, él se cuestionó qué tanto le había gritado la reina ayer que apenas tenía noción de la realidad de su hija. «Entre tantas exclamaciones, ¿no se encargó de averiguar nada?», fue el pensamiento que acompañó al anterior.

— Es una estimación exagerada, en mi opinión.

MinYoung entornó la mirada e ignoró las palabras de Mi-Sun.

— ¿Y consideraste que la mejor decisión a tomar, sería mantenerlo en secreto?

— Sinceramente, podría haberle comentado de ello y su majestad no me habría creído.

— Tu deber no es sacar conclusiones precipitadas de cómo habría reaccionado.

— No fue una conclusión precipitada ni una conjetura irracional, su majestad. Fue y sigue siendo una realidad. Reconózcalo, por favor — Replicó en un mismo tono tranquilo. Asombrando a la mujer por su descaro, tal vez — Pero si le es difícil, puede simplemente culparme y calificar mis acciones como imprudentes.

— Y ten la certeza de que lo fueron — Masculló con tensión, haciendo a un lado su plato a medio terminar. Su expresión era inquietante — Encárgate de organizar una conferencia de prensa, hay que aclarar la situación antes de que cobre más magnitud de la necesaria.

JungKook asintió a sus palabras, evaluándolas internamente mientras acababa con lo poco que yacía en su plato. Poniendo los nervios de la mujer en punta sin quererlo.

— Si bien le dije que, libremente puede echarme la culpa. No significa que tomaré la responsabilidad — Mi-Sun dejó de comer y levantó su mirada con rapidez, incrédula de lo escuchado. Mientras que su madre contenía la respiración — Usted sigue siendo la reina y aunque no esté llevando a cabo sus funciones tan activamente como en el pasado, sigue siendo su responsabilidad encargarse de la situación. ¿O acaso se olvidó lo que reza en el protocolo real?

— Como futuro gobernante que serás, puedes encargarte de la situación incluso, si aún no eres coronado.

— La princesa es mi hermana, no mi hija — Señaló con una inflexión notoria en su voz. Colocando sus manos por debajo de la mesa y sobre sus muslos. Apretando la tela que los cubría hasta el punto de arrugar la misma — La responsabilidad absoluta sigue recayendo en usted, su majestad.

— La cual puedo cederte.

— Cierto — Reconoció en tensión, ocasionando más arrugas en su pantalón — Pero tiene la alternativa de permitir, que por primera vez, la princesa se encargue de sí misma. Después de todo, tiene la edad suficiente y la afectada principal es ella.

— ¡¿Cómo te atreves?! — Masculló la susodicha, soltando sus cubiertos y mirándole con ferocidad.

— Ni pensarlo — Descartó la reina sin considerarlo demasiado. No lo había hecho siendo específicos — No tiene la preparación que se requiere. Es tu trabajo. Hazlo.

— No realmente.

Y el padre de JungKook, que hasta el momento se había mantenido silencioso y ajeno a la discusión, consideró, quizás, que era momento de intervenir. La reina estaba demasiado enervada y JungKook comenzaba a perder los estribos de sus reacciones, lo que no significaba nada bueno.

— Meditando ambas partes, tiene razón — Pronunció con sus ojos en la pelinegra. Tocando su mano para calmarla o llamar a su atención, no tenía mucha idea — Es nuestro trabajo. Lo ideal sería que nos ocupáramos.

Y por arte de magia, la reina pareció entrar en razón. Un tanto reacia a ello, pero no dijo más. Por unos minutos, al menos.

— Aparte de experimentar con psicoestimulantes y visitar prostíbulos para pagar por sexo, ¿haz hecho algo más de lo que deba estar enterada?

— No.

JungKook le dio una mirada mordaz a su hermana, pero se mantuvo callado. Y aprovechando que la atención volvía a estar en la castaña, TaeHyung lo observó de soslayo palmear sus bolsillos hasta que encontró lo que buscaba: su medicación. Con discreción la sacó de su bolsillo y la llevó hasta debajo de la mesa. Su corazón se arrugó por la preocupación y tan pronto notó sus intenciones por querer tomar una dosis más de la recetada. Rápidamente estiró un brazo y sujetó su muñeca, al ser observado le regresó una mirada significativa y meneó su cabeza. Para su alivio, el hombre regresó la pastilla de más a donde pertenecía y se apresuró en ingerir la dosis que le correspondía: una.

Buscando reconfortarlo, acarició su brazo con suavidad antes de alejarlo. Alzando la mirada, se encontró con la del padre, quien tenía sus ojos entrecerrados. Interrogantes. No había que ser genios para saber que notó la acción de su hijo. Pero aparte de intrigado por ésta, no parecía preocupado.

Sin apetito, dejó su plato a medio terminar. Sintiéndose culpable con el personal que tendría que tirarlo.

JungKook hizo hacia atrás su silla e inexpresivo, se levantó. Disculpándose con los reyes, anunció que se retirarían. Por un momento había olvidado su cita con la psicóloga, bueno, JungKook tenía una. Él sólo lo acompañaría. Disculpándose también, salió junto con el hombre.

El día había iniciado hace ocho horas y ya estaba siendo agotador. Pensó en un suspiro, cuestionándose momentáneamente, qué acontecería el resto de éste.

— ¿Qué tal te está sentado la medicación?

— ¿Cuál de las dos? — Cuestionó con una ceja en alto.

— Ambas, por supuesto.

JungKook exhaló con profundidad e inconscientemente, cruzó sus brazos. Reflexionando un momento en sus palabras y en cómo, la medicación lo estaba afectando o beneficiando. Dependiendo de la perspectiva en la que se viera la situación, claro.

— El somnífero parece funcionar como se le viene en gana, siendo un tanto burdo al responder — Musitó con seques evidente — A veces es efectivo y otras, realmente es como si no hubiera tomado nada.

— Comprendo, ¿y lo tomas en la hora aconsejada?

— Cuando lo recuerdo — Admitió con un carraspeo.

La mujer asintió, haciendo un par de anotaciones antes de aclarar su voz y dirigirse hacia él, con su tono característico. Uno cargado de serenidad neutral y para nada forzada.

— Para que funcione con propiedad, debes consumirlo al mismo horario todos los días — Le recordó sin que sonara a reproche censurante. Simplemente fue un señalamiento de lo que, con anterioridad, se le había dicho — ¿Cenas? — No necesitó responder, el que hubiera desviado su mirada lo hizo por él — Ten en cuenta que tomas medicación, es fundamental que consumas sólidos.

— Lo sé, lo entiendo — Farfulló con crispación ligera, revolviendo sus cabellos — Lo siento.

La castaña sacudió una mano, negando su disculpa.

— No tienes que disculparte. ¿Ha sucedido algo que te tenga alterado?

— Han sido días estimulantes. En el sentido negativo de la palabra  — Aclaró sin mucho esfuerzo — ¿No vio las noticias?

— No tenemos que hablar de eso si no quieres hacerlo — JungKook asintió y suspiró, tomando la palabra de la mujer. Por hoy no hablaría de ello — De acuerdo, ¿qué me dices del aripiprazol¹?

— Cuando me lo recetó, dijo que sería difícil al principio ¿cierto? — La mujer asintió — Llevo una semana con él y sigue igual — Pronunció en un tono bajo y cansado, volviendo a suspirar — Hay momentos en el día que me siento letárgico, tengo punzadas en mi cabeza pero extrañamente, no se convierten en jaqueca. Sólo son punzadas y algunos mareos esporádicos.

— ¿Cómo están tus nervios?

— Controlados.

La mujer de cabellera castaña dejó de escribir para comenzar a pasar las hojas en su libreta, viendo dos veces algunas páginas, hasta que se detuvo en una de interés muy seguramente.

— Creo que lo más adecuado sería disminuir tu dosis a media por día, ¿de acuerdo? — Expresó con afabilidad, dándole una mirada expectante y ante ella, asintió. No había mucho que pudiera objetar cuando sus conocimientos médicos eran inexistentes — Debes comer algo antes, no lo olvides. Es importante — Agregó en un tono contundente — Y en cuanto al horario, siempre puedes optar por temprano en la mañana o cuando estés por almorzar. Pero no debes intercalar entre uno u otro. Es algo importante a considerar.

— La tomaba en el desayuno.

— Bien, mantén ese horario por favor — JungKook asintió, guardándose para sí mismo, que intentó consumir una pastilla de más. Por el hecho de que, sus nervios hoy estaban más revueltos — Si los malestares persisten o se agravan, buscaremos una medicación que se adecue a tu organismo de mejor forma ¿de acuerdo?

Por segunda vez, JungKook razonó que, sería apropiado guardar sus quejas y opiniones en algún rincón de su mente. De preferencia, en el más vacío de todos.

— De acuerdo. ¿Qué haz pensado de mis sugerencias a hablar con tus padres?

— Seguiré manteniendo distancia y silencio.

— ¿Por qué?

— La situación actual es volátil y no quiero problemas. Mucho menos estresarme por un acto de sinceridad tardío.

— ¿Y cuándo todo se relaje lo suficiente?

Ansioso, JungKook apretó sus dedos entrelazados entre sí, se encogió en el asiento que ocupaba y apartó su mirada. No sopesó la posibilidad demasiado cuando, inconscientemente, se encontró sacudiendo su cabeza en negativa a ella.

¿Qué podría hablar con sus padres?, «¿siquiera es necesario?» meditó con frustración. Antes de que terminara de expresar algo, tenía la certeza de que su madre minimizaría sus palabras y la verdad en ellas. Incluso podía apostar que le restaría importancia. Un príncipe era de acero y si habían complicaciones en su camino, tenía que hacerles frente. Si eran apabullantes y complejas, podía optar por ignorarlas. Nadie más que él mismo tendría conocimiento de la cobardía de su acto.

Apenas comenzó a mostrar signos de cansancio y su postura comenzó a ser un desastre indigna de buenas calificaciones, su madre encontró en afán en repetir dichas palabras. A veces acompañadas de metáforas y otras tantas, pronunciadas en un tono áspero y crítico. Con sólo veinte años, se convenció de que haría lo imposible por complacer sus expectativas y llevar a cabo cada demanda que proclamara.

Pero había sido en vano, si en años anteriores no pudo conseguir algo, ¿por qué continuar intentándolo? La concepción que su madre poseía de él, era obvia. Apenas tenía las capacidades suficientes de llevar en alto, los títulos que naturalmente le pertenecían. Sus esfuerzos eran los justos y nunca conseguiría alcanzar las expectativas de la mujer.

La presión dormida en su pecho cobró vida y restringió su aire por un momento, causándole dolor en el proceso. Carraspeando e ignorando su malestar, se dirigió a la mujer de analítica mirada.

— No me creo capaz de hacerlo, lo siento.

Una sonrisa gentil adornó los labios ajenos.

— Respira, no tienes qué disculparte. Trabajaremos en ello.

Las preguntas y comentarios continuaron, a duras penas consiguió mantenerse enfocado en la mujer ante él y en las sugerencias que salían de su boca. La bruma en su mente era intensa y ensordecedora, llegado a un punto, la mujer se detuvo para servirle un vaso de agua. Dándole varios minutos para que volviera en su totalidad a sí mismo.

— ¿Él vino?

Con su mente aún aturdida, a JungKook le costó comprender a quién se refería.

— Sí. Está fuera.

— ¿Permitirías que en algún momento hable con él?

¿Y que compruebe con sus ojos el auténtico desastre que era?, JungKook no necesitó pensarlo demasiado y negó.

— No compartiré nada. Existe un acuerdo de confidencialidad entre nosotros. Médico-paciente — Aseguró con calma, intentando convencerlo tal vez — Simplemente, quiero hacerle un par de preguntas.

— De momento, mi respuesta será no.

— De acuerdo. Trabajemos paso a paso.

Tranquilizándose, asintió. Faltaban minutos para que su sesión acabara, por lo que, intentó mantener la calma y sus nervios a raya. Sacando su collar de bajo su camisa, comenzó a jugar con el dije. Moviéndolo en la fina cadena de un lado a otro, manía que había desarrollado recientemente.

A TaeHyung se le hizo realmente extraño ver a Mi-Sun en la televisión, acompañada de sus padres y disculpándose públicamente por sus actitudes inaceptables. Nunca había visto tantos periodistas de diversas editoriales y canales televisivos haciendo un sin fin de diversas preguntas.

Era un hecho asombroso y honestamente, uno que jamás creyó, tendría que ver con la castaña.

Estaba sin palabras y atento a todo. A diferencia de JungKook que, a pesar de estar a su lado, no parecía interesado. Viéndole de reojo, el hombre lucía más interesado y concentrado en jugar con su cabello. Acariciándolo de a ratos y haciendo un desastre de hebras cruzadas, en otros.

Pensando en su comportamiento en general, no había estado muy comunicativo desde que salió de su sesión. Apenas y le comentó un par de aspectos de ésta, mayormente se había mostrado ido y reservado. Cauto de palabras. No lo presionó y no insistió en sacarle comunicación. No parecía con el ánimo suficiente como para cooperar en ello. Y con el pasar de las horas, no cambió.

Mantuvo una actitud retraída y distante, ni siquiera trabajando parecía enfocando en ello. Sus reacciones eran lentas y torpes. No le tomó demasiado darse cuenta que estaba encerrado en su mente. O atrapado en ella. No había mucha diferencia.

«¿Qué habrá sucedido?», se preguntó en suspiro. Ladeando su rostro y fijando sus ojos en el alto. Que como anticipaba, lucía ido viendo a ningún lado en particular.

Frunciendo sus labios, lo observó por varios minutos. Su ceño estaba arrugado, meditando algo seguramente. Y sus labios eran una línea recta. No sabía decir cómo, exactamente lucía. No era verdaderamente malo pero tampoco bueno. Dispuesto a llamar su atención, separó sus labios pero el hombre se le adelantó.

— La psicóloga comentó que, en algún momento lejano, le gustaría hablar contigo.

— ¿En serio? — Su prometido asintió, parpadeando consecutivamente hasta que sus oscuros luceros lo enfocaron con claridad — ¿Por algo en particular?

— No tengo mucha idea y no pregunté — Musitó por lo bajo, desviando su mirada — Sólo expresó que le interesaría realizarte algunas preguntas.

— No tengo problemas con ir y responderlas.

Ladeando una sonrisa fugaz, JungKook volvió a verle.

— No tengo dudas de ello, pero dije en un momento lejano. No será pronto.

— Puedo esperar.

— Por supuesto que sí.

Inevitablemente, sus labios se curvaron en una sonrisa extensa. Producto de la buena estima y de la caricia en su cabeza, se sentía como la felicitación a un cachorro pero no se quejaba. JungKook no era realmente afectivo o cariñoso, por lo que, valoraba cuando tomaba la iniciativa de serlo. Y siendo justo, él tampoco lo era. No en exceso al menos.

Pero eso funcionaba para ellos.

La rueda de presa continuó, y sintiéndose intrigado por una pregunta en particular, volteó hacia el azabache.

— ¿Realmente hay posibilidad de que sea encarcelada? — Inquirió con asombro sincero — ¿Aunque no haya una denuncia de su consumo ni de eso?

— Denuncia o no, el consumo de drogas es ilegal — Recordó en un suspiro — Seguramente la policía tome acciones contra ella, pero teniendo en cuenta lo débil y cuestionable que es nuestro sistema judicial, me sorprendería que su sanción fuera mayor a dos años. O tres si hay alguien mínimamente responsable.

— Pueden ofrecerle servicio comunitario.

Riéndose secamente, asintió.

— Lo había olvidado. Servicio comunitario — Pronunció en bufido incrédulo. Sacudiendo su cabeza con ligereza para mayor énfasis — Increíble.

— ¿Quieres que sea enjuiciada? — Preguntó en un tono cauto. Curioso de su opinión.

— No tiene relevancia si es mi hermana o una princesa, por sobre eso, es una persona. Posee obligaciones y derechos, por supuesto. Pero su título real, no la exenta ir a la cárcel — Farfulló luego de pensar en sus palabras — Y siendo honesto, considero que debe ser enjuiciada. Es sensatez básica. Con alguien "ordinario", no se dudaría qué hacer.

Su conversación prosiguió, entorno a la ley de su país y los cambios que debería de tener, más específicamente. Cuando no hubo más que comentar o criticar sanamente, navegaron por la programación en la televisión. Percatándose de cuántos canales estaban centrados, únicamente, en el caso de Mi-Sun y el discurso armado de los reyes.

Hablarían de ello por días, estaba seguro. A menos que sucediera un acontecimiento de magnitud superior, así sería.

Los reyes volvieron cerca de las ocho de la noche, al parecer, las entrevistas se estiraron más de lo anticipado. Y teniendo un pensamiento generoso, no se veían muy bien. La reina lucía como si, repentinamente, tuviera diez años más. Mi-Sun no se veía mejor, su ceño estaba fruncido y la exasperación en sus ojos no era falsa.

En algún momento habría tenido pensamientos cálidos y palabras reconfortantes que decirle, pero aceptando que su relación era un hecho pasado y un recuerdo agridulce en su memoria, se limitó a compadecerse de su apariencia actual y de las consecuencias futuras que tendrían sus acciones.

Aunque aún no comprendía el porqué de ellas.

— Tu padre no debe estar emocionado por saber que pasarás otra noche fuera.

TaeHyung viró su rostro hacia la izquierda, fijando su atención en JungKook. Quien a diferencia de él, se mantenía sentado en su cama. Sus piernas estaban cruzadas y cubiertas por sus sábanas, la luz de la lámpara alumbraba su tono tenuemente, suavizando sus rasgos al mismo tiempo que realzaba algunos.

— Seguramente, pero no lo odia tampoco.

— ¿No? — Replicó con un tono más animado y una ceja en alto, pero sin despegar su mirada de la carta que, al fin se había tomado el tiempo de terminar.

— Nop — Aseguró por lo bajo. Siendo el único consciente de su gesto negativo realizado con su cabeza — No le caes tan mal.

— ¿Y qué hice para cambiar su opinión de mí?

— No lo sé. ¿Ser tú mismo?

— No le agradaba mi verdadero yo — Negó sin un tono en particular. No había irritación o abatimiento, neutralidad tal vez y en cierta medida, indiferencia — Pero es bueno saber que no me desprecia demasiado.

— Tiene conocimiento de que eres un buen hombre.

— ¿Te lo dijo? — Preguntó con escepticismo evidente, dejando sus hojas y sobres, en su buró. Había terminado — No tienes la certeza de que esa sea su opinión actual entonces — Agregó ante su mudez.

— Tengo el sentimiento de que así lo es.

— Muchas veces, una corazonada no suele ser un motivo válido. Ni algo de lo que fiarse ciegamente.

Rodando sus ojos, TaeHyung se colocó un tanto más abajo de las sábanas.

— Lo sé bien, no te preocupes. Ahora, apaga la luz, hay que dormir. Fue un día largo.

— Como usted ordene.

De manera exagerada, rodó sus ojos por segunda vez. Pero ante la risa del hombre, rió también. La risa de JungKook era contagiosa y agradable, sería realmente un gozo poderla escuchar con mayor frecuencia.

Y tras desearse un descansar sin interrupciones, compartieron un contacto de labios casto y fingiendo que no estaban conscientes de sus acciones, terminaron invadiendo la privacidad ajena. Con brazos y piernas. Era casi invierno y esa excusa, aunque no expresada, fue suficiente para ellos en sus respectivas mentes.

¹aripiprazol. es un antipsicótico, comúnmente usado para tratar la esquizofrenia o el trastorno bipolar. pero es ligeramente usual, que se recete a personas con depresión o trastorno de ansiedad. como alguien que lo toma, puedo dar fe de que, entre los fármacos, es uno de los más fuertes y difícil de acostumbrarse a él. aunque por supuesto, todo depende del metabolismo de la persona y de cuán receptiva la misma sea.

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