Ꜥꜥֶָ֢🏰ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 15
— Estás más animado de lo que esperaba.
TaeHyung arrugó su ceño y se volteó para enfrentar a su recién llegada amiga.
— Eso es bastante ofensivo.
La castaña rió y sacudió su mano con suavidad — No lo tomes de esa forma — Pidió con un pequeño atisbo de diversión en su dulce voz — Como no te agradan los cumpleaños, me sorprende que estés emocionado por el tuyo.
Al más bajo seguían sin gustarle o interesarle los cumpleaños, eso no cambiaría pronto. Tal vez nunca lo haría. Pero la realidad es que no estaba emocionado por su fiesta, ésta era tan común y protocolar como muchas otras lo habían sido. Su emoción o pequeña exaltación se debía al hecho de que ya era mayor de edad. Sus veintiún años habían aparecido al fin.
Siendo objetivo, su vida no cambiaría mucho por ello, pero es también cierto que ya podía hacer cosas que antes no. Ya era un adulto ante la ley, uno joven pero un adulto al final del día. Y le agradaba por el simple hecho de que esperaba que sus padres lo trataran como uno. Ya iba siendo tiempo.
— Soy mayor de edad, es lo único emocionante aquí.
— Eras un año más viejo, felicidades.
— Deberías felicitarme con propiedad — Replicó el festejado, sus brazos cruzados y su ceño arrugado con molestia fingida — Eso fue desalentador.
Mi-Sun carraspeó y se colocó ante él, apoyando sus delgadas manos sobre sus hombros con seguridad.
— Mi buen amigo, ya tienes veintiún años. Felicidades, espero que te diviertas y tengas un rato agradable con quienes vinieron a celebrarte el día de hoy — Pronunció por lo bajo, apacible y sonriente — No olvides que te quiero. ¿Puedo tirar de tus orejas ahora?
TaeHyung apartó las manos de la castaña y se alejó tres pasos de ella. La última vez que la chica le tiró de las orejas él se llevó un arañón en su mejilla, le ardió como el infierno y tardó casi tres días en desaparecer.
Él estaba distraído y ella tenía las uñas muy largas en ese entonces, fue culpa de los dos. Él por sobresaltarse y ella por errar al sostener su oreja, aún así quien se llevó la peor parte de ambos fue él. Por lo que ni en sus sueños volvía a permitir que su amiga hiciera tal cosa.
— Ni pensarlo, pero gracias por tus palabras — Murmuró con aprecio sincero. Sonriéndole — Yo también te quiero.
— Lo sé, lo sé. ¿Llorarás?
El de hebras rubias resopló y meneó su cabeza, resignado con la clase de amiga que tenía.
— De ninguna manera.
— Lástima.
Ambos amigos compartieron sonrisas cómplices y cuando al más bajo se lo nombró por su título de príncipe, ambos se voltearon al mismo tiempo y enfrentaron al nuevo recién llegado. Sorprendiéndolo por eso.
— JiMin — Exclamó el festejado con asombro — Que agradable volverte a ver. ¿Cómo estás?
— Bien, agradezco su invitación...
— Antes que continúes, sería genial que me llamarás por mi nombre — Interrumpió con amabilidad. El chico le caía bien y la formalidad que tenía para con él no la sentía correcta. Aunque lo fuera.
El chico separó sus labios y parpadeó un par de veces, sorprendido por la petición. TaeHyung sonrió aún más y el chico evadió su mirada antes de carraspear para volver a hablar.
— No creo poder y no tengo la confianza suficiente para hacerlo — Replicó cuando su voz se oyó estable — Pero procuraré esforzarme para un día hacerlo.
TaeHyung rió por lo bajo, el príncipe de Busan tenía su encanto.
— De acuerdo, acepto eso.
JiMin sonrió y se mostró más relajado con sus palabras.
— Y yo espero que tenga un buen cumpleaños.
Si ignoraba que aún faltaban invitados por llegar a su casa, o eso le había dicho su madre hacía veinte minutos. Y si también ignoraba el hecho de que a esos invitados apenas sí los conocía y eran, en su mayoría, políticos de Incheon o jóvenes emprendedores. Tal vez se lo podría pasar medianamente bien.
Y no decía «tal vez» por pesimismo, al contrario, era realismo. Aunque fuera el festejado, eso no lo abstenía de ser el anfitrión. Lo que significaba recibir a todos y platicar con ellos un tiempo considerable. Debía hacerlos sentir bienvenidos y cómodos, aunque apestara en lo segundo y último.
Él ya lo dijo una vez tiempo atrás, las formalidades protocolares no desaparecían ni siquiera en los cumpleaños.
— Muchas gracias, JiMin — Murmuró tras sonreírle — Mi padre me dejó participar en la distribución de mesas, por lo que consideré que estarías mejor conmigo y Mi-Sun — Informó al rascar su mejilla izquierda con vacilo — Dijiste que no te era del todo cómodo hablar con políticos y me pareció buena idea.
Y en serio agradecía que su padre le hubiera dejado participar de algo, porque conociendo a su madre, hubiera distribuido las mesas como acostumbraba a hacerlo. Y muy seguramente él habría terminado sentado con Mi-Sun , sí, pero con los padres de ésta en dicha mesa y eso no le desagradaba. Pero si era sincero, de esa forma no se sentiría como un cumpleaños, al contrario, terminaría siendo una reunión formal más.
Al menos así es cómo él lo veía y experiencia le sobraba.
— Oh — JiMin parpadeó un par de veces para al final sonreír con ligereza — Eso es bastante considerado de su parte. Muchas gracias.
— No hay de qué, en serio.
— ¿Alguien más estará con nosotros?
TaeHyung se volteó hacia su amiga para responderle y a pesar de que separó sus labios para realizar dicha acción, sus palabras nunca salieron y su atención terminó desviándose hacia alguien más. Sus ojos se encontraron y con ello, sus nervios despertaron.
— Feliz cumpleaños.
Algo en su cerebro falló, por supuesto que lo hizo. Fue similar a un cortocircuito, aunque él no era una máquina y no tenía idea cómo se sentía uno, pero siendo honesto no había mejor forma de explicarlo o etiquetarlo. «Cortocircuito» era la palabra que más se adecuaba a ese pequeño apagón que sufrió en su órgano madre.
— Hay una mesa específica para los regalos.
Fue lo más inteligente que se le ocurrió decir. Sus ojos vagando de manera repetida entre JungKook y la caja mediana y rectangular que se encontraba tendiéndole con aparente desinterés.
— Feliz cumpleaños, TaeHyung — Reiteró luego de suspirar. Inclinándose para tomar su mano y colocar en ella su regalo — Espero que te guste.
— Gracias.
Si su madre lo ve abriendo un regalo antes de tiempo, de seguro lo regaña por arruinar su bien planificada fiesta. Porque había un momento para todo, ella solía decirlo mucho. Pero JungKook estaba ante él, aguardando porque hiciera lo que no debía y sinceramente, él quería ver qué contenía la caja.
Evitó sacudirla, no era un niño y de haber algo frágil lo terminaría dañando. Por lo que se apresuró en deshacer el lazo plateado, sin darse cuenta contuvo la respiración y tan pronto levantó la tapa y observó el interior de la caja, lo contuvo aún más. Habían cuatro pinceles, cinco rotuladores como un par de pinturas para telas de diferentes colores. El gran espacio restante lo ocupaba una boina negra. Tenía varias para saber cómo lucían dentro de una bolsa.
Inevitablemente terminó sonriendo. No había visto el resto de regalos, pero sin lugar a dudas éste estaba entre los cinco mejores.
— Muchas gracias — Murmuró tan pronto alzó la mirada.
JungKook escrutó su rostro y su sonrisa para terminar asintiendo — No es nada.
TaeHyung quiso decir algo más, pero su padre apareció, cortando sus palabras y llevándose al azabache en segundos. Su nariz se frunció, descontento con la acción de su progenitor pero ante el exagerado toser de su amiga, su atención volvió a estar en ella.
— No sabía que lo habías invitado.
Entendía el comentario de su amiga, años pasados lo había invitado pero sólo apareció en uno: en su cumpleaños número quince. Honestamente no se esperaba que apareciera en éste, se llevaban decentemente pero cada vez era menos crédulo.
— Sería descortés de mi parte no hacerlo — Respondió con supuesta indiferencia. Encogiéndose de hombros.
— No tienes caso.
— Eso parece — Farfulló con desinterés genuino, colocando el lazo dentro de la caja para luego cerrarla.
— Deberías de recibir a tus demás invitados y luego beberemos, ya tienes edad para hacerlo.
TaeHyung enarcó una ceja pero quien habló fue el menor de ellos, bastante dudoso de sus palabras.
— No considero que sea bueno que beba.
Mi-Sun miró a JiMin por unos segundos antes de sonreír y sacudir su mano en un ademán vago.
— Es un adulto ahora y su cumpleaños, no veo porqué no debería.
— No me malinterprete, no digo que no deba. Sólo que lo ideal...
— Tonterías — Interrumpió la mayor allí con exagerada efusión — No te preocupes tanto, eres joven y diviso un par de arrugas en tu encantador rostro, eso no está bien — Agregó más calma, palmeando el hombro del joven príncipe con suavidad — Estás en confianza con nosotros, tranquilo.
JiMin asintió y prefirió no insistir en su punto. La chica parecía dispuesta a refutar cualquier cosa que dijera y según tenía entendido y por lo poco que había comprobado, el festejado era alguien sensato.
— No puedo llevarlos hasta nuestra mesa pero tiene un cartel con nuestros nombres, no les será difícil encontrarla — Avisó TaeHyung tras verlos — Nos veremos allí en un rato, supongo.
Mi-Sun le sonrió y palmeó su hombro izquierdo de manera sentida — No te estreses y suerte. Sonríe y no metas la pata.
TaeHyung evitó decirle algo y en su lugar se despidió del menor allí con una sonrisa. En serio se le daba fatal hacer de anfitrión. Bueno, lo odiaba que era distinto.
JungKook no entendía porqué las personas parecían más interesadas en conversar con él que con su prometido, después de todo era el cumpleaños de éste. No le molestaba, demasiado quería creer. Más le irritaba que el consorte de la reina Ji-Won siguiera apartándolo del más bajo con cortesía mal disimulada, simplemente para recordarle un "par de cosas". Y sabía que el hombre se preocupaba por su hijo, eso no lo discutía pero maldición, él en serio lo estaba intentando.
Y que su madre lo tachara como una perdida de tiempo innecesaria, no le ayudaba.
— Su alteza.
Algo en su rostro debió crisparse, por la expresión desconcertada que puso el hombre frente a él, lo supo. No le importó y se disculpó antes de voltearse hacia su hermana.
— ¿Qué quieres?
Fue brusco y grosero, lo sabía pero le daba igual. La castaña frunció su ceño y desvió la mirada unos segundos.
— Es sobre TaeHyung... — Murmuró en un tono bajo y nervioso — Sucedió algo.
Ante la mención de su prometido, un foco se encendió en su cerebro. Uno que representaba interés y curiosidad.
— ¿Y podrías decirme qué fue lo que pasó?
— Estaba emocionado, ya sabes. Ahora es mayor de edad y no le pareció mala idea beber un poco para celebrar — Explicó con atropello evidente, volviendo a desviar su mirada — Es su cumpleaños y bueno..., creo que se excedió.
En su cabeza se encendió un foco diferente al anterior. Éste parpadeaba en un rojo incesante, significando peligro: Mi-Sun le estaba mintiendo.
Él conocía a su hermana y podía ser encantadora y verse linda, pero no lo era del todo. Su ceño se arrugó de manera profunda y sus ojos brillaron, recelosos de sus palabras. Algo de éstas no le cerraban.
Y vamos, podían tacharlo de un sin fin de cosas diferentes, poco le importaba eso. Pero él conocía a su prometido y a pesar de simular indiferencia cada vez que éste le hablaba de algo, él en verdad lo estaba escuchando. Fuera relevante o no, lo escuchaba. Aunque pudiese interpretarse de otra forma. No era un meta-humano y todavía no tenía la capacidad de hacer oídos sordos a quienes quisiera. Por lo cual, muchas de las cosas que éste había escupido con nerviosismo y torpeza yacían almacenadas en su memoria. Las más importantes, claro. Y a TaeHyung no le gustaban los cumpleaños, lo admitió una vez hace tiempo. No lo ponían de ánimos ni festivo. Y le jodía admitirlo pero TaeHyung era realmente manipulable. Era terco y sensato la mayoría del tiempo, pero Mi-Sun era persistente como ella misma y sabía que el chico la adoraba. No tenía que hacer mucho para convencerlo de hacer algo.
— ¿Se excedió? — Masculló sin creérselo — ¿Él sugirió que estaría bien beber?
— ¿Vendrás a ver qué sucede o comenzarás a atacarme?
Su evasiva le dio la respuesta que necesitaba. Se tragó sus insultos y se dispuso a seguirla. La cena estaba por ser servida y esperaba que no fuera nada realmente serio.
Pero cuando llegaron a la mesa que había sido armada para ellos, se dio cuenta que era algo más que serio. Y antes de reparar en su prometido como tal, notó algo que llamó su atención. YoonGi estaba allí, y él recordaba que éste había acordado con Shin encargarse de los exteriores. Sus miradas se encontraron pero éste no se la sostuvo por mucho tiempo. Notó también un par de miradas curiosas sobre TaeHyung, entendible teniendo en cuenta que estaba sobre el príncipe de Busan. Abrazándolo mientras le balbuceaba algo que pretendía ser un intento de balada.
Exhaló con profundidad y terminó de acercarse a la mesa, colocándose a unos tres pasos de la silla que el de hebras rubias ocupaba torpemente.
— ¿TaeHyung?
La balada dejó de oírse y el aludido volteó a verlo casi al instante. Se veía sorprendido pero antes de que pudiera verificarlo con mayor atención, se levantó y provocó que los más curiosos ahogaran sus exclamaciones.
Él se pasmó más que nada, no esperaba que el tipo se levantara y lo abrazara de la manera más torpe que alguien lo abrazó jamás. Su mente colapsó por unos largos segundos y cuando bajó la mirada, el colapso se prolongó. TaeHyung se encontraba viéndolo con sus luceros brillando y una sonrisa posada en sus labios.
— Gracias pour haber venido.
— ¿Eh?
Parpadeó un par de veces y el chico se rió de manera tonta, volviendo a ocultar su rostro en su pecho.
«Jesús, por favor»
— Cumpleaños.
Le costó, pero al final entendió a qué vino aquel agradecimiento. Sus entrañas se revolvieron y pesaron con culpabilidad, amarga y ácida. Lo aceptaba.
— No hay de qué — Pronunció luego de carraspear — Será mejor que vayamos a la cocina, necesitas tomar agua.
TaeHyung asintió aunque JungKook dudó que hubiera comprendido algo. Lo apartó de su cuerpo con gentileza y tras darle una mala mirada a Mi-Sun, arrastró al cumpleañero lejos de toda esa indeseada atención.
Una vez en la seguridad de la cocina, se encargó de recostar el lánguido cuerpo de su prometido contra la encimera y se apresuró en buscar un vaso y llenarlo de agua. Tendiéndoselo de inmediato.
— Ten, bebe esto.
El más bajo le miró con lo que parecía ser timidez, aceptando el vaso.
— Me gusta ese... ¿apelitivo? — Murmuró con su ceño arrugado — Apodo, me gusta este apodo — Prefirió decir con mayor entusiasmo, bebiendo un poco de su agua.
— ¿Apodo? — Susurró dudoso — ¿A qué te refieres?
El ahora mayor de edad asintió y estiró su mano derecha para sujetarlo por la muñeca, comenzando a balancear ambos brazos con lenidad.
— Bebé. Me gusta ese.
TaeHyung había confundido "beber" con el apelativo cariñoso "bebé", JungKook lo comprendió y quiso reír. Comprobando así qué tan afectado se encontraba el contrario por el alcohol.
— Prefiero otro, ¿qué piensas de pequeño borracho? — Preguntó burlesco, quitándole el vaso cuando bebió de todo el contenido.
El más bajo intentó arrugar su ceño, descontento con su sugerencia pero terminó haciendo una mueca rara. El azabache ignoró a los sirvientes que se encontraban allí y procedió a servirle otro vaso con agua al atolondrado festejado.
— Mi-Sun no es una buena amiga para ti — Expresó hacia su contraparte, quien se encontraba viéndolo — Pero estás tonto que no entenderás a qué me refiero.
— ¿Qué?
— A eso me refiero — Señaló en un suspiro, colocando el vaso sobre la encimera — Será mejor que vayamos a dormir.
— Pervertido — Acusó el más bajo con diversión, soltando su muñeca y tambaleándose dos pasos lejos de él.
— No me refería a eso, la gente no puede verte de esa forma — Replicó como si su prometido pudiera entender algo — No es bueno para ti, ahora dime dónde está tu habitación.
— Arriba.
— ¿En el segundo piso?
TaeHyung se rió en lugar de responder y JungKook quiso saber en qué rayos estaba pensando.
— Su alteza — Llamó una mujer mayor, no le veía y se encontraba revolviendo algo dentro de una olla. El aludido la prestó atención al instante — La habitación del príncipe se encuentra en el ala este de la segunda planta, su puerta es la beige.
— Gracias.
Y si aquella vez en su casa encontró difícil subir a TaeHyung hasta su habitación, ahora lo fue aún más. El tipo apenas podía coordinar dos pasos sin tropezar, casi se fue de jeta al suelo en cinco oportunidades y realmente parecía negado a cooperar. Sólo balbuceaba palabras ininteligibles mientras intentaba abrazarlo.
Y como le agradeció a quién sea en el universo cuando se encontraron en la dichosa habitación del más bajo y pudo depositarlo sobre su cama. Su espalda comenzaba a resentirse por el esfuerzo.
— ¿Estarás junto a mi hasta que me duerma?
JungKook enarcó una ceja, fijándose en la adormilada apariencia de TaeHyung . Sus párpados caídos, sus ojos brillando risueños y su expresión relajada, era... algo.
— Me traerás problemas — Musitó más para sí que para el contrario, resignado — Espero te duermas pronto, no queremos que Morfeo se impaciente, ¿cierto?
— ¿Quién es Mortero?
— No es nadie, descuida.
Meneó su cabeza y se encargó de deshacer las sábanas de la cama de su futuro consorte. Éste no le dejó terminar cuando se encontró metiéndose bajo las primeras dos. Aún portaba sus zapatillas y sus prendas poco cómodas. Antes de que le dijera algo al respecto, el más bajo lo distrajo con sus acciones. De manera trabajosa y algo lenta, retrocedió sobre la superficie y le dejó espacio suficiente como para que se subiera en ella.
— Dijiste que acompañarías.
JungKook reprimió el impulso de corregirlo y exhaló por quién sabe qué vez, deshaciéndose de sus zapatos para tomar asiento en el espacio disponible para él.
— ¿Color favorito tienes?
— ¿Jugaremos a las veinte preguntas?
— ¿Las preguntas jugarán a qué? — Inquirió el festejado, confuso.
«Olvídalo» fue su respuesta, el cerebro del chico debía seguir revuelto. No tenía idea de cuánto había bebido pero poco no fue. Mi-Sun lo escucharía.
— Color, Jeongol.
El aludido arrugó su ceño y evitó quejarse por el hecho de ser llamado por una comida, principalmente porqué no tenía sentido discutir eso con alguien borracho. Y segundo, se vio otra vez distraído por las acciones de TaeHyung . Éste había tomado su zurda y comenzado a jugar con sus dedos.
JungKook no se sorprendió, por lo que vio TaeHyung era de esos bebedores que cuando estaban en un punto de embriaguez considerable se volvían pegajosos y cariñosos. En el momento que lo vio aplastando al joven príncipe de Busan, lo sospechó. Se le hizo obvio tan pronto recibió dos abrazos en las escaleras.
— ¿Jeongol?
— Me gusta el rojo. Considero que es un buen color.
— Morado — Musitó el más joven en respuesta — El mío... tengo mucho cosas moradas.
— Es un buen color también — Pronunció sin saber qué responder.
— Yo ¿considerero? ¿consider...? — «considero» le susurró al rodar sus ojos — Considero que eres idiota — JungKook frunció su ceño y TaeHyung le miró con una gran sonrisa — Pero no malo. No te comprendo pero... tu corazón está lastimado, entiendo eso — Agregó con una expresión más seria y pronunciando cada palabra con lentitud. Pensando en ellas antes de emplearlas — Tus padres y Menta... ¿por qué no te gustan?
El alto se habría reído por lo mal formulada que estuvo la pregunta y por el hecho de que su hermana fue llamada por «Menta», pero la diversión apenas cosquilleó en él. Sus alertas se habían encendido con la pregunta y de repente se sintió desconfiado del hombre más bajo.
— Tú lo dijiste: mi corazón está lastimado.
— ¿Ellas fueron?
— No importa.
TaeHyung frunció sus labios, tal vez descontento con su evasiva.
— No presionar — Aseguró en un suspiro, aparentemente rendido — No presionarte.
— Pareces un niño no borracho.
Observó con simpleza y de mejor humor. Y ante la confusión sincera en la expresión del más joven, desistió de explicarse.
— ¿Yo no te gusto por ellos?
De repente TaeHyung formulaba las preguntas de manera correcta y al segundo era un lío de palabras mal puestas. JungKook encontró eso ¿curioso?. «Entretenido», rectificó poco después.
Y pensando en la pregunta de su prometido, entendía que pensara que no le agradaba. Vamos que en los primeros años no lo hacía, pero la señora Bae, lentamente le hacía comprender las razones que existían detrás de algunas acciones suyas.
Aunque el procedimiento para llegar a dichas revelaciones era una mierda.
— Lo estoy intentando — Murmuró cuando la insistente mirada de su futuro consorte le desesperó — En serio lo estoy haciendo.
— ¿Agradarte?
— Ser mejor — Corrigió con tranquilidad, viendo su alrededor sin interés verdadero — Aunque no lo parezca, actualmente me agradas. Eres problemático pero tienes lo tuyo. Lo reconozco.
— ¿Gracias? — Dijo al fruncir su ceño con brevedad — ¿Por qué... intentar ahora?
— No lo sé — Fueron sus primeras palabras, fijándose en el más bajo un rato antes de continuar — Remordimiento, necesidad en parte y volvernos a ver hicieron mella en mí sin esperarlo. De manera negativa, admito. Pero positiva también. La doctora Bae así lo sugirió.
— ¿Ves un doctor?
JungKook no se esperaba que TaeHyung entendiera algo, lo reconocía. Pero tampoco anticipó que no entendiera nada. Ni siquiera su primer respuesta. Suspiró y meneó su cabeza con resignación, aceptando que era imposible mantener una conversación seria con el príncipe de Incheon cuando éste parecía pronto a dormirse y desorientado.
— Sí. Veo a un doctor.
El único hijo de los Kim arrugó su nariz, contrariado con su respuesta. E intentó deshacerse de cualquier idea que su alborotado cerebro hubiera compuesto, asegurándole que su salud física no era el problema.
— ¿No problema? — Inquirió con un ojo más entrecerrado que el otro.
— Ninguno.
— Bien — Musitó tras asentir una vez, creyéndole al parecer — Yo lamento que estés enjaulado a... esto.
— ¿Enjaulado? — Repitió sin entender la expresión.
— Sí. Compromiso, tú, yo... esto — Respondió en su mejor intento por no arrastrar las palabras — Lo dijiste, era mi culpa.
JungKook pudo aclararle a TaeHyung que, así como ellos elegían con quiénes unirse. Podían elegir romper dicha unión. Pero el tipo apenas podía hilar un par de ideas sin trastabillar con ellas y honestamente, no quería hacerlo. Era egoísta y no necesitaba que nadie se lo dijera, él lo sabía bien.
Pero en cuanto a romper una unión o divorciarse en caso de haber sido concretada, no era un asunto tan fácil a como sonaba. Ambas partes debían estar de acuerdo y presentar "motivos válidos" ante el monarca del primer clan de porqué querían llevar a cabo semejante "espectáculo". Habían convenios que serían anulados y beneficios que se perderían.
Y podía parecer que los futuros líderes tenían más libertades que los pasados, pero sólo eran apariencias y apenas sí tenían un par.
El azabache suspiró y empleó su mano libre para apretar la mejilla de su prometido — Te dije que no estaba pensando en mis palabras aquella vez, ¿ya lo olvidaste? — Musitó en un tono de regaño falso — No volveré a disculparme — Sentenció en un bufido.
— A esto me ¿referí? ¿refería? — Murmuró vacilante, sacudiendo su cabeza con desinterés — Eres uno idiota.
— Y tú un borracho influenciable.
— No estoy un borracho.
— Seguro — Replicó al rodar sus ojos — Y en cuanto a que tienes la culpa, no la tienes.
— Y ahora no eres tanto.
— Ya duérmete — Pidió en un bufido.
TaeHyung le sonrió adormilado y torpemente entrelazó sus dedos — Deberías darme un beso por las buenas noches entonces.
JungKook enarcó una ceja ante la acción y la petición que le acompañó. Hallándose incrédulo ante lo escuchado y lo qué el alcohol hacía en el contrario.
Suspiró, se contuvo de expresar su opinión y sin detenerse a pensarlo demasiado, decidió cumplir con lo que se le fue pedido. Inclinándose lo suficiente consiguió que sus labios alcanzaran a posarse en la mejilla disponible del más bajo.
Era un borracho desvariando, ¿por qué no contentarlo?
Los parloteos ininteligibles del chico continuaron por un par de minutos, incluso llegó a preguntar por su comida favorita y si había tenido mascotas antes de caer en un sueño profundo. Lo observó dormir por poco más de treinta segundos antes de enderezarse y colocarse su calzado. Lo destapó y se encargó de quitarle sus zapatillas.
No podía dejarlo dormir de esa forma. Sus extremidades amanecerían sin circulación en la sangre.
— Mi-Sun me contó que te llevaste a tu prometido a descansar.
Una vena palpitó en su frente, JungKook pudo sentirla.
— Estaba indispuesto y no se sentía bien, me pareció correcto hacer que descansara — Respondió con seques, viendo a su madre con seriedad.
— ¿Consideraste que era mejor hacer que el cumpleañero se fuera a dormir a que estuviera presente en su fiesta de cumpleaños?
Si su madre acomodaba la situación de esa forma, su decisión podía interpretarse como errada. Pero agradecía no estar tan inseguro al respecto como para vacilar o siquiera atreverse a considerarlo.
Había hecho bien. Estaba convencido de ello y se encargó de repetírselo para alejar cualquier asomo de duda.
— Sí, no estaba en condiciones de festejar nada.
— ¿Qué clase de irresponsables son ustedes dos?
JungKook arrugó su ceño — Realmente no estaba bien.
— Lo que debiste...
— Su majestad, si me permite interrumpirla — La cortó de inmediato y apenas notó hacia dónde se dirigía. Él no estaba de humor para eso — TaeHyung es mi prometido, mantenga sus pensamientos para usted misma, por favor.
— ¿Cómo...?
— Con su permiso.
Realizó una profunda reverencia y se apresuró en alejarse de la indignada y claramente molesta reina. Bufó y decidió buscar a su "preciada" hermana antes de ir hacia los padres de TaeHyung y explicarles porqué su hijo no encontraba presente.
«Cobarde», pensó cuando la vio encaminarse hacia la cocina con pasos veloces. Huyendo de él.
— ¿Por qué le contaste?
Fue lo primero que escupió, Mi-Sun se mostró sorprendida. Como si no entendiera sus palabras, aunque lo hiciera.
— Preguntó por ti...
— TaeHyung no estaba bien y ella cree que se fue a dormir por capricho — Masculló con rudeza, importándole poco el encogimiento que ocasionó en la castaña — ¿No te das cuenta que le creas una mala imagen de él?
— No era mi intención.
— Nunca lo es, Mi-Sun.
La susodicha se enderezó, mostrándose segura aunque no lo estaba.
— ¿En serio discutiremos esto aquí?
— Por supuesto que lo haremos, sino seguirás haciendo lo que se te venga en gana.
Mi-Sun entornó su mirada, disgustada — Es momento que superes eso, ¿no lo crees? — Pronunció con seques, cruzando sus brazos — No soy un monstruo y ya me disculpé.
— Tus disculpas dejaron de importarme hace años.
La castaña resopló y fingió que aquello no le había dolido con maestría. Tomándose un momento para agradecer el hecho de que no hubiera personal en la cocina.
— Nunca te pedí que hicieras esas cosas por mí, ya supéralo.
— No me lo pediste, tienes razón — Reconoció en un tono falsamente calmo, alzándose en todo el esplendor de su altura — Pero los hermanos hacen esas cosas, Mi-Sun. Se cubren y se cuidan entre ellos, ¿no lo sabes acaso? — Procedió sin ninguna inflexión particular en su voz — Acepté cada regaño y sanción que debió ser para ti, porque eras mi hermana menor. Cubrí cada una de tus mentiras y permití que degradaras mi imagen ante nuestros padres sin darme cuenta, ¿y me dices que lo supere?
— No te obligué a hacerlo.
JungKook chasqueó su lengua, Mi-Sun era la buena de la historia y él el malo. Hace tiempo que lo había aceptado.
— Eres egoísta, yo estoy bien con eso. Ya lidié con tu mierda — Aseguró con severidad palpable. Avanzando un paso — Pero TaeHyung es tu maldito amigo y dejas que beba como si no hubiera un mañana. ¿Qué sucede contigo?
— Es su cumpleaños y no lo obligué a beber. No puedes culparme de eso también.
— Allí afuera hay fotógrafos y periodistas, ¿qué hubieran pensado de él?
— A él no le importa...
— Ahora puede no importarle lo que digan de él y deseo que siga siendo igual en un futuro — Interrumpió con rudeza — Pero siendo sincero, él no es verdaderamente consciente de las críticas que hay para con su persona y futuro mandato. Cuando comience a sentirse curioso, ¿qué? — Masculló luego de avanzar otro paso — No se trata de mí, se trata de su bienestar. La prensa puede despedazarlo con lo más mínimo. Si lo hubieran visto en ese estado, los internautas encontrarían un motivo más para su estúpido rechazo.
— Es fuerte.
— Sigue siendo una persona. No es de acero.
— Curioso que tú lo menciones.
JungKook apretó sus puños cerrados y se encargó de contar hasta diez. Si Mi-Sun fuera hombre, las cosas serían más fácil. Él no dudaría un segundo en golpearla.
— Están sus padres también, ¿sabes qué se diría de ellos?
— Estás exagerando....
— Escucha y escúchame bien, Mi-Sun — Interrumpió con exasperación. Sus ojos relampagueando furiosos — Comienza a ser una buena amiga para TaeHyung o sacaré tu mierda a la luz, ¿entendido?
— Soy una buena amiga — Vociferó, repentinamente indignada.
— Si lo fueras cuidarías de él, en lugar de persuadirlo para que se emborrache. Quien tiene problemas con el alcohol eres tú, no él — La castaña se mostró incrédula ante sus palabras. Y ofendida también — Sé esa buena princesa que todos creen.
— Tú...
— Nada. Yo nada. No te lo repetiré una segunda vez.
No esperó una respuesta, ella sabía que no estaba jugando y que sus palabras no eran unas vacías. Si Mi-Sun quería seguir vistiendo con ese disfraz de cordero lindo y bueno, adelante. Le daba igual. Ambos sabían que era falso y bajo él se ocultaba un lobo desconsiderado y egoísta.
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