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Ꜥꜥֶָ֢🏰ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 14

— ¿Otra vez irás a tus sesiones de terapia matrimonial?

JungKook arrugó su ceño e ignoró la mirada de advertencia que su amigo le había dirigido. Respiró con profundidad y una vez se aseguró estar calmado, se giró sobre sus talones y enfrentó a la castaña. Quien tranquilamente se apoyó en el marco de la puerta que daba al gran salón de su casa.

— Necesito estar casado para ir a dicha terapia, lo que no estoy — Informó con monotonía.

— Porque lo evades — Señaló la castaña en un tono que estaba supuesto a ser apacible.

— ¿Tenías algo importante que decir, Mi-Sun?

— No realmente, sólo me encontraba curiosa de adónde te dirigías tan temprano en la mañana.

— Eso no es de tú interés — Masculló con su ceño volviéndose a fruncir.

— En efecto — Concordó con simpleza — Pero nunca atiendes las llamadas de mamá y eso sólo termina con ella llamándome — Agregó en un suspiro, pasando una mano por sus cabellos — Y si yo no le digo dónde te encuentras, se pondrá de malhumor.

— Ella vive en ese estado...

— Por tu culpa.

JungKook no tenía como pasatiempo favorito discutir con su hermana, en lo absoluto. La jardinería lo era. Y TaeHyung podía creer que sí al igual que sus padres, sus accionares no demostraban lo contrario. Lo sabía. Pero él realmente evitaba a la princesa tanto como pudiera y se esforzaba por no reaccionar ante sus palabras. Pero cuando ésta decía cosas tan descuidadas como esas, simplemente su mecha se encendía y él no hacía más que defenderse.

Podría lucir como un ataque, pero él nunca era el primero en atacar de ellos.

Él se defendía. Él siempre se había defendido.

— Tienes razón — Murmuró con seques, asintiendo cortamente — Y ahora si me disculpas, tengo cosas importantes que hacer.

YoonGi se apresuró en seguirlo tan pronto dio grandes zancadas fuera de la casa. Estaba molesto, no trató de ocultarlo. Su expresión se contrajo y su ceño se frunció tanto como pudo.

— No creo que lo haya dicho con esas intenciones.

JungKook miró al pelinegro junto a él y sus labios terminaron frunciéndose también.

Mi-Sun nunca decía las cosas con esa intención, se recordó con ironía. Rodando sus ojos y evitando decir cualquier cosa que pudiera considerarse como grosera. Aunque no responder también lo fuera. YoonGi era un buen amigo y estaban en horario laboral.

No tenía porqué arruinarlo antes de tiempo.

— Pensé que ya no volverías.

JungKook enarcó una ceja y esperó a que la mujer dueña de aquella voz y pronunciadas palabras, se encontrara frente a él para responder.

— ¿Y por qué no lo haría?

Su pregunta fue modulada en un tono monótono y casi aburrido, no había mucho más. Ni siquiera curiosidad. La mujer por fin tomó asiento ante él y le miró, sonriéndole afablemente por unos pocos segundos.

— La última vez te fuiste molesto — Respondió sin más, procediendo a acomodar algunos papeles en su escritorio que parecían estar revueltos.

— La última vez estaba molesto.

La castaña asintió, comprensiva — Reconozco que te presioné demasiado, una disculpa por eso.

— Fui algo impulsivo y descortés, así que me disculpo también.

— Bien, ahora pasemos a lo más relevante aquí — Decretó cordialmente la mujer — ¿Cómo has estado durmiendo?

JungKook evitó bufar ante lo predecible de la pregunta y observó a su contraparte abrir una libreta. Pasó unas cuantas hojas hasta que pareció encontrar la que buscaba.

— No hay cambios — Musitó luego de observarla coger un bolígrafo.

— ¿Sabías que la falta de sueño influye negativamente en tu humor? — Inquirió sin esperar de él una respuesta — Acentúa la fatiga y los niveles de irritabilidad, haciéndonos más susceptibles.

— No tenía idea.

Su desinterés era notorio pero la mujer no comentó nada al respecto, simplemente asintió. Garabateando vaya a saber uno qué en aquella hoja visible para nadie más que ella.

— Ahora la tienes — Informó con suavidad — No necesariamente debes dormir ocho horas, pero sin dudas debes dormir más de cuatro.

— Lo consideraré.

— Tu cerebro puede colapsar por la falta de sueño — Comunicó con seriedad en su voz pero no en su mirada — Un sueño irregular puede ser realmente perjudicial. Más de lo que muchas personas estiman.

JungKook bufó pero no dijo nada. De todas formas, ¿qué podía decir?

— Si esperas gobernar por una buena cantidad de años te sugiero que tomes en serio mis palabras.

— De acuerdo. Dormir más de cuatro horas, lo entiendo.

La mujer mayor no pareció creerse sus palabras del todo pero aún así asintió, tratando de hacerlo. Tal vez.

— ¿Qué tal te encuentras hoy?

«Predecible», pensó una vez más. Evitando rodar sus ojos.

— Mi día no ha empezado aún y son apenas las ocho, no tengo cómo saber qué tal me encuentro.

La castaña se le quedó viendo por unos cuantos segundos, en silencio. Absorbiendo sus palabras y apenas parpadeando tres veces. JungKook no sabría decir si sorprendida con su o quizás incrédula con la misma.

No había sido grosero, tal vez sí seco. Pero en definitiva de lo único que tenía certeza, era de que su contraparte no se esperaba oír algo tan ambiguo y evasivo como aquello lo había sido.

— Todos tenemos una idea parcial de cómo nos sentimos aunque nuestro día haya apenas empezado — Replicó luego de recuperarse.

— Ya veo, entonces diré que bien.

— ¿Cómo se encuentra su prometido?

JungKook enarcó una ceja, era su sexta vez visitando a la mujer y era la primera vez que preguntaba por el más bajo de cabellos rubios. Y su expresión debió ser de alguna forma divertida, porque la mujer se encontró sonriéndole de manera plena y extensa.

— Son poco más de las ocho, reitero. Aún debe de estar durmiendo — Respondió con recelo, provocando que la sonrisa ajena fuera un poco más grande.

«¿Qué era divertido?», se cuestionó en los rincones de su mente. No comprendiendo las reacciones contrarias.

— Me refiero a su ánimo — Explicó con su tono siendo igual de ligero que al principio — Sé que han estado interactuando más.

— No lo he visto en días y no vivo con él tampoco — Musitó cuándo entendió a qué se refería — Por lo que no tengo idea de cómo se encuentra, pero espero que bien — La sinceridad se filtró en su tono y se recriminó por eso — ¿Por qué la pregunta?

— No estás dispuesto a hablar de ti hoy — Señaló con levedad, apuntándolo con su bolígrafo antes de moverlo sobre la superficie blanca de la hoja — Y se supone que eso debes de hacer — Recordó sin levantar su vista, luciendo concentrada escribiendo quién sabe qué — Hablar de tu madre no resultó bien la última vez y no sé qué tan favorecedor sería mencionarla a ella o a tu hermana. El futuro consorte me pareció buena opción.

— ¿Buena opción para qué?

— Para que hables más de lo que acostumbras — Pronunció con su vista otra vez en alto — No pareces tan reservado al respecto.

— Estoy intentando no ser grosero.

La castaña enarcó una ceja, interesada — ¿Por qué lo serías? — Inquirió con suavidad — Es parte de tu vida, de una forma u otra. Y hasta ahora no has dicho mucho de él, nada de hecho.

— No considero que sea necesario mencionarlo.

— Lo es, y más cuando te "desquitas con él sin querer hacerlo" — Replicó citando sus palabras pronunciadas hace un tiempo atrás. No había censura en su tono ni crítica, sólo su usual calma — No te sientes con la confianza para hablar libremente de muchos aspectos de tu vida, puedo comprenderlo. Pero si sigues siendo cauteloso, nos estancaremos rápidamente y la idea es llegar a un punto b.

— ¿Seguimos en el punto a?

— Considero que has dado varios pasos lejos de él, pero no demasiados y está bien.

JungKook asintió y sopesó las palabras de la mujer. Entendía a qué se refería, no era reticente al respecto por gusto o maña. Simplemente era alguien suspicaz sin buscarlo y su inconsciente lo persuadía de hablar. Convenciéndolo de mantener sus labios sellados.

Además, ¿qué se supone que debía decir de TaeHyung?

Apenas y habían interactuado poco más de lo que acostumbraban, culpa suya, lo reconocía. Pero seguía sin ser lo suficiente como para que él se tomase ciertas atribuciones.

— No tienes que forzarte a hablar — Murmuró la mayor, atrayéndolo a la realidad con un tono calmo.

— No es eso, simplemente no sé qué decir.

— ¿Por qué interactuar con él ahora y no antes? — Preguntó con ligereza, su ceño fruncido con levedad luego de haber pensado en sus palabras con cuidado.

— Es más grato verlo con una sonrisa que con su expresión de perro pateado.

— ¿La lástima te motivó?

«¿Lástima?», pensó el más alto con su entrecejo arrugado. Inconscientemente sacudió su cabeza, negando a que tal sentimiento lo hubiera impulsado a ser más ¿condescendiente? con su prometido. No estaba muy seguro de qué palabra se adecuaría mejor a su comportamiento reciente por lo que, condescendiente no le parecía mala opción.

Y si bien en algún momento experimentó el ardor dulce de la compasión, jamás el salado de la lástima. Porque en los diccionarios podían ser sinónimos, pero para él no significaban lo mismo. Los discernía diferentes.

— Culpa — Articuló a modo de corrección.

— ¿Culpa?

JungKook asintió. Había experimentado muchas veces el ardor culposo hundiendo sus entrañas, pesado y amargo como pocas emociones lo eran, que estaba totalmente seguro de que esta vez, había vuelto a hacer mella en él.

Sólo que de manera diferente a como recordaba.

— La culpa puede hacer de las personas su mejor versión o arruinarlas.

— Aquí estás.

TaeHyung se sobresaltó y sus dedos se deslizaron por sobre las teclas incorrecta, produciendo un sonido poco agradable y un tanto desafinado. Arrugó su ceño y levantó la mirada, conectándola con la de su sonriente padre.

— Acabas de arruinar mi práctica — Señaló con disgusto fingido. Haciendo al hombre reír.

— No era mi intención, quería hablar contigo.

— Ahora tienes toda mi atención.

— No es algo realmente importante — Avisó con suavidad, recorriendo su pequeño estudio con curiosidad — Estás habituando la Casa Real bastante últimamente.

— Así es, ¿seré regañado por eso?

El hombre rió y sacudió una mano con ligereza — Por supuesto que no — TaeHyung suspiró pero su ceño se volvió a fruncir, no comprendiendo a qué venía dicha observación entonces — He notado que hablas más con el futuro monarca y quería saber cómo estabas.

— ¿Eh?

Fue lo único que pudo pronunciar. Seguía sin comprender a qué venía todo eso y aún más confundido estaba con respecto de a dónde iría a parar.

— Tengo un ojo sobre el hombre y el otro sobre ti, me doy cuenta de algunas cosas a diferencia de tu madre que se ocupa de mantener nuestro querido Incheon.

El príncipe asintió y sus ojos se entrecerraron, desconfiados por alguna razón que no entendió. Su padre se percató de ello y le sonrió con la misma calma que siempre portaba.

— Sé que la unión de ustedes será propicia, más para nosotros que para ellos, pero puedes venir a mí y hablaremos con tu madre.

— ¿Gracias? — Farfulló aturdido y sin saber qué decir, aquello era inesperado — Pero estoy bien, no tienes que preocuparte de nada.

— ¿Seguro?

TaeHyung sonrió — Por supuesto, todo está bien — Y ante la pequeña duda que surgió en lo profundo de su cerebro, continuó — No te agrada JungKook, ¿cierto?

Su padre enarcó una ceja ante lo familiar y cómodo que había salido el nombre del azabache de sus labios. Pero en su defensa, el nombre del hombre era lindo, le gustaba y ya lo había mencionado antes, pero para él: JungKook era JungKook.

Le daba igual si iba a heredar Seúl, Francia o algún país latinoamericano. O todos juntos. No podía cambiar el cómo percibía al mayor y las pocas formalidades que deseaba tener con él.

— El canciller de la reina no es el hombre que más estimo, lo reconozco.

TaeHyung asintió, comprendiendo a su padre. No tenía idea de qué había notado pero la animosidad que el azabache, hasta hace un par de días parecía tenerle, era evidente hasta para la persona más miope que pudiera él conocer.

El hombre apenas se contenía cuando se trataba de él y su cara larga tampoco era de ayuda para simular lo contrario.

— No creo que sea tan malo — Musitó al fijarse en las teclas de su piano con fugacidad.

— Tú sólo ves los aspectos buenos de las personas.

TaeHyung prefirió no decir más, todos tenían aspectos positivos o negativos. Las personas y la vida misma no se definían en blanco o negro, habían grises que nadie consideraba y muchos preferían ignorar constantemente. Al menos esa era su observación.

Y siendo honesto, JungKook no relucía por sus virtudes y él apenas sí podía nombrar tres. Aún así no se había comportado como un imbécil hasta el momento y él no criticaría al hombre cuando éste no le había dado motivos para hacerlo.

Además, él tampoco era perfecto. Tenía sus fallas y sin dudas no era un ángel.


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