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Ꜥꜥֶָ֢🏰ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 1O

JungKook arrugó su ceño y cruzó sus brazos, apoyando su hombro izquierdo en el marco de la puerta. La mujer no le había mentido, estaba allí. Otra vez.

No es que dudara de la veracidad de las palabras del personal que trabajaba en su casa, pero es cierto que confiar no se le daba bien y sólo se fiaba ciegamente de SukJun y nadie más. Por lo que, cuando se le informó que el pequeño príncipe estaba en su biblioteca personal hacía diez minutos y por quinta vez, titubeó bastante.

Pero ahora que lo veía con sus propios ojos, no sabía cómo definir al tipo. Si como un idiota o como alguien indulgente con demasiado tiempo libre como para malgastarlo esperando por alguien impuntual.

Pero él sabía que el chico no era ningún idiota, todo lo contrario, era inteligente. Y sabía también que, a pesar de no tener muchas presiones o excesivas obligaciones de las que encargarse, seguía teniendo un horario apretado el cual cumplir. Además, seguía siendo instruido aunque estuviera cerca de la mayoría de edad. Tenía ciertas actividades ajenas a las reales y perfeccionaba su inglés también.

¿Por qué esperar por su hermana como si tuviera el tiempo del mundo?, no lo entendía. Incluso cuando la impuntualidad parecía realmente molestarle, ¿por qué no irse?

«¿Por qué?», se cuestionó con sus labios fruncidos y cada vez más arrugas en su ceño.

— En vez de estar ahí parado juzgándome, ingresa y finge que te interesa hacerme compañía.

JungKook se sobresaltó y rápidamente miró hacia su prometido con una ceja enarcada. Éste no le miraba y parecía muy interesado en un libro de botánica que se encontraba leyendo hace quién sabe cuánto.

— No te estaba juzgando.

Tal vez estaba criticando su comportamiento y en menor medida, lo analizaba para intentar comprenderlo. Pero no lo juzgaba. Nunca lo hacía, ni siquiera en el pasado.

— ¿No? — TaeHyung se oyó sorprendido, pero por lo agudo de su tono, el más alto supo que fue fingido.

— Tienes un mal concepto de mí.

Afirmó al descruzar sus brazos y tan pronto se decidió por ingresar. Aunque su madre lo estuviera esperando en otro lado y odiara que la hicieran esperar. Principalmente él.

— ¿No siempre me estás juzgando? — Inquirió sin ningún tono en particular. Viéndole por debajo de sus abundantes pestañas.

JungKook resopló y ocupó un sofá individual que había allí, a juego del otro que era ocupado por su joven prometido.

— ¿Comenzarás?

— ¿Con qué? — Replicó al ladear su rostro, fingiendo inocencia y no tener idea de a qué se refería.

— A ser un idiota sin razón.

Vio a TaeHyung fruncir su nariz y sus azulados ojos brillar con indignación evidente. Su rostro crispándose y sus pequeñas manos aferrándose al libro que ya no parecía interesado en leer.

— Creo que ese es otro.

Y sin poder evitarlo, JungKook curvó sus labios y le otorgó una sonrisa de auténtico bastardo. Él no necesitaba que nadie le dijera una verdad tan notoria como aquella lo era. Era un idiota, lo sabía. Pero TaeHyung seguía recordándoselo en cada oportunidad que tenía o él mismo le ofrecía, y era divertido de una forma retorcida.

— Lo admito. Por hoy está bien admitirlo — Reconoció poco después, asintiendo de manera corta y fugaz.

Y si con esa actitud esperaba molestar al más bajo, lo consiguió. Momentáneamente al menos.

TaeHyung se había indignado con sus palabras, por supuesto, pero no se había irritado o realmente enfurecido. Por lo que, cuando su mayor admitió ser el idiota de ambos y le sonrió de esa forma, arrogante y como el bastardo que era y sabía, su mente quedó en blanco. No procesando nada más que no fuera la sonrisa contraria.

Y sabía que era estúpido pero el tipo parecía, de alguna extraña forma, estar divertido y ¿bromeando?. Nunca era así.

«Es en serio raro», pensó al ladear su rostro y parpadear varias veces. Queriendo entender ese comportamiento dual. Pero viéndole no conseguiría nada y preguntando tampoco.

— Eres un tipo realmente raro — Murmuró al cerrar el libro y colocarlo en su regazo. Apoyando su codo sobre el reposabrazos derecho y su mentón sobre su palma. Viéndole de manera más detenida — Y bastante complejo, ¿sabes?

— Me lo estás diciendo, supongo que ahora lo sé.

TaeHyung ladeó una sonrisa.

— Siempre te digo que eres un idiota arrogante y pareces ignorarlo.

— Dije que por hoy lo admitiría — Murmuró al encogerse de hombros.

El de hebras rubias enarcó una ceja, ¿le estaba siguiendo el juego?

— ¿Sólo por hoy? — Preguntó tras entrecerrar sus ojos.

— Me parece justo, teniendo en cuenta que sigues aquí.

TaeHyung sintió su rostro arder y esperó no haberse sonrojado. Interpretando las palabras del contrario de la forma que él creía, era la correcta. Seguía allí, "esperando" por Mi-Sun.

Los primeros tres días que volvió a la Casa Real, sí tenía planeas con la castaña y no lo hizo esperar demasiado. Nada de hecho. Seguramente porque aún estaba avergonzada por su "despiste". Pero la anterior semana no habían planeado nada, ni siquiera hablado. Hoy habían hablado pero no acordaron verse, su amiga ni siquiera debía de saber que él estaba allí.

Era estúpido, pero esas dos últimas veces, si se decidió a reaparecer por la Casa Real, fue a causa de un impulso de tantos que solía tener. Y él podía ser alguien reflexivo la mayoría del tiempo, pero es verdad que también era bastante impulsivo. Lo reconocía y lo tacharía como un defecto más en la lista.

Pero la realidad era que, la última vez JungKook se portó "decente", dentro de lo que puede y también fue comunicativo como nunca lo había sido con él. Eso lo asombró y lo dejó curioso. Cuestionándose tontamente si fue por no portar un traje y su máscara de monarca correcto y bien instruido. Insistía en que era estúpido, pero era consciente que de ambos, quien siempre querría saber algo del otro o intentar comprenderlo, sería él. Así lo fue en un pasado no muy lejano y sigue siendo igual en la actualidad. Lo aceptaba.

Sólo quería saber si fue algo del momento, algo en lo que no pensó demasiado.

Y ahora que estaban compartiendo un par de palabras y un mismo espacio sin querer sacarle los ojos al otro, no sabía qué pensar.

«¿Y si realmente tomó algo raro estando en Japón?»

Y antes de que pudiera decir algo, el guardaespaldas de JungKook ingresó de manera abrupta y notoriamente nervioso. Saludándolo de manera tambaleante.

— Lamento interrumpir, pero su madre me llamó tres veces.

Y viendo hacia el palido, notó como su fachada relajada desaparecía y su mandíbula se tensaba. Parecía estar recriminando algo.

— Supongo que es por el atraso, será mejor irnos — Musitó con seques y sin ninguna expresión en el rostro — Deberías comer algo y no esperar más por Mi-Sun.

— Seguro.

JungKook se fue y unos segundos después, su voz volvió a oírse. Lejana pero aún reconocible. TaeHyung arrugó su ceño y se enderezó, creyendo que empezaba a imaginar cosas cuando un nombre escapó de los finos labios del azabache. Cerró sus ojos y sintió su rostro incendiarse, probablemente en algún rubor intenso.

No le hacía especial ilusión que su prometido regañara a su amiga por "hacerle" esperar, no cuando ésta no tenía idea de que estaba allí. Pero tampoco podía intervenir y confesar que se apareció por ahí sin antes avisarle a la castaña. Sería bochornoso a muchos niveles.

Se dejaría en evidencia y antes muerto.

Además de que Mi-Sun malentendería sus dichos y pensaría algo que no era. En palabras simples se podría decir que fue allí para ver a JungKook y analizar su comportamiento, pero su amiga lo llevaría para otro lado. A uno donde existían los sentimientos, el romance, el interés y más mierda parecida que él no tenía ni tendría nunca. Era molesto pero la chica no sabía cuando rendirse. No con eso.

— ¿Cómo...?

— Lo siento, lo siento. Lo siento tanto — Interrumpió a la castaña tan pronto apareció. Juntando sus palmas y frotándolas entre sí — En serio lo siento.

La chica enarcó una ceja y cruzó sus brazos.

— «TaeHyung lleva veinte minutos allí, ¿qué hablamos?. Tienes que dejar de ser tan impuntual y deja de hacerlo esperar, Mi-Sun. Hablo en serio» — Farfulló en un intento de voz masculina y grave — ¿Algo que decir al respecto?

— Lo siento, en serio.

— Eso ya lo dijiste — Replicó con seques fingida, chasqueando su lengua con desapruebo también fingido — ¿Cómo sabría que esperas por mí si no sé que vienes a verme?

— Creí decírtelo.

La castaña entornó su mirada, no le creía.

— Soy impuntual y me distraigo fácil, pero mi memoria no es así de mala. No mientas — Pidió tras resoplar — ¿Es una especie de venganza?, porque ya aprendí la lección.

— No fue adrede.

— A menos que tú...

— No — Interrumpió el más bajo tan pronto notó esa mirada en la chica. Sugerente y como si supiera algo cuando no era así — Cualquier cosa que vayas a decir, no.

— Me haces pensar que es un sí.

— No lo es — Insistió con seques — Olvídalo.

Él sólo quería saciar una intriga curiosa, nada más. No tenía porqué haber algo más. Mi-Sun no se fiaba y le daba igual.


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