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Al final de clases Jungeun y Doyeon se encontraron, iban caminando las dos conversando hasta que se encontraron con Hyojung y Suyeon frente a ellas. La pelinegra más alta saludó a la castaña con una sonrisa.

—Justo estaba pensando en encontrarte.—Hyojung le dijo.

Doyeon sonrió avergonzada.—¿Y eso por qué?

—Porque no terminaste de decirme lo de esta mañana.

Jungeun suspira.—Nos vemos, Doyeon-ah.—Se despide, la castaña está lo suficientemente embobada para hacerlo con torpeza. Hace un gesto también para las otras dos chicas y va hacia la salida.

—¿Me lo dirás?—Hyojung pregunta una vez más.

—Ah… Quería saber si podía tener tu número.—Dijo con valentía.—E-era eso.—Lo arruinaste.

—Oh…—Las dos amigas se miraron. Hyojung titubeó antes de decir:—Claro, ¿p…por qué no?—Estiró su mano esperando que Doyeon le diera su teléfono, cosa que obviamente hizo.

Jungeun por su parte ya había salido de clases, se había propuesto de todos modos esperar a Doyeon, tal vez saldría o se iría caminando sola a casa, su madre no le había llamado lo que era una señal de que hoy podría ir temprano a casa. Se sentó en la acera mirando su teléfono, respondió unos pocos mensajes con pereza pero su campo de vista fue obstruido por un paquete color rojo. Se sobresaltó y miró había arriba. Ahí estaba Jinsol otra vez ofreciéndole algo.

—¿Qué?

La pelinegra se sentó a su lado aún ofreciéndole el empaque.—Es chocolate. Dicen que el chocolate endulza la vida y los momentos.—La rubia rodó los ojos.—Quería pedirte perdón, dije cosas que no debía esta mañana.

—¿Es tu disculpa o quieres pedirme salir?

—Bueno, si vas a aceptar que salgamos entonces la segunda definitivamente.—Dijo con una sonrisa.—Soy buena para el amor, te lo juro.

—Felicidades, pero no creo en el amor. Y también, no quiero salir contigo.—Manoteó el chocolate para sacarlo de su vista.

—El amor existe en muchas partes, Jungeun-ah, solo hace falta ver y te darás cuenta. Yo te puedo mostrar el amor.—Se apuntó a sí misma.

—¿En serio? No me importa.

—De verdad, te lo aseguro, algún día tu y yo saldremos juntas. ¿Sabes que soy buena para insistir? Quedé en la universidad por eso.—Bromeó. Jungeun se rió lo que hizo a Jinsol sonreír.—De los pasos para enamorar el primero es hacer reír.

—Ajá.—Respondió incrédula.

—¿Tomarás mi chocolate?

La rubia suspiró pesadamente y terminó por tomarlo.—No acepto salir contigo aún así.

—La verdad, si era para disculparme. Ese también es un consejo para enamorar, siempre hay que disculparse con el corazón, creo que te gustan las cosas dulces.—Le dijo disimuladamente, es obvio que se refería a ella misma también.

—Sí, como digas.—Jungeun se levantó.—Me voy.

—¡Es en serio lo de mostrarte el amor!—Jinsol gritó cuando ella ya estaba a varios metros.

—¡Te quiero ver intentarlo, Jeong!

—¡Saldremos juntas antes de que te des cuenta!—Le aseguró.

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Jungeun llega a su casa con cansancio. Su hermana está allí en el sofá.—Hey, llegaste temprano.

—Mamá no pidió ayuda hoy.—Explicó.

—Genial supongo.—Jungeun asintió.—Hey, papá preguntó por ti otra vez.

Jungeun se detiene, se da la vuelta lento para mirar a su hermana.—¿Y qué?

Minji se levantó para decirle con suavidad:—Quiere saber cómo estás.

Jungeun desvió la mirada incomodamente, ella no quería hablar con él.—Mmh...

—¿Por qué no lo llamas o le envías un mensaje?—Minji intentó que lo hiciera una vez más.

Pero era obvio que Jungeun no lo haría.—Gracias, pero no... Estaré en mi habitación, me llamas cuando sea la cena.—No esperó más conversación subiendo las escaleras.

☪︎

Doyeon ha hablado con Hyojung estos últimos tres días, son tres días en dónde ambas hablan bastante por teléfono y a veces en la universidad, justo ahora. Doyeon no era mucho de estudiar en la biblioteca pero era obvio que Hyojung era un poco más responsable que ella por lo que si estudiaba.—¿Tienes algo que preguntarme?—Doyeon le preguntó.—Has estado mirándome extraño.

—No, no es nada malo. Solo quiero saber, bueno, creo que es un poco obvio, pero quiero preguntar.

La castaña ladeó la cabeza.—¿Y que esperas?

—Te gustan las chicas, ¿verdad?

Kim asiente, está esperando que Hyojung sea la primera en invitarle a salir, está un poco ansiosa por ello. La pelinegra asiente también y vuelve a sus apuntes. Doyeon frunce el ceño.—¿Por qué preguntas?

—Curiosidad.

—¿Y a ti?

—¿No es obvio?—Hyojung pregunta con una pequeña risa. Doyeon niega sonriéndole.—Claro que lo es, todo el mundo lo sabe.

—Pues yo siento que yo también soy muy obvia.

—Hay muchos chicos hablando de ti.—Hyojung dice junto a un suspiro.

La castaña se encoge de hombros.—Puedo decir lo mismo de ti. ¿Solo preguntabas por eso?

Lucy hace una mueca.—¿Que piensas de mis amigas?

Doyeon boquea.—¿A-a que te refieres con eso?—Pregunta confundida.

—Pues…si te agradan.

¿Estará buscando mi aprobación para salir conmigo? Piensa. Asiente.—Me agradan, Suyeon sunbae es muy simpática.

—...¿Y Yoojung?

—Ah~ supongo que también, no habla mucho al parecer.—Hyojung no lo negó, estaba guardándose las palabras.—Esto debería ser secreto, pero, a Jeno le gusta Yoojung.

—¿Q-que?—Hyojung exclama, pero luego cierra los ojos porque debería estar más callada por estar en la biblioteca.

Kim asiente.—Sí, es obvio. Creo que Jeno está buscando una manera de confesarse, tal vez me podrías dar un consejo y yo se lo doy a él. No es un mal chico no te preocupes.

Jung titubea y mira toda la mesa buscando que decir.—T-tendría que preguntarle.

—Aw~ genial.—La castaña ve la hora en su teléfono.—Ya pasó una hora de que terminaron las clases, me voy, nos vemos mañana, Lucy.—Dijo tomando sus cosas.

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Luego del trabajo, Jungeun va a la oficina de su madre, escuchó a muchos de los empleados decir que su sueldo había llegado y ella estaba esperando el suyo, no trabajaba gratis, recibía una paga, pequeña, pero era dinero de todos modos. No tocó la puerta solo entró encontrando a su progenitora leyendo varios papeles.

—Hola, mamá.

—Hola. ¿Que sucede?

—Pues... es fin de mes.—Contó disimuladamente.—Creo que ya sabes a dónde voy.

La mujer se quita los lentes de lectura y suspira.—No te pagaré este mes, Jung. Hay cosas que debo pagar, haremos nuevas remodelaciones y necesito ese dinero.

—¿Q-qué?¿Qué dices? Tienes, literalmente, millones en una cuenta bancaria y me quieres quitar cien dólares, que es una miseria de sueldo.

—Jungeun, no me hables así. Y no debería pagarte, eres mi hija y nadie te obliga a venir aquí.

—¿Nadie? ¡Me obligas a venir! ¿Por qué no viene Minji?

—A Minji no le importa esto.

—¿Y a mí sí?—Pregunta incrédula.—¿Por qué siempre eres una perra conmigo?

Su madre se levanta rápidamente de su silla y le da una gran bofetada que deja un silencio sepulcral en la oficina. Jungeun baja la mirada con los ojos levemente húmedos y los puños apretados.

—No quiero que vengas aquí otra vez —Su madre le apunta.—, no hasta que te aprendas a comportar. Sooyoung me contó de tu escena del otro día, los clientes se asustan por tus gritos de maniaca. Vete, no quiero verte ahora.

Jungeun no dice nada, solo obedece cerrando la puerta con fuerza intencionalmente. Sale del spa mientras en su teléfono le marca a Yeonjun, necesita verlo, siempre está ahí para ella.

Ella y Yeonjun se juntan en una tienda de conveniencia a unos diez minutos del Spa. Jungeun está decaída y el pelirrojo le trae un refresco.

—¿Te golpeó?

La rubia asiente levemente.—Me ofende que preguntes.

—Oye, no te preocupes. No es la primera vez que esto te ocurre. Tu madre te quiere y te pide ayuda porque sabe que eres buena.

—¿En serio? Ni siquiera me habla si no es para ver algo del Spa. De verdad me siento como una trabajadora más, y seguro que ha hablado más con una de sus empleadas más que conmigo.—Abrió la lata de refresco.—Me siento como un cuadro de foto cuando estoy con ella, ni siquiera me ve.

—No hables así. Tu eres más fuerte que nada. Puedes con todo esto y además, ella te llamará de nuevo.

—Supongo… aunque está vez sí estaba muy enojada.

Yeonjun se encoge de hombros.—La llamaste perra…¿De verdad la llamaste perra?

—Creo que me desahogué un poco.—Murmuró con una mueca.

—Tal vez lo necesitabas o algo así. Aunque es verdad que sí ha sido…algo como una perra. Aún no supero lo de la graduación.

—¿Que te pusieron una amonestación por subirte al escenario?—Dijo sonriendo por lo bajo.

El pelirrojo se encogió de hombros con una sonrisa por haber hecho sonreír a Kim.—Valió la pena.

Jungeun sonrío recordando ese momento. Buscó en su bolso su celular y justo ahí tocó el empaque que Jinsol le había dado unos días atrás con el chocolate, este seguía cerrado. Kim se mordió el labio y lo abrió sacando un trozo.

—¿Que tal tú y Beomgyu?—Preguntó la rubia.

—Saldremos el sábado. Iremos a un barrio de productos artesanales  y después a una cafetería. El me dijo las cosas que le gustaban y busqué algo parecido.

—Se ve que te gusta.—Murmuró.

—¿Sabes? Se ve tímido, pero no tiene vergüenza al hablar.—Yeonjun dijo avergonzado.—No sé si estaré vivo al fin de la cita.

Jungeun volvió a reírse. El poder conversar así con Yeonjun era relajante, podía olvidar sus problemas un poco luego de hablar con el. Era el amigo con el que más llevaba hablando de todo el grupo, estuvo con ella desde que eran preadolescentes, y aunque al principio no se llevaban muy bien, aprendieron a conectarse el uno al otro y poder formar la amistad que era más un vínculo casi de hermanos.

—Gracias.—Le dijo al chico.

—Para ti, siempre, Kim Jungeun.—Le dijo robándole su refresco.

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N/A
si la historia llega a 160 votos actualizo de nuevo, ojito

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