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Toparse con Danielle ya era habitual, pero ahora lo era mucho más. Danielle había conseguido amigas regulares y se sentaban justo en dirección diagonal a ella. Haerin no evita mirarla a veces, no porque le llamase la atención, claro que no.

—Es linda, ¿verdad?—Yeonjun le dice sentándose a su lado con un yogurt.

—¿Linda?¿Ya te gusta?—Molesta.

—Para nada, solo digo lo que mis ojos ven. Es amable, tierna, linda, supongo que es buena chica. Tal vez se te confiese.

Haerin se ríe internamente, pues ya lo hizo, quiere responder.—Recibirá la misma respuesta que todos.

—Ya lo sé.—Yeonjun reprochó.—Le romperás el corazón.

—Todo empieza así.—Jaemin llega junto con su comida y Yunjin.—De repente dices: Oh, es linda. Luego la conoces y piensas que es más linda, después sueñas con ella y que se besan, luego te rompe el corazón.—Enumera.—Por eso, nunca digas que una chica es linda.

—¿Que dices?—Yeonjun se ríe.—Aunque lo dijera, me siguen gustando los penes.

—Habia olvidado ese detalle.—Jaemin asiente lento.—De todos modos. A Haerin le gustan las chicas, ¿no?

—¿Cómo lo sabría? Nunca le ha gustado alguien.—Yunjin se queja.—Estoy esperando que llegue una chica y se me confiese. Ah~ Haerin vive mi sueño todos los días. Tal vez la chica de mi vida aparezca en este instante y no lo sabré.

—Uh~ mira quién viene aquí.—Jaemin saluda alguien a la distancia. El pelinegro es un casanova, también es muy sociable, era guapo y gracioso, tenía chicas siempre, no se le confesaban a diario como a Haerin, él era más de divertirse. De nuevo, los tres restantes buscan quien llama su amigo azabache, es una chica pequeña de mejillas regordetas quién se acerca a abrazarlo.—Chicos, ella es Kazuha.

—Jaemin siempre habla de ustedes.—Su mirada se pasó por los cuatro de la mesa deteniéndose un poco en Yunjin que no parece muy interesada en mirarle.

—El primer día de orientación ambos estábamos solos, pero luego, ella consiguió amigas y me abandonó.

La pequeña castaña le pegó en el hombro.—No es cierto, no te abandoné.

—Bueno, solo hablo de mi punto de vista.—Se victimiza haciendo reír a la de fleco.—¿Vas a almorzar?

—Síp, estoy con Sakura sunbae y Aeri.

—Zuha-ya.—Llamó una chica. Era mucho más baja que ella, con el pelo negro y una expresión seria.

Jaemin la saludó.—Hola, Aeri.

La chica le devolvió el saludo.—Bien, ya me voy. Nos vemos en clase, Jaemin-ah.—Kazuha se despidió de todos con un ademán y tomó del brazo a la otra chica.

—Yo debería ser una maldita bruja.—Yunjin dijo en un siseo.—Dije que conocería a la chica de mi vida, y ahí está.

—¿Kazuha? Pensé que le gustaba a Jaemin.—Haerin dijo confundida.

—No ella, Aeri, ¿la viste?

—Aeri podría ser Haerin 2. No acepta citas de nadie, casi toda la facultad le ha pedido salir, y eso que llevamos dos meses de universidad...—Jaemin comenta mirando a la bajita que se ha ido hace unos segundos.

—Tengo mis encantos, solo espera, la enamoraré en un segundo.—Yunjin dice con una sonrisa ladina.

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Haerin suspira luego de otro día en el Spa, se está cambiando de ropa cuando otra persona entra. Mira detrás suyo encontrando a Minji, ellas dos han tenido un pequeño historial, ella no está enamorada de Minji ni viceversa, pero es atractiva y se han acostado unas cuantas veces, encontrarla en el trabajo fue una coincidencia. Pero justo ahora no se siente de ánimo, Danielle ha estado martillando su cabeza estos días con saludos y uno que otro detalle pequeño, ella había recibido cosas así, pero extrañamente, Danielle no se veía con una enorme necesidad de que ella lo aceptara, incluso cuando le rechazó ella no se vió molesta o avergonzada, solo le dijo que tuviera un lindo día y se fue primero que ella, a diferencia de como sucedía cuando alguien se le confesaba.

Minji se acerca a ella y le abraza de la cintura dónde no lleva una camisa. Su vista viaja a las grandes manos de la chica y luego a ella.—No estoy de humor, Minji.

—Hace un tiempo no lograba encontrarme contigo aquí.

—Mmh, le hago favores a mi mamá, como siempre.—Musitó sin ánimos.

—Compré unas botellas de Soju el otro dia, ¿por qué no bebes conmigo hoy?—Le dice la más alta trazando círculos en su abdomen con su índice.

—No estoy de humor.—Repite.—Además, debo ir a clases mañana.

—¿Y eso?—Pregunta con una risa nasal.

—Pues...¿Que estoy en la universidad?—Dice incrédula.

—Ah, vamos. Solo beber un poco, ¿que tan malo puede ser?

Haerin chasquea la lengua.—Dije que no estoy de humor, ya suéltame.—Quita la mano de la más alta de encima suyo y se coloca por fin su camisa.

—Yah, ¿Que haces?¿Crees que soy un monigote? Siempre estoy ahí cuando tú quieres follar.

—No es que te resistas mucho.—Murmura no muy bajo.

Minji se ríe incrédula.—Que te jodan, Kang Haerin, no estaré para ti solo cuando quieras.—Minji vuelve a intentar abrazarla pero Haerin no se deja y la empuja con fuerza haciendo sonar varias cosas que estaban en el cambiador.

—Te dije que no estoy de humor.—Le reclamó. Tomó su bolso con rapidez y salió del cambiador, habían algunas personas mirando, sabía que debían haber escuchado todo el ruido así que solo siguió caminando hasta la salida.

Iba dispuesta a casi correr pero una mano en su brazo le hizo detenerse, se soltó con brusquedad y cuando estaba a punto de gritarle a Minji vió que no era ella quien estaba frente suyo. Danielle, a diferencia de otros días llevaba el cabello recogido y le miraba con preocupación.

—¿Estás bien?—Le preguntó.

Haerin suspiró y asintió un poco más calmada.—Sí, estoy bien.—Danielle tiene en su mano una botella media llena, ella se la ofrece. La pelinegra duda pero de todos modos la toma, podrá rechazarla, pero de verdad necesitaba tomar algo.—Gracias.—Dice luego de un gran sorbo.

—No hay de qué.—Danielle le sonríe.—¿Ya te vas?

—Sí, acabo de terminar.

—Ya veo. Si quieres puedo llevarte.—Le ofrece.

Haerin niega.—No, me iré sola.

—No trato de salir contigo, si es que eso crees. Me sigues llamando la atención, pero tampoco es que vaya a molestarte todos los días por ello.

—¿Por qué lo dices tan... fácilmente?¿Cómo si no fuera nada?

—Porque....¿Por qué lo escondería? Sería doloroso. Además, no me has dicho que te incomodo o algo así...

—¿Si lo dijera, pararías?—Haerin preguntó sin creerle.

—Inmediatamente.—Aseguró.

—Ya me voy.—Haerin se despide y comienza a caminar.

—¡Tengo una excusa para verte mañana!—Danielle le grita.

La pelinegra se da la vuelta con confusión.—¿Que excusa?

—Ya la verás. 

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