𝐼𝑋𝑋 ¦ 𝐿𝑒𝑛𝑔𝑢𝑎 𝑐𝑒𝑟𝑐𝑒𝑛𝑎𝑑𝑎
Luego de que cayeras desmayada, mi hermoso pastelito, Belch se marchó asustado porque creyó escuchar que alguien se acercaba. Obviamente no iba a permitir que te hiciera más daño del que ya te había hecho en ese instante.
Asi que, cuando lo perdí de vista te llevé a tu casa como todo un caballero.
Estabas completamente inconciente y tardarías horas en abrir los ojos; por lo que revisé que no tuvieras contusiones ni nada raro y salí en busca de Belch Huggings.
Recuerdo el reloj dar las siete en punto, sonreí complacido ya que el toque de queda comenzaba a esa hora, y el despreciable y roto hogar del matón de cuarta estaba demasiado lejos para llegar a tiempo.
Asi que emprendí viaje para cobrar justicia, ya que nadie iba a tocar lo que es mío sin mí permiso... Aunque creo que si lo piden no se lo daría ya que eres sólo mía, Sarah.
Bueno, volviendo al tema.
Lo vi a lo lejos, caminando rápidamente a su casa, sus manos temblaban y el sudor caía de su gorra. Él sabía claramente que había hecho algo terrible... y pretendía salir exento del castigo.
Lo miré fijamente y lo seguí despacio...
(...)
Belch Huggings estaba a díez cuadras de su casa cuando comenzó a escuchar pasos constantes detrás de él que lo ponían muy nervioso.
Giró la cabeza, tratando de ver por sobre su hombro izquierdo quién estaba detrás. Pudo ver una silueta alta y delgada a unos veinte metros, no logró distinguír quién era, pero sí percibir levemente cómo estaba vestido.
Trató de apresurar el paso, su corazón empezó a latir bruscamente y podía escuchar el bombeo acelerado de su gordo corazón en sus oídos.
Estaba aterrado rogando que no sea el asesino serial que acechaba Derry. Que destripaba niños sin ningún pudor o arrepentimiento.
Lo pasos siguieron escuchándose y el pánico comenzó a ser mil veces más grande, lágrimas de terror caían por sus ojos. ¿Ese era su final? ¿Tan patético iba a ser?
-Quieto-escuchó gruñír en su oído izquierdo.
De pronto escuchó un estruendoso disparo junto a su oreja derecha que desató un ataque de pánico acompañado de convulsiones salvajes que sacudían su cuerpo de forma bestial.
Cayó al suelo, sin poder controlar su cuerpo y pudo ver el rostro de su atacante que se reía con locura. El placer que veía en los ojos azules del tipo era preocupante.
Entonces, el asesino acercó el arma a su frente, Belch no podía parar de moverse, rogaba que todo terminara de una buena vez ya sea con él muerto o vivo... pero antes de cargar el revolver la luz de una casa se prendió.
-Mierda, demonios-maldijo.
Rápidamente guardó el arma en sus vaqueros y se agachó junto a Huggins, le abrió la boca con toda la fuerza que tenía y con la mano izquierda le sacó la lengua lo más veloz que pudo.
Soltó una risa enferma y miró a los ojos al desagradable gordo.
-Veamos cómo me acusas si sobrevives.
Soltó su mandíbula y sus dientes cortaron de un sólo mordisco su lengua, la cual cayó sobre su pecho cercenada.
El grito de Belch despertó a todos los vecinos...
(....)
Sarah miró a Jason espantada.
-Por Dios... -se tapó la boca. Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
-No, amor-besó su frente y la abrazó.-Se lo merecía... aunque me gustaría haber sido yo el que lo matara.
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