-¡Déjala en paz, Greta!-la voz de Stan se escuchó desde la calle.

Los ojos de Sarah se posaron en la ventana y luego otra vez en los de Pennywise. Él soltó un bufido y después quitó su mano y se alejó.

-Tu hermano es igual de irritante que tu madre-sonrió-, ve.

Sin más Sarah se dirigió a la puerta a velocidad de la luz y salió de la habitación. Bajó corriendo las escaleras para por fin llegar a la calle, donde vio a Greta Bowie molestando a Beverly Marsh.

-¿Qué haces, Greta?-Sarah se acercó a la chica, con los brazos cruzados y las manos dentro de las mangas de su suéter rosado.

Greta la miró con desprecio.

-Nada que te incumba, princesita, no estoy molestando a tu hermano, ahora sal de enfrente de la zorra así puedo golpearla-dijo esquivandola, pero Sarah volvió a pararse frente a ella.

-No, vete.

Greta se le acercó amenazante y con aquella mirada de loca que llevaba siempre.

-¿O qué? ¿qué vas a hacer miss perfección?

Sarah apretó la mandíbula y pasó saliva, miró a su alrededor, los vecinos estaban atentos a lo que ocurría. Tal vez su madre hubiera preferido que Greta Bowie la golpeara y así los vecinos vieran que su hija no era la violenta. Pero en ese momento eso fue lo único que no cruzó por su mente.

-Estás en MÍ propiedad molestando a chicos de catorce años, te recomiendo que te vayas de una vez Greta-dijo con firmeza.

-¿O sino qué? ¿llamarás a la policía?

Sarah soltó un bufido, se dio la vuelta y tomó de la muñeca a Stan. Bill y Beverly la siguieron.

-¡¿ACASO ME TIENES MIEDO, SARAH?! ¡Al parecer tu cabello rubio te quitó lo que debías tener de valentía!-gritó Greta mientras ellos se alejaban-¡Rubia estúpida!

Eso le molestó, ya cansada, Sarah volvió a voltearse, esta vez en la dirección de Bowie.

-Tu también eres rubia, te recuerdo, Greta-sonrió-¿eso te hace igual estúpida que yo?

Greta la miró furiosa, caminó hacia Sarah soltando palabras furiosas e incoherentes que no se lograban entender bien porque apretaba los dientes con fuerza.

-Retractate-dijo ya frente a Uris.

-No-respondió Sarah.

Entonces Bowie levantó la mano para golpearla, pero antes de poder hacerlo Sarah la sostuvo por la muñeca y luego la empujó al suelo. Aprovechando las quejas de Gretta, la rubia abrió la puerta de su casa y su hermano junto con sus amigos entraron seguidos por ella, entonces cerró con llave para que la chica en el suelo no volviera a molestar.
Soltó un suspiro de alivio, Stan y Bill ya se habían ido a sus habitaciones, pero Beverly seguía allí.

-¿Sucede algo, Beverly?-preguntó con dulzura Sarah.

Bev le correspondió la sonrisa con otra y colocó un mechón pelirroja de su cabello detrás de su oreja.

-No, sólo quería decirte... gracias por defenderme.

-No me agradezcas, es algo que todo el mundo haría-dijo la rubia con extrañeza por la actitud de la chica.

-Bueno, nadie jamás lo ha hecho conmigo...-desvió la mirada-así que gracias, en serio.

Luego de eso Bev le dio un beso en la mejilla y subió corriendo las escaleras para volver con Bill y Stan con la mirada de Sarah siguiendo sus rápidos pasos.

-Que amigos tan cariñosos y considerados tiene tu hermano-escuchó frente a ella.

Allí estaba Pennywise, sentado en uno de los sofás de la sala, sonriéndole a
Sarah con cinísmo como de costumbre.

-¡Me asustaste!-exclamó colocando su mano en el pecho-no vuelvas a aparecer así, Honey Pie-advirtió.

Un bufido y un revoleo de ojos bastaron para mostrar su desacuerdo con no asustarla.

-Todo te asusta, pero eso no viene al caso, ¿podemos seguir donde nos quedamos?

La sonrisa del payaso se ensanchó y Sarah lo miró dudosa, pero, aún así, asintió.