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Humanidad

En la Sala, las personas estaban pensando acerca de la seguridad de los niños, pero considerando lo que veían, estaban mejor sea donde sea que estuvieran, quién sabe, quizá les comenten sus aventuras. 

Inko por otro lado, estaba hecha una furia al ver que una cualquiera habúia robado el primer beso de su bebé, y para sentar el tema Mitsuki Bakugo estaba como ella, echa una furia, dado que ella considera a Izuku un hijo.

Bakugo: oraré por el alma de esa desgraciada

Inko: Reginleiff, debes defender a Izuku-chan debes hacerlo

Rei: no habías dicho que era adorable?

Inko: si, pero ahora que pensé las cosas, nadie debía robar ese beso de mi bebé

Shoto: vaya la madre de Midoriya da más miedo que la mía

Dabi: la Nuestra

Kaminari: saluden! -diría con pose militar como Mineta mientras los parlantes del lugar reproducían un tema

https://youtu.be/wrc1S7-KiAY

All Might: pero qué carajos?!

Aizawa: Director quiero un aumento

Vlad: digo lo mismo, los de primero son raros -diría viendo a varios de los suyos en su mente tener la intención de hacer lo mismo, además iba a aprovechar el bug

Mirio: son únicos

Stain: me apiado de los que sean profesores con mocosos así

Antes de que alguien tan siquiera dijera algo más lña pantalla decidió encenderse.

Kirishima: bien, quiero ver qué pasa ahora

Shoto: no se ustedes pero algo no cuadra.

En la Pantalla:

— "Muy bien, ya me puedes explicar y arreglar esto," — mencionó la peliblanca mientras su hermana se encargaba de arreglarle el pelo mientras dormía. Puede que no pudiera fabricar ropa o algo por el estilo, bueno, no todavía, pero solo faltaba que Izuku encontrara a la persona correcta para luego copiar su quirk y así generar toda la ropa que quisiera.

Mientras tanto, el acto de arreglar su cabello, cepillándolo con sumo cuidado, le trajo muchos recuerdos a su mente, haciendo que una ligera lágrima de nostalgia rodara por su mejilla.

— "Me recuerdas más a Geir cuando estás así," — comentó su hermana, con una sonrisa cálida pero traviesa.

Eso no le ayudó en nada. Izuku simplemente se sonrojó mientras dejaba que su hermana continuara con su trabajo. Se vio directamente en el espejo que estaba en la recámara de su hermana, ubicada en el rincón más profundo de su mente. Desvió la mirada, agachándola avergonzado.

— "Hermana... se supone que soy un chico... Además, sigo molesto porque me convertiste en mujer justo cuando no quiero serlo ... al menos no ahora y además ... ¿Es en serio? ¿Te pones celosa por Haruka? Estás exagerando," — bufó, cruzando los brazos mientras intentaba mantener su dignidad intacta.

Su hermana siguió con su labor, ignorando su berrinche, y terminó después de un par de minutos más.

— "Es en serio, ¿sigues sin hablarme? Solo me has dicho una frase desde ayer. No tienes idea de lo complicado que fue meterme en este lugar. Literalmente casi no me dejas ingresar; tuve que sobornarte con comida y prometerte que leería historias contigo durante un mes." — La irritación comenzaba a hacer mella en su voz. Pero entonces...

— "Gracias por hacer silencio, her-ma-na," — dijo con un tono cargado de sarcasmo.

Eso fue el detonante. Izuku supo al instante que su hermana estaba a punto de perder la paciencia. Por desgracia, Reginleif era precisamente eso: Reginleif. Y cuando quería sacar de sus casillas a alguien, lo conseguía sin esfuerzo. Con un simple chasquido, una muda de ropa se materializó en el cuerpo de Izuku, ajustándose perfectamente a su figura femenina.

Solo era una muda etérea además de ser justo la pijama que las maids le habían puesto a su persona quedándole como aniño al dedo de una chica que recién se le había propuesto matrimonio el día anterior.

— "¡Ay, vamos! No me digas que no te ves linda de ese modo. Además, no te dejaré volver mientras Haruka siga presente. Esa tipa literalmente te usó; se puso en la línea de fuego solo para tenerte acaparado para ella. ¡Deja de ser boba y entiende que te estaban usando, por Dios!" — La voz de Reginleif era firme y acusatoria.

Eso no podía ser verdad. O, al menos, no del todo. No por el hecho de que Haruka lo hubiera usado, sino porque su hermana creía que él era tan estúpido como para dejarse manipular de esa manera. Y, para ser justos con Reginleif, lo era. Sin duda, Izuku se dejaría manipular así, pero en su mente, las cosas eran muy diferentes.

— "Hermana, deja de ser paranoica. Y si Haruka hizo lo que hizo, ¿quién soy yo para juzgarla? Soy la persona más fuerte del planeta. Es mi culpa por haber sido débil y no lo suficientemente fuerte como para evitar que me mataran. ¡Itai!" se quejó cuando ella le jaló la oreja con fuerza, claramente molesta.

Reginleif suspiró, su expresión endurecida.

— "Primero, deja de verte como un objeto. Eres mucho más listo como para actuar como un bobo. Segundo, no eres Dios, ya te lo he dicho. Y tercero, he oído tus pensamientos, no lo olvides. Sé que no te gusta Haruka; solo estás confundido porque es la primera chica que te pone un dedo encima y no es para humillarte. O que te acosa como las de tu instituto. " — La peliblanca hizo un puchero, cruzándose de brazos mientras la miraba fijamente.

— "Es en serio... Si me gusta o no, ¡es mi problema! Además... tampoco es que no me parezca linda, pero tampoco puedo alejarme de ella. Soy el más fuerte... Si me quedo mucho tiempo así, no sé si tenga la fuerza para volver a ser Gojō Satoru... Sabes... extraño a mamá." — Su voz se quebró al final, y de pronto, se encontró abrazado a su hermana.

Reginleif suavizó su expresión y lo abrazó con fuerza, acariciando suavemente su cabello.

— "Lo sé... lo sé, hermanito. Por eso quiero que vayas con ella, que le cuentes todo. Ayer no llegaste a su casa, y sé que te duele. Pero no quiero que te vea de este modo. Imagínala viéndote como una mujer peliblanca, enamorada de una chica, que acaba de volver de la muerte y tiene el poder más grande de la humanidad." —

Izuku se quedó en silencio, las palabras de su hermana cayendo como una pesada losa sobre él. Mordiendo su labio para poder lidiar nuevamente con su incapaz de formular una respuesta adecuada a la situación.

— "Hermano, hablo en serio. No quiero que te conviertas en algo de lo que puedas arrepentirte. Yo lo hice y pagué las consecuencias cuando ya era demasiado tarde. Te apoyé en esto porque, a pesar de tener tantos años, seguía pensando como una niña pequeña. Así que, por favor, te lo ruego: no cometas los mismos errores que yo," —dijo Reginleif, apartando la mirada.

Izuku la escuchó en silencio, su corazón encogiéndose por las palabras de su hermana. Finalmente, respondió con voz temblorosa:

— "Hermana... no creo... no creo poder mirarla a los ojos después de no haber llegado a casa. Y si me ve ahora, como estoy... cuando siento que el mundo me necesita... 'snif'. ¡La verdad es que no sé qué hacer!" — Por fin lo admitió. No era Satoru Gojō, el invencible, el incomparable bajo los cielos.

No era Izuku Midoriya, aquel niño llorón que no podía defender a nadie. Simplemente era humano, alguien a quien le habían dado un poder que conllevaba una responsabilidad tan grande que no le importaba morir para cumplirla.

— "Hermana, entiéndeme, 'snif', entiéndeme, por favor. Los fuertes se protegen a sí mismos. Eso me lo enseñó All Might en aquella cornisa. Se protegió a sí mismo porque, gracias a tus recuerdos, sé que tenía una herida que no quiso contarme. Pero... pero Ka-chan, a su modo, me enseñó que los más fuertes cuidan a los demás." — Esa era la razón.

Tal vez era el síndrome de Estocolmo, tal vez porque su hermano era un idiota, o simplemente porque Izuku era tan buena persona que siempre intentaba verle el lado bueno a los demás, incluso a quienes lo habían lastimado tanto que casi lo enviaron al hospital.

Reginleif suspiró, acercándose a él y poniendo una mano en su hombro.

— "Pequeño tonto... Ya, ya, déjalo salir. Sé que no lo dejarás todo afuera. Sé que querrás seguir siendo Satoru, que no puedo forzarte a cambiar de este modo. Pero también sé que sigues siendo ese niño llorón que tanto odias ser y que sepultas bajo toda esa capa de soberbia y orgullo que muestras cuando eres Satoru. Por eso, te tengo una propuesta." —Izuku levantó la mirada.

Con sus ojos llenos de preguntas. Limpiándose las lágrimas con la manga de su pijama mientras escuchaba con atención las palabras de su hermana. A lo que esta misma solo pudo sonreír levemente, como si ya supiera que él aceptaría lo que estaba a punto de ofrecer.

— "Debemos ver a tu madre. No podemos dejarla así, no puedes apartarla de tu vida. No si quieres seguir siendo tú. Pero cuando te presentes frente a ella, lo harás como Izuku y luego le mostrarás lo demás: esta tú, y el otro tú. ¿Está bien?" — Izuku bajó la mirada, incapaz de encontrar las palabras adecuadas.

— "Hermana... ¿crees que aceptará esto? Hasta el día de ayer, yo era un niño que mamá tenía que proteger. Y durante estos seis meses me alejé de ella... Soy el peor." — Su voz tembló al final, cargada de culpa. A lo que reginleif suspiró y le dio un ligero golpe en la cabeza con un libro que había cerca, acompañándolo con la mejor sonrisa que podía ofrecerle.

— "Tan inteligente como para ganarle a Hawks de manera humillante con un poco de ayuda, y tan bobo cuando se trata de pensar en ti. Jejeje, ya quita esa cara larga. Ya no estás solo. Sigues queriendo cargar con todo tú solo, pero ahora tienes algo que antes no tenías: una hermana mayor." — Con esas palabras, aclaró el panorama y cerró la conversación.

Devolvió a Izuku al mundo real con un suave empujón emocional.

Fuera de la Pantalla:

Nadie se atrevió a  decir nada, dado que Izuku se estaba viendo así mismo como un objeto, o bueno el único que lo podía entender era All Might, el cual lo comprendía, pero lo que Izuku hacía, era mostrarse como un ser omnipotente que ahora veía que no era invencible.

Stain: nervioso?

All Might: preocupado, dado que estuve en ese lugar como el shonen, asique lo comprendo

Stain: eso es el error que tenemos como sociedad, depender de una sola persona

All Might: pero si nadie más lo hace....... quién lo hará, la sociedad necesita un faro que los guíe más que nada

Nezu: es esa mentalidad que nos trajo al momento actual, desde tu retiro la sociedad cayó, asique deja de decir incoherencias que en parte tienes la culpa de crear esa ilusión con tu mera presencia

David: tristemente no puedo no decir que eso es un error, porque no lo es

Uraraka: al menos Reginleif lo puede consolar

Inko: no quiero que mi hijo sufra así dado que se preocupa demasiado por mí......

Aizawa: eso es siempre su problema, el chico problema se preocupa más por los demás que por si mismo, dado que a veces se sobreesfuerza demasiado

Stain: creo que se cegó por ser un héroe, y eso no siempre debe ser así.

Inko al escuchar la reflección del peliverde se sintió mal, se sentía querida, pero se sentía como si su hijo la viera como bruja, le dolía sí, pero a diferencia de otras, ella era quién más lo comprendía.

Ojiro: parece que ella lo regresa al mundo -diría tratando de levantar el ambiente, dado que sus compañeros estaban viendo cómo Izuku incluso el suyo se veía a sí mismo como una herramienta

Iida: si 

En la Pantalla:

— "Ya ... ya no me veo como Satoru Gojō. Ah ... espero ... Espero tener la fuerza para hacer lo que tengo que hacer." —Dijo en voz baja mientras su mente empezaba a despertar. Cuando finalmente se incorporó, una sensación extraña lo envolvió.

Notó que llevaba ropa femenina para dormir, cómoda pero completamente ajena a lo que él escogería. Cada movimiento le recordaba su pecho, un peso incómodo al que no se acostumbraba. Su cabello, largo y ligeramente enredado, perfectamente lizo y suave cada que rozaba su piel podía sentirlo a la perfección.

Frente al espejo, sus ojos rosados le devolvieron la mirada. Pasó la mano por su rostro, buscando algo de gojo satoru en aquel reflejo, pero no encontró nada, pues lo que vio en el espejo reflejaba era su verdadero yo: un chico que no buscaba ser mujer, ni por experimentación ni por perversión.

Haciendo que su hermana ... sintiera un poco de orgullo por el, estar en un cuerpo femenino seguramente era el sueño de muchos pervertidos y izuku mas bien parecía tratarlo con tato respeto y cuidado. Simplemente le alegraba un poco a su corazón.

— "Izuku... vamos, aún es de madrugada. Debes despedirte de Haruka y, si en el futuro realmente deseas ser su pareja... ella tiene mucho que compensar para ganarse mi aprobación." — Reginleif habló con firmeza, sus palabras como siempre directas, pero con un toque de comprensión al leer los pensamientos de su hermano.

Izuku, aún en su forma femenina, suspiró y asintió ligeramente, aunque en su mirada y pensamientos le pidió un poco más de tiempo a su hermana, que pese a su impaciencia habitual, accedió. Sabía que su hermano estaba luchando con un torbellino de emociones.

Y era evidente pues Frente al espejo, Izuku levantó la vista después de parpadear una vez mas para asegurarse de que no estaba delirando o algo por el estilo, y lo que vio no fue la imagen de una chica de cabello blanco que ahora la definía físicamente. En el reflejo, su mente proyectaba su verdadero yo.

ese chico de cabello verde corto, algo revuelto, con un uniforme negro que caía con simplicidad sobre su figura promedio.

Sus ojos verdes esmeralda brillaban apenas, pero no por esperanza, sino por una tristeza profunda que parecía haberse anclado en su mirada desde hacía mucho tiempo. Aquel niño seguía ahí, atrapado en un cuerpo que no sentía como suyo, luchando por encontrar un equilibrio entre quien era, quien había sido, y quien necesitaba ser.

— "Hermana... ¿de verdad crees que soy fuerte?" — La voz de Izuku temblaba, una mezcla de inseguridad y dolor que no podía ocultar. El encuentro con Hawks había dejado una marca en él, una herida que no solo era física, sino emocional. Había creado a Satoru Gojo como un escudo.

Un alter ego para protegerse, para evitar que su madre se viera arrastrada a su mundo de peligros. Satoru era invencible, un símbolo de poder absoluto. Pero perder... perder de esa forma había resquebrajado esa imagen.

El recuerdo de la batalla pesaba como una losa. Había dudado. No había confiado plenamente en Haruka, ni en su propio poder. Esa fracción de incertidumbre, ese breve instante en que Izuku había tomado el control, lo había condenado. La derrota lo atormentaba, no por el golpe físico, sino por lo que significaba: un fracaso que no debía permitirse.

Reginleif suspiró, notando la tormenta interna que sacudía a su hermano. Sus palabras fueron suaves, pero cargadas de verdad:

— "Sí... eres el más fuerte de todos, pero eso te ha llevado a buscar la manera más dolorosa de demostrarlo. La verdad es que ser el más fuerte también te ha dado la maldición más grande de todas: ser quien tenga la última palabra en el mundo. Puedes destruirlo o salvarlo. Y esa responsabilidad... te está destrozando." —Izuku guardó silencio.

No podía negar esas palabras. Eran verdad.

Tras unos instantes, rompió el mutismo con una voz apenas audible:

— "Vamos... debo despedirme de Haruka. Aunque..." — vaciló, mirando al suelo recordando unos de los pensamientos que había escuchado de Haruka en los que ella mencionaba a la hija del héroe top 2 del ranking Endeavor. Preguntándose así mismo si podría tener un autógrafo de ella; hasta que.

— "Era una buena oportunidad para conocer a Shiori. Pero hacerlo de esta forma... en este estado... podría causar un malentendido. No quiero aprovecharme de las circunstancias para irrumpir en la dignidad de alguien más; en especial haciéndole creer que soy algo que no soy " — Reginleif asintió.

observando cómo su hermano luchaba por encontrar la forma correcta de manejar la situación. De repente, Izuku dejó de hablar mentalmente y alzó la voz, más para sí mismo que para que otra personas como lo era su hermana lo escuchara.

Fuera de la Pantalla:

Vlad: está roto

Hawks: eso le pasa por desafiar a la comisión, normalmente terminan muertos, y aclaro, puedo ser frío en la forma que lo digo, pero no tengo de otra, ya que aunque no apoyo lo que la comisión ordena, al menos ya no, sé que así operan.

Nagant: tiene razón no tiene caso llorar sobre leche derramada

Toga: se vería mejor con un poco de sangre y una sonrisa.....  no me gusta verlo así de decaído

Uraraka: a mi tampoco

Ambas se vieron y se sonrieron causando que Toga se sonrojara levemente

Twice: huele a tijeras? / no huele a nada

Dabi: estás loco

Spiner: demasiado loco

All Might: al menos tiene algo de apoyo, yo no tuve esa suerte, pero es algo bueno

David: el apoyo emocional es algo de lo que siempre me arrepentiré de no haberte dado amigo

Naomasa: digo lo mismo

Gran Torino: te entrené asique sabía lo que te sentías pero con esa sonrisa no dejabas que nadie te ayudara

Rei: por qué ese nombre Shiori me suena

Shoto: por qué eso genera algo que ver con los Todoroki?

Dabi: por qué siento que tu allí eres mujer?

Shoto: no creo que eso pase

Natsuo: no olvides la ley de Murphy

Fuyumi: bueno no me molestaría que alguno de ustedes haya sido mujer -diría mirando a sus hermanos menores

Natsuo y Shoto: auch

En la Pantalla:

— Si rompo la ropa que Haruka me dio, también estaría faltando a su hospitalidad. Ah... qué más da... me quedaré así por ahora. Además, grité como loco que tenía una hermana, tal vez eso me sirva como fachada para despistar a quienes aún sospechen de mí — aceptó ese razonamiento sin más comentarios.

Y juntos comenzaron a caminar hacia la habitación donde Haruka descansaba.

Mientras avanzaban, la mente de Izuku seguía trabajando. Las dudas y los pensamientos no lo dejaban en paz.

— No puedo cometer los mismos errores dos veces... — murmuró nuevamente para sí mismo . Sabiendo ahora que debía ampliar su arsenal de Quirks. La intangibilidad, por ejemplo, sería una habilidad invaluable en situaciones como esta. Pero no la tenía.

La mansión era inmensa, y cada paso resonaba en el silencio, como si la casa misma quisiera recordarle lo pequeña que se sentía ahora. En ese cuerpo femenino, con una apariencia delicada y una carga emocional más grande que nunca, Izuku se sentía como una niña perdida en un mundo que parecía demasiado grande para ella.

El eco de sus pasos la acompañaba mientras caminaban por los pasillos, cada sonido una constante que le recordaba su fragilidad. Pero a pesar de todo, no se detuvo. Había cometido errores, pero también sabía que tenía la oportunidad de corregirlos.

Y no iba a desperdiciarla.

— Este lugar es tan ... tan solitario —murmuró Izuku, su voz apenas un susurro cargado de melancolía. Reginleif asintió en silencio. No había pensado que estar en un lugar tan grande pudiera sentirse tan vacío. Para la peliblanca, que era una semidiosa, el eco de la soledad se volvía a veces insoportable, especialmente al caminar sin sus hermanas por lo que alguna vez fue el consejo del Valhalla. Podía entender a su hermano ahora, quizá como nunca.

De pronto, un sonido bajo y abrupto

—"hmp, mnn"— rompió el silencio. La peliblanca, que había salido descalza en su prisa por despedirse, dio un leve sobresalto. No había notado que no llevaba calzado. Este descuido era algo que Satoru Gojo, el más fuerte, nunca permitiría. Pero ahora no era él quien tenía el mando. En este breve instante, Izuku Midoriya podía liberarse de la carga de ser el monstruo invencible que se había visto obligado a ser.

— Señorita, ¿qué hace fuera de su cama? ¿Está bien? — La voz de la maid rompió la penumbra del pasillo, cargada de una mezcla de preocupación y cortesía. Reginleif quiso tomar el control, pero Izuku no la dejó. Con suavidad, se colocó al lado de la maid y tomó su mano, un gesto que pareció desconcertarla.

Para la sirvienta, la peliblanca había extendido su mano hacia el aire. La maid frunció el ceño por un instante, pero luego suspiró, resignada.

— No puede dormir, ¿verdad? — La peliblanca asintió sin decir palabra. Este tipo de interacción era extraña para Izuku. La única que había sido buena con él era su madre, y esta mujer no le recordaba a ella en lo absoluto. Su sonrisa tenía algo de falsedad, como si estuviera obligándose a ser servicial ante alguien que consideraba superior.

— Señorita, tranquila. No tiene que decir nada. Dígame, ¿quiere que le prepare el gimnasio? Nosotras siempre nos levantamos antes que la señorita Haruka-sama — La propuesta sonaba bien. Podría liberar un poco de estrés, pero entonces un pensamiento le cruzó la mente como un rayo no podía usar su barrera.

Si lo hacía, podría revelar su identidad como Satoru Gojo. Tampoco debería usar purpura, sin embargo, aún podría usar rojo y azul. Además ... podría hacer una técnica especial única de esta forma, ya después vería como la llamaría, pero por ahora. No tenía el tiempo ni la cabeza para crearla o hacerla.

Así que, con un leve gesto, Izuku alzó la mano de manera tímida intentando acomodarse su cabello visible incomoda, y por este movimiento la maid colocó su mano sobre la de la peliblanca. Haciendo que por Este movimiento se provocara una expresión inesperada en la maid que la peli blanca no podía entender.

Eso ... eso era una mirada de ¿ternura? ; Izuku no la entendía. ¿Por qué le mostraba ternura? Su mano, al contacto, se sentía firme, segura, decidida. Pero esta sensación de seguridad no era algo que él estuviera acostumbrado a recibir.

En el silencio que siguió, ambos permanecieron quietos, como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Y aunque el eco de sus pasos había quedado atrás, Izuku supo que ese momento era un recordatorio de su fragilidad humana, algo que no podía permitirse olvidar no si quería seguir siendo el niño que su madre crió.

Y por eso mismo.

— Hermana... ¿crees que me pueda quedar así un poco más de tiempo? — su voz era un hilo tembloroso, cargado de una petición que no quería hacer.

Y su hermana no pudo ocultar su incomodidad. La idea no le gustaba, pero tampoco quiso negarse de inmediato. Bajó la mirada, siguiendo las indicaciones de la maid de Haruka mientras caminaban juntas por los pasillos de la mansión. En su andar, se topó con un reloj de pared. Las manecillas marcaban las 4 de la mañana. Nunca se había levantado tan temprano, al menos no de una forma tan... suave y gentil.

Fuera de la Pantalla:

Mineta: sólo diré una cosa.................. POR QUÉ MIDORIYA ES HOMBRE!!!! miren es una chica muy bonita

Kaminari: ey eso es verdad

Sero: sin dudas

Kyoka: idiotas

Mina: es bonita, pero Midori queda más como chico que como chica

Momo: es verdad

Shoto y Bakugo estaban de cierta manera callados dado que ambos estaban dudosos de ello, por un lado Izuku en forma femenina les era hermosa, dado que les atraía físicamente y por su personalidad, pero también querían a su manera a Izuku como varón, dado que aunque uno no lo admita es un gran amigo.

Mandalay: oh una Maid.....

Pixie-Bob: y parece que está preocupada

Ragdoll: al menos la maid lo ayuda

All Might oía las reflecciones del peliverde y trataba de ver su mano, quizá lo guió de forma errónea todo el tiempo, forzándolo a ser un símbolo como él, símbolo el cual cuando caiga llevará todo al demonio.

Inko por otro lado se sentía algo conflictuada, por un lado le gustaba que Izuku se preocupara por ella, haciéndola sonreír pero por otro se sentía triste de que éste no le tuviera la confianza suficiente para contarle las cosas. Al menos el suyo no era así, lo que la reconfortaba. 

En la Pantalla:

Desde que comenzó a ser Satoru Gojo, levantarse temprano había dejado de ser una opción para convertirse en una obligación. Cada día empezaba antes de lo habitual, con un cansancio acumulado que nunca parecía disiparse. Gracias a Reginleif, sus calificaciones no habían bajado, pero eso no cambiaba el hecho de que Bakugo comenzó a notar algo extraño en su comportamiento.

Sin embargo, Izuku lo apartó. Aún no estaba listo para hablar con él; todavía no había tenido tiempo de simplemente ser uno más. Un chico mas ... estaba tan centrado en ser quien salvara a todos en ser el mas fuerte, aquel que podía hacerlo todo, el que era capaz de hacer lo imposible posible.

Sin quejarse pues eso fue lo que eligió de manera voluntaria que simplemente se olvidó de lo que muchos podrían decir que era una simple vida normal y aburrida, se levantaba más temprano a patrullar ignorando y esquivando a la fuerza pública y salvando a estos últimos en más de una ocasión en alguna redada que se complicaba demás.

— Señorita, ¿cuál es su nombre? —preguntó la maid, interrumpiendo sus pensamientos internos chocando ambas miradas, mientras se daba cuenta que otra vez lo habían engañado pues ahora estaban en la cocina mientras esta ultima le estaba preparando un desayuno.

— Ayer la señorita Haruka nos informó que fue asaltada, pero gracias al señor Satoru no le pasó nada. Si algo le hubiera sucedido a una joven tan inocente como usted... no quiero ni pensarlo — la peliblanca solo pudo hacer una cosa y fue parpadear, sorprendida.

La maid realmente estaba preocupada... por ella. Su mente se llenó de un tumulto de emociones. Cuando fue la ultima vez que dejo que su madre mostrara su preocupación por el ... no lo recordaba se concentro tanto en el mundo ... tanto en los demás que estaba sacrificando a sus seres queridos por el mundo.

Por completos desconocidos que como esta maid que lo mas probable es que el día de mañana ni se volvieran a ver.

— "Hermano. Recuerda lo que hemos hablado. Tu madre" — la voz de su hermana resonó en su mente. Dio dos pasos atrás. Podía tenerlo todo. Podía ser simplemente una más. Una chica más, Podía tener todos los lujos que alguna vez había deseado. Ya había muchos profesionales, cuál sería la diferencia si había una menos.

Pero... esta vida... estas comodidades, hizo que un recuerdo se removiera de lo mas profundo de su mente, era el de pequeño, y un tipo no sabia quien estaba sentado en su cama, reginleif también quedo pasmada este momento era de cuando el estaba durmiendo normalmente ella dejaba de ver la vida de izuku cuando eso pasaba.

Pero el tipo ... parecía ser el padre de izuku y decía algo incompleto algo que no se entendía bien pero que para alguien con la mente de izuku daba la suficiente información para que el lo pudiera completar, y la frase que le dio cambiara su vida poniendo un antes y un después. Y esa frase era.

— "Un gran poder ... conlleva una gran responsabilidad" — fue el pensamiento que recorrió la mente de la joven peliblanca. ¿Por qué su padre le decía algo así?, ¿por qué había estado en su habitación? ; ¿Por qué no había vuelto con ellos, acaso no sabía lo que su madre y el sufrieron por su ausencia?

De pronto, sus piernas cedieron. Cayó de rodillas al suelo, cubriéndose los ojos con ambas manos mientras las lágrimas comenzaban a brotar.

— Snif... no es justo. Desde que nací, he querido esto: poder vivir bien, ser alguien del que mi mama y papa se pudieran sentir orgullosos. Y ahora mírame... ni siquiera puedo controlar cuándo me pongo a llorar. Snif, snif. Ni siquiera puedo pensar un nombre para mí misma... — su voz quebrada llenó el pasillo.

La maid, alarmada, se arrodilló a su lado y la abrazo.

— Lo siento, no quise lastimarla. Por favor, no le cuente a la señorita Haruka. Dependo de este trabajo para vivir — Izuku abrió los ojos de golpe, deteniendo su llanto al instante. Por eso era tan buena con ella. Era alguien cercano a Haruka, pero también alguien que tenía miedos propios.

La maid no era una mala persona, solo alguien que, como All Might, había cometido errores. Y eso, Izuku podía entenderlo mejor que nadie.

En ese momento, la teología de Izuku se activó por reflejo, permitiéndole ver más allá de las palabras. Frente a ella, no había una figura amenazante ni un enemigo. Solo había una persona rota tratando de reconstruir su vida. Por un instante, ambas compartieron un entendimiento silencioso, como si sus propias fragilidades se reflejaran mutuamente.

La peli blanca después de ese silencio alzó su mirada con un gesto de culpa, mientras su voz temblorosa rompía el silencio.

— N... no, no se preocupe. Es mi culpa. Lo de ayer me afectó demasiado. De no ser por Satoru Gojo, habría muerto... él fue quien me dio esta vida. Pero ahora necesito hablar con mi amiga, ¿puedo? Por favor, prometo que esto quedará entre usted y yo — La maid suspiró, más tranquila.

Quizá había exagerado. Sabía que su señora nunca la despediría por algo así. Sin embargo, también estaba asustada. No conocía a esta chica, y aunque parecía ser una buena persona, la verdad era que... no confiaba en Satoru. Él era un monstruo. Pese a las cosas buenas que todos decían de él, sabía que perfectamente podría hacerle algo terrible a su señora y ella no podría evitarlo.

Pero esta joven... Era distinta. Parecía ser una chica tan ... débil, una introvertida en toda regla que reflejaba bondad y algo de dolor en su mirada. Podía confiar un poco más en alguien así.

— Ah... de verdad me alegro de que esta joven esté bien — hablo en voz alta dejándole escuchar a la peliblanca su alivio la cual respondió con una sonrisa gentil. Sin embargo, la maid no pudo evitar recordar cómo su señora tuvo que lidiar con la escena de Satoru Gojo saliendo desnudo.

— "Seguro que fue traumático para ella" — reflexionó y justo en ese mismo instante justo en ese momento, la peliblanca estornudó de forma involuntaria, provocando una risa suave en la maid.

— Definitivamente eres una chica muy dulce — murmuró, dejando escapar una pequeña sonrisa. Sonrojando a la peliblanca que terminó por comer el desayuno que la maid había preparado para ella y después de una hora de charla de ambas mientras la maid se sentaba a comer junto a la peli blanca.

Finalmente fueron a la puerta, que daba la entrada a la habitación de Haruka a lo que la maid se detuvo y anunció que había llegado.

— Aquí estamos, ¿ señorita ? — Izuku se sintió un poco irritada. ¿De verdad no iban a dejar de llamarla "señorita"? Negó levemente con la cabeza mientras colocaba una mano sobre esta, sumida en sus pensamientos. Gracias al congelamiento temporal que le permitía su teología, buscó rápidamente un nombre que pudiera gustarle, recordando algo que había dicho hace meses sobre cómo le habría gustado llamarse si fuera mujer.

— Aiko. Me llamo solo Aiko — dijo finalmente.

No podía dar el apellido de su madre, ya que podrían buscarlo en los registros de Japón. Al no dar un apellido, podría justificar que era familiar de Satoru sin levantar sospechas. La maid, al escucharla, hizo una reverencia y procedió a abrir lentamente la puerta del lugar.

Fuera de la Pantalla:

Bakugo: no es como si mereciera que él hablara conmigo de todos modos -diría sabiendo que en aquella época si Izuku se hubiera puesto serio, habría terminado su amistad hace años. Izuku era demasiado bueno para un mundo tan malvado

Uraraka: deku-kun es demasiado bueno, este mundo no merece tanta pureza

Tsuyu: es verdad kero

Todos miraron como Izuku en forma femenina caminaba con la maid, mientras pensaba en todo y la Maid decía cosas que le habían hecho creer, algo demasiado convincente para la ocasión.

Kirishima: esa Maid exagera al llamar mosntruo desalmado a IZu-bro

Inko: esa mujer no me agrada, además mi hijo no es así, yo lo eduqué bien

Sero: no quisiera ser Midoriya al ser llamado señorita pero bueno, ser llamada Aiko-san es otra cosa jajajaa -diría riendo

Shoji: es verdad

Ojiro: es verdad, tenemos orgullo siendo hombre y él está siendo ofendido 

Tokoyami: aunque ella no lo sabe

Aizawa: aunque es inteligente y sabe donde decir las cosas

Nezu: y decir ser familiar de Satoru lo ayuda, aunque no mucho

En la Pantalla:

Detrás de esa puerta, Izuku sintió una mezcla de alivio y tensión, consciente de que este paso era solo uno más en un largo camino lleno de mentiras cuidadosamente construidas.

— Haruka, despierta — la voz suave la sacó de su profundo sueño. La peliblanca movió a la joven con cuidado, sin poder evitar ; notar algo que, en el calor de la batalla, había pasado por alto: ella le parecía realmente linda. Una sonrisa se dibujó en sus labios al contemplarla, despertándola poco a poco con delicadeza.

No quería arruinarle su sueño, así que Haruka hizo una mueca somnolienta, apenas empezando a despertar teniendo un leve sonrojo al estar soñando con el beso que le dio a su amor platónico. 

— Ah... mn ... Satoru, me alegra que ya puedas caminar — murmuró, aún atrapada entre el sueño y la vigilia. Su mente no terminaba de procesar la situación, pero poco a poco empezó a despertar del todo. Se estiró lentamente, dejando escapar un bostezo, hasta que finalmente captó la imagen completa: la peliblanca riéndose de forma inocente por su torpe reacción.

— ... Qué... ¿qué estás há... haciendo en mi cuarto? — tartamudeó Haruka, sintiendo cómo el sonrojo le subía hasta las orejas.

La peliblanca no respondió de inmediato. En cambio, movió levemente las piernas y dirigió su mirada a un punto indefinido, sin saber muy bien qué decir. Sabía que tenía que despedirse o, al menos, darle un "hasta luego". Después de todo, fue él quien se ofreció a ser su guardaespaldas en primer lugar.

Pero antes de cumplir ese objetivo, había algo que debía hacer: regresar con su madre y contarle todo lo que estaba ocurriendo.

— Haruka, yo... debo irme un tiempo — dijo finalmente, su voz cargada de seriedad.

La noticia cayó como un balde de agua fría sobre Haruka, quien de inmediato despertó por completo. No entendía por qué quería irse. Se suponía que estaban bien, que ya eran amigos... o amigas, o lo que fueran. Habían construido algo cercano, algo que no podía simplemente desaparecer, así como así.

— Pero... pero... — balbuceó Haruka, sintiendo cómo la desesperación empezaba a nublar sus pensamientos. La peliblanca tampoco parecía del todo cómoda con la situación. Movió con delicadeza unos mechones de cabello detrás de su oreja, un gesto completamente natural y femenino.

Algo que hizo que el corazón de Haruka se encogiera aún más. Otra vez iba a quedarse ahí, sola ... sin él. Sin saber si realmente podía considerarlo su amigo o no.

— Tranquila, volveré pronto. Además, te entiendo. Es horrible sentirse solo. Yo también estoy confundido, no sé qué es lo que siento por ti. Y que me hayas robado mi primer beso no ayudó mucho, jejeje — intentó bromear mientras se rascaba la cabeza de manera nerviosa. Luego, dando un paso hacia ella.

— Pero, sea lo que sea, siempre seré el chico que conociste. Y aunque me robaste ese primer beso, quiero darte esto. Gracias por darme un techo donde dormir hoy y por ayudarme anoche. Nunca lo olvidaré —Sin previo aviso, la peliblanca le dio un suave beso en la mejilla.

Dejando a Haruka completamente anonadada. El rubor invadió su rostro mientras sus pensamientos se arremolinaban sin control.

— Satoru... ¿En serio vas a volver? — logró murmurar tras varios segundos de silencio. La acción de la peliblanca la había dejado melancólica. Se sentía como una especie de despedida, un rechazo silencioso a sus sentimientos, y eso le dolía. Le dolía demasiado.

— Lo juro — respondió con firmeza, mirando directamente a sus ojos. Luego, esbozando una sonrisa más relajada.

— Además, ya te lo dije: tú eres del tipo de chica que me gusta. Castañas, cerca de mi edad y, por lo que veo, también un poco friki. Si no, no tendrías esto al lado de tu cama — Haruka siguió la dirección de su mirada y se sonrojó aún más al ver que Satoru se refería a su colección de mangas y cómics en edición especial, colocados cuidadosamente en una repisa. Esos tomos le habían costado una fortuna.

— ¡Eso es mío! — gritó, intentando arrebatárselos mientras la peliblanca los sostenía con una sonrisa juguetona.

Lo que siguió fue un breve juego entre ambos. Haruka lo persiguió por la habitación, mientras él esquivaba sus intentos con una facilidad casi sobrehumana, moviéndose con agilidad y gracia. En medio de las risas y los gritos, un pensamiento fugaz se apoderó de la mente de Haruka.

— "¿Será posible que, después de todo, esta no sea una despedida definitiva?" — mientras que en la mente de la peli blanca un pensamiento también resonó en su mente, esto hace tiempo que había dejado de vivirlo, tal vez aun era muy pronto para decir que eran pareja o algo similar.

Solo se conocían de un día, pero también ... esto era un pensamiento que pese a que su hermana no aceptara del todo debía admitir izuku siempre seria así, intentaría ver el lado de todas las personas a su alrededor.

— "Así que... ¿esto es lo que se siente tener amigas?" — pensó para sí misma, sintiendo una calidez desconocida en el pecho. Por primera vez en mucho tiempo, permitió que la idea de una amistad sincera se filtrara en sus pensamientos. Haruka había empezado a cambiar.

No, no era sólo una idea: estaba cambiando de verdad, todo porque su hermano la había salvado unas horas atrás.

— ¡Pf! Jajaja. ¡Jajaja! En serio somos un par de bobas — comentó Haruka entre risas, tras arrebatarle un cómic de las manos a Satoru Gojo por un descuido de este. La peliblanca también empezó a reírse, acompañándola. Hacía tanto tiempo que no se reía así. Al recordarlo, pudo calcularlo: seis meses.

Desde entonces, había dejado de sonreír de esa forma, aislándose poco a poco hasta convertirse en el monstruo que la sociedad necesitaba.

— Oye... Cuando vuelvas, ¿me responderás mis dudas? — preguntó Haruka, con un tono más sereno. Sus ojos reflejaban esperanza y, al mismo tiempo, miedo.

La peliblanca asintió con determinación. Haruka, al notar esa honestidad, decidió despedirse de la misma manera en que ella lo había hecho momentos antes: con un beso en la mejilla. Pero no sin antes pintarse los labios con un labial de larga duración, dejando una marca visible en la mejilla derecha de Satoru.

— Entonces, hasta que nos volvamos a ver... amiga — dijo Haruka, tropezando con la última palabra. La dificultad para pronunciarla hizo que la peliblanca arqueara una ceja, intrigada, pero decidió dejarlo pasar. Era un momento especial para ambas, y cualquier comentario podría arruinarlo.

Finalmente, la peliblanca saltó hacia el cielo de la madrugada, quedándose en el aire levitando como si este último fuera una especie de piso sólido. Siendo observado desde abajo por Haruka que observaba a la peli blanca, con una mezcla de tristeza y esperanza.

— Juro que cuando vuelvas, tu traje de héroe y heroína estarán listos, Satoru —pensó Haruka, imaginando los posibles diseños. Ahora que lo reflexionaba, podría tomarse unas cuantas libertades creativas. La idea era hacerlo destacar, ¿cómo no? Y si Satoru había confiado en ella para esa tarea.

Entonces se aseguraría de que el resultado fuera lo más fabuloso posible. Una vez tuviera el diseño listo, se lo entregaría a los profesionales en esa creación para hacerlo, además siempre estaba abierta a aprender cosas nuevas eso le gustaba mucho en realidad.

Y mientras la figura de la peliblanca desaparecía entre las sombras del amanecer, Haruka sonrió con determinación. Aunque no entendiera del todo sus sentimientos, una cosa era segura: cuando Satoru volviera, todo sería diferente.

— ah ... tal vez no deba volverme el símbolo de la esperanza después de todo, no sé cuánto tiempo vaya a pasar hasta que pueda tener un respiro como este — Sin embargo, entra la luz de la madrugada era tenue, con un cielo profundo que aún no anunciaba el amanecer, salpicado por las cálidas y difusas luces de una estructura cercana.

Frente a este escenario, la figura de la peliblanca se alzaba con una presencia cautivadora. Su cabello blanco, perfectamente suave y cuidado caía en suaves mechones alrededor de su rostro, brillando bajo la luz de la luna que la adornaba como si una diosa mística estuviera en su presencia levitando completamente impasible e imperturbable ajena del mundo mortal.

Hasta que.

— " ¿uh? ; que hace una persona tan cerca de la casa de haruka con un armamento posiblemente militar apuntando a la dirección donde estábamos ... un minuto porque tiene una mirilla y también auriculares. Haruka no tiene un sistema de seguridad más que automático eso significa que ... " — La peliblanca descendió lentamente del cielo.

dejando que sus pies tocaran el suelo con una delicadeza casi imperceptible. La madrugada parecía detenerse a su alrededor, como si el tiempo mismo reconociera la magnitud del momento. Usando su teología a su máxima potencia, había analizado todo lo que sucedía en cuestión de segundos y llegado a una conclusión muy fácil de deducir realmente.

Delante de ella, un hombre musculoso y de mirada calculadora avanzaba con pasos cautelosos. Había algo en su porte que gritaba profesionalismo, pero también un dejo de peligro latente. Claro ... para algún novato ; pero para ella la persona mas fuerte del planeta solo podía contener una pequeña risita.

No por que no reconociera que era fuerte si no por que simplemente estaban en ligas completamente diferentes. Pues para ella este tipo solo era un pequeño gatito a comparación de su absurdo poder.

— Jijiji, Oye, ¿no te enseñaron que cuando dos chicas están hablando, los hombres no deben espiarlas? — dijo con un toque de ironía total, su voz resonando con una mezcla de dulzura que lo hizo flaquear y retroceder. Era tan lindo, solo había desplegado ligeramente su aura y ya estaba asustado. Así que se acercó de manera un tanto coqueta y sensual.

No tenia que temer era mas fuerte que este tipo y aunque no pudiera usar su barrera aun tenia para usar sus técnicas azul y rojo además de sus habilidades físicas que para este punto sin dudas podía rivalizar con las de all might claro siempre y cuando no usara su teología por que si la usara, lo podría superar fácilmente.

— Ey, Ey, ¿por qué te asustas? — continuó ella, dando un paso hacia adelante con una calma que solo un monstruo en poder bruto podría tener mientras que mantenía su postura firme, erguida, pero no arrogante. La mirada que le dirigía al hombre no era de superioridad, sino de pura igualdad pura guiñándole el ojo de manera seductora.

— Sólo estás en la presencia de la hermana de Satoru Gojo — Hubo un cambio en la atmósfera con esas palabras. La mención de aquel nombre, cargado de un gran renombre ; dejó al hombre en un estado de alerta visible. Sin embargo, la peliblanca no lo miraba con desdén, como si lo considerara un simple peón.

En lugar de eso, su sonrisa se mantuvo cálida, casi compasiva, mientras observaba cómo el hombre y por un instante el rostro de la peliblanca mostró algo más allá de la confianza: empatía. Comprendía lo que significaba ser reducido a postrarse frente a su persona sin la capacidad de poder defender a alguien más.

Y no era algo que disfrutara, ni algo que buscara. Pero sabía que, en este momento, tenía que ser la figura imponente que se esperaba de ella, la hermana de Satoru Gojo. La cual vestía un atuendo de tela holgada que combinaba con sus ojos rosados y cabello blanco, siendo un conjunto de tonos púrpura oscuro con ligeras variaciones tonales que recorrían los bordes, acentuando su figura de manera sutil pero poderosa.

Fuera de la Pantalla:

Las mujeres simplemente suspiraron como si vieran una novela, a la par que los masculinos adolescentes, Stain, Endeavor  y Aizawa suspiraron de aburrimiento y fastidio, habían cosas que la hacían quedar como una maldita telenovela de la tarde que miran las mujeres.

Inko: qué educado es mi bebé

Mitsuki: si -diría sonriente hasta fruncir el seño y darle un sape a Bakugo- POR QUÉ NO PUEDES SER COMO ÉL INÚTIL!!!!

Bakugo: por qué me pegas vieja bruja!!!! -diría emputado

Rei: gracias señorita Mitsuki

Mina: si arruinó el momento -se quejó con un puchero

Hagakure: eliminó el romance!!

Stain: no me extraña que el mocoso sea así conociendo lo que tiene de madre

Monoma: jajajajajaja -reiría divertido de ver ese sape y uno de la clase 1-A ser humillado

Ibara: bueno dejando de lado eso, al menos tenemos un dato

Mina: es verdad, le gustan las castañas -diría sonriente mirando a Uraraka

Uraraka: ehhh?! -diría sonrojándose fuerte y activar su don y elevarse al cielo

Midnight: ay el amor juvenil

Aizawa: no me pagan lo suficiente -diría lanzando sus vendas y atrapando a la castaña

Cementos: al menos no rompió el corazón de ella

Ectoplasm: sólamente le pidió tiempo para poder establecer sus sentimientos y emociones..... aunque

Ragdoll: parecen buenas amigas así

Mirko: quién sabe quizá el mocoso se acostumbre a ser una chica

Mientras seguían mirando más veían la escena interesados en esa relación aunque se rieron un poco por lo que dijo Izuku de ser hermana de Gojo Satoru, y el cómo un hombre se lo tragó redondito, pero eso pasó a enojo cuando vieron al sujeto querer sobrepasarse con ella/el.

Toga: odio a  esos tipos

Kendo: son de lo peor

Al ver la figura femenina de Izuku Shoto y Bakugo tuvieron sonrojos furiosos en sus rostros, mientras trataban de calmarlos, puesto que ambos estaban empezando a ceder a sus hormonas. Debían admitirlo, demonios, les gustaba la personalidad de Izuku aunque el musulmán no lo admita, era demasiado orgulloso para hacerlo, pero combinando la forma femenina de Izuku con su personalidad, Dios, estaban teniendo una maldita fantasía.

Shoto: (no, fuera, esos pensamientos no, es tu mejor amigo) -pensó queriéndose sacar esos pensamientos de su mente, izuku era hombre no era una chica.....- (aunque ojalá fuera una chica) -pensaría sonrojado

Dabi recibiría dinero de Natsuo dado que habían apostado por ese tema mientras reían un poco

Endeavor: mi hijo............ es JOTO!!!!!!! -gritaría sorprendido

Shoto: no!!! de qué hablas viejo!!!! -diría nervioso y sonrojado

Mitsuki: ay mi hijo le gusta la versión femenina de tu hijo

Inko: si........... qué recuerdos cuando éramos más jóvenes y bromeamos diciendo que si teníamos un hijo y una hija seríamos familia 

Mitsuki: qué mal que ambos nacieron varones y no son batean a ese lado, aunque si lo hicieran los apoyaría y seríamos familia igual

Inko: si, igual yo

Bakugo: (maldita nerd...... por qué fuiste hombre....... deberías haber sido una chica...... porque así eres........... hermosa) -pensó sonrojado

Kaminari: puedes repetirlo si queires

Mineta: POR QUÉ MIDORIYA NO FUE MUJER!!!!!??? -gritó llorando sangre por ese hecho

En la Pantalla:

— Oye, tranquilo, no pienso hacerte daño, ¿okay? Ahora ve y dile a quien sea que te envió aquí que Haruka está protegida por mí. Te lanzaré una técnica de mi hermano y así podrás decir que Gojo te detuvo, ¿tenemos un trato? — le volvió a guiñar el ojo mientras adoptaba una actitud dulce, tratando de calmarlo.

Sin embargo, en un instante cambió por completo su expresión. Tomó el brazo del hombre con firmeza y lo apretó, dejando en claro que no dudaba en usar su fuerza si era necesario. No sabia si es que el tipo había intentado comprobar su historia de ser la hermana de satoru gojo.

O que simplemente era un estúpido alcornoque viejo verde de 3, pero detuvo un movimiento completo del sujeto que había intentado hacerle una llave aprovechando su estatura para sostenerla entre su brazo y sujetarla con fuerza el torso para luego volver a frenar su brazo izquierdo que había intentado otra ofensiva.

Siendo ahora el objetivo uno de sus pechos lugar que por lo que sabia gracias a los recuerdos de su hermana reginleif era un punto de presión sensible para cualquier mujer, pero claro también por esos mismos recuerdos es que como cualquier mujer que se quisiera dar a respetar.

— Oye... mirar no tocar. Eso se llama respeto. Que sea amable no significa que me gustes, viejo verde — dijo con frialdad antes de propinarle un golpe certero que lo dejó inconsciente en el acto. Mandarlo con la policía sería un mensaje más que suficiente.

Sin perder tiempo y asegurándose de que nadie la viera, utilizó su técnica Azul para atrapar al hombre inconsciente y lo envió volando a una distancia considerable. Luego, en las palmas de sus manos, activó Rojo, derritiendo el equipamiento de metal que él llevaba consigo mientras lo mantenía suspendido en el aire.

— A ver ... creo que, si lo pongo de esta manera, esta cosa debería quemarlo. Y el quirk que creó de refuerzo muscular interno no funciona en la piel. Tal vez, si usara uno de endurecimiento, sería diferente. Pero no tengo nada para transmitir poderes de modo permanente ni temporal, y si empiezo a hacer eso a lo loco y sin cuidado... — comenzó a murmurar para sí misma mientras analizaba las posibilidades.

Finalmente, suspiró, llegando a una decisión.

— Bien, tendré que optar por el camino difícil — dijo golpeando una palma con su propio puño, como si se estuviera animando.

Descendió unos metros, observando el lugar detenidamente hasta que encontró lo que buscaba. Al identificarlo, una sonrisa amplia se dibujó en su rostro, parecida a la de una niña que acaba de encontrar una golosina.

— Perfecto... un poco más a la derecha, un poco más a la izquierda... ¡Hermana, ¿me haces los honores? — dijo, haciendo una reverencia exagerada.

Reginleif, quien había estado observando todo el tiempo, frotó sus manos con una expresión maliciosa. Estaba claro que esto le traía buenos recuerdos. En su mente, revivía el momento en el que utilizó el cuerpo de Adán para darle una patada certera al viejo Zeus, rememorando aquella satisfacción.

Ahora era el turno de repetir algo similar, aunque en un contexto muy diferente.

— Jujuju, con gusto, hermano. Y tú, señor inconsciente, disfruta tu vuelo — dijo la valquiria, acompañando sus palabras con una patada precisa que envió al hombre a estrellarse contra el suelo. Aunque no llegaron a matarlo, quedó en un estado casi vegetal.

Para ambos, darle una lección a un viejo verde como ese no era un problema, sino un deber que cumplían sin reservas.

— "Y listo, gracias, gracias, fue todo un placer" — comentó la valquiria con un deje de satisfacción mientras veía cómo su hermano le aplaudía, agradeciendo la ayuda. Sin embargo, retomar su camino era otro asunto. Seguía perdido, completamente desorientado.

Nunca había estado tan lejos de su hogar y, en retrospectiva, debió haberle pedido a Haruka la dirección exacta para evitar esta situación.

— Ah... a ver, creo que es por aquí — murmuró mientras seguía trotando por las calles. Al menos agradecía haber activado una barrera de protección y su habilidad de piroquinesis, que le permitía regular la temperatura de su cuerpo y evitar el frío. Pero las horas pasaban, y el panorama no mejoraba: aún no encontraba el camino a casa.

— "¿Por qué todos me miran raro?" —pensó, sintiéndose cada vez más incómodo con las miradas que recibía de los transeúntes. Sabía que correr a máxima velocidad no era una opción viable.

Primero, porque probablemente terminaría corriendo en círculos, y segundo, porque, aunque comenzaba a ubicarse un poco en el lugar, su conocimiento del área seguía siendo limitado.

Lo lógico sería pedir ayuda a los policías cercanos, pero hacerlo plantearía preguntas incómodas, como por qué había llegado tan lejos de su hogar. Preguntas que, si estuviera en su forma original como Satoru, podría evadir fácilmente con alguna excusa absurda y despreocupada.

Pero ahora, en esta forma...

— "Hermano, ¿en serio es tan difícil no ser Satoru Gojo? Solo pregunta a alguien dónde está tu escuela y usa eso como referencia para orientarte" — sugirió su hermana, con un tono que mezclaba paciencia y resignación. Sacudió la cabeza mientras se sentaba en un banco cercano. Sabía que su hermana tenía razón; lo lógico sería pedir indicaciones.

Pero... ah, simplemente no quería hacerlo. Era como si algo en su orgullo o en su naturaleza le impidiera admitir que estaba perdido.

Mientras miraba el horizonte, el viento frío de la noche acariciaba su rostro, recordándole que, aunque podía controlar el frío, no podía ignorar el tiempo que seguía avanzando. Hasta que después de 2 horas en las que ya eran las 7 de la mañana. Cedió.

— Okay, hasta aquí. Espero estar haciendo lo correcto — murmuró mientras se ponía en posición. Luego, canalizó su teología, paralizando el tiempo y desapareciendo del lugar en un instante, recorriendo toda la ciudad a una velocidad imperceptible para cualquiera. Durante minutos que parecieron eternos, intentó orientarse hasta que finalmente lo logró.

— Ah... eso fue agotador. Lo único que quiero hacer ahora es entrar en la regadera y tomar un largo baño... después de cambiar a mi forma original... Tsk, sí, sí, ya sé que debí hacer esto desde el principio, pero no quiero depender todo el tiempo de mi teología, hermana — masculló con frustración.

Sin embargo, había otro problema... no tenía las llaves. Las había perdido tras el incidente en el que Hawks le perforó la garganta y la apuñaló en la cabeza.

—"No hay nadie por aquí. Te daré tu voz masculina por un minuto, aprovéchala"— dijo la voz de su hermana resonando en su mente. Con ese permiso, su tono cambió y empezó a hablar como solía hacerlo Izuku Midoriya. Desde adentro de la casa, su madre, Inko Midoriya, escuchó la voz y, llena de alegría, corrió a abrir la puerta. Pero lo que se encontró no fue a su amado hijo. No, no era Izuku.

Delante de ella estaba una adolescente de cabello blanco, casi de la misma estatura que Izuku, aunque un poco más baja. La joven intentó articular algo, pero siempre se quedaba a la mitad de las palabras, incapaz de explicar lo que ocurría.

— ¿Quién es usted? — preguntó Inko con un tono de temor y confusión.

La peliblanca no pudo responder de inmediato. Las palabras parecían atorarse en su garganta, así que... decidió hacer algo que, tal vez, podría asustar mucho a su madre, pero era la única idea que se le ocurría para iniciar una conversación.

— Yo soy tu hijo... Izuku Midoriya. El problema es que me encontré con un tipo de... asaltante, no sé si decir que era un villano, y una persona muy amable me atendió. Aunque... ahora estoy en esta forma de manera temporal, jejeje — Intentó acompañar su explicación con una risa nerviosa.

La reacción de Inko no fue la que esperaba. La mujer quedó paralizada, sus ojos reflejaban un absoluto shock. No podía procesar lo que acababa de escuchar, mucho menos lo que estaba viendo frente a sus ojos.

Se Apaga la Pantalla:

Ryukyu: el chico acaba de usar su atractivo físico como arma?

Edgeshot: fue ingenioso de hecho

Mirko: por qué lo dices? -diría molesta

Kamui: sin ofender, la mujer tiene un cuerpo que puede emplear como arma, fíjense en el caso de estas dos -diría señalando a Midnight y Mount Lady- ellas usando sus dotes podrían ganar un atraco o una pelea apelando al deseo de un villano masculino o lésbico de una villana que sea de ese lado.

Naomasa: un hombre sin entrenar, caería ante el más mínimo encanto de una mujer

Mirko: al menos si ese peliverde me cae bien como mujer junto con su valquiria

Sin embargo al ver que estaba pedido, hizo quye varios se rieran por lo bajo, mientras que Mitsuki se palmeó la cara, quizá su hijo de cierta manera influyó en el peliverde un poco

Aizawa: orgullo?

Present Mic: eso es algo que suele pasar

Al ver que Izuku tras varios Minutos se ubicó muchos esperaron que pasaría dado que debía de ver que pasaría, si se lograba ver.

Inko: al menos dirá que es él con su voz masculina

Monoma: qué pésima imagen me acabo de agarrar en mi cabeza -diría escandalizado

Mineta: no eres el único

Sero: los apoyo

Kaminari: igual yo

Nadie quería decir algo pero incluso entre los adultos, se imaginaron la escena de una chica exageradamente hermosa con voz masculina..... sin dudas no querían imaginarse en esa situación siendo los heteros que son.

Spiner: qué carajos

Dabi: te acabas de imaginar a un tipo extravagante, muy alto y musculoso con una barbilla hendida y con barba de tres días, labios grandes, cabello espeso color negro con un corte estilo trufa y ojos color azul claro con pestañas largas.

Twice: con un uniforme tradicional de prisión y por encima de este suele usar un suéter sin mangas con un gran corazón rosa bordado en el centro / qué horror acabo de decir!!!!

Toga: cielos que  ustedes están locos

Hombres de la Liga de Villanos: con qué derecho lo dices tú!!!

Al ver que Izuku llamó a Inko, muchos quedaron en silencio esperando saber qué pasaría, dado que eso era algo que nadie esperó.

Kirishima: cómo carajos explicará su forma

Shoji: habrá que seguir viendo

Tokoyami: sin dudas

Ibara: esto será interesante

Nezu: qué excusa vas a usar joven?

Gran Torino: estoy viejo para estar cosas.

Fin del Cap.

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