Sirius la Arzobispa (Parte 2)
-Caminan mientras alumbran y cantan a su alrededor hasta llegar a la catedral en donde Sirius las recibe-
Sirius: *Salta de lo alto de las columnas y cae sobre el suelo recibiéndolas* Todo el mundo dentro de esta ciudad es bastante sorprendente, adultos que ayudan a los niños, hombres que ayudan a las mujeres, esposos que ayudan a las esposas, hermanos mayores que ayudan a las hermanas menores.
Priscilla: Si lo que tratas de hacer es engatusarnos con tu autoridad, no lograrás hacer nada, nuestro poder repele por completo cualquier cosa que tú puedas hacer.
Liliana: *Viendo a Sirius sorprendida* Ah... ella no puede ser tan mala... señorita vendajes parece ser agradable...
Priscilla: *Viendo a Liliana* Ay esta pendeja *levanta su espada y en lugar de alumbrarla con ella para retirarle la visión de Sirius, le mete un putazo con ella*.
Liliana: *Cae al suelo sintiendo el madrazo en la cabeza* Auch... ¿por qué fue eso?
Priscilla: Con eso ya quedarás cuerda.
Liliana: *Voltea a ver a Sirius* ¿Eh?, ¿te llame señorita vendajes? *voltea con Priscilla* oye, ¿no podías simplemente alumbrarme?
Priscilla: Haciendo eso solo te iba a cegar, necesitaría de tu música para componerte por completo, por eso... el madrazo estaba mejor.
-En lo que ellas hablaban muchas personas comenzaron a rodearlas bajo el control y el poder de Sirius-
Priscilla: *Dándose cuenta* Hablamos luego niña, en este momento hay...
Liliana: Sí... cosas más importantes, ya lo sé.
Priscilla: *Levantando su espada carmesí* Tiembla ante el solemne resplandor de mi filo, esta es la llama del origen, la primera llama que iluminó el asiento del emperador, aunque creo que este resplandor escarlata es algo que puedes reconocer *agita su espada y creando un resplandor forma una gigantesca barrera de fuego que las separa de Sirius y la gente controlada por ella*.
-Luego dirige su fuego hacia el lago de Priestella y el fuego se extendió incluso sobre la misma agua sin apagarse-
Liliana: *Toda sorprendida* Increíble, eres asombrosa Priscilla.
Priscilla: *Con su orgullo de siempre* Claro que lo soy, mi incomparable yo está en la cima y por lo tanto no importa cuanto luche con plebeyas como esta, nunca podrán estar a mi altura.
Liliana: Bueno, pues si eres tan chingona como dices, ¿por qué no la matas ya?
Priscilla: Tonta, si hago eso seguro que todas las personas presas a su autoridad morirán con ella, lo que necesitamos para vencer es tu canción.
Liliana: Estoy inestable luego del madrazo que me diste, tal vez ahora no funcione.
Priscilla: *Amenazándola* Si piensas de esa manera, tal vez tenga que matarte junto con todos ellos, solo tienes que pensar un poco, tu canción es lo único que puede salvarlos, así que tu vida también depende de tu canción.
Liliana: *Abrazando su instrumento* -Dios mío... estoy en una carrera de vida o muerte, tengo que cantar algo y tiene que ser ahora, debo pensar en una alternativa-.
Sirius: *Viéndolas mientras se ponen de acuerdo* Que divertido *levantando sus cadenas* por favor, permítanme presentarme una vez más, soy la arzobispa del pecado que representa a la ira, Sirius Romane-Conti, espero que mis asuntos se tomen en serio.
-En eso extiende sus brazos atacando con sus cadenas entre el fuego y luego comenzó a gritar-
Sirius: *Lanza su ataque contra Liliana*.
Priscilla: *La intercepta comenzando su lucha cuerpo a cuerpo*.
-Comenzaron a dar brincos y saltos a gran velocidad en el aire mientras sus armas se golpeaban entre sí-
Liliana: *Desde el suelo de la plaza de la catedral comienza a querer tocar, pero no lo consigue*.
-Mientras tanto entre los edificios-
Sirius: ¿Realmente crees que vale perder tu tiempo observando a esa niña?, yo siento el dolor y el agotamiento que atormenta su espíritu, ella siente el dolor y la frustración, ¿no es eso algo lamentable?
Priscilla: No, en lo más mínimo.
-La cadena de Sirius persigue a Priscilla como una serpiente, pero Priscilla la golpea una y otra vez repeliéndola-
Priscilla: Un arma primitiva desde la cual no se puede sentir ni un solo toque de elegancia.
Sirius: *Viéndola sintiendo una fuerte impotencia y coraje* ¿Por qué tu corazón no me acepta?
Liliana: *Viéndolas* Y tiene razón, ¿cómo es que ella aún sigue peleando contra esta arzobispa de manera tan asombrosa y a una velocidad que pocos podrían considerar humana?
Priscilla: *Aparece frente a Sirius a punto de dar un golpe de gracia con su espada* Estás muerta.
Sirius: *Detectando el ataque de Priscilla y actuando con una precisión mucho más exacta hasta para ella, repele el ataque rematando con una de sus cadenas*.
Priscilla: *Accionando de manera casi milagrosa, esquiva las cadenas de Sirius que se llevan consigo su collar del cuello, pero salvando su cuello al fin de cuentas*.
Sirius: Jajajajajajaja...
Priscilla: *Enojada* Pagarás caro por lo que hiciste.
Sirius: Ya veo, tus heridas se transfieren a la materialización de objetos valiosos, nada raro viniendo de una narcisista como tú. Mi poder es tan fuerte como tú puedas influir sobre él, mientras más gente caiga ante mi autoridad más poderosa me voy a volver *viendo a Priscilla* deberías casarte, así experimentarías la verdadera felicidad.
Priscilla: Desafortunadamente, yo ya he caminado 7 veces al altar, y cada uno de ellos no me acercaba en nada a la felicidad, no apliques tus miserables estándares a mi persona, es nauseabundo.
-Ellas vuelven a intercambiar golpes y ataques-
Priscilla: ¿Dónde está tu esposo ahora?
Sirius: Estoy íntimamente conectada con esa persona, y por eso estoy profundamente enamorada.
-Sirius golpea con fuerza a Priscilla y la manda a volar al país de nunca jamás, ok no :v, la manda a volar por el aire mientras Sirius la continua atacando-
Sirius: *Crea con sus llamas una especie de serpiente de fuego gigante que comienza a atacar a Priscilla, de ella aparece otra haciendo el mismo procedimiento, al hacer sus cometidos ambas serpientes se unen creando entre ambas una serpiente de fuego más grande que continúo atacando a Priscilla*.
Priscilla: *Al tocar el suelo repele ese ataque cortando a la enorme serpiente de llamas.
Liliana: *Mientras observa el combate* ¿Por qué solo se está defendiendo? *analiza brevemente* -espera... ¿está haciendo tiempo?- *la mira nuevamente* -está esperando a que yo me ponga a cantar o de lo contrario, si le corta el cuello a Sirius creará un enorme mar de sangre en la ciudad-.
Priscilla: *Esquiva las cadenas y se resguarda para mirar hacia abajo*.
Sirius: *Viéndola molesta* Deja de mirar hacia otro lado mientras combates conmigo.
Priscilla: Contigo como oponente mirar hacia otro lado no es una distracción.
-Luego esquivó las cadenas y descendió nuevamente al suelo junto con Liliana-
Priscilla: El escenario está preparado, asegúrate de cumplir con mis expectativas.
Liliana: Correcto, correcto.
-Los edificios alrededor por los que combatieron Sirius y Priscilla comienzan a desmoronarse en su estructura incluyendo la catedral que de por sí ya estaba semi destruida-
Sirius: ¿Qué está pasando?
Priscilla: Esto *haciendo un movimiento con su espada enciende los edificios con su fuego remplazando el fuego que Sirius había dejado a su alrededor con su autoridad* con eso des envenenaremos lo que tocaste.
Sirius: *Gritando* ¡¿Qué has hecho?!, ¡¿qué demonios hiciste con las llamas que yo encendí como emblema de mi amor por la persona que amo?!
Liliana: *Corre directamente hacia las llamas de Priscilla que no parecían tener efecto sobre ella al no ser un enemigo directo suyo, comienza a subir a la torre hasta llegar a lo más alto*.
-Sirius intenta detenerla con sus cadenas, pero Priscilla repele todos sus ataques y utiliza el fuego y el filo de su espada para romper, cortar y destruir las cadenas de Sirius-
Liliana: *En su mente* -Debo hacer esto rápidamente, quizás esto a mí no me queme, pero esta torre se está derrumbando y está ardiendo conmigo en ella, salvaré esta ciudad, lo haré por el señor Kiritaka que me ofreció un techo y un lugar cálido en donde vivir, lo hago por el amor que le tengo a esta gente y a esta ciudad que me dio la oportunidad de vivir aún y cuando solo vivía de tocar mis canciones y bajo mi propia dependencia; el fin del culto de la bruja y de los arzobispos llega hoy- Permítanme presentarles mi último éxito, vengan, vengan, escuchen mi canción, los que estén más cerca bailen, los que estén más lejos levantaré mi voz para que me puedan escuchar, Liliana está aquí para cantar, bailar y tocar para ustedes, así que escuchen bien.
-Devuelta a hace unas décadas atrás-
Fortuna: *Camina con tranquilidad por el sendero hacia el lago* Geuse... Geuse... Geuse...
Emilia: *Escondiéndose entre unos arbustos como anteriormente* -Menciona al señor Geuse una y otra vez, ¿en serio es una simple reunión?-.
Fortuna: *Llega hasta el final del sendero viendo a lo lejos el lago* Guau... es tan... increíble.
Geuse: *Aparece con ella detrás de un árbol* No tan increíble como tú vistiendo así.
Fortuna: *Lo voltea a ver sorprendida* ¿Ah?, Geuse, que sorpresa, jeje.
Geuse: *Observando a su alrededor, toma seguridad y se acerca a ella* Fortuna.
Fortuna: *Lo abraza*.
Geuse: Sabía que no ibas a faltar.
Fortuna: Ni pensarlo, nunca falto a ninguna de nuestras reuniones.
Geuse: Mientras las podamos llamar así podremos estar en confianza.
Fortuna: Es que no habría otra forma de llamarlas, solo nos encontramos para vernos y...
Geuse: *Le muestra una canasta con pan* Y comer juntos.
Fortuna: *La ve emocionada* ¿Compraste pan?
Geuse: No, no lo compré, yo mismo lo hice, espero te guste.
Fortuna: Me muero de ganas de probarlo.
Geuse: *Le da un beso en la frente* Pues vamos a probarlo.
Emilia: *Aún escondida* -Sabía que había algo entre mi tía y el señor Geuse-.
-Fortuna y Geuse se van de la mano al lago mientras Emilia les sigue la pista a la distancia-
Geuse: *Pone un mantel sobre el césped cerca del lago y se sienta junto con Fortuna a comer pan y beber té* ¿Cómo te sientes?
Fortuna: *Sonriéndole* Contenta.
Geuse: Me alegro *le sirve una taza de té* aquí tienes.
Fortuna: Gracias *toma la taza y bebe* está bueno.
Geuse: Y espera a que pruebes el pan.
Fortuna: *Se pone cada vez más contenta*.
Emilia: *Oculta sobre el pastizal avanzando mientras se arrastra lentamente sobre el suelo* -Mi tía está muy contenta, seguro que lo han hecho otras veces-.
Geuse: Dime, ¿por qué no vino Emilia?
Fortuna: ¿Eh?, ¿Emilia?, bueno ella... tenía que practicar una lección que no logró completar el día de ayer, la tengo estudiando en su cuarto.
Emilia: *En su mente* -Tía Fortuna es muy mentirosa-.
Geuse: Eso es una pena *le sirve una pieza de pan* solo espero que no haya tenido que ver con lo que mi presencia pudiese representar en su vida *le entrega el pan*.
Fortuna: Gracias, no, para nada, ella sabe lo cercanos que somos tú y yo, pero...
Geuse: Pero, no quieres decírselo aún.
Fortuna: Es que... sabes que desde que fallecieron sus padres, yo he sido prácticamente su madre en la crianza, si de pronto me ve estando con un hombre... si me ve contigo seguramente pensará que yo...
Emilia: *Tomando valor se levanta del césped* No me importa tía.
Fortuna: *La voltea a ver entre asustada y sacada de onda* ¿Ah...?, ¿Emilia...?
Geuse: La señorita Emilia.
Fortuna: *Se pone de pie* ¿Qué es lo que haces aquí?, te dije que te quedaras en la casa.
Emilia: ¿A completar mi lección?
Fortuna: ¿Eh?, este... sí, eso tenías que hacer.
Emilia: Ya terminé mis lecciones ayer tía.
Fortuna: ¡Emilia!
Geuse: Bueno, si ella ya terminó entonces sería un gusto que nos acompañara, de todas formas, esos eran mis planes originalmente.
Fortuna: *Viéndolo* Pero Geuse...
Geuse: *Insistiendo* Tráela para acá, merece saber la verdad.
Fortuna: *Con una cara super de nervios llama a Emilia haciéndole una seña*.
Emilia: *Se acerca a ambos y se sienta junto con ellos en el mantel* Hola tía, señor Geuse.
Geuse: Hola Emilia, que gusto poder recibirte aquí pequeña.
Emilia: *Riéndose* El gusto es completamente mío señor Romane-Conti.
Geuse: Que educada eres, se nota que tienes una educación excepcional de la mano de tu hermosa, bella y querida tía, la señorita Fortuna.
Fortuna: *Entre sonrojada e incómoda* Ah... Geuse, no seas bárbaro.
Emilia: *Viendo a su tía* Yo también pienso que eres muy linda tía.
Fortuna: ¿Ah?
Geuse: *Viendo a Fortuna* Lo ves, no soy el único que lo afirma querida.
Fortuna: Geuse, mejor hablemos con Emilia respecto a esto.
Geuse: Bueno *mira a Emilia* Emilia, es para mí un gusto y un placer recibirte aquí con nosotros en el lago, mi idea era reunirlas a ambas el día de hoy para poder presentarme contigo de la manera más correcta y formal posible.
Emilia: Mamá Fortuna me dijo que no podía ir.
Fortuna: ¡Emilia!
Geuse: *Viéndola* ¿No la querías traer?
Fortuna: *Nerviosa* No, yo solo pensaba que ella no...
Geuse: Entiendo tus razones amor, pero aún y con eso, quizá sea hora de que comiences a ser más clara con ella sobre las decisiones que tomas.
Fortuna: *Se queda callada*.
Geuse: *Viendo a Emilia* Mira pequeña Emilia, tu tía Fortuna y yo hemos estado frecuentándonos aquí desde hace ya algunos meses, tu tía es una gran mujer, es inteligente, astuta, perspicaz, confiable, buena madre, buena mujer, buena amante. Ella... es un amplio panorama de descripciones que me tomarían una vida entera el poder nombrarlas y describirlas todas, por eso mismo... *toma la mano de Fortuna* quería citarte tanto a ti como a tu tía para decirte yo a ti y frente a tu tía, que tengo el deseo de pedir su mano en matrimonio.
Fortuna/Emilia: *Enormemente sorprendidas* ¿Ah...?
Geuse: Pero, nada sin antes consultar y pedir tu opinión siendo que tú eres como su hija al estar al cuidado continuo de ella, y tu opinión es válida para mí.
Fortuna: *Viéndolo* Geuse...
Geuse: *No aparta su vista de Emilia*.
Emilia: ¿Serás mi nuevo tío... papi?
Geuse: *Entre nervios y risas* Jeje, mmm... bueno verás... se podría decir.
Emilia: *Viendo a su tía* ¿Te casarás con el señor Geuse?
Fortuna: *Sin tener las palabras correctas en su boca* Ah... mmm...
Emilia: *Mira a Geuse* Señor Geuse, si con usted, mi tía Fortuna es feliz, yo también seré feliz.
Geuse: *La mira sorprendido* ¿Lo dices de verdad?
Emilia: Mi tía Fortuna es muy allegada a usted, y venía recitando su nombre mientras venía en el camino a verlo.
Fortuna: *Incomodándose de nuevo* ¡Emilia!
Geuse: *Viendo a Fortuna sorprendido* ¿En serio hacías eso mi amor?
Fortuna: *Sonrojada, pero de nervios* Yo... yo... ah... mmm... este...
Geuse: *Toma su mano* No te lo guardes, no trates de esconderme la verdad, dímelo.
Fortuna: Eh... sí.
Geuse: Eres adorable.
Fortuna: *No sabe si sentirse alagada o ponerse nerviosa todavía más*.
Emilia: *Viendo a Fortuna* Tía, no me ocultes lo que pasa, lo entiendo, y está bien, si tú quieres ser feliz con el señor Geuse, puedes serlo, no me molesta.
Fortuna: ¿Eh?, ¿Emilia?
Emilia: Tú tienes derecho a ser feliz, a tener un hombre que te quiera y te sepa comprender como la mujer que eres; yo... seguramente cuando sea grande también haré lo mismo.
Fortuna: Espero que sea cuando seas grande.
Emilia: *Sonríe* Sí *la mira consciente* mamá Fortuna *se pone de pie* si necesitas tiempo con el señor Geuse y necesitan estar solos, yo me iré a jugar.
Geuse: No te vayas Emilia, aún no hemos...
Emilia: Seguro tendrán que discutir esto luego de habérmelo dicho ¿no?
Geuse: Bueno, eso sí.
Emilia: Iré a ver el lago *se va corriendo*.
Fortuna: Emilia... estate donde podamos verte.
Geuse: No te vayas muy lejos *ve nuevamente a Fortuna* bueno, ya lo has oído.
Fortuna: *Lo mira* ¿Por qué no esperaste a decírmelo antes de que ella se enterara al mismo tiempo que yo?
Geuse: Porque era necesario que ambas se enteraran de mi postura en esto, si Emilia o tú no lo aprobaban, entonces no tendría sentido continuar nada de esto.
Fortuna: Dime, ¿realmente todo esto que hiciste tuvo algún sentido para ti?
Geuse: *La ve de frente* Créeme que para mí tuvo el sentido menos claro que he podido vivir en mis años como obispo, más sin embargo, nunca había sido tan apegado a una decisión como la que decidí tomar a tu lado Fortuna.
Fortuna: Es que... Geuse entiéndelo, no soy una mujer más en el mundo, yo... soy la representante y máxima autoridad de mi aldea aparte de mi hermano y mi posición será muy controvertida entre los aldeanos.
Geuse: Podremos explicar la situación a los residentes, me recibiré como arzobispo, tendré mi título, conseguiré el merito de poder casarme bajo los marcos legales y podremos estar juntos.
Fortuna: Quizás... quizás debiste haber sido más sutil.
Geuse: ¿No quieres?
Fortuna: Geuse, escucharte decir que quieres recibir tu nombramiento de arzobispo, tu legalidad para asumir un matrimonio y que ese matrimonio lo quieras llevar conmigo me llena de felicidad, pero, no sé si sea lo correcto para estos momentos.
Geuse: Querida, ya tendrás tiempo para pensarlo, esto será algo a largo plazo, aún tendré que pasar por lo que ya te dije, podrás digerirlo mejor, Emilia también lo hará y luego nos casamos.
Fortuna: ¿Cuánto tiempo asumes?
Geuse: Pongámosle unos tres meses.
Fortuna: Eso sería muy rápido.
Geuse: Me recibo, salgo de la línea de los votos injustificados y te compro el vestido de novia.
Fortuna: ¿Ah?
Geuse: *Toma sus dos manos* Fortuna, quiero que entiendas lo importante que es para mí el poder esposarte como mi mujer, quizás yo soy un humano y tú eres una elfa, pero lo que sentimos es mutuo, y si nuestro descendiente es un medio elfo como lo es Emilia, estoy dispuesto a asumir la responsabilidad, Emilia se podría sentir feliz y hasta identificada y jamás le haría falta una figura masculina en su casa.
Fortuna: Es cierto que ella vive con la ausencia de un padre, y yo solo me la paso consintiéndola, entonces quizás...
Geuse: *Se levanta y ayuda a Fortuna a levantarse* Quizás deberás pensarlo, eso tienes que hacer.
Fortuna: Pero espera.
Geuse: *Recogiendo las cosas* Las acompañaré a su casa.
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