Secretos
La canción de vals terminó y Senku decidió dejar de perder el tiempo en búsquedas inútiles y se llevó a Kohaku al jardín para hablar tranquilos un momento.
—¿Y qué fue todo eso? Nunca quieres bailar así que debes tener un motivo oculto. —Ella comenzó a interrogarlo de inmediato, cruzando los brazos bajo su pecho.
Senku dudó un momento.
¿Debería decir la verdad o inventar una excusa?
—Recibí una llamada de Kinoeda otra vez. —Se decidió por la verdad—. Me dijo algo de un infiltrado y que estaba cerca de aquí. Aparentemente se reunió con él y lo hizo volver a la fiesta, así que te lleve a la pista para intentar ver quiénes entraban al salón en ese momento.
—¿Otra vez? Maldita sea, es la segunda vez que te llama... —murmuró ella, aunque estaba equivocada, pero decidió no corregirla—. ¿Y estuvo cerca de aquí? Tenemos a Minire y a muchos Reiki vigilando la zona, me preocupa que haya logrado colarse, debo decírselo a Tsukasa y debemos armar un perímetro para intentar...
—No tiene caso. —Senku tomó sus hombros rápidamente, temeroso de su trato con Kinoeda. Quizás cometió un error al decirle la verdad—. Ya se fue, y solo armaríamos un escándalo innecesario y podríamos arruinar la fiesta de Umi. Coméntale esto a Tsukasa después y que quede solo entre nosotros. No es necesario levantar el pánico, ¿está bien?
Ella lo miró preocupada, pero acabó asintiendo.
—Muy bien, si tú lo dices.
Él contuvo un suspiro de alivio.
No estaba seguro de los términos de su trato con Kinoeda, pero era mejor que él no supiera que ya había revelado su conversación. No sabía de lo que era capaz. Esperaba que Kohaku y Tsukasa fueran discretos con la información.
Volvieron al salón y esta vez se sentaron junto a Chrome y Ruri y su hija Rue, aparte de Kokuyo, Jasper y Turquoise.
Senku buscó con la mirada a su hija, viendo que estaba hablando con el Dr. Tex y su robot Katana. Hmm, qué sorpresa verlo allí, no se lo esperaba.
Kohaku siguió su mirada y sonrió.
—¿Quieres ir a saludar? Nosotros somos sus tutores legales, aunque a él le gusta vivir solo con Katana.
—¿Lo adoptamos? —Senku la miró con sorpresa mientras se ponían de pie para caminar hasta Tek.
Kohaku sonrió tristemente.
—A él no le gusta llamarlo adopción, y lo convencimos de aceptar solo prometiéndole que íbamos a dejarlo vivir en su laboratorio con Katana. Legalmente es nuestra responsabilidad, nosotros lo mantenemos y respondemos por él, ya ha causado problemas al gobierno y también con América, pero siempre lo hemos defendido. Es un niño complicado, pero es buen chico. Yo nunca lo he entendido del todo, pero tú sí... —Suspiró—. Te echa de menos. —Miró con nostalgia al techo.
Senku, aparte de sentir cierta culpa por no recordar casi nada de ese niño, no pudo evitar preguntarse si Kohaku también echaba de menos a la persona que era antes de borrarse la memoria.
Era ridículo, claro que era la misma persona, pero... al mismo tiempo no lo era.
A veces pensaba en eso luego de hacer el amor con ella, todo se sentía familiar incluso aunque no recordaba nada, y después del acto ella lo miraba de forma diferente, de forma más anhelante que de costumbre, como si esperara desesperadamente que él recuperara los recuerdos y volviera a ser el hombre con el que se casó y con el que vivió tantas cosas.
Se sentía culpable de no serlo, de haber borrado tanto de su vida, y a la vez una parte de él sentía una ligera pizca de celos, cosa totalmente ilógica, pero bueno, siempre supo que el amor era el medio más rápido y efectivo para idiotizar el cerebro.
Llegaron donde estaba su hija junto al Dr. Tek, que estaba hablando animadamente sobre nanotecnología. El joven tenía una máscara de dragón enredada en el cuello y su androide tenía una bandana con patrones de un tigre adornando su cabello increíblemente real. El joven científico se calló al verlos y de inmediato los saludó con alegría.
—Me alegra que hayas venido —dijo Kohaku cariñosamente, revolviendo el cabello del mocoso.
—¡Claro! Nunca me perdería una fiesta de cumpleaños de una chica tan linda. —Miró a Umi, que ahora estaba bailando con Ryusui, con ojos de pervertido.
—Compórtese, amo. —Su androide le dio un zape en la nuca.
Que robot tan extraño, Senku estaba muy intrigado por cómo funcionaba su inteligencia artificial.
—¿Y de qué estaban hablando? —preguntó él, interesado.
—Yo solo le pregunté si vio a Misaki, hace media hora que la perdí. —Tsukiku bufó, cruzando los brazos bajo su pecho—. De alguna forma acabamos hablando de redes de seguridad y luego de nanotecnología, ya me distraje mucho. —Miró mal a Tek, que sonrió nerviosamente.
—¿Misaki se perdió? —Senku se preocupó, comenzando a mirar por todo el salón.
¿Kinoeda habría hecho algo más?
—No creo que sea nada grave, su rastreador indica que todavía está en la fiesta —murmuró Tsukiku, viendo algo en su celular.
—¡¿Le pusiste un rastreador a tu amiga?!
—Es poco preciso, pero me ayuda a saber que está a salvo. —Guardó su celular—. Debería estar cerca, pero no sé dónde diablos se metió.
En ese momento, el niño mafioso se acercó a ellos. Lo único que tenía de disfraz era una mascarilla con dientes de tiburón, por lo demás solo llevaba un traje de gala muy pulcro.
—Encontré a Misaki —informó él.
—¡Ja, excelente! —Tsukiku se relajó al instante—. Diez billones de puntos para ti, alteza. ¿Dónde estaba?
—En una habitación donde almacenan comida, detrás de muchas cajas. —Cruzó los brazos, frunciendo el ceño amargamente—. Estaba con Kei.
—¡¿Qué?! —Tsukiku se horrorizó de inmediato—. ¡¿Estaba con ese niño bonito idiota?!
—Oye, no le digas así —Kohaku de inmediato regañó a Tsukiku.
—Voy a matarla, por boba. —Tsukiku tomó de la muñeca a Yok y empezó a jalarlo para que caminara—. Vamos, llévame con ella.
—De acuerdo, ahora está afuera, pero no me toques. —Yok apartó el brazo y empezaron a caminar lejos.
—Ay, niños. —Kohaku rio con ternura—. Qué rápido crecen.
—¿Yok-kun estaba celoso por Misaki-chan? —preguntó Tek, con cara de entrometido—. ¿A él le gusta ella?
—¡Ja, claro que no! —Kohaku intercedió y Senku asintió rápidamente, sin gustarle la idea de ese mocoso mafioso pretendiendo a la dulce mejor amiga de su hija—. A Yok le gusta mi Tsukiku, eso es bastante obvio —exclamó Kohaku y ahora Senku negó rápidamente con la cabeza. Olvídenlo, cualquier cosa era mejor que esa.
—Los tres son solo amigos —declaró con firmeza, mientras que Kohaku solo lo miró con condescendencia—. De todas formas, son muy jóvenes para esas cosas.
—Pero si ya casi tienen mi edad —afirmó el Dr. Tek, sacando una barra de chocolates de un bolsillo de su bata y dándole un gran mordisco—. Y yo ya tengo novia, ¿verdad, mi dulce Kata...? ¡AUCH! —Calló cuando su robot le dio un codazo en el estómago.
—Soy su creación, no su novia, compórtese. —Si no fuera un robot, Senku diría que estaba al borde de que le estallara una venita por la ira contenida.
—Bu-bueno, hablando de la edad... —A Tek le tomó un momento recomponerse—. En solo unas semanas ya será cumpleaños de Tsukiku-chan, si le harán fiesta, ¿verdad?
Senku miró a Kohaku, que asintió con firmeza.
—¡Ja, por supuesto que le haré fiesta a mi bebé! Aunque este año quizás sea algo más pequeño.
—¡Estaré encantado de asistir! Siempre se juntan científicos importantes en los cumpleaños de los Ishigami, en especial de la princesa científica. —Sonrió emocionado, dándole otro mordisco a su chocolate—. Además, Kinoeda quizás intente algo, puedo preparar a mis toy-bots para defender la fiesta de ser necesario.
—Claro, luego te confirmaré eso, tengo que hablarlo con Tsukasa y el Dr. Xeno ahora que Senku no está. Eh... No está en condiciones —se corrigió, ganándose que Senku la miré con ojos entrecerrados.
Justo cuando estaba por preguntar si la Dra. Mironi vendría antes de esa fecha para lograr estar en casa ya para ese entonces, una música estridente y con mucho ritmo empezó a sonar por todo el salón.
Senku miró al escenario, notando que Myuji estaba allí con su banda y su hijo Kei también, este tocando la batería de forma increíble para tener dieciséis años. Myuji comenzó a cantar en perfecto español, incluso con un acento extraño que no reconoció, y todos en la pista comenzaron a bailar de forma escandalosa y sugerente, incluso Umi estaba siendo arrastrada por una mujer extranjera para bailar a ese ritmo tan acelerado y extraño.
—¡Ja, me gusta mucho esta canción! —Kohaku se animó de inmediato, con ojos brillantes—. Iré a bailar, vuelve a nuestra mesa si quieres —le dijo ya a medio camino de la pista, apenas volteando a verlo.
Senku encogió los hombros, se despidió del Dr. Tek y fue a sentarse en su mesa con su familia, viendo que ahora estaban Ruchiru y Ayami en el lugar, charlando animadamente aún con la música estridente.
Tsukiku llegó al poco tiempo, acompañada de Misaki y Yok, los tres pareciendo malhumorados por algo.
Kohaku solo bailó un par de canciones antes de volver corriendo a la mesa cuando los meseros empezaron a servir la comida, y la música siguió solo unos minutos más antes de que todos fueran a sentarse para comer a gusto.
En medio de la cena, Gen subió al escenario junto a su pequeño clon de seis años, Neo, y juntos empezaron a realizar trucos de magia baratos para impresionar a todos. A Senku eso no le interesaba demasiado, así que aprovechó para estudiar un poco el material de estudio que tenía descargado en su celular, prefiriendo eso antes que pensar en los juegos mentales de Kinoeda.
Luego de comer volvieron las canciones de vals, y Umi empezó a bailar con el resto de sus tíos y hasta Kinji y Ruchiru.
—¿Tú no bailaras con Umi? —preguntó Kokuyo al volver de bailar un rato con la cumpleañera.
—Bailar no es lo mío. —Rascó su oído con despreocupación.
—Además, ahora Umi está ocupada —comentó Kohaku, señalando la enorme sonrisa radiante de la cumpleañera ahora que estaba bailando con Haishi.
Umi bailó dos canciones con Haishi, los dos conversando alegremente, hasta que Minami arrastró a Tsukasa a pedirle su turno y Umi accedió felizmente a bailar con él, mientras que Minami luego empezó a arrastrar a Haishi en dirección a la mesa de Senku y su familia.
—¡Muchas parejas se están uniendo a la pista de baile! —canturreó alegremente la reportera—. Haishi, ¿por qué no invitas a Tsukiku a bailar? ¡Seguro se súper divertirán!
—Agh. —Haishi negó con la cabeza, levemente sonrojado—. Mamá, no necesitaba que me arrastres. —Bufó, antes de frotar su nuca incómodamente y mirar de reojo a Tsukiku—. De todos modos, ¿quieres bailar? Aunque dices que el vals es aburrido, pero... ¿quieres? —Le tendió una mano.
Tsukiku encogió los hombros y tomó su mano, levantándose de su asiento.
—Claro.
Senku frunció duramente el ceño mientras Minami chillaba de alegría.
Tsukiku y Haishi fueron a la pista y se unieron a las parejas que bailaban vals mientras Tsukasa se retiraba, caminando en dirección a Minami. Umi ya no se veía por ningún lado.
Tsukasa llegó a su mesa y aprovechó para informarles que en una o dos horas se irían, preguntándoles luego si Senku pensaba ir con ellos.
Senku miró de reojo a Kohaku, que luego asintió con la cabeza, resignada.
—Tengo mucho que hacer mañana, no podría llevarlo cómodamente, es mejor que se vaya con ustedes.
Senku se amargó todavía más con esa información, volviendo la vista a donde Tsukiku y Haishi conversaban alegremente en la pista mientras Tsukasa y Minami se alejaban.
Estúpido mocoso precoz y asquerosamente obvio, ¿cuántos años era que tenía? ¿Quince? Demasiado mayor para su hija, mañana se aseguraría de ponerlo en su lugar. Ella aún era una niña, poco le importaba que en un mes cumpliera catorce.
Mientras refunfuñaba pensando en diversas formas de amenazar al mocoso de Tsukasa para alejarse de su mocosa, no notó a Ukyo acercándose a su mesa con rostro preocupado sino hasta que habló.
—Disculpen, ¿no han visto a Umi? La perdí de vista hace unos minutos y no la encuentro, tampoco me contesta el celular.
—Estaba bailando con Tsukasa hace poco y luego se marchó creo que en dirección a los almacenes —dijo Kohaku, también preocupándose.
—Gracias, iré a buscarla. —Ukyo se marchó a paso apresurado.
En ese momento, Tsukiku volvió, con una mirada curiosa.
—¿Qué quería tío Ukyo? —Cuando Kohaku le explicó la situación, Tsukiku de inmediato sacó su celular—. Pues sigue en el salón de fiesta, así que debería estar bien.
—¡¿También le pusiste un rastreador a Umi?!
—¡Ja, es una medida de precaución! —declaró sin vergüenza mientras se sentaba junto a Misaki—. Todos mis amigos tienen uno, menos su real alteza a quien no se le puede pedir nada. —Miró mal a Yok.
En ese momento, el mocoso mafioso la miró con pura frialdad.
—No aceptó que me implantes cosas extrañas —aseguró con firmeza, antes de relajarse y pestañear lentamente unos segundos—. Y no me digas así, ya te he dicho que me llames Mijow.
—Qué malhumor. —Misaki rio nerviosamente—. ¿No quieres ir a bailar un poco? Ya que no me dejan bailar con Kei sin quejarse. —Hizo pucheros.
—No me gusta bailar —aseguró Yok con rostro indiferente—. Que te ayude a bailar para practicar para la tonta obra de teatro en la escuela no significa que sea algo que haga por gusto.
—Pero eres bueno —insistió Misaki—. Vamos, solo un baile.
—No.
—No insistas, Misaki, a su real alteza no se le puede pedir nada. —Tsukiku lo miró con resignación.
—Deja de llamarme así, Ishigami. —La miró mal.
Tsukiku lo miró mal, antes de susurrarle algo en el oído a Misaki, que sonrió malvadamente. Ambas se levantaron al mismo tiempo, tomaron de los brazos a Yok, lo obligaron a levantarse y lo arrastraron a la pista de baile, riendo mientras él se quejaba y exigía que no lo tocasen.
Senku rio entre dientes, tomando una copa de vino para relajarse un poco.
Al poco tiempo vio a Ukyo regresar al salón con Umi, que ahora no traía maquillaje y cuya sonrisa se veía un poco apagada. Umi se sentó junto a una pareja de ancianos extranjeros, seguramente sus abuelos maternos, y se recostó en el regazo de su abuela, que comenzó a acariciar sus rizos albinos. Seguramente estaría bien.
Se relajó más y observó a Kohaku muy concentrada en comer su postre y también el postre que él había dejado a medio comer.
—¿Quieres? —Le ofreció su copa de vino, ya que el vino tenía un efecto de saciedad que quizás la ayudaría con sus ansias de devorar todo a su paso.
Kohaku asintió y Senku volvió a llenar la copa y luego se la dio.
Ella acercó la copa a su rostro y de inmediato su nariz se arrugó y un estremecimiento la recorrió, antes de que se levantara y corriera al baño más cercano, sosteniendo su boca con una mano.
La siguió con preocupación, encontrándola vomitando en un inodoro.
—Esto te pasa por comer demasiado —la regañó mientras la ayudaba a sostener su cabello.
—Pero es que todo está delicioso —lloriqueó luego de limpiarse la boca—. Ugh, ya me estoy sintiendo un poco mareada... Creo que mejor me voy a casa —murmuró con tono miserable, acercándose al lavabo para enjuagarse la boca.
Senku quería pedirle que lo llevara también, pero no podía, así que solo asintió resignado.
Dos semanas más y ya, solo debía aguantar dos semanas más.
Claro que fue Maiko la que dijo que solo estaría un mes de prueba con Tsukasa, pero igual esperaba que la Dra. Mironi se apareciera y le concediera la oportunidad de volver a casa con su familia, preferiblemente antes del cumpleaños de su mocosa.
Quizás debería intentar conseguirle un regalo que le gustase mucho para que pudieran llevarse mejor, quería ser un mejor padre para ella y ahora que no estaba en casa eso era lo mínimo que podía hacer. Quizás podría preguntarle a Haishi, luego de advertirle que se mantuviera a diez billones de kilómetros de su hija.
Aunque maldición que Tsukiku era una mocosa complicada, y él no tenía muchos recursos. Debía pensar en cómo ingeniárselas.
Luego de despedirse de Kohaku y Tsukiku, vio a Gen y Ryusui conversando sobre negocios y decidió acercarse a ellos, pensando que podrían serle de utilidad para su objetivo.
—¿Quieres saber qué regalarle a Tsukihime-chan en su cumpleaños? —preguntó Ryusui, sorprendido—. Así que todavía no has recordado mucho, ¿eh?
—En realidad en esas cosas Tsukiku-chan es más sencilla de lo que parece~ —aseguró Gen—. Cualquier cosa que tenga que ver con gatitos lindos la haría muy feliz~. Aun así, como eres su padre siempre esperará más de ti, por lo que deberías conseguirle algo más significativo esta vez —murmuró, pensativo.
—¿Y qué? —Rascó su oído con fastidio—. ¿Qué les gustan a las niñas de trece años? Niñas genio —agregó—. Y malcriadas.
—¡JA, JA! ¡Lo dices como si no la hubieras malcriado tú! —Ryusui soltó una gran risotada—. Aunque bueno, puede que yo también haya tenido algo que ver.
—La dejaste pilotar un avión cuando tenía nueve años, así que sí, creo que también la has malcriado~. —Gen miró con varias gotitas de sudor frío a Ryusui, mientras que Senku sintió que casi se le paró el corazón.
—¡¿Qué dejaste que mi hija hiciera qué, bastardo?!
—Yo la supervise todo el tiempo, lo hizo bien. —Ryusui chasqueó los dedos, con una sonrisa despreocupada—. Aunque bueno, ese día Kohaku-chan me rompió la nariz, así que no es necesario que me grites. —Rio como si no fuera la gran cosa.
—Debería haberte matado —gruñó Senku.
—Oh, vamos, a una princesa hay que consentirla. —El capitán volvió a chasquear los dedos—. Hoy a Umi le regale un yate, ¡se puso muy feliz luego de recuperarse del desmayo, JA, JA!
Senku y Gen lo miraron con horror.
Ryusui a veces se pasaba demasiado de la raya...
—Aunque bueno, Umi siempre ha sido nuestro ángel, Tsukihime es la princesa, la segunda niña en nacer de nuestro grupo de amigos —siguió hablando el rubio—. Luego nació Shira, ¡que es nuestra estrella! Ginro sí que nos sorprendió teniendo una hija tan encantadora, ¡JA, JA! Cumple quince en un par de meses y me pidió un novio como regaló, todavía no estoy seguro de a qué se refería. —Frotó su barbilla, pensativo—. Planeaba contratarle un stripper para estar seguro, pero Francois me dijo que mejor le pagara unas vacaciones para que pudiera conocer personas. ¿Ustedes qué dicen?
—Aunque Shira-chan tenga totalmente gobernados a sus padres y a su hermano, no creo que nadie esté de acuerdo en que le contrates un stripper, es simple sentido común. —Hasta Gen estaba perturbado con Ryusui a este punto.
Senku, sin embargo, miró a Ryusui con extrañeza.
—¿A qué te refieres con que cumplirá quince años? —preguntó, confundido—. ¿No dijiste que Tsukiku nació primero que Shira?
Gen y Ryusui se congelaron de pronto, palideciendo por completo.
—Yo no... Yo... —Ryusui empezó a tartamudear, mirando con pánico a Gen, que sonrió como si nada, con completa calma.
—¿Oh? ¿Ryusui-chan dijo quince? Se habrá confundido, Tsukiku-chan es varios meses mayor que Shira-chan, por supuesto~.
Senku lo miró con una ceja arqueada.
—¿Crees que no reconozco tus engaños, mentalista? Puede que haya perdido la memoria, pero a ustedes dos los conozco, par de bastardos. Explíquenme ahora mismo a qué demonios se estaban refiriendo.
—No sé de qué hablas. —Ryusui puso cara de desentendido—. Solo me confundí. Tsukiku es mayor que Shira.
—Sí, Senku-chan, ¿por qué tan paranoico de pronto?~
—Bien. —Senku volteó por todo el salón y sonrió complacido al ver que Ginro y su familia seguían en la fiesta—. Entonces iré a preguntarle a Shira qué edad tiene, con permiso.
Vio un destello de pánico en los ojos de Ryusui, aunque Gen supo disimularlo, solo dándole más desconfianza.
¿Por qué mentirían en la edad de las mocosas? ¿Qué rayos le estaban ocultando ahora?
Caminó en dirección a la mocosa de Ginro, pero de pronto fue interceptado por Tsukasa colocando una mano en su hombro.
—Ya es hora de irnos —le dijo—. Necesito despertarme temprano mañana y Minami también, ella da las noticias matutinas. Vámonos.
—Dame un momento, debo... —Volteó hacia Shira, notando que ahora ya no estaba ni ella ni su familia.
¿Qué diablos?
Por más que buscó con la mirada, no la encontró, así que se fue con Tsukasa, no sin antes dispararle una mirada desconfiada a Gen y Ryusui.
Mientras iba en el auto con los Shishio, decidió probar suerte con ellos.
—¿Qué edad tiene Shira? —preguntó, aparentando tranquilidad.
Haishi entrecerró los ojos de inmediato, mientras que Minami intercambió una mirada con Tsukasa.
—Shira cumplirá catorce en unos meses —aseguró Minami, sonriendo un poco demasiado—. ¿Por qué la pregunta?
Senku bufó. Claro, todos ellos eran demasiado inteligentes. Solo tenía oportunidad preguntándole a alguien de la familia de Ginro o a alguien que no estuviera enterado de su amnesia.
¿No le habían dicho ya la edad de Shira antes? Maldita sea, debería haber prestado más atención.
Al día siguiente probó suerte preguntándole a Chrome, pero él también le aseguró que Shira tenía trece años.
Maldita sea, encima la mocosa de Ginro era enana igual que el padre, así que no podía guiarse por su apariencia física.
Ni siquiera sabía por qué era importante confirmar la edad de las dos niñas, pero algo le decía que era importante, quizás el hecho de que todo el mundo estuviera confabulándose para ocultárselo.
Quizás debería preguntárselo a Tsukiku. Ella a veces no tenía problemas en darle información que todos los demás le negaban. Valía la pena intentar.
Siguió estudiando diligentemente el resto de la semana hasta que llegó el viernes y pudo cenar con su esposa e hija, que llegaron con buenas noticias para él.
—La Dra. Mironi no podrá venir por ahora. —Al principio eso lo desanimó, pero lo que vino después le levantó el ánimo de inmediato—. Sin embargo, aparentemente consiguió a una científica especializada en neurociencias para que pueda tratar a Senku en casa. Si es que ella considera que ya estás listo para volver.
—Lo estoy —aseguró de inmediato.
—Es la Dra. Elise Coutta —dijo Tsukiku, luciendo emocionada—. Tiene investigaciones interesantes en neurociencias, la estuve leyendo estás últimas semanas y creo que podría superar a esa insoportable Maiko-sensei en su área. Ja, odio admitirlo, pero Maiko-sensei tiene más recorrido académico, aun así, creo que la Dra. Coutta podría sernos de más utilidad. Y sin duda no puede ser más insoportable que esa Maiko-sensei.
—Esa es una perra —declaró Minami sin pelos en la lengua—. Cualquiera es mejor que Maiko.
—Mamá. —Haishi la miró con reproche—. Ya sabes que a mi padre no le gusta que digas palabrotas a la hora de la cena.
—Ups. —Minami rio nerviosamente mientras Tsukasa la miraba resignado.
—Aunque tiene un hijo adolescente —mencionó Kohaku—. Así que si aprueba que Senku regrese a casa tendrá que vivir con nosotros ella y su hijo.
Oh, genial, más adolescentes.
Como el mocoso se interesará en su hija Senku iba a arrojarlo a un pozo de ácido sulfúrico, madre neurocientífica o no.
Miró rencorosamente a Haishi mientras terminaba de comer lo último de su cena. No había tenido tiempo de interrogarlo, pero no le gustaba nada la forma en la que ahora no le quitaba los ojos de encima a su pequeña mocosa leona.
Agh, bien que tenía mente de adolescente, pero estaba comenzando a odiarlos.
—¿Entonces la próxima semana podré hablar con esa científica y podré volver a casa?
—Si ella lo aprueba, sí. —Kohaku le sonrió con diversión al ver lo claramente desesperado que estaba por regresar a casa.
Y sí, lo admitía, quería estar con su familia, incluso aunque todos le dijeran que era peligroso para su salud, no podía creer eso. Además, lo de borrarse la memoria fue su maldita culpa, y sabía que ellas también lo querían en casa. O al menos Kohaku sí.
Tsukiku, por otro lado...
Luego de terminar de comer, le pidió a la mocosa hablar a solas de algunas dudas científicas respecto a las enseñanzas de Chrome y los demás les permitieron tener su espacio. Bien, hora de aprovechar para sacarse varias dudas y no solo científicas.
Luego de hacer un par de preguntas verdaderas sobre ciencia, decidió decirle lo que pasó con Kinoeda en la fiesta de Umi, confiando en que ella sería discreta, ya que le encantaban los secretismos.
—¿Entonces Kinoeda te dijo que su infiltrado se reunió con él? —preguntó, boquiabierta, antes de bajar la mirada.
Sus ojos azules se abrieron muchísimo, como si se acabara de dar cuenta de algo.
—¿Alguna idea de quién puede ser? —preguntó, intrigado.
—Es... —Se interrumpió a sí misma, cubriendo su boca con una mano y cerrando los ojos con fuerza, antes de negar con la cabeza—. N-no, es muy complicado saberlo... No puedo estar segura. No puede ser. —Siguió negando con la cabeza.
Senku alzó una ceja, teniendo el presentimiento de que ella ya tenía a una persona en específico en mente.
—Tengo otra cosa que decirte —cambió de tema—. Estaba hablando con Gen y Ryusui sobre... algo, y ellos mencionaron que tú naciste primero y luego Shira, pero luego dijeron que Shira cumpliría quince años pronto. —Tsukiku se tensó, mirándolo con el rostro en blanco—. Y tengo el presentimiento de que todos me han estado mintiendo en que Shira en realidad cumplirá catorce. No sé si tú estés confabulada con ellos, pero ya tenemos varios secretos en común, como tu búsqueda en el laboratorio subterráneo, así que decidí intentar preguntarte de todos modos. —La miró atentamente—. ¿Me dirás la verdad? ¿Quién es mayor de ustedes? ¿Por qué todos me mienten respecto a eso?
Tsukiku se quedó en silencio un momento, antes de abrazarse a sí misma, recostándose contra una pared.
—Viejo... Hay cosas que... Yo... Mira, es mejor que alguien más te hable de eso. —Bajó la cabeza, ocultando su mirada con su flequillo—. Es verdad que nací antes que Shira, pero... yo ya no soy... Agh, ¡no me molestes! —Se cubrió el rostro con las manos, antes de alejarse de él a paso rápido.
—¡Oye, espera! —La siguió de inmediato.
Vio a Tsukiku correr hasta Kohaku y abrazarse a ella, que la envolvió en sus brazos con una mirada sorprendida, antes de mirar con confusión a Senku, que cada vez entendía menos.
—Ya quiero irme a casa, mamá —pidió Tsukiku, su voz oyéndose casi quebrada.
Kohaku de inmediato miró a Senku de forma acusadora, y él mismo se sintió culpable aun sin saber qué había hecho mal ahora.
Kohaku cargó a Tsukiku casi como si aún fuera un bebé y se dirigió a tomar su bolso.
—Ya nos vamos, tal vez nos veamos mañana. —Recalcó el "tal vez" con fuerza—. Buenas noches.
Se fue molesta y Senku hizo una mueca, llevándose una mano a la frente cuando un ligero dolor de cabeza lo invadió al intentar forzar su memoria para recordar.
Maldita sea, cada vez se sentía más confundido y con menos respuestas, incluso aunque ya estuviera avanzando en al área científica y tecnológica.
Al día siguiente Kohaku no se presentó para su cita, cosa que lo decepcionó enormemente, pero para su sorpresa ella vino el miércoles, para avisarle que el viernes no podrían ir a cenar con ellos, pero que el sábado por la mañana tendría una reunión con la Dra. Elise Coutta para comprobar en qué estado se encontraba tanto como para empezar a trabajar como para volver a casa con su familia.
Solo dijo eso y se fue, pero eso no disminuyó la expectativa de Senku para finalmente conseguir su objetivo.
El jueves y el viernes tuvo a Chrome todo el día en casa de Tsukasa para aclararle muchas dudas respecto a su trabajo y otras cosas científicas, además Tsukasa también estuvo ayudándolo para aprenderse nombres y caras de su entorno laboral, ya que debía disimular su amnesia lo más posible frente al público.
El sábado la famosa neurocientífica llegó a casa de los Shishio poco después de una corta clase con Chrome. Era una mujer pequeña y pálida, con grandes ojeras y mirada distante, ella se sentó frente a él y lo observó sin decir nada por un momento, confundiéndolo.
—Eh... ¿Cuándo empezamos?
—Veo que estás impaciente. —De inmediato anotó algo en su libreta, haciéndolo crisparse—. La Dra. Mironi fue muy clara en sus especificaciones respecto a tu caso, he estudiado los análisis que te hicieron y ahora te haré algunos exámenes extra, luego empezaremos con las preguntas.
Ella empezó a sacar los escáneres para examinarlo, cosa que ya había estudiado con Chrome. Los escáneres hacían un mapeo muy preciso de la composición del cuerpo, arrojando datos en tiempo real y permitiendo observar a detalle toda la estructura interna del sujeto, además de hacer un zoom impresionante, claro y detallado a las partes más difíciles de alcanzar del cuerpo. Eran un avance impresionante para la medicina, aunque los científicos y doctores todavía estaban en proceso de estudiar las millones de cosas nuevas que encontraron gracias a la creación de los escáneres.
De hecho, Chrome no había querido decirlo, pero Senku se dio cuenta de algo extraño cuando le contó cómo se crearon los escáneres. Fue una creación en conjunto de parte de Senku, con la asistencia de Suika, una gran participación de un ingeniero llamado Hoshieda Yoshio y su madre la Dra. Hoshieda Atsumi, el Dr. Xeno, la Dra. Mironi y otros cuantos especialistas, pero Senku había notado que a Chrome casi se le escapa un nombre que al final había preferido callarse.
Dr. Aspen.
O más conocido como Kinoeda.
Y, por lo que a Chrome casi se le escapa, Senku había logrado deducir que de hecho los escáneres eran en su mayoría un invento de Kinoeda, que él era el mayor responsable de su creación, el gran experto que logró crear algo tan avanzado y útil.
Mientras los escáneres hacían su trabajo, Senku de nuevo se preguntó de dónde demonios había salido Kinoeda, porqué lo odiaba tanto, porqué quería hacerle daño matando o secuestrando a su hija, porqué era tan inteligente y tan difícil de controlar y detener aún con los esfuerzos de las mentes más brillantes del mundo. ¿Qué lo hacía tan peligroso y tan inteligente? ¿Cuál era su objetivo verdadero?
Una vez la Dra. Coutta terminó con los escáneres, le hizo varias preguntas mientras examinaba los resultados y a la vez lo escaneaba en tiempo real, observando los cambios en su cerebro mientras hablaba tocando diversos temas como el trabajo, sus amistades o su familia.
—Ahora mismo, ¿cuál es tu relación con tu hija?
—Es... complicada, pero ha mejorado en comparación a lo que era al principio. —Rascó su oído con fastidio, detestando tener que contestar cosas tan personales incluso aunque era necesario.
—¿Cuál es tu relación con tu esposa?
—Ahora mismo es estable, con sus altibajos.
La neurocientífica observó a los escáneres con ojos entrecerrados.
—Parece haber más actividad de los nanobots en tu cerebro cuando hablas de tu esposa —murmuró, sorprendiéndolo—. Dime algo más sobre ella, ¿han retomado las relaciones sexuales? —Senku casi se cae de la silla ante el descaro de la mujer.
—Sí —gruñó entre dientes—. ¿Esa pregunta era necesaria?
—Debía preguntarte algo sobre tu pareja y eso fue lo primero que se me ocurrió. —Encogió los hombros, con perfecta indiferencia—. El sexo es normal, de todos modos. ¿Lo has hecho con alguien más o solo tu esposa?
—Solo ella. —Una vena brotó en su sien mientras se incomodaba más por el rumbo de las preguntas.
—Cuándo lo hacen, ¿sientes amor por ella?
Honestamente, ¿qué le importaba?
—Agh... sí. —Ya estaba odiando esto, casi era peor que con Maiko.
—¿La amas profundamente?
Senku rodó los ojos. ¿Lo estaba preguntando por profesional o por chismosa?
—Sí.
—Necesito que elabores más tu respuesta. —Observó a los escáneres—. Piensa en ella y dime cómo te sientes cuando están juntos, ya sea en el sexo o en lo cotidiano.
Senku frotó sus sienes.
—No lo sé, es una sensación de familiaridad, ya que ya sentía algo por ella antes de perder la memoria —admitió, deseando que este suplicio acabara rápido—. Se siente como si mi cuerpo recordara más que yo, incluso la primera vez que la besé, aunque no era realmente la primera, se supone que para mí sí y aun así no se sintió así. A veces me relajó demasiado y digo cosas que ni yo entiendo... —Frotó sus sienes—, pero otras veces siento que ella ya no es la misma persona, que cambió demasiado y ya no puedo entenderla. —Frunció el ceño, sintiendo un leve dolor de cabeza invadirlo—. A veces, cuando la veo con otras personas... —Con Myuji— siento que ella oculta algo... siento... —El dolor aumentó, así que frotó su frente rápidamente y se obligó a pensar en otra cosa—. Son ideas mías, de todos modos. —Negó con la cabeza—. Confió en Kohaku, más que en nadie. Quiero volver a casa con ella. —Miró ansiosamente a la Dra. Coutta, que estaba observando a los escáneres atentamente, poniéndole los nervios de punta por la anticipación.
—La actividad de los nanobots tuvo un pico de interacción con tus neuronas cuando empezaste a hablar de que ya no la entiendes. —Empezó a anotar algo en su libreta—. Es un resultado muy interesante, quiero investigarlo más, y creo que para eso sería más útil estar en tu casa que en casa de tu amigo. —Cerró su libreta de golpe—. Es un poco arriesgado, pero con el suero que preparó la Dra. Maiko más la tecnología de petrificación no debería haber mucho riesgo de colapso cerebral.
—¿Colapso qué?
—De todos modos, creo que no habría problema en dejarte comenzar a trabajar bajo la supervisión de tus allegados —murmuró más para sí misma, sacando su celular y comenzando a escribir quién sabe qué—. Felicidades, puedes volver a tu casa, yo me mudaré el lunes junto con ustedes para supervisar tu progreso en el entorno familiar y observar los patrones de los nanobots.
Senku, a pesar de su confusión, se sintió aliviado de haber pasado la prueba.
Por fin, maldita sea. Finalmente volvería a donde realmente debería estar.
Después de que la Dra. Coutta lo dejara irse, fue de inmediato a su habitación a empacar sus cosas.
Luego de empacar, salió para pedirle a Minami que llamara a Kohaku para recogerlo, pero se detuvo a medio camino y tocó a la puerta de Haishi.
—Adelante. —Con el permiso concedido, entró y vio al joven idéntico a Tsukasa estudiando diligentemente algunas cosas de política que seguramente no estaban en su escuela, pero no le dio importancia y fue al grano.
—Escucha, mocoso, quiero que...
—¿Tío Senku? —En ese momento, Umi llegó a la habitación con un tazón de palomitas en sus manos—. Qué bueno verte. ¿Quieres ver una película con nosotros? —Le sonrió amablemente.
Senku maldijo mentalmente.
Maldito mocoso, se había salvado esta vez.
—No, ya debo irme, hoy vuelvo a casa. —Sonrió genuinamente.
—¿En serio? ¡Genial! —Umi sonrió de forma radiante y dulce—. Me alegra mucho, seguramente Tsukiku se pondrá feliz aunque no lo demuestre, ya la conoce. —Rio con ternura, sentándose en la cama de Haishi junto al mismo—. Ha estado muy malhumorada desde que te fuiste, seguro ahora se tranquilizara.
—Ha estado especialmente irritable esta semana —agregó Haishi, frunciendo el ceño mientras comenzaba a guardar sus libros—. Y hasta paranoica, no sé qué le pasa ahora, de repente no quiere hablar con nadie excepto Kinji.
—¿Tal vez tenga que ver con su cumpleaños? —se preguntó Umi—. Aunque bueno, siempre ha sido más cercana a Kinji-nii, son como hermanos, no creo que sea tan raro. —Sonrió de forma tranquilizadora.
—Yo digo que algo le pasa —insistió Haishi, antes de mirar a Senku—. Deberías estar atento, tío, Tsukiku suele actuar raro, pero no a este punto. Seguro algo le pasa.
—Lo tomaré en cuenta. —Alzó una ceja, antes de despedirse y continuar su camino hasta la oficina donde Minami escribía sus artículos de prensa.
Kohaku vino a buscarlo después del almuerzo, con una sonrisa un tanto agridulce.
—Ja, así que sí tenías razón después de todo —dijo en cuanto se quedaron a solas en el auto—. Lograste que te regresaran a casa muy pronto.
—Sí, aunque no estoy seguro de porqué, esa Dra. Coutta no parece del todo cuerda. —No iba a negar que era brillante, pero parecía estar un poco loca.
—Será mejor que nos acostumbremos a ella, ahora que vivirá con nosotros un tiempo —murmuró alegremente—. Quizás empieces a trabajar la próxima semana, dependiendo de lo que diga.
—Eso sí que me emociona. —Rio entre dientes, relajándose en su asiento—. Por cierto, ¿me dejas conducir?
—No.
Demonios.
Llegaron a casa y Kohaku llevó su maleta hasta el segundo piso, pero de pronto se detuvo.
—¿Qué pasa? —preguntó él.
—¿Quieres...? —Volteó a verlo de reojo, levemente sonrojada—. ¿Quieres mudarte directamente a mi... a nuestra habitación?
Senku sonrió de inmediato.
—¿Tsukiku está en su habitación?
—Está en casa de Taiju y Yuzuriha, con Kinji, aún no sabe que volviste, tengo que ir a recogerla en dos... —Senku la interrumpió lanzándose a besarla, arrastrándola a su habitación compartida con todo y maletas y cerrando la puerta detrás de él.
En fin, por su culpa casi se la hace tarde a Kohaku para ir a recoger a su hija, cosa que de nuevo le valió un sentimiento de culpa, aunque al menos eso lo motivó para empezar a trabajar en el regalo que le tenía planeado a su mocosa.
Aprovechando que su esposa salió, se metió a su ex habitación solitaria y entró al laboratorio secreto, empezando a examinar los planos con mirada crítica.
Ahora que había estudiado tanto las últimas semanas, ya entendía al menos un poco de lo que estaba leyendo.
Y lo extraño era que no había plan alguno para que los nanobots se adhirieran a la parte del cerebro que controlaba la memoria emocional, como tanto le habían recalcado las especialistas que lo examinaron. Todos los planos apuntaban a que quería borrar algo en el área del hipocampo, el área que se ocupaba de la memoria episódica y espacial. Entonces, ¿por qué había terminado borrando los recuerdos en la amígdala, los recuerdos emocionales?
¿Algo salió mal? ¿Fue un accidente?
Suspiró y empezó a organizar los planos rápidamente, sabiendo que Kohaku no tardaría mucho en regresar.
Los planos eran de prototipos, planos viejos, las primeras impresiones, probablemente no servirían de mucho, pero eran mejor que nada, y sabía lo mucho que su pequeño engendro estaba interesado en ponerle sus garritas de mini-leona encima. Luego del cumpleaños de Tsukiku, le revelaría este laboratorio secreto a ella y quizás a Kohaku también, como prueba de que podían confiar los unos en los otros.
Los tres tenían demasiado secretos, pero ya no quería que eso siguiera siendo así.
Quería que ellas confiaran en él, y quería confiar en ellas también.
Esperaba que esta acción fuera el primer paso en la finalización de la montaña de secretos que se tenían entre sí los miembros de la familia Ishigami.
De cualquier forma, ¿qué tan grave podría ser lo que le escondían? Pase lo que pase, seguirían siendo familia y seguirían tan unidos como siempre debieron estar... ¿verdad?
Continuará...
Holaaaa :D
Aquí un nuevo cap porque de nuevo me dieron ganas xD
En el proximo capitulo es probable que se venga lo chido con el cumpleaños de Tsukiku OwO
Ojala q este cap les haya gustado y muchas gracias a esas maravillosas personitas que aun siguen esta historia!
Los amo con todo el kokoro :'D
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro