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Sangre

Senku miró de Tsukasa a Ukyo, aturdido y sin saber ni siquiera qué pensar.

Ellos estaban con la vista fija en el ventanal, buscando señales de ese tal Kinoeda, de seguro.

Antes de que pudiera preguntar nada Kohaku, la mocosa y el resto de los invitados llegaron corriendo al balcón.

—¡Reimo detectó una conmoción con ustedes y luego la presencia de robots del Dr. Kinoeda cerca de la casa! ¡¿Qué sucedió?! —preguntó Kohaku alterada.

—Él llamó a nuestros celulares, los hackeó e hizo que Senku escuchara su mensaje —informó Ukyo, con una mirada preocupada—. No vi ni escuché nada cerca de la casa, pero dijo que nos estaba viendo.

—¿Quizás solo les dijo eso para asustarnos? —preguntó Minami, revolviéndose nerviosamente.

—¡Reimo, envía a Reiki a examinar el perímetro! Cubran cinco kilómetros a la redonda, ¡y que sea ahora! —ordenó Kohaku saliendo del balcón hacia el pasillo, a lo que dos rei-bots se presentaron frente a ella.

—¡A la orden, Kohaku-sama! —exclamaron los dos robots antes de volar en dos direcciones opuestas.

¿Reiki? Eso le llamó la atención a Senku, pero no dijo nada.

Estaba demasiado aturdido. Lo que acababa de pasar parecía sacado de una película de Hollywood o de un anime barato, ¿acaso estaban lidiando con un súper villano o algo así?

Un villano que estaba detrás de él.

Según el Dr. Kinoeda tenían una especie de trato, y él debía darle algo que supuestamente le pertenecía...

"O volveré a pintar tu casa con la sangre de tu hija".

Miró a la mocosa, que estaba mirando en todas direcciones, con la cara casi pegada al cristal del ventanal del balcón.

Por alguna razón, un miedo oscuro y profundo invadió su pecho.

Aunque fuera una mocosa insoportable, era una niña. Una niña de trece años, tan pequeña como recordaba a Mirai, y era su hija y de Kohaku, a pesar de no recordar nada de su existencia. ¿Acaso alguien había lastimado a una niña como ella solo por el simple hecho de estar emparentada con él?

Y... ¿qué tanto la habían lastimado?

—Senku. —La mano de Kohaku en su hombro lo hizo salir del shock—. Tienes que entrar, no es seguro aquí. —Lo empujó levemente para que entrara al pasillo, para luego ir a arrastrar a Tsukiku a entrar también.

—¿Podrían explicarme qué demonios sucede? —preguntó cuando estuvieron los tres solos en el pasillo.

—Tal vez luego, ahora vayan a la sala y quédense allí. —Volvió a ir al balcón justo cuando Minami arrastraba a Haishi y Umi fuera de allí.

Las mujeres volvieron al balcón y los adolescentes se acercaron a ellos, el chico con una mueca de enfado y la chica con una de preocupación.

—Deberían dejarnos ayudar. ¡Yo no necesito ser protegido! —Haishi, que parecía ser más temperamental que su padre, se fue pisando fuerte hacia la sala.

Tsukiku lo siguió, luciendo igual de molesta.

Umi esperó a que Senku avanzara para caminar a su lado hacia la sala.

—Siento mucho que te oculten información. Debe ser feo que aún siendo un adulto no puedas participar. —Le sonrió de forma comprensiva.

Demasiado agradable, ¿podría parecerse más a Ukyo?

—Escuche lo que dijo el Dr. Kinoeda a través del altavoz, es un hombre realmente horrible.

Ok, sí podía parecerse más al padre, aparentemente.

—¿También tienes una audición absurdamente buena, eh? —Rascó su oído con fastidio.

¿Estos niños de la segunda generación de despetrificados estaban llenos de hacks o qué?

¿Ahora también le dirían que la mocosa tenía la vista de 11.0 de su madre leona?

—No creo tener tan buena audición como él, pero tengo un sentido de la audición superior al promedio, sin duda. —Rió alegremente—. En fin, solo quería decirte que no te preocupes. El Dr. Kinoeda no puede dañarnos dentro de esta casa, Reimo lo pondría en su lugar apenas se acerque.

Senku la miró de reojo. ¿Ella podría soltar un poco de información? Si era tan lista como Ukyo dudaba poder engañarla, pero ¿quizás le diría algo pequeño?

—Reimo mandará a Reiki para asegurarse de eso, ¿verdad? ¿Reiki es el rei-bot que se encarga de la seguridad? —Eso le daba curiosidad y era algo pequeño.

Ella dudó en contestarle, pero luego de pensarlo un poco asintió.

—Bueno, es fácil de adivinar. Sí, Reiki es un robot creado especialmente para proteger a la familia Ishigami y a sus allegados. Y el Dr. Kinoeda no puede hacer nada contra Reiki, así que no debes preocuparte, tío. —Sonrió dulcemente.

Él asintió, decidiendo no presionar por más información.

Llegaron a la sala y encontraron a la mocosa sentada junto a Haishi, hablando a susurros. Tsukiku hizo una mueca al verlo, levantándose de su asiento y acercándose a una ventana, mirando en la dirección a la que el balcón daba cara.

—Umi, ¿tú no puedes escuchar de qué hablan en el balcón? —Haishi se puso en pie con una mirada ansiosa cuando los vio.

—Sí, pero no te diré nada. —La chica le sonrió con pena.

—¡Pero...!

—Sabes que tengo un acuerdo con mi padre. —Negó con la cabeza.

—¿Entonces solo debemos quedarnos aquí sin hacer nada?

—¿Y qué esperabas? —Tsukiku se alejó de la ventana con una mueca—. Siempre nos tratan como bebés cuando se trata del Dr. Kinoeda.

—¿Incluso a tu padre? —Miró de reojo a Senku, que frunció el ceño.

—En especial a mí. Ya no soy uno de los adultos, pueden considerarme oficialmente al mismo nivel que ustedes. —Sonrió secamente, rascando su oído con el meñique.

—Jamás creí escucharlo decir algo así. —El mocoso de Tsukasa se rió por lo bajo.

—Ha hecho muchas cosas que jamás habríamos creído de él estos días. —Tsukiku rió entre dientes, también rascando su oído con el meñique.

—Tsukiku, ¿no estarás desobedeciendo órdenes médicas por tus intereses personales, verdad? —Umi se llevó una mano al pecho, mirando con reprobación a la más joven en la sala.

—Ja, claro que no. —Bufó—. Te recuerdo que yo estaba ahí cuando le dio su ataque. No soy tan irresponsable, aunque él no lo entienda. —Apartó la mirada, luciendo molesta.

—Tío, ¿no estás intentando adelantarte al tratamiento, no es así? —La mocosa de Ukyo sin duda era demasiado correcta, debía cuidar sus palabras delante de ella.

—Para nada, solo hago preguntas obvias. —Se sentó en uno de los sofás, mirando en dirección al balcón.

¿Qué estaría pasando allá afuera?

Dejó de prestar atención a los adolescentes charlando a susurros, volviendo a pensar en lo que sucedió en el balcón. Y lo que más le venía a la mente eran las palabras del tal Dr. Kinoeda respecto a la sangre de su hija.

Miró a la mocosa, que no tenía su gesto arrogante de siempre, aunque si parecía molesta, pero se le notaba la preocupación a diez billones de años luz. Más que preocupación... hasta podía ver cierta pizca de miedo en sus ojos azules.

Tensó la mandíbula y apretó los puños.

Ese tipo le había hecho daño, estaba seguro. Y la sangre le hirvió al pensarlo. Era una niña arrogante y molesta, ¡pero era su niña, su hija! Y aparentemente él era el peor padre del mundo.

¿Qué padre dejaba que atacaran a sus hijos? Byakuya seguro esperaría más de él...

El sonido de unos tacones aproximándose lo hizo alzar la mirada. Era Minami, luciendo muy nerviosa pero intentando ocultarlo.

—Eh... ¡Todo está bien! No hay señales de Kinoeda. —Carraspeó—. Mi Tsukasa se quedará con Ukyo y Kohaku a... arreglar ciertos asuntos. Nosotros vamos a cenar y pasaremos la noche aquí, ¿ok?

—¿Qué? Pero mamá...

—Nada de peros, Haishi, si tienes quejas luego le dices a tu padre. —Se acercó a palmear su hombro antes de hacer una seña para que la siguieran al comedor.

Cenaron casi en completo silencio, con las ocasionales quejas de Haishi y las excusas baratas de Minami. El mocoso parecía tener un carácter más parecido al de la madre que al del padre, aunque su temple normalmente serio podía engañar a primera vista.

Luego de cenar lo enviaron a su habitación al igual que a los mocosos. Estaba bastante ofendido de que lo trataran como a otro adolescente, aunque mentalmente no era mucho mayor que ellos, ¡aún así era un cuarentón tanto como el resto de sus amigos!

Y también era un padre, uno terrible que se llevaba mal con su hija, pero igual ella le preocupaba.

De hecho... le preocupaba muchísimo. No podía dejar de pensar cosas terribles y se sentía muy mal con solo imaginar una gota de sangre en su carita arrogante. Y pensar en su sangre en el suelo o las paredes simplemente le revolvía el estómago... porque era muy probable que algo así le hubiera pasado... Y él debería haberla protegido...

Se miró al espejo del baño privado de su habitación, preguntándose una vez más qué clase de padre era.

¿Realmente borrar toda memoria de su hija había sido un accidente? ¿O era tan mierda como padre que lo hizo a propósito?

Verdaderamente que no podía confiar ni siquiera en sí mismo.

Se tiró a su cama con la mente llena de dudas, durmiendose a altas horas de la madrugada.

Despertó temprano como era su costumbre, pero sintiéndose muy agotado física y mentalmente.

Se duchó para sentirse más despierto y se dirigió a la puerta para bajar al comedor a desayunar, pero se detuvo de repente y volvió a la cama, sacando el cuadro debajo de su almohada.

Observó absorto la foto de esa familia feliz, de esa niñita pequeña que lo miraba con adoración.

Nunca se le había pasado por la cabeza que tal vez ella no era insoportable solo porque Kohaku claramente la malcriaba, sino que también existía la posibilidad de que él fuera un padre tan horrible que perdió todo su cariño.

¿Qué clase de persona era el Ishigami Senku de cuarenta y seis años?

Necesitaba más respuestas.

Suspiró y volvió a guardar la foto para bajar al comedor, viendo que estaba vacío. ¿Ya habrían desayunado?

Carraspeó, sintiendo un poco de ánimo regresar a él con lo que haría a continuación.

—Reimo —llamó a la inteligencia artificial de la casa.

—¿Sí, Senku-sama? —La voz del rei-bot más importante le contestó desde el techo. Su voz sonaba más a la de una presentadora de noticias que a la de un robot, a diferencia de los otros rei-bots.

Sonrió, preguntándose hasta qué punto iba a obedecerlo el supuesto robot más avanzado de esa época hiper moderna.

—Reimo, ¿dónde están todos? ¿Ya desayunaron?

—Así es, Senku-sama. Las familias Shishio y Saionji desayunaron muy temprano junto a Kohaku-sama y se marcharon. Su hija Tsukiku-sama dijo no tener apetito y no ha bajado de su habitación desde entonces.

—Ya veo. —Se preocupó un poco—. ¿Sabes si ella está bien? ¿Sabes si es el Dr. Kinoeda el que la pone de mal humor?

—Tsukiku-sama es muy buena ocultando sus emociones, Senku-sama, si tiene esas inquietudes debería preguntarle a Kohaku-sama.

Senku hizo una mueca.

Reimo sin duda no era un robot como los del siglo XXI.

—¿Y dónde está Kohaku ahora?

—Se encuentra haciendo unas llamadas en su oficina privada. ¿Desea que la contacte?

—No, no lo hagas. —Frotó su nuca con cansancio—. Quiero desayunar, ¿puedes conseguirme algo para comer o debo cocinar yo? No recuerdo como se suelen manejar las cosas aquí.

—Es un placer informarle que Frei está a cargo de la cocina en esta casa, su desayuno estará listo en pocos minutos. Por favor tome asiento, Senku-sama.

—¿Frei? ¿Es otro tipo de rei-bot?

—Así es, señor. ¿Tiene algún pedido especial para su desayuno de hoy?

—Café. —Hurgó en su oído—. Solo quiero café, lo demás lo dejo a criterio de Frei.

—Como deseé, amo.

La voz se quedó en silencio unos segundos mientras pensaba en qué decir para probar a Reimo, en dudas pequeñas, ya que seguramente tenía tanta información clasificada como cualquier otro rei-bot, ya que al fin y al cabo ella era quien daba esas órdenes de ocultarle cosas.

—Dime, Reimo... ¿Sabes qué clase de padre era yo para Tsukiku? —No era exactamente una duda pequeña, pero fue la que más se le vino a la mente.

—Es una pregunta muy interesante, Dr. Ishigami. Estoy segura de que Kohaku-sama estaría feliz de contestarla.

—Reimo, vamos, ¿no puedes decirme ni eso? —Miró con molestia al techo.

—La única respuesta que podría darle es que a mi criterio usted es un buen padre, amo. E incluso aunque es una respuesta sincera usted no quedaría satisfecho con ella, ¿o acaso lo está?

—No. —Bufó, cruzándose de brazos en su silla—. Por lo que sé bien podrías estar programada para decir siempre lo que quiero oír.

—Entonces hable con Kohaku-sama —insistió con voz más alegre—. Estoy segura de que ella le contestara con toda alegría y felicidad, y usted podrá quedarse tranquilo.

Senku gruñó por lo bajo.

—Gracias por la sugerencia, Reimo. Que esto quede entre nosotros, ¿quieres?

—Debido a que sus preguntas son razonables y no requieren romper las órdenes médicas, me abstendrá de informarle a Kohaku-sama, solo por esta vez.

Luego de que Reimo dejara de hablar, un grupo de rei-bots llegó al comedor, preparó la mesa y le sirvió su desayuno: café, fruta picada y bollos dulces.

Estaba a medio camino de terminar su desayuno cuando Tsukiku bajó en compañía de Kohaku, vestida con su uniforme escolar y quejándose por algo.

—¿O sea que ya no puedo ir a la escuela? Pero tú fuiste la que me obligó a volver a ir y ahora ya tengo planes con mis amigos, ¿por qué no puedo? ¡Llevaré a Reimi sin quejas y todo!

—Lo siento pero ya tomé mi decisión. Estarás unos días fuera de la escuela, no sé cuánto pero ya está decidido.

—¡Pero, mamá!

—Sin peros. —La miró severamente, antes de colgarse su bolso al hombro—. Buenos días, Senku. Tengo que salir, estaré fuera hasta el almuerzo. Reimo, por favor asegúrate de que todo esté bien.

—¡Por supuesto, ama! —contestó alegremente la voz de presentadora.

Kohaku besó secamente la coronilla de la cabeza de su hija antes de mirar incómodamente hacia él. Pareció querer acercarse, pero se arrepintió y al final se fue directo a la salida.

Tsukiku se fue pisoteando hasta su habitación, probablemente a quitarse el uniforme escolar.

Senku terminó de desayunar y los rei-bots recogieron todo. Eran muy serviciales, aunque era raro no tener que hacer ninguna labor doméstica.

Volvió al piso de arriba para entrar a su habitación a ver anime y seguir estudiando los planos del bunker, pero entonces vio salir a la mocosa de su cuarto con un abrigo bajo el brazo.

—¿A dónde vas? —Alzó una ceja.

—Iré a hackear a Reimo y salir al laboratorio exterior para probar más contraseñas —dijo a susurros, cubriendo su boca con una mano—. Ya que eres un vejestorio terco que se niega a darme los planos o al menos a decirme de dónde los sacó, volveré a mi estrategia original.

Senku decidió cubrir su boca también para hablar, imaginando que Reimo los estaba vigilando.

—¿Y de qué te sirve intentar eso si ya sabes que los planos los tengo yo?

—Ja, eres realmente ingenuo si crees que esos son los planos finales. —Sonrió con sorna—. Si realmente tuvieras los planos más importantes habrían estado junto a los prototipos, y estoy diez billones, no, veinte billones por ciento segura de que no habrías salido gritando con una hoja que mostraba una simple ilustración, sino con el prototipo. No sé de dónde sacaste esos planos y ecuaciones iniciales, pero aunque podrían ayudar no son lo que necesito. —Ambos fruncieron el ceño—. No sé si nuestro trato sigue en pie, hablaremos de eso luego, pero ten en cuenta que no puedo decirte mucho. Ni aunque quieras... y ni aunque yo quiera. —Lo pasó de largo para volver al primer piso.

Él se quedó pensativo viéndola marcharse, pero entonces miró de reojo a la puerta de su habitación.

Recordaba muy bien a dónde habían ido la última vez para hackear a Reimo. Según la velocidad promedio a la que caminaba la mocosa y la distancia que tenía que recorrer, más el tiempo que le tomó la última vez lanzar el dardo que funcionaba como virus hacker para Reimo, entonces era seguro que en dos minutos la Rei-bot madre estaría hackeada y habían más posibilidades de que él pudiera entrar sin miedo a que lo viera al cuarto de la mocosa. Y así podría intentar hablar con Reimi a solas.

Se fue a su habitación, cerró la puerta y apoyó la espalda contra esta, contando los segundos hasta que sintió seguro salir y caminar de regreso a estar frente a la puerta de la mocosa.

Si Reimo lo delataba ya inventaría una excusa, pero no podía aguantar la curiosidad de hablar con Reimi.

Necesitaba asegurarse de que Minire fuera de fiar, aunque dudaba poder confiar al diez billones por ciento en el robot personal de la mocosa.

Afortunadamente la puerta no estaba cerrada. Entró y de inmediato se quedó con la mandíbula por los suelos al ver que esa habitación era gigantesca. Tenía estantes de libros subiendo hasta el alto techo de aproximadamente 10 metros, y una escalera que daba a una plataforma donde podía ver una especie de mini laboratorio. Y había otro mini laboratorio abajo, con un panel separándolo de una oficina de estudio y un panel separando a esa oficina de un set de computadoras, parlantes y otros aparatos electrónicos que ni siquiera pudo reconocer. La cama era grande, con un velo rodeándola, e infinidad de peluches grandes y pequeños regados en los alrededores. Había sofás, sillones y una barra donde en vez de licores veía malteadas y dulces. Por encima del mini laboratorio había una hilera de ventanas tapizadas, y la luz la emitía un pequeño candelabro con focos diminutos pero brillantes. La habitación era realmente grande y tenía una forma circular, y habían varias puertas que seguro actuaban de baño y armario y todo eso.

Obligó a su boca a cerrarse y sintió varias gotitas deslizarse por su frente al caminar por la habitación que realmente pareciera ser como la de una princesa.

Sí que malcriaban mucho a esa niña...

No le tomó mucho encontrar a Reimi, tenía una especie de "camita" en un estante junto a la cama de la mocosa, y su pantalla mostró el gesto "O - O" al verlo.

—¡Senku-sama! ¡Qué sorpresa! —Voló hasta ponerse frente a él—. ¿Mi Tsukiku sabe que estás aquí? Hará un escándalo si descubre que entraste sin permiso. —Su pantalla cambió a "Q - Q".

—No, no lo sabe. Pero necesito hablar contigo. —Era raro hablarle tan libremente a un robot, pero esta era una época mucho más avanzada a la suya—. Reimi, ¿qué tanto de lo que me dijo Minire es cierto?

—¡Todo! —Su pantalla mostró los símbolos "n - n" mientras volaba a su alrededor—. Estoy conectada a Minire, ella y yo somos el mismo robot en carcasas diferentes. ¡Ella es yo, pero más pequeñita!

—¿Entonces tú hablas a través de ella, y ves todo lo que hace también?

—¡Así es!~

—¿Y por qué debería creer que esto no es un truco tuyo o de la mocosa? —Se llevó las manos a la cintura con los ojos entrecerrados y una ceja en alto—. ¿Por qué debería creer que no es solo un pequeño espía? No sé nada de ti, y tampoco me has dado nada a cambio para confiar.

—Como dije, solo tengo la desesperación. —Sacó sus bracitos metálicos y los estiró alegremente—. No puedo probar nada, así que debes confiar en mí a ciegas. Cuando estés lo suficientemente desesperado puedes hablar conmigo ¡y podremos empezar a trabajar juntos para que recuperes la memoria!

—Necesitarás más que eso. —El gesto de Reimi volvió a ser de "O - O" y sus bracitos se cayeron dramáticamente a sus costados—. No me siento cómodo con Minire en uno de mis cajones, escuchando todo lo que hago. Dame una prueba de que puedes ayudarme o saca a Minire de mi habitación.

—Senku-sama es tan precavido como siempre. —Su pantalla cambió a "T - T", pero luego volvió a ser "n - n" rápidamente—. Muy bien, ¿qué quiere como prueba? Sin embargo, debo recordarle que no le diré nada que pueda resultar en un shock muy grande.

—Ya debes saber que el tal Dr. Kinoeda me habló ayer, si estás conectada a Reimo. Él me dijo que tenía un trato conmigo, y que si no le doy algo que le pertenece... volvería a pintar mi casa con la sangre de mi hija.

Reimi de inmediato perdió su gesto alegre, su pantalla se quedó en un simple "o - o" por un momento, antes de volverse completamente roja, ahora mostrando dos círculos negros como únicos símbolos.

—El Dr. Kinoeda no podrá lastimarla, Senku-sama. Lo destruiré antes de que toque uno solo de sus cabellos. —Su voz de repente no fue una simpática vocecilla robótica, sino un tono distorsionado mucho más grave que lo hizo retroceder un paso con sorpresa—. ¿Desea que ejecute el plan de ataque BD-2640 la próxima vez que lo vea?

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

¿Qué rayos pasó con el pequeño robot adorable?

De repente, la pantalla volvió a ser de un color claro y los símbolos cambiaron a "o - o" y luego a "O - O" y después a "n - n" en menos de dos segundos.

—Lamento eso, Senku-sama. No puedo darle ningún tipo de información de esa clase. ¿Hay alguna otra pregunta que desee hacerme?

—Reimi, ¿qué demonios fue eso? No pienso fingir que no vi nada. —Intentó tomarla entre sus manos pero ella voló fuera de su alcance.

—No puedo decirle nada de eso. Lo siento pero deberá preguntarme otra cosa.

Él gruñó por lo bajo.

Saldría de esta habitación con más dudas que con las que entró.

—Bien, solo dime algo... ¿Qué clase de persona era yo? Antes de la amnesia. —Entrecerró los ojos—. ¿Cuál era mi relación con Tsukiku... y con Kohaku?

—Oh, usted siempre fue una persona maravillosa, Senku-sama. —Su gesto se mantuvo alegre—. Un buen padre y buen marido. —Él hizo una mueca—. Si no me cree... puedo mostrárselo.

—¿Ah?

—Tengo archivado todo lo que veo desde mi creación. Puedo mostrárselo en video a través de una proyección holográfica.

Senku miró al robot con los ojos muy abiertos, sintiendo algo parecido a la esperanza comenzar a invadirlo.

—¿Puedes mostrarme como era mi vida antes de la amnesia?

—¡Por supuesto! Aunque solo pequeñas cosas. Sin embargo, es un trabajo que deberá pedirle a Minire, porque mi Tsukiku debe estar a punto de regresar.

—Mierda. —Se dirigió a la puerta a paso apresurado, pero volteó hacia atrás antes de irse—. ¿Confío en que todo esto quede entre nosotros, verdad?

—¡Confié, soy un robot de palabra! —Su gesto cambió a "U - U" antes de volver a ser "n - n".

Senku se apresuró a salir de la habitación y entrar a la suya, pero justo al abrir la puerta se encontró a Tsukiku volviendo.

Ella lo miró extrañada.

—¿Viejo? ¿Qué hacías?

—Merodear. —Hurgó en su oído con indiferencia—. Ver anime no me libra del aburrimiento, no pueden esperar que esté tranquilo cuando me han quitado casi cualquier forma de ciencia.

—Qué dramático. —Estornudó, antes de mirarlo con cansancio—. Si colaboraras más conmigo podrías tener algo más que hacer, examinando esos planos con alguien que sí puede entender lo que dicen.

Él ignoró su sarcasmo, arrugando el gesto al ver la palidez de su rostro.

—Mocosa, ¿llevaste bufanda afuera? —Se llevó las manos a la cintura con una mirada reprobatoria.

—No, pero no hace tanto frío hoy... —Quiso entrar a su habitación pero él se lo impidió, acercándose para colocar una mano en su frente—. ¡Déjame, viejo! ¡No voy a enfermarme por estar cinco minutos afuera sin una tonta bufanda!

—Estuviste media hora, y tienes fiebre. —Se apartó con la mandíbula tensa—. A la cama ahora mismo, llamaré a Atsumi-sensei para que... —Se detuvo a media frase, con los ojos muy abiertos—. ¿Atsumi-sensei?... ¿Quién rayos es?... —Se llevó una mano a la frente, sintiendo un ligero dolor de cabeza.

No conocía a ninguna persona llamada Atsumi. ¿De qué diablos estaba hablando?

—Qué extraño... —Tsukiku se le acercó con una mirada preocupada—. ¿Qué diablos hiciste con tu cerebro, papá?...

—No cambies de tema. —Masajeó su sien para luego mirarla con reproche—. Te dije que vayas a la cama. Que no recuerde ser tu padre no significa que no debas obedecerme.

—Pero estoy bien, ¡tú eres el que parece a punto de desmayarse! —Lo señaló acusadoramente, antes de estornudar otra vez.

Senku volvió a poner una mano en su frente, ignorando el leve dolor de cabeza que sentía.

Había aumentado de temperatura, y no le gustaba nada la forma en la que parecía temblar de frío incluso en la cálida casa.

—Vamos, a la cama. Es diez billones por ciento obvio que tienes fiebre.

—Estoy bien, y tengo cosas que hacer así que... ¡IIIH, PAPÁ! —Lo miró mal cuando juntó fuerzas y la cargó en brazos.

Él ignoró sus quejas, crujiendo los dientes para llevarla dentro de la habitación y dejarla sentada en su cama. Luego le tomó varios minutos recuperar el aliento.

—Nada de quejas, mini-leona... —Tomó una gran bocanada de aire—. Te vas a la cama y fin de la discusión. Ahora le pediré a Reimo que llame a tu madre.

—¡¿Qué?! ¡NO! —gritó molesta, solo para empezar a toser desesperadamente.

—Yo puedo llamarla —dijo Reimi con los símbolos "Õ - Õ" en su pantalla.

—Hazlo. —Senku asintió hacia el pequeño robot, antes de mirar preocupado los ojos llorosos de su engendro luego del fuerte ataque de tos—. ¿Cómo te sientes?...

—Mal... —admitió a regañadientes—. Pero no necesito que llames a mamá... —Juntó sus manos bajo su barbilla con rostro suplicante—. Por favor, papi... —Lo miró con sus grandes ojos azules llorosos, hablando con voz más aniñada que de costumbre.

Senku sintió un yunque de diez toneladas de ternura cayendo sobre su cabeza.

Maldita mocosa astuta... Ese golpe de manipulación fue fuerte, pero no iba a caer tan fácil cuando ella claramente necesitaba a su madre por el bien de su salud.

—Buen intento, pero aún así llamaré a mami. —Llevó una mano a su cabeza, sonriendo divertido al verla inflando las mejillas con molestia.

—¿Reimi? ¡¿Le pasó algo a mi hija?! —La voz de Kohaku se hizo oír desde el pequeño robot.

—Senku-sama desea hablar con usted, señora.

—Kohaku, nuestra mocosa tiene fiebre, ¿qué se supone que debo hacer? —habló acercándose a Reimi.

—¡¿Fiebre?! ¡Iré inmediatamente! Por favor toma su temperatura y ponle compresas frías de ser necesario. Reimo te dará todo lo que necesites.

—Muy bien. —Reimi finalizó la llamada y Senku salió al pasillo para ordenar a Reimo lo que necesitaba, a lo que en cuestión de un minuto un rei-bot llegó con todo, incluyendo un termómetro—. Cuarenta grados... maldita sea. —Rápidamente le colocó una compresa fría en la frente—. Mocosa descuidada, me aseguraré de que tu madre te castigue por esto. —Ella no le hizo mucho caso, respirando agitada con su vista fija en el techo—. Oye... ¿quieres un poco de agua? —preguntó suavemente, apartando el flequillo de su rostro.

Ella asintió, tosiendo otra vez.

La ayudó a sentarse y beber el vaso de agua que hizo traer al robot y luego cambió la compresa de su frente, preguntándole otra vez cómo se sentía. Ella negó con la cabeza y cerró los ojos, quedándose así hasta que acabó durmiéndose.

Kohaku llegó pocos minutos después, con una mirada sumamente preocupada. De inmediato examinó a su hija y comenzó a gritar órdenes para el montón de rei-bots que vinieron detrás de ella.

Al verla tomar la mano de su hija con rostro preocupado, de repente Senku se vio a sí mismo en un lugar diferente, con Kohaku vestida de forma distinta, llorando frente a él, dándole la espalda, arrodillada en el suelo mientras acariciaba la pequeña mano de una estatua de piedra.

Y pudo verse a sí mismo cubierto de sangre. Había sangre en todas partes.

Jadeó, cerrando los ojos y sujetando su cabeza con desesperación por un agudo dolor en su sien.

Abrió los ojos con dificultad, viendo a Kohaku mirarlo confundida mientras atendía a Tsukiku dormida en su cama.

Senku respiró con fuerza, aún luchando con el dolor de cabeza.

¿Pero qué fue lo que vio? ¿Y por qué se sentía tan mal con solo pensar en eso?

¿Acaso... aquello fue un recuerdo?

Continuará...


Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa :D

Gracias a Anya por pedir este capítulo como comisión! Ojalá te haya gustado!

Ojalá a todos les haya gustado y no olviden q se les ama!~ ❤

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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