Manzanas
Mientras miraba con enfado a esa mocosa que desconocía por completo, la cabeza de Senku empezó a doler levemente.
—Mierda. —Se llevó una mano a la frente—. ¿Qué rayos me hice? —Se apoyó en la pared, intentando aguantar el dolor.
Se sentía como si estuvieran sonando campanas directo contra su cráneo, y no entendía por qué rayos él mismo se había provocado todo esto.
—Reimo nos vigila aquí, vamos a mi habitación y podrás decirme de dónde sacaste estos planos. —Tsukiku le tendió su mano.
—Ni hablar. —Se irguió al sentirse un poco mejor—. No te diré de dónde los saqué y no los verás más. —Guardó los papeles entre su ropa—. Si los quieres, tendrás que darme información a cambio.
—Eres un… ¡AGH! —Pisoteó—. Bien… ¿Qué quieres saber? —Frunció el ceño duramente.
—¿Por qué? —La miró mortalmente serio—. ¿Por qué hice algo así?
—No lo sé… No estoy segura. —Cruzó los brazos—. Tengo varias hipótesis.
—Dime en cuál crees más.
—Creo que lo hiciste porque viste lo que… —Calló de pronto, pensando por un momento antes de suspirar profundamente—. Creo que lo hiciste para evitar al Dr. Kinoeda. Es el tipo más obsesionado con matarnos, siempre he sabido que quiere algo de ti pero nunca me dijiste qué. —Encogió los hombros.
—¿Dr. Kinoeda? ¿Quién se supone que es?
—No lo recuerdo bien. Pero es la persona que más cerca ha estado de matarnos.
—¿No me ocultas nada? —La miró con ojos entrecerrados—. ¿Me estás diciendo toda la verdad? —De repente la mocosa sabelotodo parecía completamente ignorante de un asunto tan importante.
—Es todo lo que sé, ya dame los planos. —Extendió una mano.
—Te daré una hoja. —Le arrojó la hoja más sobrescrita y llena de garabatos, tachados y tinta derramada que tenía—. ¿Quieres más? Dime más.
—¡Papá! —Lo miró ofendida.
—Búscame cuando estés dispuesta a decirme más. —Regresó a su habitación con una sonrisa triunfante.
Finalmente tenía una ventaja.
Se recostó en su cama, pensativo.
¿Él mismo se borró la memoria? Sonaba a ciencia ficción absurda, pero sí había logrado controlar algo como la petrificación que en un principio parecía fantasía entonces controlar la mente humana debía ser un juego de niños para el Senku cuarentón.
Pero… ¿por qué?
Se sentó de golpe y sacó la libreta de antes, comenzando a anotar frenéticamente en ella.
Posibles razones:
Dr. Kinoeda.
Poseer información con la cual podrían destruir a la humanidad o bien acabar con vidas inocentes.
Ver algo horrible causante de un trauma que me enloqueció.
Pero si fuera alguna de esas razones… ¿por qué borrar todas sus memorias hasta cuando tenía dieciocho años? ¿Acaso había ocurrido algo horrible en América también, algo tan espantoso que quiso borrar todo hasta que estuviera en un estado mental donde se sintiera seguro?
No tenía mucho sentido. ¿Qué cosa tan mala pudo pasar que quisiera borrar tanto avance científico?
Además, hasta había borrado todo acerca de su familia, de su propia hija y de su matrimonio con Kohaku.
Volvió a anotar en su libreta.
Prioridades:
1.- Averiguar lo más posible sobre la tecnología actual.
2.- Explorar más las razones de la amnesia que me provoque a mí mismo.
3.- Saber más acerca de mi relación con Kohaku y Tsukiku.
4.- Conseguir un aliado más confiable que la mocosa.
Si el Senku cuarentón había querido olvidar hasta a su propia hija, entonces dudaba que la quisiera, ella tampoco parecía muy afectuosa con él.
Y… eso era deprimente.
Sacó la fotografía de debajo de la almohada, mirando a la pequeña Tsukiku sonriente de cinco años, mirando a su padre como toda niñita inocente que creía que sus padres eran los mejor que existía en el mundo.
¿Qué clase de padre olvidaba a su propia descendencia a propósito? ¿Qué clase de padre no quería a su hija?
Pensó en Byakuya y en lo que él pensaría sobre eso y hasta sintió náuseas de sí mismo.
Fue al baño y se miró al espejo con el ceño fruncido.
—Muy bien, Senku anciano, yo ni siquiera conozco a esa mocosa, pero ¿tú por qué diablos quisiste borrarla? —Miró con desprecio su reflejo, hurgando en su oído—. ¿Cuál es tu excusa, bastardo? ¿No has aprendido nada de Byakuya? —Bajó su brazo lentamente—. Ese viejo...
Pensó en la historia número cien, el disco y el platino. Byakuya había dado tanto por él y él se atrevió a…
Era detestable.
¿En qué clase de persona se había convertido?
Necesitaba respuestas, y si Tsukiku no cedía entonces debía conseguirlas desde otro sitio.
Tenía que pensar en una estrategia.
—Senku-sama. —La voz de un Rei-bot llegó desde el otro lado de la puerta—. Su cena, amo.
Comió, se dio un baño y siguió pensando y pensando hasta que finalmente se durmió.
A la mañana siguiente, fue Kohaku la que le pidió bajar a desayunar.
Senku bajó ya con un plan en mente.
Al llegar a la mesa, se sorprendió un poco al ver a Kohaku maquillada y muy bien vestida, pero no dijo nada, obviamente. No era asunto suyo lo que ella hiciera con su apariencia.
—Tengo un pedido —dijo apenas se sentó a comer.
—¿Sí? —Kohaku lo miró interesada.
—Quiero ir a visitar a Chrome. —Ese bocón era su mejor oportunidad.
Kohaku alzó una ceja con escepticismo, antes de mirar de reojo a Tsukiku que también parecía escéptica de sus intenciones.
—¿Me dejaras o acaso soy un prisionero aquí? —Sonrió triunfante al verla flaquear.
—Bien. —Cruzó los brazos—. Pero tengo un compromiso ahora, así que iremos en la tarde, cenaremos allá y luego volveremos a casa. ¿Eso te parece bien?
—Es suficiente. —Encogió los hombros sin perder la sonrisa.
Apenas terminaron de desayunar Kohaku se marchó y Tsukiku lo miró con ojos entrecerrados mientras los rei-bots recogían los platos de la mesa.
—¿Qué planeas, viejo?
—No sé de qué hablas.
—Ja, subestímame si quieres, pero yo no te subestimaré a ti. —Se relajó en su silla, cruzándose de brazos—. ¿Qué tanto quieres saber? ¿No te basta con chantajearme con los planos?
—No cuando sé que me ocultas información. —Se puso en pie para irse a su habitación—. Sigue ocultando cosas y no obtendrás nada de mí, es un trato bastante justo. —Sonrió burlón ante la mirada indignada de esa mocosa arrogante.
Ahora él tenía las de ganar.
Desgraciadamente no podía descifrar casi nada de los planos, así que se decidió a planear qué haría para sacarle información a Chrome, de nuevo anotando en su libreta.
Preguntas más importantes:
1.-¿Cómo funcionan las malditas escaleras flotantes?
2.-¿Qué sabe acerca del aparato que use para borrar mi memoria?
3.-¿Qué tanto ha avanzado la ciencia sobre el conocimiento del cerebro humano?
4.-¿Cómo era mi relación con la mocosa y Kohaku?
5.-¿Qué tanto poder tiene Reimo?
Claramente no podría sacarle mucha información, y había una gran probabilidad de ser atrapado, pero era su mejor opción, o al menos la mejor en la que podía pensar por ahora.
Un rei-bot le trajo el almuerzo y un par de horas después Kohaku regresó y se alistaron para ir a visitar a Chrome.
A Senku le emocionó bastante volver a subir al auto súper tecnológico.
—¿Y no lo puedo conducir? —preguntó emocionado mientras se colocaban sus abrigos.
—No, Senku, no sabes conducir.
—Vamos, el mentalista me enseñó a conducir el gorila de vapor cuando ya habíamos pavimentado las calles —insistió—. ¿Lo recuerdas?
—Ja, sí, lo recuerdo. —Sonrió con suavidad—. Pero eso no es conducir, no había tráfico ni leyes ni mi hija a bordo y sobre todo no podía ir a quinientos kilómetros por hora, así que no y no insistas. —Le dedicó una mirada penetrante que por alguna razón lo hizo sudar frío.
Una vez se subieron al auto, todo se le olvidó al recordar que esa bestia cuyo motor ronroneaba podía ir a quinientos kilómetros por hora. ¡Quinientos kilómetros por hora! ¡Tenía que conducirlo alguna vez aunque le costara la vida, aunque sea por un miserable segundo!
Al ver la baba escurriendo por su boca, Tsukiku sonrió divertida.
—Y este es de nuestros autos lentos —le susurró, haciéndolo irse de espaldas.
¡Bueno, este futuro extraño tenía su lado increíble después de todo! Ya era hora.
Llegaron bastante rápido a la casa de Chrome, que también era bastante grande aunque no como el palacio del Senku cuarentón. Parecía una cabaña sofisticada, dos pisos pero muy ancha, había un lago cerca con un pequeño muelle y su patio también era gigantesco.
Hora de iniciar el plan.
Bajaron del auto y de inmediato fueron recibidos por Ruri, que también se veía bien para su edad pero se notaba que era una mujer de más de cuarenta años. Su cabello estaba suelto pero con dos pequeñas trenzas a los costados, y vestía un largo vestido azul con un saco sobre sus hombros.
—¡Tía Ruri, hola! —Después de ponerse el abrigo, Tsukiku salió a abrazar a su tía.
—Hola, pequeña. ¿Cómo has estado? —Le acarició las mejillas tiernamente.
—Bien. ¿Y mis primos?
—Adentro, te están esperando. —Ruri sonrió tiernamente y Tsukiku asintió y corrió adentro, luego la mayor se fijó en él—. Senku-san, que bueno verte mejor. ¿Cómo te sientes?
—Bastante bien para alguien con amnesia. —Encogió los hombros luego de salir del auto y cerrar la puerta—. ¿Así que tienes mocosos con Chrome, eh?
—Sí, es una pena que no los recuerdes, ellos te adoran. —Sonrió con tristeza—. ¡Pero solo tendrás que volver a conocerlos! —dijo en un intento de sonar más optimista.
—Aw, ya hace tiempo que no veo a mis sobrinitos. —Kohaku salió del auto sonriendo soñadoramente—. Reika, estaciona el auto —le pidió al auto, que seguramente debía tener otro tipo de inteligencia artificial porque se condujo solo lejos de allí.
Senku no le quitó la vista de encima hasta que Kohaku lo arrastró adentro de la casa.
Al llegar, Chrome se acercó a él alegremente.
—¡Senku, que bueno verte! —Palmeó su espalda con camaradería—. Kohaku me habló de que quieres un nuevo laboratorio, yo y… unos compañeros, estamos trabajando en conseguirte materiales para un laboratorio del siglo XXI, ¡te encantará! Aunque la gorila nos puso algunas restricciones pero aún así…
—Chrome. —Kohaku lo calló con un coscorrón—. Cuida lo que dices, recuerda nuestra conversación.
—Sí, sí. —La miró mal—. ¡Como sea, debes conocer a mis hijos! ¡Son los futuros mejores científicos de todo el mundo!
—¡Aún no he muerto, tío Chrome! —gritó Tsukiku desde arriba de las escaleras, que también flotaban por cierto.
—¡¿Qué se supone que significa eso, gorila enana?! —Una voz similar a la de Chrome pero aún más irreverente se acercó y lo siguiente que Senku supo fue que un chico idéntico a Chrome fue pateado por su hija hasta acabar cayendo por las escaleras hasta el piso.
—Que bueno que al detectar peligro la superficie se vuelve acolchada —murmuró Chrome aliviado, con una sonrisa nerviosa.
—¿De qué están hechas esas escaleras? —susurró Senku para que solo Chrome escuche.
—Están hechas de… Espera, se supone que no debo decirte nada. —Lo señaló acusadoramente.
Senku maldijo, pensando que tendría que recurrir a su otro plan, pero entonces el chico idéntico a Chrome despegó su cara del suelo, revelando sus ojos azules como los de Ruri.
—¡Maldita sea, Tsukiku! ¡Tú hasta podrías arruinar el punto de equilibrio entre los campos magnéticos que sostienen estas malditas escaleras! —gruñó el mocoso de Chrome y Ruri, frotando su nariz y mirando con rencor a su prima.
Senku alzó mucho las cejas, mientras que Chrome estrelló la palma de su mano en su frente.
—Él es mi hijo Ruchiru… —Suspiró.
—¡Tío Senku! —Ruchiru se puso en pie y sacudió sus ropas holgadas para acercarse a él—. Que bueno que te recuperaste, aunque me dijeron que tienes amnesia hasta antes del viaje que hicieron a Estados Unidos por primera vez.
—No. —Senku sonrió de forma siniestra al reconocer la misma cara de imbécil bocón en ese chico—. De hecho fue después del viaje a América.
—¡Oh! ¿Así que sí recuerdas al Dr. Xeno y a…? ¡Mmm! —Calló cuando Chrome corrió a taparle la boca.
—¿El Dr. Xeno? —Se quedó con la boca abierta—. ¿Te refieres al Dr. X…? —dedujo al ver las caras de todos, tan nerviosas que evidenciaban que ya lo conocía—. ¿Lo encontramos en Estados Unidos? ¿Estaba despetrificado cuando llegamos?
Miró a todos, pero nadie quiso responderle. Iba a reclamar pero entonces Tsukiku bajó por las escaleras junto a una niña de unos diez u once años, idéntica a Ruri pero de cabello castaño, con un vestido azul con volados y el cabello semi recogido en una media coleta.
—Tío, que bueno que te recuperaste. —Sonrió dulcemente—. ¿No me recuerdas, verdad? Soy Rue.
—Es un placer conocerte. —Tenía la edad que recordaba de Suika así que no pudo evitar ablandar su mirada sobre ella.
—Yo soy Ruchiru, por cierto. —El adolescente bocón se le acercó con las manos detrás de la nuca—. Tengo dieciocho, ya entre a la universidad. —Hinchó el pecho con orgullo.
—Sacó el primer lugar como presumido y quiere graduarse como idiota —se burló Tsukiku con una mirada maliciosa.
—¡Que te calles, gorila de bolsillo! —Una patada y Ruchiru volvió a tener su cara en el suelo.
Senku observó al mocoso con una sonrisa. Bien, aparte de Chrome tenía otra oportunidad con su descendencia igual de escandalosa.
Claro que al principio no pudo hacer mucho. Se sentaron a cenar y se pusieron a recordar momentos de cuando recién llegó a la Aldea. Senku noto con curiosidad que Ruchiru y Rue, dos hijos de aldeanos, de vez en cuando sacaban sus celulares para contestar mensajes como cualquier persona moderna. Era extraño.
—¿Y no puedo saber al menos qué pasó con la Aldea Ishigami? ¿Y qué tal con la isla de Soyuz?
—Bueno, por lo que sé… —Chrome volvió a taparle la boca a su hijo.
—Pueden decirle lo obvio. —Tsukiku rodó los ojos—. Se modernizaron, viven en casas y edificios y son parte del sistema. Nada que no pueda predecir.
—¿Y no me pueden dar más detalles aparte de eso? —Cruzó los brazos.
—No, es otra cosa que debe esperar a la autorización de Maiko-sensei —sentenció Kohaku.
Senku fingió resignarse, decidiendo que sobornaría a la mocosa por esa información más tarde.
Aunque bueno, vería a la tal Maiko-sensei mañana, ahora que lo pensaba. Se preguntó qué clase de persona sería ella.
Como estaba sentado cerca de Chrome, alejó la sal de él sabiendo que le gustaba en exceso desde que él condimento con eso una carne que compartieron en sus primeras semanas de conocerse.
Fue cuestión de tiempo hasta que le pidió que le pasara la sal.
—Claro. —Se la pasó, enseñándole el reverso de sus dedos en el proceso, ocultos a la vista de Kohaku, usando el cifrado Uesugi para decirle lo que tanto había querido.
Chrome alzó las cejas al ver los números en sus dedos, formando tres palabras sencillas.
"Reunión a solas".
Chrome ya era un científico que seguramente superaba por mucho su nivel actual, así que confiaba en que debería ser capaz de entenderlo.
Luego de la comida, Chrome pasó un brazo por sus hombros.
—Creo que Senku merece un poco de ciencia aunque sea de su época, le daré algunos libros de mi oficina.
—Iré con ustedes…
—No hace falta, Kohaku, ya sé que no debo decir nada. —Bostezó—. No te preocupes, volvemos en cinco minutos.
Se alejaron de la mesa y subieron las escaleras, a lo que de inmediato Senku aprovecho la oportunidad y comenzó con el plan.
—Dame un celular, Chrome, aunque sea para comunicarnos. Tengo demasiadas preguntas y esto no es justo ni un milímetro —susurro al salir de la vista de la leona.
—No sé qué quieres que te diga, Senku —también hablo a susurros—. Te entiendo, pero estas son órdenes médicas.
—Por favor, al menos dime si sabías que yo mismo me provoque esto…
Chrome se congeló por un segundo antes de seguir su camino.
—No lo supe hasta ahora, de hecho. Aunque lo sospechábamos desde que Tsukiku nos dio una pista clave, pero no lo habíamos confirmado.
—Eso es útil. —Llegaron a la oficina y Chrome empezó a buscar entre sus libros—. ¿Qué sabes de mi relación con Tsukiku?
—¿Ah?
—Esa niña es un dolor en el culo. —Bufó—. Pero recuerdo que cuando desperté tú dijiste que creías que yo podría olvidar a todos menos a ella. Pero si me hice esto, ¿entonces por qué borré tanto de mi memoria? Olvide por completo a mi familia.
—Bueno, esa es una buena pregunta. —Sacó un par de libros de los estantes—. Pero dudo que esa haya sido tu intención… Quiero decir, no creo que tu intención haya sido que ese aparato explote, y las cosas suelen explotar cuando fallan. Si falló entonces puede que no haya borrado exactamente lo que querías. Piénsalo.
Senku se quedó con la boca abierta.
—Ese es un muy buen punto. Diez billones de puntos para ti.
—Podría estar equivocado, pero es lo que creo. —Le dio los libros con una sonrisa—. Debemos volver ahora o Kohaku vendrá a ver qué sucede. No tengo una forma de comunicarnos sin darte acceso a internet por ahora, pero la conseguiré. Sé paciente.
Senku no tuvo más opción que resignarse.
Bajaron y Ruri les sirvió un postre, mientras que Kohaku parecía mirarlos con sospecha.
Senku intento obtener más información de Ruchiru, pero Chrome seguía cubriendo su bocota antes de que pudiera darle la respuesta y eventualmente empezó a contenerse de vez en cuando.
Tsukiku y su primo parecían llevarse horrible, siempre estaban discutiendo, mientras que con su prima se llevaba bastante bien.
Después de un par de horas volvieron al auto y Kohaku los llevó de regreso a casa.
—Espero que te hayas divertido, Senku.
—Sí, sí, estos libros son interesantes.
—¿Ya revisaste eso, Tsukiku?
—Sip, son aptos para el siglo XXI.
—Muy bien.
Llegaron a casa y Tsukiku fue directo a su habitación, mientras que Senku apenas dejó su abrigo de lado fue arrastrado por Kohaku a un rincón.
La miró con los ojos muy abiertos.
¿Qué planeaba hacerle?
Comenzó a sudar cuando se acercó a él lentamente, y casi se le sale el alma del cuerpo cuando posó sus manos en su pecho y empezó a pasearlas de arriba a abajo. ¡¿Qué diablos le pasaba?!
—O-oye…
—Hmm, parece que Chrome no te dio nada sospechoso. —Suspiró, alejándose—. Lamento eso, ve a dormir.
Se alejó de él y se fue escaleras arriba mientras él no podía quitarle los ojos de encima.
Maldita sea, esas sensaciones repugnantes en su cuerpo no dejaban de replicarse como asquerosas cucarachas.
Fue a su habitación y sacó las hojas de los planos, buscando una que estuviera bastante sobrescrita y manchada de tinta para cambiarla por información a la mocosa.
Cuando salió de su cuarto, ella ya lo esperaba afuera, apoyada en la puerta del pasillo.
—¿Quieres preguntar algo?
Él le enseñó la hoja con una sonrisa triunfante y le pidió información sobre la aldea.
Ella le dijo que muchos de los más ancianos de la época que él recordaba aún vivían, cuidados con la mejor atención médica, y que todos se habían adaptado bien y eran considerados una cultura muy valiosa para la humanidad restaurada. Muchos adoptaron apellidos de Estados Unidos, Rusia y Japón también, claro. Su abuelo Kokuyo los visitaba bastante seguido, aunque a él aún le costaba seguirle el ritmo a las tecnologías más recientes como los celulares último modelo, aún así se había adaptado muy bien.
Senku le dio la hoja y se negó a decirle de dónde la había sacado.
—Si quieres más tendrás que decirme más. —Se burló antes de entrar a su habitación y dormir como un bebé.
No iba a ser un ignorante de su propia vida mucho más tiempo, se aseguraría de eso de una forma u otra.
A la mañana siguiente despertó con mucha intriga por ver a Maiko. ¿Finalmente podría mejorar su situación? ¿Sería una aliada o una enemiga aún más molesta?
Desayunó y luego Kohaku le dijo que ella y la mocosa saldrían mientras estaba en sesión con Maiko-sensei.
—Fue un pedido suyo para que estés más tranquilo, así que Tsukiku y yo iremos a casa de unos amigos y volveremos en dos horas.
—Muy bien. —Rasco su oído con desinterés.
Kohaku sonrió tensamente.
—Suerte.
Maiko llegó unos minutos luego de que Kohaku y Tsukiku se marcharan.
Era una mujer de su edad aparente, alta, de cabello negro atado en un bollo y flequillo recto, muy bien vestida con falda de tubo y una bata de laboratorio. Dos asistentes la acompañan, cargando grandes maletas.
—Senku-sama. —Ella le sonrió alegremente—. Es un gusto poder verte otra vez, aunque tú no me recuerdas. —Aparto la mirada—. Seré la encargada de tu salud mental a partir de ahora. Espero que te sientas en confianza de contarme todo lo que tú quieras. —Se sentó en un sillón frente a él en la sala—. Dime, ¿cómo te sientes?
—Bien, completamente normal. A excepción de unos cuantos dolores de cabeza ocasionales.
—Me parece normal, aún no sabemos con exactitud lo que sucedió exactamente contigo.
Yo sí.
Decidió no decirle nada de que la amnesia la provocó él mismo, al menos no por ahora.
—Solo recuerdo los eventos hasta octubre del año 5741.
—Eso lo sé, tengo todos los detalles médicos. Quiero saber cómo te sientes, ¿qué has percibido desde que despertaste del coma?
Senku observo de reojo como los asistentes se retiraban.
—Confundido —contestó con sinceridad—. No es algo de todos los días perder décadas de tu vida, y más en medio de salvar a la humanidad de algo tan absurdo como la petrificacion. Ahora parece que la petrificacion es un juego de niños y yo soy el único que no sabe jugar. —Hurgó en su oído con fastidio.
—Es un sentimiento comprensible. —Anotó en su libreta—. ¿Qué hay de las persianas que conoces, tus seres amados? ¿Cómo reaccionas con ellos?
—Es extraño, con la mayoría siento que son completos desconocidos pero puedo reconocerlos así que en realidad no es un gran impacto. —Encogió los hombros—. Es aún más raro verlos siendo padres y todo eso.
—¿Qué hay de tu hija?
—Es… una niña interesante. No logramos congeniar aún pero estoy dispuesto a intentar. —Y chantajearla era una forma excelente de convivir.
—¿Y qué hay de tu esposa?...
—No lo sé, nos llevamos bien. —Encogió los hombros—. Al menos no es una extraña.
—Ya veo. —Sonrió, arrojando su libreta un poco demasiado fuerte en la mesilla en medio de ellos—. ¿Qué has estado haciendo esta semana?
—Ver anime, principalmente.
Siguieron conversando de cosas que para Senku no tenían la menor importancia, hasta que ella se puso en pie y le pidió seguirlo.
—Aparte de psicóloga soy psiquiatra. Ahora voy a hacerte pruebas y exámenes con escáner para poder observar más a fondo tu actividad cerebral. Mientras los escáneres te examinan seguiremos hablando, ¿trato hecho?
—Bien por mí, ¿puedo saber cómo funcionan?
—Pórtate bien un par de sesiones y te diré cada detalle. —Le guiño un ojo.
Senku alzó una ceja, pero acabo sonriendo.
—Lo tendré en cuenta.
Siguieron conversando de trivialidades, hasta que Maiko hizo algunas preguntas pesadas.
—¿Y qué sientes al saber que te casaste con Ishigami Kohaku? Solían ser amigos.
—No lo sé, no me sorprende. —Hurgó en su oído—. Sabía que estaba enamorada de mí.
Los escáneres a primera vista eran solo luces de colores, pero los dos asistentes parecían estar anotando datos a grandes velocidades, despertando mucho su curiosidad.
—¿Y qué sientes tú por ella?
—Siempre fue una mujer eficiente, supongo que me atrae un poco, no me molesta. —Sacó el meñique del oído y soplo un pequeño cumulo de cero.
—¿Y qué sientes por su hija?
—Pues es una niña muy molesta, pero tiene sus cosas buenas, supongo. —Alzó las manos mientras encogía los hombros—. Supongo que necesito conocerla más.
—Con eso será suficiente, casi concluyen nuestras dos horas. Solo serán dos horas hoy, las siguientes visita será una hora. —Bufó—. Senku-sama, quería hacerte una propuesta. —Le hizo una seña para que la siguiera de regreso a la sala.
—¿De qué se trata?
—Verás, te noto muy impaciente por recuperarte y saber más del mundo que te rodea… así que pensé que te gustaría una forma de acelerar esto.
—¿La hay? —La miró esperanzado.
—Sí… Puedes quedar bajo mi protección, yo sería tu guardiana legal hasta que te recuperes. —Le sonrió con dulzura—. Te ayudaría con los mejores tratamientos todos los días, y quizás en un mes o dos serás capaz de recuperar todas tus facultades y todos tus derechos como adulto responsable en esta nueva sociedad.
Senku la miró con la boca abierta y las cejas levemente arqueadas.
—Eso parece un tanto apresurado…
—Piénsalo. —Se puso en pie cuando sus asistentes regresaron a la sala—. Debo irme ahora, estas son tus recomendaciones para estos días, nos vemos el jueves. —Le tendió un papel y sin más se fue.
Kohaku y Tsukiku llegaron al poco tiempo y de inmediato lo interrogaron.
Él le dijo la mayoría de lo que interactuó con la psicóloga—decidió ahorrarse la parte de que le sugirió ser su tutora—hasta que ellas dejaron de hacer preguntas, entonces se prepararon para almorzar algo servido por los rei-bots.
—Hoy tendremos visitas.
—¿Otra vez? —preguntaron Senku y Tsukiku al mismo tiempo, para luego mirarse cada uno con una ceja en alto.
—Sí, es la directora de la escuela de Tsukiku, quiere hablar conmigo… El problema es que ella cree que Senku aún sigue en coma y yo quiero que lo siga pensando, por lo que debo pedirte que no salgas de tu habitación hasta que se vaya.
—¿Y por qué debemos hacerle creer que sigo en coma? —La miró con escepticismo.
—Porque son muy pocos los que saben que ya despertaste y es mejor que las cosas se queden así, por favor no preguntes más. —Kohaku comió el último bocado de su ramen con mala cara.
—¿Es por esos enemigos que quieren matarnos?
—¿Disculpa? —Alzo mucho las cejas, antes de mirar a Tsukiku, que estaba haciendo un acto muy bueno en fingir mirarlo con sorpresa también—. Tsukiku, ¿cómo pudiste decirle eso a tu padre? ¿No escuchas nada de lo que te digo? —Desgraciadamente, Kohaku no cayó en su acto.
—Yo no dije nada, mamá, no sé por qué piensas que…
—¡Los dos a su habitación! —Mandó con furia.
Senku y Tsukiku quisieron protestar, pero ambos decidieron que era mejor callarse cuando la mirada de Kohaku se volvió a amenazante.
No era buena idea retar a la leona madre.
Senku permaneció encerrado en su habitación hasta que Kohaku los llamó a cenar.
Fue una cena tensa, donde hablaron muy poco, y al acabar Kohaku miró muy seria a su cachorra leoncita.
—Tú sigues castigada. Si sales de tu habitación Reimo me avisará. Y mañana irás a la escuela.
—¡¿Qué?! ¡Pero odio ir a la escuela! —protesto de inmediato.
—Ja, debiste pensar en eso antes de ignorar todas mis advertencias y decir cosas de más. No quiero escuchar más quejas, a tu habitación.
La mocosa se puso en pie con brusquedad y se marchó pisando fuerte.
Kohaku suspiró y tomó un poco de té que un rei-bot trajo de pronto.
—¿Yo también estaré castigado? —preguntó con una sonrisa burlona.
—No. —Dejo su té suavemente en la mesa—. Mañana tengo el día libre, me quedaré en casa contigo.
—Ah… —Frunció el ceño. No quería que ella descubriera los papeles ni el búnker secreto bajo su habitación.
—Te enseñaré a conducir.
—¡¿En serio?! —Eso mató todas sus reservas y se puso en pie por la pura emoción.
Ella rió divertida.
—Bueno, tú me enseñaste a conducir a mí, debo devolver el favor. Aunque para eso conseguí un auto de tu época.
—Ah. —Por un momento perdió un poco de emoción, hasta que se dio cuenta de que no recordaba haber conducido nunca un coche y eso aún era muy emocionante—. ¿Y qué te hizo cambiar de opinión?
—Bueno, Maiko-sensei escribió que has mejorado desde que saliste desde el hospital y que el aburrimiento puede ser perjudicial para ti, así que mientras esperamos por tu laboratorio del siglo XXI podemos empezar a hacer esto. —Sonrió de forma encantadora.
Esperen, ¿qué?
Carraspeó.
—Pues te lo agradezco.
—No te preocupes. Será divertido. —Terminó de beber su té—. ¿Quieres… ver una película?
Él alzó una ceja. Era raro escuchar eso de Kohaku.
—Claro.
Ella puso una recreación de Shrek, una película bastante decente en opinión de Senku.
Como era una recreación no era igual a la que recordaba, pero era muy similar, con el mismo doblaje al japonés y con animación mejorada.
Y era un alivio volver a comer palomitas y soda de otro sabor que no fuera coca-cola, el de sabor a manzanas siempre fue su favorito.
—Esta película le gusta mucho a Tsukiku —dijo Kohaku a susurros cuando llegaron a una parte sin diálogos—. Es su favorita de romance.
—Pero si tiene muy poco romance…
—Exacto.
Ambos rieron y volvieron a ver la película, pero los ojos de Senku comenzaron a desviarse de la enorme pantalla al rostro de Kohaku, iluminado por los diversos colores del film.
Maldita sea… quería preguntarle muchísimas cosas. Quería confiar en que ella podría ser su mejor aliada, pero no podía.
Sabía que le ocultaba algo.
Kohaku volteó la mirada hacia él y ambos se miraron fijamente, olvidando la película.
Senku estaba indeciso. ¿Debería preguntarle por su relación antes de la amnesia? Si le pedía que se dejara de juegos y fuera sincera, ¿ella aliviaría sus dudas?
Kohaku siguió mirándolo expectante y Senku decidió preguntarle qué pensaba de la amnesia para ver si ella podía ser sincera y de fiar, pero entonces la noto inclinarse hacia él con la mirada fija en sus labios.
Oh… aparentemente no habían estado pensando en lo mismo.
Trago saliva, pero fue incapaz de apartarse ni decir nada, solo se congeló mientras ella reducía más y más la distancia entre ellos, hasta que sus alientos se mezclaron.
Debería apartarla… pero en lugar de eso empezó a mirar sus labios también.
Ya no tenían ningún maquillaje pero mierda que se veían bien, se veían suaves y despertaban su curiosidad innata.
¿Qué se sentiría besarla?
No habría nada de malo en besarla, somos adultos y estamos solos, susurro su lado pervertido, saliendo de la tumba en la que lo había encerrado después de que superara su etapa de puberto. Es mi esposa, tengo derecho a besarla, dijo el lado racional, ahora prisionero de sus hormonas.
Kohaku ya estaba tan cerca que sus narices se rozaban, y la luz de la televisión era suficiente para que pudiera apreciar muy bien sus delicadas facciones y sus pupilas dilatadas.
Ella también quería besarlo.
Aunque bueno, ella a diferencia de él podía recordar sus años de casados y el hecho de que claramente tuvieron sexo alguna vez, ya que la mocosa existía.
Hmm, tal vez pensar en eso no era la mejor idea, ahora tenía curiosidad de cómo se sentiría tener sexo con ella, verla desnuda y… Sip, mejor no pensar en eso.
Pero bueno… un simple beso no haría daño…
Bajó un poco más la cabeza y ella subió la suya, sus labios se rozaron y él se estremeció un poco. Entonces ella presionó con más firmeza su boca contra la suya, cerrando los ojos.
Estaba besándolo.
Él permaneció con los ojos abiertos, hasta que sintió como su boca se movía contra la suya con maestría y lentitud, de una forma tan agradable que cerró los ojos casi inconscientemente.
¿Cómo se sentía besarla? Se sentía absurdamente bien, así se sentía.
Ella estuvo así un buen par de minutos hasta que él empezó a corresponderle con torpeza, imitando lo que ella hacía al principio pero luego por alguna razón empezó a morderle el labio inferior, y eso pareció gustarle, porque movió sus manos a su nuca y comenzó a acariciar su piel. Él volvió a morderla, esta vez con más fuerza y usando su lengua por alguna razón, y entonces…
—Ah, Senku…—ella gimió su nombre, siendo eso lo más erótico que había escuchado en su vida (que pudiera recordar) y entonces lo empujó para acabar con la espalda apoyada en el sofá y se le colocó encima, besándolo con más fervor.
Él no hizo nada, abrumado, con los ojos muy abiertos mientras ella invadía su lengua con su boca apasionadamente, y aunque se sentía bien la cabeza comenzó a dolerle y sus manos se movieron para apartar a Kohaku, al principio sin poder hacer nada porque ella lo superaba de forma abismal en fuerza, aunque al cabo de unos minutos se dio cuenta de sus intenciones y se apartó confundida, jadeando.
Senku la miró con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados por el dolor de cabeza, y ella escaneó su expresión por un segundo antes de alejarse de él como si quemara, luciendo horrorizada.
Se puso de pie, con una expresión evidentemente dolida que él no entendió ni un milímetro.
—Lo siento…
Antes de que pudiera contestarle, se abrazó a sí misma y se marchó de allí apresuradamente.
Una vez el dolor de cabeza disminuyó de manera considerable, Senku se pasó la lengua por los labios con lentitud.
Sabe a manzanas.
Le encantaban las manzanas. Ahora más que nunca.
Continuará...
Holaaaaaaaaaaaaaaa :D
Muchas gracias a por pedir este capítulo como comisión! :'D
Ojalá que te haya gustado! nwn
Sigo abierta a comisiones si a alguien más le interesa pedir el fic que quiera *inserte voz de comercial* XD
Espero que a todos les haya gustado y muchas gracias por su apoyo! uwu
No olviden que se les ama!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro