Infiltrado
Cuando bajó a la sala, no solo Tsukasa estaba esperándolo, sino también la Dra. Mironi y la irritante psicóloga y psiquiatra Maiko-sensei.
Senku buscó a Tsukiku con la mirada, decepcionándose al no verla por ninguna parte.
¿Ni siquiera vendría a despedirse de él? ¿Tanto lo odiaba?
O más bien, ¿tanto creía que él no la quería? ¿Acaso pensaba que no le importaba despedirse de ella?
Hizo una mueca casi imperceptible que atrajo de inmediato la mirada de Maiko y la Dra. Mironi, ambas interesadas por cada reacción suya.
—Senku, querido, me imaginó que ya te dieron la noticia —habló la supuesta científica más brillante, la que en el siglo XXI fue apodada "computadora humana" por la inmensa cantidad de información detallada que podía recordar sin problemas, la gran Dra. Mironi, que era experta en no solo una especialidad, sino varias, siendo una de sus muchas especialidades la psiquiatría.
—Sí, lo sé, debo largarme de aquí y dejar que Tsukasa sea mi niñera de ahora en adelante. —Rascó su oído con fastidio—. Evitar la información personal y concentrarme en aprender lo necesario para reintegrarme a esta época, sí, sí.
—Je, creí que te emocionaría poder ponerte al día con la ciencia actual. —La doctora sonrió astutamente, provocando un ligero estremecimiento en Senku, que se asqueó de sí mismo por ni siquiera haber pensado en eso de tan atascado que estaba en sus problemas personales—. En fin, iremos contigo a casa de Tsukasa, donde la Dra. Maiko te hará un último análisis que yo analizaré. Entonces yo te analizaré personalmente y luego te daré algunas indicaciones. ¿Nos vamos?
—Sí... —Volvió a mirar alrededor de la sala.
Kohaku estaba detrás de él con sus maletas preparadas y semblante triste. Había unos cuantos Rei-bots dando vueltas por el lugar, y su hija no estaba por ningún lado.
Suspiró.
—Saluda a nuestra mocosa por mí —le dijo a Kohaku, que asintió, sonriendo tristemente.
Después de dejar sus maletas en el maletero de la camioneta de Tsukasa, Kohaku besó brevemente los labios de Senku, para luego regresar a la casa.
Senku iba a entrar al auto arrastrando los pies, pero entonces tuvo la sensación de que lo observaban y volteó hacia la mansión, logrando ver a Tsukiku en uno de los balcones, mirándolo con rostro serio. Al notar que la vio, se sonrojó un poco y corrió dentro de la casa.
El científico rio un poco, sintiendo cierto alivio invadirlo.
Al menos pudo verla otra vez.
El viaje a la casa de Tsukasa no fue muy largo, menos con la Dra. Mironi platicándole todo tipo de ciencias interesantes y cosas en las que podría profundizar con las enseñanzas de Chrome.
Je, qué irónico, ahora que lo pensaba. El que una vez fue su estudiante ahora sería su maestro.
Cuando Senku llegó a la casa de los Shishio, la primera en recibirlo fue Minami, emocionada.
Ellos vivían en una enorme cabaña que no llegaba a ser una mansión, pero sí era muy grande, tenía un dojo a un lado, también bastante grande, y había varias instalaciones raras que quizás fueran parte del sistema de seguridad avanzado que supuestamente tenían.
—¡Así que ahora vivirás con nosotros! —exclamó Minami—. ¡Excelente! ¡Así podré ser la primera en dar la noticia cuando recuperes tu memoria y todo vuelva a la normalidad!
—Mamá. —Haishi se apareció en el recibidor para mirar a su madre con reproche—. Hola, tío Senku. Bienvenido.
Senku asintió en dirección al mocoso de Tsukasa. Después de pasar varios días conviviendo para salvar sus culos de morir congelados, ya sentía que lo conocía más, aunque no esperaba tener que volver a convivir con él tan pronto.
—Puedes dormir en la habitación frente a Haishi —le dijo Tsukasa, cargando con sus maletas—. Cuando termines de hablar con las doctoras podrás instalarte, mientras llevaré tus maletas.
—¿Tienen aquí una oficina o biblioteca? —preguntó Maiko—. Porque por supuesto que necesitamos privacidad para la sesión, seremos solo nosotros dos. —Sonrió dulcemente.
—Maiko. —Minami la miró como cualquiera miraría a una víbora.
—Minami, lleva a Senku y a la Dra. Nagashima a la biblioteca —pidió Tsukasa ya subiendo por las escaleras, sin prestar atención a nada más.
—Agh, está bien. —Aunque a regañadientes, Minami les hizo una seña para que la siguieran.
Senku y Maiko se sentaron en unos sofás y Minami se retiró, a lo que Maiko de inmediato sacó sus escáneres raros y empezó a hacerle pruebas y preguntas.
No dijo ni hizo nada sospechoso, sino hasta casi el final de la hora que les habían dado.
—La Dra. Mironi me prohibió preguntar cosas demasiado personales, no queremos infundir a un recuerdo que pueda darte otro ataque —le dijo, pareciendo muy complacida con toda la situación a pesar de que esta era la última vez que tendría derecho a tratarlo—. Pero solo quiero que pienses algo, Senku. ¿Por qué necesitaste borrar todo de tu familia supuestamente perfecta? Porque quizás borrar tantos años de conocimiento fue un error, pero que los nanobots llegaran a bloquear específicamente esa área de tu cerebro no pudo ser un accidente. —Sonrió con superioridad—. Piensa en eso durante este mes, Senku-sama. Piénsalo muy bien.
Senku no dijo nada mientras Maiko juntaba sus cosas, prefirió no darle el gusto.
—Ah. Otra cosa. —Antes de abrir la puerta, Maiko volvió a hablar—. Por si no lo sabías, fue tu hija salvaje la que nos dio toda la información de los ataques que tuviste y que no le reportaste a nadie. La pequeña mimada fue lista en admitir que ella y su madre son el problema. Me preguntó cuánto tardarás tú en admitirlo. —Rio burlonamente, para luego abrir la puerta y abandonar la biblioteca.
Luego de que ella se fuera, la Dra. Mironi llegó.
Empezó a hacerle análisis con aparatos todavía más extraños, y a hacerle todo tipo de preguntas, algunas muy lógicas y otras no tanto. ¿Qué importaba si había salido a su jardín o no en los últimos días?
—En fin, querido, tu amnesia es casi imposible de revertir por ahora sin los planos del aparato que usaste para borrar tus recuerdos —le dijo la doctora—. Al menos, no sin causar algún daño colateral, porque necesitamos saber exactamente qué es lo que quisiste borrar. Sin embargo, como tus recuerdos han estado volviendo, aunque sea en destellos... existe la posibilidad de que recuerdes por tu cuenta. —Los ojos de Senku se iluminaron.
—¿Es posible?
—Es mi teoría. Por ahora, estaré atenta a tus avances por los siguientes meses, y si las cosas no mejoran probaremos con los métodos que propuso Maiko, aunque de forma muy cuidadosa. Eres una persona muy importante para el mundo, querido, no arriesgaríamos tu precioso cerebro. —Su sonrisa fue un tanto escalofriante, aunque para Senku su emoción no fue extraña, él también estaría emocionado si pudiera estudiar la mente de alguien como ella.
—¿Y qué tan alejado se supone que debo estar de mi familia?
—No es que debas estar muy alejado, solo intentar no ahondar en temas personales. Evita las discusiones y las cuestiones amorosas o paternales, intenta no pensar mucho en eso. Quizás pronto puedas alcanzar un nivel de conocimiento similar al que tenías antes del incidente. Una vez recuperes tus conocimientos, incluso podrías trabajar en arreglar tu propia memoria. De todos modos, pueden visitarte tanto como quieran, solo ten en mente lo que dije, querido.
—Muy bien. —No tuvo más remedio que resignarse.
Algo le decía que el "tanto como quieran" no iba a ser muy seguido.
Justamente ahora que se había acercado más a ellas, a ambas, tenía que dejarlas. Qué irónico.
Pasó el resto del día mayormente en su habitación, torturándose con cosas que la doctora le dijo que no pensara, pero no podía evitarlo.
En los días que estuvieron perdidos, Tsukiku dijo estar planeando algo, y Kinji dijo que ese algo no le gustaría nada a él y a Kohaku. Quizás no tuviera todos sus recuerdos, pero había aprendido que esa niña era tan imprudente como la leona que tenía por madre, y eso lo preocupaba mucho.
¿Quizás debería decirle a Kohaku? Pero si Kohaku intentaba confrontar a Tsukiku, ella simplemente cambiaría sus planes.
Necesitaba intentar averiguar qué era lo que ella planeaba... y para eso necesitaba recuperar sus recuerdos cuanto antes.
Con eso en mente, pasó los siguientes días estudiando ferozmente bajo la tutela de Chrome, que resultó ser un profesor bastante decente.
Le dejó un montón de libros, videos y tareas para adecuarse a toda la información que necesitaba, y así mismo le fue revelando poco a poco lo detalles que los llevaron a volverse una civilización mucho más avanzada.
Finalmente, Chrome le reveló el secreto de quién era Whyman.
—¿Un parasito mecánico extraterrestre? —Sus cejas se arquearon casi hasta tocar su frente.
—Sep, así que técnicamente ya lo conociste, es la medusa que encontramos en la isla.
—No es tan descabellado, extraterrestres eran la hipótesis más lógica. —Rio entre dientes—. ¿Y alegaron que no saben quién los creo? ¿Al menos confirmaron la existencia de formas de vida inteligentes en otros mundos, no es así?
—Eso lo estudiaremos mañana —alegó Chrome, cerrando su libro con gesto solemne—. Iremos paso a paso, primero te daré los datos que conseguiste en la Luna al interactuar con ellos, luego iremos por las cosas que nos enseñó Whyman directamente al regresar con ustedes a la Tierra.
—Oh, vamos, Chrome, estoy seguro de que no me matará el saber algunas cosas sin seguir una línea de tiempo.
—¡Y soy Chrome-sensei para ti! —le gritó, apuntándolo con un lápiz e ignorando lo que dijo.
Los datos que Chrome le mostró fueron complementados con una exposición del museo en el que Tsukiku se escondió cuando los semi-secuestraron. Esa parte de la información estaba muy bien explicada y se desenvolvía de forma rápida e interesante, dándole los datos más importantes primero y luego explayándose. Je, su mocosa tenía bastante talento en enseñar.
Después de la clase, Senku se quedó en su habitación leyendo libros y haciendo algunos ejercicios de ecuaciones asquerosamente avanzadas que le resultaban de lo más emocionante que había hecho en su vida.
Minami tocó a su puerta luego de un rato para que bajara a cenar, y al bajar se sorprendió al encontrarse con que Ukyo y su hija también estaban allí ese día.
—Veo que al fin sales de tu habitación —comentó Ukyo, con una ligera risa.
—Tengo mucho que estudiar. —Decidió sentarse junto al ex arquero.
—¿Hasta dónde has aprendido?
—Ya me dijeron quién es Whyman y todos los detalles respecto al vieja a la Luna. Chrome también me dijo que pronto traería al Dr. Xeno para que me explicara mejor otros detalles respecto a cohetes, que es una de mis especialidades.
Hizo una mueca, sintiendo que se le venían a la mente varios recuerdos del Dr. Xeno trabajando a su lado para construir un cohete. No recordaba mucho más, pero al menos ya sentía que entendía más algunas cosas que pasaron luego del viaje a la isla del tesoro.
—¿Y has recordado más cosas? —preguntó Minami, curiosa.
—Muy pocas, solo algunos destellos, nada demasiado grande. —Frotó un poco su frente, antes de decidirse a probar su comida. Estaba bastante bueno, ya que en esta casa también tenían un Rei-bot encargado de la cocina, un Frei-bot—. ¿Y ustedes qué hacen aquí? —le preguntó a los Saionji.
—Tsukasa y yo constantemente trabajamos juntos —le explicó Ukyo—. Tsukasa es el encargado oficial de capturar a Kinoeda, yo lo asisto, debido a mi puesto en el gobierno. Movilizó a la policía y los recursos con los que cuenta, investigamos el caso y sus últimos movimientos, etc.
—¿Y no han avanzado nada con eso? —preguntó, sintiéndose aliviado de que ya no lo estuvieran tratando como a un bebé y le dieran más información.
—Es un experto en cubrir sus huellas, además de que es difícil sin tu ayuda —reconoció Tsukasa, sin verse muy contento—. Eras el que más conocía a Kinoeda. A veces hasta podías adelantarte a su modo de pensar. Y también está el hecho de que desde tu accidente Kinoeda ha estado más... impredecible. —Frunció el ceño—. Seguramente algo sabe, aunque dudo que sepa con certeza que has perdido la memoria, o no estaría intentando ir tras tu hija todavía.
—¿Y cómo...? —Hizo una mueca—. ¿Cómo está la mini-leona? ¿Habló con uno de ustedes, al menos? —Miró a Haishi y a Umi—. ¿La ven en la escuela o algo?
—No, nosotros vamos a preparatoria y ella todavía a secundaria. —Haishi soltó una risa seca—. Pero hablé con ella esta mañana. Está bien, también está ocupada con sus estudios y todo eso.
¿Con sus estudios o con sus planes sospechosos?
Haishi supuestamente era el mejor amigo de su mocosa, ¿quizás él sabía algo de lo que planeaba?
—Tía Kohaku también está bien —agregó Umi—. Pasado mañana es cumpleaños de Rue-chan, así que ha estado ocupada planeando la fiesta junto con tía Ruri.
—Ah, Rue es la hermana menor de Ruchiru —recordó Senku—. Y mi sobrina política... —Y la excusa perfecta para volver a ver a su familia.
Al día siguiente, le sacó en cara a Chrome el no haberlo invitado a la fiesta de cumpleaños de su hija más pequeña.
—¿Y para qué quieres ir? Apenas la recuerdas. —Lo señaló con sequedad—. Además, ella es muy sensible, siempre te ha admirado y se entristece con que no la recuerdes. —Lo miró mal.
Senku intentó ahogar el pellizco de culpa.
—Puedo llevarle un regalo. ¿Qué cosas le gustan?
—Kohaku ya le ha comprado dos regalos, uno en su nombre y uno en tu nombre, no te molestes. —Rio, ojeando los cálculos que había hecho ayer—. Pero si tanto quieres ir, le preguntaré a Ruri.
Por suerte, Ruri accedió, así que el día del cumpleaños, un veintisiete de febrero, fue junto a los Shishio a casa de Chrome, encontrándose a muchos niños dando vuelta por el lugar.
Su sobrina Rue pareció muy feliz de verlo. Ella era idéntica a Ruri, incluso con los ojos azules que también compartía con su tía Kohaku, salvo por el detalle de que era castaña, y por lo que Chrome le contó también estaba interesada en la ciencia.
—¡Tío, que bueno que vinieras! —Se abrazó a su cintura brevemente, soltándolo con rapidez, cosa que agradeció—. Mi tía ya me dio tu regalo también, ¡muchas gracias! —Le sonrió dulcemente.
—Me alegra que te gustara. —Acarició su cabello un momento, antes de mirar alrededor de la sala—. ¿Sabes dónde está tu tía?
—Se fue corriendo cuando apareciste, creo que...
—Rue. —Ruri interrumpió a su hija, abrazándola por los hombros—. Senku-san, que bueno que vinieras, ponte cómodo. —Parecía extrañamente incómoda con él. Se fue a toda prisa, llevándose a su hija con ella.
Senku hizo una mueca.
Así que esa leona salió corriendo, ¿eh?
Empezó a deambular por la casa, buscando tanto a su esposa como a su hija, sin mucho éxito.
Leonas escurridizas.
Fue a la hora de cantar la empalagosa canción de feliz cumpleaños que no pudieron seguir ocultándose.
Apenas las vio delante del pastel exageradamente grande que hizo Francois junto a sus hijas o hijos o lo que fueran (Ryusui aparentemente había pagado por la mayor parte de la fiesta), Senku fue a ponerse junto a Kohaku, aprovechando para rodearla por la cintura, haciéndola brincar en su sitio y mirarlo con sorpresa.
Tsukiku estaba junto a su madre y también lo miró sorprendida, pero luego apartó la mirada e hizo como si no estuviera allí. Mocosa engreída...
Luego de que casi todos cantaran y empezaran a repartir porciones, Senku se aseguró de afianzar muy bien su agarre en la cintura de Kohaku, que lo miró irritada, pero no pudo zafarse.
Kohaku besó la cara de su sobrina, luego la mejilla de su sobrino, y se quedó conversando un rato con Ruri, intentando en todo momento apartar a Senku de forma disimulada.
Como no lo logró (aunque sí le dejó el brazo doliéndole), finalmente se hartó y lo llevó al balcón donde pudieran tener algo de privacidad.
—¿Qué haces, Senku? —Por fin pudo utilizar la fuerza para quitárselo de encima.
—¿Qué haces tú, Kohaku? —La miró con seriedad—. Dijiste que iban a visitarme y ni una llamada y ahora me evitan. Si crees que me ayudas a evitar un ataque, déjame decirte que te equivocas. —La miró con fastidio.
—No es eso... —Apartó la mirada, antes de suspirar—. Bien, tal vez un poco... —Sus hombros se hundieron y él se acercó con cautela—. Me sorprendió que quisieras venir a la fiesta... Y estos han sido días muy difíciles... Quería llamarte, pero no sabía cuándo sería un buen momento. —Se abrazó a sí misma, mirando al cielo nocturno—. Chrome me dijo que has avanzado mucho en poco tiempo.
—Sí, hasta he podido recordar un par de cosas, como que los dos fuimos a la luna. —Rio entre dientes—. Eso es diez billones por ciento emocionante, y no me sorprende. Con tus increíbles habilidades, siempre fuiste apta para todo tipo de desafío. —La miró atentamente y ella sonrió, apartando la mirada otra vez.
—Ja, siempre dices ese tipo de cosas cuando menos las espero. —Apoyó los brazos en el barandal—. Siento no haberte llamado, pensé que para ti sería más emocionante enfocarte en aprender todo lo que necesitas y preferí no molestarte.
—De nuevo con tus tonterías ilógicas. —Frotó su oído con el meñique, fastidiado—. Si vine aquí es porque quería verte, y ver a la mocosa también. —Volteó a ver dentro del salón, viéndola muy entretenida hablando con sus amigos—. Además, la Dra. Mironi dijo que podían visitarme todo lo que ustedes quisieran.
—Tomando precauciones. —Lo miró con seriedad—. Está bien... ¿Qué tal una vez a la semana, entonces? Tsukiku tiene que ir a la escuela, y debe recuperar muchas tareas, por cierto, y yo debo trabajar, así que creo que sería lo mejor. Podemos cenar con Tsukasa y su familia, o pasar la tarde.
—¿Por qué no puedo ir yo a la casa?
—No creo que sea buena idea —se negó.
—¿Por qué?
—¿Por qué quieres regresar a la casa? —Lo miró confundida.
—¿De verdad eres tan inocente, leona? —Sonrió de forma perversa, reduciendo la distancia entre ellos.
Kohaku pestañeó lentamente una, dos, tres veces, antes de sonrojarse profundamente, por fin dándose cuenta de a qué se estaba refiriendo.
—Oh. —Carraspeó—. Bueno... Podemos arreglar que la cena con Tsukasa y su familia sean los viernes, para que pases tiempo con Tsukiku. Y los sábados... puedo pasar por ti para que cenemos solos tú y yo... y luego podemos ir a un departamento que tenemos en el centro. —Evitó mirarlo, cosa que Senku aprovechó para rodear su cintura desde atrás, pasando las manos a lo largo de su cadera.
—Suena bien. Por ahora... ¿No merezco siquiera un beso como saludo? —susurró en su oído, a lo que ella se volteó y enredó las manos en su nuca, atrayéndolo en un beso profundo y necesitado que él correspondió con las mismas ganas.
Mierda, había extrañado esto.
Estaba tan desesperado por ella que no le importo que a metros de distancia se estuviera celebrando una fiesta infantil, la empotró contra la pared junto a la puerta, agradeciendo que haya cortinas, tomó su muslo y lo levantó, presionando su pelvis contra la suya y meciéndose contra ella descaradamente.
La escuchó suspirar y algo en su cerebro hizo cortocircuito, obligándolo a manosearla de arriba abajo mientras bajaba sus besos a su cuello y luego más abajo hacia su escote. Ella estaba usando un vestido color magenta con escote en V que llegaba hasta el final de sus pechos, mostrando bastante de su piel suave. Estaba nevando fuera, pero el balcón igual se sentía cálido, y el calor se volvió sofocante cuando hizo la tela a un lado con facilidad, viendo que no traía sujetador. De inmediato se llevó un pezón a la boca y lo succionó con ganas, pero se detuvo cuando ella soltó un gritito audible, cubriéndose la boca un segundo demasiado tarde.
Senku se apartó de ella y le acomodó el vestido rápidamente, mirando con nerviosismo a la puerta del balcón.
Sus temores fueron confirmados cuando la puerta se abrió y Magma, borracho, asomó la cabeza.
—Oh, ustedes. —No pareció sorprenderse. Simplemente se llevó otra botella a la boca y cerró la puerta.
Se quedaron en silencio un largo rato.
—Vaya, por fin alguien con más arrugas que yo —dijo él finalmente, riendo con sequedad—. No lo vi antes. ¿No sabe nada?
—Ja, no estoy segura. —Ella empezó a acomodar su cabello con una sonrisa tensa—. Sé que estuvo trabajando en otra ciudad un tiempo, volvió hace poco a trabajar en la jefatura, pero no sé si le dijeron todo. —Carraspeó—. Bueno, mañana es viernes, así que iremos a visitarte. Y el sábado... continuaremos. —Le sonrió con una pizca de picardía, antes de regresar al salón.
Senku bufó y se apoyó en el balcón, intentando bajar su temperatura corporal y otra cosa.
Justo cuando había logrado tranquilizarse y estaba a punto de entrar, recibió una llamada.
Todavía no le habían dado un celular de verdad, pero Chrome le dio materiales y lo dejó mejorar el cacharro que le dio antes, no mucho, pero ahora podía hacer más cosas que solo llamar.
Aun así, solo Chrome y Tsukasa tenían su número, y al sacar el celular y ver que no era ninguno de los dos, no pudo evitar tener un muy mal presentimiento.
Atendió con cautela.
—¿Hola?...
—Finalmente podemos hablar, Dr. Ishigami. —Reconoció el acento británico al instante.
—Kinoeda. —Volteó hacia todas partes. ¿Lo estaría observando ahora mismo?
—Te estoy viendo, sí, pero no necesitas buscarme. Tenemos un trato, ¿recuerdas? —Senku frunció el ceño. ¿De qué estaría hablando? Escuchó a Kinoeda reír—. Bueno, lo recuerdes o no... yo mantengo mi palabra. Solo quería conversar un rato. Recientemente añadí a otro de tus amigos a la colección de estatuas que no puedes salvar, y planeo hacer nuevas adiciones pronto. Quizás Shishio Tsukasa sea la nueva adquisición, ya que siempre ha sido una gran molestia para mí.
En vez de intimidarlo, sus palabras lo hicieron reír.
—Tsukasa no me preocupa. Si pudieras con él, apuesto que ya te lo habrías quitado de encima. ¿O me equivoco? —Kinoeda se quedó en silencio un par de segundos y Senku sonrió con arrogancia.
—Tsukasa no seguirá siendo una molestia por mucho tiempo más, igual que el resto de tus amigos entrometidos. De todos modos, es interesante tu actitud hacia mí, parece que mi infiltrado no mentía. Cuando estuviste lejos, pude sacarle toda la información que necesitaba. Ya no eres el mismo.
Senku se tensó. ¿Acaso ya lo sabía?
Esperen.
—¿De qué infiltrado hablas?
Todo lo que escuchó a continuación, fue su risa vacía y cruel.
Y luego unas palabras que le helaron la sangre.
—Entonces es verdad. No recuerdas nada. Delicioso. —Siguió riendo—. Y, sin embargo, no me conviene. Espero que recuerdes pronto, Dr. Ishigami. Y respecto a nuestro trato, déjame hacerte una pequeña recomendación: recuerda muy pronto.
Sin más que decir, le colgó, dejándolo confundido y francamente espantado.
¿De qué demonios estaba hablando?
—Tío Senku. —Haishi llegó al balcón de pronto, con Umi detrás de él—. Mi padre se va ahora, ¿irás con él o te quedarás aquí hasta que mi mamá y yo nos vayamos?
—Iré con él —decidió de inmediato, dirigiéndose hacia Tsukasa con la intención de contarle la extraña conversación que acababan de tener.
Cuando estuvo en su camioneta con él, estaba a punto de explicarle la situación, queriendo saber si podría explicarle a qué se refería Kinoeda con lo de que tenían un trato, cuando de repente un recuerdo lo invadió.
Se vio a sí mismo frente a un hombre encapuchado que le daba la espalda. Solo podía ver su brazo, lleno de marcas de petrificación similares a las patas de una araña.
—¿Entonces es un trato, Dr. Ishigami? —habló ese hombre. Reconoció su voz, era Kinoeda.
—Es un trato, Aspen. —Asintió—. Yo no digo nada y tú no haces nada. A ambos nos conviene.
—A ti te conviene más que a mí. —Rio, volteando a verlo con su cara ennegrecida por la sombra de la capucha. Solo veía parte de su marca de petrificación, que parecían dedos humanos enmarcados justo bajo su ojo, como si le sujetaran la cara con fuerza—. Si no quieres que siga destruyendo todo lo que has construido.
—Me da igual. —Se oyó a sí mismo decir—. Puedes hacer todos los grandes planes de mierda que quieras, siempre te detendré.
—Y sin embargo ya te lo he quitado todo en una ocasión. —Su sonrisa fue serena, pero burlona y cruel—. Esa es la otra parte del trato. Solo tengo que volver a lograrlo, y entonces te rendirás. ¿No es así?
—Ya te lo dije... —Esta vez, se escuchó a sí mismo con un tono mucho más lúgubre y casi irreconocible—. No me sirve de nada mentirte... Si lo consigues, te daré lo que quieres —Kinoeda agrandó su sonrisa—, pero no dejaré que lo hagas. No otra vez.
La sonrisa de Kinoeda desapareció, y hasta ahí llegó el recuerdo de Senku.
—¿Senku? —Tsukasa volteó a verlo, extrañado—. Ya llegamos. Baja.
—Ah, claro. —Se frotó las sienes, negando con la cabeza—. Lo siento, solo... recordé algo.
—¿Algo importante? —preguntó, mirándolo fijamente.
Senku se quedó en silencio un momento, antes de negar.
La palabra "infiltrado" resonó con fuerza en su mente.
—No. No es nada.
Por fin tenía una pista concreta... del tipo de persona en la que se convirtió antes de la amnesia.
Y no le gustaba en lo absoluto.
Continuará...
Holaaaa :D
Lamento mucho la tardanza con este fanfic, andaba ocupada con otros proyectos ToT
Si aun hay gente esperando por este fic, muchisimas gracias por seguir aquí :'D
Mañana empieza la Semana SenHaku! Y es cumpleaños de Kohaku :3
Se vienen actualizaciones diarias! Wuuuuuuu! *o*
Ojala puedan participar en la Semana SenHaku! O bien apoyar a los artistas q participen uwu
Muchas gracias por seguir aquí y por amar a nuestra hermosa OTP :'3
No olviden q se les ama con todo el kokoro!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro