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Hora de recordar

La grabación de Reima continuó reproduciéndose en la pantalla incorporada en su triangular cuerpo robótico, mostrando algunos de los primeros procesos químicos que Senku probó para encontrar la cura de la primera petrificación caliza.

Cada material existente en la tierra fue pedido y almacenado, y Senku estuvo dispuesto a probarlos todos, combinarlos todos, en diferentes cantidades, en diferentes formas, iba a probar todo.

Prueba todo. Prueba, prueba, prueba —murmuró obsesivamente en la grabación mientras examinaba distintos datos en su computadora, chequeaba varios microscopios y recibía nuevas muestras de sus colegas en el laboratorio gigante de Tokio.

Él trabajaba desde casa, donde nadie pudiera ponerle peros a su falta de sueño, falta de descansos y falta de cordura.

Reima intentaba controlarlo, pero Senku no hacía caso.

—Lo peor vino cuando descubriste un nuevo método para no tener que dormir ni descansar y no tener ni siquiera que alimentarte —murmuró Reima con desaprobación en su tono robótico, enseñando en la grabación como Senku se petrificaba y despetrificaba a sí mismo cada vez que sentía cansancio—. Te volviste literalmente una máquina trabajadora humana.

—Así que la petrificación puede nutrir y revitalizar el cuerpo disparándose cada par de horas, ¿eh?... —murmuró, interesado.

Comenzaba a sospechar algo… algo muy peligroso, fascinante y aterrador al mismo tiempo…

Pero ahora no era momento de pensar en eso.

—El tiempo siguió pasando —explicó Reima, reproduciendo muchas cosas a cámara rápida en la grabación—. La noticia de lo que pasó con tu hija se filtró y se extendió a los medios de comunicación.

Se mostró en la grabación como Chrome llegó hecho una furia al laboratorio, diciéndole a gritos a Senku que todo el mundo estaba hablando de Tsukiku y que Ruri, sus hijos y Kokuyo estaban siendo acosados por la prensa.

Una mujer desconocida acompañaba a Chrome, y a Senku le tomó un momento darse cuenta de que era Suika, mucho mayor a la niña pequeña que recordaba.

Claro, esta grabación era de antes de que la petrificaran con la misma petrificación caliza que afecto a Kinro, la que todavía no podían curar.

Era un poco triste conocer su versión adulta de este modo… pero no había tiempo de pensar en eso. No ahora.

En la grabación, Senku prendió la televisión y vio en las noticias lo que se decía de su hija.

—Ishigami Senku se ha quedado sin su heredera. Japón y el mundo entero llora la muerte de la única hija del gran científico astronauta salvador del mundo. Nuestras fuentes informan que ha sido víctima del conocido como Dr. Aspen y su "petrificación caliza", sumándose como la decimoctava víctima de tan atroz tragedia. También se rumorea que su muerte le ha quitado la cordura a sus padres. Hay rumores de un suicidio de parte de Ishigami Kohaku, mientras que Ishigami Senku se sabe encerrado en su casa. Se dice que…

En ese momento apagaron la televisión y Chrome empezó a pedirle hacer un comunicado, aclarar las cosas, Suika también intentó convencerlo, pero Senku les dijo que lo hicieran ellos mismos o que se lo dejaran a Ukyo, Ryusui o Gen, pero que a él no lo molestaran.

—Lo que viene a continuación es algo muy privado, Senku —dijo Reima, pausando la grabación—. ¿Está bien que Gen-sama lo vea o desea que se lo muestre en algún otro momento?

—¿No puedes decirme más o menos de qué se trata?

—Asuntos con Kinoeda.

Senku miró de reojo a Gen, que sonrió inocentemente.

—Sabes que puedes confiar en mí, no le diré a los demás~. Si considero que debo decirle algo a los demás, primero lo discutiré contigo, no es como que seas un niño que no pueda entender mis motivos~.

—Bien… Muéstranos, Reima.

—Sí así lo decidiste, muy bien.

Reima reanudó la grabación.

Se mostró a Senku trabajando en una mezcla rara que luego metió bajo un microscopio conectado a una computadora gigante, para luego ir a la capsula de cristal donde estaba la estatua de la pequeña Tsukiku.

Permaneció mirando a la estatua en silencio largo rato, hasta que la computadora dio una señal de alerta negativa, entonces Senku se dejó caer al suelo de rodillas, lleno de frustración, con los ojos cerrados y su mano en un puño presionando contra el ataúd de cristal.

En ese momento, Reima se le acercó.

—Senku, tienes una llamada de… "ese número".

—Contesta.

—¿Aquí?

—Sí, da igual.

En una computadora cercana, se reprodujo una video llamada. Era Kinoeda.

—Me sorprende que tardaras tanto en llamar —dijo Senku con una sonrisa ácida—. No esperaba que fueras tan ineficiente.

—Quería estar seguro de que la desesperación te consumiera —dijo él, con esa sonrisa amable que daba escalofríos—. Ya que no te gustan los rodeos, iré al grano. Yo tengo la fórmula para despetrificar a tu hija. Quizás mi petrificación sea imperfecta, pero la cree de modo que pudiera revertirse. Ella puede volver sana y salva, ya que conserva el efecto de curación.

—Y a cambio quieres a Whyman y mi cabeza, sí, sí. —Rascó su oído con fastidio.

—Tu cabeza, a Whyman y por ende al mundo, correcto. —Asintió—. Por supuesto, sé que te pongo en una encrucijada moral. ¿Tu hija o la humanidad entera? Sin embargo, como bien sabes, no deseo el fin de la humanidad, solo quiero guiarla por el camino correcto. Tú hija vivirá, pero pasara unos años sola en lo que preparé mis planes, luego tendrá una civilización donde desarrollarse, mientras no me cause problemas, por supuesto.

—Eso no me basta —dijo con firmeza Senku—. Quiero total impunidad para ella, durante toda su vida, quiero que no puedas hacerle ningún tipo de daño. Si te voy a entregar a la humanidad en bandeja de plata, es lo mínimo que puedes ofrecer.

Al escuchar eso en la grabación, Senku frunció el ceño.

¿Por qué estaba hablando como si de verdad fuera a entregarle todo a ese psicópata?

Volteó a ver a Gen, que miraba con ojos entrecerrados la pantalla. Parecía sorprendido, pero no demasiado, más bien examinaba con mucho cuidado las palabras y expresiones de ambos.

—Muy bien, pero si ella causa problemas tendré que restringir su libertad, pero te doy mi palabra de que la dejaré vivir su vida normalmente. Y sabes que yo cumplo con mi palabra.

—De acuerdo, entonces te entregaré a Whyman… en cuanto falle en encontrar la fórmula yo mismo.

—¿Disculpa? No hay forma de que lo logres. ¿Crees que no me asegure de que fuera imposible? No pensé que me subestimaras de tal manera, creí que eras más perspicaz.

—Dame un año —murmuró Senku sombríamente—. Si no lo logró, te daré lo que quieres.

—No lo lograras. —Su sonrisa había desaparecido y ahora se notaba una pizca de frustración en sus facciones—. ¿No eres un fanático de la eficiencia? No hagas pagar a tu hija por tu terquedad, debe tener mucho miedo ahora mismo, la pobre pequeña.

—Ella es fuerte. —Tensó la mandíbula—. Ella sabe que la salvaré.

—Bueno, supuse que no sería tan fácil. —Suspiró, resignado—. Bien entonces, cuando la desesperación termine de consumirte, ya sabes cómo comunicarte conmigo.

La llamada terminó, y Senku miró un segundo al ataúd de cristal, antes de volver a trabajar como loco.

—No hablaba en serio respecto a entregarle todo si no lo lograba… ¿Verdad? —Miró a Gen.

—Aunque no recuerdes, estoy seguro de que quieres a tu hija tanto como antes de la amnesia. Entonces dime, ¿hablabas en serio? —Lo miró con completa seriedad.

Senku se quedó mudo.

Ahora que sabía que había logrado despetrificarla, era fácil pensar que no hablaba en serio, pero en ese momento… si hubiera temido perder a su hija para siempre… ¿lo habría hecho?

Dejó de pensar en eso cuando Reima volvió a hablar.

—Conforme los meses pasaban, todos iban perdiendo la esperanza —murmuró Reima mientras mostraba los procesos más importantes a cámara rápida—. Incluso su suegro el señor Kokuyo perdió la esperanza y llegó a reclamar el cuerpo de su nieta para hacer el funeral. —Mostró en video como Kokuyo llegaba a la casa casi tirando la puerta abajo reclamándole a Senku que quería a su hija de vuelta y que necesitaban despedirse adecuadamente de su nieta.

—No hay nadie de quien despedirse, la voy a traer de regreso.

—¡Han pasado seis meses, no has podido traer a nadie más, solo te rehúsas a creer que no puedes vencer a Aspen y arrastras a Kohaku en tu espiral de miseria! ¡Dame a mi hija y déjanos llorar en paz por haber perdido a Tsukiku!

—Kohaku fue la que eligió petrificarse, y yo respetaré su decisión. —Lo miró con cansancio—. La voy a mantener así hasta que despetrifique a Tsukiku. Y no te voy a entregar a mi hija, pero tranquilo, te avisaré cuando vuelva. —Le cerró la puerta en la cara.

—No creo que podamos culpar a Kokuyo por reaccionar así —murmuró Gen—. Durante ese año, todos la daban por muerta, la prensa también acosaba a Kokuyo, Chrome, Ruri e incluso Ruchiru, también a muchos de sus amigos. Nadie creía que pudieras lograrlo… pero lo hiciste.

Se mostró cómo a medida que pasaba el tiempo Senku hacía varias remodelaciones en su laboratorio (también agrandando su casa para tener más espacio) y poder probar miles de muestras de miles de materiales diferentes al mismo tiempo.

—Ya habías estudiado al derecho y al revés las características de la petrificación caliza, con los sobrantes del líquido que quedaba de los dardos la replicaste en masa y petrificabas células vivas, y creaste un sistema para ver sus reacciones a todo momento, ante miles de diferentes materiales combinados en miles de diferentes maneras —contó Reima—. La petrificación caliza no reaccionaba con nada… hasta que reaccionó, luego de once meses de constantes pruebas.

Se mostró como Senku trabajaba incansablemente en unas nuevas muestras que le llegaron desde la base lunar, hasta que todo su cuerpo se congeló al oír el sonido de una de las pruebas dando positivo.

Rápidamente corrió a sus computadoras para examinar la muestra.

—Las partículas de la petrificación caliza reaccionaron lanzando una pequeña descarga de iones al entrar en contacto con una concentración de teaflavinas y tearubiginas del 13,36% junto con una concentración de nital despetrificador del 74% y una combinación de 0,001 de un par de otras sustancias —leyó Senku de los datos del computador—. Teaflavinas y tearubiginas… ¡¿son componentes del té negro?!

—¡¿QUÉ?! ¡Esa no me la sabía! —gritó Gen al ver el video.

—Son sustancias que se obtienen al fermentar el té verde para hacer té negro —aclaró Senku, también sorprendido.

—Escucha, mini-leona… —En el video, Senku se acercó sonriente al ataúd de cristal—. ¡Ya lo tengo! Todavía no es la fórmula completa, pero ya encontré qué camino debo seguir. Solo dame un poco más de tiempo. Papá te salvará, diez billones por ciento seguro. —Colocó la palma de su mano sobre el cristal.

—Al encontrar el primer paso para salvarla, decidiste restringir la información y solo te ayudaste por Chrome, Dr. Xeno, Dra. Mironi y otros de tu círculo cercano para seguir investigando —narró Reima—. Y dos meses después encontraron la forma de despetrificar por completo las células vivas, y comenzaron a hacer pruebas en animales.

Se mostró en pantalla como tuvieron que petrificar con esa petrificación caliza horrible a ratas de laboratorio para comprobar que funcionara.

Al principio al despetrificarlas simplemente echándoles el líquido las ratas acababan destrozadas, ya que se despetrificaban de formas desiguales, lentamente, haciendo que se les desprendieran miembros y fallaran los órganos.

—Hay que encontrar la forma de echar el líquido al mismo tiempo en todas las áreas más importantes del cuerpo —dijo la Dra. Mironi—. Eso será trabajar con una precisión muy alta, y un solo fallo sería fatal.

—¿Sumergirlos en el líquido? —sugirió el Dr. Ions, también conocido como DJ.

—La reacción también sería desigual, una cara del cuerpo llegará más tarde que la otra —murmuró Xeno.

—¿Y qué tal rociadores? —preguntó Chrome.

—¡Eso! Creemos una máquina muy precisa que rocié el líquido al cuerpo todo al mismo tiempo —sugirió Suika, que también estaba trabajando de forma brillante y eficiente en el proyecto.

—¿Crear máquinas? Eso déjenmelo a mí. —DJ sonrió con ojos brillantes.

—Se necesita una precisión exacta —masculló Senku, con seriedad mortal—. Todos trabajaremos en las máquinas.

—Necesitamos modelos, cálculos avanzados, estimaciones y simulaciones —afirmó Xeno—. Dividiremos el trabajo. También sería bueno crear una IA que nos facilite las cosas.

—Con todos nuestros esfuerzos combinados, no tardaremos más de un mes. —Senku sonrió ferozmente—. Estamos a un paso de mandar a Aspen y su petrificación caliza muy a la mierda, donde merece estar.

—Dicho y hecho, solo les tomó tres semanas construir la máquina deseada —contó Reima—. Se hicieron las primeras pruebas en ratas y todas fueron exitosamente despetrificadas, libres de la piedra caliza. Sin embargo, todavía no se podía afirmar con un 100% de certeza que sería el mismo éxito en humanos.

En la grabación, el circulo de científicos más importantes estaba reunido para discutir el tema.

—Debemos hacer pruebas en humanos —afirmó Xeno—. Es a los humanos que queremos salvar. Alguien debe ser el primero en despetrificarse con este método.

—Y esa no será mi hija —murmuró Senku con una mueca.

—¿Pero quién? ¡Si todos los que Aspen petrificó son nuestros amigos! —exclamó Suika con tristeza.

—Magma, Yo-kun, Homura, varios aldeanos… también Taiju… —Chrome nombró a varios, con una mueca de impotencia.

—Siempre podríamos petrificar con la piedra caliza a algún criminal —sugirió Xeno, con una mirada sombría—. Y hacer la prueba en él.

—¿E-eso no es inhumano? —preguntó Suika.

—¡Esa petrificación es una forma de tortura! —afirmó Chrome, horrorizado.

En la grabación, se mostró claramente como Senku y Xeno intercambiaban miradas.

—Haremos pruebas con maniquíes 100% realistas y moldeados con las estaturas y complexiones de las víctimas —habló Xeno—, por mientras, seguiremos haciendo pruebas con células humanas y buscaremos una forma de probarlo.

Sus palabras tranquilizaron a los científicos de buen corazón, pero al día siguiente Xeno, la Dra. Mironi y Senku se reunieron para discutir lo que realmente iban a hacer.

—Las pruebas en humanos son indispensables —aseguró el Dr. Xeno—. Necesitamos estar seguros de que funciona en personas para poder salvar a las víctimas.

—Soy consciente, a mí no me importa sacrificar a un par de criminales por el porvenir de la ciencia. —La Dra. Mironi rio de forma totalmente despiadada—. Pero Senku, querido, tú eres "el científico de la luz", el que con mucho esfuerzo logró salvar a la humanidad sin derramar sangre.

—Yo me llevé toda la mala fama por nuestra ciencia contaminante, los defensores de la naturaleza ciertamente me odian, y los moralistas no son precisamente pocos. —Xeno sonrió suavemente—. Puedo volver a hacerlo, Senku. Puedo tomar la culpa del lado oscuro de la ciencia. Yo haré las pruebas en humanos, y tú te desentiendes.

—Son necesarias, no podemos fiarnos solo de las simulaciones —reafirmó la Dra. Mironi.

—Están hablando como si me importara… —Cuando Senku finalmente los contestó, dejó a los otros dos muy sorprendidos—. Esto es para salvar a mi hija… haré lo que sea necesario.

—Aun así, actuaremos en secreto, y si los demás sospechan tomaré la culpa. No podemos manchar la imagen del héroe del mundo, afectará la moral —murmuró Xeno, sonriendo resignado.

—Ay, Xeno, a ti solo te gusta mimar al chico. —La Dra. Mironi rio cantarinamente—. Muy bien, queridos, ¿con quién empezamos? ¿Algún asesino o abusador?

—De hecho, ya tengo a alguien en mente para ser nuestro candidato. —Senku sonrió oscuramente—. Hace un año trajeron su estatua directamente de la isla para que la ley lo juzgara… pero no tuve oportunidad de entregarlo a las autoridades.

—Podemos decir que con el incidente de Aspen se perdió, en caso de que no seamos capaces de regresarlo. —Xeno también sonrió de forma sombría.

Gen, que no había sabido nada de todo lo que se estaba mostrando, se quedó boquiabierto cuando Reima saltó directamente a la prueba con la estatua del criminal.

—¡¿Ese es Ibara?!

En la pantalla, Senku despetrificó a su viejo enemigo, que de inmediato cayó al suelo, perplejo y confundido.

—¡¿TÚ?! —Al reconocerlo, quiso lanzarse a atacarlo, pero Xeno le disparó varios de esos dardos de petrificación, que empezaron a volverlo de piedra de inmediato, de la misma forma horrible que se vio en Tsukiku, rompiéndole el cuerpo por dentro y por fuera, haciéndolo retorcerse mientras se transformaba—. ¡AGH! ¡¿Qué me has hecho?!

Una vez la estatua estuvo lista, robots juntaron los pedazos que se desprendieron y los pegaron, luego lo mantuvieron de pie sujetando los puntos débiles de la estatua para que no se cayera a pedazos, conectaron sus cuerpos y extendieron más brazos metálicos para dejar los rociadores apuntando a la estatua.

Empezaron a rociar el nuevo líquido despetrificador, manteniéndose rociando por tres segundos, antes de detenerse.

Al cabo de treinta segundos, la petrificación caliza se revirtió por completo, dejando a Ibara de nuevo vivo e ileso.

—Bien, funciona. —Senku sacó su linterna petrificadora y apuntó a Ibara.

—¡Maldito, esta vez te voy a…!... —Su amenaza se quedó a medio camino cuando Senku lo petrificó, esta vez de la manera normal.

Cuando los robots lo soltaron, la estatua cayó al piso rompiéndose en varios pedazos.

—Ups… En fin, comprobamos que funciona en adultos, ahora solo hay que ajustar los cálculos a un niño y reviviremos a mi hija. —Sonrió, con ojos brillantes—. Debe estar impaciente.

—Sí… aunque, al revivirla, será cuestión de tiempo para que Aspen vuelva a estar detrás de ella —masculló Xeno, luciendo pensativo—. Reforzamos la seguridad después de lo que pasó, claro, pero ahora que ella volverá tendremos que asegurarnos de que no pueda volver a burlar nuestras defensas.

—Es cierto… Tendremos que mantener el secreto lo más posible hasta que reforcemos la seguridad… y tenemos que reforzarla a un punto sin precedentes, un punto que Aspen no pueda superar.

—Resulta que tienes al experto en armas, defensa y ofensa justo aquí. —Xeno extendió los brazos de manera elegante—. Empecé a prepararme desde hace un año, aunque solo en la teoría, pero con ayuda de la Dra. Mironi sin duda podremos crear el mejor sistema de seguridad impenetrable para proteger tu casa.

—Para eso también deberíamos pedirle ayuda a DJ —afirmó la doctora, ajustando sus lentes de sol—. Con sus habilidades, nuestra tecnología será insuperable.

—Empiecen a trabajar en eso —pidió Senku—. Desde aquí, yo me haré cargo de mi hija.

Reima mostró el proceso en cámara rápida, pero luego se saltó directamente al día en el que Senku entró a su habitación para despetrificar a Kohaku, a quien había mantenido en su cama para que, las pocas veces que dormía, pudiera dormir a su lado.

Apenas la despetrificó, ella lo miró sorprendida y esperanzada en la misma medida.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?... Te ves… igual, pero… cansado…

—Solo un año y un par de meses. —Le sonrió con cansancio, sentándose a su lado en la cama y extendiendo una mano para acariciar su mejilla.

—Tú… —Solo con ver su sonrisa y sus ojos, Kohaku supo que lo había logrado—. ¿Lo lograste? ¿Ya podemos despertarla? —Sus ojos se inundaron de lágrimas.

—Vamos, debes estar allí, ella nos querrá a ambos a su lado.

Se pusieron en pie y Kohaku se quedó inmóvil un segundo, antes de abrazarlo con tanto sentimiento que Senku de solo verlo en pantalla recordó ese momento, recordó sentir como si todo el peso que se había estado acumulando sobre él todos esos meses se esfumara de golpe, solo con sentir la intensidad de su fe en él, el alivio y el orgullo de no haber dudado ni por un momento que iba a lograrlo.

Todos habían dejado de creer, aplastados por la desesperanza, pero no ella. Y así se lo demostró en ese momento. Incluso aunque había estado petrificada, siempre creyó en él.

Después de compartir un breve beso, unieron sus manos y bajaron al laboratorio, hacia el ataúd de cristal que contenía a su pequeña hija convertida en estatua.

Ella ya tenía sus piernas pegadas, al igual que otros fragmentos que se perdieron cuando cayó al suelo. Su vestido había sido cuidadosamente cambiado los primeros días, para que no tuviera que despertar con aquel vestido lleno de sangre con el que había sido petrificada. Sus manos seguían extendidas hacia adelante, con esas marcas en espirales rodeando sus muñecas.

Kohaku apoyó las manos en el cristal, con sus ojos llenos de anhelo y lágrimas contenidas.

Senku colocó una mano en sus hombros para apartarla delicadamente, luego les dio la orden a los robots para ejecutar la orden de despetrificación.

Retiraron la capsula de cristal y tomaron cuidadosamente la estatua, elevándola en el aire con lentitud.

Hicieron el mismo procedimiento que antes y rociaron la pequeña estatua con el líquido.

Al cabo de unos cuantos segundos, Tsukiku comenzó a volver a la normalidad.

Sus ojos se abrieron y ella se retorció un poco, mirando de un lado a otro mientras los robots la dejaban recostada en una camilla ya preparada.

Ella se sentó de inmediato, con sus ojos yendo directamente hacia sus padres, que la miraban boquiabiertos, como si no pudieran creer que en serio había regresado.

Entonces, Tsukiku sonrió enormemente.

—¡Cuarenta millones ochocientos setenta y dos! —gritó alegremente.

Senku y Kohaku solo pestañearon, aturdidos.

—¡Cuarenta millones ochocientos setenta y dos! —repitió, alzando los brazos con entusiasmo—. ¡Esos fueron los segundos que pasaron! ¡¿Lo hice bien, no?! ¡No me equivoque en ninguno! ¡¿Verdad que no?!

En ese momento, Senku sonrió temblorosamente, orgullosamente, sabiendo que ella había estado contando los segundos, teniendo fe en que él la salvaría. Tal como su madre, ella confiaba en él.

Senku recordaba esa sensación, ese momento, y como quería colapsar a llorar para pedirle perdón por ser un padre tan horrible, pero no quería que lo viera derrumbarse, así que se acercó a acariciarle las mejillas y le besó la frente con suavidad, sonriéndole.

—Tienes diez billones de puntos. —Le pellizcó la nariz—. Lo hiciste muy bien.

Él también los había contado, era algo que hacía inconscientemente a veces, y en esos quince meses cada segundo era como un puñal, cada segundo le recordaba que debía hacer hasta lo imposible por salvarla lo antes posible.

Tsukiku sonrió felizmente y luego miró a su madre, que en ese momento finalmente estalló en lágrimas y la envolvió en sus brazos, besando su carita y recordándole lo mucho que la amaba. Eso finalmente hizo que Tsukiku se pusiera a llorar también, y Senku también la abrazó, cerrando los ojos y disfrutando del momento, de tener a su familia de regreso.

En ese momento, recordó jurarse a sí mismo que nunca, jamás, iba a dejar que algo malo le pasara otra vez.

—Después de revivir a Tsukiku, fue difícil mantener el secreto —habló Reima—. Ella quería ver a su familia, a sus amigos, quería salir al parque a jugar, ir a visitar a los demás, pero se le prohibió incluso correr por su jardín, por el miedo a que Aspen vigilara desde la distancia.

—¡Estoy aburrida, quiero salir, quiero jugar!

—Tus amigos vendrán aquí en un rato para jugar contigo —habló Kohaku con voz dulce—. Todos quieren verte, todos te extrañaron mucho. Todos están muy felices de que estés bien. Y hay mucho espacio en la casa para que jueguen.

—¿Pero por qué no puedo ir ni al jardín? ¡No es justo!

—Solo será un tiempo, princesa. —Senku le acarició el cabello con dulzura—. Un par de semanas hasta que reforcemos la seguridad.

—¡No me gusta estar encerrada! ¡No quiero!

Senku y Kohaku parecían muy deprimidos de verla tan malhumorada, de no poder darle toda la libertad que quería, pero era por su bien, así que se mantuvieron firmes en su decisión.

Reima mostró la reunión de Tsukiku con sus amigos, mostrando lo felices y sorprendidos que estaban los niños de verla viva, sana y salva otra vez. Y claro, estos eran sus amigos más cercanos, su primo Ruchiru, Kinji, Umi y Haishi.

—Todos decían que estabas muerta igual que mi papá —dijo Kinji, sin pelos en la lengua—, ¡pero estás bien, igual que él! ¡Es grandioso!

—¡Ja, claro que yo no me moriría tan fácil! ¡Todavía tengo que convertirme en la mejor científica! ¡Y también una gran guerrera! ¡Mi mamá me está enseñando mucho más!

—Aunque ahora eres más pequeña —murmuró Haishi, colocando una mano en su cabeza—. Ahora nos llevamos dos años en vez de un año. Apuesto que te puedo vencer súper fácil.

—¡Cuando quieras! —Lo miró mal mientras lo apartaba de un manotazo.

—Yo estoy muy feliz de que estés bien. —Umi fue directo a abrazarla.

—Sí… nos asustaste por un momento. —Ruchiru estaba conteniendo las lágrimas, pero apretaba fuertemente la mandíbula para contenerlas.

Pasaron dos meses de Tsukiku encerrada constantemente en su casa, aunque cada vez la gente venía más y más a pasar tiempo con ella, pero la niña seguía insistiendo en salir afuera y sus pataletas eran cada vez peores, aunque con justas razones ya que ni siquiera querían explicarle lo peligroso que podía ser que supieran que estaba viva.

Sin embargo, cuando trataron de explicarle, algo pasó…

—¡¿Por qué todavía no puedo salir?! ¡Me muero de aburrimiento! ¡¿Ni siquiera puedo ir a la escuela aún?! Me gusta estar con ustedes y mis amigos, pero quiero hacer más cosas. ¡Y no entiendo por qué no puedo!

—Hija… —Senku se arrodilló para tomar sus hombros—. Mira, sé que eres muy lista y entiendes muchas cosas para tu edad, pero aún no es momento de que salgas, necesitamos más tiempo.

—¡Pero dime por qué!

—Es por… lo que te pasó… —Eso hizo que ella temblara un poco y él apretó la mandíbula—. Sabes que Aspen es muy…

En cuanto dijo "Aspen", ella tembló más, se cubrió los ojos y comenzó a llorar agudamente, para luego correr hacia Kohaku y abrazarse a ella, sin dejar de llorar de forma espantosa.

—Hasta ese momento, Tsukiku había aparentado estar bien —murmuró Gen sombríamente—. No mostró señales de trauma, no lloró más que al reencontrarse con sus familiares, no tenía pesadillas, comía bien, estaba sana… pero claro que no estaba bien.

—Contrataron un psicólogo para atenderla, por supuesto. —Reima mostró como Tsukiku asistía a varias sesiones de una especialista que iba a su casa—. Ella misma se interesó por estudiar psicología y psiquiatría, incluso siendo tan pequeña, pero la hacía sentir mejor. Y de hecho no mostraba muchas señales de trauma, excepto…

—Se aterrorizaba… —Gen apretó los labios— gritos, llanto inconsolable, pataleo, miedo intenso… todo eso cada vez que escuchaba su nombre… Aspen…

Senku abrió mucho los ojos, con otro recuerdo llegando a su mente.

—Es por eso… Por eso le decimos Kinoeda… —recordó, pasándose una mano por el rostro—. Tuvimos que ponerle un seudónimo porque ella no soportaba escuchar su nombre real…

Y por eso nunca quisieron explicarle el motivo del cambio a su nombre, porque estaba ligada a la cosa más horrible que le pasó en toda su maldita vida.

—Al principio evitamos por completo hablar de él frente a ella, pero con el tiempo nos dimos cuenta que Tsukiku-chan era muy buena escabulléndose para espiar nuestras conversaciones, no podían controlarla, y decidimos usar un nombre en clave.

—Kinoeda… —Ladeó la cabeza—. Significa rama… e inusual

—Antes de que Aspen nos traicionara, todos decíamos que su cicatriz era como una mano —Hizo un gesto a la cara, recordándole de la cicatriz en forma de manos con dedos largos o garras que tenía en la mitad de la cara—, pero él insistía en que era como una "rama inusual" que encontró de niño, que era idéntica. Además, Aspen significa árbol o algo así, se nos ocurrió de último momento, creo.

—Más o menos recuerdo… creo que fue mi idea…

—Sí, y funcionó para despistar a Tsukiku-chan… unas semanas. Se dio cuenta rápido, pero "Kinoeda" ya no le daba miedo. Así que todos seguimos diciéndole así. Con el tiempo, al mismo Aspen y hasta a la prensa japonesa le gusto el nombre, y ahora es el nombre con el que más se le conoce.

—¿Y ella aun teme al nombre?...

—Tsukiku-chan dice que ya no le da miedo, y definitivamente ya no tiene ataques por escucharlo, pero realmente no estoy seguro… aunque otro trauma que le quedó fue el que no le gusta ser petrificada de ninguna forma, claro, ni con la petrificación normal, ni siquiera para curarse.

Senku hizo una mueca.

Las piezas estaban comenzando a encajar, pero todavía tenía muchas dudas por resolver.

Y una de esas piezas era…

—Reimi —murmuró—. Tsukiku no estuvo encerrada para siempre, sino hasta que construí a Reimi. ¿Cuánto tardó?

—Unos meses —contestó Reima, adelantando la grabación—. Primero se terminaron las mejoras a Reimo para hacer la casa el fuerte impenetrable que es hoy en día, dándole los mejores Reikis del mundo aparte de su insuperable sistema de seguridad y detección de amenazas.

—Los Reikis son los robots de ataque, ¿no?

—Correcto, ellos están comandados por Reimo. A la par que se mejoraba a Reimo, me mejoraban a mí y se avanzaba en la construcción de Reimi, con su colaboración y las del Dr. Xeno, la Dra. Mironi y el Dr. Ions, se construyó el arma mortal de ataque de tamaño compacto más eficiente del mundo, capaz de erradicar ejércitos sin dejar de ser un pequeño robot adorable. Sin embargo, la parte armamentística no era la única que debía desarrollarse, así que clonaron la mejor mitad de la IA de Reimo y de mi IA y las fusionaron para acelerar el proceso, sacrificando algunas funciones que quedaron secundarias para desarrollarse a futuro.

—Eh… no entendí nada… —Gen no sabía nada de estas cosas científicas, y la verdad que la explicación de Reima no estaba ayudándolo a tener un mayor entendimiento.

—Con gusto le explicaré, mi avanzada capacidad de razonamiento me hace capaz de simplificar conceptos hasta para un niño de cinco años.

—¿Qué me habrá querido decir?... —murmuró Gen, pero Reima siguió con su explicación sin tomarlo en cuenta.

—Para explicarlo de un modo simple, es como si Reimi hubiera "heredado" las características más importantes para su funcionamiento de Reimo y de mí, Reima. Tomaron lo que necesitaban de ambos y se lo dieron, aunque Reimi todavía tiene la capacidad de actualizarse y crecer como sistema operativo ya que tiene nuestras mejores funciones con potencial de pulirse a futuro.

—Eh… ¿Es algo como que ustedes fueran los padres de Reimi?... Reimo mamá y Reima papá… —Gen rio al pensar en una pequeña familia de robots adorables.

—Es una forma de decirlo, sí, aunque Reimo puede controlarnos, pero podemos elegir desobedecerla… sin embargo, eso generalmente causa que ella desarrolle protocolos de restricción en nuestra contra, aunque no tanto con Reimi, más conmigo.

—En otras palabras, se enfada contigo~. —Gen volvió a reír.

—No podemos enfadarnos —aclaró Reima alegremente—. Tenemos algo parecido a personalidades, pero no emociones como tal.

—Solo bromeaba, tranquilo~.

—No creo que entiendas cómo funciona una inteligencia artificial. —Senku miró a Gen con incredulidad.

—En fin, Reimi tardó nueve meses en estar lista desde el comienzo de su desarrollo hasta su activación.

—¡No puede ser! ¡¿Nueve meses?!

—¿Y a ti qué te pasa? —Senku miró a Gen con confusión, mientras que los ceros que formaban los ojos de Reima se agrandaron.

—No sé si lo hicieron a propósito o si es una extraña coincidencia…

—Tú sigue, Reima. —Senku decidió ignorar los desvaríos del mentalista.

—Fue entregada a la joven Tsukiku, pero sin presentarla como un robot protector, más bien la presentaron ante ella como una "mejor amiga robot". Todavía le faltaba pulir detalles y fue actualizándose y mejorando más y más con el tiempo, pero desde el primer día con Tsukiku ya era un arma mortal capaz de protegerla de todo mal en el mundo, con la mejor tecnología existente, tecnología que ni Kinoeda podría replicar ni superar —explicó, concentrándose en narrar más que en mostrar.

—¿Entonces allí ella volvió a salir a las calles? ¿Volvió a la escuela?

—Así es.

—Y por ende… se confirmó lo que ya se rumoreaba~ —habló Gen—. Que lograste curar a las estatuas. La noticia estalló por todo el mundo, pero ya se había filtrado información porque al fin y al cabo se revivieron a todos los petrificados con piedra caliza, que eran casi veinte personas, personas que siguieron viviendo sus vidas normalmente, por más que se les pidió tomar precauciones~.

—O sea, que Kinoeda lo sabía desde antes que estallara la noticia, eso es lo que quieres decirme —dedujo Senku ante la explicación de Gen.

—Sí, y fue por eso que pronto volvió a atacar… y atacó la escuela de Tsukiku-chan. —Suspiró—. Otro evento traumático para ella, ya sabes. ¿Por qué crees que no tiene más amigos ajenos a nuestro circulo que Misaki-chan y Yok-chan? —Senku hizo una mueca de angustia.

—Atacó cuando estaba lejos de mí y de su madre… ¿Imagino que Reimi la salvó?

—Tenías a un grupo de guardias vigilando las primeras semanas en la escuela, así que saltaron a la acción rápido, pero… sí, fue Reimi la que puso todo en orden. —Gen sonrió nerviosamente—. Fue una demostración de poder aterradora~, Reimi masacró a los robots de Kinoeda como si fumigara hormigas.

—Correcto, y ahí es donde entra el siguiente gran secreto que no creo que quieras compartir con tu amigo, Senku —habló Reima—. Esto de verdad es muy, muy privado… es algo que solo tú, yo… y Kinoeda sabemos…

Senku se tensó por completo.

Ya sabía de lo que Reima estaba hablando.

Tragó saliva, comenzando a sentir su corazón palpitar con fuerza en sus oídos.

Esto debía ser… su trato con Kinoeda… esto debería darle la respuesta del tipo de persona que era realmente…

¿Qué tanto había cambiado con los años y con todo lo que le sucedió? ¿Qué fue lo que pactó con ese psicópata que torturó a su hija de apenas seis años?

Debía saberlo, y no le importaba la presencia de Gen, solo quería respuestas, y las quería ahora.

—Muéstrame.

—Todo comenzó… con la petrificación de tres científicos en su laboratorio principal, la nueva cepa de petrificación caliza —aclaró Reima—. Kinoeda atacó de sorpresa, petrificó a los primeros dos científicos que encontró y luego… buscó deliberadamente hasta que petrificó a Suika.

—Esa es la petrificación que usa hasta hoy… —explicó Gen, luciendo triste, preocupado y nervioso—. Has buscado la cura todos estos años, sin resultados.

—Después de una semana de que buscaras la cura sin éxito, Kinoeda te llamó… para encontrarse en tu laboratorio secreto a las afueras de la ciudad…

—¿Laboratorio qué?... —Senku lo miró boquiabierto.

—No es un laboratorio que use mucho, descuide, no hay nada importante allí, pero sí guarda secretos.

La grabación mostró una nueva video llamada entre Senku y Kinoeda.

—Hablemos cara a cara, Dr. Ishigami.

—¿Para qué? ¿Para matarnos o emboscarnos el uno al otro?

—Yo no tendría tal comportamiento infantil, y espero que tú tampoco, aunque claro que llevaré precauciones, pero lo que nos concierte es simplemente hablar cara a cara como caballeros. Que sea ahora mismo, para que no tengas tiempo a preparar nada.

—Ah, pero tú seguro que tuviste todo el tiempo de preparar algo.

—Te doy mi palabra de que solo quiero hablar, y sabes que cumplo con mi palabra.

En la grabación, Senku miró con completo odio a la pantalla, pero acabó suspirando con resignación.

—Bien. Ya sabes dónde.

La video llamada terminó y Senku le pidió a Reima colgarse a él como mochila, entonces partieron.

La toma cambió a un laboratorio oscuro, limpio, pero lúgubre y con un aire casi fantasmal. Kinoeda ya estaba allí, sentado en una silla, bebiendo una taza de té.

—Te gusta ir al grano, así que eso haré. Quiero poner las cartas sobre la mesa.

—Habla, entonces. —Senku se sentó frente a él.

—Perfeccione mi petrificación, esta vez no lograras encontrar la cura.

—Eso dijiste de la última vez. —Rio cínicamente—. Pero lo hice.

—Y te aplaudo. —Le dio la taza a uno de sus robots y dio dos breves palmadas—. Eres brillante, de eso no hay duda, o hace tiempo me habría librado de ti. Tienes aliados brillantes, también, que te quieren y te protegen con sus vidas, que te son totalmente leales. Me superan en muchos campos científicos, no esperaba ser tan ampliamente superado por un pequeño rei-bot, y sé que ahora Reimo debe tener una tecnología similar o superior. En otras palabras, estamos en tablas.

Un robot de Kinoeda colocó un tablero de ajedrez en medio de los dos, con todas las piezas en sus lugares, menos un par de peones y los cuatro alfiles apuntando cada uno al rey contrario, cada uno con un peón obstruyendo su camino a dicho rey.

—¿Tablas? —Soltó una seca carcajada—. Eso significaría que ninguno de los dos puede hacer un movimiento, pero a mí me parece que tú eres el único que no puede conseguir lo que quiere. No puedes matarme, porque sabes que jamás encontraras a Whyman sin mí. Y sabes que la única forma en la que hubiera considerado darte a Whyman es por mi hija, pero ahora ya no puedes tocarla. Más bien, te hice jaque mate. —Se estiró para retirar un peón contrario, dejándole el camino libre a su alfil.

—Si retiras a mis peones, retirare a los tuyos. —Kinoeda sonrió con calma mientras retiraba un peón—. Yo tengo una nueva fórmula que no puedes descifrar, diría que también te tengo en jaque.

—Quiero matarte por lo que le hiciste a Suika, pero voy a salvarla, aunque me tome años. No tienes nada. —Devolvió su propio peón a su sitio.

—¿Y si… empezara a petrificar a niños inocentes?... —Tomó su propio peón y lo devolvió a su sitio—. ¿A bebés? —Senku abrió mucho los ojos—. Personas importantes desprevenidas… gente a la que no puedas cuidar. Embarazadas, ancianos, gente vulnerable, que genere empatía, que genere… odio. Odio hacia el hombre que no entrega a la única cosa que los salvará. —Volvió a retirar el peón contrario ante la mirada horrorizada de Senku—. Jaque.

—Ellos no tienen nada que ver, Aspen…

—Y yo tampoco soy tan desalmado, solo soy practico, sigo mis objetivos. —Le sonrió amablemente—. Quisiera evitar sacrificar tantas vidas, pero si es todo lo que me queda, lo haré.

—No te funcionará…

—Pero será una muy buena jugada. —Volvió a tomar su taza de té—. Es curioso, dejarías morir inocentes, niños, bebés, pero si es por tu linda hija, entregarías al mundo. Y luego yo soy el malo.

—Es verdad… entregaría el mundo. —Lo miró con seriedad mortal, tanta que Kinoeda pareció perplejo por un segundo—. Solo por ella… no te funcionara sacrificar vidas inocentes.

—Si me pones en jaque, tengo que defenderme o perder, son las reglas del juego, Dr. Ishigami —explicó con simpleza, pero parecía curioso, interesado, lo observaba analíticamente—. ¿A dónde quieres llegar?

—No tiene sentido involucrar inocentes, terceros ajenos a nosotros, solo serán una molestia y un peso en mi consciencia, pero no te darán lo que quieres.

—Ah, ya entiendo. —Aspen soltó una risa breve y tranquila—. Entonces, ¿qué me ofreces a cambio de no involucrar a terceros?

—Te ofrezco… mi palabra…

—Te escucho…

—Mi palabra de que… si vuelves a petrificar a mi hija con esta nueva cepa, antes de que yo encuentre la cura… me rendiré de inmediato.

Senku y Gen observaron incrédulos la pantalla de Reima, sin poder creer lo que acababan de escuchar.

—No intentaré curarla, no volveré a hacerla pasar por eso… simplemente te daré a Whyman, sin luchar, y podrás moldear el mundo para convertirlo en tu utopía, tal como quieres.

—Muy interesante… ¿Y por qué te creería?

—Tú cumples tu palabra, yo cumplo mi palabra, es la única mierda que nos quedó de esa amistad falsa que tuvimos. Y… además… —Sonrió ferozmente— no pienso dejar que vuelvas a dañarla. Nunca.

—Ah… entonces es un reto. —Sonrió, arqueando las cejas—. Debí imaginarlo. Muy bien, entonces, ambos ignoraremos a nuestros reyes por el momento y atacaremos otras piezas. Bien. Yo me concentraré en atacar con todo lo que tengo para ir detrás de tu hija y obtener a Whyman, y tú te concentrarás en protegerla y encontrar la cura a mi nueva cepa.

—En eso, y en rastrearte. —Rio entre dientes, levantándose de su silla—. Lo peligroso de ti es que te preparas demasiado, pero eso te hace vulnerable en un aspecto. Si pierdes tu base, pierdes todo.

—Claro, claro, y por supuesto yo seguiré buscando el escondite de Whyman por mi cuenta, por supuesto.

—Y todo queda entre nosotros… —murmuró Senku, sin emoción alguna en su voz.

—Y todo queda entre nosotros.

—Es un trato —hablaron al mismo tiempo, estrechando sus manos.

Senku sintió que podría vomitar de solo ver la pantalla.

—¿Qué mierda…? ¿Cómo pude hacer un trato con ese hijo de puta? —Se frotó las sienes, gruñendo de dolor al sentir un flujo de nuevos recuerdos invadirlo—. ¿Cómo pude apostar a mi hija y al mundo como si fuera un juego?...

—Por los inocentes… —susurró Gen, luciendo contrariado—. Por el bien de que Kinoeda no involucrara a terceros. En cierto modo es comprensible que…

—¡No es comprensible! Es una locura, estaba loco, menos mal que me metí esa maldita arma borra recuerdos o lo que sea por las malditas sienes, ¡eso me devolvió la cordura, más bien!

Se dejó caer en su silla con desgano, frotando su frente con más fuerza.

—Maldición… ni siquiera sé si quiero recordar todo lo que era…

—Pero debes —afirmó Gen, mirándolo con seriedad—. Te guste o no el trato existe, y si no recuerdas… no podrás proteger a tu hija.

Senku frunció el ceño profundamente.

Era verdad que era asqueroso haber pactado todo eso con ese bastardo, pero… en algo no se arrepentía… y eso era en decir que entregaría el mundo por su hija.

Era cierto. Tenía que protegerla, esa debía ser su mayor preocupación.

Y desde ahora en adelante, se concentraría en cumplir esa promesa de que jamás dejaría que algo malo le pasara de nuevo.

Para cumplir esa promesa, necesitaba recordar.

—Reima… ¿Tienes los planos del arma que borró mis recuerdos?

—Sí… Los tengo.

Senku sonrió suavemente.

—Dámelos.

Ya era hora de recordar. Recordarlo todo.

Continuará...

Holaaaa :D

Uff, hubo un montón de respuestas en este cap OwO

Espero no haya sido confuso D: Si no entendieron algo, díganme y trataré de aclararlo en el siguiente cap TwT

Cap dedicado a mi querida Gaby :3

Muchas gracias a todas las maravillosas personitas que comentan! Ya llegamos a más de 200 reviews! *o*

Gracias a todos QwQ

En el próximo cap probablemente empiece una nueva etapa de este fic ;D

Bueno, ojala q el cap les haya gustado y yo aquí me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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