Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Fiesta

Kohaku llevó a Senku a su habitación y lo arrojó sobre la cama, mirándolo con reprobación.

—¿Qué demonios estabas haciendo? ¡¿Por qué hoy, Senku?! Ja, tengo una fiesta con cientos de invitados por atender y se supone que tú deberías estar preparándote, no haciéndome perder el tiempo buscando respuestas otra vez. —Cruzó los brazos sobre su pecho, viéndolo con una mirada más decepcionada que molesta—. Pensé que ya habías dejado eso atrás.

Él no pudo sostenerle la mirada, sintiéndose culpable.

—Lo lamento, solo... quería ver el laboratorio. Creí que ya tenía derecho a entrar. He avanzado mucho.

—Pues quizás pronto te habríamos dejado, ¿por qué tenías que actuar a nuestras espaldas? ¡Y en el cumpleaños de Tsukiku! ¿Quieres arruinar su fiesta? ¿No te importa cómo esto la afecte?

—No digas tonterías, por supuesto que me importa mi hija. —La miró con el ceño fruncido—. Escucha, no pensé que nada malo pasaría, creí que solo iba a ver algunas tecnologías futuristas, luego conocí a Reima.

—¿Y qué fue lo que te dijo? —Lo miró con preocupación evidente.

—¿No va a interrogarlo Reimo? —preguntó con sequedad, rascando su oído con fastidio.

—Reimo no tiene tanta autoridad sobre Reima, y Reima solo te es absolutamente leal a ti. Aunque no le hayas dicho que guarde el secreto, seguramente no nos dirá nada a menos que tú se lo órdenes. —Bufó—. Así que, ¿me dirás qué te dijo o volveremos a guardarnos secretos?

Senku la miró en silencio, recordando la promesa que se hizo a sí mismo de ya no andarse con secretismos con ella.

Quería confiar, y quería que ella confiara en él también.

—Bien. Me dijo que el objetivo de Aspen o Kinoeda es Whyman, y que esa fue la razón por la cual me borré la memoria.

—¿Te dijo eso? —Lo miró boquiabierta—. ¡Nunca quiso decírnoslo a los demás por más que le preguntáramos! Aunque sospechábamos que esa era la razón, pero...

—Quizás deberían haber pedido mi ayuda desde el principio. —Se puso de pie, llevando las manos a su cintura—. O al menos, pueden pedir mi ayuda ahora. Ya recordé muchas cosas, y también quiero respuestas, ya sabes.

Kohaku lo miró en silencio un segundo, antes de suspirar.

—¿Y Reima no te dijo... si había un motivo aparte de ese? ¿Algún... otro motivo?

Senku apretó la mandíbula, mirando fijamente a los ojos de Kohaku.

Se miraron un largo rato, los dos muy serios, los dos ansiosos, buscando cualquier señal de algo en los ojos del otro.

—No, él no sabe de ningún otro motivo —respondió Senku finalmente. Eso era técnicamente cierto.

—Muy bien. —Kohaku apartó la mirada, suspirando profundamente—. Escucha, los invitados ya empezaran a llegar. Será mejor prepararnos. Yuzuriha y algunas amigas también están preparando a Tsukiku y quiero que nos saquemos algunas fotos antes de empezar a atender a los invitados, es algo que hacemos todos los años.

—Bien...

—Puedes ir a ducharte, luego te daré tu traje —murmuró mientras se dirigía al armario.

Senku asintió y se dirigió al cuarto de baño, pero entonces volteó a verla.

—Leona...

—No soy una leona. —Lo miró con cansancio.

—Ven. —Le hizo una seña con la mano para que se acercara.

—¿Eh?... —Ella fue a él con rostro confundido, y Senku de inmediato tomó su barbilla y la beso profundamente.

—Ven a la ducha conmigo —propuso con voz jadeante al romper el beso, haciéndola jadear un poco.

—Los invitados...

—No tardaré mucho. —Abrazó su cintura y la pegó contra su cuerpo—. Será rápido.

—Ja, luego dices que soy yo la que no puede quitarte las manos de encima... —Con una pequeña sonrisa complacida, Kohaku empezó a quitarle la camisa y luego lo arrastró a la ducha.

No pudieron darse el lujo de tener mucho a tiempo a solas, Senku uso algunos trucos sucios para satisfacerla rápidamente y luego tuvieron que bañarse en serio y salir de la ducha corriendo para vestirse y salir a recibir a los invitados.

Senku vio por primera vez el traje que le hizo Yuzuriha para la ocasión, sorprendiéndose al ver que su corbata tenía un efecto visual como de nubes de tormenta moviéndose lentamente, tan oscuras que combinaban bien con el resto del traje, que era negro con una camisa gris.

También fue la primera vez que vio a Kohaku con su vestido, que era de un azul muy oscuro con un efecto visual en la falda que hacía parecer como si esta surgiera de un flujo de agua desde el lazo en su cintura, acabando en el borde de la falda como si las gotas estuvieran a punto de caer, pero al final acabaron mezclándose con el vestido.

Senku no pudo evitar su curiosidad y le levantó la falda a Kohaku, ignorando su mala mirada, porque la verdad daba la impresión de que su falda estaba hecha de agua líquida, pero no, solo era tela.

—Yuzuriha se ha vuelto muy creativa con sus diseños...

—¡Ja, lo sé! ¡Y tienes que ver lo que hizo para el vestido de nuestra bebé! ¡Te encantará! —Empezó a dirigirse a la salida.

—Espera. —Senku la detuvo antes de que saliera—. Kohaku, ¿puedo saber por qué Aspen o Kinoeda quiere la ubicación de Whyman? ¿Por qué está oculto, para empezar?

Ella lo miró por encima del hombro, ceñuda.

—Senku, esas preguntas tienen respuestas muy complejas. Hablemos después de la fiesta, hoy es el día de nuestra hija.

—Sí, lo siento... ¿Puedo al menos saber por qué le dicen Kinoeda si su nombre real es Aspen? —Al ver la mirada contrariada de Kohaku, rodo los ojos—. ¿En serio? ¿Ni siquiera eso? ¿Al menos puedo saber si es mejor decirle Kinoeda o Aspen? ¿O eso también tiene una compleja respuesta de vida o muerte? —Alzó las cejas con sequedad.

—Dile Kinoeda, todo el mundo le dice así ahora. —Suspiró, negando con la cabeza y acercándose a él para tomarlo de la muñeca y arrastrarlo afuera—. Escucha, ahora vamos a tomarnos unas fotos con Tsukiku, luego saludaras a algunos invitados, después irás con la Dra. Elise para que te haga unas pruebas y luego Gen irá a buscarte para quedarse contigo y ayudarte a memorizar los nombres de ciertas personas que no recuerdas, para que la gente no sospeche de tu amnesia.

—Bien, parece que ya tienes planeado todo mi día. —Bufó—. ¿Y a qué hora puedo pasar tiempo con mi mocosa? —Eso era lo que más le interesaba.

—Más tarde, siempre eres el primero en bailar con ella. —Sonrió divertida al ver su mueca de espanto.

—Odio bailar.

—Lo sé, pero esta es nuestra bebé y tienes dos opciones: bailas con ella o te rompo las piernas. Tú eliges. —Su sonrisa fue tan psicótica que Senku se estremeció de adentro hacia afuera.

Wow, ahora entendía lo que sentía la gente cuando él sonreía así.

—¿Por qué siento que hablas diez billones por ciento en serio?...

—Porque lo hago, luego te curaré con la petrificación. —Su sonrisa desquiciada seguía allí.

Senku tragó saliva.

—Algún día te denunciare por violencia doméstica, estoy seguro —susurró mientras bajaban las escaleras, haciendo a Kohaku reír.

—¡Ja! Quizás comience a creerte, llevas años diciendo lo mismo.

—¿Qué tanto maltratas a tu esposo, leona abusadora?

—¡Que no soy una leona!

Bajaron a la sala y Kohaku mandó un mensaje con su celular.

—Tsukiku bajara en un momento —le informó.

—Hmm... —Su mirada empezó a vagar por la sala, viendo a varios de sus amigos correr de un lado a otro, hasta que sus ojos se fijaron en las ventanas de la casa—. Oye... ¿por qué las ventanas muestran pétalos de Sakura? ¿Plantaron unos por el cumpleaños de la niña o qué? —Eso ya sería algo exagerado incluso para él.

—No, solo es una proyección holográfica o algo así, Tsukiku misma la hizo. —Sonrió enternecida—. Fue un regalo de cumpleaños para mí el año pasado y le pedí que volviera a hacer la proyección para su fiesta.

—Increíble, es muy real. —Se acercó a la ventana con ojos entrecerrados—. Esa mini-leona es muy talentosa con las proyecciones holográficas...

—¡No le digas leona a mi bebé! —reclamó Kohaku de inmediato.

—¡No soy un bebé, mamá! —Su queja vino desde las escaleras y de inmediato ambos voltearon a verla, encontrándola bajando junto a Yuzuriha y Ruri.

El vestido de Tsukiku era... muy interesante. Era corto hasta por encima de las rodillas, sin mangas, de color mayormente negro, con un lazo en la cintura y otros detalles de un azul eléctrico, pero al bajar las escaleras notó que con cada movimiento rayos de electricidad como los que se veían en una tormenta aparecían y desaparecían de la falda del vestido, serpenteando por toda la tela.

Aparte del vestido genial, tenía su cabello atado en una coleta alta, rizado en las puntas y en el flequillo, aparte de un ligero maquillaje y zapatos con tacones.

Senku hizo una mueca. Se veía linda, pero una parte de él quería quejarse de que era muy pequeña para el maquillaje y el vestido con tinte tan maduro. Sin embargo, no iba a meterse en sus decisiones, ella se veía feliz usando el vestido, así que le sonrió suavemente apenas estuvieron frente a frente.

—Te ves bien, mini-leona. —Como no quería arruinar su peinado, le acarició la mejilla.

Ella se sonrojó, sonriendo de forma radiante.

Cuando sonreía así, a pesar de que era igualita a él, solo podía pensar en que era idéntica a su madre.

—¡WAAAA! ¡Mi bebé ya es una mujercita! —Kohaku de nuevo se puso sensible y abrazó a Tsukiku con tanta fuerza que le pareció escuchar sus huesos crujir.

—¡Leona, como rompas a nuestra hija quiero el divorcio!

—Ups, lo siento... —La soltó rápidamente, riendo con nerviosismo.

—E-está bien, estoy acostumbrada...

—¿Les gustan sus ropas? —preguntó Yuzuriha con emoción. Ella tenía un vestido rosa con mariposas volando al borde de la tela de su falda—. ¡Senku tiene las nubes, Kohaku la lluvia y Tsukiku los rayos!

—¿Y qué somos? ¿La familia tormenta? —Senku la miró con sequedad, ganándose un leve codazo de su esposa que igual le dolió.

—Nos encanta —aseguró Kohaku.

—¡Sí, las tormentas son geniales! —aseguró Tsukiku con los puños en alto.

—¡Ahí están! —Minami llegó, ya vestida con un vestido color vino y el cabello suelto, a diferencia del bollo en el que normalmente lo ataba, muy elegante para la fiesta—. ¡¿Listos para las fotos?! —Sacó su preciada cámara—. ¡Y espero que no lo arruines, Senku!

—Sí, sí, lo que sea. —Rascó su oído con el meñique.

Para la primera foto simplemente tuvieron que pararse tras la niña colocando una mano en sus hombros. En la tercera foto ella los rodeó con sus brazos. En la tercera Kohaku la alzó en brazos y Senku solo alcanzó a hacerse a un lado para que no le diera con el codo en el ojo.

Tsukiku salió bien, pero Senku se veía horrible y Kohaku se veía borrosa. Hmm, la pequeña leona era bastante fotogénica, a diferencia de sus progenitores.

—Muy bien, ya sé que nunca tengo muchas buenas fotos con ustedes dos. —Minami señaló con molestia al matrimonio Ishigami—. Solo quiero otra foto buena, la última. Tomen cada uno una mano de su hija, como si la entregaran en el altar o algo.

—¡Eso no va a pasar! —gritaron Senku y Tsukiku.

—¡Solo era un ejemplo!

Bufando, Senku tomó una mano de su hija, notando con curiosidad que incluso en su fiesta y aunque ya hacía calor ella estaba usando guantes largos hasta los codos, como siempre, aunque normalmente llevaba guantes sin dedos, esta vez los guantes solo tenían descubiertos los meñiques, y combinaban con su vestido exótico, pero igual se le hacía extraño con el calor que hacía. ¿Por qué estaba tan obsesionada con los guantes?

Prefirió no preguntar y forzó una sonrisa para la cámara de Minami.

Finalmente, la foto salió bien y ellos quisieron irse, pero Minami les dijo que esperaran.

—¿Qué pasa? —preguntó Kohaku, con las manos en la cintura.

—Es que...

—¿Mamá? ¿Me llamaste? —Haishi llegó en ese momento, con Umi detrás de él.

Haishi tenía un traje bastante elegante, negro con una camisa color vino. Su cabello estaba bien peinado y su corbata tenía unas rayas oscuras que aparecían y desaparecían de vez en cuando.

Umi traía un vestido color melocotón degradado en naranja, con muchos moños y un chal blanco que emitía un brillo muy leve. Tenía su sombrero de ala ancha de siempre, pero con más flores.

—¡Ahí estás, Haishi! ¡Mira, hijito, mira! ¡¿No te parece que Tsukiku-chan está lindísima?! —Lo codeó.

Haishi fijó sus ojos en Tsukiku y Senku sintió ganas de matarlo al verlo sonrojarse y mirarla fijamente.

Tsukasa lo mató una vez, técnicamente no podría decirle nada por matar a su mocoso pervertido, ¿verdad? Era un trato justo.

—T-te ves... Eh, feliz cumpleaños. —Haishi apartó la mirada.

—Gracias. —Tsukiku rascó su oído con el meñique.

—Te ves muy hermosa. —Umi le sonrió dulcemente—. Feliz cumpleaños.

—Gracias, Umi-nee.

—¡Oh, Haishi, se me ocurrió una gran idea! —Minami empezó a sacudir a su hijo con una sonrisa asquerosamente entrometida y obvia—. ¡Deberías tomarte una foto con Tsukiku, solo ustedes dos! ¡Después de todo, eres su mejor amigo!

—¡¿Eh?! —Haishi se sonrojó todavía más.

—De ninguna manera. —Senku se colocó protectoramente delante de su mocosa.

—¡Oh, vamos, son mejores amigos!

—Mejor tomate fotos tú con tu mocoso.

—Tranquilo, Senku, solo son fotos. —Kohaku rio con varias gotitas corriendo por su frente.

—¡¿Te pones de su lado?!

—Ja, qué absurdo que se pongan a discutir ahora, solo tomen la foto de una vez y ya. —Tsukiku pasó de largo a sus padres y tomó de la muñeca a Haishi—. Solo una.

—¿E-en serio? —Haishi la miró boquiabierto.

—Claro. —Tsukiku volvió a sonreír de forma radiante.

—¡SÍ! —Minami alzó un puño, victoriosa, mientras que Senku le robó a Kohaku el cuchillo que siempre guardaba en su muslo.

—¡Con Umi-nee! —De pronto, Tsukiku tomó también la muñeca de Umi, que había estado a punto de irse.

—¡NO! —Minami se desplomó en el suelo, mientras que Senku le devolvió el cuchillo a su esposa, justo un segundo antes de que ella se lo quitara y de paso lo golpeara por exagerado.

A Minami no le tomó más remedio que tomar la foto, donde Tsukiku salió muy sonriente y Haishi y Umi salieron muy incomodos.

Luego de eso, Kohaku arrastró a Senku y a Tsukiku a saludar a algunos invitados especiales.

—¿Y por qué estos invitados son tan especiales? —le preguntó él sin mucho interés.

—Ja, pensé que querrías recibir personalmente a la Dra. Mironi y su familia, pero si no quieres...

—¡Sí quiero! —exclamó de inmediato.

Quizás podría aprovechar esta oportunidad para preguntar sobre el avance de la cura para su amnesia.

Llegaron al recibidor, donde vieron a la famosa doctora conocida como computadora humana junto a varias personas.

De las personas que la acompañaban, la que más llamó la atención de Senku fue una mujer de cabello corto color azul, increíblemente alta y con los labios pintados uno de celeste claro y otro de azul oscuro. Sus brazos eran más delgados que los de Nikki, pero más musculosos que los de Kohaku, y tenía una camiseta azul arremangada en un moño que dejaba al descubierto su six pack, pero eso no fue lo que llamó su atención en sí, sino su mirada de completa demencia y cómo sacó su lengua y lamió sus labios pintados, mirando directamente a Kohaku.

—¡Kohaku! —De pronto, la mujer de cabello azul se le tiró encima a Kohaku, intentando aplicar una llave de lucha, de no ser porque Reimi salió de debajo de la falda de Tsukiku y la atrapó en sus bracitos metálicos—. ¡Agh, demonio metálico, suéltame!

—¿Quién demonios es esta mujer? —preguntó Senku, pálido.

—Básicamente... la futura consuegra de tu mejor amigo... —contestó Tsukiku.

—¡¿AH?!...

—Blund, hermana, estás siendo muy grosera. —La Dra. Mironi se adelantó unos pasos—. Mil disculpas, Senku, sé que no la recuerdas, pero mi hermana mayor es una mujer más sensata de lo que parece.

—Simplemente le gusta mucho entrenar conmigo —explicó Kohaku, riendo nerviosamente—. Aunque por más que la golpeó nunca la he derribado y generalmente me da palizas... pero le gusta. —Rio.

—Ella le ganó a Tsukasa una vez —murmuró Tsukiku, con los ojos muy abiertos, como si todavía no se lo creyera—. Pelaron siete veces y de esas solo gano una, pero nadie podía creerlo cuando ganó esa cuarta vez... Por eso, muchos dicen que es la mujer más fuerte del mundo.

—Y es mi hermana mayor —dijo la Dra. Mironi con una sonrisa presumida.

—¿Qué les daban de comer sus padres a ustedes dos? —preguntó Senku sarcásticamente, más bien perturbado de ver que la tal Blund le estaba dando pelea a los bracitos de Reimi.

—Nuestro padre era un físico que también hacía boxeo, se casó con otra boxeadora con un doctorado para garantizar tener varones campeones atletas que también fueran inteligente. —La doctora ajustó sus lentes de sol—. En su lugar nos tuvo a nosotras dos. Yo soy débil como una frágil tira de grafito, pero muy lista. Mi hermana heredó toda la fuerza, aunque también es muy lista, debo decir.

—Sí, sí, soy brillante —dijo Blund mientras intentaba librarse de Reimi mordiendo sus brazos metálicos.

—Nuestro padre nos odiaba porque fuimos mujeres y luego no pudo tener varones, así que las dos nos volvimos excelentes en nuestros campos para darle una lección. —Sonrió vengativamente—. En fin, déjenme presentarles a mi esposo. —Mironi tomó del brazo a un hombre castaño con lentes y mirada muy seria—. Él es mi esposo, quizás lo conozcas ya de la época moderna, es el famoso Dr. Gray.

—No me suena —comentó Senku, pensativo.

—No me extraña, muchos me trataban de loco —murmuró el Dr. Gray, con rostro completamente serio y tono inexpresivo.

—Esta es nuestra hija, Katie. —La doctora le presentó a una niña de unos ocho años que parecía más interesada en jugar videojuegos—. Este es mi cuñado, esposo de Blund, Jhonito. —Señaló a un tipo increíblemente alto, pero muy delgado y con una mirada tranquila y amable—. Y esta es mi sobrina, mi querida Bloom. —Señaló a una adolescente muy alta de cabello azulado corto, pero con dos trencitas largas, igual a su madre loca, con el labio superior pintado de azul oscuro y el inferior de celeste claro. Esa adolescente estaba muy enfocada en su celular.

—¡Hola, Bloom! —Tsukiku saludó alegremente a la adolescente alta, que solo asintió con la cabeza, sin voltear a verla—. Escucha —susurró en el oído de Senku—, ella le gusta a Kinji-nii, por eso te digo que Blund es la futura consuegra del tío Taiju. —Rio divertida, guiñando un ojo.

—¿Me estás diciendo que el cabeza hueca de Taiju va a ser familia de la mujer más inteligente del mundo?... —Qué irónico.

—Por ahora es probable que sí. —Rio entre dientes—. Bloom es la única que le ha gustado. Y eso que Kinji-nii es popular con las chicas. —Hmm, eso no lo sorprendía, aunque Taiju nunca fue popular con las chicas, Kinji era más bien idéntico a Yuzuriha en sus facciones faciales y eso le daba bastante atractivo.

Siguieron un rato de charla con ellos hasta que Tsukiku empezó a arrastrar a Bloom para que viera a Kinji y Senku decidió acercarse a la Dra. Mironi para preguntarle acerca de la cura de su amnesia.

—Ideé un programa para trabajar en ello, pero vamos lento —contestó con sinceridad—. A este paso nos tomará alrededor de un año el empezar a recuperar tus memorias, querido.

—¿No hay alguna forma de acelerar el proceso? —preguntó, frustrado.

—Pues tú mismo has demostrado ser capaz de recordar por tu cuenta, quizás debas intentar ponerte en más situaciones límite que despierten tus recuerdos, pero eso es algo que debes trabajar con la Dra. Coutta.

—Sin embargo, sí hay otra forma de revertir el proceso más rápidamente mediante maquinas —dijo de pronto el tal Dr. Gray, llamando la atención de Senku y Kohaku.

—¿Cómo? —preguntó Kohaku, luciendo bastante nerviosa, por alguna razón.

—Con los planos del arma que te borró la memoria —afirmó el Dr. Gray, y su esposa asintió.

—Claro, eso ya lo sabíamos —murmuró Kohaku, apartando la mirada—. Los hemos estado buscando.

Y Tsukiku también, pensó Senku.

—Oigan —dijo de pronto—. ¿Y Reima no los sabe? Dijo que es mi asistente.

Kohaku volteó a verlo con los ojos muy abiertos.

—Nos dijo que la explosión del arma dañó su memoria... pero quizás era mentira. —Se llevó las manos al rostro, pensativa—. Quizás tú le dijiste que la información era confidencial y no quiso dárnosla porque te es leal a ti más que a nadie, pero ahora que estás aquí...

—Puedo pedirle la información. —Senku sonrió emocionado—. ¡¿Con eso recuperaremos mi memoria más rápido?!

—Es muy posible, querido. —La Dra. Mironi también se veía emocionada—. Deberíamos ir a ver a Reima y confirmarlo.

—¿Ahora? —Kohaku se tensó y Senku apretó los labios.

—Mejor después de la fiesta —dijo él—. Es el cumpleaños de mi hija, ya saben.

—Oh, por supuesto. —La Dra. Mironi asintió y tomó del brazo a su marido para llevárselo al jardín.

—Entrenemos después, Kohaku, te ves algo debilucha a comparación de antes —exclamó la hermana mayor de Mironi, la tal Blund, palmeando con fuerza tal la espalda de Kohaku que casi la manda al piso, luego se fue junto con su esposo Jhonito.

—Bien, esos invitados fueron muy interesantes. —Senku rio entre dientes al ver a Kohaku frotar su espalda adolorida. Eso no era algo que se viera muy seguido—. ¿Y ahora?

—Unos últimos invitados y ya luego irás con la Dra. Coutta a que te revise.

Salieron al jardín delantero, donde vieron un auto estacionado con las puertas abiertas y un par de hombres apoyados allí.

Y lo raro fue que Senku pudo reconocer a uno de esos hombres.

No lo recordaba para nada de después de la petrificación, pero sí antes de eso. Parado frente a un motor, en las instalaciones de la NASA, aquel que conoció como el Dr. X, aquel de quien Chrome le habló.

—¿Dr. Xeno? —preguntó con cautela, con una pizca de duda.

El hombre le devolvió la mirada y le sonrió de inmediato. Estaba más viejo, ahora debía tener casi 50 años, pero se conservaba bien y había mucho respeto y cierta pizca de afecto en sus ojos al verlo.

—Dr. Senku. —Se acercó a él junto con un hombre rubio como de la misma edad siguiéndolo—. Ha pasado tiempo. Escuché de tu amnesia. Dime, ¿me recuerdas antes o después de la petrificación?

—Antes, de hecho. —Sonrió complacido ante su perspicacia—. Solo por los mensajes y la única vez que nos vimos en Estados Unidos.

—Entiendo, quizás sea lo mejor, no nos reencontramos de la mejor manera. —Sonrió con nostalgia y una pizca de culpabilidad—. Déjame presentarte a Stanley Snyder, él fue un astronauta junto contigo, tu esposa y Nanami Ryusui.

—También trate de matarte —murmuró el tal Stanley, prendiendo un cigarrillo.

—Eh... —Senku sintió unas gotas de sudor frío correr por su frente—. Bueno, no fuiste el primero, supongo.

—Ni el último —acotó Kohaku con un gran suspiro.

—En fin, es bueno ver una cara conocida para variar. —Senku volvió a sonreír, también sintiendo cierta nostalgia de repente—. También porque fuiste alguien que conoció a mi padre...

—Por supuesto, y aún después de tantos años lo recuerdo muy bien. —Asintió—. Un hombre tan racional como irracional, alguien con quien nunca me entendí del todo, pero por supuesto que solo él criaría a un hijo tan excepcional como tú. —Se acercó a colocar una mano en su hombro—. Es bueno verte otra vez, incluso aunque no recuerdes todos estos años trabajando juntos en varios proyectos, espero que pronto podamos retomar nuestro trabajo como compañeros científicos.

—Bien, me alegra saber que alcance el nivel de mi maestro científico. —Rio entre dientes—. Parece que ahora vuelvo a ser pupilo, pero te aseguró que no será por mucho más tiempo.

—Si tú lo dices, confiaré en tu palabra.

—¡Mamá! —En ese momento, Tsukiku llegó corriendo, con su vestido dejando una estela de luces eléctricas a medida que corría—. ¡Oh, aquí están! —Llegó rápidamente hasta ellos, sonriendo—. Todavía no me dejan entrar al salón, ¿cuánto más tengo que esperar?

—Solo un momento. —Le acarició el cabello tiernamente.

—Tsukiku, felicidades por tus catorce años —dijo Xeno con calma—. Un par de años más y finalmente podrás unirte a trabajar con nosotros en los más grandes proyectos científicos.

—¡Ja, eso ya lo sé! —exclamó ella con emoción, apretando los puños hacia arriba—. Pero hablando de eso, ¡tienes que darme noticias de los avances de los proyectos que quedaron colgando cuando mi viejo entró en coma! —Se colgó de la bata de Xeno.

—Todo a su tiempo. —Xeno le hizo una seña a Stanley, que tomó a Tsukiku de la cintura y la obligó a soltar a Xeno, para después cargarla como si fuera una muñeca para dársela a Kohaku—. Aunque ya estés más grande, todavía no tienes la edad suficiente para involucrarte tanto en esos proyectos.

—Ugh, que malo eres, abuelo Xeno. —Bufó.

Un tic sacudió uno de los ojos de Xeno.

—Te he dicho que no me llames así, que poco elegante.

Kohaku se rio abiertamente por la molestia del Dr. Xeno, pero luego recibió una llamada.

—Oh, tengo unos asuntos que atender, será mejor que te lleve con la Dra. Elise ahora. —Guardó su celular, se despidieron de los estadounidenses y Kohaku, todavía cargando a Tsukiku con un brazo, tomó la muñeca de Senku y lo arrastró dentro de la casa otra vez.

Lo llevó a una habitación y lo dejó parado frente a la puerta, mientras también bajaba a Tsukiku y se aseguraba que su cabello siguiera bien peinado.

—Bien, ahora necesito ir a arreglar ciertos asuntos con Tsukiku, tú quédate con la Dra. Elise hasta que Gen venga a buscarte, luego vayan al patio, ya para esa hora la fiesta estará a punto de comenzar oficialmente, quédense allí hasta que yo vaya por ti.

—Ok, nos vemos.

Kohaku se marchó llevándose a su hija y Senku entró a la habitación, encontrando a la Dra. Coutta tecleando en lo que parecían ser un montón de escáneres. Su hijo estaba en un rincón, bebiendo de una botella de Coca-Cola.

—Senku, hola. Ahora voy a examinar el estado de tu cerebro mientras te someto a ciertas caras para ver tus respuestas, para asegurar que estés en buen estado para la fiesta y para tener un punto de referencia cuando te examine mañana también.

Una vez más, tuvo que soportar pruebas que no entendía rodeado de escáneres. Chrome le había explicado un poco cómo funcionaban, pero el modo en el que los científicos especializados en ellos los usaban estaba más allá de su entendimiento, sinceramente.

La Dra. Coutta le mostró varias imágenes de personas desconocidas y conocidas. Imágenes de su suegro, de dos desconocidos, de algunos aldeanos que apenas pudo reconocer, de más desconocidos, de sus amigos personales como Ryusui y Ukyo, más desconocidos, y luego hasta le mostró a Myuji, el ex de Kohaku, razón por la cual su cabeza comenzó a dolerle levemente.

La Dra. Elise lo miró de reojo, antes de detener las pruebas y decirle que por hoy estaban bien así.

En ese momento, tocaron a la puerta.

Era Gen, por supuesto, ya vestido con un traje bastante elegante, listo para ayudarlo a sobrevivir a la fiesta.

Sin embargo, Gen se quedó mirando a la Dra. Coutta, intercalando miradas de ella a su hijo.

—Ah, cierto que ustedes se conocían, ¿no? —preguntó Senku con aburrimiento, rascando su oído.

—Sí, pero desde hace mucho tiempo. —Gen sonrió tensamente—. ¿No van a venir a la fiesta? Está a punto de empezar.

Elioth miró a su madre, que pareció dudosa por un momento, antes de asentir.

—Claro, vamos.

—¿No te pondrás un vestido bonito para la ocasión, Elise-chan? —preguntó Gen con cautela.

—Por lo que he escuchado, esto será más una feria científica que una fiesta en sí —murmuró Elise, ajustando su bata de laboratorio—. Creo que así estoy bien.

—¿Una feria científica? —preguntó Senku, interesado.

—Ah, sí, muchos científicos vienen aquí a compartir avances científicos entre ellos y como exhibición hacia tu Tsukihime-chan~. Este año la lista de invitados es más reducida, pero aun así vendrán varios científicos importantes a mostrar sus aportes, por lo que dijo el Dr. Xeno.

Senku pensó que eso era bastante interesante y que ya quería ver qué tanto podía aprender ese día, aunque teniendo en cuenta que no podía demostrar su amnesia, y estuvo a punto de preguntarle más al respecto a Gen, pero entonces una vocecita los interrumpió.

—¡Papá! —Era Neo, el pequeño hijo de Gen, que corrió a abrazarse a sus piernas.

—Ah, Neo-chan, que bueno verte~. —Gen le revolvió el cabello cariñosamente.

Senku notó de reojo como la Dra. Elise retrocedía varios pasos, abrazándose a sí misma.

Volvió la vista al frente, encontrándose con una mujer de piel bronceada con un largo cabello castaño y apariencia de muñeca Barbie, con un vestido corto, ceñido y lleno de lentejuelas.

—Senku-kun, un placer verte otra vez. —La mujer bronceada le hizo una reverencia—. Soy Rena, la madre de Neo.

—Ah, eres la ex novia de Gen —dijo sin mucho interés, rascando su oído con el meñique.

Recordaba que le habían dicho algo de que era la asistente de magia en el programa de Gen hasta que se embarazó y luego tuvieron problemas porque él no quería casarse.

—Bueno, nunca tuvimos algo formal, pero básicamente sí. —Su mirada se llenó de acidez y resentimiento al mirar a Gen, que solo rio nerviosamente.

—Qué bueno que vinieras con Neo a la fiesta de Tsukiku-chan, Rena-chan~.

—Pues claro, aunque no sea tu día ni yo soy tan descorazonada para impedirle a Neo estar contigo en tu cumpleaños —murmuró Rena a regañadientes.

—¡¿Es tu cumpleaños?! —gritó Elioth de pronto, haciendo que todos lo miraran con confusión, menos su madre, que de pronto le susurró algo en el oído, algo que lo hizo calmarse y reír nerviosamente—. V-vaya, no lo sabía~.

—Ah, cierto, cumples años el mismo día que mi mocosa, lo había olvidado. —Senku rio entre dientes.

—Tsukiku-chan se adelantó un poco, según recuerdo~. Creo que desde el vientre supo que yo sería su tío favorito~. Aunque por desgracia Tsukasa me ganó el puesto de padrino ya que poco antes de que naciera salvó a Kohaku-chan de un atentado de uno de tus enemigos~.

—¿Cuántos enemigos se supone que tengo?... —preguntó con varias gotas de sudor frío corriendo por su frente.

—Gracias a Tsukasa-chan y otros amigos, no muchos, realmente~. Pero los que quedan si son algo difíciles~. —Rio mientras cargaba en brazos a su hijo Neo—. El que atacó esa vez fue Chamaleon, si recuerdo bien...

—¿Chamaleon? ¿Es un secuaz de Kinoeda o algo?

—No realmente~, aunque se alían de vez en cuando, pero...

—¿Quién es Kinoeda? —preguntó Neo de pronto, interrumpiendo a su padre.

—Oh, nadie, no te preocupes por eso~.

—Hmm, como siempre hablando de más, por eso sigues soltero —comentó Rena venenosamente, para luego darle la espalda—. Iré a beber algo, mantén un ojo en Neo y si de repente te llaman a tus reuniones de diplomacia súper importante avísame, como te lo vuelvas a llevar sin decirme te castraré —advirtió con voz rencorosa, antes de marcharse pisoteando.

—¿Qué es "castraré"? —preguntó Neo inocentemente.

—Ah, Rena-chan, siempre ha sido una mujer bromista. —Gen rio nerviosamente—. Mejor vamos a la fiesta, si llegamos tarde será Kohaku-chan la que me castrará.

Siguieron caminando y Senku quiso preguntar más sobre el tal Chamaleon, pero Elioth se le adelantó a hablar.

—¡Neo, hola! —Empezó a caminar al lado del niño pequeño—. Soy Elioth Coutta, es un placer conocerte. Tengo quince, ¿cuántos años tienes tú?

—¡Cumpliré seis pronto! —exclamó alegremente, soltando la mano de Gen para mostrar cinco dedos de una mano y un dedo de la otra mano, luego volvió a tomar la mano de Gen—. ¿Te puedo decir Nii-chan?

—¡¿EH?! ¡¿P-por qué?! —Pareció muy nervioso de repente.

—En Japón es normal que los niños pequeños llamen a los niños mayores así, Elioth —aseguró Elise, enviándole una mirada un poco extraña que Senku no supo interpretar.

—Oh... E-está bien, entonces.

—¡Genial, nii-chan!

Gen entrecerró los ojos sospechosamente, por alguna extraña razón que tampoco supo interpretar.

—Y dime, Elise-chan, ¿qué fue de tu vida después de la petrificación? ¿Hace cuántos años te despetrificaron?

—Pronto se cumplirán unos veinte años, más o menos —murmuró la doctora, con el rostro perfectamente en blanco.

Gen la miró intensamente, como si tratara de leer su expresión, para luego apartar la mirada, luciendo algo frustrado.

—¿Y no estás casada?~

—Sabes que esas cosas no son para mí, pretty boy.

—Tú eres la única que piensa eso... —susurró Gen por lo bajo, antes de sonreír dulcemente—. ¡En fin! Ahora debo ayudar a Senku-chan con ciertas cosas, espero que disfruten la fiesta~.

—¿Y yo qué hare mientras, papi? —preguntó Neo, curioso—. Mami dice que no debo molestar a los grandes cuando trabajan.

—Está bien que te quedes con nosotros por un rato, luego cuando lleguen más niños podrás ir a jugar con ellos al área infantil~.

—Disculpe... —Elioth miró a Gen con algo de nerviosismo—. Eh... Yo podría jugar con él un rato, si no es molestia. M-me gustan los niños y eso... Estoy practicando algo de magia y...

—¡Oh! ¡Magia! —Los ojos de Neo se iluminaron—. ¡Me encanta la magia! ¡¿Puedo practicar con nii-chan, papi?! ¡¿Puedo?!

—Oh, está bien, solo quédense cerca de mí o tu mami va a matar a papi, ya sabes las reglas. —Volvió a revolverle el cabello.

Llegaron al jardín y Neo tomó la mano de Elioth y lo arrastró lejos. Elise los siguió, pero se mantuvo cerca de Gen, que no dejaba de mirarla con ojos entrecerrados, haciendo que Senku empezara a sospechar ciertas cosas.

—Déjame adivinar —dijo apenas tomaron algo de distancia de la doctora—. ¿Tuviste algo con ella?

—Fue mi única relación seria, diría yo. —Gen sonrió con algo de tristeza y nostalgia—. Pero fue hace mucho tiempo, solo poco antes de la petrificación...

—Ese chico Elioth... —Miró de reojo al adolescente enseñándole magia al pequeño niño de preescolar—. ¿Crees que sea tu...?

—No lo sé. —Tensó la mandíbula—. Tiene rasgos asiáticos así que... es sospechoso, pero no puedo estar seguro.

—¿Eso no lo detectarían los escáneres? —se preguntó Senku más para sí mismo, recordando algunas de las funciones de esos avanzados escáneres.

Gen volteó a verlo con los ojos muy abiertos.

—Tú eres el experto en ciencia, tú dime.

—Eh... Mejor preguntémosle a Chrome. —Odiaba admitirlo, pero no había avanzado tanto en esa área.

Avanzaron a través del gigantesco jardín, viendo que ya estaba lleno de invitados.

Reconocía a la mayoría, eran gente que ya había visto en la fiesta de Umi, amigos de antaño, algunos amigos cercanos e incluso reconoció a varios científicos famosos de la época moderna, más viejos, pero todavía reconocibles.

Gen le sopló el nombre de varios de los científicos que no conocía, y de los que sí conocía le dio algunos datos de los proyectos que tenían en común, aunque no sabía demasiado porque al fin y al cabo la ciencia no era su campo, así que cuando llegaban al punto en el que ni Gen ni Senku sabía que responder, el mentalista inventaba alguna buena excusa y salían de esa conversación para salvarse de que se dieran cuenta de que algo andaba mal.

Estuvieron así una media hora antes de que Kohaku llegara corriendo hacia él, con una sonrisa emocionada.

—¡Senku! ¡Ya debemos hacer nuestra entrada con Tsukiku a la fiesta! Gen, ¿le darás tu regalo?

—¿Eh? ¿Regalo? —Senku ladeó la cabeza.

—Por supuesto. —Gen sonrió suavemente, antes de mirar hacia Neo que seguía practicando trucos de magia con Elioth.

Se acercó a la Dra. Coutta y le pidió mantener un ojo en Neo un momento, luego fue con Senku y Kohaku a la parte trasera de la carpa barra salón improvisado donde se celebraría la fiesta. Tsukiku estaba allí con Yuzuriha y Ruri reacomodando un poco su cabello y otros detalles.

—¡Tío Gen! —Tsukiku sonrió felizmente y se acercó a él, tendiéndole una pequeña cajita—. Feliz cumpleaños.

—Oh, gracias~. —Tomó la caja y la guardó cuidadosamente en un bolsillo—. Y ahora~, es momento de que te dé mi regalo especial~... —Sacó algo de una de sus mangas y Tsukiku alzó los puños con emoción, extrañando a Senku.

¿Qué podría tener Gen que le interesara tanto a Tsukiku, cuyas grandes obsesiones eran la ciencia y los gatos?

A menos que sacara un gatito en miniatura de su manga, Senku no tenía idea porqué su mocosa estaba tan emocionada y, de hecho, le molestaba un poco que ahora pareciera tan cercana con Gen mientras que con él apenas le había dado una muestra de afecto abrazándolo en la mañana, luego de semanas ignorándolo, cabe recalcar.

Gen disparó una pequeña lluvia de brillantina, haciendo reír a Tsukiku, y luego abrió sus manos como una almeja, revelando una cajita transparente con una flor adentro. Una flor de plástico, aparentemente.

Era una rosa blanca, pero no parecía estar del todo madura, a pesar de ser de plástico, era como si estuviera a medio camino entre capullo y flor.

¿Eso era lo que tanto emocionaba a Tsukiku?

La miró para confirmarlo, viendo entonces la mueca de decepción de su hija.

—¡No puede ser! ¡Todavía es un capullo! ¡No es justo! —Pisoteó infantilmente.

—¿Eh? ¿Qué está pasando aquí? —Senku oficialmente no entendía nada.

—La rosa está a punto de florecer~ —canturreó Gen, luego abrió la cajita y prendió el capullo al lazo en la cintura del vestido de Tsukiku—. Todavía te faltan ciertas actitudes para madurar, pero mira con atención la flor, está muy cerca de florecer, ¿no lo crees?~ —Tsukiku acunó la flor con ojos curiosos, a lo que Gen palmeó su cabeza cariñosamente—. Quizás el próximo año obtengas la rosa verdadera~.

—Me vienes diciendo eso desde los doce años —Lo miró mal, antes de suspirar resignada—, pero bien, bien, lo aceptó. Y espero que esta vez sí me des la verdadera.

—Eso depende de qué tanto madures~. Y no lo olvides, madurar no significa dejar de hacer cosas de niños. —Volvió a sonreírle, de forma casi dulce—. Me iré ahora, Neo me espera, disfruta tu fiesta~.

Senku siguió con su ceja en alto y rápidamente miró a Kohaku, que rio por lo bajo.

—Todo empezó cuando Tsukiku ya se sentía muy grande a los ocho años y casi se escapa de la casa —le susurró para que la niña no la escuchara—. Entonces, cuando cumplió nueve, Gen le regaló un capullo de flor y le dijo que todavía le faltaba mucho para florecer, además le explicó ciertas cosas de la amistad, ya que en ese entonces todavía no conocía a Misaki y no tenía muchos amigos. Desde entonces Tsukiku espera a que le regale la rosa completa, creo que es porque para ella es muy importante sentir que ya no es una niña, aunque, por mi lado, siempre será mi bebé. —Sonrió, para luego acercarse a Tsukiku y tomar de las manos de Yuzuriha una tiara, colocándosela luego en la cabeza a la cumpleañera.

Senku rio por lo bajo y fue con ellas también, ofreciéndole su brazo a su hija para que pudieran entrar al salón de una vez.

Ella lo miró sorprendida y Senku simplemente agrandó su sonrisa.

—¿Vamos?

—¡Ja, vamos! —Kohaku tomó su otro brazo y Tsukiku finalmente envolvió su brazo libre alrededor del de Senku, entrando a la carpa que cubría el salón.

Una vez dentro, vieron que todo estaba oscuro, ya que había una cortina tapándolos del resto del salón. Entonces, una plataforma los elevó, casi haciendo que Senku se cayera de la sorpresa, hasta que llegaron a la cima de unas escaleras de unos ocho metros, mismas escaleras que daban a una especie de balcón interno que rodeaba toda la carpa y tenía múltiples escaleras, todas de un color blanco platinado que le daba al lugar un aspecto casi de cuentos de hadas.

Wow, ese tal DJ sí que era muy bueno en lo que hacía. ¿Había construido todo solo con sus nanobots?

Dejó esos pensamientos de lado cuando una canción comenzó a sonar y ellos empezaron a bajar, con un montón de ojos puestos en ellos, incluso con reflectores que no tenía ni idea de dónde salían apuntándolos, aunque leves, ya que de otro modo dejaría cegadas a las leonas.

Tsukiku parecía tranquila, pero Senku la sentía apretar con fuerza su brazo, preocupándolo un poco.

—¿Todo bien, mini-leona? —le preguntó en un susurro.

Ella lo miró sorprendida.

—Ah, sí, todo bien. Solo... Eh, no es nada. Cambiando de tema, si sabes que ahora debes bailar conmigo, ¿no?

—¿Qué? —Miró a Kohaku, que rio nerviosamente.

—Sí, ya te lo había dicho. Tienen que bailar, y luego debe bailar con mi padre, sus tíos y sus amigos.

—¿Y Haishi? —preguntó, con una vena comenzando a palpitarle en su sien.

—Probablemente...

—¿Y el mafioso?

—A Yok no le gusta bailar en público —murmuró Tsukiku—, pero lo obligaré. —Sonrió diabólicamente.

Senku sintió otra vena hincharse en su sien, pero prefirió guardarse sus comentarios... por ahora.

Llegaron al suelo y de inmediato las luces bajaron y unas luces holográficas se encendieron en el techo, simulando ser estrellas y mariposas brillantes bailando por el techo.

—¡Wow! ¡Estas las hice yo también! —Los ojos de Tsukiku se iluminaron cuando muchas mariposas pasaron cerca de ellos, rodeándolos por un instante.

Senku pasó la mano a través de las mariposas, comprobando que efectivamente eran proyecciones holográficas, aunque se veían muy reales, excepto por el hecho de que eran bastante brillantes.

—Tienes talento con las proyecciones holográficas, ¿eh? —murmuró, impresionado—. Diez billones de puntos para ti.

A pesar de que la había halagado abiertamente, Tsukiku de repente pareció palidecer un poco, antes de sonreír incómodamente y soltarse de su agarre y el de su madre, caminando al centro de la pista.

Una canción de vals comenzó a sonar, y Kohaku empujó a Senku levemente hacia adelante.

—Vamos, si tú no bailas con ella, quizás otro te gane. —Señaló a Yok siendo empujado a la pista de baile por Misaki, y luego señaló a Minami haciendo exactamente lo mismo con Haishi.

Senku gruñó por lo bajo y rápidamente siguió a su hija.

Se pararon frente a frente y él le ofreció sus manos.

—Te advierto que no sé nada de bailar, mocosa. —O al menos no un vals lo suficientemente decente para no arruinar la fiesta de su hija pisándole el pie o algo.

—Ja, supongo que yo tendré que guiarte. —Rio maliciosamente, tomando su mano y ayudándolo a colocar su otra mano en su espalda—. Ahora trata de no soltarme, cuando cumplí seis años por poco me haces caer en la fuente de refrescos.

Senku rio entre dientes, hasta que sintió un destello de un recuerdo llegarle de pronto.

Vio a Tsukiku mucho más pequeñita, cachetona, sonriente y adorable, enfundada en un vestidito verde pastel con falda de tul con sus dos coletitas rizadas y una enorme sonrisa, riendo y mirándolo como sí él fuera su persona favorita en todo el mundo. Vio que efectivamente bailaban de forma tan torpe que casi la hace caerse en una fuente de refresco de fresa, pero la rescató a tiempo cargándola en brazos, ganándose más de sus risas adorables y hasta un abrazo y besos en la mejilla.

Los ojos se le llenaron de nostalgia y apretó cariñosamente la pequeña mano de su niña en la suya, mirando con atención sus dedos enfundados en guantes de seda, viendo que esta mano, aunque seguía siendo considerablemente pequeña, era mucho más grande que la manito que sostenía en ese recuerdo.

Vio la flor que Gen le había regalado en el lazo de su cintura, una rosa que estaba a punto de florecer.

De verdad ella estaba creciendo muy rápido... y él ni siquiera podía recordar su niñez y todo lo que vivieron.

Tenía que recuperar esos recuerdos pronto.

No podía creer que fue tan estúpido para borrar todos esos recuerdos tan preciados.

—Vaya, parece que si recuerdas como bailar. —Su comentario sorprendido lo hizo salir de su ensimismamiento.

Aparentemente había estado bailando inconscientemente en medio de tantos pensamientos, y lo seguía haciendo ahora incluso aunque ni él estaba seguro de cuándo aprendió.

—Memoria motriz, supongo.

—El término correcto es procedimental, de hecho —corrigió Tsukiku—. Lo vi en los libros de la Dra. Coutta.

—Ah, es verdad que quería preguntarle algo a Chrome... Oye, ¿tú sabes si los escáneres funcionan para hacer pruebas de paternidad o algo así?

—Ah, claro. —Lo miró confundida—. ¡Ja! ¿Acaso ahora que me veo femenina dudas que sea tu hija? Tengo veinte billones de pruebas de que compartimos ADN, diez billones de esas están en mi cara. —Rio burlonamente.

—Muy graciosa. —Rio entre dientes—. Es para otra persona. ¿Cómo funciona eso en los escáneres?

—Solo hay que configurarlos, juego de niños. —También rio entre dientes—. Pero vamos, dime el secreto. ¿Es sobre tío Gen?

—¡¿Y cómo lo sabes?!

—Es el más mujeriego que conozco desde que tío Ryusui se casó. —Lo miró sorprendida—. Espera, ¿sospechas que tiene otro hijo aparte de Neo?

—Ejem. —Kokuyo se apareció en ese momento—. Ya acaparaste suficiente a mi nieta, Senku. Es mi turno.

—Ah, cierto. —Soltó a su hija un poco a regañadientes.

—¡Abuelo! —Ella le dio un breve abrazo antes de que empezaran a bailar—. Hace semanas que no te veo.

—Bueno, podrías contestar mis llamadas más seguido. —La miró con lagrimitas en los ojos.

Senku rio y en ese momento sintió los brazos de Kohaku rodear sus hombros.

—¿Bailamos?

—Claro.

Era más fácil bailar con Kohaku, ella se pegaba completamente a él y dirigía sus movimientos, y a él le gustaba dejarse llevar por ella en todos los ámbitos.

Mientras bailaban, los dos estuvieron atentos a Tsukiku, que bailó luego con Xeno por un minuto, después con Taiju, Chrome y Ukyo y varios de sus tíos, incluidos DJ y Gen.

Cuando estaba bailando con Ryusui, Kinji se metió a bailar con ella, y entonces la música se detuvo.

—¡Eh, hola! —Misaki se subió a un escenario con un micrófono, con Myuji y su novio Kei a su lado, y además Umi sentada delante de un piano y Ruchiru con un tablero de mezclas musicales—. Tsukiku, eres mi mejor amiga, y compuse esta canción solo para ti. —Sonrió tímidamente, antes de sacar su bajo y comenzar a tocar.

Myuji empezó a tocar la guitarra y Senku por una vez no sintió tanto desagrado al mirarlo. Su hijo Kei se sentó en la batería y empezó a tocar. Ruchiru parecía tener cierto gusto por ser dj, y Umi tocaba el piano hermosamente. Misaki pronto empezó a cantar con voz dulce, hablando de la amistad y como aliviaba la soledad, siendo coreada por Umi, que también tenía una bella voz.

—Oye, Ishigami... —Al escuchar ese llamado, Senku y Kohaku, que también se apellidaba Ishigami, voltearon hacia Tsukiku, viendo que Yok se le había acercado, con el rostro completamente enrojecido y una mirada reticente—. Le prometí a Misaki que bailaría contigo cuando tocara esa canción, así que... —Le tendió su mano— baila conmigo.

Kohaku jadeó felizmente y Senku de inmediato tomó un cuchillo de cortar carne de una mesa cercana y marchó hacia el mocoso mafioso, siendo frustrado inmediatamente por su esposa que lo atrapó en un abrazo forzoso y lo obligó a volver a bailar.

—¡Ja, me alegra no haberte tenido que obligar yo misma! —Tsukiku tomó su mano con una sonrisa de suficiencia—. Misaki se me adelantó.

—Las odió a las dos. —Él bufó, rodeando su cintura y comenzando a bailar de modo bastante experimentado y elegante.

Senku todavía quería matarlo.

En un punto, la canción de Misaki se volvió más lenta y Kohaku tuvo que abrazar con más fuerza a Senku para impedirle ir hasta su hija y el mocoso delincuente cuando Tsukiku le rodeó el cuello con los brazos.

Para su alivio, parecía que ella solo quería molestarlo apropósito para reírse de él, ¡pero igual le molestaba!

Y, hablando de molestarse, en ese momento Haishi, que había estado bailando con Minami, de pronto dejó el lado de su madre, dejándola muy sorprendida, y marchó hasta Yok y Tsukiku.

Curiosa, Kohaku les permitió acercarse más para escuchar lo que decían.

—Disculpa, quisiera bailar contigo también.

—Oh, claro. —Tsukiku alzó una ceja y soltó a Yok, que se quedó inmóvil, mirando ceñudo a Haishi—. Ya te habías tardado en pedírmelo, gigantón. —Rio entre dientes, tomando sus manos.

Senku y Kohaku intercambiaron miradas, los dos ceñudos.

—Vamos, sé que también quieres apartarlo de ella —dijo Senku con voz casi seductora, intentando convencerla de hacer lo que él quería.

—Es su mejor amigo... y esta es su fiesta... puede bailar con quien quiera... —murmuró, pero no muy convencida.

—Solo déjame libre y le pediré bailar conmigo otra vez. Incluso aunque ella diga que no, Haishi no tendrá más opción que apartarse. —Sonrió diabólicamente mientras hablaba en su oído, sabiendo que estaba a punto de convencerla.

—Pero...

—Vamos, leona, sabes que quieres... —Pasó los dedos lentamente por su cuello, haciéndola estremecerse un poco.

—Bu-bueno, pero... Eh. —De repente se apartó de él, mirando a cierto punto con los ojos muy abiertos—. Ya no están.

—¡¿Qué?!

Los dos voltearon hacia todas partes, pero no lograron encontrar a Tsukiku ni a Haishi.

De hecho, Yok tampoco estaba por ningún lado. Misaki ya hace rato que terminó su canción y ahora en el escenario solo estaba Myuji haciendo un solo de guitarra.

—Voy a pedirle a DJ que la busque con sus nanobots —murmuró Kohaku, alejándose de él—. Espera aquí —le pidió, y por supuesto que Senku no le hizo caso.

Miró a todas direcciones hasta que vio a Ruchiru susurrándole algo al oído a Kinji y luego vio a los dos salir fuera de la carpa.

Eureka.

No perdió tiempo en avisarle a Kohaku, persiguió a los dos adolescentes aprovechando que el lugar seguía a oscuras y muchas personas estaban bailando, por lo que no llamó la atención de nadie.

Salió de la carpa y de inmediato encontró a Ruchiru y Kinji queriendo meterse por unos arbustos.

—¡Alto ahí! —Los señaló acusadoramente—. ¿A dónde creen que van?

—Eh... —Ruchiru pareció querer inventarse una excusa.

—Parece que Haishi se le va a confesar a Tsukiku —contestó Kinji sin pensarlo ni un instante.

—¡¿QUÉ?!

Ruchiru codeó a Kinji con desaprobación de inmediato, pero en ese momento llegaron Misaki y Kei.

—¿Dónde están? ¿En serio se le va a declarar?

—Pues eso dijo Umi... —murmuró Ruchiru, mirando nerviosamente a Senku, que estaba lamentándose por haber dejado que Kohaku le quitara el cuchillo que sacó de la mesa.

—Tengo que ver esto. —Kei se adelantó a meterse entre los arbustos y todos lo siguieron de inmediato, aunque con nerviosismo porque Senku estuviera allí.

Llegaron hasta estar atrás de unos arbustos más frondosos todavía y encontraron a Yok, Umi, Shira y Elioth (por alguna razón) ya allí, espiando a Haishi y Tsukiku.

—No pienso permitir que...

—Tío. —Umi tomó sus hombros justo un segundo antes de que pudiera ponerse de pie para interrumpir a los adolescentes—. Por favor... no... —Su voz sonaba... extraña. Extremadamente seria, tanto que Senku no supo ni cómo reaccionar.

¿Por qué tenía el presentimiento de que Umi estaba a punto de llorar?

—¿Y bien? —La voz de Tsukiku lo hizo volver la atención a los adolescentes de pie en un claro de bosque apenas iluminado por los escasos rayos del sol que ya estaba a punto de ocultarse del todo—. ¿De qué quieres hablar? Mis padres deben estar como locos buscándome, mientras más te tardes más van a creer que me secuestraron o algo peor.

—¿Peor que esto? —preguntó Senku sarcásticamente, ganándose que Shira le chitara con molestia. Hmm, tan irritante como Ginro.

—Tsukiku... ¿Recuerdas... cuándo teníamos seis años? Dijiste que ibas a vencerme en kendo y yo te dije que eso jamás pasaría. —Rio con nostalgia—. Te dije que mejor te dedicaras a la ciencia, que nunca podrías ser tan buena peleando como yo.

—¡Ja, claro que lo recuerdo! ¡Te pateé el trasero pocos años después! —Sonrió altaneramente—. Aunque bueno, eso fue hace mucho tiempo, al final sí preferí enfocarme más en la ciencia, pero todavía no dejó de lado las artes marciales, y si las combinó con mi tecnología te puedo patear el trasero con todavía más facilidad. —Sonrió, muy confiada.

—Sí, lo sé. —Rio por lo bajo—. Eso es algo que me gusta de ti. De hecho, cuando me venciste esa vez cuando éramos pequeños... me di cuenta de muchas cosas. Me di cuenta de mi arrogancia y mis prejuicios, el cómo me creía mejor que todo el mundo solo porque mi padre constantemente me enseñaba y me ayudaba a mejorar, pero en esa época no podía comprender sus enseñanzas más importantes, las que intentaban fortalecer mi mente. Fue gracias a ti que comencé a entenderlo, fue gracias a ti que pude encontrar un amor genuino por las artes marciales, no solo por ser fuerte, sino por fortalecer mi mente y mi espíritu y crecer como persona.

Escuchando eso, Senku recordó de pronto ciertas cosas de la niñez de esos dos, como Tsukiku y Haishi peleaban todo el tiempo por ser los más fuertes, y como Haishi constantemente humillaba a Tsukiku por ser una niña más pequeña y no dedicarse completamente a entrenar, sino que le gustaba más estudiar. La venció tantas veces y le dijo tantas veces que nunca podría ser una guerrera por ser una científica que Tsukiku se hartó, entrenó duramente por años y a los nueve años venció a Haishi con una mezcla de fuerza, inteligencia y estrategia en una competencia de primaria, delante de decenas de personas, incluidos sus padres. Fue luego de eso que ellos se volvieron mejores amigos.

—Sí... Realmente te odiaba antes de vencerte esa vez. —Tsukiku rio suavemente—. Bueno, no realmente, pero odiaba ese lado guerrero tuyo. Eras un idiota, sentía como que querías forzarme a elegir entre la ciencia y las artes marciales.

—Bueno, no quería eso. —Frotó su nuca incómodamente—. Más bien quería demostrar que yo era mejor que todos porque dedicaba todo mi tiempo al entrenamiento, quería hacerte sentir que nunca podrías ganarme porque no eras tan dedicada como yo, pero la realidad era que tú las entendías mejor que yo. Las artes marciales son una combinación de fuerza, mente y corazón. Tú lograste hallar la mezcla antes que yo. —Sonrió suavemente—. Sabes... desde ese entonces... te volviste mi mejor amiga, pero... —Tomó aire—. Eso no es lo único que te volviste para mí.

—Ay, Dios, lo va a hacer... —susurró Shira, asomando más la cara por los arbustos hasta que Misaki la obligó a retroceder y a callarse.

Senku quería protestar, pero la mano de Umi volvió a su hombro, y ella empezó a apretar tan fuerte la tela de su chaqueta que de hecho le estaba preocupando un poco que se estuviera haciendo daño a sí misma.

—Tsukiku... —Haishi dio un paso más cerca hacia la cumpleañera, mirándola directamente a los ojos y colocando una mano con suavidad en su hombro—. Desde hace años, yo...

—Haishi... —Tsukiku posó su mano con suavidad en la mano que estaba su hombro.

—Estoy enamorado de...

—¡Haishi! —Tsukiku apretó su mano con brusquedad y la alejó de su hombro—. Detente.

Todos se quedaron sin aliento ante su mirada cargada de pura frialdad y hasta desprecio.

—Tsu...

—¿Crees que no sé lo que vas a decirme? —Bufó, llevando una mano a rascar su oído con completo desinterés, con una mirada totalmente distante—. Tú mismo lo has dicho, soy mucho más inteligente que tú, así que ahórrate tus palabras. De hecho, lo sé desde hace años. —De pronto, soltó una risa totalmente despiadada—. Ruchiru lleva años haciéndote bromas al respecto, ¿también piensas que estoy sorda?

Haishi palideció, pero solo se le quedó mirando con incredulidad, totalmente pasmado por su crueldad.

En los arbustos, Ruchiru y Kinji intercambiaron miradas, los dos luciendo muy confundidos.

Senku escuchó incrédulo a su hija.

Quizás debería sentirse aliviado de que estuviera rechazando al muchacho, pero es que... incluso aunque siempre mostró una actitud ácida y sarcástica típica de alguien de su edad, esto era demasiado.

Ahora estaba siendo simple y totalmente... descorazonada.

—Por favor, Haishi... —Tsukiku siguió hablando con el mismo tono despiadado—. Pensé que me conocías mejor, sabes lo que pienso de las relaciones amorosas. ¿Qué creíste que iba a responderte? ¿Por qué te humillas de esta forma? Tengo cosas mucho más importantes a las que prestarles atención. Será mejor que te olvides de mí inmediatamente. —Le dio la espalda, agitando su cabello con total desinterés—. Y no te atrevas a volver a molestarme con estas tonterías o mejor ya olvídate de que seamos amigos. Esos sentimientos son totalmente ilógicos e innecesarios, no son para mí. —Empezó a alejarse.

Haishi bajó la cabeza, totalmente devastado, incapaz de siquiera decir nada.

En los arbustos, todos estaban congelados, incluso Senku, pero hubo una persona que se levantó de inmediato, caminando a grandes zancadas hasta llegar a Tsukiku y colocar una mano en su hombro, impidiéndole avanzar más. Y claro que esa persona fue Umi.

—¡Ishigami Tsukiku! —gritó, con voz totalmente enfurecida, como nunca antes la habían escuchado—. ¡¿Cómo te atreves a ser tan cruel y desalmada?!

Haishi levantó la cabeza en ese momento, mirando incrédulo a la joven Saionji encarando a la chica que acababa de rechazarlo.

—Umi-nee. —Tsukiku apartó la mano de Umi de su hombro rápidamente, sin molestarse en volverse del todo, solo mirándola por encima del hombro—. Por más que te quiera, no tienes derecho a meterte en esto. Yo puedo decir lo que se me venga en gana.

—No, no puedes. —Sus ojos verdes estaban llenos de lágrimas—. ¡Tú no eres así! Te dejaría decir lo que quisieras sí realmente lo sintieras, pero sé que no sientes eso. Por más que quieras dar la imagen de no tener sentimientos, yo te conozco bien, yo sé que todo lo que haces lo haces por las personas que amas... —Su voz se quebró—. Y esto... lo hiciste por mí... ¿no es cierto?...

Cuando dijo eso, Tsukiku volteó a verla de lleno, con los ojos muy abiertos.

—¿Q-qué?...

—Es cierto, ¿verdad? —Pequeñas lágrimas se deslizaron por las mejillas de Umi—. Lo hiciste para que él se olvide de ti... porque sabes... lo que yo siento por él...

Haishi jadeó en ese momento, totalmente incrédulo, con sus ojos agrandándose hasta su límite.

Tsukiku miró de reojo a Haishi, antes de volver la mirada hacia Umi.

—No sé de qué hablas... —dijo lentamente—. Yo solo le dije la verdad. Él no me interesa.

—Tsukiku. —Umi se cubrió la boca con las manos—. No mientas por mí... No de esta forma. No va a solucionar nada. Y no vale la pena que pierdas a tu mejor amigo solo porque quieres que se acerque más a mí. No puedes obligar a alguien a enamorarse. Y no puedes arrancarle del pecho el amor a otra persona ni con las palabras más crueles del mundo. No funciona así...

—¡Te dije que no sé de qué hablas! —gritó molesta, para luego volver a darle la espalda y pasarse las manos por el rostro furiosamente.

—No necesitas preocuparte por mí —insistió Umi, con voz firme, pero llorosa—. A mí no me molesta. Si lo quieres, acéptalo. Y si no, no le mientas diciendo que no quieres ser su amiga. Sabes que no es cierto.

—¡Que te calles! ¡Tú no sabes nada! ¡No sabes porque hago las cosas! —Pisoteó, antes de alejarse corriendo.

—¡Tsukiku! —Ahora fue Kinji quien se levantó y corrió tras ella.

Senku quería hacer lo mismo, pero todavía estaba procesando qué rayos acababa de pasar allí, más porque varios recuerdos de la niñez de esos tres le estaban viniendo a la mente, confundiéndolo.

—Umi... —Haishi se acercó boquiabierto a la joven Saionji, que se congeló de pronto, volteando a verlo con el rostro totalmente horrorizado y temeroso—. Umi, ¿tú de verdad...?...

—¡Detente! —Umi estiró las manos hacia arriba, inclinando el cuerpo en una reverencia suplicante, con la cabeza gacha y los ojos muy abiertos—. No digas nada... —Ahora las lágrimas le corrían imparables por el rostro, algunas deslizándose hasta su barbilla y otras cayendo directamente en el césped—. Yo no... Yo no te dije nada a ti. No estaba hablando contigo. —Todo su cuerpo temblaba, al igual que su voz, y cuando intentó hablar otra vez un fuerte sollozo la hizo estremecerse por completo y bajó una mano para intentar cubrir su boca y tapar sus sollozos, sin mucho éxito—. Yo... no te he confesado nada... a-así que... no tienes que darme una respuesta... —Sus ojos se cerraron con fuerza y más sollozos se le escaparon—. No... no digas nada... por favor...

En ese momento, Senku escuchó pasos acercarse y volteó, encontrando a Ukyo acercándose al lugar, con Kohaku detrás de él.

Kohaku se veía confundida, pero Ukyo tenía una mirada llena de determinación y cruzó los arbustos sin fijarse en nadie, casi pisando a Kei en su camino a Umi, que volteó a verlo como si él fuera su salvación y de inmediato corrió a sus brazos, llorando desesperadamente.

Ukyo acarició su cabello con ternura, y luego volteó a ver a Haishi de tal modo que lo hizo estremecerse y retroceder justo cuando iba a acercarse más a ella.

—Déjala en paz, por favor. Ella no quiere hablar contigo —le dijo con frialdad, antes de cargar a Umi en sus brazos como si aún fuera una niña pequeña y alejarse.

—Senku... —Kohaku tomó su hombro con una mirada perpleja y preocupada—. ¿Qué sucedió aquí? ¿Dónde está Tsukiku?

—Yo... Ella... Eh, se fue por esa dirección. Sígueme. —Rápidamente los dos siguieron ese camino, y Senku se apresuró en contarle todo lo que había pasado con los adolescentes, de forma resumida.

Kohaku estaba sorprendida y preocupada en partes iguales.

Para colmo, su jardín era tan grande que no lograban encontrar a la niña, menos ahora que el sol se había ocultado por completo.

Kohaku envió algunos mensajes y también hizo algunas llamadas mientras seguían buscando, hasta que finalmente Tsukasa les avisó que Tsukiku y Kinji habían regresado al salón de fiestas.

Los dos suspiraron aliviados.

—Será mejor volver —dijo ella—. Y deberíamos aprovechar de darle una clase de sensibilidad a la hora de rechazar a alguien. Quiero decir, en su momento tú también me rechazaste de mala manera, pero fue para protegerme y porque yo de verdad te gustaba, esto que hizo ella no fue nada amable.

—¿Y dices que él no le gusta? —preguntó Senku, malhumorado y preocupado a partes iguales.

—¡Ja, no! Todavía es pequeña para estas cosas. —Hmm, parecía que la leona también era algo sobreprotectora con su cachorrita.

Cuando llegaron al salón, vieron a Tsukiku escondida en un rincón con Kinji haciendo de escudo para que nadie se acercara, y Kohaku de inmediato corrió hasta ella, tan rápido que dejó a Senku atrás.

Senku la siguió con mala cara, pero en ese momento chocó con alguien.

¿Eh? Sintió el golpe delante, pero no veía a nadie.

Confundido, extendió una mano, encontrando algo sólido, algo que parecía ser el hombro de una persona, aunque no veía nada en absoluto.

—¿Me recuerdas, Senku? —preguntó una voz que provenía de la nada, antes de que una risa maníaca se dejará oír junto con el disparo de un arma de fuego.

En ese momento, todo se puso negro y lo último que oyó fue a Kohaku gritando su nombre con pánico.

Continuará...

Holaaaaaaaaaa :D

Lamento haber tardado tanto en continuar esto, desde hace mucho que tengo ganas de actualizar este fic pero he estado super ocupada estos días TToTT

En fin, qué les pareció el cap? OwO

Finalmente hubo una confesión! Bueno, dos confesiones xD Se las esperaban? Qué piensan de eso? owo

Y todavía hay muchas cosas que responder! El cumpleaños de Tsukiku aún no acaba y en el proximo cap se vienen más cositas interesantes! :3

Ojala que esto les haya gustado y me despido!

Merezco un review? *o*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro