Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Felicitaciones?

"¡Piensa, Tsukiku, piensa!"

La situación era sin duda la peor posible.

Reimi estaba inútil, encerrada y apagada, acababan de descubrir al traidor, que seguía dándoles batalla, por lo tanto inutilizando a Kinji que tenía que mantenerlo prisionero, y Kinoeda debía estar a solo unos metros de ellos, esperando para atacarlos con todo.

—¡Rápido, debemos ir a buscar a Reimi! —gritó Ruchiru, jalando a Tsukiku para regresar de nuevo a las tiendas.

Tsukiku agradeció mentalmente que la hubiera sacado del shock, y vio que todos los estaban siguiendo, incluso Kinji todavía conteniendo a Yok que no dejaba de retorcerse.

Ruchiru y Tsukiku se arrodillaron frente a la jaulita de rayos eléctricos que tenía encerrada a Reimi, viendo que era todo pura energía y un solo chip de medio centímetro pegado en un costado de su estructura superior.

—Yok debió haberla tomado por sorpresa. Reimi lo dejó acercarse y ahí le pegó ese chip que le dio Kinoeda. —Tsukiku apretó los labios con fuerza, levantando sus brazos donde ya no tenía solo sus guantes, sino también las muñequeras que antes le había mostrado a Ruchiru.

Hizo un movimiento en cierto ángulo calculado y de sus muñequeras surgieron dos finas herramientas que ella desprendió con los dientes, para luego tomarlas entre sus dedos y picar cuidadosamente el chip, estremeciéndose con un gritito al sentir una descarga eléctrica.

—¡Demonios, está demasiado cargado de energía! Estas cosas están hechas de un material que no conduce electricidad —le dijo a Ruchiru, enseñándole sus herramientas—, pero esa basura está tan sobrecargada que bastó la corta distancia con mis dedos para alcanzar a darme una buena patada de electrones.

—¿Qué tal si le lanzamos una roca? —propuso Ruchiru con una mueca.

—¡¿E-eso no es una locura?! —preguntó Elioth.

—De hecho, podría funcionar... —Tsukiku no perdió el tiempo y corrió a buscar una piedra grande, misma que lanzó con todas sus fuerzas hacia Reimi...

Sin embargo, sus bracitos de fideo hicieron que la piedra rebotara dos veces antes de detenerse a pocos centímetros de donde estaba Reimi.

Todos se quedaron en blanco.

—Yo lo hago... —Haishi suspiró y tomó la piedra, lanzándola con fuerza justo sobre el chip, produciendo un fuerte sonido metálico al chocar contra Reimi, pero... nada cambió, el chip resistió y los rayos se mantuvieron.

—Demonios. —Ruchiru tomó las herramientas que Tsukiku había dejado botadas y las miró por un momento, luego se quitó su chaqueta azul y envolvió sus manos en ella, tomando las herramientas y tocando el chip con ellas—. B-bueno, parece que el cuero de mi chaqueta es protección suficiente... Intentaré despegar esta basura... —Hizo fuerza, pero no logró mover ni un poco el chip—. ¡M-maldición, esto debe estar unido por alguna clase de súper imán!

—Yo lo intentaré. —Haishi reemplazó a Ruchiru y tiró con todas sus fuerzas, pero no logró despegar el imán.

—¡¿Y ahora qué?! —preguntó Umi, muy preocupada.

—Si es un imán, podemos debilitar la fuerza magnética calentándolo o enfriándolo —sugirió Rey, el hijo de Sai y Luna.

—Pero ¿con qué? —preguntó su hermana mayor, Saira.

—¡Ja, lo tengo! —Tsukiku saltó y en el aire golpeo sus talones, por lo que de sus zapatos surgió una patineta voladora con un poderoso motor que expulsaba una poderosa llama azul—. ¡Tío DJ me regaló esto en mi cumpleaños hace un par de semanas!

—¿Tuviste una patineta voladora todo el tiempo y no la usaste para salir de aquí? —Saira la miró con una ceja temblándole.

—¡Ja, ni que pudiera escapar yo sola y dejarlos aquí tirados! —Se acercó a Reimi y de un movimiento aumento la llama de su patineta, echándole todo el fuego encima al pequeño robot.

—R-Reimi resiste todas estas cosas, ¿verdad? —preguntó Kinji preocupado.

—Es la mayor máquina de guerra del planeta, ¿tú qué crees? —Ruchiru lo miró con burla.

Sin embargo, en ese momento la atención se desvió a Yok encerrado en los brazos de Kinji, que comenzó a toser desesperadamente, retorciéndose más y comenzando a escupir sangre.

—¡Yok! ¡¿Qué le pasa?! —Misaki se arrodilló delante de él.

Kinji lo recostó en el piso, en una posición ladeada y todavía sujetando sus brazos, examinándolo con ojo critico, viendo que le sangraban las orejas y hasta la nariz.

—P-puede ser que los nano-bots de Kinoeda estén dañando su cerebro...

—¡Maldita sea! —Tsukiku en ese momento, de forma completamente impulsiva, voló en su patineta hasta sobrepasar los árboles y miró a todas direcciones hasta que encontró a lo lejos a los spy-dots de Kinoeda—. ¡OYE, BASTARDO! ¡ESTOY AQUÍ Y SIN REIMI! ¡VEN SI TE ATREVES, PERO DEJA A MIS AMIGOS! —gritó llena de rabia.

Cuando los spy-dots efectivamente comenzaron a volar en su dirección, ella voló hacia ellos y golpeó a uno con la patineta, lanzándolo en dirección a otro y provocando que explotaran juntos, la explosión atrapando a un tercero, pero otros veinte estaban siguiéndola, así que ella voló más alto y luego se dejó caer, lanzándose hacia ellos y desplegando con un movimiento de sus muñequeras dos cuchillas con las que desgarró a todo spy-dot que se le cruzó por delante.

Intentaron atraparla con sus brazos metálicos, pero ella deshizo la patineta, volviendo a sus zapatos normales, y con sus piernas se colgó de un brazo metálico y pateó directo en el lente a un spy-dot para impulsarse y cortar por la mitad a otros dos, volviendo entonces a usar la patineta y volar para alejarse de ellos.

—¡Ja, sé que tienen la orden de no lastimarme, solo pueden intentar atraparme, pero me tendrán que matar primero! —Rio como una desquiciada, volviendo a deshacer la patineta y cayendo en picada con sus tacones de titanio sobre la cabeza de un spy-dot, saltando justo a tiempo para evitar la explosión y volviendo a usar la patineta con la que golpeó a otros tres.

En ese momento, un spy-dot la agarró por la espalda.

Se congeló, pero entonces una flecha llegó a toda velocidad desde el suelo y lo atravesó, liberándola, y Tsukiku volteó con la boca abierta, viendo a Umi subida a un árbol con el arco y flecha en alto.

Se sonrieron por un momento, y luego Umi lanzó otras dos flechas para deshacerse de los spy-dots más cercanos.

Entra las dos, lograron acabar con los spy-dots restantes y Tsukiku casi celebra, pero vio como mil más acercarse desde la distancia.

Oh, mierda...

Bajó a toda velocidad y volvió a poner el motor de la patineta a calentar el chip pegado a Reimi, observando que Yok había dejado de toser, pero su nariz seguía sangrando y Kinji y Saira, que eran los únicos dos con algo de entrenamiento médico, estaban haciendo lo posible por intentar ayudarlo.

—Kinji-nii... deja que Saira lo cuide —dijo Tsukiku, tragando saliva mientras veía a Umi bajar del árbol—. ¡Muchos Spy-dots se acercan, debemos protegernos! Todos los que sepan pelear, peleen. Rey, Misaki, Elioth, quédense con Saira y Yok, mantengan las cabezas gachas y no se muevan. Ellos están detrás de mí, pero atacaran a los que los ataquen... —Tragó saliva otra vez, mirando a Reimi y al chip que todavía no se despegaba de ella—. Quizás deberían irse de aquí y dejarme manejar esto...

—¡De ninguna manera! —Ruchiru se le acercó con una mirada decidida y de repente sacó algo de cinturón... un arma de fuego, y se la tendió—. Defiéndete con eso, gorila enana... Yo voy a hacer presión para despegar el chip. —Se arrodilló detrás de Reimi, evitando cuidadosamente el fuego, y usando las herramientas de antes para intentar despegar el chip fuera de Reimi.

Tsukiku tragó saliva, alzando la mirada, viendo el cielo llenarse de spy-dots que empezaron a descender lentamente hasta ellos, sacando sus brazos metálicos y extendiéndolos hasta ella, con la intención de capturarla.

Apuntó el arma de Ruchiru hacia el más cercano, pero por un momento los nervios casi se la comen viva, al punto que el spy-dot llegó a rozar su hombro con sus brazos metálicos, pero entonces Kinji saltó hacia él y con sus manoplas de titanio lo molió a golpes a puro puñetazo limpio.

Al segundo más cercano, Haishi lo derribó de una patada. El tercero fue derribado por una flecha de Umi.

Finalmente, Tsukiku reaccionó y, aprovechando que estúpidamente dejó a varios acercarse de más, los desgarró con sus cuchillas, luego empezó a dispararles con la pistola, todo mientras se mantenía calentando a toda potencia a Reimi, con Ruchiru sudando profundamente al estar tan cerca del fuego mientras hacía presión con las herramientas para intentar despegar el chip.

A pocos metros de la batalla, Saira checó con preocupación el pulso de Yok.

—Está demasiado débil... —susurró, provocando que Misaki comenzara a llorar.

Rey y Elioth intercambiaron una mirada de frustración.

—¿No hay nada que podamos hacer? —preguntó Elioth, provocando que el joven Nanami Rey frunciera el ceño, viendo que varios trozos de spy-dots destrozados caían por todas partes.

—Quizás... —Rey discretamente tomó un spy-dot que estaba casi entero y lo abrió, estudiando su interior con ojo crítico.

Al ver la amenaza que representaban Kinji, Haishi y Umi, los spy-dots comenzaron a dispararles con sus láseres mortales, con toda la intención de matarlos, evitando disparar cerca de Tsukiku, pero muy dispuestos a deshacerse de sus amigos.

Lograron atravesar la falda del vestido de Umi, rozaron la oreja de Haishi, le dieron a Kinji en la muñeca, y Tsukiku pensó en rendirse, pero en ese momento un láser de spy-dot comenzó a destrozar a sus propios compañeros, y la joven Ishigami volteó confundida hacia Rey, que sonrió altaneramente mientras usaba un maldito spy-dot para destrozar a los de su propia clase.

—¡Toma, niño mapache, cúbreme mientras hago más magia! —Le dio el spy-dot a un muy nervioso Elioth y se puso a juguetear con más circuitos de otros spy-dots caídos.

—¡Yo también quiero ayudar! —Misaki se limpió las lágrimas y siguió al niño un año menor que ella, que rápidamente modificó a otro spy-dot, le enseñó cómo disparar y se lo dio.

—¡Oye, Rey, nos servirían unos de esos para todos nosotros! —dijo Haishi corriendo para evitar los rayos de los robots.

—¡A la orden! —Rey modificó varios más y Haishi corrió hasta él, tomando rápidamente uno y corriendo para dárselo a Umi, cuya buena puntería ayudó a deshacerse de los más cercanos y más problemáticos.

Luego, Haishi regresó con Rey que le dio otro para Kinji y luego otro para Tsukiku, luego le dio uno para él y finalmente un último que se quedó para él mismo, asegurándose de proteger a Saira mientras ella hacía lo posible por mantener con vida a Yok.

Finalmente, Reimi comenzó a volverse naranja, y Ruchiru ejerció más fuerza, la poca que le quedaba, y por fin despegó el chip.

Todos jadearon de alegría... pero la pantallita de Reimi se mantuvo apagada.

Tsukiku palideció.

—¡¿Qué pasa?! —preguntó Umi, aterrada.

En ese momento, todo se quedó en silencio, los spy-dots dejaron de disparar y se mantuvieron suspendidos en el aire, sin emitir ruido alguno.

—A la pequeña Reimi le tomara un momento reestablecer su energía —comentó una voz muy tranquila, una voz que hizo que el estómago de Tsukiku se retorciera.

Volteó lentamente hacia su costado, viendo a Kinoeda emerger de los árboles con su asquerosa sonrisa tranquila de siempre.

—¿E-ese es...? —Elioth, que no sabía mucho de Kinoeda, fue el primero en juntar el valor para hablar.

—Señorita Tsukiku, veo que has crecido mucho. —Kinoeda le sonrió casi con ternura—. Se ve que vas a convertirte en una dama tan bella como tu madre, tu padre estará orgulloso... si es que llega con vida a tu adultez, claro. —Soltó una pequeña carcajada para sí mismo.

Llena de rabia, Tsukiku disparó un rayo del spy-dot modificado por Rey hacia Kinoeda, pero una barrera de nano-bots lo bloqueó por completo mientras Kinoeda la miraba imperturbable y hasta viéndose bastante divertido.

—Tan impulsiva como tu madre, tu padre quizás se pondría a hablar conmigo para ganar tiempo en lo que piensa en algún plan, es muy astuto. Se podría decir que tú te le pareces en muchas cosas, pero el salvajismo primitivo te corre por las venas, aunque aun así eres bastante inteligente, no creas que no te reconozco eso. —Le sonrió con condescendencia.

Tsukiku se mordió el labio con fuerza, mirando con pánico a Haishi, que le devolvió la mirada y le negó con la cabeza, sabiendo lo que ella estaba pensando. Sin embargo, ella también sabía que él estaba pensando en hacer alguna locura.

—No hagas nada, gigantón... —le susurró ella—. Protege a Umi y los demás.

—Tsukiku, no te atrevas a...

—¡Me entregaré si los dejas ir!

—¡Maldita sea! —Haishi sacó un cuchillo especial que su padre le había regalado y corrió hacia Kinoeda, queriendo atacarlo, pero Kinoeda simplemente agitó dos dedos y Haishi cayó al suelo, con una nube de nano-bots presionándolo con fuerza, haciéndolo jadear.

—¡Haishi! —Umi corrió a socorrerlo.

—¡Te dije que no hagas nada, maldición! —Ella lo miró frustrada, pero luego miró molesta a Kinoeda—. Déjalo, y déjalos a todos ellos, y haré lo que quieras.

—Al fin actúas con sensatez. —Le sonrió relajadamente—. Y no te preocupes, solo lo mantengo quieto, no le hago daño. Después de todo, es solo un niño, todos ustedes lo son.

Tsukiku lo miró con frialdad, antes de bufar y desactivar la patineta, volviendo a sus zapatos normales y caminando lentamente hacia Kinoeda.

Sin perder la sonrisa, Kinoeda le tendió la mano.

—Permítame escoltarla con sus padres, princesita científica, y le prometo que eso solo hará todo más fácil... para todos.

Tsukiku rodó los ojos, pero siguió caminando muy lentamente hacia Kinoeda, mirando de reojo a Reimi, que seguía con su pantallita apagada, totalmente inútil.

Kinoeda se veía confiado, se mantenía quieto tendiéndole la mano, así que Tsukiku supuso que tenía bien medido el tiempo en el que Reimi estaría apagada, o sea que por más lento que caminara no iba a ser suficiente.

Cuando estuvo a menos de un metro de distancia, miró su mano extendida con horror.

Apenas tomara esa mano, estaría condenando al mundo.

Su padre estaba amnésico, pero Kinoeda la mantendría prisionera todo el tiempo necesario hasta que recordara la información que quería.

Sus dedos rozaron la punta de la mano enguantada de Kinoeda...

Y, entonces, un cuerpo salió disparado hacia ellos.

Tsukiku se alejó de inmediato, jadeando, viendo a Katana, la androide del Dr. Tek, dirigirse como un misil hacia Kinoeda, con su puño en alto extendido en un poderosos puñetazo, chocando contra la barrera de nano-bots que cubrían a ese miserable.

Kinoeda, por primera vez, tenía los ojos muy abiertos, sorprendido por la repentina aparición del androide.

Katana se le había lanzado con la intención de darle un fuerte puñetazo, pero la barrera de nano-bots protegía a Kinoeda por completo... o eso pensaron todos, porque Katana, siendo un poderosos androide de guerra, hizo que la barrera cediera un misero centímetro... y entonces extendió sus dedos y con sus uñas de metal llegó a rasgar apenas muy levemente la piel de la mejilla de Kinoeda.

Kinoeda jadeó, con una gota de sangre deslizándose hasta su barbilla.

Y, de repente, su rostro normalmente calmado se transformó en una máscara de pura furia, y él se movió bruscamente para tomar el brazo de Katana y estrellarla contra el piso.

—¡Mierda! —Tsukiku corrió y tomó a Reimi con un brazo y a Ruchiru con el otro brazo, activando la patineta y volando lejos con Ruchiru abrazado como podía a ella.

Al haberse alejado varios metros, volteó, notando con su vista prodigiosa como Kinoeda presionaba una mano sobre la cara de Katana, y que por debajo de su piel algo sobresalía y salía por debajo de sus uñas para perforar la piel sintética de la androide, causando que parte de su esqueleto metálico reluciera mientras Kinoeda la miraba con odio.

El maldito demente tenía nano-bots dentro del cuerpo, dedujo Tsukiku con asco, deteniendo la patineta y observando como los nano-bots formaban un flujo por debajo de la piel de Kinoeda y se insertaban en la androide.

De golpe, Kinoeda apartó la mano del rostro de Katana y la miró con frialdad.

—Tráemela —ordenó con voz lo suficientemente alta para que Tsukiku lo oyera a lo lejos.

De inmediato, Katana giró su cabeza en un ángulo de 180°, con la cara destrozada, un ojo colgando de un cable y el otro fijo en Tsukiku.

Kinoeda la estaba controlando ahora...

—¡Maldición! —Tsukiku bajó al suelo y dejó a Ruchiru en el suelo y le lanzó a Reimi—. ¡Arréglala, no sé cómo, pero hazlo! —le rogó desesperada, antes de volar lejos con la patineta, con Katana siguiéndola a una velocidad arrolladora.

Antes de que pudiera volar más alto, Katana saltó a un árbol y del árbol saltó hasta colgarse de su patineta, y de un poderoso golpe la partió a la mitad, a lo que Tsukiku gritó y la deshizo de inmediato, y ambas cayeron en picada sobre los árboles.

Tsukiku logró colgarse de una rama, pero Katana cayó como peso muerto.

La androide se levantó de inmediato, con un brazo colgándole inútil, pero aun así continuó persiguiendo a Tsukiku, que gruñó y sacó sus cuchillas de sus muñequeras otra vez.

—¡No quiero hacerte daño, Katana!

La androide no le hizo ningún caso, corrió hacia ella e intentó patearla, por lo que Tsukiku la esquivó hábilmente, esquivando la siguiente patada y el siguiente golpe de su brazo bueno, bloqueando la siguiente patada con sus cuchillos, pero Katana no dejó de intentar atacarla, y era un androide que nunca se cansaría...

Cuando una patada estuvo a punto de alcanzarla, Tsukiku saltó hacia atrás, aterrizando sobre sus manos y girando para aterrizar luego en sus pies, intentando tomar distancia de la androide, pero ella continuó atacándola con todo lo que tenía.

—¡Katana, por favor, ya basta! —Pero claro, ella era un simple robot, no podría hacerla reaccionar...

Con una enorme sensación de culpa, Tsukiku lanzó el primer golpe, logrando cortar con sus cuchillas el único brazo bueno de la androide, a la que no le importó nada y siguió intentando atacarla con patadas que Tsukiku hizo todo lo posible por esquivar, pero una pronto le pegó en el estómago y la lanzó a estrellarse contra un árbol.

La patada de un poderoso robot de batalla la hizo mantenerse en el suelo, temblando y escupiendo un poco de sangre.

—¿Qué dije? Eres solo una niña. —En ese momento, Kinoeda se acercó, mirándola con frialdad esta vez—. Y ahora... vendrás conmigo. —Tomó su brazo y la hizo ponerse en pie.

Tsukiku lo miró derrotada.

La tenía...

Y ya nadie la podría salvar...

—¡Oye, Kinoeda! —Ruchiru gritó de repente, haciendo que ambos voltearan, viendo a Reimi encender su pantalla en ese momento—. ¡Cómete esto! —Les lanzó a Reimi en su dirección.

Kinoeda palideció, soltando a Tsukiku de inmediato mientras la pantalla de Reimi se volvía roja y sus armas comenzaban a desplegarse.

Tsukiku jadeo mientras los brazos de Reimi la rodeaban, y eso mientras al mismo tiempo Reimi comenzaba a atacar con todo a Kinoeda, que ahora estaba rodeado de sus spy-dots.

Reimi se preparó para dispararle un rayo letal.

Y, en ese momento, Katana se colocó delante de Kinoeda.

—¡Reimi, NO!

Fue tarde, el rayo alcanzó a Katana, todo mientras Kinoeda era llevado lejos por sus spy-dots.

Reimi siguió a Kinoeda, dejando a Katana con el pecho completamente atravesado, hecha totalmente trizas.

Tsukiku cayó de rodillas frente a Katana, llevándose las manos a la boca con horror.

Ruchiru se acercó también, examinando con ojo critico a la androide destrozada.

—Mierda... Tek no estará feliz... —Bajó la cabeza con culpa.

Todos se quedaron en silencio, observando con pena a la androide que los había salvado.

A los pocos minutos, Reimi regresó, y Tsukiku volteó bruscamente a verla.

—Kinoeda escapó —afirmó el pequeño robot.

—Te dije que no lo hicieras... —susurró Tsukiku, con la voz temblándole por la rabia.

Reimi se quedó en silencio un momento, con su pequeña pantalla mostrando una expresión de "o - o" que solo parecía enfadar más a la joven Ishigami.

—Fue necesario. Si ella no hubiera sido tan resistente, ahora Kinoeda estaría bajo mi control. Fue un error de calculo y por eso me disculpó, pero tuve que tomar la oportunidad.

—¡Ella tiene sentimientos! ¡Ella nos salvó a todos! —Tsukiku clavó un dedo en el frío metal que conformaba "el pecho" del robot circular—. ¡Es una de las formas de inteligencia artificial más avanzadas que ha creado el ser humano, quizás la más avanzada! ¡Definitivamente tenía más sentimientos que TÚ!

—Tsukiku... —La pantallita de Reimi cambió a mostrar un "Q - Q" y la pequeña robot retrocedió—. Lo siento mucho...

—¡Tú siempre has sido un arma hecha para controlarme y perseguirme! ¡Dices que eres mi amiga, pero cuando te necesito solo sabes portarte como una maldita tostadora hecha para matar! ¡Solo eres una extensión mecánica y fría de la peor parte de mi padre!

—Bueno, gracias. —En ese momento, la voz de Senku congeló a todos, que voltearon, viendo a Senku, Kohaku, Tsukasa, Ukyo, Sai y varios de los científicos y guardias que se habían quedado en la mansión.

Estaban emergiendo de los árboles, y Tsukiku vio con su gran vista que la entrada del túnel por el que habían llegado ahora estaba desprovista de las hojas con las que la habían camuflado.

—¡Papá! —Umi y Saira corrieron a abrazar a Ukyo y Sai respectivamente, aunque luego Saira se apartó y señaló con pánico a Yok.

—Sigue vivo, pero necesitan llevarlo con urgencia al hospital.

—¿No pueden petrificarlo? —preguntó Ruchiru.

—Su majestad es de los pocos idiotas que firmó un contrato que nos obliga a no poder petrificarlo mientras tenga signos vitales. —Tsukiku bufó.

—Tú también firmaste eso... —señaló Misaki.

—¡Pero yo tengo una buena razón!

—¿Y cuál es? —preguntó Rey, que ahora se encontraba presumiéndole su hackeó de los spy-dots a Sai.

—¡No es asunto tuyo!

—Ya pedí un helicóptero —afirmó Tsukasa, bajando su celular—. Llevaran al niño a urgencias.

—¿Y qué pasó con él? —preguntó Kohaku, conteniéndose de abrazar a su hija ya que la veía muy alterada.

—Yok es... —Tsukiku se mordió el labio, sabiendo que este era un asunto muy delicado para su madre más que para nadie—. Descubrimos que Yok es el infiltrado... Siempre fue él...

Kohaku se congeló por completo, luego volteó a ver a Senku, que la miró con confusión.

—E-entiendo... —Kohaku tragó saliva, mirando con pena al joven inconsciente—. Así que siempre fue él... Debimos suponer que sería alguien más cercano a Tsukiku...

—¿Debimos suponer quiénes? —preguntó Senku con una ceja en alto.

—Tú y yo —confesó Kohaku con voz dura, mirándolo con tal frialdad que él alzó una ceja—. Hablaremos de eso luego, o cuando recuperes la memoria, ahora debemos asegurarnos de que todos estos niños estén bien.

Haishi se encargó de dar un informe detallado de todo lo que había pasado, los padres abrazaron a sus hijos, las cosas comenzaron a calmarse, y pronto varios helicópteros llegaron al lugar, uno llevándose rápidamente a Yok para el hospital más cercano, y otros quedando a disposición de todos ellos.

Kohaku les contó que lograron controlar las cosas en la mansión Ishigami, pero que había sufrido daños y tenían que repararla y mejorar algunas cosas, por lo que la Dra. Mironi, el Dr. Xeno y el Dr. Ions DJ iban a quedarse trabajando allí y mientras los Ishigami iban a quedarse con los Nanami.

Cuando ya estaban pensando en irse con los helicópteros, el Dr. Tek llegó al lugar.

—¡Tek! —Kohaku le dio un rápido abrazo al joven de la edad de su hija.

—Lamento no haber podido proteger a tu hija y sus amigos, Kohaku-san —dijo el joven con una mueca de culpa—. Kinoeda atacó de la nada, y me puso las cosas bastante difíciles.

—Está bien, enviaste a Katana y ella... nos salvó a todos impidiendo que Kinoeda se llevara a Tsukiku, pero...

—Tek... —Tsukiku se adelantó y, para sorpresa de todos, repentinamente lo abrazó—. Lo siento mucho... Reimi lo hizo...

—¿De qué estás...? —Tek se calló de pronto, finalmente viendo a su androide en el suelo.

Tsukiku se apartó de él, que lentamente caminó hasta su robot, cayendo de rodillas a su lado.

—Katana-chan... —Extendió una mano a acariciar su rostro destrozado.

—Kinoeda la controlaba, Reimi no tuvo opción —dijo Senku, que se había informado bien de lo que pasó.

Hubo un silencio espantoso por un momento, roto por un sollozo ahogado de parte del joven científico.

—E-está bien... —Se pasó la mano por los ojos—. La puedo reparar, pero... me tomará tiempo... Quizás me tome cien años, pero lo haré. —Volvió a frotar sus ojos, tomando en sus brazos a Katana con delicadeza.

—Lo siento mucho... —susurró Tsukiku.

—No te sientas mal, Tsukiku-chan... —Tek mantuvo la cabeza gacha, con la vista fija en su dama metálica destrozada—. Y lo lamento mucho, pero por ahora me voy a retirar de la batalla... necesito concentrarme en mi Katana-chan.

—¿Qué hay de tu ejército? —Tsukasa palideció.

—Kinoeda mermó un tercio de mi ejército hoy, y mantendré lo que me queda conmigo para protegerme mientras reparó a Katana... Lo siento, pero ya no podré ayudarlos en nada. Estaré trabajando en una guarida secreta para poder recuperarla.

—Pero sin tu ejército...

—Está bien. —Kohaku interrumpió a Chrome, colocando una mano en el hombro de Tek—. Ya nos ayudaste mucho, puedes estar tranquilo y, si necesitas algo, no dudes en decirme.

Tek asintió lentamente, para luego marcharse llevándose a Katana en brazos.

—Deberíamos volver —dijo Tsukasa finalmente—. Estamos muy expuestos aquí, por más que Reimi esté presente, Kinoeda podría volver.

—Sí, y quizás Reimi mate a otro de mis amigos, así que mejor vámonos de una vez. —Tsukiku miró venenosamente a su pequeño robot, que tenía en su pantallita un "T - T" y se mantenía en silencio.

Tsukiku se negó a dejar que Reimi se metiera en su bolsillo o en su bolso, así que el robotito acabó posado en el hombro de Senku mientras volvían a Tokio en un helicóptero junto con todos los demás.

.

Al día siguiente, Senku y Kohaku llevaron a Tsukiku y Misaki al hospital para ver a Yok, que estaba internado y con su hermana Shiky y su sobrinita Kimi junto a su cama, velando por él.

—Lamentamos mucho esta situación —le dijo Kohaku a Shiky, que bajó la mirada tristemente.

—Nunca pensé que Kinoeda pudiera haberlo escogido a él... supongo que es mi culpa, debí forzarlo a dejarme cuidarlo... —Se llevó las manos al rostro.

—Mami, ¿mi tío se va a morir? —preguntó Kimi con los ojos llorosos.

—Claro que no, cariño, estará bien, ¿v-verdad? —Miró a los Ishigami con nerviosismo.

—¡Ja, por supuesto que estará bien, no lo duden! —aseguró Kohaku con fiereza, pero Tsukiku se quedó en silencio.

Al poco rato, Misaki llegó junto con su novio Kei y el matrimonio Ishigami salió de la habitación junto con la hermana de Yok.

—Los médicos dijeron que el daño cerebral no fue mucho, dicen que se arreglara con una petrificación y despetrificación, pero que necesitan mi firma y además la firma de la titular del orfanato, ya que técnicamente él nunca aceptó que yo sea su tutora legal... —Bajó la mirada tristemente.

—Bien, entonces yo firmaré —dijo Kohaku sin dudar.

—Muchas gracias. —Secó sus lágrimas con rapidez—. Creo que deben ir al despacho del Dr. Irushi en el segundo piso, t-tercera o cuarta puerta. Yo ya firme así que solo necesitan tu firma, Kohaku-san.

—Entendido, y no te preocupes, estará bien.

Mientras se dirigían al segundo piso, Senku volteó a ver a Kohaku, notándola muy preocupada, pero presentía que no era solo preocupación por el niño mafioso.

—Así que... ¿me dirás qué te pasa?

Ella se tensó.

—Es un... tema complicado. Quizás debamos hablarlo cuando recuperes la memoria. Ahora que tenemos los planos del arma que te hizo esto, no debería tardar tanto.

—Aparentemente, el tema del infiltrado es algo delicado para nosotros... o para ti. Acaso es... ¿algo que te causo problemas antes... quizás problemas conmigo? —Ella evitó mirarlo—. No soy tan estúpido como para no darme cuenta, Kohaku. Solo dime.

—No es nada que deba preocuparte ahora. —Comenzó a caminar más rápido y subió el primer escalón para subir al segundo piso, pero él la tomó de la muñeca, obligándola a verlo—. Senku, este no es el momento, debemos preocuparnos por un niño que está en coma y por culpa nuestra.

Él apretó los labios, pero debía admitir que ella tenía razón.

El niño mafioso era una molestia, pero seguía siendo solo un niño que no tenía más conexiones con ellos que no fuera ser un amiguito de la escuela de su hija.

Pero aun así...

—Entiendo que es urgente tratar lo del niño, pero podemos hablar del tema mientras vamos. —Jaló su muñeca mientras seguía subiendo las escaleras.

Sintió las manos de Kohaku temblar.

—Entonces, cuéntame... ¿Exactamente qué tiene que ver el tema del infiltrado con "tú y yo"?

—Eh... Bueno... ¿Sabías que Tsukiku le dio un beso a Yok?

Senku se giró bruscamente a verla.

—¡¿QUÉ ELLA QUÉ?!

—Misaki me contó. —Sonrió nerviosamente—. Dijo que fue la única forma de hacerlo reaccionar para que escapara del control de los nano-bots de Kinoeda.

Senku sintió su ceja temblar.

Eso de despertar a alguien del control mental de ese infeliz era muy interesante, científicamente hablando, pero por otro lado...

—Maldito mocoso mafioso. Cuando despierte lo mataré —masculló con una mirada oscura—. ¡Y esa mocosa va a ser castigada!

Senku siguió farfullando molesto el resto del camino a la oficina del Dr. Irushi, donde Kohaku firmó el permiso y luego, al camino de regreso, Senku siguió farfullando con molestia, haciendo reír a Kohaku, pero de pronto, al llegar a las escaleras, ella dejó de reír, haciendo que Senku volteó a verla.

—M-me siento algo... —Kohaku se llevó una mano a la frente— mareada...

Retrocedió varios pasos y luego dio un paso hacia adelante, perdiendo el equilibrio y casi cayéndose de frente hacia los escalones, de no ser porque Senku la tomó rápidamente de la cintura, pegando su espalda a su pecho y arrodillándose en el piso para colocar su cabeza sobre su regazo y examinarla, viendo sus ojos desorientados.

—¿Qué tal te sientes ahora? ¿Te duele algo?

—Me siento... cansada... —Cerró los ojos lentamente.

Senku chequeó rápidamente sus signos vitales, sin notar nada extraño, por lo que rápidamente la tomó en brazos y bajó las escaleras, topándose con unas enfermeras y pidiéndoles ayuda.

Las enfermeras la llevaron a una habitación rápidamente, y una doctora llegó a hacer un chequeo rápido.

—Realmente no parece tener nada, está bastante fuerte... —dijo la doctora, luciendo algo confundida, pero luego hizo una mueca pensativa—. Puede ser estrés, o... Mmm, necesito hacerle algunas pruebas, ¿podría darnos un momento? Oh, ¿y nos da su autorización para usar unos escáneres?

—Bien, tengo que ir a ver a mi hija. —Firmó los documentos necesarios y salió de la habitación rápidamente.

Una vez él se fue, al poco tiempo Kohaku despertó, rodeada de enfermeras que la estaban apuntando con escáneres, con gigantescas sonrisas.

—¿Q-qué me paso? ¿Dónde está mi esposo?

—Se desmayó, señora Ishigami —dijo la doctora encargada con una risita emocionada, mirándola como si se muriera de ganas de decirle algo—. Su esposo el Dr. Ishigami-sama la trajo aquí personalmente con nosotras y nos dio permiso para utilizar escáneres para examinarla, pero no se preocupe, usamos los escáneres más seguros que tenemos, tenía el presentimiento de que no era buena idea usar los escáneres fuertes. —Siguió intercambiando risitas con las enfermeras, que no dejaban de retorcerse con emoción.

—No entiendo nada... —Se frotó la frente con un suspiro—. Me siento algo cansada.

—No se preocupe, es normal —habló una enfermera, casi brincando de emoción.

—¡Sí, incluso una mujer tan fuerte como usted tiene que pasar las batallas de toda mujer, Kohaku-sama!

—Eh... todavía no entiendo nada. —Se sentó lentamente—. ¿Qué es lo que me pasa? ¿Estoy enferma? ¿Puedo tomarme algo para mejorar rápido? Tengo muchas cosas que hacer.

—Oh, hay una forma de mejorar... pero tendrá que esperar unos meses.

Cuando volvieron a intercambiar sus risitas emocionadas, Kohaku frunció el ceño.

—No estoy entendiendo nada. ¿Qué es lo que tengo?

—Bueno... —La doctora infló el pecho con orgullo, estando muy feliz de ser ella la que pudiera darle tal noticia a la gran Ishigami Kohaku—. Primero que nada, déjeme darle mis más sinceras felicitaciones.

—¡Nuestras felicitaciones! —Todas las enfermeras le hicieron una reverencia, como si lo hubieran ensayado.

Kohaku solo se confundió más.

—¿Felicitaciones?

¿Por qué iban a darle sus felicitaciones por estar enferma? Esto le recordaba a...

Esperen.

Se congeló de repente, dándose cuenta por fin de lo que estaba pasando.

—¡Muchas felicidades para ti y para Senku-sama! ¡Kohaku-sama, estás embarazada!

Continuará...

Holaaaaa :D

Muchas gracias a mi querido Miguel Rodriguez por patrocinar este capítulo! Todas las gracias a él *o*

Espero que les haya gustado OwO

Lamento la tardanza, y también lamento q a partir del 15 de Marzo estaré en hiatus unas dos o tres semanas QnQ

Pero no se preocupen, algo más subire antes ;D

Muchas gracias a todos los q apoyan este fic, en especial a los q comentan y al patrocinador!

Ojala les haya gustado! Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro