Amnesia
Esta vez Senku se despertó sintiéndose mucho mejor que la vez anterior pero aun así mantuvo los ojos cerrados, atento a los susurros que se escuchaban a su alrededor.
—¿...ni siquiera a su hija? Eso es ridículo, Senku nunca olvidaría a Tsukiku, me creería que olvidé a todos menos a ella. ¿Seguros que ese aparato en el que estaba trabajando no tiene nada que ver con esto?
Esa parecía ser la voz de Chrome, solo que sonaba un poco más grave y rasposa de lo normal, como si fuera mucho mayor.
—Tú mismo has investigado los restos de ese artefacto, Chrome. Y tanto tú como el equipo de científicos de Senku concordaron en que los restos que quedaron luego de la explosión no eran suficientes para determinar su naturaleza.
Ese era... ¿Tsukasa?
—He estado buscando entre las notas de Senku, también Tsukiku, pero no hemos podido encontrar nada referente a su último invento. Parece que tenía todas sus notas con él y se destruyeron con la explosión.
Y esa era la voz de Kohaku otra vez, y no pudo evitar estremecerse un poco al pensar en cómo ese doctor la llamó "su esposa".
Con que hubo una explosión ¿eh...? Y aparentemente esa era la razón de sus lesiones en el cráneo, la razón de su coma y la razón de su amnesia.
Pero es que se sentía tan irreal...
¿Olvidar treinta años de su vida? Y su edad ni siquiera cuadraba con las fechas que le dieron. No tenía siquiera destellos de toda una vida adulta, se sentía un adolescente de los pies a la cabeza, aunque ahora que lo pensaba sentía una ligera barba recubriéndole la mandíbula. Pero de todos modos era demasiado extraño. Claramente no era imposible ni un caso médico aislado súper extraño pero... simplemente se le hacía muy irreal. Realmente su cerebro estaba convencido de que ayer era octubre del año 5741, pero ahora le decían que estaba en el año 5777. Era demasiado para procesar, incluso para alguien como él.
— ¿Y cómo está Tsukiku-chan? —Esa era claramente Yuzuriha, reconocería la voz de su amiga de la infancia incluso aunque sonara mucho más madura ahora—. Debe ser duro para ella que su padre no la recuerde —Suspiró con tristeza.
—La verdad es que no se lo ha tomado nada bien... Apenas le dijeron que Senku estaría bien después de ese ataque de pánico insistió en que la llevara a casa y dice que no piensa volver, tampoco quiere hablar conmigo respecto a esto —contestó esa Kohaku mayor.
—Bueno, ella siempre ha sido una niña difícil... —murmuró Chrome.
—Ja, claro que no, solo necesita tiempo. —Kohaku se oyó molesta por esas palabras.
—Tal vez debería pedirle a mi hijo que hable con ella, siempre ha sido bueno tranquilizándola. —¿Yuzuriha tenía un hijo? Y por extensión obviamente Taiju también.
Bueno, sí esto no era un sueño ni una broma enfermiza, entonces se alegraba por ellos.
—Habla con él para que lo tenga en cuenta si quieres, pero lo mejor es esperar a que ella quiera hablar. Ya sabes que puede ser... —antes de que Kohaku pudiera seguir hablando, la puerta se abrió de pronto.
—Lamento la tardanza, Ishigami-san. Finalmente mi colega Ikuto-sensei ha decidido dar de alta a su esposo —comunicó el doctor de antes.
—¿Qué? ¿Tan pronto?
—Realmente no hay nada que podamos hacer por Ishigami-sensei en este punto, Ishigami-dono, su problema es psicológico, no de salud. Su cerebro está completamente intacto, se ha recuperado por completo de los leves daños surgidos a causa de ese accidente. No tenemos idea de qué pueda estar causando este problema, por eso lo asignaremos a la renombrada psicóloga y psiquiatra Maiko-sensei para monitorear su progreso de ahora en adelante —aclaró el nuevo doctor—. Lo mejor ahora es llevarlo a casa y que descanse.
—Sin embargo, deberán ser cuidadosos a la hora de revelarle nueva información.
—Ha demostrado no reaccionar bien ante las fuertes revelaciones. Está convencido de que es un joven de dieciocho años y cualquier contradicción podría provocarle un shock emocional que podría ser potencialmente peligroso teniendo en cuenta que no sabemos la causa de esta amnesia disociativa.
—¿Entonces no podemos decirle nada de lo que ha pasado todos estos años? ¿Debemos dejarlo creer que es un adolescente? —Ese fue Tsukasa, sonando incrédulo.
—No, no, no estamos diciendo eso. Cuando despierte veremos cuál es su estado y de ahí les daremos más indicaciones, por ahora...
—Ya está despierto. —Senku se sorprendió al escuchar de nuevo la voz de esa niña llamada Tsukiku. ¿No se había marchado?
Sabiendo que se refería a él y ya no tenía caso fingir estar dormido, abrió los ojos y se sentó en la camilla, observando a las personas frente a él con ojos entrecerrados llenos de desconfianza.
El nuevo doctor era todavía más viejo y con más apariencia de típico doctor, y también lo miraba con pena, pero apenas le prestó atención a él. Rápidamente todos sus sentidos se concentraron en las versiones mayores y modernizadas de sus amigos.
Tsukasa vestía con un traje formal sin corbata, su cabello era más corto ahora, pero todavía largo para un hombre, y a pesar de que también debía tener más de cuarenta años se veía de unos treinta.
Chrome era una historia diferente, definitivamente se veía como un cuarentón con todas las letras. Tenía una espesa barba y patillas más largas, arrugas alrededor de los ojos y unas cuantas canas en los costados de sus patillas. Vestía una bata de laboratorio larga, con las mangas arremangadas hasta el codo.
Yuzuriha se veía bastante bien para tener más de cuarenta años, pero sin duda se veía como una mujer de su edad. Su cabello estaba recogido en un bollo y vestía un elegante vestido de mangas largas que bien podría usarse en una reunión de oficina o en una gala. También se veía como una mujer de negocios. Y se le hizo muy extraño ver las tenues arrugas alrededor de sus ojos.
Bueno, todo era extraño, pero seguía sin acostumbrarse a lo que parecía obvio: que él era un cuarentón casado y con una hija, que la humanidad ya había sido salvada y la civilización restaurada, y que tenía un caso grave de amnesia disociativa.
—Hija. —Volvió a la realidad al escuchar el jadeo de Kohaku—¿Qué haces aquí? Te lleve a casa hace solo unas horas.
—Acabó de llegar. —Volteó hacia la niña al escucharla hablar. Ella estaba sentada en el marco de la única ventana en esa habitación de hospital—. Encontré algo importante en la casa, algo que tal vez pueda darnos una pista sobre el artefacto que le estalló en la cara al viejo.
Todos en la habitación se sorprendieron audiblemente, Senku también, aunque necesitaba más detalles para entender del todo lo que había pasado... ¿Así que una explosión fue la culpable de su estado actual?
—Y es obvio de aquí a diez billones de años luz que ese vejestorio estaba haciéndose el dormido. Me decepciona que no lo notarás mamá. ¿Ni siquiera tú, tío Tsukasa? —preguntó bajando de la ventana dando un brinquito y acercándose a los adultos en la habitación.
—No estaba muy atento a él, además todos aquí estamos muy cansados. Tendrás que disculparnos, Tsukiku. —La mirada del primate más fuerte se suavizó al hablar con la niña.
—Imperdonable —soltó esa chiquilla, sonriendo burlonamente—. Se supone que no deben revelar información potencialmente peligrosa para el anciano, pero ha estado escuchando toda su conversación los últimos siete minutos. ¿Qué tal si dijeran algo que le dé un ataque? Puede que se sienta un adolescente pero sigue siendo un frágil anciano. Hablando de eso, ¿sí recuerdas lo que pasó antes de que te desmayaras, viejo? —después de regañar a toda la fila de adultos mayores, la niña volteó a verlo con una sonrisa descarada.
—Lo recuerdo. —Hizo una mueca—. Y no necesitan tratarme como a un inválido, no tener recuerdos no me hace incapaz de cuidarme a mí mismo. —Entrecerró los ojos—. Les diré lo que recuerdo. Mi memoria aparentemente se quedó en octubre del año 5741. Antes de despertar estaba completamente convencido de que regresamos de la isla donde aterrizó el Soyuz tan solo hace una semana y estaba listo para partir en dos o tres días. Recuerdo despetrificar a Tsukasa, armar un mapa con nuestros destinos para construir una nave espacial y preparar recursos para embarcarnos a América. Y no recuerdo absolutamente nada después de eso. Nada de haber viajado, nada de años siguientes, nada de matrimonio. —Miró con cautela a Kohaku, que lo escuchaba atentamente, sin expresión alguna—. Y nada de una hija. —Posó su mirada en la niña a pocos pasos de él. –Según mi percepción, tengo dieciocho años. Eso es todo.
Todos lo observaron en silencio por un momento, con rostros increíblemente serios. Finalmente, la niña rompió el silencio soltando una pequeña risa entre dientes.
—Bueno, esto es simplemente fantástico. Tengo un padre adolescente, parece un título de esas tontas películas que América hace últimamente —bufó, acercándose a la puerta para posteriormente apoyarse en ella, cruzándose de brazos—. ¿Qué es esto? ¿Una comedia familiar?
—En-entonces... —Chrome tartamudeó un poco, mirando boquiabierto de Senku a los doctores—. Es como... ¿es como si fuera el Senku de esa época? ¿Cómo si su consciencia hubiera viajado en el tiempo o algo así?
—Es muy pronto para decir eso. —El doctor más viejo frunció el ceño—. Puede que su memoria vuelva progresivamente, o de golpe, o no vuelva nunca. La psicóloga Maiko-sensei será la encargada de monitorear su progreso. Por ahora lo más seguro es no revelar información que pueda resultarle demasiado abrumadora.
—No estoy de acuerdo con eso —intervino Senku de inmediato—. Les dije que estoy perfectamente bien. La primera vez me tomaron por sorpresa, eso es todo. Puedo manejar la información nueva, de hecho quiero que me digan de inmediato qué demonios fue de mi vida en treinta putos años.
—Le ofrezco mis más sinceras disculpas, Ishigami-sensei, pero la única que puede decidir eso es Maiko-sensei. Ella será la encargada de decirnos cuándo será seguro para usted escuchar la historia de su vida. No aceptaremos peros al respecto, es por su bien. —Los dos doctores parecían implacables al respecto. Senku maldijo por lo bajo.
—Creo que es lo mejor —opinó Kohaku—. Honestamente, dudó mucho que esté listo para manejar todo lo que vivimos... después de viajar hacia América.
Tanto ella como sus tres amigos se estremecieron ante el recuerdo, y eso no ayudaba a calmar la curiosidad de Senku.
—¿Al menos podrían decirme porque dicen que estamos en el año 5777 y que tengo cuarenta y cinco años? Las fechas no cuadran.
Kohaku miró al doctor, que asintió pesadamente.
—Solo te diré que estuvimos... petrificados unos años extra. No te diré nada más sobre eso así que ni intentes preguntar.
—Esto es ridículo. —Rascó su oído con fastidio, sintiéndose por primera vez en completa desventaja en el campo de conocimiento frente a otros—. Puedo manejar la información. De hecho hay cosas obvias que sería absurdo que se molesten en negar. Como el hecho de que ese hijo del que hablabas obviamente también es hijo de Taiju ¿o me equivoco, Yuzuriha? —La aludida de inmediato se sonrojó, apartando la mirada.
—¿D-debería...? —tartamudeó sonrojada, como si todavía fuera una quinceañera.
—Solo díselo —intervino la niña—. Es como él dijo, sería absurdo negar las cosas obvias. Y no es un idiota como para no darse cuenta de lo que está a simple vista. —Rodó los ojos, llevándose las manos a las caderas.
—La jovencita tiene un punto. No es necesario ocultar toda la información, solo la que sea... especialmente abrumadora. Claro que esto también puede ser muy subjetivo, pero confió en que ustedes como las personas más cercanas a él sabrán qué revelar y qué no —aclaró el doctor más viejo solemnemente.
—Y con eso claro... creo que ya pueden llevarlo a casa sí así lo desean —murmuró el otro doctor—. Realmente no hay nada más que se pueda hacer aquí. Lo dejamos en manos de Maiko-sensei, que comenzará a atenderlo a partir de la próxima semana.
—Pero antes, Ishigami-dono, nos gustaría hablar con usted, en privado.
Senku se confundió por un momento, preguntándose por qué diablos querían hablar con él en privado, hasta que se dio cuenta de que le estaban hablando a Kohaku y casi siente ganas de abofetearse. Claro, ellos lo llamaban "Ishigami-sensei".
Kohaku le hizo una seña a la niña de que se alejara de la puerta y salió en compañía de los dos doctores. Apenas la puerta se cerró, la chiquilla pegó la oreja a la puerta con claras intenciones de escuchar la conversación privada.
—Ehh... ¿Está bien que haga eso? —miró con incredulidad a los adultos en la habitación, pero ellos solo se encogieron de hombros, con rostros llenos de resignación. Aunque obviamente escucho esa pregunta, la niña ni siquiera se dignó a dedicarles una mirada de reojo, escuchando con descaro lo que decían del otro lado de la puerta.
Senku hizo una mueca. ¿Se suponía que esta mocosa malcriada era su hija? A pesar de que sabía que tenía amnesia, se sentía más como sí hubiera despertado en medio del futuro. Y hasta el momento le estaba resultando un futuro sumamente extraño.
¿Qué otras sorpresas lo esperarían?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro