Amigos
Ruchiru:
—¿Tía? —Ruchiru tocó varias veces a la puerta de la mansión Ishigami donde vivía la hermana de su madre, extrañado de que no hubiera respuesta.
Finalmente, fue un rei-bot el que le abrió.
—En este momento los señores Ishigami se encuentran en una reunión muy importante que no debe ser interrumpida.
—Ya lo sé, están discutiendo respecto a los planos del arma borra-memoria del tío Senku, ¡y yo tengo que estar ahí también, también soy un científico!
—No te dejaran. —Tsukiku apareció en ese momento, con rostro cansado—. A mí no me dejaron, a ti tampoco.
—Tú eres una niñita, ¡yo soy un científico real que va a la universidad!
—Científico real o no, ni siquiera dejaron a mi padre estar allí al principio, hasta que se dieron cuenta de que solo él podía convencer a Reima de hablar, pero luego de eso se encerraron y pidieron no ser molestados a menos que sea un asunto de vida o muerte. No te van a dejar entrar. —Esta vez no hubo burla en su tono, ella parecía molesta, seguro también la afectaba el no saber qué pasaba allí dentro.
Y Ruchiru tuvo que resignarse.
La verdad era que, cuando le había sugerido a su padre ir con él para examinar los planos, él le dijo que era un asunto que iban a tratar muy pocas personas y lo mandó a la universidad para que no lo molestara, pero Ruchiru no pudo concentrarse en sus clases así que decidió ir allí para probar suerte y ver si lo dejaban participar. Ahora veía que esa había sido una idea ingenua.
—Bien, maldición... ¿Y que tú no tienes algún truco para espiarlos y ver qué dicen?
—Ya lo intenté... varias veces, pero la Dra. Mironi mejoró la seguridad y ahora los reis siempre me atrapan, es humillante. —Bufó, saliendo fuera y haciéndole una seña para que la siguiera—. Ya que no podemos hacer nada allí, mejor investiguemos otra cosa.
—¿Qué? No me digas que sigues intentando colarte en el laboratorio subterráneo del jardín.
—Ja, por supuesto, pero eso ya lo intenté esta mañana. —Volteó a verlo con una sonrisa descarada—. Es otra cosa... un invento personal.
Se alejaron de la puerta principal pero no para alejarse de la casa, sino que para rodearla y dirigirse al almacén que Tsukiku usaba como laboratorio provisional porque era un lugar al que nadie iba nunca.
—¿Y ahora qué planeas, gorila enana? —preguntó Ruchiru con desconfianza, solo para chillar cuando ella le pisó el pie.
—¡No soy un gorila! Y cállate, ya iba a explicártelo. —Bufó, acercándose a su mesa de trabajo y tomando lo que parecían ser dos brazaletes blancos que parecían hechos de un material parecido al plástico, con medio centímetro de grosor y como quince centímetros de largo.
—¿Te hiciste nuevos brazaletes? —Se frotó la cabeza con confusión.
Sabía que Tsukiku estaba obsesionada con ocultar sus marcas de petrificación, aunque no tanto como para petrificarse con la petrificación normal para así deshacerse de ellas, pero si para usar brazaletes o guantes todo el tiempo.
—Llevo tiempo trabajando en esto. —Pulsó una especie de botón oculto y los brazaletes se abrieron, por lo que se los colocó alrededor de sus muñecas y estos se cerraron herméticamente.
Luego, hizo un movimiento brusco hacia abajo y dos largas cuchillas surgieron de los brazaletes.
—¡Woah, cuidado con eso! —Ruchiru retrocedió un poco.
—Ahora que los enemigos de mi papá saben que tiene amnesia, lo creerán más débil, probablemente tratarán de atacarnos más. No quiero que Reimi sea mi única protección. Por algo entrene tanto con mi mamá estos meses en los que mi papá estuvo en coma, debo perfeccionar mis habilidades, pero tengo un problema. No puedo conseguir tantos materiales para completar esto.
—Y quieres que yo sea tu chivo expiatorio para conseguir lo que necesitas, ¿eh? —La miró con disgusto—. Sabes que no me gusta que hagas cosas a espaldas de mi tía, y menos si son peligrosas. Que seas una molestia no quiere decir que te quiera muerta, idiota. —Le frunció el ceño tanto con preocupación como con fastidio.
—No quiero nada muy loco. —Bufó—. Además, no es para meterme en problemas, es para salir de los problemas. Todos saben que el enemigo va a ir detrás de mí, y el enemigo sabe que la clave de su victoria es separarme de Reimi, y una vez ya lo lograron, tú estuviste ahí también. ¿Qué pasa si eso vuelve a pasar? Debo prepararme mejor.
—Bueno, sí, pero...
—Te haré una lista, si no estás de acuerdo en conseguirlas para mí, no lo hagas, pero no es nada drástico. ¿Trato? —Lo miró fijamente, suplicante.
—Agh, como sea... Trato.
—¡Bien! ¡Tienes diez billones de puntos!
—Ajá, ajá. Y por cierto, ¿no deberías estar en la escuela ya?
—Hay un escandalo en los medios por la revelación de mi viejo amnésico, la prensa rodea mi escuela, mamá me dejó quedarme. —Alzó la barbilla altaneramente.
—¿Eso no significa que van a acosar a Misaki y Yok como hicieron cuando faltaste por tu papá en coma?
—Mi mamá les asignó seguridad... bueno, solo a Misaki, Yok la rechazó porque aparentemente su real alteza no acepta guardias indignos. —Bufó—. Aunque bueno, de todos modos él es bastante inteligente para escabullirse de quien sea... —dijo con tono bromista, pero luego su expresión se volvió muy seria.
Ruchiru ladeó la cabeza.
—¿Y ahora qué tienes?
—Nada... —Negó con la cabeza—. Avísame si podrás conseguir mis cosas, ahora me iré, tengo algo que hacer. —Se marchó rápidamente, sin darle tiempo a preguntar por nada más.
Que prima más rara tenía...
Decidió mejor irse ya que ya que le había prometido a Kinji verse luego de la universidad y él ya debería estar saliendo (Ruchiru se escapó antes).
Fue a buscarlo en su auto y se sorprendió de verlo despedirse de la sobrina de la Dra. Mironi, la tal Bloom con la que nunca hablaba pero que de alguna forma lo traía como cachorrito muerto de amor.
—¡Ruchiru, hola! —Al despedirse de su enamorada, se subió a su auto con su sonrisa boba de siempre, pero más radiante que de costumbre.
—Me sorprende que ella fuera a verte, normalmente te ignora... —murmuró de lleno mientras arrancaba.
—No me ignora. —Rio felizmente—. Solo es una gran deportista. Siempre tiene algo que hacer, es fabulosa. —Sus ojos brillaron al hablar.
—Si tú lo dices...
—¿Y qué pasa con Ayami-chan? ¿Aún no le has pedido ser tu novia?
—¡S-sabes que ahora estoy ocupado como para pensar en eso! —Se estremeció nerviosamente y pensó rápido en un cambio de tema—. A-ah, sí, quería preguntarte algo... algo respecto a Tsukiku.
—¡¿Q-qué cosa?! ¡Yo no sé nada! ¡Ella no me dijo nada, e-en serio! —De repente se puso tan nervioso que Ruchiru volteó a verlo con una ceja en alto.
—Solo quería preguntarte si no has notado algo raro en ella últimamente... se porta de forma extraña con ciertas personas. En especial con Haishi y con su amigo ese, Mijow Yok.
—Ah, eso. —Frotó su cabeza con confusión—. También note algo raro, pero no me ha dicho nada al respecto...
—Todavía no puedo creer que rompiera su amistad con Haishi... —Hizo una mueca—. Desde pequeños siempre se la pasaban peleando, pero siempre fue con el que más jugaba, aunque al llegar a la adolescencia todo se puso raro entre ellos... y también está Umi... yo nunca noté que a ella le gustaba él. —De haberlo sabido se habría guardado sus bromas delante de ella.
—Yo tampoco lo noté, pero sería una pena que dejen de ser amigos. —Kinji hizo pucheros de solo pensarlo—. Hay que valorar a las personas... mientras puedan estar a nuestro lado...
—¿Qué quieres decir con eso? Hablas como si fuéramos a morir mañana. —Lo miró algo perturbado.
—¡L-lo siento, lo siento! No quise decir nada, realmente. ¿Y cómo te fue en clases? A mí me fue bien, ¡la medicina es difícil, pero emocionante! Y pronto tendré exámenes y... —Siguió balbuceando sin parar, pero Ruchiru no pudo dejar de mirarlo con algo de extrañeza.
No podía evitar tener el presentimiento de que Tsukiku no era la única que ocultaba algo.
.
Haishi:
Haishi se apoyó en el marco de la puerta de la oficina de su madre, viéndola discutir a gritos con algún productor de televisión.
—¡No podemos sacar esas noticias amarillistas sobre Senku y su familia, debemos apoyarlos! ¡Sabes que él y el resto de mis amigos fueron los que fundaron este canal! ¡Y no me importa si los demás tienen más rating por hablar esa basura, nosotros debemos mantenernos firmes!
Muchos solían subestimar a su madre, llegando a conocerla solo por ser la esposa del famoso primate más fuerte, pero su madre tenía una gran influencia, y además era muy brava a la hora de defender a sus amigos, Haishi estaba muy orgulloso de ella.
Viendo que la discusión no parecía que estuviera a punto de terminar pronto, decidió mejor irse a su habitación. Había querido preguntarle sí ya sabía algo de esos planos que encontraron hace un par de días, o si su padre pensaba volver a la casa pronto, ya que llevaba reunido en la mansión Ishigami desde el cumpleaños de Tsukiku.
Le hubiera gustado ir a la mansión él mismo para intentar verlo, pero... ya que Tsukiku le dijo que no quería seguir siendo su amiga, no lo consideraba oportuno.
Sin embargo, lo peor no era haber pedido una amiga, sino que perdió dos...
Umi tampoco parecía querer volver a hablarle...
Cuando ayer intentó buscarla para ir juntos a la escuela (aunque ella había faltado los primeros días), su padre le abrió la puerta.
—U-Ukyo-san... —Le sonrió con nerviosismo y Ukyo de inmediato frunció el ceño.
—Mi hija no quiere hablar contigo, por favor vete, y si no regresas... mejor. —Le cerró la puerta en la cara, con tal fuerza que lo hizo estremecerse un poco.
Era raro ver a alguien tan pacífico y tranquilo enojado. Y era aún más deprimente sabiendo que quizás nunca podría reparar su relación con ellos, ya que ni siquiera le daban la opción.
Pero la verdad era que ni siquiera sabía cómo se suponía que iba a reparar esa relación. No sabía qué podría decirle a Umi si llegaba a tener la oportunidad de hablar con ella.
Tsukiku a veces podía ser muy cruel, eso él siempre lo supo. No se había esperado del todo que lo rechazara de tan mala manera cuando se le confesó, pero tampoco lo sorprendió tanto, y siempre supo que eso quizás echaría a perder su amistad, pero... nunca habría esperado que también perdería a Umi.
De haberlo sabido, habría mantenido la maldita boca cerrada.
En parte lo que lo llevó a confesarse fue los celos de ver a Tsukiku tan cercana a Mijow Yok en su fiesta, y quiso adelantarse a ese niñito mientras tuviera la oportunidad, y vaya que estaba sufriendo las consecuencias de haber actuado de forma tan precipitada.
Pero... extrañamente, no estaba tan deprimido por el rechazo de Tsukiku, quizás porque siempre supo que ella no lo veía de esa forma, le dolía más perder su amistad, y no sabía qué podría hacer para recuperarla como amiga, y ahora que ella estaba en un pésimo momento familiar por los atentados hacia su padre, no había tiempo para resolver estas cuestiones que ella consideraría "ilógicas".
¿Quién sabe cuándo podría hablar con Tsukiku? Le gustaría disculparse y asegurarle que no dejaría que sus bobos sentimientos se metieran en el medio, que estaba bien siendo solo amigos, pero ahora mismo parecía imposible con todo lo que le estaba pasando a su familia.
Y si era imposible arreglar las cosas con Tsukiku por el momento... le gustaría por lo menos arreglar las cosas con Umi...
Umi...
Mientras iba a la escuela el día siguiente, volvió a intentar llamarla, pero ella no le contestó.
Fue a su salón y no la vio por ninguna parte, solo vio a Kei, el novio de Misaki, que iba en el mismo salón al haber ambos pasado a tercer año, y verlo lo hizo pensar en Tsukiku, lo que otra vez lo deprimió.
—¡Hola!~ —En ese momento, Elioth Coutta, el hijo de esa neurocientífica que ahora vivía con los Ishigamis, se le acercó.
Él había entrado a primero de preparatoria, mientras que Haishi acababa de pasar a segundo.
Algo en la forma en la que hablaba le recordaba mucho a su tío Gen, y sabía que su mamá había sido novia de él antes de la petrificación, lo que le daba mucha curiosidad por los chis... por la historia, pero estaba tan deprimido por sus dos amigas que ni siquiera tenía ganas de indagar.
—Ah, hola... No sabes si Umi vino a clases ¿verdad?
—Nop~. Aunque su padre ha estado frecuentando mucho la mansión Ishigami, pero no he visto a Umi-chan desde el día después del cumpleaños de Tsuikiku-chan~.
—Sí... yo tampoco...
—¡¿De qué hablan?! —En ese momento Kei, el novio de Misaki, los notó y se les acercó con una mirada curiosa.
—Tú eres compañero de clases de Umi, ¿no la has visto estos días? —preguntó Haishi ansiosamente.
—Ah, sí, estos días estuvo viniendo solo a la segunda clase y siempre se va antes de la última. También se desaparece antes de la hora del almuerzo... supongo que se esconde de ti. —Sonrió como si eso le pareciera divertido.
—Maldita sea... —Se frotó las sienes con frustración.
Siempre iba a buscarla a la llegada y la salida y a la hora del almuerzo, pero claro que para ella era fácil escaparse, con ese buen oído que tenía. Lo detectaba desde lejos.
Ahora debería buscar la forma de escabullírsele a la chica de mejor audición, tarea que veía casi imposible.
Podía ser muy sigiloso, pero Umi parecía especialmente buena reconociendo sus pasos... eso incluso desde pequeños.
—¿Hablan de Saionji-senpai? —De repente varios chicos compañeros de Haishi se les acercaron.
—¡Casi no la he visto estos días!
—¡Me rompe el corazón!
—¡La extraño tanto!
—¡Yo la vi sola ayer, estaba tan hermosa incluso aunque parecía triste!
—¡Quizás tenía novio y rompieron, o sea que tenemos oportunidad!
—¡¿Quieren que los mate?! —Haishi les enseñó el puño y ellos salieron huyendo, chillando.
Haishi gruñó por lo bajo, frotando sus sienes.
—Maldita sea, Umi... —Normalmente él la defendía de esos pervertidos, lo cual ahora lo hacía preocuparse más de que estuviera evitándolo tanto.
—Si quieres dejarle un mensaje o algo, yo puedo decirle —ofreció Kei al ver su cara frustrada, ya sin su sonrisa estúpida de siempre, más bien pareciendo sentir algo de empatía.
—Ok... gracias... Dile... Dile que si de verdad no quiere verme en lo absoluto, que me mande un mensaje y ya no la buscaré, pero que si me da una oportunidad, iré a buscarla a su casa mañana —pidió luego de pensar un poco.
—Bien, anotado. —Kei le enseñó el pulgar y le dio la espalda, pero luego volteó a verlo de reojo—. Si quieres darle un mensaje a Tsukiku-chan también, puedo pedirle a mi Mizzy que le diga.
—Ah, pues... no, no creo. —Carraspeó y decidió mejor marcharse.
Elioth lo siguió con una mirada curiosa.
—¿No estás ansioso de hablar con la chica que te rechazó?~ —preguntó con rostro de metiche que en serio le recordaba demasiado al tío Gen.
—Pues no, sería incómodo. —Rodó los ojos—. Además, conozco a Tsukiku, ahora debe estar ocupada con lo que le pasa a su familia, si me necesita para algo, me lo dirá.
—No pareces pensar que ella hablaba en serio cuando dijo que ya no serían amigos~... —opinó ese entrometido.
Haishi pestañeó un poco.
—No... supongo que no lo pienso. —Frunció el ceño—. Siento que algo le pasó... para que me haya dicho todo eso... así que no creo que hablaba en serio. Pero me preocupa qué pudo haberle pasado, aunque igual siento que tampoco querrá decírmelo. —Chasqueó la lengua.
—Y si no hablaba en serio respecto a dejar de ser amigos, ¿quizás tampoco hablaba en serio con que no le gustas?~
—No, creo que ahí sí hablaba en serio. —Frotó su nuca incómodamente.
—Se ve que la conoces muy bien, y pareces muy tranquilo con su rechazo... —Lo estaba analizando mucho con la mirada, cosa que lo hacía sentir muy incómodo—. Pareces más preocupado por Umi-chan, de hecho~.
—Me esperaba que Tsukiku me rechazara —Detuvo sus pasos, abriendo mucho los ojos—, pero no me esperaba que...
—¿No esperabas que Umi-chan se te confesara?
—No esperaba que ella... sintiera algo por mí... —Hizo una mueca—. Ya viste a los cerdos de mis compañeros, la ven como una diosa, ella es la chica más bonita, y siempre es dulce con todos, no creí que... Yo no soy realmente... el tipo de chico que... sea adecuado para alguien tan buena como ella... —Apretó los puños con fuerza—. Todavía siento que esto es una clase de error.
—Bueno, pues creo que estás algo ciego, por que solo los conozco desde hace como dos semanas y hasta yo me di cuenta en el primer día que ella sentía algo por ti~.
—No la conoces, Umi es amable con todos. —Lo miró ceñudo.
—Y sin embargo, ella ya dijo que le gustas tú~.
Haishi gruñó y aceleró el paso para que Elioth no pudiera seguirlo, cosa bastante fácil, ya que era un chico con pésima condición física. Hmm, en verdad le recordaba mucho a su tío Gen.
No intentó buscar a Umi en la escuela ese día, pero estuvo esperando toda la tarde que le llegara un mensaje de ella de que mejor no lo molestara, aunque por suerte no llegó, lo que lo hizo sentir esperanzado de que podría hablar con ella al día siguiente.
Aunque la verdad seguía sin saber qué iba a decirle...
De tanto pensar en eso, casi no se dio cuenta de que su padre finalmente había regresado a la casa.
—Haishi —lo llamó de pronto, sacándolo de sus pensamientos y sorprendiéndolo al verlo en la sala con su madre muy feliz abrazada a su brazo.
—Papá, que bueno que volviste. —Se levantó del sofá rápidamente—. ¿Pasó algo con los planos? ¿Podrán recuperar las memorias de tío Senku?
—Los científicos van a trabajar en eso, pero tomará tiempo, Senku hizo un trabajo demasiado avanzado y aunque lo repliquen no será tan fácil de revertir. —Cruzó los brazos—. Mientras trabajan en eso, debo encargarme de la seguridad de la familia y los importantes científicos que se quedaran en la mansión. Voy a ocuparme de la seguridad de Senku... y hemos llegado a la conclusión de que queremos que tú te ocupes de la seguridad de Tsukiku. Y para ello, deberás quedarte en su casa, claro.
Apenas dijo eso, Haishi palideció.
Esto tenía que ser una broma...
—¡¿QUÉ?! —Su madre pareció a punto de desmayarse.
Claro que Haishi ya le había contado del rechazo, siempre le contaba casi todo a su madre.
—¡Tsuka, no puedes hacerle esto, esa chiquilla es tan desconsiderada como el padre y se atrevió a tratar muy mal a mi niño! Además, ¿no tiene a Reimi?
—Esto es importante, mucho más que problemas de adolescentes. —Tsukasa miró directamente a Haishi—. Sin embargo, es tu decisión, sé que es una gran responsabilidad, y no olvido que tienes solo quince años.
Haishi hizo una mueca.
Esta era una gran oportunidad, más que una responsabilidad, siempre quiso que su padre confiara en él tanto para darle este tipo de misiones, pero... en verdad que era un mal momento.
—No lo sé... Creo que debo pensarlo más...
Tsukasa miró de reojo a Minami, que hizo un puchero, antes de asentir y retirarse con un suspiro.
—Si quieres hablar de algo, hablemos. —Se sentó en el sofá en el que estuvo antes y él decidió sentarse a su lado
—N-no realmente... Quizás de estos temas sea mejor que hable con mamá. —Frotó su nuca.
—Soy tu padre, si soy incapaz de aconsejarte sobre mujeres, no creo hacer bien mi trabajo. —Sonrió divertido y Haishi se sintió algo más relajado.
—Sí, bueno... es que no hay mucho de que hablar, tampoco. Lo que más me molesta sobre Tsukiku es que dijo que ya no podríamos ser amigos, pero no creo que hablara en serio... —Apartó la mirada.
—Y sin embargo, claramente hay algo que te molesta más que eso. —Entrecerró los ojos.
En ese momento, una imagen de la sonrisa de Umi se le vino a la mente, y sintió una presión en el pecho de solo pensar que ella no volvería a sonreírle así.
—Es... es Umi... —Apartó la mirada, sin querer que su padre al que tanto respetaba lo viera en un estado tan patético—. No me esperaba lo que pasó con ella y... ahora temo que las cosas no volverán a ser como antes... Siempre íbamos juntos a la escuela, incluso cuando yo aún estaba en secundaria y ella empezó la preparatoria, y hablábamos todos los días, pero ahora...
—Hmm, entiendo. —Lo miró seriamente—. Deberías estar molesto por Tsukiku, pero estás molesto por Umi.
—¡P-pues claro, sabía que Tsukiku me iba a rechazar, pero es ridículo que Umi sienta algo por mí, ella puede tener a cualquier chico que quiera! ¿Por qué diablos se fijó en mí? —Se cruzó de brazos, sintiendo la cara hasta roja, y todavía evitando mirar a su padre.
—A veces te pareces demasiado a tu madre. —Él lo miró con diversión—. Aunque tu madre fue más persistente, incluso cuando yo no demostré mi interés en ella, no se dio por vencida, tú pareces muy dispuesto a renunciar a Tsukiku... pero no a Umi.
—Estamos hablando de amistad aquí. —Finalmente volteó a verlo, con una ceja en alto—. Tampoco estoy dispuesto a renunciar a la amistad de Tsukiku, aunque no me quiera como algo más. Lo que me preocupa es Umi, no sé que voy a hacer si ella ya no me quiere en su vida...
—Los sentimientos son complicados, pero necesarios. —Tsukasa le palmeó la cabeza, haciéndolo sentir más avergonzado—. Como guerrero, es útil no solo conocer tu cuerpo y tu mente, también conocer tus sentimientos es una gran ayuda. Tú no pareces llegar a un acuerdo respecto a eso.
—¿Y eso qué se supone que significa?...
—Eres mi hijo, te conozco bien, y desde pequeño, siempre fuiste muy apegado a Umi... Por otro lado, sentías una gran admiración hacia Tsukiku, ella fue la que logró que entendieras lo que yo tanto intenté enseñarte, que no bastan solo los puños para ser un gran guerrero, sino también la mente. —Cerró los ojos solemnemente—. No obstante, te falta entender el tercer aspecto para un gran guerrero, y eso es estar en paz con uno mismo... y con tus propios sentimientos.
Haishi entrecerró los ojos.
Era cierto que, incluso aunque Tsukiku era más joven que él, desde niño llegó a admirarla por su gran inteligencia y habilidad, ella le dio una lección cuando él se estaba convirtiendo en un idiota agrandado, y siempre la valoró por eso. Y quería devolverle el favor de alguna forma, estar a su lado, ser especial para ella también...
Sin embargo, la conocía, sabía que ella no era fanática del romance de ninguna forma, y él tampoco podía imaginar bien cómo sería ser pareja, tampoco era un romántico, pero odiaba pensar que alguien como Mijow Yok se le adelantara, que fuera más especial para Tsukiku.
Y dolía saber que probablemente para Tsukiku los dos le daban exactamente igual, sin embargo... ese dolor palidecía ante el dolor de poder perder la amistad de Umi...
No podía dejar de pensar en Umi... en lo especial que ella era para él, en lo acostumbrado que estaba a tenerla en su vida, y en lo afortunado que era por tenerla, lo cual lo hacía tener un pánico espantoso de solo pensar que ya no serían nada...
—Oye, papá... ¿cómo te das cuenta de si... sientes algo más por alguien? —preguntó sin mirarlo.
—No siempre es fácil. —Sonrió con paciencia—. Pero no es algo que alguien más puede decirte, debes llegar a esa conclusión tú solo. —Finalmente se puso en pie—. Piénsalo bien, y dame tu respuesta mañana.
—¿M-mi respuesta sobre Umi?...
—Sobre cuidar a Tsukiku. —Lo miró divertido—. La estaré esperando.
.
Umi:
—Umi, estos serán unos días difíciles, estaré muy ocupado ayudando a Senku y los demás, y... quisiera que tú nos ayudes... cuidando a Tsukiku.
Ella miró sorprendida a su padre.
—Claro, por supuesto que lo haré. Pero ¿deberé quedarme en su casa? ¿Qué pasa con la escuela?
—En su escuela ella tendrá más seguridad contratada, pero de camino a ella sería bueno que mantengas tu oído atento al zumbido de las máquinas de Kinoeda. Yo no estaré tanto en casa, más bien me quedaré mucho a trabajar, así que hasta me sentiría más tranquilo contigo en la casa más segura del mundo, pero... Haishi estará allí. —Su mirada se amargó.
—Oh... —Hizo una mueca—. Pues... E-en realidad no me importa, aún somos amigos. —Sonrió tensamente.
Su padre no pareció convencido, pero Umi le aseguró varias veces que no habría problema alguno.
—Hay otra cosa que me gustaría encargarte... —dijo él con algo de duda—. Recuerdas el problema del infiltrado, ¿verdad?
—Sí, lo recuerdo. —Era algo que los atormentaba a todos, aunque sabía que atormentaba más a la familia Ishigami, pero lo cierta era que todas las personas cercanas a ellos corrían peligro de estar expuestos a una amenaza.
—Senku temé que el infiltrado esté más cerca de lo que pensábamos, o incluso en la misma casa, así que te pediré que mantengas tus oídos muy atentos a cualquier posible llamada sospechosa... o cualquier cosa rara que notes.
—Por supuesto, sabes que puedes confiar en mí. —Asintió.
Al día siguiente, su padre se fue muy temprano a su trabajo, y Umi sabía que Haishi vendría a buscarla para hablar... pero eso daba igual, porque ya sabía lo que iba a decirle.
Se preparó para la escuela, desayunó y luego salió, viéndolo apoyado allí en el poste frente a su casa, esperando por ella como todos los días antes de la fiesta de Tsukiku...
No quería perder esta cercanía con él...
Suspiró y se le acercó, y él la miró algo sorprendido, pero ella siguió caminando y él la siguió sin dudar, tomando su mochila como cada día para cargarla por ella.
—Umi... C-creo que necesitamos hablar sobre... lo que pasó en la fiesta de Tsukiku.
—Sí, lo sé. —Cerró los ojos y lanzó un gran suspiro—. Haishi, no quisiera que malinterpretes la situación.
—¿Q-qué?...
—Ya te lo dije ese día... —Volteó a verlo con seriedad—. Yo en ningún momento te hice ningún tipo de confesión, estaba hablando con Tsukiku y tú escuchaste algo que no deberías, pero yo no te pedí nada. Y como no te pedí nada, no quiero ningún tipo de respuesta. —Bajó la mirada.
—Umi...
—Haishi, sí quieres que esto no afecte nuestra amistad —lo interrumpió con fuerza—, entonces por favor deja el tema. No quiero una, no la necesito, así que no sigas... por favor.
Tomó aire. Esto estaba siendo más difícil de lo que pensó.
Por suerte, Haishi no volvió a hablar.
Mejor así.
El resto del día pasó normal, comieron juntos como siempre acostumbraron, pero esta vez sin hablar mucho, solo comentaron el hecho de que ambos irían a la mansión Ishigami para cuidar a Tsukiku mientras sus padres estaban concentrados en devolverle la memoria al tío Senku.
—Entonces estaremos viviendo juntos un tiempo... —comentó él mientras la acompañaba a casa esa tarde.
—Sí, para cuidar a Tsukiku, yo daré mi mejor esfuerzo, todos saben que la quiero como si fuera mi hermanita.
—Sí, siempre la has cuidado... siempre nos cuidas a todos, de hecho... Umi, de verdad quisiera hablar de lo que siento respecto a...
—¡No es necesario! —Le quitó su mochila de golpe y apresuró el paso para llegar antes a su casa—. Seguramente me mude mañana, así que espero vernos pronto, ¡adiós!
Dicho y hecho, los dos se mudaron en los siguientes días a la mansión Ishigami, donde se sorprendieron al saber que no eran los únicos.
Su tío Sai también estaría viviendo allí para ayudar con la recreación del arma borra-memorias con sus grandes habilidades de programación, y claro que su familia también se estaría quedando, su esposa Luna y sus dos hijos: Saira y Rey.
—¡Umi, querida, hola! —Saira, que tenía unos catorce pero se veía mayor por su altura se acercó a abrazarla—. Ha pasado tiempo, ¿ya tienes novio? Escuche algunos chismes sobre tu vida amorosa últimamente. —Le sonrió con sus labios pintados de rojo.
—No la molestes, Saira. —Tsukiku se les acercó, con los brazos cruzados y una mirada desaprobatoria—. En vez de hablar de chismes o amor ven y sigue ayudándome con mis proyectos, hay que aprovechar tus habilidades de programación.
—O yo puedo ayudarte. —Rey, el hermano menor de Saira, se acercó en ese momento, con una sonrisa sumamente arrogante para tener solo doce años.
Era curioso que, a pesar de que los dos eran idénticos a Sai, sus personalidades se parecían más a la de su tío Ryusui, incluso Rey se parecía más a Ryusui por ser rubio, aunque lo rubio lo heredo de Luna pero le daba más aires de su tío biológico.
Umi sabía que Rey pasaba mucho tiempo con Ryusui, ya que las hijas de Ryusui Fran y Ryo no tenían interés en heredar la corporación Nanami ya que su pasión era la cocina, Rey sería el heredero de los Nanami.
—Ja, sí, claro, seguro me robarás mis datos otra vez, ¡ni creas que te lo perdoné! —Tsukiku miró mal al chico que, a pesar de ser más joven, era igual de alto que ella.
—Oh, vamos, la última vez tenías datos muy valiosos y ayudaron a crear un gran sistema de hackeo que vendí por mucho dinero, y te di la mitad del dinero, así que no debería molestarte tanto. —Sonrió con arrogancia.
—Mejor ve a jugar al doctorcito con tu mamá. —Le dio un empujón y lo mandó a irse por el pasillo.
—¡No es un juego, mi ayuda es muy valiosa, y refiérete a ella como Dra. Nanami, muchas gracias! —Rey se ponía algo bravo al defender a su madre.
Umi rio nerviosamente, mirando de reojo a Haishi, que se veía algo molesto, ¿tal vez sentía celos por Rey? Siempre se ponía celoso cuando otros chicos se acercaban a Tsukiku, después de todo...
La idea la hizo sentirse deprimida, por lo que rápidamente tomó su maleta y trató de irse a su habitación, sorprendiéndose cuando Haishi de inmediato se la quitó de las manos y la llevó por ella.
—Oh... gracias...
—Descuida...
Subieron juntos sin decir ni una palabra, cosa que Umi agradeció internamente, y por fin pudo quedarse a solas en su habitación, sintiéndose algo desanimada, preguntándose si algún día las cosas podrían volver a la normalidad.
.
Kinji:
Era el día en el que habría una obra de teatro en la escuela de Tsukiku, ¡y ella iba a ser la villana principal! Kinji estaba muy emocionado por verla actuar, ¡seguro sería divertidísimo!
Sus tíos Senku y Kohaku estaban muy ocupados últimamente, trabajando con los planos del arma borra-mentes, pero ese día ambos decidieron hacerse un espacio para ir a ver a su hija actuar, cosa que no sorprendió a Kinji ni en lo más mínimo.
Él ayudó a su mamá en hacer el vestuario de Tsukiku, igual que el de Misaki y Yok, lo cual fue bastante divertido, y ahora finalmente allí estaba junto con sus padres, los padres de Tsukiku y varios de sus tíos, como el tío Gen que había decidido ir cuando se enteró que la nueva científica que vivía con los Ishigami, la Dra. Elise, iría también junto con su hijo Elioth.
Haishi y Umi también estaban ahí, sin sus padres, y por alguna razón habían obligado a Kinji a sentarse en medio de ellos.
Qué incómodo... pero bueno, ¡eso no quitaría que la obra estaría genial!
Finalmente, la obra de teatro comenzó.
—Antes de la luz de la humanidad, la noche era oscura, reinaban las tinieblas —empezó a narrar una voz desde unos parlantes—. Sin embargo, una princesa trajo la luz, trajo el fuego.
Misaki, con un vestido algo primitivo, pero muy bonito incluso con sus costuras burdas, apareció en medio del escenario cargando una lampara que tenía la forma de una especie de fogata y brillaba como tal.
Otros actores la rodeaban, también con ropas primitivas, mirándola con asombro.
—¡Humanos, ya no tendrán que vivir en las sombras, he creado el fuego! —exclamó la joven pelirroja con una sonrisa audaz.
Sus compañeros la aplaudieron, y en ese instante un reflector apuntó a una chica encapuchada en un rincón, que pronto se bajó la capucha con una mueca de desdén, demostrando ser Tsukiku.
—¡Oh, mi niña! ¡Bravo! —Kohaku empezó a aplaudirle de inmediato, con ojos brillantes.
—¡TSK, mamá! —Tsukiku la miró mal desde el escenario y Senku tuvo que frenar a Kohaku de seguir aplaudiendo.
Tsukiku carraspeó y volvió a su mueca de rabia.
—Aunque la princesa de luz había traído el fuego a la humanidad, mejorando sus vidas y alumbrando sus oscuras noches, la emperatriz de la oscuridad no estaba feliz de esa flama opacando la oscuridad de sus tinieblas, así que intentó varios métodos para apagarla, creando así la lluvia.
Tsukiku hizo una mueca y agitó un brazo sin ganas.
—Wuu... lluvia... —masculló totalmente desinteresada mientras gotitas caían desde el techo.
Se escuchó como alguien detrás del escenario estrellaba su palma sonoramente contra su frente.
—Tsukiku-chan es tan mala actriz como sus padres, eh... —murmuró Gen por lo bajo, riendo.
—Sin embargo, los humanos con astucia lograron proteger su fuego... —Se mostró como utilizaban hojas y carpas para proteger la lampara—. Y los años pasaron.
Misaki volvió a escena, esta vez con un vestido mucho más elaborado como de la época victoriana, a lo que Kinji se sintió feliz de ver que ese era el que había ayudado a hacer a su madre.
—La princesa había consolidado todo un reino para proteger la primera flama, aunque había extendido pequeñas flamas a lo largo de todo el reino, la flama principal madre de todas fue entregada a su más fiel soldado.
En ese momento, Yok salió a escena, con uniforme de soldado victoriano, con su casco bajo el brazo y aún con su mascarilla puesta, probablemente muy en contra de la voluntad del director.
—Valiente soldado, tienes el deber de resguardar la primera flama. —Misaki le entregó la pequeña lampara de colores.
—Entendido. —Tomó la lampara sin expresión alguna y luego se quedó parado en medio del escenario aún con el brazo extendido mientras Misaki se iba y Tsukiku llegaba con un vestido victoriano y un abanico cubriendo la mitad de su rostro.
Ahora tenía una sola coleta bien peinada en vez de sus dos coletas de siempre.
—Valiente soldado... —dijo Tsukiku con voz aburrida, todavía cubriendo su rostro con el abanico, quizás como un truco para no mostrar su falta de expresión—. Dime... ¿qué utilidad tiene para ti el fuego?
—Muchas... más que la oscuridad, eso es seguro... Gracias a la luz del fuego, puedo ver todo lo que no podría en esta oscura noche —recitó Yok con voz robótica.
—Sin embargo, ¿alguna vez has visto las estrellas con tanta claridad que podrías contarlas todas?
—Eso es imposible, si se pudieran contar, ya todos lo sabrían...
—Yo soy la emperatriz de la noche, si me dejas apagar el fuego, te puedo decir cuántas estrellas realmente hay y serás famoso por ser el primero en descubrirlo... es muy tentador, ¿no? —Apartó un poco el abanico para sonreír traviesamente.
Luego de fingir pensar un rato, el niño finalmente le dio la linterna a la niña, que de inmediato la cubrió con sus manos.
—¡Ah, bien hecho! —Se inclinó hasta él y le dio un beso rápido en la mejilla, por lo que Yok se puso completamente rojo y cayó al piso como peso muerto.
—¿Y eso fue parte de la obra o solo le gusta mucho? —preguntó la doctora Elise con rostro interesado.
—¡Claro que es parte de la obra! —se quejó Senku, muy firme.
Después de que Yok cayera, Tsukiku alzó ambas manos con la lampara y comenzó a reír como una completa psicópata desquiciada, impresionando a todos de que de repente estuviera actuando tan bien... aunque los que la conocían ya sabían que no estaba actuando, sino que así era ella.
La historia avanzó, con Misaki y otros personajes embarcándose en una aventura para recuperar la primera flama, mientras que Tsukiku probaba varias formas de apagarla, sin saber por qué no funcionaban sus métodos, hasta que en la pelea final con la princesa se reveló que esa llama ardía con las esperanzas de todo el mundo, y que nunca podría apagarla porque la esperanza nunca iba a morir.
Era raro ver a las mejores amigas peleando, aunque fuera actuando,, pero se las arreglaron para hacer una gran obra de teatro, incluso aunque Tsukiku era muy mala actuando, al final todos aplaudieron y se sintieron muy complacidos por el producto final.
Kohaku no resistió y corrió a colarse en el escenario para abrazar a Tsukiku, cosa que la hizo protestar sonoramente, pero no apartó a su madre.
Y, extrañamente, Senku sintió el impulso de ir tras su esposa y abrazar a su hija también, uniéndose al abrazo de Kohaku y permaneciendo abrazados los tres, para sorpresa de muchos que no acostumbraban a verlos tan afectuosos en público.
Kinji los observó con una sonrisa llena de cariño y algo de culpa.
Al verlos tan unidos, sabía que el secreto que tanto lo atormentaba iba a ser muy difícil de mantener, pero no podía faltar a su promesa, menos ahora que parecía que el momento estaba cada vez más cerca.
Le había prometido a Tsukiku que la iba a apoyar sin importar qué... por más que no estuviera de acuerdo con la locura que quería hacer...
Y una promesa era una promesa.
Continuará...
Holaaa :D
Capítulo patrocinado por mi querida Juliana!
Este es un capítulo un poco diferente... espero q igual les haya gustado TwT
Se acercan algunos momentos clave para la historia OwO
Lamento haber tardado tanto, espero q la proxima actualización ya no tarde taaaanto xP Aunque siempre pueden pedirla como comisión o patrocinarla ;D
Bueno, espero q les haya gustado! Me despido!~
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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