Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Amígdala

No.

Se negaba a creer que él fuera ese tipo de hombre.

Jamás le haría eso a Kohaku, ella no solo era su esposa y la madre de su hija, era su amiga, su aliada, una protectora y una persona a la que podía confiarle su vida.

Él jamás le haría algo como lo que Maiko insinuaba. Ni en diez billones de putos años.

Pero…

—¿Por qué, Senku? —Volvió a ver a Kohaku sentada frente a él, con el rostro empapado en lágrimas—. ¿Por qué me haces esto?...

No creía que él fuera capaz de lo que Maiko decía, pero Kohaku claramente estaba llorando por algo que él le hizo…

¿Acaso había cambiado tanto que se convirtió en un hombre tan despreciable? ¿De verdad le hizo eso a una persona que siempre confió en él, que siempre lo ayudó, apoyó, protegió y hasta lo amó? ¿Entonces sus sospechas siempre fueron ciertas y él ya no era el mismo?

Y si fue capaz de traicionar a Kohaku… ¿qué otras cosas atroces fue capaz de hacer?

¿Cuál fue la razón para que se borrara la memoria?

Se fue arrastrando los pies hasta su habitación de soltero, quedándose pensativo en la puerta abierta, mirando hacia la cama donde siempre dormía solo.

¿Tal vez tenía esta habitación porque Kohaku lo echó luego de descubrir sus… traiciones?

Cerró los ojos, recordando la forma en la que ella lo había besado, la forma en la que lo acarició y lo bien que se sentía estar entre sus brazos… Para él fue la mejor sensación del mundo, incluso más emocionante que construir un cohete capaz de abandonar la Exósfera. Ella fue comprensiva y casi dulce, sin perder esa astucia de leona típica de ella. Le dejó en claro que quería apoyarlo, ayudarlo y…

Y ella era Kohaku, la impulsiva y terca leona que valoraba la honradez por sobre todas las cosas. Si la engañó, ¿por qué diablos no había pateado su culo fuera de la casa? ¿Qué hacían casados aún?

¿Por la niña? Tenía la impresión de que esa mini-leona le rasgaría la garganta tanto como su madre si él fuera tan canalla como para destruir su familia de esa forma.

Se llevó un dedo a la barbilla, pensativo.

Kohaku era una mujer digna con todas las letras, no la veía aceptando estar con él, besarlo, hacerle el amor y permanecer casada con él si supuestamente lo descubrió con una amante, por más enamorada que estuviera.

Además, ¿por qué diablos permitiría que la supuesta amante fuera su psicóloga y psiquiatra? A menos que no supiera con quién la traicionó.

Lo único que lo hacía creer en la posibilidad de que lo que Maiko decía fuera cierto era el recuerdo de Kohaku llorando, pero si Kohaku estaba enterada de esa supuesta aventura, ¿cómo era posible que siguieran casados? Y la misma Maiko lo dijo, así que estaba seguro de que debía seguir casado legalmente con ella. Y estaba seguro de que la leona jamás aceptaría un marido infiel, ni aunque tuvieran diez hijos, ella valía más que eso y lo sabía.

¿Entonces por qué lloraba? ¿Qué cosa tan despreciable le hizo para que una mujer tan fuerte como ella acabará de ese modo?

Solo quedaba preguntarle.

Miró hacia el cuarto de Tsukiku, ¿seguiría allí?

Justo mientras pensaba eso, la puerta se abrió y Kohaku salió con rostro preocupado, sorprendiéndose al verlo parado en la puerta de su habitación de soltero.

Ella cerró la puerta de la habitación de su mocosa y se acercó a él con una sonrisa tensa.

—¿Cómo te fue con Maiko-sensei? —preguntó, visiblemente incómoda.

Senku entrecerró los ojos.

—Tenemos que hablar.

Kohaku palideció, luciendo casi como si estuviera… asustada…

—¿Sobre qué…?

—Pasa. —Se movió para que entrara a su habitación de soltero, a lo que ella lo hizo un tanto insegura.

—¿Maiko dijo… o hizo alguna cosa? —Se sentó en la cama, abrazándose a sí misma.

Él la examinó con la mirada, fijando su vista en su anillo de bodas por un momento. Era de plata o tal vez platino, con una piedra de ámbar diminuta enmarcada en un mini sol de metal y dos diamantes más pequeños aún a cada lado del sol. Vio el anillo por un largo tiempo antes de dignarse a ver su rostro.

Se veía nerviosa, y él empezó a sentirse nervioso también, aunque por supuesto que no lo mostró y se sentó tranquilamente a su lado, rascando su oído con el meñique.

Aquí vamos.

—Iré al grano. Ella insinuó que solíamos ser amantes.

—¡¿QUÉ?!

Ok, boca abierta y ojos desorbitados, con una mezcla de incredulidad y disgusto. Buena reacción.

Continuó, esperanzado de que ella pudiera confirmar la mentira:

—Dijo que no la recuerdo, pero que solíamos ser "amigos muy íntimos", tomando mi mano, y acercándose demasiado a mí. Nunca fui bueno con las indirectas, pero eso fue una insinuación descarada. —Volvió a rascar su oído, intentando seguir tranquilo mientras hablaba—. Por supuesto, no le creí, pero entonces recordé… —Frunció el ceño al volver a rememorar su rostro empapado de lágrimas. Jamás la había visto llorar de ese modo—. Tuve un recuerdo donde tú llorabas, diciendo " ¿por qué me haces esto?". —La miró seriamente, pero ella evitaba verlo y lucía completamente pálida, apretando las mangas de su blusa—. Eso fue lo que me hizo dudar, pero no me creó capaz de hacerte eso y tampoco creería que tú me hayas aceptado después de algo así. —Volvió a tomar aire—. Así que tenía que decírtelo, porque no creo que lo que Maiko esté diciendo sea algo que nosotros haríamos. Esos no somos nosotros, sé que no lo somos. —La miró fijamente.

Kohaku permaneció en silencio un buen rato, poniéndole los nervios de punta.

¿Acaso estaba equivocado? ¿Había cambiado tanto en poco más de veinte años? ¿Se convirtió en algo tan despreciable? ¿Y Kohaku también cambió tanto?

Cuando Kohaku finalmente volvió la vista hacía él, parecía completamente indignada.

—Esa maldita de Nagashima Maiko… ¡JA! ¡Por supuesto que miente! —Cruzó los brazos, alzando la barbilla con molestia, entonces Senku pudo respirar tranquilo—. Ella siempre quiso meterse entre nosotros, siempre quiso mentirte y manipularte, no le creas ni un milímetro. —Se puso de pie, caminando de un lado a otro con ira—. Nunca debí contratarla, no debí hacerle caso a los doctores. ¡Voy a despedirla ahora mismo! —Sacó su celular y comenzó a teclear con furia.

Senku soltó un gran suspiró, viendo sus manos temblorosas y apretando y cerrando los puños para relajarse.

Sintió el impulso de besarla y no pudo resistirse a ponerse en pie, tomarla de la cintura y besarla, tomándola tan por sorpresa que dejó caer su celular al suelo, para luego corresponderle desesperadamente, jalando de su camisa y mordiendo con suavidad sus labios. Él pasó las manos de arriba a abajo por su cintura, antes de meterlas debajo de la ropa, subiendo a meterlas directo debajo de su sujetador para sentir sus suaves pechos en sus manos, rompiendo el beso para bajar la cabeza a besar su cuello, escuchándola gemir mientras jugueteaba con sus pezones. Ella rápidamente comenzó a desvestirlo, arrastrándolo hacia la cama, empujándolo al colchón y colocándose encima de él.

Esta vez fue más salvaje con él, como toda una leona, le dejó la espalda ardiendo por sus arañazos y los músculos adoloridos, acabó casi desmayado en la cama, pero su curiosidad no le permitió dormirse al verla acostada boca abajo a su lado, con su expresión llena de sentimientos que no pudo descifrar.

—¿Me dirás más? —preguntó sin aliento.

Ella lo miró de reojo, antes de mirar al techo y soltar un gran suspiro.

—Bueno… Supongo que puedo contarte un poco. Maiko fue tu colega por mucho tiempo, y no puedo negar que es brillante, pero es soberbia y obsesiva. Hizo hasta lo imposible por separarnos y meterse entre nosotros, sobre todo cuando apenas empezábamos nuestra relación. —Bufó, antes de sonreírle—. Pero jamás le hiciste caso, ni siquiera borracho. Sé que la llamaste varias veces semanas antes de caer en coma, pero ni así desconfió. —Encogió los hombros, sonriendo felizmente—. La tolerabas por su mente brillante, así como yo intenté tolerarla para que fuera tu psicóloga y psiquiatra, ya que es la mejor después de la Dra. Mironi, que no está disponible actualmente. De hecho, también hablabas mucho con Mironi-sensei. —Frunció el ceño—. Eso más la pieza que encontró Tsukiku nos hizo sospechar que tú… —Se calló de pronto—. En fin, Maiko es una experta en el cerebro humano, y tengo una hipótesis de porqué la llamabas, así que no me importa que hayas estado llamándola, sé que jamás me engañarías y mucho menos con esa mujer. —Bufó.

Senku dejó de lado su preocupación por su relación con Kohaku por un momento, concentrándose en lo que había dicho sobre su hipótesis y que estuvo llamando a Maiko en las semanas anteriores a su coma, una experta en el cerebro humano.

Entonces tal vez no estuviera ocultándole a su psicóloga que él se había borrado la memoria. Tal vez ella ya lo sabía.

O quizás al menos lo sospechaba.

Y esa tal Dra. Mironi… Su nombre se le hacía familiar. Claro, era una científica muy famosa en el siglo XXI. Tenía altísimos conocimientos en química, física, biología, nanotecnología, matemáticas, psiquiatría y psicología… y muchas otras cosas. Era una de las mentes más brillantes, con una capacidad de retención y aprendizaje impresionante, como una computadora humana.

¿Quizás la Dra. Mironi supiera más sobre la máquina que borró sus recuerdos? ¡¿Quizás ella podría ayudarlo a recuperar todas sus memorias?!

Como fuera, era una opción mucho mejor que Maiko-sensei.

—Te ves como si supieras algo que yo no… —El murmullo de Kohaku lo sacó de sus pensamientos.

Ella se veía soñolienta, era un poco adorable cuando sus ojos apenas podían mantenerse abiertos y su boca… Esperen, ¿qué?

—Sí… Bueno, te dije que sería un secreto por un secreto. —Rió entre dientes—. Pero el secreto que quiero decirte es muy grande, así que dime algo grande.

Ella frunció el ceño, de repente perdiendo todo rastro de somnolencia y sentándose, cubriendo su pecho con las sábanas, para decepción de Senku.

—Espero que sea lo que estoy pensando… —Tomó aire—. Bien, ¿qué quieres saber?

—Whyman…

—No, Senku. —Lo miró mal, sin siquiera dejarlo terminar de hablar.

—Bien. —Bufó—. Entonces el Dr. Kinoeda. ¿Por qué quiere matarnos?

—¿No puedes preguntar otra cosa? —Lo miró con cansancio.

—No solo estoy preocupado por mi culo, ya sabes. —Rodó los ojos, también sentándose en la cama—. Ese psicópata amenazó con matar a la mocosa. Apenas la recuerdo, es irritante y malcriada, pero es mi hija y si no me dices porqué entonces al menos dime de lo qué es capaz, ¿qué tan peligroso es?

Kohaku se abrazó a sí misma y por un momento tembló de pies a cabeza, mirando al frente con tanto terror en sus ojos que le secó la boca. Le tomó casi dos minutos respirar con normalidad y mirarlo a los ojos.

—Es muy peligroso —susurró—. Es capaz de lo peor. Senku, sí vuelve a llamarte jamás, jamás debes dejar que sepa que perdiste la memoria. No sabemos lo que es capaz de hacer sí se entera. —Llevó sus manos temblorosas a su boca—. Es una amenaza para la humanidad, y sin la protección de Reimo y Reiki podría acabar fácilmente con nosotros, con nuestra familia y amigos. Llevamos muchos años lidiando con él. Demasiados. —Cerró los ojos—. Pero estamos cerca… Es por eso que la Dra. Mironi no está disponible, ahora que tú perdiste tú memoria, ella es la única que puede encontrar a Kinoeda, y la única que lo está conteniendo ahora para que no siembre el caos entre las personas de todos los países resurgidos y resurgiendo.

Senku hizo una mueca al escuchar eso último.

Su única esperanza para recordar era esa mujer y resulta que estaba ocupada manteniendo a raya a un lunático que podía arruinar la paz mundial y que de paso quería matarlo.

Maldita sea su suerte de mierda.

—Tengo una última pregunta, antes de decirte mi secreto.

—Ya te dije bastante, Senku. —Cruzó los brazos con molestía.

—Comparado a lo que yo tengo que decirte no es nada. —Frunció el ceño y le sostuvo la mirada—. Dime, Kohaku… ¿por qué estabas llorando en el último recuerdo que tuve? ¿Qué fue lo que te hice? —Ella abrió mucho los ojos, tomada por sorpresa.

—Yo… ¿Q-qué dijiste que recordaste…? —Fastidiado, le repitió cómo fue su recuerdo, a lo que ella se puso más nerviosa—. ¿Estábamos en tu oficina?...

—No me has dejado entrar a mi oficina…

—Claro. —Carraspeó—. ¿Estábamos en un lugar con paredes azules, conmigo sentada en un sofá color rojo oscuro?

Senku se llevó una mano a la frente, sintiendo un ligero dolor mientras forzaba el recuerdo a volver.

—Sí… Y cerca había un librero flotante. —Diablos, le gustaría entrar a ese lugar.

—Definitivamente es tu oficina. —Sonrió sin ganas—. Tú no me hiciste nada malo, Senku. Solo estabas diciéndome… que habías tomado una decisión. —Se abrazó a sí misma, apretando las sábanas entre sus puños—. Yo no estuve de acuerdo con esa decisión, me lo tomé demasiado a pecho, eso es todo. Tú no me hiciste nada malo.

—Eso no me dice nada, Kohaku. —La miró mal.

—Es todo lo que te diré —dijo con firmeza, sin dejar lugar a réplicas.

—Bien. —Sí así quería jugar—. No fue el accidente, fui yo. Yo cree un aparato específicamente para borrar mis recuerdos —le dijo de sopetón.

Ella volteó a verlo completamente en shock, sin habla, espantada. Aunque no parecía tan sorprendida como debería, sin duda ya lo sospechaba.

—¿Estás seguro? —preguntó en un susurro temeroso—. ¿Cómo lo sabes? ¿Recordaste algo? ¿Seguro que estás seguro?

—Es todo lo que te diré —dijo con firmeza, sin dejar lugar a réplicas.

Ella lo golpeó en la cara con una almohada.

—¡Senku! ¡Esto es muy importante!

—Las preguntas que te hice también son importantes, importantes para mí. —Cruzó los brazos igual que ella, sin importarle su mirada asesina—. Sí me dices poco te diré poco, dame la información completa y te daré mi información completa.

—Bien, pregunta otras cosas y trataré de…

—No, yo quiero saber por qué mierda estabas llorando. —Estaba seguro de que saber eso lo haría entender de una vez por todas en qué clase de persona se había convertido—. Si no me lo dices entonces no te diré nada más respecto a eso.

Kohaku se veía como si la tuviera entre la espada y la pared, entre lo que más deseaba y lo que más temía. ¿Pero por qué estaba tan empecinada en ocultarle la razón de su llanto? ¿Su llanto tenía que ver con un secreto shockeante que le daría otro ataque?

¿Acaso lo que le hizo fue peor que engañarla?

¿O acaso… ella lloraba no por algo que él hizo, sino por algo que ella hizo? ¿Algo que ella hizo a causa de él… o tal vez algo que él hizo a causa de ella?

Ni siquiera sabía por qué esas últimas preguntas se le vinieron a la mente, pero con siquiera pensarlo por alguna razón un enorme y horrible dolor de cabeza lo invadió, haciéndolo llevarse ambas manos a la frente, gruñendo de dolor.

¡Le estaba doliendo peor que nunca!

¡¿Por qué?! ¡¿Por qué dolía tanto justo ahora?!

El dolor fue tan intenso que acabó desmayándose, apenas escuchando los llamados desesperados de Kohaku.

Cuando despertó estaba bañado, vestido y en una camilla de hospital, con Tsukiku medio dormida sentada a su lado. Ella pegó un pequeño brinco al verlo despierto.

—¡Mamá! —exclamó en voz alta.

—No grites, mocosa. —Tosió, sentándose—. Tienes que cuidar tu garganta…

—Ya no tanto, pasaste dos días dormido y ya estoy mucho mejor. —Él la miró con los ojos muy abiertos.

—¿Qué? ¡¿Dos días?!

—Tú tampoco grites, anciano. —Le dio un vaso de agua—. Reimo, llama a mi mamá, infórmale la situación.

—A la orden, joven ama. —La suave voz de Reimo se oyó desde el techo.

En lo que Senku tomaba el vaso de agua, Kohaku llegó casi corriendo a la habitación en la que estaba, seguida de cerca por Maiko.

Senku escupió toda el agua que había estado bebiendo.

¡¿Qué hacía esa mujer aquí?!

—Oh, no me mires así. —La muy descarada sonrió con superioridad—. No puedes despedirme, querido, ni tú ni tu esposa salvaje.

—Voy a sacarle los ojos. —Tsukiku se puso en pie con una mirada amenazante, pero Kohau colocó una mano en su hombro, negando con la cabeza.

—Y su niña salvaje tampoco puede tocarme. —Maiko rió maliciosamente—. No a menos que quieran dejarte sin tratamiento alguno, o sacar a la Dra. Mironi de su estadía en la base lunar.

—¡¿Base qué?!

—Me necesitan. —Los miró con superioridad—. Estos son los resultados de tus escáneres, querido, buena suerte interpretando todo sin mi ayuda. —Le tendió unos papeles.

Maiko empezó a marcharse mientras Senku y Tsukiku miraban con atención los papeles, a lo que Kohaku tuvo que tragarse su orgullo y llamarla.

—Espera. —La miró con amargura y odio—. No te vayas, te pagaré bien por tus servicios.

—Así me gusta, señora salvaje. —Rió con arrogancia—. Permíteme. —Les quitó los papeles.

—No la necesitamos, mamá. —Tsukiku se abrazó al brazo de su madre—. Yo puedo interpretar todos los resultados, bueno, casi todo… ¡Pero sigo estudiando! Dame unos meses y podré encargarme por completo.

—Yo me encargó de esto. —La miró con severidad, a lo que Tsukiku cruzó los brazos y se alejó pisoteando—. Explícanos, Maiko-sensei. Te pagaré todo lo que quieras.

—Claro, gástate todo el dinero de tu maridito mentalmente invalido. —Bufó, guardando los papeles en una carpeta y sacando del bolsillo de su bata un cuadrado metálico que apenas cabía en su mano. Lo arrojó al suelo y este irradió una proyección holográfica—. Presten atención, no volveré a repetirlo. Este es el cerebro de Senku-sama. —Sacó una varilla y apuntó a la pantalla holográfica, que estaba proyectando una imagen muy realista de un cerebro, su cerebro—. Distintas áreas del cerebro se encargan de la memoría, la que nos interesa esta vez es la amígdala, aunque no es que las otras áreas no contengan información valiosa para este caso. Haré un zoom máximo, a nivel atómico. Dividiré la pantalla en dos y representaré los átomos como simples esferas para que entiendan mejor. —Rió con sorna—. Las esferas azules representan los átomos comportándose de manera normal, interactuando como deberían. Las esferas rojas, que son las que están en el cerebro de Senku-sama, representan comportamientos anormales. Cada esfera tiene un halo de luz rodeándola, que representa la información que guarda el átomo, ese brillo aumentara cuando compartan la información. Ahora que les explique los términos simples con peras y manzanas, observen.

En la pantalla holográfica se mostraban un montón de esferas flotando por ahí, una representación ridícula, y pudo ver por la cara de Tsukiku que ella pensaba lo mismo, mientras que Kohaku parecía mareada y preocupada, queriendo entender qué estaba pasando.

Las esferas azules al interactuar con otras aumentaban su halo de brillo, pero las esferas rojas… al interactuar, todas permanecían iguales, excepto unas pocas que lograban aumentar su brillo.

Senku no entendía del todo, la explicación estaba demasiado simplificada, y el cerebro humano era demasiado complejo, ¡esto podría significar diez billones de cosas!

Tanto él como su mocosa miraron disgustados a Maiko, que rodó los ojos y volvió a hablar:

—En términos simples: Son nanobots. Nanobots en tu cerebro.

—¡¿Qué?! —Kohaku pareció espantada.

Senku igual se sorprendió mucho, y vio con curiosidad que Tsukiku no parecía tan sorprendida. ¿Qué tanto sabía esa mocosa?

—Lo que se ve aquí es tú intentando recordar. Tu cerebro tiene los recuerdos intactos, pero constantemente te impide el acceso a ellos. Los átomos que interactúan y aumentan su brillo representan un recuerdo exitosamente a disposición de tu consciencia, los átomos que permanecen iguales son átomos normales interactuando con átomos falsos, con nanobots, que te impiden acceder al recuerdo. Están disfrazados, son casi imposibles de detectar, pero tienen una debilidad, y es que tú estás forzando mucho tus recuerdos, provocando que los nanobots muestren su patrón anormal. No los eliminaste, simplemente negaste el acceso para ti… y para cualquier otro. —Maiko concluyó su discurso apagando la pantalla holográfica.

Todo se quedó en silencio por un momento, mientras Maiko sonreía orgullosa de sí misma.

Kohaku lo miró con preocupación, antes de voltear hacia la psicóloga-psiquiatra con ojos decididos.

—¿Puedes detectar todo eso? ¿Puedes volver a Senku a la normalidad? —preguntó desesperada.

—Es casi imposible. —La miró seriamente—. Solo puedo detectar unos pocos, pero debe haber miles ahí. Tendríamos que digitalizar el comportamiento normal atómico de un cerebro humano, y programar otros nanobots para detectar las anomalías y eliminarlas. Con los escáneres y la tecnología más avanzada disponible aún así tardaría dos años mínimo.

—No hay garantía de que el comportamiento atómico sea el mismo en cada cerebro humano. —Tsukiku miró a Maiko como si fuera idiota—. Enviar nanobots a retirar átomos basado en tan pocos datos es peligroso, tendrías que buscar patrones en muchísimos cerebros humanos, lo que te llevaría muchos más años que solo dos, así que no mientas, Maiko-sensei —gruñó con acidez.

—Calla a tu niña salvaje, Ishigami. —Maiko miró a Tsukiku como si fuera un insecto, antes de mirar a Kohaku con reproche.

—Mi hija tiene los estudios necesarios para asesorarme. —Kohaku le plantó cara con ojos feroces—. Y si no puedes curar a Senku entonces perdemos el tiempo, te pagaré lo que pidas por tu trabajo de hoy, pero ya no te necesitaremos para nada más.

—No he terminado, muchas gracias. —Hizo una mueca de disgusto—. Los dolores de cabeza al recordar se deben a que los nanobots quieren cortar bruscamente el acceso al recuerdo que intenta utilizar, pero como dije, son varias áreas las que se encargan de la memoría, y un recuerdo puede pasar de un área a otra. Y no tiene la misma cantidad de nanobots en todas las áreas. Cuando recuerda algo, podríamos decir que "guarda una copia" en un sector con "poca vigilancia" de los nanobots, y se escapa de su custodia, así que puede acceder al recuerdo con normalidad posteriormente. Esa es mi hipótesis, y estoy bastante segura de su veracidad. —Hinchó el pecho con orgullo.

—Tiene la mayor cantidad de nanobots en la amígdala, imaginó —murmuró Tsukiku, sorprendiendo a Senku.

—Correcto —reconoció Maiko a regañadientes.

—La que otorga importancia emocional a los recuerdos… —susurró la chiquilla.

Senku sabía exactamente a qué se refería, y no pudo evitar preguntarse por qué había elegido suprimir más los recuerdos emocionales… Lo que sea que sucedió para que quisiera borrarse la memoria ¿había sido algo que lo afectó mucho a nivel sentimental?

Un momento.

¿Acaso Tsukiku… sabía la razón por la cual se había borrado la memoría?

¿O por qué rayos hizo esa suposición tan acertada?

—Lo de enviar otros nanobots podría no ser necesario en absoluto, si Senku-sama continúa forzando su memoria —Maiko continuó hablando—. Pero forzar su memoría también es peligroso. Sí fue él mismo quién borró su memoría como me confirmaste, Ishigami, entonces sí trata de recordar exactamente lo que no quería recordar, el daño podría ser grande. Podría forzar una reacción violenta en los nanobots, y provocarle severo daño cerebral. —Los tres palidecieron—. Aunque no puedo saberlo con certeza, pero es lo que este último ataque parece indicar. Sea lo que sea que haya querido borrar, es mejor que no intenté forzarlo.

—¿Qué podemos hacer? —Kohaku realmente se estaba tragando su orgullo por su preocupación a Senku.

No la merecía.

—Puede seguir en tratamiento conmigo, para que siga estudiando su caso, y para que pueda aliviar los posibles problemas que los nanobots ocasionen. O puedes despedirme y dejarlo sin mis conocimientos y sin mi tecnología, ponerle a un cualquiera para que lo vigile, y dejarlo morir por irresponsable. —Miró sus uñas con superioridad—. Se nota que no lo amas tanto como dices, ¿eh?

—Cállate. —La miró con odio, antes de apretar los puños y asentir—. Bien, puedes seguir atendiéndolo…

—Veo que sí tienes cerebro después de todo. —Sonrió complacida—. Debe recibir una inyección de esto cuando vuelva a tener un fuerte dolor de cabeza. —Le dio una pequeña caja de cristal con una jeringa—. En el cuello, son nanobots reparadores, deberían identificar y aliviar el daño sí es que lo hay, para evitar que muera. De todos modos en última instancia si muere solo revívelo con el arma petrificadora. —Encogió los hombros—. Me iré ahora, te enviaré un mensaje con la cantidad de dinero que quiero mañana. Ah, y Senku-sama. —Volteó hacia él, que la miró con absoluta desconfianza—. Mi propuesta sigue en pie —le dijo sonriente, antes de finalmente marcharse.

Los tres se quedaron quietos en sus sitios, en relativo silencio, Senku mirando con disgusto a la puerta, Kohaku abrazando la caja de la jeringa y Tsukiku murmurando maldiciones de muerte hacia Maiko.

Finalmente, la leona madre recuperó la capacidad del habla, guardó la jeringa y volteó a verlos con una sonrisa nerviosa.

—Eh… ¡¿Quién quiere desayunar?! —preguntó alegremente.

—Ahora que lo mencionas, muero de hambre. —Se paró con cansancio de la camilla.

—Paso de desayunar esta vez. —Tsukiku cruzó los brazos y se recostó contra una pared—. Mis amigas vendrán a hacer su tonto chocolate para hoy aquí, así que quiero tener el estómago vacío para reclamar mi premio por aguantar a la zorra más grande de…

—Tsukiku. —Su madre la regañó y ella se calló, aunque a regañadientes.

—¿Chocolate para hoy? —Se confundió, antes de recordar qué fecha era—. Ah, hoy es San Valentin, ¿no es cierto? ¿Siguen teniendo esas tontas tradiciones incluso en este futuro súper avanzado? —Rió burlonamente.

—Oh, ¿entonces no querrás el regalo que tengo para ti? —Kohaku lo miró con picardía.

—Yo no dije eso… —Sonrió ladinamente.

Aparentemente eso del San Valentín ya no era tan malo cuando tenías esposa.

Tsukiku los observó con los ojos muy abiertos, mirando de su padre a su madre una y otra vez, a lo que ellos la observaron confundidos.

—¿Ustedes… están juntos? —Se quedó con la boca abierta.

Senku miró a Kohaku, que perdió la sonrisa por un segundo, antes de volver a sonreír y asentir, un tanto dudosa.

—Sí… papá y yo estamos juntos. ¿No es genial? —Su sonrisa se veía un poco forzada… solo un poco.

Tsukiku permaneció congelada un momento, antes de mirar con absoluto reproche a su madre, para luego marcharse pisoteando.

¿Por qué esa mirada? ¡¿Por qué siempre actuaba como si supiera algo que él no?!

Kohaku suspiró resignada, bajando la cabeza. Él la miró fijamente, notando sus puños apretados y cierto brillo de culpa en sus ojos azules… ¿Por qué? ¿Qué le pasaba?

—Vamos… —dijo finalmente—. Tendremos muchas visitas hoy.

Senku la siguió sin cuestionar, aunque por dentro su mente era un caos que parecía no tener reparación, un caos lleno de preguntas y dudas.

¿Cuándo podría tener respuestas que no trajeran otras mil preguntas a su cansada mente?

Algo era seguro: Confiaba en Kohaku, confiaría en ella.

Quería confiar en ella.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :D

Aquí tienen el nuevo capítulo de este fic! Muchas gracias a Anya por pedirlo como comisión! :'D

Ojalá que les haya gustado!

Hubo un ligero lime pero quizás haya lemon pronto... aunq sea ligerito xD Si quieren, claro...

Bueno, no olviden que se les ama!~

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro