II
II. Tus palabras. Esa manera tuya de hablar que lograba que todos pensaran que eras bondadosa y buena.
Aunque yo sabía la verdad, era tu forma de seducir y agradar, nadie llegó a sospechar que a sus espaldas eras una arpía venenosa.
Quejándote, maldiciendo y criticando.
Yo te escuchaba pensando en que después de todo no eras tan mala. Decías que éramos confidentes, mejores amigas y que nos protegeríamos siempre a pesar de todo.
Como me equivoqué, solo eran mentiras. Tú, maldita pero bella mentirosa.
Por eso lo primero que hice fue cortar tu lengua. ¿La extrañas?
Seguramente ya no, y yo menos, linda.
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