Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

RAZÓN SEIS.

•|.Preocupado.|•

''''

Abrí mis ojos despacio, la poca luz de la habitación me pegaba con fuerza y me forzaba a mantenerlos cerrados. No podía entender que pasa exactamente, no sabía dónde estaba y no recordaba bien lo que sucedió después de caer inconsciente.

Solo sé que estaba Tomioka a mi lado preocupado, insistiendo en que me quitará mis vendas, por eso me asuste. Terminé dando un movimiento rápido sentandome en la cama y toque mi cara. Asegurando de que estuvieran dónde siempre, las sentí algo húmedas. Tal vez las limpio con cuidado para no quitarlas.

Me pareció lindo, sonreí en mis adentros por eso. Poco a poco, la situación de ayer fue más nítida. Me sentí tan idiota por haber salido de alguna forma lastimado, no sé que me hizo el ataque de la niña, espero que solo sea dejar inconsciente a sus víctimas, no quiero sufrir algún tipo de dificultad a lo largo de la misión.

Mire bien la habitación, no sabía dónde estaba. Tampoco estaba Tomioka, ni siquiera sus cosas. Me deprimí un poco por eso, la sensación de vacío por su ausencia me hizo meditar un poco más sobre mis sentimientos.

No sé que pensar ahora, ¿será que de verdad me gusta? Es raro pensarlo con tanta calma, no me he alterado, supongo que inconscientemente lo he aceptado. Solo falta que lo admita. Me cuesta hacer algo así.

Nunca rechace la idea de que me pueda gustar un hombre alguna vez, pero que ese hombre sea Tomioka es muy distinto. Pienso con más calma y cada vez que lo recuerdo hay algo que me gusta, ahora que sea fuerte es genial y que sea protector también, incluso que sea cariñoso con algunos.

Me molesta que no sea conmigo, pero imaginarme su mirada atenta y agradada hacia mí es maravilloso. La idea de que solo yo sepa que de verdad disfruta estar conmigo me suena muy personal, me gustan las cosas íntimas y secretas. Volví a sentirme decaído, un poco decepcionado conmigo.

Lo estoy aceptando, tal vez si me guste, pero eso no significa que me agraden estos sentimientos. Pensé en Kanroji, tal vez esto sea igual que con ella, antes me gustaba mucho pero simplemente deje de sentir esas cosas. No hizo nada que me desagradara, solo ese sentimiento fue muy rápido y efímero.

Cómo la estaba conociendo pienso en la posibilidad de solo gustarme esa sensación agradable que me generaba estar a su lado, cuando me acostumbré solo deje de sentirlo. Puede ser que solo me guste lo agradable que puede llegar a sentirse estar con él, pero el problema es que en ningún momento fue agradable estar con Tomioka antes de estos sentimientos.

Mire a mi lado, justo a mi costado se encontraba Kaburamaru dormido. A él no le gusta dormir en el suelo y a mi tampoco me gusta que lo haga, me gusta compartir la cama con él. En las noches a veces se siente muy solo el frío del colchón.

Estaba también mi mochila en el suelo, a lado de una mesita de madera la cual tenía unas vendas nuevas. No era una casualidad, me las podría poner. Aunque ya tenía mis propias vendas especiales hechas por la misma tela del uniforme, mis mejillas volvieron a arder por ese acto atento y preocupado.

No me importaba que las vendas no sean tan resistentes, un impulso por solo pensar en que fue Tomioka quien las dejo ahí me hizo querer ponermelas. Incluso en el lugar que estaban colocadas me llamaba a hacerlo, solo tenía que estirar mi brazo a diferencia de tener que recoger mi bolso, para hacerlo me tendría que parar, era un poco molesto eso.

Con mis manos detrás de mi cabeza comencé a desenredar el pequeño nudo, tuve que mover mi cabello a un lado para poder hacerlo con mayor facilidad. Cuando deshice el nudo, la tela blanca que cubría gran parte de mi cara cayo a las sábanas. Observé mejor, si bien Tomioka había limpiado lo mejor que podía, se veía algo sucia. Parecía que fuese caído en tierra.

Mi cuerpo dió un escalofrío por el asco que me dió pensar que tenía algo tan sucio sobre mi boca, luego una chispa de curiosidad invadió mi interior cuando me pregunte el objetivo de ese polvo absurdo, podría ser solo provocar desmayos pero dudo que sea algo tan sencillo como eso.

Por ahora estoy bien, solo es un desmayo, nada que no me haya pasado antes.

Coloqué con cuidado mis nuevas vendas y por un momento sentí el olor de Tomioka en ellas, era como tierra mojada, el olor era agradable. Pude percibir un toque dulce también, como flores. Suspiré feliz sintiéndome al mismo tiempo estúpido.

Recobre un poco la compostura, debo comenzar a activarme con esta misión. Me la he tomado a la ligera, no puedo permitirme seguir siendo tan inútil. Le he causado retrasos y molestias a Tomioka, volví a sentirme inferior pero el odio que antes iba hacia el cara de rata lo sentí hacia mí.

¿Por qué le sigo diciendo cara de rata?

No sé, me sigue pareciendo similar a una. Hay cosas que no puedo cambiar aún con supuestos sentimientos involucrados.

La puerta fue tocada, por nervios en un rápido movimiento me hice el dormido. Me acosté cubriendo gran parte de mi cuerpo con las sábanas blancas. Por un segundo me pregunte porque actuaba así pero ya era muy tarde, la puerta fue abierta casi de inmediato después de solo tocar 3 veces. Parece que solo quisieron avisar que pasarían, no buscaron permiso.

Escuché los pasos acercándose a la cama, mis ojos se mantenían cerrados, solo mi rostro se podía ver mientras lo otro era cubierto completamente. Estaba rígido, me sentí como una estatua.

Pude sentir una mano quitando mis mechones de cabello de mi frente y luego me tocó con suavidad ese lugar, creí que fue en busca de algún síntoma de fiebre. Pero luego bajo esa misma mano hacia mis mejillas, por primera vez sentí una especie de molestia en mi Interior por siempre tener esas vendas, me prohibió sentir con más apreciación las manos de Tomioka. Estoy seguro que son las de él, son igual de rústicas y ese olor a tierra mojada con flores volvió a sentirse.

—Obanai...— Su voz era baja, más de lo que acostumbraba. Estaba calmada.

Mi corazón palpito con dramatismo, mis mejillas ardieron cuando escuché por primera vez mi nombre salir de su boca. Fue tan extraño y a la vez agradable, no entendí por qué lo dijo tan de repente, no le he dado permiso y no hemos llegado a esa confianza. Pero no me importo, ame sentirme así de cercano.

— Que bueno que ya estás bien.— Su voz salió tan dulce, parecía convencido de que lo estuviera escuchando.

Quitó su mano de mí rostro con mucho cuidado, maldije en mis adentros. La sensación era muy agradable, no quería dejar de sentirla.

—A la próxima echa las viejas vendas en el tacho de basura, Iguro.— Di un respiro hondo y mi cuerpo se puso notablemente rígido de repente por la pequeña severidad de su voz, por mi reacción le confirme que en realidad estaba despierto.— Vamos a desayunar y luego te explico lo que sé hasta ahora del demonio.

Sorpresivamente se fue, no dijo nada y parece que no le molestó que haya fingido dormir. Mis ojos se abrieron y mire el techo unos segundos, calmando mis emociones. Sintiendo curiosidad y vergüenza hacia mí.

Decidí que lo mejor era ya pararme, con cuidado de no aplastar a Kaburamaru baje de la cama sintiéndome un poco mareado, mis piernas y brazos se sentían pesados. No tenía puesto mi haori, no le ví razón de ponermelo aún, quería sentirme liviano para no perjudicar ya mi lento andar. Suficiente tenía con el uniforme el cual era bastante pesado.

Camine fuera del cuarto, mirando bien el alrededor. Era una casa de alquiler, me pregunte cuánto había gastado Tomioka en una de estas proporciones. Estaba bien cuidada y relativamente grande, era mucho para quedarse una noche.

En el comedor encontré a Tomioka, había hecho el desayuno. No poseía hambre pero Tomioka había cocinado para mí, mi pecho rechaza la idea de no comer. Sin embargo seguiría actuando con normalidad, mi rostro puso una mueca fastidiada cuando mire a mi alrededor.

—Hey, ¿por qué decidiste pagar por una cabaña como está, en lugar de dormir fuera?— No era la primera vez que yo dormía en el bosque o en el suelo en una misión.

Casi nunca dormía cuando trabajaba de todas formas, solo cuando era larga y nunca gastaba en esta clase de cosas.

—No tenía opción, era la más barata de la ciudad. No podemos dormir en las calles.

Lo gire a ver con mayor sorpresa, no me había dado cuenta que habíamos llegado a la ciudad. Se supone que aún nos quedaba bastante camino antes del accidente. Volví a sentirme inútil, literalmente fui una carga para él en el viaje hasta acá, no me imagino lo que pudo pensar cuando me traía. Quedé sonrojado un momento, su cuerpo tan cerca del mío revolvió hasta lo más profundo de mi ser.

—Yo-...

—No te preocupes, no fuiste una carga. No pesas nada.— Sentí un pinchazo en mi corazón cuando me interrumpió, como se atrevía a decir eso. Si bien era verdad, no me gustaba escucharlo.

Ahí se quedó esa conversación, Tomioka se acercó con el desayuno junto con una taza de té y me invitó a comer. Todo eso lo había preparo él, no sabía si quiera que sabia cocinar. La forma en que se acercó invitandome a sentar fue muy preocupada, pendiente de cualquier señal de molestia que pueda dar. No estaba sonriendo, tampoco se veía cariñoso pero si dedicado a mí. 

La comida supongo que fue un poco incómoda para él, le estaba dando la espalda por completo lo que hizo que no quisiera hablar. Tomioka pareció entenderlo y nos ignoramos por completo en la comida. Yo jugaba con mis manos esperando terminar rápido. No me gusta darle la espalda, me siento un poco indefenso porque sé que me está viendo. Él mismo lo dijo.

Yo también te observo a veces...

Esa absurda electricidad recorrió mi cuerpo, volví a encogerme en mi sitio ocultando mi nerviosismo. Terminé de comer, coloqué en su sitio mi venda para darme la vuelta. Él no tenía sus ojos en mí, parecía que estuviese pensando en cosas mucho más importante, y en parte así era.

—He recolectado un poco de información acerca de las desapariciones.— Comenzó bastante calmado.— No hay testigos, pero se dice que todos desaparecen a las afuera de la ciudad, cerca del bosque.

Preste atención, un poco sorprendido por como había recolectado información demasiado rápido, ¿en serio dormí tanto? Le dió tiempo de traerme, alquilar la cabaña e incluso darle tiempo a la investigación. Nuevamente, me sentí un enorme peso muerto, di un suspiro cerrando mis ojos.

—¿Cuando vamos?— Mire al cielo por la ventana, muy soleado. Calculo que debe ser la mañana.

—Cuando se te pasen los efectos del ataque.— No fue una petición, podría jurar que sonó como una orden.

—Pe-pero estoy bien-.— Sus ojos azules se afinaron, como un regaño y posteriormente me señaló mis manos; la punta de mis dedos tenía un fuerte color negro.— ¿Qué...?

—En el momento en que te desmayaste decidí cargarte hasta la cabaña más cercana o algún buen sitio para descansar.— Inicio su explicación del día anterior.— Más adelante habían varios cuerpos muertos a medio comer, supose que ese polvo desmaya a las víctimas.— Dió una pausa, fijo su vista en mi y luego miro mis manos, trago fuerte y de alguna manera sintió la cercanía de tomarlas.— Pero luego te mire a ti, estabas rígido, me costaba moverte. Parece ser que esos demonios atacaban a sus víctimas y cuando se paralizaban los comían.

En mi estómago sentí un poco de miedo, agradecí en mi interior que Tomioka este conmigo, al menos sé que podría ayudarme en estos momentos. No respondí, baje mis ojos otra vez a mis manos arrepintiendome de mis actitudes imprudentes.

—Iguro, no te deprimas.— Escuché y lo mire. Me resultó irónico que el hombre deprimido me diga algo así.— No me molesta lo que pasó, no quiero que te pase algo.

—¿Por qué?— Pregunté, de la nada con una sensación de ansiedad en el pecho.

—Eres mi compañero ahora, ¿no?— Preguntó, yo asentí, muy avergonzado.— No me gustaría que murieras estando conmigo. Me gusta protegerte.

Un poco ofendido por ese comentario, se siente cálido la idea de ser protegido pero al mismo tiempo por el modo en el que lo dice me hace pensar que soy muy débil, me ve como alguien que no es capaz de nada.

—No me molesta morir si es haciendo mi labor.— Asegure. El objetivo de unirme a la cofradía siempre fue purificar mis pecados familiares, de algún modo.— Mi muerte la tengo prevista desde antes de convertirme en pilar.

Los azules ojos de Tomioka parecían rechazar mis palabras. Volví a intimidarme ante su presencia y los nervios me hicieron girar mi rostro, parecía que me he retractado de mis palabras cuando no es así en realidad. Solo no me gusta esa intensa mirada de rechazo sobre mí.

—¿Tú... no has pensado en morir así?— Pregunté, juntando mis labios en una línea.

—He pensado en morir protegiendo a mis compañeros. No quiero que nadie muera por mi culpa.— Fue muy deprisa, su voz se escuchó incomoda.

Me di cuenta que no le gusta hablar sobre la muerte, entonces me quedé callado, sin saber nuevamente qué responder. El ruido de las calles aliviaba la incomodidad que crecía en mi interior.

De alguna forma lo pude distinguir ajeno al mundo otra vez, sus ojos se oscurecieron tras un manto de tristeza. No me gusta que esté nuevamente así, ese cara de rata no puede atreverse a deprimirse conmigo al frente.

—No sería tu culpa.— Mi voz lo desconcertó.— Quiero decir, si algún compañero mu-muere lo hará sabiendo que diste lo mejor de ti.— Mi garganta quemaba por cada palabra salida de mi boca, era tan incómodo y extraño decirle estás cosas a Tomioka pero aún así, lo sentí especial. Mis manos sudaron.— De todas formas dudo que alguien muera estando contigo, eres muy fuerte.

Me miró y pude jurar que sus mejillas fueron pintadas por un tono rosado por unos segundos. De alguna forma dudaba de mis palabras, tense el rostro y mi corazón latía sin freno cuando toco mis manos mientras se acercaba a mi.

Me sostenía mis manos otra vez, su cara y su cuerpo estaba cerca de mí. Me volví a sentir pequeño ante él, nervioso y ansioso por algo. Pude admirar su rostro, el color azul de sus ojos eran brillantes y sus finos labios pintaban una sonrisa, muy pequeña pero era dirigida a mí. Al fin su rostro parecía cercano conmigo, tal vez haya disfrutado de mis palabras o solo se burlaba de mi por estar tan nervioso. No puedo entenderlo del todo y mi pecho se retorció de solo pensar en la segunda opción.

—¡Ya, ya, mi espacio!— De un movimiento deshice la unión de nuestras manos.— ¡Cara de rata,  no te sientas tan en confianza!— Me cruce de brazos cuando lo aleje por los hombros, gire mi cuerpo a un lado ocultando un poco mi rostro. Estaba caliente, podía jurar que mi nariz y orejas delataban un color rojo por vergüenza.

Me negué a verlo así que su expresión no la pude divisar pero supongo que esta nuevamente incómodo. Me arrepentí, no me gusta que se sienta así conmigo pero a mí no me gusta no saber leer bien sus expresiones ni el por qué de cada una. Es probable que pase el resto de la tarde preguntándome por qué rayos tuvo esa expresión sonriente, ¿por mis palabras o por mi sonrojo?

Si fue por lo primero tal vez haya estropeado ese sentimiento de cercanía que ya formaba conmigo. Creo que acabo de poner una especie de muro entre nosotros, a lo mejor nuestra relación solo se quede en ser meramente de trabajo por las misiones, ¡odiaría esa posibilidad!

E igual odio tener que sentirme así de abrumado por la actitud de Tomioka, no me gusta para nada estar desarrollando está clase de sentimientos hacia él.

Me pare, iría a ver a Kaburamaru a la habitación. Lo llevaría después a algún sitio para cazar su alimento o yo mismo se lo compro en la ciudad, la verdad no me importa. Solo quiero despejarme de toda esta situación.

—Iguro.— Lo escuché cuando iba saliendo de la cocina. Me di la vuelta y su rostro no había cambiando ni un poco, de hecho estaba sonriendo un poco más.— Muchas gracias, aprecio tus palabras.

Mis pulmones se llenaron de aire ante esa declaración, apreté mis manos tras de mi cuerpo y mis ojos solo lo miraban a él. Una sonrisa se agrandaba bajo mis vendas, podía jurar que me desmayaría en cualquier momento.

—¡Idiota, no agradezcas!— Volví a mi en un segundo, hice mi mayor esfuerzo de sonar fastidiado y gire mi cuerpo por completo está vez, lleve una de mis manos a mi boca intentando ocultar lo ya tapado por la tela. Mi sonrisa no había desaparecido.— Eres un estúpido si pensabas lo contrario.

Y sin esperar más nada huí del espacio, perdiendome en el pasillo hasta llegar a la habitación con mis cosas. Aún con todo este torbellino de emociones puedo decir que me gustó esta mañana. Me siento feliz.

.''''.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro