Su piel pálida, tan blanca como la misma nieve y que aparentaba ser tan suave como el pelaje de un gatito esponjoso, esa que te tienta a querer tocarla, que te hipnotiza por su belleza.

Después de un largo y estresante día no hay nada mejor que una relajante caminata por tu desolado universo, o al menos eso era lo que pensaba nuestro asesino favorito.

Dust daba un paseo por su AU, había estado todo el día cumpliendo misiones y molestando con su equipo por lo que necesitaba un descanso, algo que le brindara calma y consuelo.

Todo estaba tranquilo.

Era perfecto.

Hasta que se encontró con alguien, cerca de su viejo puesto de vigilancia, sobre la suave nieve y debajo de un gran árbol logro ver a cierto individuo que ya consideraba algo común encontrar en su au. Reaper, el dios de la muerte se encontraba durmiendo bajo la copa del gran árbol.

El de ojos monocromáticos se acercó más a él para verle mejor, no entendía por qué últimamente le estaba viendo tan seguido en su universo.

Espiandolo.

Penso las primeras veces que le vio flotando por el bosque y el pueblo, un posible espía mandado por Dream, algo estupido si se ponía a pensarlo mejor.

Acosandolo.

Fue otro de sus pensamientos, más descarto ese al notar que no se acercaba de más a su hogar, solo andaba por el lugar aparentemente buscando un lugar cómodo donde echarse una siesta, tal y como lo estaba haciendo en ese momento.

Luego pensó en que, al igual de él, solo necesitaba un tiempo a solas en un lugar tranquilo.

Solto un pesado suspiro, se sentó a un lado del durmiente dios, recostando su espalda en el tronco del árbol, miro a la deidad de la muerte, su rostro y esa expresión tranquila que tenía, su pecho subiendo y bajando lentamente, sus manos descansando sobre su estómago como esa pose en la que los humanos colocaban a los difuntos antes de enterrarlos, su vista volvió a su pálido rostro, ahora que lo veía mejor, podía notar que a pesar de ser el dios de la muerte y tener una piel tan blanca como la de un cadáver, el chico no parecía un muerto como todos dicen.

Su pálido rostro asemejaba más al de un muñeco de porcelana, acercó su mano y con cuidado de no tocar el rostro de Reaper, movió algunos mechones de cabello que estorbaban la vista del asesino.

—... — Para Dust, la imagen que tenía frente a sus ojos era extrañamente reconfortante, al retirar los mechones de cabello pudo notar que, un pequeño color rosa decoraba las pálidas mejillas del pelinegro, se quedó mirándolo por varios minutos hasta que finalmente se dignó en hablar —ja' hasta dormido tiene cara de gay.

Continuará...