Un vasto desierto podía observar una figura con cabellera negra, bastante larga. Mientras sus vestimentas se movian al compás del viento que soplaba a lo largo y ancho de donde caminaba.

Las coordenadas que había seguido lo llevaron hasta unas ruinas, la entrada a estas se encontraba algo cubierta por la arena que se había acumulado, además de la pequeña tormenta de arena que también había ocurrido recientemente.

Ingresando, el Uchiha pudo notar que estas en particular estaban más cuidadas, se veía que pudieron mantenerse bien a pesar del paso de los años.

Aunque al infundir un poco de su chakra de rayo en su espada, pudo iluminar perfectamente, y lo suficiente también, para mirar las paredes... estas estaban llenas de escrituras que no pertenecían a nada que había visto antes.

Aunque bajando un poco más, y adentrándose lo suficiente, pudo notar que en realidad no había algo tan especial en estas ruinas... pero una presencia de chakra, más bien, una corriente de chakra lo hacía sospechar de que había algo más. Eso, de alguna manera, el rinnegan se lo hacía saber.

Siguiendo su visión, Sasuke posó su mano en una pared que se encontraba frente a él... e infundiendo algo de chakra, logró activar una especie de mecanismo el cual levantó una piedra de gran tamaño, y en la cual, sobre ella, se podía observar una especie de cofre.

Sorprendido y aún en alerta, el Uchiha se acercó para así poder tomar el cofre que yacía encima de la piedra y, tomándolo, pudo observar que no tenía seguridad alguna que lo mantuviera cerrado.

Al abrirlo, un pergamino le esperaba en el interior... y al desenrollarlo, era el mismo tipo de lenguaje que estaba escrito en las paredes.

Algo que verdaderamente no se podía entender.

¿Acaso era lo que pensaba?

Sin más, y guardandolo en su capa, Sasuke salió del lugar.

Debía enviarlo a Konoha para que comenzaran con el descifrado.

...

Habiendo caído la noche, el Uchiha se encontraba refugiado en una pequeña cueva que el desierto le ofrecía.

Era una noche algo fresca y la luz de la luna acompañaba la inmensa vista que tenía fuera.

Escribiendo una carta, Sasuke redactaba todo la información que había logrado encontrar en las ruinas que visitó, doblando perfectamente la hoja y atandola de manera firme al pergamino, así para enviarlos hasta Konoha.

Levantándose, el joven de cabello oscuro pensó en hacer un jutsu de invocación para traer a su halcón y así poder enviar el mensaje pero, repentinamente... logró escuchar el sonido de un ave justo fuera de donde se refugiaba, y bajando hasta él, el ave se postró en su brazo, entregándole un mensaje.

Al abrirla, notó rápidamente de quien se trataba gracias a la forma de la letra.

Era de Karin.

"Sé que probablemente estarás ocupado, pero Kakashi me informó que estarías en el país del viento por tu informe reciente con el Kazekage. Quiero decirte que vine a Suna para reunirme contigo. Necesito contarte algo importante..."

Pero leyendo la última parte de la carta, el ojo visible que se podía observar en Sasuke se abrió ampliamente en una clara señal de sorpresa, además de que un ligero sonrojo apareció en su rostro.

Bajando así la carta y mirando hacía la luna.

Mientras una sonrisa se marcó en sus labios.