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☀️EPÍLOGO☀️


DAMIÁN

Culpa.

Una horrible sensación de sentir que hiciste algo muy malo y sabes que hagas lo que hagas no podrás remediar, eso;  es lo que siento y he sentido todo este tiempo por lo sucedido con Juan.

En cuanto me recuperé fui a su tumba para disculparme con él, quería sacar todo lo que traía dentro y aliviar mi angustia, dolor y remordimiento. Después de todo fue por mi terquedad que fue a encontrarse conmigo, si tan solo hubiera escuchado, o si le hubiera contado a mi esposa, tal vez él estaría aquí y no tres metros bajo tierra. Cometí un error creyendo que hacía lo correcto y fue Juan quien pagó por ello, también Cindy, Tania y mi esposa. Ellas perdieron a su ser amado y lo peor de todo esto es que yo soy el responsable, yo provoqué esto.

Cindy y yo nos distanciamos un tiempo, ella estaba enojada conmigo e incluso discutimos fuertemente en cuanto regresó del pueblo donde se fue con los tíos de Kira. Cada palabra que dijo fueron puñales en mi corazón, aún están en mi cabeza aunque se hayan sido por el enojo del momento.

—¿Como sigues? —preguntó sentándose a mi lado en la cama.

Mejor, gracias por venir a verme —dije tomando su mano y la quitó.

—Humju. Qué bueno, me alegra que estés bien.

¿Y tú? —No respondió—. ¿Volverás a casa? Tu habitación está como la dejaste. —dije tratando de apaciguar la tensión.

—Esta ya no es mi casa.

—Claro que sí, vente y...

Dije que no Pinki  —Se levantó de la cama—. Ya me voy, solo quería saber cómo estabas y ya lo sé, así que... Adiós, que te mejores.

—Espera Cindy, no te vayas así.

—¿Así cómo?

—Te conozco, sé que quieres madrearme, estoy bien, ya lo viste. No tienes que esperar más, hazlo ahora. Dime eso que quieres decir porque sino te vas ahogar y por eso actúas así, tan... Cortante.

—No me jodas Pinki. No tengo ánimos para..

Fue mi culpa y lo siento, siento haber involucrado a Juan,  yo no pensé que...

—Ese es tu problema Pinki, nunca piensas. Solo haces lo que se te da gana sin importar las consecuencias, te vuelves idiota cuando se trata de esa, no más fue llamarte y saliste corriendo como perro faldero.

—¡Oye no! eso no es cierto.

Claro que sí lo és. —Levantó la voz.

«Ok Damián ¿querías que te hablara?  bueno, ahora te aguantas». Pensé.

—Ni siquiera te importó dejar a tu esposa y a tu hija por ir detrás de la barbirucha esa, ha pasado tiempo y tú aún no haces nada para que la policía la atrape, no has querido hablar con ellos, así que sí Damián, tienes razón. Es tu culpa. De no ser por tu maldita obsesión con esa mujerzuela, psicópata de mierda mi Juan estaría aquí —Su voz se quebró y dejó salir sus lágrimas.

Perdón Cindy, yo no quise que esto pasara. Si pudiera cambiar todo lo que pasó te juro que lo haría.

—¡Pero no puedes! —gritó—. No puedes devolver el tiempo y traerlo aquí conmigo y, y...—Limpió sus lágrimas y fue hasta la puerta—. No quiero seguir hablando contigo. Voy a irme lejos, no sé a dónde ni tampoco por cuánto tiempo, te pido que no me busques ni me llames porque no te responderé. No puedo verte, al menos no por ahora Pinki.

—Cindy —Salió sin decir nada más.

Ese mismo día se fue sin despedirse de nadie, cumplió su palabra y nunca respondió ni devolvió una sola de las llamadas de ninguno de nosotros.

Las cosas estuvieron tensas en casa y con Tania también, ella nunca me dijo nada y la verdad pensé que de las tres, sería ella quién me recriminaría y me culparia el hecho de que su padre no estuviera más con nosotros, se mantuvo distante por cierto tiempo y luego volvió a ser la misma de siempre conmigo, cosa que no ocurrió con Kira, que con el pasar de los días cambió su actitud hacia mí. Sabía bien que era porque llegó a creerse todo lo que Cindy dijo ese día y eso causó un distanciamiento entre nosotros en todos los aspectos.  No le reproché, ni tampoco la culpé porque entendía sus sentimientos, el hecho de pensar que la persona con quién estás tiene sentimientos por otra es abrumador, te corroe el alma y no te permite entregarte completamente, eso le pasaba a ella y yo era el culpable. Confieso que no fue fácil ganarme de nuevo su confianza, tuve que decirle muchas veces que la amaba, demostrárselo con hechos y ayudó mucho la canción que escribí para ella expresando mi miedo a perderla, con paciencia y las ganas de recuperar lo que teníamos, lo logré gracias a Dios

Un par de meses más tarde Cindy regresó de donde sea que haya ido, hablamos, nos disculpamos y nos reconciliamos, pero nada volvió a ser como antes, el dolor en su corazón seguía intacto y seguirá así por un largo tiempo. Estaba muy preocupado porque ya había estado en el mismo estado hace años y creí que no lo superaría, pero lo hizo. Sufrió mucho, pero logró salir adelante. Esto tampoco será fácil para ella, pero sé que también lo hará.

El tiempo se encargó de hacer lo suyo y poco a poco la tranquilidad empezó a regresar a cada uno de nosotros hasta hoy. Kira empezó a sentir dolores que se han hecho más fuertes y seguidos cada minuto que pasa, fue al baño y salió asustada porque tenía un sangrado café, estaba preocupada y logró preocuparme también. Se sentó en el borde de la cama, bebió un vaso con agua y luego llamó a Tania para avisarle sin importar que era medianoche, supuse que ella y sebas vendrían, pero me sorprendí al ver también a Cindy, Susi, Gonzalo y Daniel en cuanto el timbre sonó y abrí la puerta.

Las chicas se fueron directo a la habitación mientras yo me quedé observando a los muchachos.

—Cindy me llamó —dijo Gonzalo en respuesta a mi inquietud—, y quisimos acompañarte en esto.

—Y a ella, Tania. —añadió Sebas.

Subí a la habitación y ellos me siguieron. Kira respiraba hondo y despacio según los ejercicios que le enseñaron en el curso prenatal para cuando llegara el día, Tania sostenía su mano, Cindy estaba sentada a su lado sosteniendo la otra y Susi trataba de ayudarla con la respiración, se veía más nerviosa que Kira.

—A ver Kira, tranquilizate y respira hondo —Imitaba la respiración.

—Eso hago Susi y no está ayudando.

—¡Ay dios! no ves que le duele Susi. Ya llevemosla al hospital —dijo Tania.

—Sus contracciones, ¿Qué tan frecuentes son? —preguntó Daniel, había olvidado que es enfermero.

—Seguidas, y creo que... ¡Ouch! —Se quejó del dolor mientras apretaba su abdomen. Me acerqué y la abracé.

—Es hora, hay que ir al hospital —dijo Gonzalo mirando a Daniel, él asintió y yo tomé a mi esposa en brazos para llevarla abajo.

—La pañalera —dijo mi esposa en medio de su dolor.

—Aquí está, no te preocupes. Vámonos ya que nos va a dar un patatus de la angustia  —Cindy se la enseñó.

Los nervios, el bullicio por parte de las mujeres, los quejidos de dolor por parte de mi esposa al hacerse más fuertes las contracciones, me tenían desesperado y al mismo tiempo ansioso porque sabía que en pocas horas tendría a mi hija con nosotros, la nueva integrante de la familia llegaría a cambiar toda nuestras vidas.

Susi conducía el auto, Cindy estaba a su lado mientras Tania y yo estábamos atrás apoyando y animando a Kira, detrás de nosotros nos seguían Sebastián, Gonzalo y Daniel en otro auto.

Cuando por fin llegamos el doctor Ramos nos esperaba, nos hizo pasar a Kira y a mí a una habitación, y luego de que la enfermera le hiciera el tacto para verificar su dilatación la llevó a sala de partos. Fue doloroso para mí ver a mi esposa sufriendo por el dolor intenso,  me sentí culpable por haber insistido en tener un bebé tan pronto, y ahora estoy reconciderando la idea de tener otro pronto. Sostuve su mano en cada pujo, besaba su frente mientras le daba palabras de aliento para que siguiera, estaba nervioso y de pronto... El gran llanto de mi pequeña se escuchó.

¡Si que tiene unos buenos pulmones!
Presiento que nuestra paz nocturna termina hoy.

Mi princesita nació a las 2:35 de la mañana, convirtiéndose este día en uno de los más importantes e inolvidables en mi existencia. Fue emocionante tomar a la muy pequeñita en mis brazos, no puedo describir todas las emociones que mi corazón sintió en este instante en que la tomé en mis brazos, no me di cuenta cuando las lágrimas salieron y hoy puedo decir que soy el hombre más afortunado del mundo entero porque lo tengo todo.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️

—Hola Juan. Estoy aquí porque quería compartir contigo mi felicidad, decirte que tú nieta ya nació y ahora eres abuelo de una hermosa niña —Me inqué para colocar las flores que había comprado y enseñarle la fotografía que tomé antes de salir del hospital—. ¿La ves? Es hermosa como su madre, tan chiquita y frágil que te confieso que tuve miedo de romperla cuando la alcé en mis brazos por primera vez —Suspiré—. Me hubiese gustado tanto que me acompañaras a recogerlas y darles la bienvenida al llegar a casa, aunque se que desde el cielo lo estás haciendo.

»Es algo tarde, debo ir a casa a recoger unas cosas y volver por ellas al hospital. Melissa nos espera ansiosa, esta loca por conocer a Juliana —Me levanté—. Adiós Juan.

Salí del cementerio sintiéndome un poco mejor, fuí a casa, me di un baño y luego Rocky me llevó al hospital a recoger a mis dos amores.

Al abrir la puerta de la habitación del hospital me encontré con la escena más dulce y tierna que haya visto, mi pequeña princesa estaba siendo amamantada por su madre.

—Hola —Seguí despacio y me acerqué.

—Hola mi amor —Saludó con una gran sonrisa—. Mira, salió a ti, come mucho, creo que me va a sacar todos los nutrientes —Hizo un gesto de dolor, me senté a su lado y le di un beso a cada una.

—¿Duele?

—Arde, la enfermera me explicó que dolerá unos días porque se pelarán mis pezones y luego ya no habrá dolor.

—Wow y con lo glotona que salió no se despegará de mis niñas —Rio—. Tragona como la tía Cindy —Acaricié con suavidad la frágil mejilla de mi princesa —No te amañes porque las bubis de mami  son mías ¿Ok? Solo te las estoy prestando un ratito, ya te compraré un tarro de leche y un biberón.

—¡Oye! —Golpeó mi brazo mientras reía—, no seas ridículo y ya que estás hablando de Cindy, tenemos un problema con ella mi amor.

—¡Ay no! ¿Y ahora qué es?

—Bueno, es que...

El bullicio de la discusión afuera nos interrumpió.

—Yo soy la madrina, no tú —esa era la voz de Tania.

—Que mal estás, yo soy la madrina de la Juli y...

—¡Ay ya!, dejen de refutar ustedes dos, me tienen harta —Y esa sin duda era Susi.

—Eso mi amor, Cindy y Tania han estado peleando por quién será la madrina de nuestra hija, ¿Qué haremos?

La puerta se abrió dejando ver a Susi con un hermoso arreglo de bebé.

—Felicidades papás —Sonrió y extendió el obsequio—, espero les guste, será útil para ella.

Me levanté y lo recibí para dejarlo en la mesita que estaba al lado de la cama.

—Gracias Susi —agradeció mi esposa.

—Y yo traje esto para mi preciosa sobrina —Un enorme oso cubría a Tania.

—Yo le traje esto, es más bonito y digno regalo de su madrina —dijo Cindy enseñando otro enorme peluche.

—¿Disculpa? La madrina de esta hermosa bebé soy yo. Así que deja de decir que eres su madrina porque no lo eres —Observó a mi esposa fijamente—. Díselo Kira —Colocó el enorme oso de peluche blanco que casi ni lo podía cargar encima de la  cama, enseguida Cindy dejó el unicornio también blanco y del mismo tamaño delante del oso.
Entonces? ¿Van a seguir callados? Hablen de una vez y díganle a la taniecita que...

—¡Ay ya basta! Para que no sigan en ese plan, ponganme a mi de madrina y ya, asunto arreglado con estas dos —dijo Susi.

—¡Que aprovechada Susana! —protestó Cindy.

—¡Bueno ya! bajen la voz, mi hija duerme y estamos en un hospital. Para acabar con esto quiero decirles que me siento alagada por querer cuidar de mi bebita, no quiero causar controversias entre ustedes pero, desde que era niña Tania y yo prometimos que seriamos madrinas de nuestros primeros hijos, así que lo siento Cindy... —El grito de emoción que pegó Tania, interrumpió.

—¿Lo ves? Yo soy la madrina y... Sebas el padrino.

—Oye Tania no, el padrino de nuestra hija será Gonzalo —aclaré rompiendo sus ilusiones.

—Pero Damián...

—Osea, gracias Pinki eh, el Gonzalo si y yo nada ¡Qué mala onda eres!

—Cindy, no te pongas así. Perdoname, prometo que serás la madrina de nuestro próximo hijo o hija —trató de consolarla mi esposa.

—Esta bien Kiracita. Entiendo que quieras que tú hermana sea la madrina de tu hija y todo eso que dijiste, tranquila, no pasa nada —respondió resignada.

—Gracias por entender.

—Si, ajá. Más te vale que se pongan rápido a trabajar en mi otro sobrino —Nos señaló.

—Hu, eso tendrá que esperar Cindy. La dieta de nada de sexo es por tres meses. —dijo Susi.

—¿Qué? ¿Tanto tiempo? Ay no ¿Que haré todo ese tiempo? —Me alarmé.

—Merecido te lo tienes Pinki, vas a estar en abstinencia por un largo tiempo, tendrás que comprar pañitos.—Se burló.

—¡Cállate!, para tu información, hay otros métodos —Levanté mis cejas.

—¿Pueden cambiar de tema por favor? No quiero que mi hija escuche esas cosas.

—Ni entiende —replicó Cindy.

—¿Quieres ser la madrina del próximo hijo o no?

—Ok. Ok, ya entendí, hablemos entonces de...  El investigador que contrataste Pinki ¿Como va con el asunto del donador?

—Nada, solo se sabe que fue un hombre. No dio su nombre, en las cámaras del hospital solo hay un vídeo corto, no se ve bien porque usaba un saco con capucha y lo más raro es que pareciera que se borraron los otros, prácticamente es un misterio.

—Es extraño, el que sepamos su nombre lo haría famoso, tus fans lo amarían, el dinero que ofrecimos era bastante jugoso ¿Por qué no lo querría?

—Tal vez no lo necesita porque tiene de sobra y no quiere que sepan porque cambió, quiso ayudar para reivindicarse un poco y calmar sus culpas. —Comentó Susi.

—¿De que hablas Susita? Es la segunda vez que dices algo así ¿Acaso sabes quién és? —cuestionó Cindy.

—Bueno, yo solo creo que...

—Es A+. —dijo Kira interrumpiendó a Susi.

—¿Qué? ¿Quién? —preguntó Susi confundida.

—Mauricio, es A+. Así que no. No fue él. —explicó mi esposa.

—¿Creías que Mauricio era el donante? —pregunté. Esquivó mi mirada y no respondió aceptándolo. Creo que se sintió avergonzada.

—Si que estás enganchada con el Mau Susi. ¿Qué pasa con él? ¿Tienen algo? ¿Son novios, o solo se están dando sus revolcaditas? —indagó Cindy en tono de burla.

—Por supuesto que no, solo somos amigos y, y...

—Ya dejenla en paz, lo que sea que pase entre ellos no es de nuestra incumbencia. Mejor ayúdenme a vestirme, muero por ir a casa.

—Yo te ayudo con eso Gata. —Me sonrió.

—Gracias mi amor, pero esta vez prefiero que ellas me ayuden.

—Ok. Iré firmando los papeles. 

Casa, nuestro hogar. Ahí vamos princesa mia.

Hola de nuevo por acá.

Quiero agradecer a todos los que me acomparon en esta historia, muchas gracias por el apoyo y por haber creído en ella.

He leído todos sus comentarios y tienen razón en algunas cosas, hay cosas que quedaron inconclusas y les informo que hay una razón para ello. Si, señoras y señores, todas sus preguntas serán resueltas aquí.

Voy a dar un spoiler.


Nos vemos y muchas gracias.

Nota. Tendrá otra portada, esta fue la que hice por ahora.

Adelanto: La historia no será una continuación de Kira y Damián. Estará enfocada en Cindy. Los detalles que faltaron los sabrán a través de ella.

16-04-2023.

Fin de edición (25-07-23)

Muchas gracias 😊.

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