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.☀️Capitulo XXXVII☀️.


RAYO DE SOL

El silencio algunas veces es necesario para sentir paz, calma. Pero en esta ocasión producía impaciencia.

—¡Hable de maldita vez! —Se quejó.

—Tranquilizate Mauricio, deja que la señorita beba su té con tranquilidad.

—No vino aquí para eso.

Angie dejó su taza de té sobre el plato y miró a Mauricio para proceder a explicar.

—Mi madre, tiene una enfermedad que la está consumiendo y necesita una cirugía con urgencia que yo no puedo costear. Valeria prometió conseguirme un préstamo con usted si decía todo lo que dije. Usted se negó y luego me despidió sin importarle la vida de mi madre.

—Eso no es cierto, no sabía nada de eso, Valeria dijo que usted necesitaba el dinero para hacerse varias cirugías plásticas, por supuesto que no le daría nada. —Los ojos de la chica lo miraron sin sorpresa. —¿Ya lo sabía?

—Por eso estoy aquí, al ver que los días pasaban, mi madre sufría y aún no recibía el dinero, fui a la compañía a buscarla, fue ahí dónde me dijo que usted se había negado. Al salir furiosa y decepcionada, me encontré a su hermana, en medio de mi desesperación le conté sobre mi madre, ella me lo contó todo y ofreció a ayudarme si decía la verdad y aquí estoy.

—Hay algo que me da vueltas en la cabeza y aún no entiendo ¿Cómo supo Valeria que Sol estaría en el hotel?

—Muy fácil, pero le contaré eso después.

—¿Como...

—Déjala hablar, Mauricio —Lo detuvo Zulia—. Empiece desde el principio por favor.

—Valeria y yo nos conocimos en la academia de modelaje, en ese entonces andaba con un hombre mayor que además era casado, Vicente, creo que era su nombre. Salíamos a divertirnos cuando él no estaba y en una de esas salidas conoció a Damián...

—Eso ya lo sabemos, limitese a lo importante —protestó, comenzaba a desesperarse.

—Mauricio por favor, así no terminaremos nunca. No interfieras —Replicó Zulia de nuevo—. Continúe y sea específica.

—Cuando Vicente lo supo, la votó como un perro del departamento, no le permitió llevarse absolutamente nada, solo lo que traía puesto, no tenía a nadie, así que recurrió a Damián. Le inventó una historia porque él no sabía de Vicente, ni siquiera sabía que Valeria vivía en un condominio de lujo, ella nunca lo llevó ahí por obvias razones, en una ocasión que Damián vio a Vicente de lejos en la academia de modelaje, ella le dijo que era su tío —Río—. Pobre, estoy segura que Damián sigue creyendo eso. —Tomó aire para proseguir—. Para resumir la historia, se fue con él a su casa por una semana, no le gusto el pequeño lugar, ni la bruja de su hermana Cindy, así que decidió usar los pocos ahorros que le quedaban para rentar un departamento, consiguió un trabajo, no el que ella quería porque la esposa de Vicente metió sus manos apenas supo de su existencia, pero eso no le importó, porque estaba enamorada, era feliz. Pasó más de un año y Valeria consiguió un mejor empleo y mejor paga, pero sus gastos eran mayores, ni siquiera porque Damián le ayudaba con la mitad del alquiler y yo pagaba la otra, le alcanzaba el dinero. En la clínica odontólogica dónde empezó a trabajar conoció a la señorita Tania, se hicieron amigas y cuando supo de la conexión con Macías Moda, vio la posibilidad de entrar a una gran compañía y la aprovechó, renunció a su trabajo, pero le dijo a la señorita Tania que la habían despedido, que estaba mal y un montón de mentiras para conmover su corazón, le pidió que la ayudara a encontrar trabajo como modelo, fue así como ella intercedió ante su novia y su novia con usted.

»Una vez dentro de la compañía, quiso más... A usted. Usted representaba todo lo que ella quería y Damián no le podía dar, de paso molestaba a la señorita Kira, no sé bien los motivos, pero la detestaba y ahora la odia por haberse metido con el amor de su vida.

—¿El amor de su vida? —Eso le dolió a Mauricio mucho.

—Así es señor Macías, Valeria todavía lo ama, por más que ha intentado dejar de hacerlo, no ha podido.
—Miró fijamente sus ojos—. No le voy a negar que a usted lo quiere y se esfuerza cada día para llegar a amarlo, pero en el corazón no se manda. Ahora, respondiendo a su pregunta, Valeria planeó todo lo que sucedió en el hotel, para eso usó a la señorita Tania.

—¿Dé que manera? —preguntó Sebastián indignado.

—Le pasó la idea de la "visita sorpresa" diciendo que sería muy romántico, la señorita Tania creyendo en sus palabras se la transmitió a su hermana sin saber que la estaba lanzando a un gran abismo. Para cuando ustedes llegaron al hotel, Valeria sabía perfectamente que su novia estaba en la habitación porque la señorita Tania la mantuvo informada hasta el momento en que llegó a Medellín, también la recepcionista cuando la dejó pasar. No sé si fue suerte, o el destino estaba de su lado porque todo salió mejor de lo planeado, la misión de romper con los planes de boda y lástimar a su novia,  salieron de maravilla. Estaba tan feliz que se fue a celebrarlo yendose de compras mientras usted buscaba como loco a la señorita Duarte por todo Medellín.

—¿El vestido rojo? ¿Por qué ese? Es muy costoso y...

—Porque ese fue el trato que hizo con la chica de recepción, ella se enamoró del vestido en cuanto se lo vio puesto y pues, se aprovechó de la situación. Valeria no quería dárselo, pero luego pensó que ganaría mucho más que ese vestido, usted le compraría otro y más, cosa ha hecho todo este tiempo, comprarle y comprarle muchas cosas, pagar sus caprichos, llevarla de viaje a dónde quiere y cuando quiere, le dio una tarjeta de crédito, hasta le compró un departamento en el centro de la ciudad.

—¿Le compraste un departamento? Pero, Mauricio por Dios. ¿Así de idiota te tiene esa mujer? —reprochó Zulia.

—¿Por qué mintió sobre Sebas? —cuestionó ignorando a su hermana

—Porque le dio miedo, Sebastián la amenazó con hacerle ver a usted quien era en realidad y quiso poner distancia entre ustedes, y ahora que él tenía contacto con Damián por ser pareja de su ex, tenía que alejarlos.

Decepción, tristeza, indignación y enojo eran los sentimientos que albergaban a todos mientras escuchaban el relato de Angie. La chica habló de la vez que lo invitó a comer mientras Damián dormía en su departamento, la llamada que le hizo cuando pelearon, las veces que lloró por él, la escena de celos afuera de la compañía y otros secretos dejando algunos sorprendidos, más enojados y a Mauricio con el corazón roto.

Solo podía pensar en Sol y todo el dolor que permitió que le causaran aunque prometió cuidarla y protegerla. Por más que intentó no pudo contenerse y las lágrimas se asomaron.

—¿Que es lo que quiere de mí? —Se atrevió a levantar su mirada.

—Ser la señora Macías.

—Claro.

—Hay otras cosas que no puedo explicarle, por ejemplo: ¿Qué hacía su novia en el departamento de Damián? ni cómo es que ahora ellos están juntos, tampoco de dónde salió la niña, eso ni Valeria lo sabe, pero si puedo decirle que ella fue a ese departamento para terminar su relación con él, sepa señor Macías que no lo había hecho como le dijo a usted y... ya que lo tenía a usted asegurado, Damián le estorbaba.

—No sé mucho, pero puedo decirles qué hacía sol ahí y como terminaron juntos —dijo Sebas y empezó a explicar lo poco que sabía.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️

Mientras Mauricio pensaba en Kira, ella se encontraba en su habitación  dormida plácidamente en los brazos de su novio, quién se había quedado toda la mañana cuidandola de su horrible gripe adquirida por el frío de las madrugadas para llegar a tiempo a la disquera, y el frío de la noche por las salidas tardes estos días.

Damián se levantó de la cama despacio, tocó la frente de su novia para asegurarse que ya no tuviera calentura, bajó a preparar un caldo de costilla y un jugo de naranja para cuando ella se despertara.

Mientras esperaba que se cociera el caldo, se sentó en el sillón negro de cuero, encendió la tele y al mirar un poco más abajo notó un álbum, se levantó y lo tomó. Empezó a hojear cada fotografía hasta que se detuvo en la de una mujer con dos niñas pequeñas en sus brazos, pasó la hoja y sonrió al verlas de nuevo un poco más grandes, de inmediato notó a la pequeña sonriente con dos colitas y luego a la mujer.

—Es mamá —Levantó su mirada para observar a su novia, tomó su mano guiandola a sentarse a su lado.

—¿Por qué te levántaste, Gata?

—Abrí mis ojos y no estabas, creí que te habías ido —Dejó caer su cabeza en su hombro.

—¿Cómo te sientes?

—Un poco mejor, gracias a ti mi amor y tus cuidados —Damián pasó su mano por su hombro y le dio un beso en la cabeza.

—Tu mamá era muy hermosa, te pareces a ella.

—Lo era. —Suspiró—. ¿Sabes? no recuerdo mucho de ella, tenía ocho años cuando murió.

—¿Puedo saber de qué murió?

—Leucemia, lo que sé es que mamá no se preocupó por ella y cuando la diagnosticaron, ya era tarde. Fue muy doloroso para nosotras verla decaer y más para papá.

—Imagino todo lo que sufrió.

—Si, sufrió doble porque la amaba, cuidó de ella hasta su último día sin importar que... —Sus ojos se humedecieron—, sin importar que ella lo abandonó para irse con un hombre mucho más joven llevándonos a Tania y a mí con ellos.

—Guau, tu papá es un gran tipo sin duda.

—Lo es, sufrió mucho por separarse de nosotras por más de un año. Cuando la enfermedad de mamá avanzó, el hombre se fue y la dejó postrada en una cama, apenas papá lo supo fue a buscarnos y nos trajo a casa, a las tres.

—Ahora entiendo.

—¿Qué? —No hubo respuesta y Kira no insistió— Después de eso papá tardó años en recuperarse, solo una vez supimos que salió con una mujer; su secretaria. Nos visitaba seguido, Tania y yo le tomamos cariño, pero un día ya no volvió. Lo último que supimos de ella es que se casó con un extranjero y se fue con él. Supongo que ella quería más y papá no estaba listo para dar el siguiente paso, por eso prefirió rehacer su vida con otra persona.

—Como con Cindy.

—¿Qué tiene que ver esto con Cindy y lo que sea que tuvieron? —De nuevo no hubo respuesta—. No soy tonta Damián, me di cuenta de lo que pasaba entre ellos. Simplemente respeté su decisión de mantenerlo en secreto y no quise intervenir, pero te aseguro mi amor que papá es grandioso, por eso Cindy puso sus ojos en él ¿No? —Sonrió.

—No lo dudo, pero tiene miedos y prejuicios que la lastiman y no podía permitirlo, Cindy es muy importante para mí y no quiero que sufra.

—Entiendo, pero era su decisión, no tuya mi amor, tal vez Cindy hubiera logrado vencer todas esas barreras, o tal vez se hubiera decepcionado y dado por vencida. Eso lo no sabremos porque no la dejaste. Cindy ya no es una niña, es una mujer que sabe lo que hace, es decidida e inteligente. Estoy segura que hubiese sabido cuando detenerse y aceptarlo con fortaleza.

—Bueno, ahora me siento muy mal, creo que metí la pata al intervenir —Se sinceró.

—Puede ser, pero hiciste lo que creíste que era mejor para ella mi amor.

—No soportaría verla sufrir de nue... temí por ella.

—Comprendo, no me dirás. —Suspiró—. Hagas lo que hagas no podrás evitarlo. Solo puedes estar a su lado para apoyarla cuando lo necesite.

—Eres muy madura para tu edad, Gata. —Tomó su rostro e intentó besarla, pero fue rechazado.

—Perdon, no quiero contagiarte mi amor, además; mi boca sabe amargo —Cubrió su boca con ambas manos provocando una pequeña risa en él.

Damián la observó un momento y recordó algo importante.

—En unos días es tu cumpleaños Gata ¿Qué quieres que te de? Dime.

—Yo, no estuve para el tuyo y me da remordimiento por... —Bajó su mirada con tristeza.

—Estabas en Estados Unidos, ya no le des mente a eso y celebremos el tuyo, anda respóndeme. ¿Qué quieres?

—Ya que insistes, a ver ¿Qué quiero? Hum, ya sé. Quiero... Quiero muchos de tus ricos besos y que nos perdamos por ahí, solo tu y yo sin que nadie nos moleste. También quiero que me concientas como hoy, que me mimes y que me ames siempre, siempre, como yo te amo a ti.

—Yo ya te amo mi Gata, y por supuesto que es para siempre. No sé que me hiciste, pero te juro que lo que siento por ti es... ni yo mismo lo entiendo, ni siquiera lo puedo explicar, solo sé que estoy loco por ti.

—Yo también estoy loca por ti. También te amo así.

—Me siento débil, me has vuelto un adicto a tus besos, a tus caricias y nunca dejaré de saborearte porque eres muy, muy sabrosa. Tu amiga de abajo lo es. —Carcajeó dandole un golpe en el hombro.

—Tan bien que ibas mi amor. —Balbuceó entre risas

—Pero es la verdad. Quiero probarla a cada momento. No sabes lo que me ha costado no tocarla, saborearla y no sacar mi amigo para meterlo en tu vag...

—¡Damián!

—No te hagas que bien que te gusta.

—Ay ya, mejor comamos eso que huele tan rico —Lo miró con deseo— Como quiero besarte mi amor.

—Me los cobraré con intereses en cuanto te recuperes.

—Entonces me recuperaré rápido. — respondió con una sonrisa, se levantaron para ir a comer la cena.

Lo que quedó de la tarde se fue en mimos y medicinas para la enferma, en dos días debían seguir con las grabaciones y mejoras de su próximo disco, además de escoger la canción que estaría sonando en las emisoras de la ciudad para darse a conocer.

Estaban ansiosos y a la vez muy nerviosos, pero con la plena certeza de que la canción sería un rotundo éxito.

A pesar de todo, había sido un gran día para unos y no tanto para otros, como lo era el caso de Mauricio.

Una vez terminada su charla, volvió a a su departamento totalmente destruido emocionalmente, con toda la ira en su ser, empezó a destrozar todo lo que encontró a su paso tratando de apaciguar su rabia y dolor.

—¡Ya basta Mao! rompiendo estas cosas no se te va a pasar eso que tienes —dejo Sebastián Preocupado por él.

—Déjame, déjame sacar todo esto que siento, aquí —Presionó su pecho—. Me siento como un imbécil ¿Como pude caer en su juego? ¿Como pude dañar a Sol por ella? ¿Cómo? Yo lo tenía todo Sebastián, y lo dejé por Valeria. Renuncie al amor, puro, honesto por... —Sus lágrimas no le permitieron continuar—. Sol, mi pobre Sol, no hizo más que amarme, entregarse y yo...  —El llanto se apoderó de él—. Vete. Déjame solo.

—No, te dije que estaría contigo y lo haré. —Colocó su mano en su hombro—.  Desahoga todo ese dolor, pero no rompiendo tus cosas, ellas no tienen la culpa. Hablame, saca todo eso que traes que yo estoy aquí, si quieres golpearme para sentirte mejor, hazlo.  Por Sol no te preocupes, ella está muy bien.

—¿De verdad lo ama? ¿A Damián?

—Si Mao, está feliz con él. No intentes nada, Sol ya te superó. Déjala en paz Mao. No intentes...

—No Sebas. Ya le hice daño y...

No se pudo aguantar más y se dejó llevar por su dolor sin poder contener su llanto.

Sebastián no dijo nada, solo le dio un fuerte abrazo.


Muchas gracias 😊.

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