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☀️Cápitulo XXXV☀️


RAYO DE SOL

Valeria los veía alejarse y mientras ella no quitaba sus ojos de la pequeña  tomada de una mano de Damián y la otra de Kira, Mauricio seguía con la mirada en la chica del vestido rojo.

Pronto desaparecieron de sus vistas al cruzar la calle y miles de preguntas se formaron en ambas cabezas siendo el motivo diferente.

«¿Damián es el hermano de Melissa?

¿De dónde salió?

¿Cómo es que nunca supe de su existencia?

¿Por qué él y la estúpida están juntos?

¿Cómo, dónde, cuando pasó? ¿Qué le vio?

¿Venganza?

Si eso debe ser»

Estaba perdida en sus pensamientos.

—¡Valeria!

—Eh, ¿Qué? amor disculpa, es que pensaba en Susi.

—¿La conoces?

—No, la vi un par de veces cuando... Iba a visitar a... una tía segunda a su casa, vive en su barrio. La tipa es una engreída, se cree la muy cosa solo porque sus padres tienen una pequeña zapatería de pacotilla.

—Necesito saber cómo es que tiene tú vestido ¿Dónde lo consiguió?

—Amor ya olvida eso. Pudo conseguirlo en tiendas de segunda, por internet o dónde venden ropa usada, no me sorprendería que ella usara ese método de compra. —Acarició su rostro y le dio un dulce beso—. Deja eso así amor, mejor llévame a casa, me duele mucho la cabeza y quiero descansar. —manifestó tratando de persuadirlo, no quería que descubriera lo que en realidad sucedió con el vestido.

—No, ese vestido no se encuentra en una tienda de segunda, en internet menos porque seria...

—Mauricio ya, en verdad quiero irme a casa. Por favor.

—Está bien, te llevo y regreso. Tengo muchos pendientes para hoy, con lo que pasó, me retrasé. —dijo

«Lo siento Valeria, pero no lo dejaré así»

Pensó él.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

Las risas que provocó el pésimo chiste de Mario llamó la atención de algunos en la heladería.

—Buu ¡Qué hueso!, menos mal que no eres humorista, te morirías de hambre hermano —dijo el Mr.  y todos rieron.

—Están riendo y ese es el objetivo de un chiste, además tú eres peor, Mario.

—Nos reímos de ti idiota —respondió— Todos volvieron a reír, menos Susi.

—Oye Susi ¿Qué te traes? Estás en las nubes, ni siquiera nos has prestado atención y tú helado ya se derritió —preguntó Cindy.

—Lo siento, es que tuve un mal día, esa reunión fue un desastre. —Se colocó de pie—. Creo que es mejor que me vaya, ustedes tienen muchas cosas que celebrar, de verdad me alegro por ustedes, pero estoy muy preocupada y no quiero dañarles su celebración. Discúlpenme —Su angustia era notable.

—¿Qué pasó en tu reunión? ¿Podemos ayudarte? —preguntó Tania.

—No creo. —resopló—. Cometí un error y no sé como solucionarlo. 

—Cuéntanos, tal vez podamos encontrar una manera de que lo soluciones. Anda Susi, siéntate y nos cuentas —dijo Sebas y ella obedeció.

—Un tipo me hizo un pedido grande, debía entregarlos pasado mañana y me citó hoy para decirme que ya nos lo quería porque consiguió un mejor precio. Fue mi culpa por confiar en su palabra y no hacerles firmar una orden de compra con el 50% de adelanto como siempre se hace y... ¿Ahora que voy hacer con 300 pares de zapatos que alcanzamos a fabricar? Invertí todo el dinero de la cuenta de la zapatería en los materiales. ¡Dios! Papá me va a matar en cuanto se lo diga —Unas cuantas lágrimas brotaron conmoviendo a todos los presentes.

—Hey, tranquila. Estamos contigo. —dijo Damián.

—Te ayudaremos a venderlos. —La animó Tania tomando su mano. Puedo hacer una página o subirlos a marketplace.

—Mierda, yo no sé que decirte Susi, más que te compro un par —dijo Cindy y ella río.

—Yo les pediré a mis amigas que le digan a sus mamás que te compren zapatos Susi—dijo la pequeña ganándose la ternura de todos ahí.

—¡Qué linda eres princesa! muchas gracias por tu ayuda. Voy a invitarte a comer lo que quieras, ya casi es hora de almuerzo.

—Quiero pollo broaster.

—¡Que rico! comamos pollo. En fin la Susi invita.

—Casi estoy en bancarrota y si te llevo a comer Cindy, si que lo estaré por completo, glotona —Rieron apaciguando el ambiente.

Charlaban cómodamente buscando más ideas que pudieran ayudar a Susi, hasta que el sonido de un teléfono se escuchó insistente.

—Es el tuyo Kira, ya responde por Dios que nos quedaremos sordos. —dijo Tania. La chica buscó en su bolso y lo tomó.

Su ceño se frunció al reconocer el número del cuál la llamaban.

—Es, Mauricio —dijo observando a su novio.

—¿Qué? —cuestionó él al notar todas las miradas fijas en él—. Responde ya que me van a echar un mal de ojo aquí. —Asintió.

—Hola —Habló nerviosa.

Sol... —El carraspeó por parte de la chica lo hizo recordar—. Ok, disculpa. Kira, necesito tu ayuda, es importante.

—Mi ayuda ¿Para qué?

La chica, la que estaba con ustedes, la que...

—Si, se a quién te refieres. ¿Qué hay con ella? —preguntó fijando su mirada en Susi.

Necesito hablar con ella, es importante. Por favor.

—¿Qué tanto?

Mucho sol, eh Kira. Por favor, ayudame con eso ¿Si? —pensó un momento y una idea vino a su mente. Colocó el teléfono en la mesa y activó el altavoz.

—Está bien Mauricio, te ayudaré, no te preocupes, te doy mi palabra de que Susi hablara contigo y hará todo lo que le pidas.  —Todos fruncieron su ceño y Susi levantó su ceja en desaprobación.

Gracias.

—No me lo agradezcas que no será gratis.

Ah claro, y ¿Qué quieres? —preguntó con sarcasmo.

—Que hagas algo por Susi, así como ella hará lo que sea que quieres. —dijo tomando la mano de Susi.

—¿Y qué es eso que tengo que hacer por ella?

—Le comprarás 300 pares de zapatos que no pudo vender.

¿Te has vuelto loca? ¿Qué voy hacer yo con tantos zapatos?

—No lo sé Mauricio, regalalos, vendelos o dáselos a Valeria para que tenga que ponerse cada día. Es tu decisión, además Mauricio no sé de qué te quejas, comprarselos no es ningún problema para ti, en cambio si es un gran problema para ella el que un idiota se los dejara. ¿Entonces? ¿Lo harás o no?

Ok, de acuerdo, le compraré los estúpidos zapatos. —Suspiró— ¡Qué manipuladora y aprovechada te has vuelto, Kira Duarte!

—Hum, las oportunidades hay que aprovecharlas cuando se presentan y esta es una de ellas, recuerdo bien que alguien me lo dijo. —Mauricio río.

Por lo menos sé que tuve una buena alumna que ahora usa mis enseñanzas en mi contra. ¿Cuándo podremos hablar ella y yo?

—Bueno Mao, eso será después de que regrese de su viaje y dónde ella te diga. Te envío sus datos y número de cuenta para que hagas la consignación. —Le pasó el teléfono a Susi para que los anotara junto con la cantidad—. Listo, ahí están. Muchas gracias por la cooperacion y, Adiós —Todos rieron.

—Así se hace hermana. —Chocaron sus manos—. Me hubiera gustado ver la cara de Mauricio. —dijo mientras reía.

—Pobre de el Mau, le saldrá caro su charla con la Susi —dijo cindy burlona.

—No, eso para él será como si le comprará una caja de bombones.

—Por lo que sea, gracias —Susi se levantó muy feliz y le dio un fuerte abrazo mientras sus lágrimas corrian de emoción—. Muchas Gracias Kira, te debo una —Se separó al sentir su teléfono vibrar, lo tomó para leer el mensaje y nuevamente las lágrimas corrieron acompañada de una sonrisa y nuevamente la abrazó—. Gracias de nuevo, tu ex es un hombre de palabra. Ya hizo el depósito.

—Así es, esa es una de sus mayores virtudes. —aseguró Kira.

—Oye Susita, ¿Por qué el interés del tipo por tu vestido? No te lo robaste de su empresa o copiaste uno de los diseños ¿Verdad?.

—Claro que no.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

Una semana después...

Mientras todos andaban ocupados con papeleos, trámites y todo lo relacionado con la grabación del disco, Mauricio esperaba impaciente el día en que él y Susi se encontrarían.

Por fin el tan esperado día había llegado y muchas cosas se aclararían hoy, al menos eso pensaba Mauricio quién había llegado a la zapatería una hora antes de lo acordado.

—Señorita Zaens, el señor Mauricio Macías está... —La secretaria fue interrumpida por Mauricio al entrar a la oficina.

—Buenos días señorita, disculpe mi atrevimiento, pero no dispongo de mucho tiempo.

—Buenos días señor Macías, siendo así tome asiento y vaya al grano. —Se sentó y la secretaria se retiró dejándolo solos.

—¿Cómo consiguió el vestido? —indagó muy directo como ella pidió.

—Se lo compré a la sobrina de Vicky; mi secretaria, hace unos meses. —respondio de igual manera.

—La chica, ¿Cómo se llama? ¿Sabe cómo contactarla?

—Si.

—Deme los datos por favor —pidió, no hubo respuesta, solo se miraron fijamente —Digame, hablé por favor.

—Antes de decirle, quiero saber por qué tanto interés en ese vestido, ni siquiera es nuevo. La chica dijo que era un regalo que le hicieron, su antigua dueña lo usó solo un par de veces y luego se lo obsequió. Nunca pudo usarlo y por problemas económicos decidió venderlo. Vicky me enseñó fotos, me encantó y simplemente se lo compré. Entonces ¿Qué sucede con el vestido?

—Ese vestido fue robado del departamento de mi prometida hace unos meses junto con otras cosas, de todo lo que se llevaron, el vestido era el de mayor valor. Es un original de diseñador, por lo tanto su valor es muy alto.

—¿¡Qué!? ¡Ay Dios no puede ser! ¿Me está diciendo que usé un vestido de diseñador para ir a una reunión espantosa y luego para ir a comer helado? —preguntó incredula.

—Así es, ahora por favor deme los datos de la chica.

—¿Qué le hará? —Sintió un poco de temor por la chica, sabía que Vicky se pondría muy triste.

—Yo nada, pero seguramente irá a la cárcel por hurto si no tiene una justificación válida para la policía.

—¡Espere no!, ella dijo que era un regalo, además no creo que lo robara. Vicky es una gran persona y supongo que su sobrina también lo es.

—Usted no la conoce, de lo contrario afirmaría que es una gran persona y lo supondría señorita Sáenz. Además,  nadie regala un vestido así. —dijo con sarcasmo.

—Usted lo regaló a su prometida ¿No es así? —contraatacó. Mauricio sintió molestia y quiso salir de la situación.

—No es lo mismo, y ya deme los datos, le recuerdo que pagué muy caro por esa información. —exigió.

—Se llama Ana y vive en Medellín, desde ahí me lo envió —dijo con molestia.

—Espere, ¿Dijo Medellín? Eso no tiene sentido, el vestido fue robado aquí en Bogotá, aunque lo compré allá.

—Ella me lo envió desde Medellín, tengo la guía de la transportadora que lo trajo —Buscó en las gavetas y se la pasó —Ahí están todos los datos.

Mauricio los leyó cuidadosamente.

—Esto no puede ser posible, la fecha de entrega es dos días antes de que lo robaran.

—Esa fue la fecha en que lo recibí señor, tal vez usted está confundido o se equivocó de vestido.

—No, no estoy equivocado. Conozco bien el vestido y sé que es el que usted usaba ese día.

—Entonces no sé que decirle. Lo único que puedo hacer es verificar la fecha con la transportadora y preguntarle a Vicky sobre su sobrina.

—Se lo agradecería —Levantó la bocina y llamó.

—Vicky, ¿Puedes venir por favor?

Claro señorita.

Vicky abrió la puerta y siguió, estaba algo confundida.

—Vicky, el señor Mauricio Macias desea hacerte unas preguntas sobre el vestido que le compré a tu sobrina. Te pido por favor que le respondas lo más sinceramente que puedas.

—¿El vestido? ¿Qué hay con el vestido, señor? —El hombre se colocó de pie y fue hasta la mujer, era mucho más chica que él, de contextura mediana, piel morena y su cabello muy corto. La observó por unos segundos y luego se decidió a preguntar

—Su sobrina dijo que era un regalo, ¿De quién?

—¿Por qué quiere saber eso señor? —Los nervios no la dejaban hablar con precisión.

—Respóndele Vicky —ordenó Susi.

—Ana me comentó que una huésped del hotel donde trabaja se lo había obsequiado por haberle ayudado.

—¿Qué hotel?

—Hotel Viaggio señor.

—Eso es en Medellín.

—Así es, ella se mudo allá hace seis años y desde entonces solo nos vemos cuando voy a visitarla o hablamos por teléfono. ¿Qué pasa con mi sobrina señor?

—Vicky, el vestido que ella me vendió es robado y le pertenece a la prometida del señor. Es un vestido muy, muy costoso. —La mujer abrió los ojos asustada, retrocedió unos pasos y se acercó a Susi tomando sus manos.

—Señorita Susi, le juro que mi sobrina no lo robó. Esa mujer se lo dio a cambio de un favor. —Guardó silencio dudando si decirles o no.

—¿Que favor Vicky? ¿Por qué alguien le regalaría a tu sobrina un vestido tan costoso? ¿Qué clase de favor fue ese? Díselo si quieres ayudarla ¿A menos que quieras que tú sobrina sea encarcelada por robo?

—No, claro que no señorita Susi —Soltó sus manos y se acercó a Mauricio mirándolo a los ojos—. Ana recibió ese vestido como pago por dejar pasar a una señorita a la habitación de un huésped e informarle cuando estuviese dentro.

—¿Para que quería que esa chica entrara ahí? —La curiosidad en Susi crecía e igual la de Mauricio.

—Para que... —Sintió un poco de vergüenza—, para que la señorita viera a su novio serle infiel con ella y rompiera su compromiso con el señor, al parecer iban a casarse.

—¡Dios! ¿Cómo se prestó para eso? Pobre chica —reclamó Susi.

Mauricio contrajo su rostro y poco a poco empezó a comprender, guardó silencio y se dedicó a escuchar las palabras de Vicky.

—Mi sobrina se arrepintió de haberlo hecho en cuanto vio el dolor en los ojos de la pobre niña que estaba completamente destrozada. Quiso disculparse con ella al instante, pero la chica corrió al escucharla, luego decidió salir a buscarla y fue entonces que se sintió mucho peor cuando la vio intentar quitarse la vida al lanzarse a un camión que pasaba, su conciencia le reclamó y se llenó de culpa. Gracias a Dios ese joven lo evitó.

—¿Qué... fue lo que dijo? —Reaccionó.

Mauricio supo de inmediato de quién hablaba Vicky, sus ojos se humedecieron del remordimiento, culpa y decepción.

No podía creer que Sol haya intentado cometer esa locura por su culpa, y que Valeria hubiera hecho algo tan bajo.

—Se lo Recriminé señor, cuando me lo contó, por eso decidimos vender el vestido. Sabíamos que el vestido era fino, pero le juro que no sabíamos que era tan valioso. Ese mismo día que me contó todo, se lo ofrecí a la señorita Susi y no tuvimos que publicarlo en las redes. Les juro que no tocamos ese dinero, Ana lo donó a una fundación de beneficencia para...

—¡Aliviar un poco su culpa! —dijo Mauricio alterado.

Un par de lágrimas salieron haciéndole comprender a Susi que era él ese hambre y la chica no era otra más que Kira, conectó lo poco que sabía y lo comprendió.

—Déjanos solos, Vicky. —La mujer obedeció y salió preocupada por lo que pasaría.

Susi se acercó un poco a Mauricio colocando su mano en su hombro.

»Oiga, entiendo cómo debe sentirse, pero debe tranquilizarse —dijo, no sabía que hacer al ver hombre derrumbado enfrente de ella. Su llanto logró conmoverla.

«¿Y ahora que hago?»

Se preguntó.

Parte 2/2

Hola 😘😘😘😘

Disfruten.

Gracias 😌.

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