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☀️Cápitulo XXVIII☀️


RAYO DE SOL

El delicioso olor a chocolate caliente, huevos pericos, arepas de maíz con queso y changua, se introdujeron en las fosas nasales de Kira haciéndola despertar con mucha hambre. Cepilló  sus dientes para bajar a la cocina a probar tan rico menú. Al pasar por la habitación de su hermana la vio con un diminuto vestido negro ceñido a su cuerpo. Un pequeño bolso y una bolsa blanca de plástico sobre la cama.

—¿A dónde vas?

—A ver a Sebas ¿No es obvio?

—Tania, son las siete de mañana, es muy temprano para que lo tortures con ese vestido. Además; se supone que necesitan hablar y vestida así —La señaló—, lo menos que Sebas querrá será hablar.

—De eso se trata hermana —respondió guiñándole un ojo—. También le llevo el desayuno que preparé especialmente para él —Tomó las cosas de la cama—. Adiós. También les dejé a ustedes —Se despidió y bajó las escaleras.

Subió las cosas en el auto plateado y se marchó a casa de Sebastián.

Treinta minutos tardó en llegar debido al tráfico. No tuvo el valor de tocar la puerta porque los nervios estaban presentes en su interior causando que sus manos y piernas no respondieran. Respiró hondo, se armó de valor y tocó el timbre tres veces antes de que la puerta se abriera dejando ver a Sebas medio dormido usando solo unos pantalones de sudadera negra.

—Hola —Saludó aún nerviosa. Sebastián miró el reloj de la pared, suspiró y se hizo a un lado para dejarla pasar—. Te traje el desayuno ¿Quieres comer? —preguntó ella para aliviar la tensión.

—Es temprano aún —respondió Sebastián yendo  a su habitación.

Se echó un poco de agua en la cara, cepilló sus dientes, buscó en su closet una camiseta blanca que se colocó para regresar a la cocina encontrándose con la chica recostada en en el mesón con sus manos en su rostro,

»¿Lo preparaste tú? —preguntó al verla, ella quitó sus manos del rostro al escuchar su voz y levantó su mirada para verlo, sus ojos se humedecieron en cuanto se conectaron y fue hasta él para abrazarlo.

—Sebas lo siento, perdóname por favor.

—Te disculpas por ¿Levantarme un domingo a las 7:35 de la mañana, por desconfiar de mí, o por dejarte tocar de ese imbécil?

—Por las tres —respondió sorbiendo su nariz—. Yo no quería molestarte, solo quise ayudar a los chicos y aunque Damián dijo que no, en cuanto los vi cantar en esa tarima y luego al tipo sentado, yo solo vi una oportunidad.

—Claro ¿Y no fue también porque yo me fui con w...

—¡No! Bueno, tal vez un poquito. Me sentí insegura porque preferiste irte con ella en cuanto te llamó, creí que tal vez tú y ella intentarían volver. Me dio mucho coraje y me hice muchas ideas.

—A ver Tania —La separó de él y levantó su mentón haciendo que lo mirara a los ojos—. Yo recuerdo bien haberte dicho que Wendy y yo terminamos, que fue de mutuo acuerdo y no porque uno de los dos ya no quisiera seguir. Fueron cinco años de relación, su mamá está enferma y sabes bien que la quiero como si fuera la mía. Yo no fui con Wendy por querer arreglar algo que ya no tiene caso, nosotros... Ni siquiera sabemos por qué, solo decidimos terminar y a pesar de conocernos bien, entendernos de maravilla, ella y yo simplemente nos veíamos como amigos. Tal vez por eso no llegamos más allá. Nos tardamos mucho en darnos cuenta que nuestro amor, no era de pareja sino de amigos, eso somos ahora Tania.

—Perdón Sebas, yo... Te amo y no quiero perderte ni ahora ni nunca y menos por hacer tonterías. No puedes imaginar cuánto te amo, desde hace mucho tiempo.

—¿De verdad me amas tanto? —Se sintió afortunado y alagado.

—Mucho Sebas —Tomó su rostro y le dio un dulce beso.

—¿A qué horas te levantaste a hacerme el desayuno? —preguntó al separarse.

—No podía dormir pensando en que me dejarías, así que a las cinco de la mañana me levanté de la cama para prepararlo y en cuanto vi al sol asomarse por mi ventana, me alisté para venir sin importar que era temprano y probablemente dormías. —Él sonrío.

—Ya veo, pues... Quiero comer ahora —Habló y sonrió con picardía.

—Lo caliento y comemos, está delicioso. —Sebas soltó una risotada y pasó sus manos por su cintura.

—Me gusta lo ingenua que puedes ser algunas veces. Yo no hablaba del desayuno —explicó para luego besarla ferozmente apretándola a él—. Vi tu vestido desde que cruzaste esa puerta y no sabes lo mucho que me costó no arrancarlo —confesó al separarse muy agitado. 

Continuó con el ardiente beso, bajó sus manos hasta el dobladillo del vestido y lo levantó lentamente hasta la cintura, apretó su trasero fuerte mientras ella levantaba su camiseta, caminaron hasta la habitación donde se entregaron uno al otro, un par de veces.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

El teléfono sonó haciendo que sus piernas se desenredaran.

—¡Mierda! Es Cindy. Olvidé que pasaría el día con ella —Tomó el teléfono y respondió—. Cindy lo siento, lo olvidé.

¡Qué mal Taniecita! yo ya toda lista y esperandote aquí, y tu quién sabe qué andas haciendo ¿Dónde estás eh?

—Con Sebas —respondió con pena, colocó el altavoz para que sebas escuchara el sermón que le daría.

—¡Ay!.  ¿Ya hubo reconciliación? —preguntó Cindy emocionada.

—Si —respondió Tania sonriente y sorprendida porque no hubo rabieta.

Amesa risita me dice que ya te dieron como cajón que no cierra ¿Verdad? —La carcajada de Sebas se escuchó y la pobre chica se puso muy roja—. Pusiste el altavoz y no avisas, óyeme tú qué desconsiderada, bueno los dejo para que sigan con sus arrumacos.

—No Cindy espera,  ¿Qué te parece si vamos a comer los tres? —propuso Sebas.

Les diría que no quiero hacer de mal tercio y que disfruten de su reconciliación al máximo con otro buen revolcón, pero estoy aburrida aquí sola —Rieron—
"La" Meli se fue a dormir a casa de una amiguita para irse juntas a la escuela mañana, el Pinki se fue con la Kiracita supongo que a su cabaña preferida y el Gonzalo... Ay no, mejor me les pego.

—¿Qué cabaña? ¿Tienen una? ¿Se van a relajar ahí? Sería bueno ir un día de estos —dijo Sebas, lo que causó la risa de ambas chicas.

Sebas, Sebitas, esos dos se van ahí a hacer de todo, menos a relajarse, yo más bien diría que a devorarse. Tal vez justo ahora están en medio de un gran pol...

—¡Ok Cindy! ya entendimos, pasamos por ti en una hora y vamos a dónde tú quieras.

—Bueno, eso me gusta. Acá los espero.

—Adiós.

Se levantaron y se dieron una ducha juntos para luego vestirse, por supuesto Tania no usó su diminuto vestido, en vez de ello se colocó unos jeans y una camiseta básica negra que había dejado allí y salieron en busca de Cindy.

—Llamaré a Kira, que vengan con nosotros también, así estamos juntos. ¿Te parece bien? amor.

—Me parece bien, aunque si es verdad lo que dijo Cindy, dudo mucho que vengan.

—Igual la llamaré.

Buscó su celular en su bolso teléfono y marcó varías veces sin obtener respuesta.

Kira había dejado su celular en vibración y aunque lo sintió, no quiso responder porque estaba bastante ocupada en los brazos de su novio y en  un hambriento beso que casi ni la dejaba respirar.

—Espera mi amor —dijo ella separándose de él.

—¿Qué? Quiero besarte —protestó Damián.

—Y yo quiero que lo hagas, es solo que hoy no deseo ir a ese cuarto ¿Vamos al normal? —pidió pasando sus dedos por su mejilla sin dejar de mirarlo—. Tengo ganas de ser consentida, amada y... me gustaría hacer el amor, si no es mucho pedir.

Él le sonrió en respuesta, acarició su rostro y la besó dulcemente.

La cargó en sus brazos como princesa llevándola a la cama dónde la acostó con delicadeza. No había mucha ropa que quitar ya, así que en cuestión de segundos quedaron totalmente desnudos.  En un ágil movimiento, él se sentó para que ella se subiera a horcajadas abrazando sus caderas con sus piernas, rodeó su cuello y lo besó una vez más entregando todo lo que tenía para él, entregándole más que su cuerpo. Miró sus ojos y se atrevió a decir por primera vez, lo que no se atrevía.

—Te amo Damián.

Los ojos del chico se abrieron al escuchar la tan esperada palabra, su corazón se aceleró, quiso responder con las mismas palabras, pero sintió un poco de temor y prefirió responder con un beso suave haciéndole saber que también lo sentía.

El éxtasis estaba a punto de llegar, ella dejó caer su cabeza hacia atrás dándole acceso a su cuello, el cuál él recorrió con su boca mientras se movía apretando su trasero para que ella también lo hiciera más rápido. Los gemidos por parte de ambos se hicieron presentes al sentir que el clímax se acercaba, sus movimientos se aceleraron y en cuestión de segundos llegó, primero para ella y después para él.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️

Casi se dormían abrazados cuando él teléfono de Damián sonó, no pensaba responder, pero al ver la pantalla observó que era la mamá de la amiga de Melissa.

—Bueno, señora López ¿Sucede algo? —preguntó al notar consternación en su voz y temió lo peor.

Buenos días Damián, si, pasa que se me presentó un inconveniente y necesito que vengas por Melissa.

—Claro, enseguida voy.

No tardes por favor.

—Lo siento gata, digo, mi amor, debemos irnos. —dijo metiéndose al baño apresurado.

Kira no sabía si reír o sentirse emocionada por las palabras de su novio. Entró al baño también, se dieron una ducha rápida antes de ir en busca de la pequeña.

No tardaron el llegar al barrio, Damián condujo a toda prisa, solo faltaba llegar a casa de la señora López.

—Dejame aquí por favor mi amor, tu ve por Melissa —pidió Kira al ver la farmacia.

—¿Aquí? ¿Por, qué? —preguntó frunciendo su ceño.

—Necesito comprar algo y no quiero demorarte, yo te espero en tu casa —La miró confundido—. No me veas así,  compraré vitaminas y... mis píldoras del próximo mes —explicó, se despidió con un beso en los labios y bajó de la carcacha.

Entró a la farmacia y esperó su turno mientras el señor despachaba a la chica delante de ella.

Aprovechó para revisar su teléfono y entonces se percató de las llamadas perdidas de Tania, iba a devolverla, pero sintió una mirada fija en ella que la hizo sentir incómoda, levantó la suya y se encontró con los ojos verdes de la chica que la observaban de arriba abajo sin disimular.

—¿Sucede algo? —preguntó inquieta.

—No, nada. —respondió la chica sin apartar la mirada.

—Su pedido, señorita Susana —dijo el hombre entregándole la bolsa.

—Gracias, quédate con el cambio.

—Muchas gracias señorita.

Al igual que la chica lo había hecho, Kira la repasó de arriba abajo hasta encontrarse de nuevo con sus ojos verdes, una sonrisa se formó en los labios de Susana.

—Hola, un gusto conocerte por fin  —Sonrió.

—Si, que gusto "Susi" —devolvió la sonrisa con la misma falsedad.

—¿Estás con Damián? Pregunto porque vi a Cindy salir con otros dos —La sonrisa de Kira se borró al instante.

—¿En serio? Carajo, Damián se fue.

—¿No te dejo las llaves?  —preguntó con ironía, al no recibir respuesta supo que no—. Bueno pues, si quieres puedes acompáñame a dejar esto en mi casa y después te invito a tomar un cafe mientras Damián llega.

No teniendo más opciones, y queriendo saber que pretendía la chica, decidió aceptar.

—¿Por que no? Me gusta el café,  pero está haciendo algo de calor. ¿Te molestaría si mejor me invitas a un helado? Te advierto que suelo comer dos.

—No te preocupes por eso, puedes comer los que quieras. Yo invito.

—"Gracias"

Las chicas entregaron las medicinas y salieron rumbo a la heladería, se sentaron en una de las mesas para pedir su helado favorito.

Hablaron un poco de cosas ridículas tratando de encontrar en momento para preguntar lo que en verdad querían saber.

—¿Y cómo va todo? —preguntó Susi intentando meterse más a fondo..

—De maravilla, si te refieres a mi relación con Damián. —La chica río.

—Directa, me agrada eso, pero no. No me refería a eso —Sonrió de nuevo—. Eso lo sé bien porque Damián me habló de eso, cierto día que hablamos. Yo hablaba de que si ya tienen un show listo para la cita en Iceberg club.

—Si, y ya que estamos hablando con confianza y siendo honestas, iré al grano "Susi " ¿Qué te traes con mi novio? Porque eso de que eres linda, buena gente y muy "amable" no me lo trag... —Los helados fueron colocados en la mesa interrumpiendo su charla.

—Buen provecho señoritas —dijo el mesero, se retiró dejando a las chicas solas. Se miraron fijamente desafiantes.

—¿Por qué dejaste que trabajara conmigo, si dudas de mí?, no lo entiendo.

—Porque confío ciegamente y quiero lo mejor para él. Ahora responde lo que te pregunté —Ordenó.

—Bueno Kira, confieso que sí habían intenciones trás mi oferta, quería tenerlo cerca para que me fuera más fácil conquistarlo, pero tu novio es un hombre muy difícil, de esos que ya no hay, creo que eso es lo que más me gusta de él —Metió una cucharada de helado en su boca—, pero no te preocupes, Damián me dejó muy claro que está contigo —Kira la miró sintiéndose orgullosa de su novio—.  Y, por mucho que me guste, no soy plato de segunda mesa, jamás he sido ni seré la amante de un hombre, conmigo es todo o nada, aunque no lo creas.

—Acostarse con alguien aprovechándose de su tristeza, ¿No te hace plato de segunda mesa? —La chica carcajeó.

—Espera ¿Qué? ¿Tú Crees que Damián y yo nos acostamos?

—Cindy me lo dijo.

—Cindy, ahora entiendo su cambio de actitud hacia mí, hasta me reclamó. ¿Sabes ? No entiendo una cosa, y es el hecho de que Damián no te haya sacado de tu error.

—¿Error? ¿A qué te refieres?

—A que la única vez que tú novio y yo pasamos la noche juntos fue en un hospital, cuando mamá se puso muy mal y él me acompañó a cuidarla toda la noche ¿No te lo dijo?

—Eh, no. Yo... No quise saber y preferí que no me contara.

—Ah, ya veo —Volvió a sonreír—. Eres una linda chica Kira, me caíste bien. Damián escogió bien esta vez. Hazlo feliz, se lo merece. Por mi parte prometo no meterme o hacer algo para dañar tu relación con él.

—Me sorprendes Susana, y también me agradas, creí que eras otro tipo de chica. Que serías un dolor de cabeza para mí. —Comió de su helado también.

—Bueno, digamos que estábamos equivocadas la una de la otra y... comamos el helado o se nos va a derretir, sin pena Kira que yo voy a pagar.

—Si, tienes razón, debo acabar este para poder pedir otro ¿No? —rieron.

—Si, también comeré otro. Una vez al año no hace daño.

Parte 1/2

Feliz año nuevo para todos.
Tardé, estoy en la edición de mi otra novela y me dedicaré a ella.

Muchas gracias por la espera.

Editado.
(08-07-23)

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