☀️Capítulo XVII☀️
Capítulo dedicado a: @AnaChaa2 y @VivianaPenillaRodrig por esperar pacientes las actualizaciones. Gracias
***************************************
KIRA
Las risas escandalosas me despertaron de mi dulce y cómodo sueño en el que me encontraba desde la madrugada. Abrí mis ojos lentamente y aquellas dos estaban riendo a carcajadas no sé de qué, mientras miraban el celular.
—¿Se pueden callar? No me dejan dormir con su escándalo. —recriminé con fastidio.
—Kira ven, no sabes lo que acaba de decir Cindy sobre papá, y no solo eso, prácticamente lo ha violado.
—¿Qué? —Quité mi sábana con brusquedad.
—No le hagas caso, solo dije que tú papá está buenote y que aguanta un taponazo—Reí y me levanté.
—Estás loca ¿Cómo que taponazo? En todo caso serías tú quién recibiera uno Cindy. —Me senté en la cama junto a ellas.
—Pos, con gusto dejaría que tú papi usará su tapón para tapar mi hueco.
—¡Cindy! —recriminé, pero no pude aguantar la risa al igual que Tania.
—¿Lo ves? Se la ha pasado diciendo esas cosas sobre papá desde que le mostré sus fotos.
—¡Ay niñas¡ —Se levantó de la cama, colocó sus manos en la cintura y dio una vuelta despacio— ¿A poco no les gusto como madrastra? —Sonrió y guiñó su ojo.
—Primero tendrías que gustarle a papá, cosa que dudo mucho porque podrías ser su hija y nuestra hermana —dije.
—Y gracias a Dios no lo soy porque no podría treparme en ese palo. ¿Es grande?. —Abrí mi boca para luego soltar otra carcajada— ¡Ay Dios! Y yo que voy a saber. Mejor me voy a bañar porque me van a corromper —dije y me metí al baño para arreglarme.
☀️☀️☀️☀️☀️☀️
Después de estar presentable, las tres bajamos a comer algo y después fuimos al departamento a reunirnos con los chicos y llevarles comida, seguramente aún dormían. Para nuestra sorpresa cuando llegamos, Gonzalo nos recibió bañado y vestido. El sonido de la guitarra se escuchaba, luego un grito de frustración, más un par de golpes en la pared.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Damián, no le sale la canción y ya se estresó.
—Pobre del pinki, desde que la barbirucha esa le hizo lo que le hizo no tiene cabeza pa nada, ni siquiera pa' escribir una estúpida canción de cumpleaños —comentó Cindy con pesar.
—¿Está encerrado? —indagué
—No, pero cuando se pone así es mejor no molestarlo, es insoportable y grotesco. —respondió Gonzalo.
Lo pensé un momento porque sé bien lo odioso que puede llegar a ser, pero aún así, di unos pasos, abrí la puerta y entré sin tocar.
—¡Qué mierda! ¿No te enseñaron a tocar? ¿Quién te dio permiso de entrar?—Rodé mis ojos y me senté a su lado en la cama. —¿Y ahora quién te dijo que podías sentarte?
—Yo.
—Fuera, quiero estar solo. —dijo de mala gana, pero lo ignoré.
—Hace unos años, le regalé a papá una canción de cumpleaños que le gustó mucho, desde entonces se le canto en cada año en su cumpleaños —Comenté.
—¿Y eso a mí qué? Ya vete y dejame solo que necesito concentrarme —El sarcasmo se hizo evidente
—Bueno, estoy segura que papá no se molestará si la comparte con el señor Maldonado.
—¿Qué te hace pensar que quiero tu ridícula canción?
—Puede que no la quieras, pero la necesitas. Y no es ridícula.
—Gracias por la oferta, pero no me interesa, ahora ¡Sal de mi habitación! —Otra vez me corrió.
—Como quieras, no te voy a rogar. —Me levanté para salir.
—Espera —voltee a verlo—. De acuerdo, enséñame la canción y más te vale que sea buena —Sonreí victoriosa.
—No es buena, es fantástica. —Afirmé con orgullo.
Fuimos a la sala y nos sentamos para escuchar la canción " Tu día especial".
Empecé a cantarla para que Damián la conociera y pudiera hacerle los arreglos que quisiera y agregarle los instrumentos que usaríamos en ella. Solo lo hice un par de veces y él la memorizó. La practicamos juntos como pidió el señor Maldonado hasta que nos pareció que sonaba bien y luego recogimos las cosas para irnos a la casa de la familia Maldonado.
La casa estaba bastante retirada y el regreso nos preocupó.
La señora Rebeca nos recibió y nos llevó al patio dónde ya estaban la mayoría de los invitados y los otros chicos que gracias a Dios, llegaron primero y organizaron casi todo, solo faltaban nuestros instrumentos. Tuvimos que empezar de inmediato con las canciones, lo hicimos igual que ayer hasta que llegó el momento de partir el pastel, la señora Rebeca tomó el micrófono para dedicar unas palabras a su esposo y luego pidió la canción de cumpleaños.
—Buenas noches a todos, esta canción está dedicada al cumpleañero, el señor Javier Maldonado, se titula "Tu día especial" —habló Damián.
La música comenzó y por supuesto yo iniciaría con la canción.
🎵 No hay mejor día que hoy
porque Dios nos regaló,
la mejor persona del mundo,
te envió para iluminar mi vida.
Y hoy en tu cumpleaños
te deseo lo mejor...
Fue el turno de Damián
En tu día especial
Te voy a regalar una estrella fugaz
Para que puedas desear mucha felicidad, bendición para tí, pido a Dios con amor
y que cuide tu andar cada día.
En esta fecha te quiero desear
Feliz cumpleaños,
en tu día especiaaaal...
Terminamos juntos y los aplausos se escucharon.
—Feliz cumpleaños señor Maldonado. —Felcité, me acerqué y le di un abrazo.
—Muchas gracias muchachos por la hermosa canción. Les quedó genial, los felicito. —dijo en respuesta a nuestros buenos deseos.
—Muchachos, quédense para la fiesta, diviértanse y si desean se pueden quedar, ya mando a que les arreglen dos habitaciones y así no tienen que regresarse tan tarde. —Nos miramos entre todos pidiendo opiniones.
—Yo si quiero —dijo Cindy.
—Por mi no hay problema —Apoyó Gonzalo.
—Yo, no sé. Lo hablaré con mi hermana. —dije no muy convencida, hay un vuelo que debo tomar y no quiero perderlo.
—No te preocupes por la Taniecita, yo me encargo de convencerla —aseguró Cindy y se fue a buscarla.
—Vayan a divertirse muchachos, se lo merecen. —dijo la señora Rebeca.
Nos reunimos en una mesa que nos asignó la señora Rebeca para comer el pedazo de pastel que nos dio y de paso disfrutaramos un rato de la fiesta. Los tragos llegaron y la música empezó a sonar muy fuerte. Cindy se levantó para bailar y detrás de ella se fueron Tania y Gonzalo. Al ver a esos tres locos todos los demás invitados se levantaron para bailar también.
Tania se devolvió por mí y me arrastró con ellos, no tuve más remedio que seguirles el juego y bailar también.
El tiempo se fue rápido entre tragos, baile y risas, pronto me sentí mareada gracias a todo lo que bebí, aunque no fue mucho. Miré mi reloj y ya era más de media noche, mi vuelo salía a la 1 de la tarde y debía estar una hora antes en el aeropuerto, así que no debía emborracharme.
—Chicos diviértanse ustedes, yo me voy a dormir ya, tengo un vuelo que tomar ¿Lo recuerdan? —Me excusé.
—Si, pero acompáñanos una hora más y nos vamos a dormir todos —pidió Cindy casi en súplicas.
—Estoy de acuerdo con ella Kira, hace mucho que no nos divertimos. ¡Por favor una hora nada más! ¿Si? — suplicó también Tania.
—¿Y la fiesta de Laura qué?
—Ya ni lo recuerdo. —reí.
—Ok, pero solo una hora, no quiero desvelarme.
—¡Qué traigan los tragos a esta mesa por favor! —La loca de Cindy gritó, al rato nos trajeron una botella de vodka y empezamos a beber.
Tres chicos se acercaron a la mesa para invitarnos a bailar y la primera en aceptar fue Tania, luego Cindy y yo lo pensé antes de decir que sí e irme a bailar con el chico que quedó.
Miré a la mesa y Gonzalo no estaba, lo busqué con la mirada hasta que lo vi conversando con un hombre bastante atractivo. Volví a mirar a la mesa y Damián seguía sentado bebiendo un trago y otro, no se ha movido de ahí por más que Cindy lo ha invitado a bailar.
La canción terminó y revisé mi teléfono para mirar la hora, pero encontré mensajes de Thomas, los leí pero no respondí porque era tarde, mejor en la mañana lo hacía.
Tania, Cindy y Gonzalo estaban tan entretenidos y animados que no quise interrumpir su diversión, decidí entonces irme a dormir. Me metí a la casa y subí las escaleras en busca de la habitación que la señora Rebeca nos había asignado. Estaba muy mareada y mi cabeza ya me daba vueltas.
«No debí beber tanto».
Froté mis ojos y al abrirlos vi a un hombre casi de mi estatura, algo corpulento, de unos 40 y tantos enfrente de mí.
—Oye, bonita ¿Qué haces aquí solita? ¿Quieres compañía? Puedo dártela si deseas.
—No, gracias —respondí y seguí mi camino, pero fui detenida con un apretón en mi brazo.
—Anda, vamos y disfrutemos un rato, no te defraudaré, se algunos trucos, sucios. —Eso me pareció asqueroso y me solté de su agarre.
—No, gracias. —repetí con desprecio y seguí mi camino.
—Vendrás conmigo bonita y prometo que te divertirás, hago maravillas con mi lengua. —Volvió a sujetar mi mano, esta vez más fuerte y yo me asqueé.
—¡No quiero! Déjeme ya. ¡Suélteme señor! —Se rio y eso me causó temor, traté de zafarme sin obtener resultado y mi miedo creció. —Por favor, Suélteme. —pedí.
—Suéltala, ¿No escuchaste que te dijo que no? —Sentí un poco de paz al escuchar la voz de Damián detrás de mí. El hombre me soltó y se acercó a él desafiante.
—¡Damián! —Tomé su mano para evitar que algo malo ocurriera, el hombre nos miró y luego a nuestras manos entrelazadas.
—Dusculpa, creí que estaba sola. —dijo el hombre levantando sus manos.
—Y querías aprovecharte ¿Verdad? —recriminó Damián. El hombre río con sarcasmo, dio la vuelta y se marchó. Respiré aliviada y solté su mano—. ¿Por qué viniste sola? Es una fiesta dónde hay mucha gente que no conoces. —regañó.
—Quería dormir y no quise molestarlos.
—Esa no es la habitación que les dieron, es aquella —Señaló la tercera puerta.
—Gracias, ya me voy a dormir ¿Podrías avisarle a mi hermana? No quiero que se preocupe.
—¿Tengo cara de ser tu recadero? —Se acercó a mí—. ¿Por qué mejor no se lo pides al tipo con que bailabas, o al que te escribió? —Fruncí mi ceño en confusión. El idiota pasó por mi lado para bajar las escaleras.
—Damián —llamé, pero me ignoró y me enojé —¡Damián, eres un idiota! —Se detuvo y me miró enojado, me arrepentí enseguida y di la vuelta para escapar entrando a la primera habitación que encontré, intenté cerrar la puerta, pero su pie me lo impidió, empujó la puerta con fuerza haciéndome retroceder.
—¿Crees que puedes huir después de haberme insultado? —Entró y cerró la puerta con seguro—. ¿Con que soy idiota? Eh, mocosa —Caminó hacia mí y yo retrocedí hasta chocar con el borde de la cama.
—Te has comportado como uno desde que decidiste culparme de algo de cuál no lo soy, tu tampoco lo eres y menos por las razones que dijiste.
—Oh, eso ¿Te dolió que te dijera la verdad?.
—No, porque no es cierto —Un hipo se me escapó—. Para tu información soy muy buena en todo lo que hago. — respondí orgullosa.
—¿En serio? ¿Tan segura estás? — Cuestionó acercándose más.
—Si —Levanté mi mentón—. Tanto que voy a demostrarte lo buena que soy. —Quité mi blusa dejando ver mi brasier blanco. Su sonrisa de superioridad se borró y sus ojos viajaron a mis pechos para después ir hasta mis ojos.
—En tus sueños mocosa, no tengo tan malos gustos, así te me ofrezcas no me acostaría contigo, menos estando ebria. —Mi ego se ofendió.
—Tu también lo estás, además tampoco eres mi tipo —respondí— ¿Sabes que creo? —lo miré desafiante—, creo que eso es solo una excusa ridícula porque te da miedo que sepa que en realidad, eres tú —Lo señalé—, el que es malo en la cama. —Sus labios formaron una línea recta y sus cejas se juntaron.
—Eso no se le dice a un hombre porque puedes provocar lo peor de él mocosa. —La furia se notaba en su voz.
—A ver, quiero verlo —dije desafiante acercándome a él—. Enséñame. — Creo que era el efecto del alcohol en mis venas porque de lo contrario yo jamás me atrevería a hacer o decir algo así.
—Estoy tan seguro de lo bueno que soy que sé bien que después de hoy, no querrás hacerlo con nadie más. —Solté una carcajada.
—No lo creo, hablas mucho y actúas poco, ya sabes lo que dicen del perro que... —No pude continuar porque su boca chocó con la mía en un beso brusco y salvaje.
—Yo si muerdo, y muy fuerte —susurró sobre mis labios y volvió a besarme, esta vez más suave y dulce.
Cerré mis ojos y rodee su nuca con mis brazos dejándome llevar por la sensación. Sus manos acariciaron mi espalda desde la cintura hasta llegar a los broches de mi brasier, lo desabrochó, lo aventó a no sé dónde y luego a mí sobre la cama, se quitó su camisa y se acomodó encima de mí. Recorrió mi cuello con su boca hasta bajar a mis pechos, gemí en cuanto sentí su lengua jugar con mi pezón. No podía describir la sensación que mi cuerpo sentía en ese momento, solo sabía que era una deliciosa y placentera sensación.
¡Carajo! Mañana me arrepentiré de esto, lo sé.
Continuará parte 1/2
Bueno, les dejo otro capítulo para que disfruten.
Muchas gracias ☺️☺️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro