☀️ Capítulo XL☀️
KIRA
—No puedo creer que haya hecho esto. Estás loco y yo lo estoy más por seguirte.—dije aún sin poder creerlo
—¿Te arrepientes? —preguntó mirándome con sus hermosos ojos mieles.
—Jamás, aunque sea una locura siempre te seguiré mi amor. —Me abracé a su pecho desnudo.
—¿Por qué tardaste en llegar a mí? —Cuestionó acariciando mi cabello.
—Lo siento, perdóname por hacerte esperar por andar haciendo tonterías, ya estoy aquí, contigo y no pienso irme. —Sonrió y luego me dio un beso.
—Ni yo, tendrás que aguantarme hasta que tengas cien años. —Reí.
—Tania me va a matar y papá se va a poner triste, le va a dar un infarto.
—Vayamos y hablemos con ellos. —Propuso.
—Está bien, pero después. —Deslicé mi dedo por su pecho de arriba hasta muy abajo.
—¿Después de qué? señora Díaz.
—Después de hacerme amor, señor Duarte.
—Como ordene, mi señora. —Se posicionó encima de mí, tomó mis manos y las colocó sobre mi cabeza, me dio un beso suave que me estremeció absolutamente todo. Me encantan sus besos, son tan ricos que jamás me cansaré de ellos, ni de entregarme una y otra vez.
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Al abrir la puerta de nuestra casa, y con ello me referí a la casa de Damián que a partir de hoy, también es la mía. Me sorprendí al ver a papá, Tania, Sebas y Gonzalo sentados en medio de la sala.
—Hola a todos, ¿Qué hacen por aquí? Iba a llamarlos para... ¿Sucedió algo? —pregunté al ver sus caras de angustia.
—Sí. Estamos preocupados por Susi. No se sabe nada de ella desde ayer. —dijo Gonzalo. Damian y yo nos miramos.
—¿Qué ocurrió? —pregunté preocupada.
—La susi y yo salimos ayer a un bar, la olvidé ahí y ahora está desaparecida —explicó Cindy.
—¿Qué? ¿Cómo que la olvidaste? — Saqué mi teléfono para marcar y...
—Ya lo intentamos muchas veces, manda al buzón —Se levantó y se acercó a mi—. Llamé a su casa y me dijeron que aún no ha llegado, estoy preocupada por ella Kiracita. —dijo angustiada. Un par de lágrimas salieron y supe que en verdad lo estaba—. Es mi culpa. No me perdonaré si algo le pasa.
—Tranquila Cindy, cuéntanos que pasó ¿Cómo es que te viniste a casa sin ella? —preguntó mi ahora esposo.
—Yo la invité a qué saliéramos a divertirnos, en el bar conocimos dos chicos, bebimos con ellos y cuando los tragos hicieron efecto en mí, yo llamé a Juan para que fuera por mi y en cuanto lo hizo pues, se me olvidó que la Susi estaba en el baño, me vine con él y desde entonces no sé nada de ella.
—¿Los chicos con los que estaban? ¿No tienes sus números? —preguntó Tania.
—No. Solo sé que se llaman Alexander y Juan José.
—¿Y si está con uno de ellos? —preguntó Sebas.
—No lo creo —dije muy segura—. Aunque no lo parezca, Susi no es aventuras de una noche, es todo o nada, me lo dijo. ¿Ya fueron a su casa?—Negaron todos.
—Entonces vayamos, tal vez ya llegó y ustedes están aquí preocupados. —dijo Damián.
—Me parece bien, Vamos. —dijo Sebas.
Salimos de la casa, caminamos las cinco cuadras que nos separaban lo más rápido posible, toqué el timbre al llegar y casi de inmediato la puerta fue abierta.
—Buenos días, somos amigos de Susi y...
—Joven Damián, buenos días. —Saludó con confianza la mujer—. La niña Susi no está.
—¿Podemos pasar? —preguntó Damián.
—Claro joven. Sigan y la esperan.
Seguimos hacía la sala y en cuanto la señora nos ofreció sentarnos, la puerta se abrió, volteamos todos y Cindy fue la primera en correr hacia Susi en cuanto la vio cruzar la puerta, la abrazó y nosotros nos preocupamos al ver su ojo hinchado y morado.
—Gracias a Dios ya estás aquí, nos tenías en ascuas Sus... —dijo Cindy, pero se detuvo al verla también—. ¡Oh mierda! ¿Qué te paso Susi? ¡Ay Dios!, ¿Te hicieron algo esos dos?
—Cindy, es tu culpa. No sabes lo horrible que fue. Ellos me... —dijo con melancolía, me sentí muy mal por ella y los demás la miraron con tristeza.
—¡Ay Susi! lo siento yo... —La risa que soltó nos hizo saber que bromeaba.
—¡Qué mala eres Susita!, de verdad estaba preocupada por tí y tu jugando con esas cosas.
—Te lo mereces por abandonarme con dos desconocidos. —regañó.
—Susi ¿Cómo juegas con eso? —dijo Tania molesta, pero aún así la abrazó.
—¿Entonces quién te hizo eso? Es un puñetazo sin duda —preguntó Gonzalo.
—Esto, ah. Bueno, esto me lo hizo la estúpida de Valeria, nos peleamos muy fuerte —Rió y eso nos causó más curiosidad.
—Bueno usted Señora cómo se llame, ahora sí traiganos algo de beber mientras nosotros tomamos asiento y escuchamos el chisme que aquí la Susi, nos va a contar —dijo Cindy tomando su mano y arrastrándola hasta el sofá.
Los demás nos sentamos y la observamos esperando a que hablara.
»¡Habla ya Susita por Díos!
—¡No grites Cindy!, me duele la cabeza, todavía tengo sueño y quiero dormir.
—Pues podrás hacerlo después que nos eches el chisme o si no, no nos largaremos de aquí, te fastidiaremos todo el día, ¿Cómo es que terminaste peleando con Valeria si estabas con Juanjo y Alex?
—No me menciones a ese idiota. —dijo molesta.
—Huy, hoy es idiota pero bien que te lochupabas anoche. —Le sacó la lengua.
—No me recuerdes eso, me da coraje porque fui estúpida al dejarme convencer e irme con ellos y su hermano a otro club ¿Pueden creer que fui al baño y cuando volví el idiota ya se estaba besuqueando con otra?
—Eso fue muy irresponsable, ¿Cómo se va con dos desconocidos a encontrarse con un tercero? Pudo pasarle algo malo. ¿Qué sucede con la juventud de hoy en día? —Regañó papá.
—Tampoco me de un sermón, usted colaboró con la causa también. Por su culpa me dejaron votada en el baño. Definitivamente no volveré a entrar a los baños de ningún bar, me pasan cosas malas ahí.
—¿Con que clase de idiotas estaban? —pregunté.
—Unos verdaderos idiotas. Bueno en fin, llamé a un taxi para venir a casa y entonces... —Me miró—. Vi a tu ex, tirado en el piso, no se podía colocar de pie de la borrachera que traía encima. No quería, pero se veía tan mal, que terminé ayudándolo y pagando su muy costosa cuenta. El mesero quería sacarlo de ahí y pues, yo me ofrecí a llevarlo a su casa. Lo subimos al taxi, le pregunté la dirección obvio y llegamos allá, luego lo subimos a su habitación.
»El tipo del taxi no me esperó y cuando quise llamar a otro taxista, me di cuenta que no tenía mi celular. Era tarde y no tuve de otra que quedarme ahí, en otra habitación aclaro.
—Qué bueno que lo aclaraste porque pensé que te habías echado al ex de la Kiracita. —Rió con burla.
—Ja-ja-ja. Qué mal chiste. Reconozco que el tipo está guapo, es interesante, tiene lo suyo pero no, menos con lo ebrio que estaba, además tiene antecedentes de infidelidad y ya sabes que nunca jamás, yo...
—Oye Susi, Mao es un buen tipo. Comete errores como todos, pero... —Sebastian fue interrumpido.
—Ay ya. No hablemos de él amor, mejor sigue Susi —dijo mi hermana.
—En medio de su borrachera me pidió que no lo dejara solo. Me confundió con...
—No jodas, te confundió con la barbirucha —dijo Cindy riendo con burla de nuevo.
—No, y no me compares con esa. — respondió molesta, luego me miró de nuevo—. En realidad, pensó que eras tú. "Sol" . No paraba de repetir eso, incluso pedía y pedía que le cantara su canción, yo no sabía de qué hablaba, pero igual tuve que cantarle una hasta que se durmió.
Damián apretó mi mano y sentí su mirada, lo miré para responder lo que quería saber.
—Es, una canción que compuse para él cuando tenía 17, se la cantaba cuando se sentía cansado, triste o cuando tenía problemas. —No dijo nada, solo me sonrió y yo igual.
—Bueno, bueno. Lo importante Susi. ¿Cómo es que te dejaste poner un ojo morado por la barbirucha? —Insistió Cindy.
—Cuando desperté en la mañana con una terrible jaqueca y un hambre espantosa, decidí preparar algo, me ensucie mi hermoso vestido, me di un baño, me coloqué lo primero que encontré y... Valeria llegó, me vio asi;—Se señaló— y ya se pueden imaginar lo que pasó.
—Y tu le echaste más leña al fuego ¿Verdad? —dijo Cindy y Susi Carcajeó.
—Tal vez un poco, bueno mucho. Disfrute hacerla enojar, nos dijimos cosas hasta que llegamos a los puñetazos. Hubiese sido peor, pero el señor Macías nos detuvo. Creí que se enojaría conmigo por romperle la nariz a la estúpida, pero en cambio me defendió de sus insultos. Luego ellos también discutieron muy fuerte, a tal punto que tuve que intervenir, estaba tan alterado que confieso que tuve miedo de lo que pudiera hacerle a Valeria en ese momento.
—¿Por qué? —pregunté.
—Simplemente ya sabe la verdad. —Se levantó del sofá—. Oye Sebas, deberías ir con él, está muy mal, necesita a alguien.
—Merece todo eso y más —expresó mi hermana.
—Nena, no está bien alegrarse por el mal ajeno. —reprendió papá.
—El karma es una mierda papi, no puedes escapar, tarde o temprano te alcanza. —se defendió ella.
—Eso mismo le dije a él. —dijo susi—. Ahora si me disculpan, quiero descansar.
—Susi, espera un momento por favor. Es que, Damián y yo queremos decirles algo, importante.
—¿Qué cosa? —preguntó Susi con curiosidad.
—Eh, bueno —Carraspee—. Papá, chicos. Damián y yo queremos decirte, decirles que... —Entrelazamos nuestras manos. Tragué en secó, tomé aire y...
—¡Hablen ya! Carajo —Se quejó Tania.
—Nos casamos ayer. —Fue Damián quien lo dijo, todas las miradas estaban en nosotros, ni una sola palabra salió de sus bocas. Mi hermana se sentó, Cindy abrió la boca y papá me miró con decepción.
—¿Se casaron sin nosotros? —se atrevió a preguntar por fin mi hermana.
—Guau, si que me sorprendieron. ¿Fe-licidades? —dijo Susi dudosa.
—Papá. ¿Tu no dirás nada?. —pregunté llena de nervios, su mirada pasó de mí, a mi ahora esposo. Levantó su dedo para señalarlo.
—¿Sacas a mi hija de la comodidad de su habitación para llevarla a dormir a un sofá, y quieres que me sienta feliz por ello, Damián? —reprochó.
Damián bajó su mirada avergonzado, papá logró hacerlo sentir mal. Ya habíamos hablado de eso, pero aún así acepté.
—Papi, es una decisión que yo tomé, además no será por mucho tiempo. Damián y yo ya lo hablamos, en cuanto podamos, construiremos un segundo piso en nuestra casa, ahí haremos las habitaciones y estaremos todos cómodos, mientras tanto yo me quedaré con mi esposo, en ese sofá.
—Ya lo tienes todo planeado eh.. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Felicitarlos por su irresponsabilidad?
—Respetar mi decisión y apoyarme, es todo lo que quiero papi. —Me acerqué y lo hice que me mirara—. Fue algo impulsivo lo sé, tal vez irresponsable, pero así lo quise. Sé lo mucho que querías entregarme al altar, y lo harás, Mañana.
—¿Mañana? —dijeron todos al unisono.
—Estás loca Kira ¿Y la fiesta? ¿Y tú vestido de novia? ¿Las invitaciones? ¿Los anillos? y...
—¡Tania!, eso no será necesario. Solo seremos nosotros, la manada. Está todo arreglado. No te preocupes y el vestido, acompáñame y lo compramos ahora.
—Una semana, por favor Damián —Le Suplicó—, una semana para preparar algo muy especial para ustedes, mi hermana se lo merece o ¿No?
—Merece todo. Gracias por querer hacernos algo especial Tania, creeme, no necesitamos nada más que ustedes nos acompañen.
—Pero Damián. —protestó.
—Tania, no queremos una gran fiesta. Lo único que queremos es que todos ustedes estén con nosotros. Por favor. —dije.
—¿No los voy a convencer eh? —Suspiró—. Bien, pero no podrán evitar que lleve unas cositas y les ayude. —Sonreí.
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—¿De verdad no te molesta dormir aquí?
—No. Ya he dormido aquí muchas veces. —respondí acomodandome en su pecho.
—Es diferente, ahora lo haras a diario, Gata.
—No me importa dormir dónde sea, siempre y cuando sea contigo. Ya te lo dije mi amor. —Se quedó en silencio un rato, miró el techo y entonces...
—Quiero oírla.
Sabía que me pediría eso en algún momento. No respondí pensando en si hacerlo o no. Miré sus ojos, y lo hice.
Comencé a cantar la canción que compuse para quién una vez creí, era el amor de mi vida.
—🎶Desde que te vi
Mi corazón me dijo que eras para mí.
Me hiciste sentir, que hay una razón mágica para vivir,
Y ahora mi vida no tiene sentido
Si te vas de mi...
Te amo y eres tú la única razón para vivir y respirar.
Por qué te amo y cada día lo hago más.
Eres y siempre serás el único amor de mi vida y dueño de mi corazón.
Eres mi amor, eres mi ilusión ...
Porque te amo y eres tu,
la única razón para vivir y respirar.
Por qué te amo y cada día lo hago más. 🎶
—Es hermosa. Deberías incluirla en el disco —dijo.
—¿No te molestaría?
—Claro que no. Es parte del pasado, solo quería escucharla. Además, yo también compuse una para la persona que amaba, al igual que tú, tenía 17.
—¿Ah si? Pues también quiero oírla, la canción y también la historia —No dijo nada, solo se limitó a observar el techo con tristeza—. Si no quieres, está bien. No me voy a enojar.
—Me enamoré desde el primer momento en que la vi.
—Envidioso —Reí.
—Tenía 17 y ella 16. Su papá era el dueño de un gimnasio, me inscribí ahí solo para poder verla todos los días. Empezamos a salir y luego nos hicimos novios. —Una sonrisa se formó en sus labios—. Ella era muy tierna, maravillosa y cada día me volvía más loco por ella. —Mi estómago se revolvió por la manera en que dijo eso, creo que estaba celosa.
—Y... supongo que le diste un nombrecito de esos ¿No? —dije con ironía dejando ver mis celos. Me miró y asintió
—Ratona. Le gustaban mucho, tenía una obsesión por ellos, aunque para los demás fuese extraño, ella los amaba. Veía programas de todo tipo si en la trama había un ratón y yo la acompañaba, me encantaba verla encantada con ellos. —Reí.
—La verdad mi amor si es algo extraño que le gusten esos animalitos, hay unos que son tiernos, debo admitirlo. Entonces, si ella era tu Ratona debo suponer que tú, eras su ratón ¿Verdad?—Asintió—. ¿Ratoncito? —Negó —¿Ratón?.
—Pinki —Mi sonrisa de burla se borró.
—Pinki, ella fue...
—Si, según ella me parecía a su ratón amado; Pinki. Flaco, alto y dientes grandes. Cindy comenzó a llamarme así para fastidiarme en cuanto lo supo, se burlaba de mí y llegué a odiarlo gracias a su bullying, pero lo amaba cuándo era Isabella quién lo decía.
«Isabella, así se llama»
—Pero tú no tienes dientes grandes mi amor, tampoco estás flaco, ni pálido.
—No ahora, pero los tuve, era bien flaco antes de entrar al gym y estuve enfermo, parecía un papel de lo blanco. ¡Gracias a Dios se inventó el diseño de sonrisa!. No sabes Gata, fui víctima de muchas burlas.
—Ya veo, y supongo que el gym te quitó lo flaco.
—Así es.
—Entonces, tengo que agradecerle a tu ex, el que ahora te veas tan sexy mi amor, cuando me la encuentre por ahí, le diré " Gracias". —Reí—. Creerá que estoy loca. —Su sonrisa se borró y de nuevo la tristeza se reflejó en sus ojos dándome mucha más curiosidad.
¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué se pone así?
»¿Puedo saber por qué terminaron? —Me atreví a preguntar. La intriga me consumía.
—No lo hicimos.
«Ok, ahora sí estoy pérdida»
—No entiendo. ¿A qué te refieres?
—Cuando Isabella se graduó de la escuela, su papá la envío a estudiar a otra ciudad, dónde unos tíos. Fue muy duro estar sin ella, pero sabía que era por su bien y la esperaría. Esperé pacientemente a que el primer semestre acabara para poder verla y cuando su avión aterrizó en el aeropuerto yo, estaba ahí esperándola. Me sentí muy felíz de volver a verla, mi corazón no paraba de palpitar emocionado. En los días que estuvo aquí, no me separé ni un segundo sin importar que su papá me corriera de su casa porque también quería pasar tiempo con ella. Esos días le hice saber lo mucho que la había extrañado, lo mucho que aún la amaba, jamás pensé que esa, sería la última vez que la vería. —Sus ojos se humedecieron y entonces comprendí—. Su avión jamás aterrizó y... —Dejé salir unas lágrimas abrazándolo fuerte.
Comprendí muchas cosas; esa canción que cantó la primera vez que lo vi hacerlo, era para ella. Cuando Cindy vio el rasguño y nos quiso contar una historia en el auto, era esta. Por eso se enojó.
—Lo siento, pérdoname mi amor por favor, no debí insistir y remover cosas...
—Está bien, estoy bien. Quería que supieras. —Se sentó y empezó a cantar su canción, creí que no lo haría, pero me equivoqué.
—Incluiré mi canción en un álbum si tú incluyes la tuya —dije.
—¿Me chantageas?
—Hago un trato, ratón pinki, Gansito y... ¿Has sido otro animal? —pregunté tratando de aliviar el ambiente.
—Ahh, también fui un León.
—¿En serio?, ¡Ay Dios!. ¿Qué animal serás ahora?
—Intento ser un Gato, pero no me dejan. —Reí.
—Y no lo serás. Disculpa lo que voy a decir, pero está demostrado que ser un animal no ha sido duradero para ti y... Yo quiero un para siempre contigo mi amor .
—Así será mi gata, que no quiere un bello gato —Volví a reír.
No nos dijimos nada más, me acomodé sobre su pecho de nuevo apenas se acostó y acaricié su cabello como le gusta hasta que se durmió.
Cuando yo era niña veía mucho Pinki y cerebro, cuando pensé en un apodo para Damián el único que se me ocurrió fue pinki.
😃😃😊
Gracias por leer.
Este capítulo es editado, muchos ya lo han leído, pero igual quiero agregar y dedicarlo a las nuevas lectoras de ahora:
@nilce_1978
@sunny_mar
@CarlaRomero630324
Muchas gracias ☺️.
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