☀️Capítulo III☀️
MAURICIO
Hoy ha sido un día muy agotador por tanto ajetreo en el trabajo, la nueva colección está muy cerca y la empresa es todo un caos del cual yo debo encargarme. Me sentía bastante estresado. La única forma que conozco para relajarme es el sexo con Sol, pero a último momento decidió irse a su casa. Dijo que tenía que estudiar mucho para un exámen que tenía mañana y que si se iba conmigo yo no la dejaría hacerlo, y tenía razón, con todo el estrés en mi cuerpo seguramente una tanda de sexo no hubiese sido suficiente para mí.
En el fondo sabía que ese no era el verdadero motivo por el cual se fue, la conozco bien y sé que estaba molesta por las miráditas que Valeria me lanzó en la mañana, lo noté, pero me hice el tonto. Odio las escenitas de celos y ella lo sabe. Estoy seguro que prefirió irse a casa y tragarse su enojo con tal de no molestarme.
En mi trabajo vivo rodeado de mujeres hermosas, pero ninguna se iguala a Sol. Ella es eso; un sol que ilumina tus días oscuros. Nunca he necesitado mirar a otras porque con ella lo tengo todo. Sin embargo hoy Valeria me hizo sentir cosas que no entiendo, solo con la mirada, reconozco que es hermosa, tiene lindas piernas, una hermosa sonrisa que ignotiza y...
No, no Mauricio. ¿Qué te sucede?
Será mejor que mantengas distancia con ella.
Sí, eso haré. Lo último que deseo es dañar a mi sol.
Decidí mejor acostarme a descansar y estar fresco en la mañana para retomar mis labores.
☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️
Después de desayunar cereal porque no sé cocinar nada, algo que Sol y yo tenemos en común, me fui a trabajar.
—Buenos días —Saludé al personal.
—Buenos días señor Macías —respondió la mayoría.
Entré a mi oficina y mi padre me esperaba sentado en mi silla
—Hola hijo, ¿Cómo estás?
—Buen día papá. Estoy bien, estoy emocionado por el lanzamiento y no te preocupes, todo va bien.
—Lo sé hijo, no es por eso que estoy aquí —Se levantó del asiento y vino hasta mí—. Resulta hijo de que hay una compañía interesada en nuestros diseños, vendrán al lanzamiento. Si esta colección les gusta, cosa que estoy seguro sucederá, invertirán una fuerte para expandirnos, eso es lo que hemos querido, sería estupendo para nosotros porque nuestra Marca será reconocida en todo el país.
—Wow papá, eso es grandioso —Lo abracé lleno de orgullo—. La colección les va a encantar, ya verás.
—Así será hijo y por supuesto tú te pondrás al frente de eso —Asentí.
—Gracias por confiar en mí papá.
—Confío en tus habilidades, en Mery, y por supuesto en todo mi equipo de trabajo. Somos los mejores y el país entero debe saberlo.
—Claro papá. Así será.
—Te envíe una copia de la propuesta, chécala por favor —Se despidió y salió de mi oficina.
Encendí mi laptop para buscar la dichosa propuesta, mientras la estudiaba la tarde llegó rápido y con tantas cosas que hacer ni me di cuenta que era bastante tarde, ni siquiera tuve tiempo para almorzar, tampoco de hablarle a Sol. Pensando en ella agarré mi teléfono y le marqué, extrañaba su voz y también a ella, para que miento. Estos días me ha acompañado en la oficina y hoy que ella no está, la extraño.
—Hola mi amor, te habías olvidado de mí —Fingió tristeza en su voz.
—Lo siento Sol, estaba ocupado, pero aquí estoy reportándome con mi querida novia. ¿Cómo te fue con tu exámen?
—De maravilla porque pude estudiar anoche sin que nadie me interrumpiera.
—Ah sí, pues me debes una noche entretenida señorita y espero que me la pague hoy mismo —Carcajeó.
—Me encantaría pagar todas mis deudas, pero no puedo. Papá llega esta noche, ya lo conoces, me mata si no me encuentra en casa.
—No me digas eso Sol, te necesito. Estoy muy estresado y solo tú puedes quitarmelo. Por favor —Supliqué, en verdad necesito sexo.
—Hemos tenido mucho sexo estos días Mao, y la verdad. Estoy algo cansada, si lo hago una vez más, seguramente colapsaré.
—¡Que floja eres Sol!. —Rio en burla—. Pasó por ti, vamos a un hotel y te dejo en casa temprano ¿Si?.
—Aun no terminan mis clases Mao, dije que iba al baño para atenderte, ya debo volver.
—No vuelvas, sal y me esperas, en 15 estoy ahí.
—Te conozco, sé que no me dejaras ni respirar, cuando estás estresado eres insaciable Mao, no quiero que papá sepa que estuvimos juntos en un motel. ¿Qué le diré?
—¡Vamos sol!, ¿En verdad crees que Juan no sabe que tú yo hemos aprovechado su ausencia para tener sexo? y que ya no eres vírgen porque desvirgué a su nena hace mucho tiempo.
—¡Mao idiota! —Carcajeé porque sé que ahora mismo debe tener sus mejillas rojas de la vergüenza.
—Te recojo en 15, adiós.
—Mao... —Cuelgo para que no siga negándose.
Mi ánimo subió, y me sentí más tranquilo al saber que Sol ya no estaba enojada. Recogí mis cosas lo más rápido que pude y me fui a buscarla a la universidad para disfrutar nuestra última noche libre, su papá regresa y ya no podrá quedarse conmigo.
Subí a mi auto y me dispuse a salir del parqueadero cuando la vi, ahí estaba Valeria, parecía tener problemas con su auto. Al verme me hizo señas para que la ayudara y como el caballero que soy, lo hice.
Bajé de mi auto y fui hasta el suyo.
—Buenas tardes señorita Garcés, ¿En qué le puedo ayudar?
—Buenas tardes señor Macías, mi auto no arranca, no sé qué le sucede. ¿Puede ayudarme? —Pidió mientras jugueteaba con un mechón de su cabello.
Observé sus ojos y luego a ella entera. Trae un vestido negro un poco más arriba de las rodillas, no es ajustado, pero si tiene un gran escote del cual no puedo apartar mi mirada—. Señor Macías, ¿Me está escuchando?.
—Eh, si. Déjeme revisarlo.
Abrí el capó para revisar las posibles causas y no di con ninguna, intenté encenderlo yo mismo, pero no funcionó. No tuve más opción que llamar a un experto, eso tomaría algo de tiempo.
«Tengo afán, debo ir por Sol»
—Bueno señorita Garcés, ya no tarda el mecánico. Disculpe no haberle podido ayudar, me retiro.
—Señor Macías, disculpe usted mi atrevimiento, pero ¿Podría darme un aventón? tengo algo de prisa y si espero el horrible trancón me alcanzará.
—Eh, si. Claro —respondí sin pensar.
«¡Mierda Mauricio! ¿Y, Sol?»
Le abrí la puerta de mi auto, subió y mientras conducía a la dirección que me dio, le envié un mensaje a Sol diciendo que se me había presentado un inconveniente y tardaría un poco. Valeria pidió que colocara algo de música de Andrés cepeda y lo hice.
—¿Vive sola señorita Garcés? —Me atreví a preguntar para acabar con la tensión.
—Sí, me mudé de casa de mis padres hace unos años cuando discutimos —Un poco de tristeza se notó en el tono de su voz.
—¿Puedo saber por qué?
—Ellos no quisieron apoyarme con mi carrera de modelaje y se negaron a pagarla, entonces decidí luchar por mis sueños sola.
—¿Tiene novio?
«¡Mierda!, ¿Por qué pregunté eso?»
Me miró extrañada, pero luego sonrió.
—Si —respondió sin apartar su mirada de mi, lo sentí aunque no estaba mirandola. —¿Te ayuda?.
—Lo intenta, pero gana muy poco en esa banda dónde toca. De hecho ahora está en una gira y no quise preocuparlo con mis cosas. Por eso recurrí a Tania, ella me había hablado de usted y bueno, le pedí ayuda y ella intervino por mí con su novia —Sonrió—. Es aquí, gracias por traerme señor Macías y discúlpeme por haberlo incómodado.
—No fue nada, lo hice con gusto, descansa y nos vemos mañana —Se despidió de mí con un beso lento muy cerca de mis labios.
—Hasta mañana señor Macías y otra vez gracias —Bajó del auto y caminó a la entrada, la observé mientras lo hacía y no pude evitar fijarme en su trasero menearse de un lado a otro al caminar. Creo que es todo este estrés que traigo y las ganas de deshacerme de ello.
Definitivamente Valeria es preciosa y me gusta. Eso no es bueno cuando estás apunto de casarte con una magnífica y estupenda mujer.
Conduje a la universidad dónde va Sol lo más rápido que pude, al llegar, ahí estaba ella esperándome sonriente como siempre, sencilla, tierna y radiante, a su manera. Traía sus jeans negros favoritos, una blusa roja, una chaqueta negra de cuero corta y sus converse negros. Esta vez su cabello estaba recogido en una cola alta y no suelto como suele usarlo, pero igual se veía hermosa.
—Hola Sol. ¿Qué tal tú día?
—Hola mi amor, muy bien. Saqué la mejor nota. —Me acercó a ella para saludarme con un beso—. ¿Qué tal el tuyo?
—Estresante, atendí muchos problemas, tuve una discusión con Mery por una estúpida tela que no llegó, solo le faltó golpearme. Despedí a un empleado por llegar ebrio a trabajar, una máquina se dañó y en fin, no sigo diciéndote.
—¡Vaya! Un día para tirarse a dormír profundamente.
—Pues si, y sí me voy a tirar a alguien —Sonreí con picardía levantando una ceja, Sol ríe y aparta su mirada de mi.
Me gusta mucho su inocencia.
Detuve mi auto en el hotel que quedaba a tres cuadras de la universidad, entramos, pagué un par de horas y subíamos. Estaba ansioso por descargar toda esta tensión sexual que me consumía, especialmente después de mi encuentro con Valeria.
Apenas cerré la puerta me lancé encima de ella, tenía hambre de su boca y todo su cuerpo. Quité su chaqueta, su blusa de tiras roja dejándome ver sus pechos porque no traía brasier, arremetí contra ellos con fiereza lamiendo y succinándolos con lujuria, me deshice de su pantalón y de mi ropa hasta quedar completamente desnudo, me estorbó su panty así que lo rompí para quitarlos más rápido. Levanté su pierna izquierda y la pasé por mi cadera logrando frotar nuestras partes, un gemido de su parte salió indicando su excitación. La llevé a la cama dónde caímos besándonos con el deseo ardiente en nuestros cuerpos. Abrí mis ojos y en cuanto ella me miró, la imagen de Valeria se me vino a la mente, su trasero meneándose, sus labios muy cerca de los míos, el escote que dejaba ver sus voluptuosos pechos y todas las sensaciones que provocó en mí, me aturdieron y como si me hubieran echado un balde de agua fría, todas mis ganas se esfumaron.
—¿Qué pasa Mao? —cuestionó con preocupación.
—Lo siento, Sol. Yo... —Me quité de encima de ella desconcertado.
«No, no puede ser. ¿Qué carajo pasó?
No quiero cometer una estupidez. No ahora»
Gracias por leer.
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Gracias.
Bendiciones.
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