Capítulo 2.
LA AMENAZA
Cindy.
No quería venir a esta estúpida fiesta que organizó Zulia Macías, la hermana de Mau, el ex de la kiracita, que ahora es mi cuñada y los, pa que digo con ese enredo. El asunto es que nos invitó y contrató para el lanzamiento de la línea de zapatos masculina, que a propósito, son de diseños de Susi. No me siento cómoda porque hay mucha gente aquí que no conozco, también por mi atuendo, no quería usar un ridículo vestido así que me coloqué un enterizo que para mí; es muy lindo. No se ve mal aunque no sea para este evento.
Kira y Damián insistieron e insistieron tanto en que los acompañara, que no me pude negar y aquí estoy, viéndole la jeta a estas personas estiradas, aburridas y sin nada bueno que aportar, más que sus estupidas creencias y pertenencias.
La verdad es que me siento como una cucaracha en un gallinero.
¿Por qué putas no me vine con ellos?
Por orgullosa, y porque no quería escuchar la cantaleta que seguramente el Pinki me iba a dar, eso no significa que esté salvada.
Siento un gran alivio cuando veo a Sebas llegar con la Taniecita enrollada en su brazo, detrás de ellos vienen el Pinki, la kiracita, el Gonzalo y el Daniel. Levanto la mano Lara que se acerquen.
—Cindy, llegaste temprano ¡Qué milagro! —El sarcasmo de la Taniecita me resbala.
—Ustedes llegaron tarde, ya estaba que me largaba de aquí —digo. Estoy aburrida y se los hago saber.
—Bueno, ya estamos aquí. Solo falta Susi, dijo que iba por alguien y nos alcanzaba aquí —menciona Tania llamando mi atención y mi curiosidad.
—¿A quién? Ven pa' ca y echa el chisme —La jalo de la mano para que me de la información.
—No sé nada Cindy, creímos que tu sabías. —dice.
—Pos no, no tengo ni idea. Yo pensé que vendría con, el Mau —comento mientras lo señalo con mi trompa en cuanto lo veo llegar, todos voltean a ver al susodicho.
No viene solo, viene con una mujer pegada a su brazo, me la quedo viendo, trae un vestido negro largo ceñido a su cuerpo, es delgada, voluptuosa y su cabello es negro, no tan largo, debí reconocer que la tipa es bonita.
«¿Qué enredo tienen él y la Susi?» me pregunto.
Mauricio está con otra y ella viene con otro, no entiendo nada.
La Susi dice que son amigos, pero todos aquí sabemos que está bien prendida del Mao, y al parecer ella no le es indiferente. A veces parecen una pareja de enamorados y otras, dos extraños. La verdad no los entiendo.
Cuando vuelvo a la muy aburrida realidad, todos están sentados en la mesa y ni cuenta me di del momento en que lo hicieron por estar chismorreando, las copas con bebidas comienzan a llegar y luego de unos minutos por fin la anfitriona se digna a iluminarnos con su presencia, Zulia usa un precioso vestido azul marino que le queda muy bien, se nota que es carísimo. Muchos hombres aquí babeaban por ella, no comprendo por qué está soltera. Baja las escaleras con la elegancia que la caracteriza, toma una copa y la hace sonar para llamar nuestra atención.
—Muy buenas noches a todos, quiero agradecerles el que esta noche estén aquí acompañándome en este día, por supuesto agradezco a mi maravillosa familia, a mis padres que los amo mucho y a mi hermano, que aunque a veces me haga enojar con sus idioteces, también lo amo —Todos reímos ante eso.
»Por favor, tomen una copa y brinden conmigo por el próximo éxito de Macías moda... La línea de calzado para caballeros —Levanta su copa y todos la imitamos—. Agradezco también a la creadora de este logro, Susana Saenz; nuestra diseñadora, que no solo brilla por sus diseños, si no también por su ausencia. —Volvemos reír, luego nos colocamos de pie para hacer el brindis y darle un fuerte aplauso a la anfitriona.
Las luces de los flashes me incomodan, entonces vuelvo a mi asiento, no puedo creer que aún no me acostumbre a eso.
Después de poses y fotos con la familia Macías y otros, Zulia se sienta en la mesa principal con ellos.
Pasados alrededor de 20 minutos, todavía sigo aburrida y no lo discumulo.
—Buenas noches, perdón por la tardanza. —Se pronuncia por fin la Susi, estaba de espaldas a ella y tampoco la quise mirar.
—¡Hasta que por fin llegas! ¿Dónde estabas? —cuestiona La Taniecita, se nota molesta—. Sebas y yo nos tomamos la molestia de pasar por ti y tú ni siquiera nos avisaste que no ibas a est...
—Perdón, no se enojen con ella. Fue mi culpa.
«Esa voz, ¡carajos!. No puede ser cierto»
Siento como mi corazón se acelera mientras giro lentamente mi cabeza y levanto mi mirada hasta quedar en los ojos del tipo que acompaña a Sus; Barba, alto, ojos negros, cabello corto, lacio y del mismo color, tiene una hermosa sonrisa dibujada en su rostro mientras me mira. Mi respiración se agita de los nervios, mis ojos no dejan de mirarlo y mis manos tiemblan un poco, estoy tan concentrada en él que ni siquiera puedo escuchar lo que hablan los demás; solo está él.
—Chicos, quiero presentarles la razón de mi tardanza —dice, luego se pega a su brazo y le sonríe—. El es Camilo, nos conocimos hace poco, es un amigo, por ahora claro —Eso último lo dijo colocando su mano a un lado de su boca.
—Mucho gusto Camilo, los amigos de Susi también son nuestros amigos —dice La Kiracita, ella tan tan amable como siempre, le da la bienvenida. Los demás lo saludan también y yo sigo sin poder dejar de verlo.
Ambos toman asiento, por supuesto él al lado de Susi, toma su mano y entrelaza sus dedos con los de ella, se miran sonrientes y por alguna razón que no entiendo eso me molesta. Mis tripas se retuercen y las ganas de gritarle que la suelte me están consumiendo. Al parecer el muy canalla lo nota porque besa la mano de Susi sin apartar su mirada de mí. Mi mirada está enfocada en ellos y trato de apartarla para disimular, miro en otra dirección y noto que Mauricio los observa con molestia, agarra su teléfono y teclea algo. El celular de Susi suena y lo revisa, gira un poco hacia donde está él y empieza a teclear. Vuelvo a mirar en su dirección y lo veo teclear también, se ve molesto.
Esos dos algo se traen, no tienen nada, solo son amigos es lo que dicen, pero todos sabemos que se tienen ganas. En estos momentos la Susi está furiosa con él por la vergüenza que le hizo pasar con el Pinki hace unas semanas. No sé por qué aún no se deciden y dejan de joderse.
Ya no quiero seguir viendo esa melosería, solo quiero salir de aquí o me va a dar un paro cardíaco.
—Cindy, oye ¿Te pasa algo? Estás distraída —comenta Gonzalo en tono de preocupación.
—Eh, yo... no me siento bien, ya vuelvo. —Bebo un sorbo de mi copa y con mis ojos le indico a Camilo que me siga, su estúpida sonrisa me hace saber que entendió el mensaje. Me levanto de la silla para irme.
—Espera. —El pinki me detiene—. ¿A dónde vas? —pregunta con seriedad, la forma en como me mira y luego a Camilo me hace sentir nerviosa.
«¡Mierda! Se dio cuenta»
—Al baño, no tardo —Le digo y salgo de ahí antes que le pida a una de las chicas que me acompañe.
Tengo que ir al baño para calmar sus sospechas, Damián no es idiota.
Los nervios me consumen mientras espero por Camilo.
«Se llama Camilo»
«¡Dios! ¿Por qué me pasa esto a mí?»
«¿Por qué el amiguito de Susi tiene que ser él?»
«¿De dónde se conocen?»
«¿También se acostó con ella?»
Tantas preguntas, no sé como actuar, si solo escuchar su voz tan varonil me pone así, no puedo imaginar el hecho de estar sentados en la misma mesa, y menos si me mira de la manera en que lo hace.
Espero unos minutos afuera cerca de la puerta hasta que por fin la silueta de Camilo aparece.
—Tardaste, no tengo todo el tiempo del mundo para esperar, odio esperar para que lo tengas presente, además Damián no tardará en venir aquí si no vuelvo pronto —recalco.
—No soy tan fácil, me gusta hacerme desear —Su estúpida sonrisa de superioridad me hace enojar.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que tú y Susi se conocen? —indago.
—Casualidades de la vida —Sonríe.
—Ajam. ¿Y qué onda con ella? ¿Tienen algo?
—Nada.
—¿Nada? —cuestiono con ironía. ¿Qué se supone que significa eso?
—Nada. Ella me invitó, acepté y aquí estamos, pasando un agradable momento, juntos —vuelve a sonreír y eso me molesta.
—Bien por ti, ahora que todo está claro, me voy -Doy un par de pasos para volver con los demás pero su mano sujetando la mia me detiene, me abraza por la espalda dejándome desconcertada.
—Ella no me interesa, tú si —susurra, mi respiración se acelera en cuanto su boca roza mi oreja despacio. Cierro mis ojos por la corriente que recorre mí cuerpo.
—No me jodas —logro pronunciar. Paso saliva y me muevo logrando soltarme de él.
—No lo hago, vámonos de aquí y te muestro lo mucho que me interesas —me pega a su cuerpo aprisionándome con sus fuertes brazos.
—Eres un imbécil ¿Cómo te atreves a pedirme eso cuando estás aquí con otra mujer, que además; es mi amiga? —Me suelto de su torturante agarre mientras que el idiota se ríe con fuerza.
—¿Celosa? —Levanta una de sus cejas y su acción me molesta.
—No seas ridículo ¿Por que habría de tener celos? No eres nadie.
—Porque no quieres que esté con ella ¿Cierto? No quieres que me la coma esta noche, como a ti. Solo pídeme que no lo haga, y no lo haré. -sonríe de medio lado.
—¡Estas loco!, no haré eso imbécil.
—Bien, entonces me iré con ella y me la cogeré —responde con su estúpida sonrisa que idiotiza. —Pasaré la noche en su cama, voy a hacerle todo lo que te hice a ti aquella noche.
Reconozco que la idea no me gustó para nada, el solo imaginarlo me hace sentir... extraña.
—¡No! —exclamé.
—¿No? —El idiota agranda su sonrisa—. Tomaré eso como que si vendrás conmigo.
—No, yo no puedo hacerle algo así a la Susi, yo no...
—Ya te lo dije, ella no me interesa en lo absoluto. Tal vez para pasar esta noche si tu no te vas conmigo, y... puede que un par de veces más, nada más.
—Eres un idiota ¿Sabías? —Estoy molesta por su cinismo.
—¿Qué? Te molesta que ella y yo pasemos una ardiente noche? —Se acerca despacio mirándome con picardía.
—Susi es mi amiga y no pienso hacerle esto, no quiero que sufra por alguien como tú.
—Alguien como yo eh, espero que te refieras a lo guapo, sexy y lo muy, muy buen amante que soy.
—¡Idiota! —Se ríe de nuevo.
—¿Sabes que creo? —Ko miró mal—. Creo que no quieres que tu amiga lo sepa y ya no quiera dejarme, nunca. —Toma mi rostro con fuerza y me besa con ansiedad.
No esperaba eso, aunque muy en el fondo lo deseaba. Correspondo a su beso a tal punto de querer más.
«¿Qué mierda es lo que me sucede con este imbécil?»
Me quedo casi sin aliento después de ese gran beso, no entiendo que me pasa con él, pero muero de ganas por aceptar su amenaza e irme con él, pero... ¿y Susi? Reacciono y lo empujo con fuerza.
—¡Vete a la mierda!, eres un cínico, descarado, troglodita y... —De nuevo sus labios sobre los míos me hacen arder de deseo.
—Si no vienes conmigo, me iré con Susana, tu decides con quien quieres que duerma esta noche. —amenaza de nuevo. Ésta vez rosando lento mis labios con los suyos.
—No me amenaces imbécil —susurro.
—No te resistas y larguémonos de aquí, ¡ahora! —ordena.
—Ok.
« ¡Esperen! ¿Qué?»
«¿Qué acabo de decir?»
«¡Dios! La Susi me va a odiar por esto»
Hola, hola.
¡Ay Dios!
¿Se molestará Susi?
Aquí el segundo capítulo. (19-02-23)
Muchas gracias, espero disfruten.
No olviden dejarme sus comentarios sobre que les parece la historia hasta ahora.
Bendiciones.
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