Capitulo 17.
Castigo
Camilo.
La música está muy alta, y por los recientes acontecimientos decidimos salir a un lugar con menos ruido y con menos personas que nos molesten. Las chicas se negaron ir a un hotel que está cerca de aquí, entonces no tuvimos más opciones que subir a la azotea, Mauricio se encargó que estuviera sola.
—Estoy esperando, das muchas vueltas Mauricio. Ya me quiero ir a mi casa y a mi cama. —Se queja Susi. Mauricio aún no ha dicho nada.
—Te acompaño. —bromea él.
—Yo mejor me voy. Adiós señor Macías. Que tenga feliz noche. Vámonos Cindy.
—No, espera. Ven. —pide, evita que se marche tomando su mano y Jalandola hasta él—. Perdón, yo... fui un idiota. Creí que te protegía de mí sí te alejaba y... —se cohibe.
Me siento incómodo y sé que Mauricio se siente igual por nuestra presencia, por eso le cuesta decir lo que quiere.
—Nosotros nos vamos, también tenemos cosas que hablar. Ustedes necesitan privacidad. —digo para ayudarlo un poco, el resto ahora depende de él.
Salgo de prisa de la azotea, Cindy me sigue y cierro la puerta dejando a dos personas que tienen mucho que decirse.
Voy a la mitad de las escaleras cuando soy detenido con un fuerte apretón, los brazos de Cindy me rodean con fuerza,
—Perdón Camilo. Me porté como una tonta. Estaba celosa y quise que tú también lo estuvieras, metí las de caminar y por mi culpa te peleaste con ese, hombre. —dice. Me suelta y despacio se coloca enfrente de mi—. Ya no te enojes conmigo.
—¿Entonces cómo quieres que esté eh? ¿Cada vez que estés celosa o nos peleemos vas a correr a los brazos de otro hombre para molestarme? Dímelo para saber a qué atenerme. —cuestiono molesto.
—No...
—No Cindy, puedo soportar todo menos eso, llámame machista o como quieras, pero nunca te perdonaré que lo hagas.
—Lo siento, no lo volveré a hacer, lo juro. Perdóname por favor. —suplica. Sus ojos se cristalizan logrando conmoverme, bajo la guardia y mi ira se esfuma de la nada.
Limpio sus lágrimas despacio, luego ella
se cuelga en mí cuello logrando hacer que tambalee en el escalón, la sujeto por su cintura con una mano y con la otra me apoyo en la pared para no caer. Su boca se adueña de la mía en un beso muy dulce.
—Al parecer hoy es el día del perdón. —comenta.
—Aun no te he perdonado.
—Ajá. Tú empezaste, acéptalo, también debes pedir perdón.
—¿Por qué? No hice nada. —alego.
—¿Ah no? Te refresco un poco la memoria, estábamos muy bien hasta que decidiste venir a ver viejas encueradas y coquetear con esa "Patricia".
—Eso no es cierto, aquí no hay stripers y no coqueteaba con ella. Mauricio y yo solo venimos a tomarnos unas cervezas. —me excuso.
—Pos no fue lo que el Mau dijo. —Me río.
—Él solo quería molestar a Susi, por eso le envío esa fotografía de Paula, dónde accidentalmente, que no lo fue, se veía el nombre de este lugar, él sabía que ella vendría a buscarlo, yo solo lo asolapé, igual que tú a ella ¿O por qué estás aquí y vestida así?
—Ella no quería venir sola y... Estaba furiosa contigo por venir aquí, cuando te vi con esa manoseandote, pues...
—Solo bailabamos —explico, luego sonrío con picardía—. Acepto que la chica es un poco manisuelta, pero ¡qué le vamos a hacer! tiene muy buen gusto.
—Ay si, si. Ya vas a alardear.
—Soy muy guapo e irresistible, no lo puedo evitar. —rie—. ¿En serio te pusiste celosa, mi Diosa? ¿Cuánto? —pregunto con orgullo de macho.
—Me gusta ese más que Masmelo.
—Respondeme.
—Pos... —juguetea con mi chaqueta de cuero negra—. Mucho —confiesa mirándome y haciendo pucheros, me gusta cuando estira su trompa.
—Bueno, vas a tener que compensarme, y ese gesto que acabas de hacer me dio una idea. —digo, ella ríe al comprender de lo que hablo.
«Si, quiero esa boca en otro lado?»
—Está castigado señor Durán, ¿Lo olvida?
—Entonces, levantame el castigo. Me lo debes.
—¿Y me va usted a perdonar? No he escuchado decir que lo hará.
—Hum... —Musito—. No es chantaje, pero...
—Ok, ok. Lo haré, también es usted absuelto de sus culpas. Ahora es libre. ¿Contento?
—¿Me vas a pagar ahora? —Levanto mis cejas. No hay nadie aquí.
—No, no quiero que esos dos de allá se aparezcan, mejor voy a ver cómo van.
—Están conversando o tal vez haciendo lo que deberíamos hacer tú y yo, ya sabrás mañana cuando ella te cuente. Mejor pagame ahora, no me gusta que me deban. —insisto.
—Y a mi no me gusta quedarme con el chisme a medias, así que... Compermisito. —Pasa por mi lado casi corriendo, abre la puerta despacio un poco y se asoma, con su otra mano me llama.
No tengo mas opción que seguirla en su curiosidad. Los espió y por lo que veo, Creo que aún no han arreglado nada, Susi manotea mientras le reclama por el asunto de los zapatos.
—Bueno, eso... No fue intencional, ok, tal vez si lo fue pero no pensé que las cosas terminarían así. Estabas muy emocionada con su cumpleaños, no parabas de hablar de él... Damian esto, Damián aquello. ¡Estaba celoso, ya, lo acepto. Cuando me dijiste lo de los zapatos yo... Me enfureci y por eso lo hice. No pensé que ocurriría lo que pasó después. Perdón.
—¿Perdón? Sabes cuántos "perdón" has dicho esta noche? Y lo peor es que aún no dices nada. Absolutamente nada que te justifique Mauricio.
—No sé cuántas, pero las diré todas las veces que sea necesario para que me perdones Susana, ya no quiero seguir alejado de ti.
—Te lo pedí muchas veces, te supliqué que lo intentaramos y todas esas veces me rechazaste ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? —cuestiona ella en medio de su llanto.
—Porque no quería lastimarte, tenía miedo y... preferí que fuéramos amigos porque así estarías en mi vida para siempre. No quería ni quiero perderte Susana, fui un imbécil y tuviste que alejarte de mi para darme cuenta de que... Te extraño, que me duele tu indiferencia y que no puedo vivir sin tí. Perdón, perdón por tardar años, perdón por hacerte esperar, perdón por no tener el coraje de enfrentar mis miedos.
»Temí, temí romperte y que después intentaras hacerte daño como... —Cubrió su boca para evitar su llanto de culpa—.
»Te quiero, no. Te amo y tenía miedo de lastimarte, de romperte y que luego tú, hicieras una tontería, aún lo tengo. —confiesa, Susi deja salir unas lágrimas mientras lo escucha.
»Prometo ya no ser un gran imbécil pero no me alejes de ti, no sabes lo tortuoso que han sido estos meses sin ti, sin escuchar tu voz, sin leer un mensaje tuyo diciendo buenos días, preguntando cómo estoy o cómo va mi día, extraño eso, te extraño a tí, te necesito. Perdóna...
Susi lo interrumpe con un beso y
Cindy grita de emoción interrumpiendo también. Mauricio ríe mientras Susi limpia sus lágrimas.
—¡Por fin! Ya era hora de que dejaran tanta pendejada —festeja Cindy—. Y ya que ahora todos estamos contentitos, vamos adentro, quiero bailar. Hay que aprovechar porque esto no se ve todos los días.
—Pero... ¿Y que hay de mi paga? —me quejo recordando que me debe.
—Apuntalo en la cuenta del olvido, "mi amor". Hay que celebrar que estos dos por fin se reconciliaron.
—No seas tramposa, masmelo.
—¿De que hablan? ¿Cuál paga?—indaga Susi.
—Prometió hacerme sexo oral si la perdonaba.
Ambas ríen mientras que a
Mauricio se le enrojecen un poco las mejillas.
—Acostúmbrate, todos son así —le dice Susi.
—Si, algo había escuchado. —responde él.
—¡Bueno ya!, quiero beber y bailar. Total, ya estamos aquí, gracias a ustedes. Mañana a aguantar regaños por llegar con guayabo al trabajo, o por no ir —dice Cindy riendo.
—Dios, ¡Qué irresponsables somos! —dice Susi.
—Ustedes dos son los jefes, nadie los va a regañar, en cambio a Camilo y a mí... Ay no, ahora sí me van a sacar del grupo —dice, luego muerde una de sus uñas.
—No creo, no encontrarán a otra mejor que tú. —La animo.
—Camilo, tu no tienes de que preocuparte, si te quedas sin trabajo, te queda el boxeo —comenta Mauricio.
—¡Ay si! ¿Y tú por qué no me habías contado que eres boxeador, eh? —reclama mi novia, cruza sus brazos y se hace la ofendida.
—No lo soy, lo practico cuando estoy estresado o enojado. Es lo unico que me calma —explico.
—Bueno, bueno. Bajemos y allá seguimos con la charla. —propone Susi, decidimos obedecer.
Gracias a que Mauricio se encargó de que no nos echaran por la pelea de hace un rato, aún seguimos aquí, eso sí, tuvimos que movernos a otra mesa un poco más alejada.
Ahora estamos celebrando la reconciliación de estos dos sin importar que mañana es lunes y hay que madrugar para ir a trabajar, la verdad yo dudo mucho que eso pase.
—¿Sabes que creo Susita? Qué estos dos —Nos señala—, nos quieren emborrachar para aprovecharse de nosotras —dice Cindy, ya está bastante tomada y se le nota en el hablar.
—Cierto, había olvidado que Camillo está castigado, le cortaste los servicios por tres meses. —Susi bebe de su botella, la cuál ya casi no puede sostener, también ha bebido mucho, luego se enfoca en Mauricio—. Yo tambien te voy castigar por haberme hecho sufrir tanto tiempo y por alcahuete. Así que nada de sexo mientras estés a prueba.
—¿Cómo dices? —cuestiona Mauricio exaltado y yo río por la expresión de su cara.
—Tranquilo, mi castigo fue levantado, por lo tanto, el tuyo también Mauricio.
—¡Carajo! Te salvaste. —exclama Cindy.
—No, no lo hizo. Él estará a prueba por un tiempo. Ya saben, 'hechos y no palabras' —afirma Susi. Cindy y yo nos burlamos mientras que el pobre de Mauricio se alarma.
—Susana, no hablas en serio ¿Verdad? —pregunta preocupado.
—Muy en serio, yo sufrí y esperé casi dos años, es justo que tú sufras también y esperes.
—Ni modos Mau, te tocó con Manuela, porque con otras, ya no. Ya no eres soltero. —bromea Cindy. Su risa de burla es bastante contagiosa, me gusta mucho su carisma.
—Eso ya lo veremos. —responde él.
Y así seguimos con las bebidas y nuestra charla sobre bobadas.
Ya son las dos de la mañana y casi va a cerrar el bar. Las chicas están pérdidas de la borrachera, cantan, gritan y Susi se acaba de vomitar, Mauricio le pasa un pañuelo y le ayuda a limpiarse un poco.
—Perdón, tomé mucho. Estoy borracha. —rie por lo ebria que está.
—Creo que ya es hora de que nos vayamos. Iré a pagar la cuenta y a pedir un taxi. Espérame aquí.
—Bueno. —responde ella, se deja caer sobre la mesa para recostarse igual que Cindy.
—Ya volvemos. No se muevan de aquí. —ordeno.
Acompaño a Mauricio a la barra, saca su tarjeta para pagar la cuenta, intento aportar pero insiste en hacerlo porque me invitó. Aprovecho entonces para solicitar un Didi, uno para nosotros y otro para ellos.
Una vez solicitados, volteo a ver a las chicas, me angustia un poco ver que hay un tipo hablándole a Cindy, ella lo mira y se vuelve a dejar caer sobre la mesa, pero él se acerca para hacer que se levante. Le dice algo al oído, luego intenta acariciar su mejilla pero ella logra apartar su mano y eso me enfurece.
—Tranquilo. Vamos a ver. —dice Mauricio, coloca su mano sobre mi hombro al ver mis puños listos para atacar.
Camino rápido hasta dónde se encuentran las chicas y separo al tipo de mi mujer. La cubro con mis brazos y la envuelvo en mi pecho.
—Alejate de ella —ordeno—. ¿Qué quieres? —El tipo me mira con desprecio y yo con ganas de matarlo ahora mismo y aquí..
—Yo... solo quería una fotografia con ella. —explica.
—En otra ocasión será, por tú bien, será mejor que te vayas ahora —digo de forma tosca. El tipo nos mira pero luego se marcha sin decir nada más.
✨✨✨✨✨✨✨✨
El ardiente Sol se cuela por la ventana, sus rayos pegan justo en mi cara igual que siempre pero esta vez arde, pica y quema con más intensidad. Cubro mis ojos para protegerlos y con mi mano derecha toqueteo la cama en busca de Cindy al no sentirla a mi lado.
—Masmelo. ¿Dónde estás?.
—En la cocina, ya voy.
Se aparece con una bandeja, la cuál acomoda sobre mí cuerpo.
—¿Huele rico? —digo tica di mi cabeza, siento que va a explotar.
—Lo está. Te hice un caldo levanta muertos para ese guayabo. Cuando lo acabes te tomas esas pastas.
—¿Y tú?
—Estoy bien. —Miro su semblante, el brillo en sus ojos y su sonrisa de satisfacción.
—¿Por qué tan feliz? —indago.
—Porque lo estoy, anoche fue increíble y porque es un día lindo. ¿No crees? —Sonrío.
Anoche le entregué más que mi alma, igual que ella, me di á. Nos entregamos como nunca lo habíamos hecho, le hice en amor. Hicimos el amor. Aún puedo sentir sus manos acariciar mi espalda con suavidad mientras me fundía con ella con amor. Me encantó.
—Lo fue. Me gustaría quedarme aquí contigo todo el día, pero debo ir a trabajar, igual tú.
—¡Que horror!, el solo imaginar el sermón que me van a dar, ya me enfermé. ¿Tú puedes trabajar así?
—Debo. Tengo varias entregas programadas para hoy y ya voy retardado. Roxana no para de marcar y... —Detengo mis palabras al darme cuenta que la nombré. Ella arquea una ceja y me mira con su mirada acusadora porque no seguí.
—¿Quién es Roxana?
—Es mi amiga, de la que te hablé el otro día.
—Para la que trabajas ¿Y AC? Te pones nervioso cuando llama. ¿Es una ex novia de la cuál me tengo que cuidar? —pregunta. Ya sé que es bastante preguntona, por eso no quería que supiera sobre ellas, porque no sé qué decirle.
—Amelia, es mi jefa.
—Ah, Amelia eh. Hum, Tu amiga Roxana es la dueña del negocio ese de las ventas de internet ¿Cierto ?
—Si.
—¿Entonces Amelia también? Digo, una es tu amiga y la otra tu jefe.
—Masmelo no te hagas ideas raras por...
—¿Con cuál de las dos te fuiste a la cama? —refuta, no respondo y creo que eso es peor—. ¿No me digas que con las dos?
—No. Amelia es... Trabajo para ella, solo eso y Roxana, pues... Es mi ex. Tuvimos una relación de más de un año, pero... Ahora solo tenemos asuntos de trabajo en común. Lo juro.
—Claro. Trabajas con tu ex, ex de la que no me habías hablado. —dice con cierto resentimiento. Me acerco y tomo su rostro.
—Te amo. —me sincero—. Te amo Cindy Loaiza. No lo dudes jamás, pese a lo que digan, pese a lo que un día puedas ver, nunca jamás dudes de yo te amo.
—¿Por qué dices eso? ¿Qué me van a decir... —Beso sus labios con todo el amor que en estos momentos brota de mi corazón—. Te amo. —repito esperando la respuesta que anhela mi alma.
—También te amo, Camilo Durán. —dice, sus ojos están cerrados y aprovecho para besarlos.
—Perdón.
—¿Por qué? —susurra.
—Por ser esto que soy, por no estar a tu altura y por... —quería decir que por mentir y no decirle la verdad.
—Lo eres, eres todo lo que quiero y necesito mi amor.
—Cindy yo... quiero decirte algo.
—¿Qué es? Puedes decirme.
—Yo, no he sido del todo sinc... —El sonido del timbre me interrumpe, habiendo que recapacite.
—Cindy abre, soy yo.
«Damián» me digo.
Buenos días aquí.
Les dejo el capítulo del domingo. Demorado, perdón.
Disfruten la lectura.
Capitulo publicado (22-04-2024)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro