1. El inicio de la noche azul
Corría por el bosque rogando para que ellas no me encontraran, no quería ser más molestada, no quería escuchar más la risas de las que alguna vez llamé amigas.
Me oculté detrás de un árbol para que no me encontraran.
—no seas mala Raven solo quiero que juguemos un poco—dijo una voz burlona
—vamos no quiero que nos decepciones ven a jugar con nosotras—hablo otra de mis compañeras
Rogaba para que no me encontraran y que sus risas se detuvieron. Como si mis suplicas fueron escuchadas las risas cesaron y cambiaron a gritos, me asomé a ver qué había pasado, en me percato que algo había atacado a las chicas, la última estaba siendo mordida por un chico de aproximadamente nuestra edad acaso era un vampiro, no eso era imposible ellos no existían, debía ser un a broma de esas mocosas para asustarme, trataba de encontrarle entendimiento a lo que mis ojos estaban presenciando, no obstante, todo era real.
Aquel ser succionaba la sangre de aquella chica que minutos atrás me perseguía.
En su rostro notaba como el color en su piel iba desapareciendo.
Después de un rato reaccione, no era el momento de ver cómo moría y yo después sería la siguiente.
Necesitaba escapar de aquí antes de que fuera la próxima en ser la cena de aquel ser.
Al momento de retroceder pise una rama la cual se partió a la mitad.
Eso llamó su atención porque sus ojos rojos se posicionaron en mí.
Maldije mi suerte mientras retrocedía para después huir despavorida.
Por mi conocimiento al leer libros sobre vampiros supe que me alcanzaría en algún momento, pero sorpresivamente no lo estaba haciendo, al contrario, él venía corriendo detrás de mí intentando seguir mis pasos.
Eso me confundió, no se supone que eran veloces.
Pero como mi suerte era limitada, mi huida fue arruinada por la raíz de un árbol que se encontraba en medio del camino, dando como consecuencia que tropezara.
No esto no podía sucederme estaba por ser comida.
Me apresuré para levantarme y retomar mi huida, sin embargo, me detuve en seco al escuchar un ruido detrás de mí.
Gire para ver que el vampiro había sido detenido por otro chico.
—¡corre Raven!
Por un momento me quedé pensando por qué aquel desconocido sabía mi nombre.
—no te quedes ahí Raven, vete— ordenó
Esta vez sus ojos negros me miraron.
Aquella mirada se mi hizo familiar, algo extraño ya que era la primera vez que lo veía.
Un ruido me trae de nuevo a la realidad.
La criatura había lanzado a uno de los árboles al chico que me salvo.
Estoy segura de que por el impacto ya debe estar muerto, pero para mi sorpresa se levanta.
Por su rostro escurre sangre la cual se limpia con la manga de su sudadera negra.
Noto que su hombro está dislocado aun así trata de acomodarlo como puede.
—te dije que escaparas.
—no puedo dejarte aquí solo con esa cosa, es un milagro que te encuentres con vida luego que te lanzara contra ese tronco.
—solo vete estaré bien, en cualquier momento llegaran los refuerzos.
Algo me decía que no debía dejarlo solo aun así me di la vuelta.
—espera, iré por ayuda.
Comienzo a correr dejándolo a solas con esa criatura.
Corro hasta el campamento para pedirle ayuda a los profesores.
Una de las profesoras se da cuenta de mi presencia voltea a verme para regañarme pero se detiene al verme en el estado en el que me encuentro.
—Raven que sucedió.
—algo ataco a Brenda y las demás, yo logré escapar.
Por alguna razón no le mencione la presencia del joven que me salvo.
La maestra tomó su celular para llamar a la policía, después de eso fue con otros profesores a lo profundo del bosque.
Pero cuando llegaron sólo encontraron los cuerpos de las chicas que me persiguieron hasta el bosque.
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Me llevaron hasta la comisaría para hacerme preguntas de lo sucedido.
Sin embargo, no respondí nada, dudaba que me creyeran que posiblemente un vampiro asesino a mis compañeras y que un chico que apareció de la nada me salvó.
Lo único que respondí fue que no respondería a ninguna de sus preguntas hasta que mis padres llegaran.
La puerta se abrió.
Un chico con una gabardina blanca que tenía una capucha que cubría su cabello y parte de su rostro.
Mire cada uno de sus movimientos desde que entró a la sala de interrogatorios hasta que se sentó en la silla vacía frente a la mesa que estaba en medio de ambos.
—necesito hacerte unas preguntas.
Por su acento notaba que no era de aquí.
—ya le dije a la policía que no diré nada hasta que venga mis padres con un abogado—respondo
—no es necesario que vengan ellos, además dudo que te crean hija de la luna azul.
—¿hija de la luna azul? ¿eres algún ebrio que se escapó de una de las celdas? O te atraparon consumiendo cosas extrañas en la calle,
—al parecer aun no lo sabes.
Se levanta de su silla y camina hacia mi.
Su rostro queda frente a mí de esa forma puedo apreciarlo a mas detalle.
Tenía una piel pálida que juraba que podía hacer competencia con la mía, por los mechones que caían por su rostro notaba que su cabello era de un color rubio, nariz pequeña, pestañas gruesas y unas largas pestañas.
Podía jurar que podía trabajar siendo modelo en alguna revista de adolescente que solía leer con mis amigas.
Sus ojos verdes me miraban fijamente a los ojos, algo que me hacía sentir incómoda.
—saber que—pregunto
Se aleja de mí para volver a su lugar.
—que tú...
La puerta de la habitación se abre, un policía nos ve.
—no está permitido que civiles ajenos entren a este lugar—informa
—al igual que usted soy alguien de la ley, aunque mi trabajo no es proteger a la población de criminales.
Se levanta de la silla y se dirige a donde se encuentra el oficial. Lo toma de los hombros algo que pone en alerta al adulto.
—Si me disculpa señorita debo hablar con mi colega.
Ambos salen de la habitación.
Una vez que se alejan comprendo que aquel sujeto que entró a la sala de interrogatorio no es alguien ebrio intentando hacerme una broma.
Él sabía que fue lo que nos atacó en el bosque.
Después de unos segundos vuelve esta vez solo.
Se sienta una vez más frente a mi.
Saca una cajetilla de cigarrillos y toma uno y lo lleva a sus labios.
—no hagas eso, estamos en un lugar cerrado además esto puede matarte.
él hombre suelta una carcajada para luego guardar el cigarro en su caja.
—no creo que esto me haga daño, hija de la luna azul.
—no me digas así, me llamo Raven Silva.
A pesar de que me había presentado dudaba que él me diera su nombre.
—Daemon Albarn encantado de conocerlo princesa.
Un leve sonrojo aparece en mi mejilla luego de escuchar la forma en que me llamo.
—tampoco me digas de esa forma, solo dime Raven—pedí
—Está bien Raven, ahora me dirás que es lo que sucedió en el bosque. Debo apresurarme antes de que nos vuelvan a interrumpir.
Daemon saca del bolsillo de su pantalón un reloj de bolsillo.
Algo que jure solo ver en los libros de historia.
Al final decido contarle todo lo que sucedió desde que comencé a ser perseguida hasta que salí del bosque.
—Así que un chico de aproximadamente mi edad te ayudó.
—sí—respondí—ahora me dirás ¿Qué era esa cosa? y por qué me llamaste hija de la luna azul.
Una vez más no obtengo respuestas porque la puerta se abre, esta vez mi amiga junto a mis padres y su tutor entran.
—gracias por escuchar a este ebrio todo este rato, me retiro.
Se levanta de la silla y camina hasta la salida sin dejar de mirar a mi amiga y su tutor.
Una vez que se va, mi amiga corre hasta mi.
—¿Estás bien? No te hizo nada ese vagabundo.
—estoy bien solo charlamos un rato sobre sus aventuras—miento
Los siguientes en abrazarme son mis padres que se encuentran preocupados por lo que acababa de vivir.
—mi tía ha arreglado todo para que puedas marcharte, además el ataque fue provocado por un oso que merodeaba el bosque.
—Gracias Irish, cuando vuelva tu tía agradécele de mi parte haberme sacado de aquí.
—no hay de que, ahora volveremos a casa, puedo quedarme esta noche contigo.
—claro por supuesto, eres mi amiga, por cierto donde se encuentra Nahiara.
—Su madre se la llevó.
Quedó en silencio con aquella respuesta.
Nahiara y yo hemos sido amigas desde que íbamos al jardín de niños por lo cual la considero como una hermana.
Es por ello que me preocupaba de que ella se quedara con su madre.
Tras la muerte de sus abuelos en un accidente, mi amiga quedo nuevamente a cargo de su madre, Rachel una mujer fría y que detesta a su hija por el hecho de que su ex pareja la abandono cuando se encontraba embarazada y de paso se llevo a su hijo mayor para que fuera criado por su esposa.
Ahora se desquitaba con Nahiara.
Mi amiga notó mi preocupación en mi rostro por lo cual me dio palmaditas en la espalda.
—no te preocupes, mañana hablaremos con ella.
—si, mañana hablaremos con ella.
Irish Edevane llegó hace un año al pueblo, exactamente en nuestro último año de secundaria.
Había llegado de la ciudad para quedarse en la casa que perteneció a su abuela, vive con su tía y con su tío y un primo que tienen más o menos de nuestra edad.
Por lo que ella me ha contado sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando ella era una bebé, por lo cual no le gusta hablar de ellos.
Su tía en estos momentos se encuentra de viaje ya que es la encargada de una empresa farmacéutica que tiene una sucursal en México.
El trayecto a casa fue algo eterno ya que tuvimos que viajar por una hora hasta el pueblo.
Cuando llegamos ya varios de los estudiantes que nos acompañaron a la excursión habían vuelto a casa.
Por ahora dormiría tres horas más ya que en unas hora amanecería, lo bueno es que mañana era sábado por lo cual podría descansar hasta tarde.
Sin embargo, el recuerdo de esta noche se repetía una y otra vez.
El olor metálico de la sangre se percibía en el ambiente.
Algo que normalmente para las personas era repugnante, pero para mi era el olor más exquisito que he olido.
En algún punto de la noche el olor de la sangre de lo sucedido en el bosque se mezcla con un sueño, uno en el que estoy abrazando a aquel extraño chico de la sala de interrogatorios.
No trae nada en la parte superior de su cuerpo, se encuentra desnudo por lo cual me permite sentir su piel entre mis labios.
Mi boca se abre para luego clavar mis dientes o más bien colmillos en su piel para poder probar su sangre,
Me despierto sobresaltada luego de haber tenido ese sueño.
—Pero ¿qué mierda fue ese sueño?
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