4
Dos semanas han pasado, y es que si algo tiene claro el castaño es que no soporta a Raven. Es arrogante, despreciable, inútil, mal educado, irrespetuoso y para nada de su agrado.
El hecho de que su comprador insistiera en que se enamoraría de él, le causaba gracia y más desprecio.
Tenía claro sus objetivos, resistir, conseguir más dinero, y luego hacer que su hermano lo sacara de la enorme casa y el lujoso mundo de Kim Raven TaeHyung.
El casto se halla en su habitación ordenando su ropa, le agradece a todos los dioses habidos y por haber el que Kim no llegará a su casa hasta por la mañana. Gracias a eso no habían compartido la misma cama.
Toma una camisa, la coloca en un gancho y luego la introduce a su ropero, suspira al recordar a su hermanita. Da un vistazo hacia su cama y mira a la pequeña Hope, dormida con sus piernas abiertas y sus brazos extendidos.
Sonríe complacido y enternecido con la imagen de la niña, toma la última camisa y hace lo mismo que hizo con la anterior.
—Joven JungKook —lo llama la sirvienta.
El chico coloca la camisa junto al resto de ropa que TaeHyung le ha comprado, cierra su ropero y observa a la sirvienta.
—Le recuerdo del chequeo médico de la pequeña.
Jeon asiente.
—Voy a cambiarme de ropa, y luego la vestiré —dice JungKook.
—Le prepare un bolso con lo necesario para Hope.
—Puedo hacerlo —dice el castaño, escogiendo una camisa de mezclilla.
—Déjeme hacer mi trabajo, joven —le pide la sirvienta.
—Tiene razón, lo siento —se disculpa Jeon, sonriendo.
—Lo esperare abajo.
El castaño asiente.
Se retira la camisa normal que viste y se talla la de mezclilla, coge un jeans negro, y se lo coloca luego de haberse quitado el cómodo short que vestía.
Toma sus botas cafés, se las talla y ajusta, para luego vestir a una para nada contenta Hope, por ser interrumpida en su descanso.
—Lo siento hermosa, juro que lo siento —escuchan las tres sirvientas, viendo bajar al castaño las escaleras con Hope en sus brazos.
—El chófer espera por usted —le informa la sirvienta, entregándole el bolso.
—Gracias —susurra mientras se coloca el bolso sobre su hombro izquierdo.
Una sirvienta le abre la puerta, baja los tres escalones de la casa y el joven, atractivo, alto y con linda sonrisa, vistiendo un traje color negro le abre la puerta trasera del auto.
—Déjeme ayudarlo.
Le retira el bolso.
—Muy amable —sonríe JungKook.
Se acomoda en el asiento trasero y luego sienta a la pequeña en la sillita.
—Muchas gracias —dice el castaño tomando el bolso.
—De nada, joven.
JungKook niega constantemente mientras ríe.
—Espera vamos a dejar esto claro. Me llamo JungKook no joven, no tienes por qué decirme joven cuando Raven Ricon no este, es fastidioso.
—Pero es su esposo —dice el joven chofer.
—Bien, si te explico seria largo y tedioso, solo te pido que me trates como a alguien más y cuando esté él, puedes decirme joven y todo eso, aunque no esté de acuerdo.
El chico asiente y se presenta.
—Soy Mark.
—Un gusto, Mark —sonríe JungKook.
En el viaje a la clínica privada, ambos mantienen una amena conversación de cosas triviales.
En el consultorio el pediatra, se encarga del chequeo general de la pequeña Hope, mide su altura y chequea su peso. Le da unos cuantos consejos a JungKook sobre la alimentación, las horas de sueño, sobre el habla y la motricidad de la niña. Muy atento el castaño escucha y guarda en su mente cada uno de los consejos que el médico le brinda.
—Cuídate mucho, Hope —se despide el médico, acariciando el cabello rubio de la niña.
—Di adiós —le pide JungKook.
La pequeña alza su mano izquierda y la agita en despedida.
—Sobre el dinero —dice apenado el castaño.
—Su esposo me deposita a mi cuenta el pago —le informa el médico.
—Muchas gracias y lo siento, no tuvimos tiempo para comunicarnos —el médico asiente.
—Adiós —se despide Jeon, tomando la manita derecha de Hope, para luego salir del consultorio.
—Tu tío es un idiota —le dice a la pequeña.
La niña asiente sin saber a qué se refiere la persona que desde que llego a casa ha estado pendiente de ella.
El celular de Jeon suena, suspira, pero no atiende hasta cuando está frente al auto. Mark le ayuda a colocar en la sillita a Hope, mientras él atiende la llamada.
—¿Dónde estás? —escucha al atender.
—En una discoteca embriagándome hasta perder el conocimiento mientras cuido de tu sobrina —contesta molesto.
—No me causa gracia —habla Kim.
—No lo dije para que te causará gracia, cariño —el castaño entra al auto.
—Dile al chófer que te traiga a mi trabajo —le ordena TaeHyung.
—No quiero.
—No te estoy preguntando si quieres, corderito. Te lo estoy ordenando —le recalca el pelinegro, para luego cancelar la llamada.
—Idiota —gesticula el chico, haciendo reír al chófer. —Llévame a su trabajo —le pide desganado y molesto.
Mark conduce hasta el enorme edificio de Raven Corp., el castaño lleva diez minutos dentro del auto negándose a salir y entrar al lugar en el que su "esposo" reina con libertad.
—Debes salir.
JungKook suelta un sonoro suspiro. Le retira el cinturón a la pequeña y la toma en brazos, Mark abre la puerta y le ayuda a salir del auto.
—Tengo una leve sospecha en que voy arrepentirme de entrar a ese lugar —dice resignado el castaño a encontrarse con lo peor.
Llega a la puerta, cruza el enorme cristal caminando al lado de Hope, llega a una gran recepción, se detiene frente a un enorme y extenso escritorio con varias secretarias.
—Disculpe —llama la atención de una de las mujeres—. Vengo a ver a Raven TaeHyung, puede decirme el número de piso.
La mujer lo mira fijamente, levanta el celular y antes de llevarlo a su oreja responde.
—Último piso.
—Estúpida —dice JungKook, girándose sobre sus talones, encaminándose hacia el elevador.
La pequeña Hope se coloca frente al castaño, extiende sus brazos mientras forma un tierno puchero con sus labios.
JungKook la carga mientras el elevador empieza a ascender, se gana algunas cuantas miradas de desagrado y desprecio por algunos trabajadores que suben y bajan en distintos pisos. Suspira cuando queda solo él junto a Hope y otro ejecutivo.
—Llegamos —dice emocionado, tal cual y como lo hacía cuando era un niño.
Algunas personas lo ven extraño, pero le resta importancia.
Camina por el extenso pasillo, a los costados distintos módulos, cubículos y escritorios con personas que dejan de hacer su trabajo, con tal de mirarlo.
Se detiene frente al pequeño escritorio, una alta y delgada inglesa, ojos color azul se encuentra atendiendo llamadas y dando unas cuantas indicaciones.
—Buenas tardes, busco a TaeHyung.
La mujer deja de ver la pantalla delgada de su tableta y fija la mirada en el castaño frente a ella que carga a una pequeña en brazos.
—Sin cita no puedes verlo —habla la inglesa.
—Disculpa —suelta, molesto e indignado el castaño.
—Ya escuchaste, sino tienes una cita no puedes verlo. ¿Qué parte no entendiste? —la mujer se cruza de brazos.
—Escúchame tú, mi nombre es Jeon JungKook y debes dejarme pasar. Yo no necesito cita para entrar —dice exasperado, JungKook.
—No hay ningún Jeon JungKook en mi lista de citas —enfatiza la inglesa, mientras observa su tableta.
—Maldito estúpido —balbucea entre dientes el chico, al ver unas cuantas marcas moradas sobre la piel blanquecina de las clavículas de la mujer. —Voy hacer que te arrepientas de haberme hecho venir, infeliz —murmura Jeon.
Se gira sobre sus talones, carga a Hope solo con su brazo derecho, se gira de nuevo y pasa de largo a pasos rápidos hacia la última puerta color negro, con un pequeño letrero con el nombre de su comprador.
—¡Oye! —escucha la voz alzada y furiosa de la mujer tras de él.
Se detiene frente a la puerta, con su mano izquierda gira el pomo y abre.
—Te dije que no puedes pasar —lo confronta la mujer, sosteniendo su antebrazo izquierdo.
—Y yo te dije que no necesito citas para entrar a esta oficina —le recalca, haciendo un movimiento brusco con su mano izquierda, haciendo que la mujer lo suelte.
—Discutiremos esto mañana —se dirige Raven, al ejecutivo frente a él.
Su asistente se pone de pie y camina hasta donde JungKook y la secretaria se encuentran.
—Adiós pequeña —se despide el accionista de Hope.
La niña mueve su manita derecha, haciendo que JungKook se olvide por un momento de su enojo.
—Le dije que no podía pasar sin una cita —se explica la inglesa, frente a la asistente y TaeHyung.
—¿Qué haces aquí? —pregunta la pelinegra con tono pesado.
—Que te conteste él —acota JungKook, colocando a la niña en el suelo.
—Basta Joy, le pedí que viniera —TaeHyung se pone de pie.
Jeon empieza a reírse frente a todos, empezando a ser el centro de atención.
—Para que me pediste que viniera, en serio creo que tu nivel de estupidez es más alto de lo que pensaba —habla el menor.
—Te recuerdo que no te permito que me hables de esa manera —lo señala enfadado, Kim.
—Bueno, entonces te aviso que no me gusta venir a tu oficina para darme cuenta que te tiras a tu secretaria.
Los ojos de la inglesa se ensanchan.
—Sal —le ordena TaeHyung a su secretaria. —Corderito, más vale que te calmes, no me provoques —lo amenaza el pelinegro.
—Tú no me provoques —contra ataca el castaño. —Crees que no sé por qué y para que me compraste —ríe con ironía el menor.
—No sé cómo lo soportas —habla Joy.
—Cállate —alza su voz, TaeHyung. —Dime para que te compre, corderito —le pide acercándose a JungKook, pasando por alto la presencia de su asistenta y su sobrina.
—Para fingir una familia feliz, lo hacen siempre —responde el castaño, sin bajar su mirada, estando a escasos centímetros de Raven. —Pero te dejaré algo claro, Kim Raven Taehyung —Jeon coloca su mano derecha sobre el pecho del mayor. —Más vale que me respetes o te juro que todos sabrán lo que en verdad pasa en nuestro núcleo familiar —da unas cuantas palmadas en el pecho del pelinegro, mientras mira con brevedad a la pequeña Hope pasearse por la oficina de su tío.
—Creo que te estás equivocando, JungKook —dice Kim, con prepotencia y altanería.
—No, no lo creo —el menor se aleja sin temor de su comprador.
—Las órdenes las doy —le recuerda Kim, tomando la mano derecha de JungKook.
—No obedecere tus órdenes hasta que me respetes. Ahora suéltame, TaeHyung —le pide con seriedad el castaño.
—¿Crees que esto es juego? —lo cuestiona exaltado el pelinegro, asustando a Hope.
—Yo no, pero al parecer tú sí —contesta Jeon.
La pequeña Hope a pasos tambaleantes llega hasta JungKook, se aferra a sus pantorrillas con fuerza, mientras suelta pequeños sollozos.
—Suéltame —le exige el menor, desviando su mirada hacia la pequeña rubia, que se aferra a sus pantorrillas. —Tranquila princesa, el tío no quiso gritar de esa manera —dice JungKook, tomando a la pequeña, para a recostarla sobre su pecho.
Sin decir más nada el castaño se gira y se encamina hacia la puerta.
—Ven acá —demanda la potente voz de Kim.
—Gracias, pero no gracias.
—JungKook —articula entre dientes el millonario, desesperado.
—Tengo cosas más importantes que hacer como para seguir viendo como ocultas nuestro dulce matrimonio —el castaño se detiene frente a la asistente de Kim. —Adiós Joy, sigue insistiendo, tal vez ahora tengas suerte y el idiota te folle —se despide el menor.
TaeHyung cansando de ver a JungKook comportarse de esa manera, camina hasta él de teniéndolo bajo el marco de la puerta, impidiendo su salida.
—¿Qué mierda te pasa? —lo interroga TaeHyung con ceño fruncido.
—Me pasa que no me dejas cumplir mi contrato, y sabes que, si tú no piensas respetarme tampoco te respetaré. Y mucho menos haré lo que me pidas. Entiendes lo que me pasa, o deseas que te lo explique con una presentación.
—Te estas creyendo demasiado —verbaliza entre risas, Kim.
—No me creo demasiado, Raven. Simplemente pido que me respetes como lo han hecho el resto de mis compradores.
—No me compares con el resto de idiotas —le pide TaeHyung.
—Sabes, sino quieres hacerlo solo cancela mi contrato y escoge un nuevo esposo. No permitiré que alguien como tú, me humille frente al resto de su asquerosa clase —farfulla el castaño. —Ahora me retiro, Hope debe comer su merienda y tomar su siesta —JungKook da tres pasos al frente saliendo por completo de la oficina de JiMin. —Por cierto, gracias por notificarme que eres tú quien le deposita el dinero al médico de Hope, seguro y quede como un esposo idiota frente a él. Y en un futuro cercano, seré el hazme reír de todos tus empleados debido a tu falta de madurez —hace una pausa. —Nos vemos, cariño —dice con voz fingida el menor.
Detesta a TaeHyung, pero eso no le impide defenderse y pelear por ser tratado de mejor manera. Ha sido comprado para seguir órdenes de su comprador, pero no lo hará si este no lo trata con respeto frente al resto de personas.
Es un ser un humano y se merece ser tratado con respeto, le importa poco si Kim cancela el contrato. No piensa soportar ser visto como el "esposo" al que le son infiel, eso no lo permitirá.
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