21
—Papá, puedes darme solo un segundo —le pide JungKook.
El señor Jeon mira Kim, niega y se dirige hasta la mesa en la que el millonario y su sobrina se encuentran, ignorando a su hijo.
—Espera, papá —alza un poco su voz el castaño, siguiéndolo de prisa.
—¿Qué sucede, JungKook? —pregunta Raven, al ver al señor frente a él.
—Entonces es cierto —dice el señor Jeon, observando a TaeHyung y luego a su hijo.
—No lo hagas —le pide el castaño casi en una súplica. —Al menos no aquí —le aclara el chico.
—Bien, entonces salgamos —espeta el señor Jeon.
—Te presento a mi padre —susurra el menor. —Toma a Hope, llevaré la bolsa —le ordena JungKook a TaeHyung.
Salen del centro comercial, Raven, el cual carga a su sobrina mira a su esposo detenerse al lado de su padre.
—Dije que no aquí —le recuerda JungKook a su padre, dándose la vuelta para ir al estacionamiento.
El chico llega hasta la camioneta, abre el baúl e introduce el juguete de Hope, junto a las bolsas de ropa.
—JungKook —lo llama su padre.
El menor suspira, sabía que esto sucedería, pero al menos esperaba que su hermano mayor le ayudará explicándole algunas cosas a su padre, pero por lo visto no le ayudo en mucho.
—Señor Jeon, un gusto —lo saluda Raven, al llegar al estacionamiento junto a su sobrina.
—Te vendiste a un millonario —dice con sorna el señor Jeon.
JungKook se gira para observar a su padre.
—¿En serio lo hiciste, JungKook? —lo cuestiona su padre.
—Contesta maldición —exige el señor.
TaeHyung está por hablar, pero JungKook niega.
—Sí —responde el menor.
—¿Sabes en que te convierte eso, JungKook? —lo mira fijamente su padre con esa vista acusadora, juzgadora que le hace doler el corazón.
—No lo digas —le súplica el menor, con sus ojos llorosos y su voz empezando a quebrarse.
—Te convierte en un cualquiera, en un…
—Basta, no merezco me juzgues, no tú —lo interrumpe JungKook. —No tú —lo señala el chico, derramando las primeras lágrimas. —Es injusto que me trates y me mires como lo haces. Sí, me alquilé, sí, me vendí, pero lo hice por ti y Anne —el menor limpia su rostro. —Fui el único que se movió para sacarte de esa mierda por dos años. Perdí mi virginidad con un maldito abusivo desconocido que me alquilo. Besé a hombres con los cuales no deseaba estar, pero lo hacía por ti para que no te matarán, para que no persiguieran a Sana a Anne y a mí. Soporte tanta mierda para que me vengas con tus malditos desprecios —dice JungKook, acercándose a su padre.
Hace una pausa mientras sorbe su nariz.
—No soy un niño papá, perdí toda mi inocencia estos dos años intentando reunir el maldito dinero para liberarte, y estoy harto, cansado de no hacer lo que realmente quiero, de no poder vivir mi vida de forma libre sacrificándome por ti y mis hermanos. Y sabes que, me rindo, no intentaré hacer que me veas como antes, no quiero que te disculpes, no quiero que me busques más, ni que me llames. Te ayude, ahora hazte cargo del resto —el castaño camina hasta quedar al frente de TaeHyung. —Sí, él me compró —señala a Raven. —Pero lo que yo haga con él, es algo entre nosotros, no te metas en mi vida papá. No intervengas en mis decisiones privadas —le pide a su padre. —Recupera a Anne, disfrútala por unos meses porque después iré por ella —le hace saber JungKook.
Se gira sobre sus talones y le da la espalda a su padre.
—Ah —articula el chico deteniéndose antes de entrar a la camioneta. —De nada papá, fue un placer salvarte la vida —es último que dice el menor para luego entrar a la camioneta.
Raven bufa, camina hasta la puerta de la camioneta, la abre y entra sin siquiera darle una mirada furiosa al padre de JungKook.
Dentro de la camioneta, Kim, escucha y mira llorar a Jeon, coloca a Hope en su sillita y abre la puerta de la camioneta.
—¿Qué haces? —lo cuestiona el castaño, con voz gangosa y su rostro cubierto de lágrimas.
—Vuelvo enseguida —contesta TaeHyung, cerrando la puerta y colocándole seguro.
El pelinegro, lleva su mano izquierda al bolsillo de su pantalón, camina hasta el señor Jeon, y hace contacto visual hasta que están frente a frente.
—Con todo respeto señor Jeon, le agradecería que no vuelva a buscar a JungKook, mi esposo —le pide específicamente el millonario. —Mucho menos si es para hacerlo llorar —le aclara Kim—. Desde ahora me encargaré de darle todo lo que necesita, no le faltará nada eso se lo aseguro. Le daré todo lo que se merece, así que no lo busque, él no necesitará más de sus desagradables desprecios.
El señor Jeon, rechina sus dientes, pero no es capaz de articular una sola palabra por el momento.
—Un gusto, señor Jeon —sonríe ladinamente el pelinegro. —Espero y todo haya quedado claro —habla Raven, caminado de nuevo hacia la camioneta.
El padre de JungKook no dice nada, mira subir al millonario a la camioneta y ve como se aleja con su hijo dentro, baja su mirada y niega repetidas veces.
—¿Qué quieres hacer? —le pregunta TaeHyung a JungKook, mientras conduce.
—Ir a casa y meterme a tu piscina —responde el menor con voz más normal, pero con sus ojos hinchados debido al llanto.
El mayor no dice nada, continúa conduciendo sin decir una sola palabra.
—¿Acaso no vas a preguntarme cómo estoy? —cuestiona el menor, incómodo por el silencio dentro del auto.
—No, no lo haré, porque sé que te sientes dolido. Así que no, no voy a preguntarte cómo te sientes, JungKook —contesta Kim.
El castaño asiente, mira hacia atrás y observa a Hope dormida.
—Se durmió —anuncia Jeon, mirando a la niña.
—Está cansada —comenta Raven, observando a su sobrina por el espejo del retrovisor.
El pelinegro entra a su propiedad, conduce con cuidado para no despertar a su sobrina, estaciona frente a la casa, desabrocha su cinturón y baja de la camioneta. JungKook hace lo mismo, pero a diferencia de TaeHyung, abre la puerta trasera para encargarse de Hope.
—Mark, saca las cosas del baúl y llévalas la habitación —le ordena Raven al chófer. —Camile, cuida de Hope —le pide a la sirvienta.
—Pero… —dice JungKook, entregándole la niña a Camile.
—Tú, vienes conmigo, corderito —verbaliza con seriedad TaeHyung, tomando una de las manos del castaño, arrastrándolo a pasos rápidos hasta el lado trasero de la propiedad del mayor.
—Espera, Raven, detente —le pide JungKook. —¿Qué haces? Sé que mi padre se salió un poco de control, pero no volverá a molestar más, lo prometo —articula de forma rápida el castaño con voz cansina.
—Guarda silencio —le ordena Kim, deteniéndose, provocando que el menor se estrelle contra su espalda ancha.
—¿Qué te sucede? —pregunta Jeon, cansado.
—Te pedí que guardarás silencio. ¿Por qué se supone que sigues hablando? —lo cuestiona el pelinegro, mirando a los ojos a JungKook.
—Maldito arrogante —suelta el castaño.
—Cállate —repite Raven, soltando la mano que sostenía del menor.
Alza sus brazos y posa sus manos sobre los brazos del castaño, sobresaltándolo un poco.
—¿Qué es lo que quieres, TaeHyung? —pregunta, derrotado el menor.
—Que te calles de una vez por todas y te relajes —le responde el mayor. —Me pediste venir casa y bañarte en mi piscina —le recuerda Kim.
JungKook mira el lugar y cae en cuenta que están en el jardín trasero, a escasos pasos para caer a la piscina.
—Entonces… ¿Vas a relajarte, corderito? —lo cuestiona divertido, TaeHyung.
—Te dije que no me llames así —le recuerda el menor.
—Bien, entonces voy a ayudarte —sonríe Raven, asombrando a JungKook.
—No, espera, espera —le pide el chico. —Tu traje, estas en tu traje —le recuerda el castaño, al ver las intenciones de Kim al querer lanzarlo a la piscina.
—Compraré uno nuevo, no importa —dice con altivez el mayor.
El castaño lo observa sonriendo, Raven, traga en seco, y luego provoca que ambos caigan juntos al agua.
Salen a tomar aire, JungKook se ríe fuerte, tan fuerte que provoca que los latidos cardíacos de JiMin, se eleven al escuchar el sonido de la risa de su esposo.
—TaeHyung —lo llama el menor.
El pelinegro lo mira y luego recibe un poco de agua en su rostro, Kim, reacciona y le sigue el juego a JungKook, por unos segundos. Segundos en los que aprovecha para disfrutar aquel sonido y mohín de felicidad en el rostro del chico.
—Ahora si —habla TaeHyung. —¿Cómo te sientes? —le pregunta el mayor, acercándose al castaño.
—Mejor, mucho mejor —contesta el menor, mirando los ojos negros de Kim.
El millonario, toma la mano de JungKook y termina con la distancia entre ambos.
—Raven —susurra el castaño, viendo como el rostro del mayor desciende y se acerca al suyo.
—Dime —murmura el pelinegro, sobre los belfos deseables de Jeon.
Las palabras del chico quedan en espera, los labios de ambos se juntan y empiezan a moverse uno sobre el otro, iniciando una exquisita, frenética y excitante ronda de besos.
Se separan para tomar aire, se miran, sonríen cómplices, mientras las manos de TaeHyung, bajan a los muslos de JungKook, para después alzarlo.
Los brazos del castaño rodean el cuello de Kim, al igual que sus piernas hacen lo mismo alrededor de la cintura del mayor.
—Gracias —murmura JungKook, quitando los mechones húmedos pelinegros del rostro de TaeHyung.
Con su brazo izquierdo el menor se sostiene del cuello de Kim, y con su mano derecha acaricia una de las mejillas del mayor. Sonríe agradecido y luego besa los labios de Raven, para iniciar otra ronda de besos.
Pero no cualquier tipo de besos, son de esos besos que desestabilizan murallas, que invitan a la locura, besos que remueven sentimientos y te exponen, de esos que te hacen frágil. Besos que te aclaran emociones en cada batalla de lenguas, de esos que te incitan a seguir y no detenerte, besos adictivos, de esos que atrapan y te marcan para siempre.
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