JiMin, el CEO millonario Raven Corp., y Raven Security, había tenido que acoplar su agenda de trabajo para pasar tiempo con su sobrina.
Había decidido no contratar un nuevo asistente personal, no, sin hablar antes con Jungkook. Así que su recepcionista cumplía ambos roles, teniendo el doble de trabajo.

—Hope, está lista —anuncia, Camile.

Raven sale de la habitación con un listón color amarillo de su habitación, se acerca a su sobrina y se lo coloca en su moñito.

—Ahora sí —pronuncia el pelinegro, extendiéndole su mano a su sobrina.

—Amos —articula feliz la rubia.

—Volveremos pronto —se dirige Park a Camile, mientras toma la maleta de Hope.

—Vayan con cuidado —dice la empleada, caminando tras su jefe.

JiMin sube a su sobrina a su camioneta, se cerciora de sujetar bien el cinturón y luego entra al vehículo y conduce rumbo al centro comercial.

Quería comprarle una casa de Ponys a su sobrina, ya que cada vez que veía el anuncio en la televisión se ponía de pie y señalaba la pantalla emocionada, mientras brincaba en el colchón de la cama de su tío.

En los planes del millonario también estaba el comprarle una casa a Anne, pero está sería de muñecas Barbies.

Su celular suena, el pelinegro rebusca en la guantera su auricular, cuando lo encuentra lo coloca en su oído derecho y atiende la llamada.

—El ramo de Jazmines azules con girasoles más grande, junto con las bolsas de ropa Givenchy, fueron enviadas a la casa del señor Jeon —le informa su recepcionista y ahora también asistenta.

—Gracias, Liz. ¿Llamaste al señor Jeon? —cuestiona JiMin.

—Sí, me notificó el recibimiento y luego me llamo para corroborar que había enviado los presentes a su hermano —responde la mujer.

—Muy bien, de nuevo gracias, Liz. Manténme al tanto de lo que suceda —le ordena.

—Así será —articula amablemente la mujer.

Al llegar al centro comercial el pelinegro entra al estacionamiento, baja la ventanilla y presiona el botón del quiosco, y este le entrega un pequeño recibo el cual, guarda en la guantera.

—Señor Raven —lo saluda el vigilante.

El mencionado asiente y luego arranca, llega hasta su estacionamiento personal, apaga el motor de la camioneta, se retira el cinturón, toma la maleta y luego baja del vehículo.

Abre la puerta trasera, le retira el cinturón a su sobrina y la baja con cuidado, guarda las llaves en uno de los bolsillos de su pantalón y toma la mano de Hope.

Suben al elevador y presiona el botón que los sube a la primera planta del centro comercial.

—Voy a comprarte la casita de Ponys —le hace saber a su sobrina.

—Onys —intenta repetir, Hope.

—Sí, Ponys —dice mientras sonríe.

Salen del elevador y JiMin intenta recordar el lugar exacto de la tienda de juguetes.

Cuando lo ha recordado, camina en dirección al lugar junto a Hope. La pequeña al estar cerca de la tienda empieza a intentar soltarse del agarre de su tío, Park, la mira confundido, la niña se queja y él suelta su manita.

Hope se aleja de su tío corriendo a su manera hasta otra niña, la abraza y se aferra a ella, la otra pequeña se gira y JiMin reconoce a Anne, la hermanita menor de JungKook.                  

—Hope —escucha Park, la voz del castaño.

Raven traga grueso, mira su camisa y la acomoda intentando verse presentable ante JungKook.

—Hola, Anne —saluda el pelinegro a la niña.

—Hola —dice con una sonrisa la pequeña.

—Sana —susurra Park, mirando a la hermana del chico. —Hola, JungKook —espeta nervioso el millonario.

—Hola, JiMin —contesta el saludo el castaño, mientras deja a Hope en el suelo junto a su hermana.

Ambos se miran fijamente, el corazón de JungKook palpita de manera acelerada, tal cual y como palpita con todos los mensajes que Park le ha enviado en el transcurso de la semana.

Tenían una semana de no verse, de simplemente intercambiar alguno que otro mensaje de agradecimiento que JungKook le enviaba, por mandarle flores todos los días, ropa y mucha comida.

—¡Amos! —grita Hope, tirando de la mano a su tío.

JungKook sonríe al ver a Hope intentando mover a su tío.

JiMin asiente con una sonrisa ladina, al sentir ese palpitar en su pecho al ver al castaño sonreír.

Anne toma la mano de Hope y ambas niñas sigue a Raven.

—Anne, no —dice Sana.

—Ann, tú no —articula, apenado JungKook.

—Venía a comprarle un obsequio a ambas, será rápido, pero sí...

—No, no hay problema, los esperaremos en aquella banca —interviene Sana, señalando el lugar, mientras JungKook se acerca a ella.

—Sino te sientes cómodo —dice Park, dirigiéndose al castaño.

—No, no, está bien, no me siento incómodo, vayan —habla con nerviosismo, JungKook.

—Vamos, niñas —masculla JiMin, entrando a la tienda junto a Anne y Hope.

—No digas nada —le pide el castaño a su hermana.

—Deberías ver tu rostro —bromea Sana.

Ambos hermanos toman asiento en la banca.

—Tus ojos se ensancharon y tú mirada brillo al verlo —agrega la castaña, sosteniendo la mano izquierda de su hermano menor.

—Sana —articula, tímido el chico.

—Y él —dice, emocionada. —Cuando te vio sonreír también lo hizo, y su rostro se llenó de tanta felicidad como si estuviese más que seguro de lo que siente por ti —suelta la castaña.

—Sana, lo digo en serio —murmura JungKook.

—Yo también lo digo en serio, JungKookie —articula la chica.

Luego de unos minutos más, Raven, sale de la tienda empujando una carretilla con dos cajas dentro y otras más pequeñas, y con Hope sentada en el pequeño asiento para niños. Anne, por su parte, camina al lado de JiMin, sosteniéndose de un pedazo de camisa del pelinegro.

—Dijo un obsequio. ¿Verdad? —cuestiona Sana, mirando al hombre junto a las niñas acercarse cada vez más a ellos.

—Sí —responde JungKook.

—Pero trae dos cajas grandes y muchas pequeñas —susurra admirada.

—Así es él —comenta el castaño. —Anne y Hope son su debilidad —añade.

—Y tú —agrega la castaña.

—Esperamos no habernos tardado demasiado —habla JiMin, cuando está frente a JungKook y Sana.                                  
—No, para nada —dice la castaña, mirando las cajas de juguetes.

Mira una de las casas grandes y cuando da con el precio, sus ojos se ensanchan y mira de forma rápida a su hermano.

—Es carísimo —suelta la chica.

—Lo sé —susurra JungKook, mirando a su hermana de forma divertida —Gracias, JiMin —agradece el castaño.

—No es nada —dice el millonario.

—Anne y Hope, tienen demasiada suerte —confiesa la castaña.

—Sana —le llama la atención, JungKook.

—Podemos..., podemos caminar y hablar —se dirige JiMin al chico.

—Yo llevo la carretilla —habla contenta, Sana. —Anne, sujeta mi blusa —le ordena a su hermanita.

El pelinegro se acerca un poco a JungKook, se sonríen mutuamente y luego empiezan a caminar juntos.

—Gracias por las flores y el resto de obsequios —rompe el hielo el menor.

—Espero y te guste lo escojo para ti —dice Park.

—Sí, me gustan mucho —acota el castaño.

—Y te quedan bien —agrega JiMin, dándose cuenta que viste una de las camisas blancas Chanel, qué le había escogido y enviado. —Te ves hermoso, corderito —lo elogia, Raven.

Las mejillas del menor se colorean de un leve rubor, el chico al inicio desciende su mirada y luego decide mirar hacia otro lado.

—Tú te ves guapo —suelta nervioso, JungKook, para luego carraspear su garganta.

—Sí, bueno, creo que es porque estoy caminado a tu lado después de una larga, entretenida y complicada semana —espeta el mayor.

JungKook asiente. Y luego ambos permanecen en silencio.

Sana entra al elevador junto a las niñas y la carretilla, por su parte JungKook y JiMin utilizan las gradas eléctricas para llegar al estacionamiento.

—Te extraño, JungKook —confiesa Park, rozando su mano contra la del menor, mientras viajan en las gradas eléctricas. —¿Tú me extrañas? —lo cuestiona JiMin, cuando bajan de las gradas.

—Cada minuto —musita el castaño en voz baja.

El millonario toma la mano del chico, dejan de caminar y ambos quedan uno frente al otro.

—Sé que podemos lograrlo, corderito —habla el pelinegro, sosteniendo la mano del castaño.

—No pienso rendirme, no pienso perderte, no desistiré aun cuando estés a mi lado —le manifiesta el mayor. —Te llenare de obsequios, de sorpresas, pero sobre todo de felicidad y amor —dice JiMin, acariciando con la yema de sus dedos el dorso de la mano del chico—. Te amare cada día, te lo aseguro.

JungKook suelta un suspiro, coloca su otra mano sobre la de JiMin y lo mira fijamente a los ojos.

—Debo irme —murmura el menor.

Raven lo mira y asiente. Aún tomados de la mano llegan hasta el auto de Sana.

Park se encarga de subir al auto la casa de muñecas que compro para Anne, y el resto de juguetes que la pequeña escogió.

Sana y Anne se despiden de Hope y luego entran al auto.

—Aliméntate bien, juega con Hopie y cuídate mucho —le pide JungKook.

—Haré eso sí tú también lo haces —le propone Park.

—Siempre lo hago —replica el chico.

—Voy a esperarte, y no, no voy a cansarme porque te amo —admite Raven.

Se acerca a JungKook, alza sus brazos y coloca sus manos sobre las mejillas del menor, el cual lleva sus manos a las muñecas del mayor.

—Te amo, Jeon JungKook.

El castaño pasa saliva y lo único que hace es asentir.

JiMin, acerca su rostro al de JungKook, lleva sus labios hasta la frente del chico, deja un beso sobre la piel blanquecina y luego se aleja del menor.

Toma la carretilla con los juguetes y su sobrina dentro, y luego camina hacia su camioneta mientras carga la maleta de Hope, sobre sus hombros y espalda.

JungKook se gira, sus ojos se llenan de lágrimas que no derrama, entra al auto y le pide a su hermana que arranque.

Cuando salen del centro comercial, un mensaje cae al celular del menor, lo desbloquea y abre el mensaje de su esposo.

—Hope y yo, te seguiremos esperando, corderito. Recuerda que te amo, y nada ni nadie podrá cambiar lo que siento por ti, JungKook.

El chico suelta un suspiro, guarda su celular y permanece en silencio recordando las últimas palabras que Raven le ha dicho, junto al casto beso que ha dejado el millonario sobre su frente.

Y es que no importa cuánto la mente intenté negar lo que sentimos, al final, el corazón confirma aquellos sentimientos fuertes al ver a la persona indicada frente a nosotros.

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