34
—¿Qué harán ahora? —pregunta JungKook al resto de su familia.
—Yo volveré a mi casa y continuaré con mi trabajo —responde Chanyeol.
—Trabajaré en la tienda y arreglaré el cuarto de la parte trasera para vivir allí —espeta el señor Jeon.
—¿Seguro que estarás bien, padre? —lo cuestiona el mayor de los hermanos.
—Sí, se cómo salir adelante, quiero que ustedes vivan sus vidas libremente ahora —dice el señor, observando a sus cuatro hijos con cautela.
—Yo pienso quedarme por un tiempo en Londres, trabajaré junto a papá para reunir dinero y luego quiero mudarme a Manchester. Conseguiré un trabajo de medio tiempo y entraré en algún cursillo de algo útil —acota Sana, sonriendo ampliamente mientras abraza a su hermanita menor. —¿Qué hay de ti Jungkookie? —pregunta la chica.
—Regresaré a la casa de JiMin, empezaremos desde cero. Puedes vivir en esta casa mientras reúnes dinero Sana.
Su hermana asiente.
—Anne vendrá conmigo, si desean pueden convivir con ella los días que quieran, pero deben informármelo primero. Seré responsable de ella en todos los aspectos —les aclara el castaño.
—Pido tenerla los fines de semana —habla Chanyeol.
—¡Oye! yo quería los fines de semana —se queja Sana.
—Podemos salir los tres juntos, no te enfades —menciona entre risas el peligris.
—No puedo, los fines de semana la tienda está en más movimiento —dice la chica.
—Quiero tenerla por las tardes —masculla el padre, ganándose la atención de todos. —Me gustaría enseñarle algunas cosas que su madre les enseño a ustedes tres cuando eran pequeños —añade.
—Yo estaré allí, así que será bueno enseñarle cosas de chicas —agrega Sana, mirando a su hermano menor, esperando a que apruebe la idea de su padre.
—Está bien, pero deben llevarla a casa temprano y recogerla en el kínder —les ordena JungKook a su padre y a su hermana.
—Entendido —dice con tono feliz, Sana.
—Channie, ¿puedes llevarme a casa de Raven? —se dirige el castaño al peligris.
—Por supuesto —acota el mayor.
—Vamos niñas —las llama JungKook.
—JungKookie, hijo —masculla el señor Jeon, llamando la atención de su hijo menor.
—¿Sucede algo? —lo interroga el castaño, mirándolo con cuidado.
—Necesito que me escuches &habla en voz baja el señor.
JungKook mira a sus dos hermanos junto a las niñas.
—Estaremos afuera —comenta Chanyeol, tomando la mano de Hope.
Sana coge la mano de Anne y sigue los pasos de su hermano mayor.
—Hijo —se acerca el señor. —Quisiera disculparme, pero te conozco y sé que, si lo hago, sería un insulto para ti. Eres como tu madre —sonríe al recordar a su esposa y madre de sus cuatro hijos. —Estoy agradecido contigo y tus hermanos, pero más contigo —JungKook, alza su vista al escuchar lo que su padre dice—. Sé que fuiste el que más se sacrificó, y...
—No lo hice para que agradezcas papá —lo interrumpe. —Lo hice porque considere que era lo correcto, porque sé qué harías lo mismo si se tratase de alguno de nosotros en esa situación. No quiero tus disculpas y créeme que no necesito tus agradecimientos para saber que estas orgulloso de mi accionar, pero... —el castaño guarda silencio por unos segundos. —Hice cosas de las que no me siento y me sentiré orgulloso el resto de mi vida, pero que estoy seguro que las volvería hacer si tú o alguno de mis hermanos está en peligro —dice el menor, derramando unas cuantas lágrimas frente a su padre. —Y escucharte decir que estas agradecido u orgulloso solo me provoca repulsión, porque los recuerdos de esas noches indeseables vienen a mi mente, y créeme que no disfruto recordar ese tipo de cosas —el chico hace una pausa breve mientras sorbe su nariz—. Y sé que nadie me pidió hacerlo, pero es la única opción que encontré para poder conseguir dinero. No voy a disculparme luego de haber visto tu rostro lleno de decepción al verme, lo hecho, hecho esta y no puedo borrar lo que ya ha acontecido.
Se detiene, limpia su rostro, ve a su padre y sonríe de manera débil.
—Voy a vivir junto a JiMin —le esclarece el castaño. —Y no te estoy pidiendo permiso papá, te lo estoy haciendo saber. Sé que piensas que es parte del contrato, pero créeme que no es así, ya no, desde hace mucho tiempo las cosas entre él y yo cambiaron —sorbe su nariz una vez más. —Quizás suene loco, pero él en serio me quiere —confiesa el menor entre sollozos a su padre. —Quiere algo serio conmigo, y yo también. Es tonto y posiblemente suene a una completa locura, pero él se enamoró de mí, el millonario que me compró se enamoró de mí —sonríe mientras imparables lágrimas abandonan sus ojos y recorren su rostro nuevamente.
—Está bien, hijo —habla en voz baja el señor Jeon, arrullándolo en sus brazos—. Es tu oportunidad de ser feliz y nadie de la familia va a impedírtelo, ¿me escuchas?
JungKook asiente mientras solloza y llena de lágrimas la camisa de su padre.
—Y si alguien más no quiere dejarte ser feliz junto al joven millonario, lucha, luchen por lo que realmente desean —le aconseja el señor, limpiando el rostro de su hijo. —Mereces ser amado de todas las formas posibles, Jeon JungKook—concluye, dejando un beso sobre la frente del castaño. —Te amo hijo —dice el señor Jeon, mientras se aleja de él.
El chico asiente, deja salir unas cuantas lágrimas más, lleva su mano derecha a su pecho y deja salir un enorme suspiro.
—También te amo, papá —masculla entre dientes el menor.
Luego de limpiar su rostro y de obligarse a dejar de lloras, JungKook abandona la casa que Raven le había comprado con la maleta de Hope sobre uno de sus hombros, con las escrituras dentro.
—Toma, Sana —la llama JungKook, entregándole las llaves de la casa. —No hagas nada estúpido, vamos a enterarnos si lo haces —le hace saber el castaño señalando a Chanyeol.
—Cuídate JungKookie, te amo. Los viernes por la noche te visitaré en esa enorme mansión, te llevaré las compras —habla emocionada la chica, mientras el castaño niega.
—Sera para que pasemos tiempo de hermanos —agrega Sana.
—Entonces también te visitaré los viernes, así los tres estaremos juntos —se agrega a la conversación el peligris.
—Esperen, esperen —los detiene JungKook.
—Debo comentárselo primero a JiMin, no sé cual será su respuesta.
—Vamos JungKookie, claro que sabemos cuál será su respuesta —comenta Sana, alzando sus cejas de forma divertida haciendo reír a Chanyeol.
—¿Ah, sí? Entonces dime cual será su respuesta, porque yo no lo sé —replica el chico.
—Dirá que sí, vamos —contesta acercándose a su hermano. —Esta coladito por ti, no sería capaz de negarte nada —agrega.
—No me dejo vivir aquí —se queja JungKook, como un niño pequeño.
—Yo tampoco lo haría fuera él —menciona Chanyeol, ganándose una mirada llena de asombro por parte del menor. —No me veas así, JungKookie —le pide el peligris—. Mamá nos heredó su belleza.
—Idiota —es lo único dice el castaño para luego entrar al auto.
—Nos vemos hasta el viernes, hermanos Jeon —alza su voz Sana.
—Aun no es un hecho —le recuerda JungKook.
—Si lo es, pero te niegas aceptarlo. Adiós hermanito —se despide la chica.
En el viaje en carretera hacia el centro de Londres, donde la lujosa casa del millonario Raven se encontraba. JungKook y su hermano intentan distraer a las pequeñas cantando canciones infantiles o inventadas.
Hope no ha parado de quejarse, esta aburrida y el que estuviera acostumbrada a viajar en auto mientras miraba sus caricaturas no estaba siendo de mucho beneficio para ambos. Las niñas se encargan de dejar sin batería el celular de Chanyeol y JungKook.
—Por favor, dejen de quejarse —les pide el menor.
—Solo una cuadra más —comenta el peligris.
—La que siga quejándose no se bañara en la piscina —dice JungKook.
Las niñas guardan silencio y llevan su atención a los arbustos con formas de animales que adornan la propiedad de Raven.
—Por fin —balbuce el castaño, saliendo del auto.
El chico se encarga de retirar el cinturón a ambas niñas.
—Anne, espera —le pide JungKook.
Su hermanita se detiene y se queda de pie, Hope la observa, retrocede y llega hasta donde la castaña se encuentra.
—¿Estarás bien? —cuestiona el castaño a su hermano.
—Por supuesto —afirma, sonriendo Chanyeol.
—Te preguntaría lo mismo, pero sé que estarás bien —dice el peligris, atrayendo el cuerpo del menor hacia el suyo. —Pero si algo anda mal, sabes que puedes llamarme sin ningún problema —le recuerda el mayor.
—Lo sé —susurra JungKook, correspondiendo el abrazo de su hermano.
—Channie ama a JungKookie —murmura el peligris.
—JungKookie ama a Channie —dice en voz baja el castaño.
El mayor sube al auto, JungKook toma con su mano derecha la manita de su hermana y con la izquierda coge la de Hope, mientras carga sobre sus hombros la maleta de la rubia.
Toca el timbre y solo unos segundos más tarde la puerta es abierta por la sirvienta.
—Camile —la saluda JungKook, eufórico.
—Joven JungKook —lo recibe de la misma manera la sirvienta. —Hope —dice al ver a la rubia. —¿Cómo te llamas? —pregunta Camile a la hermanita de JungKook.
—Anne —contesta la pequeña.
—Un gusto, Anne —dice la sirvienta, regalándole una gran sonrisa. —Por favor, pasen —les pide Camile.
La sirvienta le retira la maleta a Jimin de sus hombros y el castaño sigue los pasos de Hope y Anne.
—¡Mila JungKookie! —alza su voz Anne.
—¡Ila UnKook! —grita Hope.
El castaño mira hacia donde las niñas señalan percatándose del sinfín de jazmines azules regados por toda la sala de la casa y parte de las escaleras.
—Son bellísimas —dice feliz JungKook, llevando una de sus manos a su boca.
—Miles de jazmines azules &escucha decir tras él.
El chico se gira y se encuentra con la silueta de un apuesto y cómodo JiMin, vistiendo solo su camisa de vestir color celeste con tres botones sueltos, mientras sus manos reposan dentro de los bolsillos de su pantalón color azul, mirándolo fijamente.
—¿Y? —articula coquetamente, alzando su ceja derecha.
—Eres un presumido —murmura JungKook, mientras ríe. —Son hermosas —añade.
—Y son tus favoritas —agrega el millonario. —¿Entonces te encanto mi obsequio? —pregunta el pelinegro.
El castaño se queda en silencio, mira hacia atrás y observa los miles de jazmines azules con los cuales Hope y Anne parecen divertirse. Regresa su mira hacia el frente, sonríe y luego trota hasta donde Raven se encuentra.
El millonario saca sus manos de los bolsillos de pantalón en el momento que observa a ese lindo chico respondón correr en su dirección, extiende sus brazos y carga al castaño, posando sus brazos bajo los muslos del menor.
JungKook deja un beso sobre la punta de la nariz de Park, provocando que cierre sus ojos. Aleja sus labios un poco y luego los coloca sobre los delgados labios de Raven.
—Me encanta este obsequio —le hace saber JungKook, sonriendo ampliamente para JiMin, alborotando el corazón del millonario.
—Un punto más para mí —dice con aires de superioridad el mayor. —¿Por qué tardaste tanto? —lo cuestiona Park.
—Hable con mis hermanos y mi padre —acota el menor.
—Y lloraste —añade el mayor.
—Solo un poco —dice en voz baja el castaño. —¿Cómo supiste que llore? —inquiere.
—Conozco tu rostro —le hace saber JiMin.
—Claro —murmura JungKook, abrazando el cuello de Raven con sus brazos. —Tengo dos cosas que comentarte —confiesa el chico, para luego presionar sus labios convirtiéndolos en una delgada línea.
—Dime —susurra Park, dejando pequeños besos sobre la mejilla izquierda de JungKook.
—Me traje a Anne conmigo y mis hermanos quieren visitarme los viernes por la noche —suelta de forma rápida el castaño. —Anne no será mucha molestia, es obediente y si no quieres que mis hermanos entren a tu casa nos reuniremos en el jardín —expone JungKook.
—Está bien —dice JiMin.
—¿Esta bien qué? —pregunta el castaño confundido.
—No tengo problemas en que Anne venga contigo, yo también tengo a Hope, es justo para ambos —contesta Park. —Y con el tema de tus hermanos, no tengo problema alguno, si eso te hace feliz está bien por mí, aprovechare ese día para divertirme junto a Hope y Anne. Haremos lo que tú haces con ella —espeta. —¿Cómo lo llamas? —inquiere, frunciendo su entrecejo.
—Pijamada —articula divertido JungKook.
—Eso —dice el millonario.
—Gracias —musita el castaño sobre los labios de JiMin.
Después de aclarar las cosas, JungKook, Anne, JiMin y Hope, salen a la piscina con trajes de baño listos para tomar un baño y divertirse los cuatro juntos. Empezando desde cero con sus corazones latiendo de felicidad, acompañados de esas sonrisas que constatan la felicidad de las cuatro personas dentro de aquella piscina.
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